CONTIENE:
-BALLBUSTING MUJER/HOMBRE
-SEXO HETEROSEXUAL
Cuando Simón llegó a casa quedó
completamente impactado, no tuvo que pasar mucho tiempo para que su pene se hinchara adquiriendo la dureza del hierro y se elevara en el pantalón. Su
esposa Claudia estaba completamente en top con una diminuta bombacha, en zapatos de tacón alto y el cabello ondulado le caĆa por la espalda.
āĀæDónde estĆ” el niƱo? āpreguntó pese a
la excitación.
āMi madre lo vino a buscar, asĆ que
quise aprovechar.
āĀ”aprovechĆ©monos!
El galÔn corrió hacia su mujer,
rodeÔndola con sus enormes brazos, besÔndola apasionadamente. Claudia rió al
sentir los finos labios de Simón posarse sobre sus senos, lamiéndolos. Seguido el marido le recorrió la
cintura, su figura esbelta, dio un masaje en las piernas oliendo la zona sexual de la
mujer, olĆa a perfume. Se enderezó para besarla. Claudia le frotó la espalda y
le apretó las nalgas, Simón sà que era dueño de la mejor verga que probó en su
vida, pese a no fueron muchas. Se acordó de su amiga Alicia y la recomendación que le dio una vez, eso aumentó su deseo y...
āĀ”AAAAAAAAAAAAAAHHHHHH! āSimón retrocedió
a toda marcha de su esposa con las manos en las bolas mientras cerraba los ojos y abrĆa mucho la boca mostrando los dientes.
Claudia bajó el pie al suelo después
de clavar la rodilla entre las piernas del joven, fue una exquisitez sentir
como se elevaba sobre su rótula un pedazo del bulto que contenĆa sus bolas y las hundĆa contra la
pelvis.
Simón cayó de rodillas al suelo y sin fuerzas, con los
ojos abiertos como platos y la respiración entrecortada.
āOtra vez...... Ā”Claudia!...... Āæpor
qué......... por qué matas una erección as�
āĀ”No seas ridĆculo, Simón ādijo ella
acercĆ”ndose a Ć©lā. Yo sĆ© que esto te encanta, como a todos los hombres.
ā”¿QuĆ©?!... ādobló las cejas el hombre acariciando con la punta de sus dedos sus cojones adoloridosā. A mĆ esto no me
gusta...... ĀæA caso estĆ”s loca?...... planeas que no celebre nunca mĆ”s el dĆa
del padre.
Claudia lo miró con ternura.
āPero mi amiga Alicia dijo que a todos
los hombres les gusta que le peguen en los cocos.
āĀæAlicia? Ā”Alicia es una perra loca que doblega al marido! āexclamó
Simón moviendo las manosā. ĀæCómo le das importancia a las palabras de esa loca?
āElla lo comentó. Que a todos les
gustaba... sólo que a muchos les dÔ pena asumirlo, yo pensé que tú estabas en
ese lote.
āNo, cariƱo ānegó el esposo con pesarā,
¿cómo crees que me gusta que me den golpes en esa zona tan delicada? A todos
los hombres no le gusta eso.
Claudia miró la zona abultada del marido, sus huevos se arremolinaban en la entrepierna formando
una protuberancia que a ella le encantaba y volvĆa loca.
āPor eso te lleve hasta la casa de ella.
Para romper el hielo, a su esposo eso le fascina.
āFernando es un pobre idiota, un pelele. Ā”Mandilón!
āperdón, amor.
āY yo como un cretino pensando que era a
ti quien le gustaba.
Claudia rió al igual que Simón, ella
dijo:
āObviamente fue un problema de mala
comunicación.
āAy, Claudia āsuspiraba Simón colocando
las manos en el suelo, sentĆa sus bolas pesarā. Eres una mujer tan pero TAN
inteligente que vienes y crees las estupideces de una mujer chiflada, pecaste
de bruta o tonta.
Claudia abrió sorprendida la boca y
lanzó una suave patada a la entrepierna del marido, que no hizo mÔs que
sobresaltarse levemente.
āAy... jajajaja, ahora admito que era yo quien creĆa que ese
fetiche te gustaba y no querĆas admitirlo directamente.
āNo... pero... ĀæPero, tienes algĆŗn fetiche, Simón?
El hombre sonrió pĆcaramente, mostraba
los dientes.
āNo, creo que no.
āIrĆ© a vestirme.
āNo, seƱora ādijo acercĆ”ndose a ella
para abrazarlaā. Usted y yo aprovecharemos esta ocasión.
āĀæTe duelen las pelotas?
āUn poco.
La llenó de besos y se tiraron al
suelo, Ć©l encima de ella empujando la erección que tenĆa en el pantalón, misma
que Claudia sentĆa y le causaba hambre de sexo.
Por su parte ella tenĆa un fetiche, o
eso creĆa, pero le fascinaba palpar la dura y gruesa espalda del marido asĆ
como tocar sus glĆŗteos y darle nalgadas, mĆ”s de una vez lo habĆa hecho durante
el coito, miró al espejo mientras la tocaba. ĀæserĆa fetiche?
Simón durante su adolescencia descubrió
la abundancia de su semen, siempre parecĆa un caudal de lava blanca. Entonces
desarrolló una excitación al ver como su semen se disparaba de su verga para
formar una masa pastosa en la cara o parte del cuerpo de sus novias. Eso debĆa
ser un fetiche, según él.
Claudia se paró del suelo y llevó al
marido al cuarto matrimonial, le quitó la camisa y besó el pecho y los
abdominales, volvió a tocar su espalda y las nalgas de Simón.
Ćl le quitó el brassier a la mujer,
sonriendo al observar los pezones rosados, los cuales chupó y tocó por largo
rato.
Claudia desabrochó el pantalón del
hombre, lo pasó por sus piernas y dejó a un lado observó la vĆbora que se
guardaba en el calzón, gruesa, larga y monstruosa.
āĀæQuĆ© es esto, eh? āpreguntó con un
brillo en los ojos.
āUn animal fornido que quiere que lo
comas, mi bella.
Claudia tragó saliva y culminó por
desnudar al marido. AllĆ observo la verga erecta llena de venas, las pelotas
colgaban intactas hermosamente grandes, metió cada una en la boca y chupó como
si se trataran de inmensos caramelos. DespuƩs fue el turno de la polla que
lamió desde la cabeza hasta meterla por completo en la boca dejÔndola por
algunos segundo sin respiración.
Estaban de pie, Simón le rogó que dejara
de hacerle sexo oral, quizƔs porque no deseaba eyacular tan pronto lo cierto es que la verga ya le palpitaba sola. Cuando
Claudia se enderezó la besó en la boca, sintió el sabor de su pene y le gustó.
Luego él bajó por el cuerpo de la mujer y como un salvaje le arrancó la tanga.
Con la punta de la lengua le probó la
vulva, arrancƔndole un gemido a Claudia (el dentista Israel recomendaba no
hacer sexo oral a las mujeres pero eso a Simón no le interesaba). Siguió
pasando la boca por la vagina de su esposa. Besando los labios vaginales, acariciaba el clĆtoris y hasta le introdujo uno de los dedos.
Finalmente Claudia arrojó a Simón a la
cama, donde rebotó. Ćste sujetó el falo apuntandolo al techo.
āĀæPor quĆ© no te sientas aquĆ, querida?
Claudia rió, se arrodilló en la cama
colocÔndose encima del pene de Simón. Lentamente y con ayuda lo fueron
introduciendo dentro del cuerpo de ella, Claudia gimió al sentir como la
palpitante verga se abrĆa paso dentro de sus paredes vaginales sentĆa un cosquilleo
que la excitaba como loca.
Simón movĆa la cadera hacia arriba y
abajo, embelesado mirando las tetas de su mujer, con una mano le acariciaba los
pezones sacando cosquillas. Claudia, por su parte, se movĆa adelante y
atrĆ”s apoyando las manos en el hombro del marido, gemĆa y abrĆa la boca
emitiendo jadeos.
ācambiemos posición ārogó Simón al poco
rato.
Ella se puso a cuatro patas y el macho
la penetro desde atrƔs.
La verga se movĆa dura dentro de
Claudia.
Minutos mÔs tarde Simón besaba los
firmes pechos de su esposa, sonrosados, duros. Los apretaba con ambas manos y
besaba. Claudia le mordĆa el lóbulo de la oreja. La volvió a penetrar hasta sentir que
eyaculaba dentro de ella su chorro descomunal y exagerado de semen caliente como toda su vida.
Mismo chorrete de semen que visitarĆa un ovulo de la mujer.
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