Contiene Ballbusting F/M.
Nancy es una bella Universitaria de 18 aƱos, trabaja en verano en un restaurante, estĆ” falta de dinero para pagar su próximo semestre de ContadurĆa PĆŗblica, asĆ que necesita trabajar, asĆ sea a medio tiempo.
Inicialmente tenĆa problemas en el trabajo con su jefe inmediato, pero ella es una chica decidida y confrontadora, asĆ que pronto logró arreglar el asunto a su favor.
A continuación se narra cómo lo logró.
Nancy labora en una sucursal de la famosa cadena de restaurante de comidas rÔpidas Subway⦠eh⦠quiero decir Supway (asà no se violan derechos de imagen y/o publicidad⦠es Supway).
Restaurante SUPWAY.
En el trabajo, Antonio un hombre de 31 aƱos, quien es el subgerente de la sucursal y nieto del dueƱo del local, se encapricha con Nancy.
El nieto del Jefe.
Antonio es una molestia para todo el personal femenino del restaurante, pervertido y acosador⦠tiene un gusto peculiar por la retaguardia femeninaā¦. el trasero de las chicas lo enloquece.
Desafortunadamente para el caso, Nancy es dueƱa de una cola firme y que luce muy bien en ajustadĆsimas minifaldas⦠atrayendo la atención del nieto del Jefe.
Apenas el estricto y amargado señor Méndez, abuelo de Antonio, contrató a Nancy, ella y el nieto tuvieron el primer roce.
El amargado seƱor MƩndez.
Antonio no pudo evitar quedar embobado observando al detalle el carnoso trasero de la nueva empleada⦠el primer dĆa vestĆa un ajustado traje que le hizo agua la boca.
El trasero de Nancy.
Ante ese trasero a Antonio se le saltaron los ojos de una forma antinatural.
La mirada de Antonio.
La mujer le sorprendió observĆ”ndole la cola y molesta le reclamó: ādeja de verme el trasero, podrĆ”s ser el nieto del jefe pero no dejare que me faltes al respeto!ā.
De inmediato el hombre se disculpó y demĆ”s, al parecer las cosas quedaron calmadas, pero Nancy supo al instante que tipo de hombre era y que los problemas continuarĆan.
AsĆ sucedió!, cada dĆa que pasaba, Antonio cometĆa un acercamiento poco decente para con Nancy.
La cantidad de pĆŗblico en horas de labores, y el cubierto uniforme de las empleadas, no daban pie a Antonio para abordar a la mujer a sus anchas.
Cerca de la hora de la salida, Antonio pedĆa a Nancy quedarse unas horas mĆ”s para ayudarle en las cuentas del negocio, dado los conocimientos de la joven en contabilidad.
Ya cerrado el negocio y ella nuevamente con su ceƱida ropa de calle, para Antonio el momento era perfecto para degustar con la mirada su enorme retaguardia.
Nancy aceptaba aguantarse al hijo del jefe, pues por horas extras ganaba mĆ”s dineroā¦pero mientras mĆ”s tiempo pasaba Antonio junto a ella, mĆ”s difĆcil le era controlar sus impulsos masculinos y terminaba acosĆ”ndola fĆsicamente⦠Nancy sólo soportó tres dĆas las perversiones de Antonio.
PRIMER DĆA.
11:30 de la noche. Nancy ayuda a Antonio en las cuentas, en cierto momento va a la cocina a buscar algo, el verla caminar y menear el trasero, es el lĆmite de Antonio, quien se le lanza por detrĆ”s.
Estando ella frente a la mesa de la cocina, Antonio apoya su entrepierna contra el enorme trasero de la chica, sonriƩndole tontamente, esperando una respuesta positiva por parte de la mujer.
Nancy: āpero que hace!, quĆtate!ā.
El hombre le pide disculpas y trata de calmarla, pero sin mover sus atributos viriles del contacto con la mujer.
La chica se tranquiliza un poco, cansada por lo idiota del sujeto; Ante esta reacción Antonio daba por hecho que ella cederĆa⦠seguramente la posición de Ć©l en la empresa, y su atractivo fĆsico (segĆŗn Ć©l mismo), harĆan que Nancy accediera a sus cochinas intenciones.
Nancy se sintió asqueada por el acoso del nieto del jefe; lo que no podĆa ignorar, era el gran paquete que sentĆa en su trasero, Antonio de seguro tenĆa un gran miembro viril.
Pero la mujer toma las cosas con calma, a su alcance tiene un gran tazón de salsa⦠la salsa secreta del restaurante.
La sonrisa de Antonio desapareció cuando un litro de pastosa y agria salsa le inunda el pantalón y la ropa interior, manchando todo lo que vestĆa de la cintura para abajo; sin duda ropa muy costosa se dañó para siempre.
Nancy: āprueba un poco la salsa secreta!...seguro tu si sabes de que estĆ” hecha!ā.
Antonio se enfadó y reclamó iracundo: āPero que haces mujer!ā.
Seguidamente, la mujer toma una cuchara con lo Ćŗltimo de la salsa secreta, y se la introduce en la boca al pervertido, justo cuando el molesto sujeto abrĆa su boca para lanzarle un grueso insulto.
Nancy: ācĆ”llate! y pruĆ©bala queridoā.
El hombre cesa en su enfado, resignado ante el rechazo de la bella y culona Nancy⦠la cual se aleja con rostro enfadado y se marcha del sitio.
Antonio solo piensa en que pasó, que hizo mal?...pero como la desea!⦠ese trasero!, esas caderas!, en minifaldaā¦.Ufff.
Antonio se limpiaba el pantalón, mientras decĆa en voz baja: āSalsa secreta?, Mamacita, maƱana te harĆ© probar mi salsa secreta!, la que tengo aquĆ en mis huevas!ā.
El sujeto se agarró el paquete. āmujer, todo un litro de salsa te vas a tomar!ā. Estaba decidido a que poseerĆa a esa mujer⦠MaƱana lo volverĆa a intentar.
SEGUNDO DĆA.
10:45 de la noche. Antonio aborda a Nancy, nuevamente en la cocina le coloca su erecto pene entre las nalgas de la mujer con bello trasero, quien siente esta vez mÔs profundo el caliente miembro⦠estÔ a punto de romperle la minifalda.
Nancy se enfada en verdad y piensa: -este tipo sĆ que es molestoso!ā¦se cree un toro o algo asĆ, deberĆa⦠deberĆa patearle losā¦ā¦..-, entonces la mujer observa a su alcance el grifo extensible, y alargĆ”ndolo tras de sĆ riega toda la entrepierna del macho.
Antonio: āque te pasa?, cierra eso!ā.
Nancy: āapĆ”gate un poco, toro bravĆoā.
La mujer no cesa en su actuar, le baƱa por completo y amenaza: āla próxima vez hago pĆŗblico tus cochinadas, gran perro!ā.
Nancy se marcha una vez mƔs, pensado: -que idiota de tipo-.
Antonio con toda la ropa empapada (especialmente en la entrepierna), estĆ” una vez mĆ”s enfurecido, golpea las ollas de la cocina desahogando su frustración: āme las pagarĆ”s putica!ā¦.ese trasero serĆ” mĆo!, de maƱana no pasa este asunto!, LO JURO!ā-.
TERCER DĆA.
10:48 de la noche. Antonio estaba mĆ”s decidido y no pasarĆa vergüenzas hoy, ha aprehendido de sus dos noches de fracasos.
Nancy estaba mƔs linda que nunca, con una minifalda ceƱida a esa protuberantes nalgas.
”Qué Trasero !!!!!.
Para Antonio fue casi imposible ocultar su erección durante la jornada laboral y llego el momento de cogerle una vez mĆ”s ese gran culo⦠”ese culo que lo enloquecĆa!
AsĆ entonces la aborda una vez mĆ”s, pero esta vez la agarra por detrĆ”s, cruzando sus masculinos brazos alrededor de la fĆsicamente frĆ”gil mujer, Ā”es un abrazo de Oso!
Con los brazos inmovilizados, de pie contra la mesa de la cocina y con un duro pene clavÔndose entre sus glúteos, la mujer estÔ sin salida.
Eso es lo piensa Antonio, que expresa: āhoy no te me escapas primor⦠jugaremos esta noche!ā
Nancy siempre mostrĆ”ndose calmada, analiza su situación y rĆ”pidamente planea como zafarse del incomodo tipo, piensa:- este idiota ya me tiene harta!...te crees muy ingenioso no?, Pues ya verĆ”s!ā¦te ira mal el dĆa de hoy, esta noche no la olvidaras en lo que te resta de vida!... me librarĆ© de tu tonto acoso!-.
Nancy: āOk, tu ganas, jugaremos entonces, sólo suĆ©ltame, si?ā.
Antonio no se confĆa de su fĆ”cil ceder: āno te dejarĆ© ir, no soy tonto para soltarte y que te me escapes como ayerā.
Nancy: āes que me lastimas Antonio!, suĆ©ltame y hare lo que quierasā.
Antonio niega con la cabeza, no la soltarĆ”!, empieza a empujar su erecta y hĆŗmeda verga contra la minifalda de la mujer.
Nancy: āesto es un delito Antonio, te puede ir mal si no me sueltasā.
Antonio: āno me denunciarĆ”sā¦mi padre es poderoso, ademĆ”s necesitas el empleo, no quiero hacerte daƱo dulzura, pero tĆŗ te lo buscaste por rechazarme estos dos dĆas; vamos!, accede por las buenas, no tienes opción, mira que soy un hombre con fuerza⦠te puedo coger si quiero a las malas, no puedes hacer nadaā.
Nancy se molestó un poco y replicó: ācon que no puedo hacer nada por ser mujer eh?ā.
Forcejeó con mĆ”s energĆa tratando de vibrarse el fuerte y cĆ”lido abrazo.
Antonio: ādeja de luchar Nancy, no tienes la fuerza para soltarte⦠es inĆŗtil mujerā.
La mujer seguĆa intentando rivalizar con la fuerza de su captor, pero era inĆŗtil comparar fĆsicos.
Antonio: āno te resistas mĆ”s, mira que te compensarĆ©ā.
Nancy le siguió el juego: āque me ofreces entonces?ā.
Antonio: ālo que tĆŗ quieras⦠dĆ©jate meter mi verga y te subo el sueldo, te lo doblo, de mi propio bolsillo⦠que dices eh?... te suena la idea verdad?ā.
Nancy sonrió avalando el trato que le proponĆa Antonio⦠el pobre incauto no sospechaba lo que planeaba la mujer.
Nancy: āde acuerdo acepto⦠pero suĆ©ltame yaā.
Pero entonces Antonio la sorprendió, se niega a soltarla: āno te suelto, asĆ agarrada te tengo mĆ”s sabrosoā¦que calientito cuerpo tienes y que trasero!!... jugaremos asĆ teniĆ©ndote agarradita, mamacita!ā.
El pervertido no cesaba en restregar el erecto pene contra las nalgonas de Nancy.
Pronto con una mano, y sin liberarla, desabrocho su cinturón; en ese instante Nancy cambio de estrategia.
La mujer como pudo se abrió de piernas, y pronuncio su retaguardia contra la verga de Antonio, el cual quedó fascinado ante lo que su aun guardado pene sentĆa.
El excitadĆsimo Antonio no imaginaba el plan de la astuta mujer, al abrir sus piernas y retroceder su cola, la mujer hizo espacio y a pesar de tener los brazos capturados, logró introducir sus manos entre la mesa y ella, seguido las bajó colocĆ”ndolas entre sus propios muslos⦠quedando a centĆmetros de la entrepierna de Antonio, que degustaba el mĆ”s Ćntimo roce pene-trasero.
El incauto Antonio ante mĆ”s espacio, metió con complacencia su puntiagudo pantalón por entre las piernas de la mujer, la cual alcanzaba a ver como la pronunciada erección sobresalĆa bajo su minifalda.
Nancy nota lo largo que era el pene del nieto del jefe. Con las manos toca la punta del glande aun cubierto por el pantalón, mÔs húmeda queda toda la tela de la punta de la prenda.
La mujer guió sus manos mÔs abajo y hacia atrÔs, al alcance de ese par de esferas que les cuelgan a los hombres bajo el pene.
Un rÔpido y firme doble palmotazo impactó en el Ôrea testicular de Antonio⦠Cada palma golpeó uno de los huevos del pervertido.
El palmoteo sonó con fuerza: PAAAFFFFFFFFF!!!!.
Un AAAAUuuuuuhhh se escuchó de inmediato mientras Antonio abrĆa los ojos de par en par, liberaba a Nancy y retrocedĆa sorprendido y asustado.
Defensivamente Antonio cubre su dolida hombrĆa mientras Nancy se le acerca sonriente.
El hombre le hace seƱas de que se aleje.
Nancy con cara seria expresa: āahora entiendes lo que pasa cuando molestas a alguien como yo verdad, pervertido!ā.
El rostro de Antonio esta congestionado, no fue un golpe fuerte, pero lo tomó desprevenido y sus gónadas eran bastante delicadas dado su buen tamaƱo. Esto era algo que Nancy ya conocĆa, El abuelo de Antonio y jefe de la sucursal SUPWAY, era un viejo al que todas las empleadas notaban lo grande y colgante de los testĆculos en sus pantalones, casi alcanzaban la mitad de sus muslos.
Todas adjudicaban esto a la avanzada edad del anciano, pero desde el primer dĆa, Nancy noto en el nieto un bulto similar, se notaba que al pervertido tambiĆ©n le colgaban bastante unos huevos de gran tamaƱo dentro de sus holgados boxers.
Cuando la noche anterior le empapo con la manguera toda la entrepierna, Nancy observo mÔs detalladamente el tamaño de esas gónadas.
Justo hace unos segundos, antes de lanzarle las sendas palmadas, Nancy recordó el tamaƱo de sus blancos pensando: ācierto que este idiota tiene las bolas grandesā¦bueno, peor para Ć©l!ā.
Inmediatamente tras el golpe, la mujer se vio las manos mientras murmuraba para sĆ:
āvaya que las tiene grandes! ā. De pronto le expresó con voz alta y firme al adolorido Antonio: āHuevón!!ā.
Antonio respiraba lenta y profundamente, mientras la mujer gozaba y se burlaba: āte duelen las huevas cariƱo?ā.
Antonio articulo palabra molesto: ācómo te atreves!ā.
Nancy: āuna palmadita en los huevos y ya estas llorando?ā.
Antonio: āte burlaste de mĆ!ā.
Nancy: āque creĆas?, que abrĆa mis piernas para que metieras tu verga⦠que tonto eres!, las abrĆ para poder usar mis manos por debajo y darte en tus malditos huevos⦠eres un tonto!ā.
Antonio se quejó una vez mĆ”s. La joven le restregó en la cara lo dicho por el antes: āque decĆas de ser una mujer dĆ©bil, y tu un hombre fuerte?... mĆrate ahora!, esta mujer te dejo doblado a la mitadā.
Antonio: āeres una maldita!ā.
Antonio enfurecido por el haber sido visto como un ingenuo, se lanzó contra Nancy hecho una bestia.
Su reacción era simple⦠la violencia machista ante la imposibilidad de lograr las cosas.
Nancy se vio sorprendida ante la embestida de Antonio; Cuando la tomó de los hombros y la estrelló contra el mesón de la cocina, sintió temor por un instante⦠pero de inmediato se tranquilizó, ella es una mujer de sangre frĆa y pronto planeo cómo salir de la incómoda situación en la que se encontraba.
A continuación Nancy se mostró asustada, su rostro denotaba desesperación y sus lĆ”grimas casi aflorabanā¦.todo era parte de un plan elaborado.
Antonio se desahogó con ella insultÔndola, llamÔndola puta, zorra, etc⦠y su ego masculino se infló al ver el efecto que generaba en ella.
La mujer casi llora pidiéndole piedad al macho, lo que ignoraba Antonio son las clases de actuación que alguna vez tomó Nancy y que las usaba con frecuencia para engañar a la gente.
Asà las cosas, Nancy en el papel de desvalida mujer, lograba frenar la ira del iracundo Antonio⦠a la vez que con promesas lograba excitarlo.
Nancy: āte la chuparé⦠toda!, la cabeza de la vergaā¦. te gustarĆ”ā¦yā¦, y las huevas tambiĆ©n!, perdón por golpeĆ”rtelas, te las acariciarĆ©, te las besarĆ© y te las lameré⦠de rodillas!, lo harĆ© de rodillas⦠pero por favor no me hagas daƱo!ā.
Mientras mÔs lo engañaba, mÔs pensaba ella: -eres un estúpido!, te voy a tratar muy mal, pero te lo buscaste-.
Nancy sentĆa como el bulto de Antonio crecĆa una vez mĆ”s y mucho mĆ”s⦠sin dejar de presionarlo contra su vulva, queriendo metĆ©rselo en la cueva de Nancy sin haberlo desnudado siquiera.
Nancy:-vaya que la tiene grande, dura y parece como si me fuera a quemar-.
Para el hombre no hay marcha atrÔs, tomarÔ el cuerpo de la mujer, allà mismo, el piso serÔ su cama.
De improviso Nancy besa a Antonio: āte lo ruegoā¦accederĆ© a lo que tĆŗ quierasā¦pero no me golpees⦠bĆ©same lo que quieras, por favor acepta mi besos, serĆ© una buena mujerā.
Para el hombre era una fantasĆa hecha realidad, la Rebelde Nancy serĆ” suya , ella se dejarĆ” coger!.
Antonio inicialmente sorprendido por el beso de Nancy, mueve su lengua y le devuelve el beso⦠un pasional cruce de labios se da.
Pero sucede lo inesperado para Ʃl y muy esperado para la astuta Nancy.
La joven toma impulso y mientras se da el beso, proyecta su bella rodilla contra la expuesta entrepierna de Antonio.
Un crujir de nueces se escucha cuando las gónadas de Antonio chocan contra su pelvis
Antonio se quejó aullando: āAAAAUUUUUUUUUUUU!!!!!!!!!!!!ā.
El ejecutivo de restaurante retira bruscamente a su agresora con un empujón, mientras seguido sus manos cubren tardĆamente sus pelotas, de inmediato se dobla a la mitad y tose si cesar.
Nancy se vanagloria de lo logrado: ātĆŗ te lo buscaste, me querĆas coger?, pues yo no me dejo de nadie ā.
Una enorme sonrisa en la bella Nancy refleja cómo se siente. Trata en vano de decirle algo al adolorido hombre, el cual no para de toser⦠su estómago esta revuelto.
Nancy: āoh por favor no vayas a vomitar, no hagas un desastre en el pisoā.
Antonio se retuerce y termina cayendo finalmente al suelo, se contorsiona de un lado a otro.
El hombre la mira con odio; la mujer continua; āquiero decirte algo, pero por ahora no me pones atención⦠veo que solo tienes ojos para sobarte las bolas⦠te darĆ© unos 5 minutos para que te repongasā.
Antonio lanza un quejido: āUuuhhhhhhhhhhhh!ā.
Nancy: āEh, mejor que sean 10 minutos, despuĆ©s de todo te pegue muy duro⦠y con lo grande que tienes las bolas⦠pobre de ti! jajajajaā.
Antonio: āUhhhhhh.. quĆ©. Que hiciste?ā.
Nancy: ālo que te dije, acariciarte las bolas!, te gustó?, dame otra oportunidad de estas y te beso y lamo las huevas jajajajaā.
Antonio: āme engaƱasteā.
Nancy: āJajaja, eres muy fĆ”cil de engaƱar!, jajajaja, eres como un niƱo, jajajajaā.
Antonio solo podĆa quejarse del dolor y la humillación por caer en la treta de la astuta y seductora hembra.
La mujer permaneció de pie junto al adolorido Antonio, viéndole retorcerse del sufrimiento gonadal, mientras ella observaba el reloj en la pared.
Pasaron los 10 minutos prometidos y tras Antonio recuperar algo de color en la cara, Nancy continuarĆa con lo planeado.
Antonio se asustó cuando ve a Nancy tomar un cuchillo de hoja larga y avanzar hacia él.
Nancy murmura: āsólo asĆ entienden los hombresā.
La mujer se dirige con el afilado cuchilloā¦directamente a la adolorida zona genital de Antonio!.
El hombre refuerza la protección manual a sus cojones⦠mientras la palidez de nuevo surge.
La fĆ©mina se inclina ante Ć©l y apunta el cuchillo con gran habilidad contra los dedos de Antonio, tratando de puyarlos para abrir campo a sus genitales⦠le Amenaza: āde esta no te salvas querido pervertidoā¦. te cortare las bolas!ā.
Un Antonio sudando frio balbucea: āeā¦esā¦estĆ”s loca!ā.
Nancy: āentonces no te debiste meter con esta loca!ā.
Nancy menea el arma blanca: āsabes lo que harĆ© con esto?...Eh!ā¦acosador!, violador!ā.
Antonio ruega: āno me capes , por favor!ā.
Una gran risa sale de la boca de la chica, que sabe que tiene toda la atención del hombre y harÔ lo que ella diga.
Nancy: āquieres que te perdone?ā.
Antonio; āperdóname. Te lo ruego!ā. Las lĆ”grimas casi se le salĆan al suplicante varón.
Nancy alejó un poco la afilada arma: āsuplicas por tus huevos, nada raro en un tipo, Ok!, te perdonarĆ© esta⦠mira bien!, hoy pude cortarte los huevos si hubiera querido⦠pero te voy a perdonar, asĆ que no te vuelvas a meter conmigo⦠o la próxima vez⦠PERDERĆS LOS TESTĆCULOS!!ā.
Ya se retiraba cuando recordó algo y volvió a amenazar: ā Ah! Y cuidadito de decirle al huevon de tu abuelo!, si me despiden por tu boca, te buscarĆ© un dĆa en la calle⦠te cogerĆ© descuidado!, sólo sentirĆ”s un garrotazo en tu nuca⦠y para cuando despiertes⦠no tendrĆ”s bolas!...me las llevarĆ© de trofeo, entendiste!, dejarĆ”s de ser hombre!!!ā.
Antonio pÔlido como un muerto, asintió con la cabeza.
Nancy: āentendiste o no!ā. La mujer acercó una vez mĆ”s el cuchillo a las partes Ćntimas de Antonio quien tembloroso respondió: āsi...si entendĆ⦠no te molestarĆ© de nuevo⦠lo sientoā.
Luego de levantarse, dejó el cuchillo en su lugar y fue un instante al refrigerador.
Al marcharse Nancy le arrojó al pobre Antonio una bolsa de camarones congelados: āponte esto para el dolor y ya deja de temblar!, pobre diablo!ā.
Camino a casa, la mujer iba contentĆsima, el papel de maniĆ”tica le encajaba perfecto, el bobalicón de Antonio se tragó todo el cuento de lo psicópata que era ella, por supuesto que no le cortarĆa los genitales⦠Nancy era una mujer para nada violenta o sĆ”dica, pero a veces habĆa que aparentar serlo para poner lĆmites a los tipos abusivos.
Pensaba: -que idiota!, el jura que soy una demente⦠en sus ojos vi que se creyó todo, jamÔs en la vida me volverÔ a molestar-.
-pobre chico, jajajajjaja-.
A partir de la maƱana siguiente, Antonio evitaba cruzarse con Nancy; la cual para molestarlo a veces le enseƱaba desde lejos un cuchillo, de inmediato el subgerente palidecĆa y desaparecĆa como por arte de magia del sitio.
AsĆ entonces, Nancy logró arreglar su problemita de acoso laboral, ella conoce muy bien que sólo asĆ entienden los hombres⦠Sólo poniendo su hombrĆa en riesgo, haciĆ©ndoles temer que dejarĆ”n de ser hombres y de disfrutar de las delicias que pueden obtener de las mujeres.
Fin.
Gracias
Comentarios a zatniktiel@hotmail.com
Perversa y culona mujer!
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