Casanova (2/5): un juego de pool con muchas bolas - Las Bolas de Pablo

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19 ene 2016

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Casanova (2/5): un juego de pool con muchas bolas


CONTIENE:

-BALLBUSTING MUJER/HOMBRE

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   Israel colocaba la vara de billar ante la bola blanca, separaba las piernas y cerraba un ojo apuntando el golpe inicial que darĆ­a inicio a la partida en solitario. Estaba en la casa de una chica que conoció en un bar, mientras ella estaba en la planta de arriba preparĆ”ndose para una noche de lujuria, Ć©l intentaba frenar su apetito sexual jugando al pool.


   Silenciosa tras Ć©l estaba Ana, una hermosa mujer de cabellos castaƱo y tez blanca habĆ­a escuchado por rumores la buena racha económica y sexual del dentista Israel Chacón, muchas personas habĆ­an asegurado los buenos ingresos que tenĆ­a con su profesión y el toro sexual que era en la cama, ademĆ”s de ser fanĆ”tico de las mujeres bellas, y ella, no era la excepción.



   Por mĆ”s de un mes estuvo estudiando sus movimientos, supo que bar frecuentaba y de a poco se hizo su amiga, no habĆ­a que negar que era un excelente seductor y del hermoso fĆ­sico del que era dueƱo.



   Tras Ć©l miró su cuerpo musculoso muy bien definido. Cuando bailó pegada con Ć©l, aquel dentista no dudó en abrazarla a su duros pectorales asĆ­ como ella tambiĆ©n colocó su mano en el ondulado abdomen cuando misteriosamente se resbalaba. Con aquel jeans ceƱido a su pomposo culo no era de dudar que Israel era un gran macho rico... y ni describir el bulto casi irreal que portaba, tan prominente que llamaba la atención y lo peor de todo es que aquello era real.



   Israel movió la vara de billar y enseguida la bola blanca impactó con el resto de quince bolas, enseguida la bola dos entró en el hueco.



   Israel eligió una ubicación mejor en la mesa inconsciente de que Ana se acercaba a Ć©l, silenciosa como una gata. Ella miraba fijamente los gruesos muslos de Israel, sus piernas abiertas, el apretado culo.



   ā€”Ā”Mmmp! —Israel se quedó sin aliento cuando sintió que una mano se posaba sobre sus cojones y los apretaba con fuerza, asfixiando sus dos inmensos testĆ­culos, grandes como pomelos.



   ā€”A partir de este momento estĆ”s bajo mi control —le susurró Ana al oĆ­do sosteniendo sus testĆ­culos, el potente macho estaba inmovil—, nada de lo que hagas te podrĆ” salvar, seductor.



   ā€”Que... ĀæQuĆ© haces? —preguntó Israel haciendo un gran esfuerzo para hablar. Su voz se habĆ­a puesto mĆ”s ronca de como sonaba. Y su cara gesticulaba una mueca soportando el dolor, una vena surco su frente.



   Los dedos de la frĆ”gil chica comprimió los enormes huevos que sostenĆ­a. Los ojos de Israel se hicieron grandes como platos.



   ā€”Ā”AAAAAAAAGGGGGHHHHHH! —chilló el pobre hombre.



   Los ojos de Israel se llenaron de lĆ”grimas y sus piernas temblaron a pesar de su esfuerzo por controlar su compostura.



   En ese momento Ana metió la mano en el bolsillo trasero de Israel, obteniendo su billetera.



   ā€”Esto es un asalto, papito —dijo la mujer.



   ā€”ĀæQuĆ©? —quiso saber Israel.



   En defensa quiso darse la vuelta para enfrentar a la mujer a su espalda, pero ella cautelosa aferró los dedos a sus gónadas haciendole doblar las rodillas.



   Israel soltó un grito ahogado y gutural, sintiendo una terrible comprensión en ambos testĆ­culos. SentĆ­a su entrepierna palpitar con la presión de aquella mano.



   Con el cuerpo tembloroso, Israel respiró profundo, desvió la mirada hacia abajo y, a parte de ver la furtiva mano clavada en sus bolas tenĆ­a una grosera erección en el pantalón que lucĆ­a como una fiera anaconda.



   La mujer cerró mĆ”s su herradura.



   ā€”Lo mejor serĆ” que cooperes, Israel.



   El rubio abrió la boca y lĆ”grimas corrĆ­an por su rostro.



   ā€”TĆŗ... tĆŗ no me puedes hacer esto, eres hermosa.



   ā€”Ā”Has silencio!



   ā€”Ā”Aaaggghhhh!



   Israel tenĆ­a que hacer algo o le iban a quebrar las bolas, sintió pasos tras Ć©l, y una hermosa morena penetró en la habitación, tenĆ­a el cabello crespo y de estatura alta. Ana abrazó sus dedos en las gónadas arrancando un grito en Israel, que pronto sintió un golpe en la nuca y ya mĆ”s nada supo de Ć©l.



...



   Cuando Israel abrió los ojos su mirada se topó con el techo, intentó moverse y se encontró maniatado contra la mesa de pool.



   ā€”ĀæQuĆ© es esto...? —quiso saber. Su voz cambió a estado de miedo cuando se supo desnudo y con el pene amarrado a la cintura. Sus pesadas y rojizas bolas caĆ­an sobre la mesa de billar.



   Ante Ć©l aparecieron aquellas mujeres.



   ā€”ĀæCual es la bola que da inicio a la partida? —preguntó la morena.



   ā€”ĀæQUƉ ES ESTO? SAQUENME DE AQUƍ PERRAS, YA VERƁN!



   ā€”Pues la bola blanca —respondió Ana quien hablaba serena como si no oyera al dentista. Discreta miró a aquel macho sobre la mesa y admiró su perfecta anatomĆ­a como minutos antes lo hizo con su cómplice.



   Israel seguĆ­a gritando ciego de rabia y no se percató como la bola blanca cruzó el aire para dar de lleno en sus gónadas. La bola blanca se hundió en su saco hinchado.



   Tras un  rugido lastimero la sala quedó en silencio.



   Ana rió.



   ā€”Con la bola roja se las dejarĆ© como tomates —dijo tomando el objeto redondo.



   Alzó su delicada mano en el aire y apuntó a la entrepierna del musculoso hombre atado a la mesa.



   La bola nĆŗmero tres chocó con el escroto de Israel, casi convirtiendo sus huevos en papillas. Aquella maldita pelota era pesada y sus cojones siempre tan frĆ”giles. Fue como si un caballo le pisara las bolas.



   Su escroto pareció adquirir mayor tamaƱo y una tez mĆ”s rojiza.



   ā€”La bola azul, se las dejarĆ” azules —aseguró la morena.



   ā€”No... no, por... por favor no, les doy... to...todo lo que ustedes quieran.



   La chica recogió la bola azul y la arrojó contra la entrepierna de Israel. Chocando con un SPLAT tan fuerte que los cojones vibraron en el escroto. Israel  gritó en su agonĆ­a.



   La morena se acercó al macho tendido en la mesa, colocó su pulcra mano en el duro abdomen de Israel, y luego la trasladó a los genitales. El hombre medio aturdido, sintió la mano de la morena sobre sus enormes bolas, ella comenzó a presionar el pulgar en las carnosas pelotas palpando cualquier signo de debilidad.



   Israel desorbitó los ojos cuando sintió que el estómago le daba vueltas.



   ā€”Aparta tu mano —dijo Ana.



   ā€”ĀæPor quĆ©? Oh, vaya.



   La morena quitó su mano de los testĆ­culos al ver que Ana sostenĆ­a la vara de billar y retrocedió mirando como su amiga apuntaba el objeto de madera hacia los dos testĆ­culos hinchados y en tono azulejo.



   La vara chocó contra el vulnerable escroto. Las huevas de Israel rebotaron violentamente.



   Israel casi perdió el conocimiento con la punzada. Ana volvió a repetir el ataque.



   Israel gimió de terror cuando la vara de billar cruzó el aire sonando el arastre por la mesa...



   TOOOCKKK



   Su testĆ­culo volvio a aplastarse con fuerza.



   La mujer morena se acercó a Israel y comenzó a acariciar su zona genital, Israel no pudo evitar excitarse, y su polla comenzó a crecer en respuesta, mostrando su mĆ”s gallardo esplendor, grande y llena de venas.



   Ana apuntó el palo al testĆ­culo derecho del hombre y enseguida empujó el objeto, acertando el objetivo, torturĆ”ndolo. Israel gimió con la punta de la vara en su testĆ­culo mĆ”s grande.



   Ana se mordió el labio y enseguida afincó el palo de billar al testĆ­culo, por otra parte el pollón de Israel fue soltado de la cuerda y era masturbado por la morena que la movia con furia. Inclusive ya, se palpitaba por sĆ­ sola.



   ā€”Ā”Aaaah!" —Israel cerro los ojos era una extraƱa mezcla entre dolor y placer.



   Ana apartó la vara, pero luego la colocó en posición contra el huevo izquierdo, apuntó con todas sus fuerzas y afincó como sĆ­ se tratase de cualquier bola ocho.



   ā€”Ā”AAAAAAAAAHHHHHHHH!



   Con un SPLOTTT el hermoso pene de Israel soltó una tremenda eyaculación, un chorrete de semen caliente, espeso y blanco salió surcando el aire aterrizando en los labios de la morena. Otro fajo del nĆ©ctar cayó en linea por el pecho del dentista, un tercer disparo se acumuló en su ombligo y ya el resto se resbaló por su polla dejando la mano de la morena pegajosa. Israel se cansó y jadeo sobre la mesa.



   ā€”Nos llevaremos su franela, es costosa.



   ā€”Y tu vehĆ­culo.



   ā€”Los zapatos lo podemos vender por internet.



   ā€”A donde... ĀæA dónde van?



   Las mujeres salieron de la sala llevĆ”ndose las pertenencias de Israel, pronto se escuchó el sonido del carro. La gran sorpresa serĆ­a cuando a la maƱana siguiente los verdaderos dueƱos de aquella casa al llegar de un viaje de campo se encontrarĆ”n a un atractivo hombre desnudo en su mesa de pool.

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