Sobrino en casa (2/4): Llaves - Las Bolas de Pablo

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16 ene 2016

Sobrino en casa (2/4): Llaves

CONTIENE:

-BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE


   —Hoy vamos a luchar, tĆ­o —fue el recibimiento que Leo le daba a su tĆ­o Otto cuando este abriĆ³ y penetrĆ³ al departamento.


   —¿Pero quĆ© es esto? ¿QuĆ© haces vestido asĆ­? —quiso saber Otto impactado mirando al muchacho que sonreĆ­a maliciosamente.



   De pie frente a Ć©l, el joven tenĆ­a puesto una ajustada butarga color azul, el uniforme de lucha grecorromana resaltaba sus brazos y pecho musculoso. Su enorme paquete se arremolinaba entre sus piernas generando un gran tumulto, ¡un exquisito relieve! Otto tragĆ³ saliva consciente de que en secreto sufrĆ­a una erecciĆ³n.



   —¿QuĆ© es esto? —preguntĆ³ colocando ante Ć©l su maletĆ­n.



   Leo sonriĆ³ y se encaminĆ³ a Ć©l pesadamente, era como si en cĆ”mara lenta Otto observaba como sus mĆŗsculos vibraban al caminar.



   —Te dije, vamos a luchar. Necesito practicar —lo tomĆ³ de la mano y lo trasladĆ³ a un espacio mĆ”s grande de la sala. ArrojĆ³ el maletĆ­n lejos de sus manos—. Vamos a luchar, Otto.



   —No sabĆ­a que practicabas eso. Yo no sĆ© nada, no te puedo ayudar.



   —Otto esto es fĆ”cil. Vamos, ¡en guardia!



   —¿QuĆ© te pasa? El estar solo te enloqueciĆ³? Yo no sĆ© nada de llaves o este tipo de lucha.



   —¿No sabes nada de lucha cuerpo a cuerpo?



   Otto negĆ³ la mentira de manera seria.



   —Es fĆ”cil, tĆ­o. Te enseƱarĆ©. Por ejemplo este movimiento en lucha grecorromana estĆ” prohibido.



   De improviso Leo cerrĆ³ el puƱo y golpeĆ³ la entrepierna de Otto. Chocando el puƱo contra el ajustado y abultado pantalĆ³n del tĆ­o.



   Otto soltĆ³ un grito y doblĆ³ el cuerpo para agarrar sus cojones.



   Leo escapĆ³ una risotada.



   —Pero esto es una llave.



   Leo se situĆ³ sobre su encorvado tĆ­o y lo obligĆ³ a caer al piso, Otto cayĆ³ de bruces y Leo le torciĆ³ un brazo.



   —¡AAAAH! SUELTA, SUELTA.



   —TĆ­o, es ejercicio —obedeciĆ³ Leo soltĆ”ndole.



   Otto quedĆ³ tendido con el rostro arrugado, acariciaba el brazo y abrĆ­a las piernas. Leo se percatĆ³ de como la entrepierna de su tĆ­o crecĆ­a.



   Todo comenzĆ³ horas antes cuando el muchacho se quedĆ³ sin baterĆ­a y se dio cuenta que en su maleta de viaje no estaba el cargador de su celular, entonces el chico decidiĆ³ cargar su baterĆ­a de un modo alternativo, sabĆ­a que Otto habĆ­a guardado la laptop dĆ­as antes en el armario. Estando solo en el departamento se dirigiĆ³ al cuarto del tĆ­o y buscĆ³ el aparato.



   Al encenderlo conectĆ³ el equipo y con satisfacciĆ³n vio como el cargador funcionaba, pero sintiĆ³ curiosidad por hurgar los archivos que habĆ­an allĆ­. No habĆ­a mĆ”s que documentos de trabajos, edificios, casas, proyectos habitacionales, construcciones, presupuestos. InvestigĆ³ otras carpetas, vĆ­deos sobre nuevas construcciones en Europa y LatinoamĆ©rica. Pero hurgo mĆ”s... y lo encontrĆ³...



   Una carpeta con un nombre extraƱo.



   "Sxcnmchs" leyĆ³ Leo.



   Eran vĆ­deos y el muchacho se sorprendiĆ³ cuando los vio:



   Se mostrĆ³ la grabaciĆ³n casera de la habitaciĆ³n de Otto, sobre la cama reposa aquel chico que a su llegada al paĆ­s le apretĆ³ los cojones, aquel que Otto habĆ­a dicho que era un vecino loco.



   —¿CĆ³mo te sientes perrita? —se oyĆ³ la voz de Otto.



   El muchacho gimiĆ³.



   En escena se mostrĆ³ la mano de Otto acariciando el ondulado abdomen del chico que volviĆ³ a gemir en Ć©xtasis. Acto seguido, le palpĆ³ el paquete del muchacho que dentro de su bĆ³xer se veĆ­a su tiesa erecciĆ³n.



   Aquel muchacho que le habĆ­a apretado las bolas semanas atrĆ”s a Leo, abriĆ³ las piernas.



   Leo tenĆ­a la vista fija en el vĆ­deo.



   —Jaaafff —jadeĆ³ aquel muchacho sobre la cama.



   El muslo de Otto se posĆ³ sobre el colchĆ³n.



   En el vĆ­deo apareciĆ³ el puƱo de Otto cayendo pesadamente sobre el protuberante bulto del chico.



   El hombre acostado en la cama gritĆ³ de dolor mientras sus bolas eran aplastadas otra vez por un segundo sĆ³lido golpe.



   Los gritos del muchacho se hicieron mĆ”s y mĆ”s fuerte que los golpes de Otto que a su vez eran cada vez mĆ”s prĆ³ximos y rudos.



   La silueta de su polla dibujĆ³ en la tela del bĆ³xer una mancha de lĆ­quido preseminal.



   Y ahĆ­ culminaba el vĆ­deo, Leo descubriĆ³ otros mĆ”s escabrosos de aquel muchacho y el tĆ­o Otto a quien parecĆ­a fascinarle el sadomasoquisimo.



   Ahora continuaban en la sala, Leo tenĆ­a aquel ajustado traje de lucha grecorromana y Otto continuaba frotando sus genitales.



   —Otto, pĆ”rate. PensĆ© que siendo asĆ­ de robusto eras mĆ”s fuerte.



   —Me coges desprevenido —justificĆ³ Otto poniĆ©ndose de pie—, vengo cansado del trabajo —echĆ³ una rĆ”pida mirada al paquete del sobrino, ¡que grande se veĆ­a aquel muchachĆ³n!



   Leo leyĆ³ aquella fugaz mirada en los ojos del tĆ­o, soltĆ³ una risa burlista y apretando el puƱo lo estrellĆ³ en los pesados huevos de Otto, hundiendo la mano en el erecto pantalon.



   Otto dejĆ³ escapar un grito estridente yĆ©ndose de rodillas al piso.



   —Hey, no me mires el paquete, ¡te vi! Que pensarĆ­a mi padre si se entera de esto, ¿eh? Jajaja.



   Leo se situĆ³ tras Otto, le aplicarĆ­a una llave: pasĆ³ su antebrazo por el cuello de Otto y apretĆ³, ambos cayeron sentados al suelo luego de que el mas joven lo doblegara. Otto estaba con las piernas abiertas mientras su sobrino le apretaba el cuello, a su espalda sentĆ­a el fuerte pecho del muchacho y mĆ”s aun, en la cadera sentĆ­a una notable erecciĆ³n que le rozaba la espalda.



   —¿Te rindes, tĆ­o?... ¿te rindes?



   No hubo ninguna respuesta.



   Leo llevĆ³ su pierna hacia adelante. Otto mirĆ³ con miedo que se colocaba sobre su muslo abierto. Entonces Leo golpeĆ³ con el talĆ³n sus huevos, chocandolos contra dos zonas duras, arrancando en Otto un alarido de dolor.



   Manteniendose concentrado, Leo volviĆ³ a golpear con el desnudo talĆ³n las gĆ³nadas del tĆ­o Otto tan duro como pudo. Embistiendo los traumatizados testĆ­culos dentro de su cuerpo y haciendo a Otto otra vez gritar de dolor.



   Leo apretĆ³ los dientes. MoviĆ³ su pierna por encima del muslo de Otto, que ya no luchaba por defenderse y golpeĆ³ con el talĆ³n sus bolas.



   Otto gimiĆ³ con el impacto.



   Dentro del pantalĆ³n de Otto la polla se le ponĆ­a mĆ”s y mĆ”s tiesa.



   Leo sonriĆ³ apretando el cuello del tĆ­o, que se ponĆ­a rojo del esfuerzo, el joven llevo el talĆ³n otra vez contra la entrepierna del hombre maduro, golpeando sus dos bolas y provocando un gemido agudo de la boca de Otto.



   Leo levantĆ³ la pierna y siguiĆ³ con otro golpe en los testĆ­culos.



   POFF



   Otto gemĆ­a de dolor. Su pene temblaba violentamente.



   Haciendo otro gran esfuerzo Leo volviĆ³ a golpear los cojones con toda la fuerza que pudo reunir.



   El grito de Otto parecĆ­a el aullido de un animal moribundo. Dentro de su pantalĆ³n se formĆ³ una amplia mancha producto de su cremosa eyaculaciĆ³n.



   Leo soltĆ³ el cuello del tĆ­o dejando de aplicar la tortuosa llave. Se puso de pie portando tambien una grosera erecciĆ³n que le hacĆ­a ver el pito como un asta.



   Otto chillĆ³ de dolor acurrucĆ”ndose en el suelo, acariciando sus bolas mientras se retorcĆ­a como culebra.



   —Me encerrarĆ© en la habitaciĆ³n —asegurĆ³ Leo—. Tengo que hacer algo —moviĆ³ la mano como si frotara un tubo invisible—. A propĆ³sito Otto vi tus videos del laptop, que raros, eh. Ellos me enseƱaron las cosas extraƱas que le haces a ese vecino loco —echĆ³ una carcajada y saliĆ³ de la sala para encerrarse bajo seguro en su cuarto.

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