-BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE
—Hoy vamos a luchar, tĆo —fue el recibimiento que Leo le daba a su tĆo Otto cuando este abriĆ³ y penetrĆ³ al departamento.
—¿Pero quĆ© es esto? ¿QuĆ© haces vestido asĆ? —quiso saber Otto impactado mirando al muchacho que sonreĆa maliciosamente.
De pie frente a Ć©l, el joven tenĆa puesto una ajustada butarga color azul, el uniforme de lucha grecorromana resaltaba sus brazos y pecho musculoso. Su enorme paquete se arremolinaba entre sus piernas generando un gran tumulto, ¡un exquisito relieve! Otto tragĆ³ saliva consciente de que en secreto sufrĆa una erecciĆ³n.
—¿QuĆ© es esto? —preguntĆ³ colocando ante Ć©l su maletĆn.
Leo sonriĆ³ y se encaminĆ³ a Ć©l pesadamente, era como si en cĆ”mara lenta Otto observaba como sus mĆŗsculos vibraban al caminar.
—Te dije, vamos a luchar. Necesito practicar —lo tomĆ³ de la mano y lo trasladĆ³ a un espacio mĆ”s grande de la sala. ArrojĆ³ el maletĆn lejos de sus manos—. Vamos a luchar, Otto.
—No sabĆa que practicabas eso. Yo no sĆ© nada, no te puedo ayudar.
—Otto esto es fĆ”cil. Vamos, ¡en guardia!
—¿QuĆ© te pasa? El estar solo te enloqueciĆ³? Yo no sĆ© nada de llaves o este tipo de lucha.
—¿No sabes nada de lucha cuerpo a cuerpo?
Otto negĆ³ la mentira de manera seria.
—Es fĆ”cil, tĆo. Te enseƱarĆ©. Por ejemplo este movimiento en lucha grecorromana estĆ” prohibido.
De improviso Leo cerrĆ³ el puƱo y golpeĆ³ la entrepierna de Otto. Chocando el puƱo contra el ajustado y abultado pantalĆ³n del tĆo.
Otto soltĆ³ un grito y doblĆ³ el cuerpo para agarrar sus cojones.
Leo escapĆ³ una risotada.
—Pero esto es una llave.
Leo se situĆ³ sobre su encorvado tĆo y lo obligĆ³ a caer al piso, Otto cayĆ³ de bruces y Leo le torciĆ³ un brazo.
—¡AAAAH! SUELTA, SUELTA.
—TĆo, es ejercicio —obedeciĆ³ Leo soltĆ”ndole.
Otto quedĆ³ tendido con el rostro arrugado, acariciaba el brazo y abrĆa las piernas. Leo se percatĆ³ de como la entrepierna de su tĆo crecĆa.
Todo comenzĆ³ horas antes cuando el muchacho se quedĆ³ sin baterĆa y se dio cuenta que en su maleta de viaje no estaba el cargador de su celular, entonces el chico decidiĆ³ cargar su baterĆa de un modo alternativo, sabĆa que Otto habĆa guardado la laptop dĆas antes en el armario. Estando solo en el departamento se dirigiĆ³ al cuarto del tĆo y buscĆ³ el aparato.
Al encenderlo conectĆ³ el equipo y con satisfacciĆ³n vio como el cargador funcionaba, pero sintiĆ³ curiosidad por hurgar los archivos que habĆan allĆ. No habĆa mĆ”s que documentos de trabajos, edificios, casas, proyectos habitacionales, construcciones, presupuestos. InvestigĆ³ otras carpetas, vĆdeos sobre nuevas construcciones en Europa y LatinoamĆ©rica. Pero hurgo mĆ”s... y lo encontrĆ³...
Una carpeta con un nombre extraƱo.
"Sxcnmchs" leyĆ³ Leo.
Eran vĆdeos y el muchacho se sorprendiĆ³ cuando los vio:
Se mostrĆ³ la grabaciĆ³n casera de la habitaciĆ³n de Otto, sobre la cama reposa aquel chico que a su llegada al paĆs le apretĆ³ los cojones, aquel que Otto habĆa dicho que era un vecino loco.
—¿CĆ³mo te sientes perrita? —se oyĆ³ la voz de Otto.
El muchacho gimiĆ³.
En escena se mostrĆ³ la mano de Otto acariciando el ondulado abdomen del chico que volviĆ³ a gemir en Ć©xtasis. Acto seguido, le palpĆ³ el paquete del muchacho que dentro de su bĆ³xer se veĆa su tiesa erecciĆ³n.
Aquel muchacho que le habĆa apretado las bolas semanas atrĆ”s a Leo, abriĆ³ las piernas.
Leo tenĆa la vista fija en el vĆdeo.
—Jaaafff —jadeĆ³ aquel muchacho sobre la cama.
El muslo de Otto se posĆ³ sobre el colchĆ³n.
En el vĆdeo apareciĆ³ el puƱo de Otto cayendo pesadamente sobre el protuberante bulto del chico.
El hombre acostado en la cama gritĆ³ de dolor mientras sus bolas eran aplastadas otra vez por un segundo sĆ³lido golpe.
Los gritos del muchacho se hicieron mĆ”s y mĆ”s fuerte que los golpes de Otto que a su vez eran cada vez mĆ”s prĆ³ximos y rudos.
La silueta de su polla dibujĆ³ en la tela del bĆ³xer una mancha de lĆquido preseminal.
Y ahĆ culminaba el vĆdeo, Leo descubriĆ³ otros mĆ”s escabrosos de aquel muchacho y el tĆo Otto a quien parecĆa fascinarle el sadomasoquisimo.
Ahora continuaban en la sala, Leo tenĆa aquel ajustado traje de lucha grecorromana y Otto continuaba frotando sus genitales.
—Otto, pĆ”rate. PensĆ© que siendo asĆ de robusto eras mĆ”s fuerte.
—Me coges desprevenido —justificĆ³ Otto poniĆ©ndose de pie—, vengo cansado del trabajo —echĆ³ una rĆ”pida mirada al paquete del sobrino, ¡que grande se veĆa aquel muchachĆ³n!
Leo leyĆ³ aquella fugaz mirada en los ojos del tĆo, soltĆ³ una risa burlista y apretando el puƱo lo estrellĆ³ en los pesados huevos de Otto, hundiendo la mano en el erecto pantalon.
Otto dejĆ³ escapar un grito estridente yĆ©ndose de rodillas al piso.
—Hey, no me mires el paquete, ¡te vi! Que pensarĆa mi padre si se entera de esto, ¿eh? Jajaja.
Leo se situĆ³ tras Otto, le aplicarĆa una llave: pasĆ³ su antebrazo por el cuello de Otto y apretĆ³, ambos cayeron sentados al suelo luego de que el mas joven lo doblegara. Otto estaba con las piernas abiertas mientras su sobrino le apretaba el cuello, a su espalda sentĆa el fuerte pecho del muchacho y mĆ”s aun, en la cadera sentĆa una notable erecciĆ³n que le rozaba la espalda.
—¿Te rindes, tĆo?... ¿te rindes?
No hubo ninguna respuesta.
Leo llevĆ³ su pierna hacia adelante. Otto mirĆ³ con miedo que se colocaba sobre su muslo abierto. Entonces Leo golpeĆ³ con el talĆ³n sus huevos, chocandolos contra dos zonas duras, arrancando en Otto un alarido de dolor.
Manteniendose concentrado, Leo volviĆ³ a golpear con el desnudo talĆ³n las gĆ³nadas del tĆo Otto tan duro como pudo. Embistiendo los traumatizados testĆculos dentro de su cuerpo y haciendo a Otto otra vez gritar de dolor.
Leo apretĆ³ los dientes. MoviĆ³ su pierna por encima del muslo de Otto, que ya no luchaba por defenderse y golpeĆ³ con el talĆ³n sus bolas.
Otto gimiĆ³ con el impacto.
Dentro del pantalĆ³n de Otto la polla se le ponĆa mĆ”s y mĆ”s tiesa.
Leo sonriĆ³ apretando el cuello del tĆo, que se ponĆa rojo del esfuerzo, el joven llevo el talĆ³n otra vez contra la entrepierna del hombre maduro, golpeando sus dos bolas y provocando un gemido agudo de la boca de Otto.
Leo levantĆ³ la pierna y siguiĆ³ con otro golpe en los testĆculos.
POFF
Otto gemĆa de dolor. Su pene temblaba violentamente.
Haciendo otro gran esfuerzo Leo volviĆ³ a golpear los cojones con toda la fuerza que pudo reunir.
El grito de Otto parecĆa el aullido de un animal moribundo. Dentro de su pantalĆ³n se formĆ³ una amplia mancha producto de su cremosa eyaculaciĆ³n.
Leo soltĆ³ el cuello del tĆo dejando de aplicar la tortuosa llave. Se puso de pie portando tambien una grosera erecciĆ³n que le hacĆa ver el pito como un asta.
Otto chillĆ³ de dolor acurrucĆ”ndose en el suelo, acariciando sus bolas mientras se retorcĆa como culebra.
—Me encerrarĆ© en la habitaciĆ³n —asegurĆ³ Leo—. Tengo que hacer algo —moviĆ³ la mano como si frotara un tubo invisible—. A propĆ³sito Otto vi tus videos del laptop, que raros, eh. Ellos me enseƱaron las cosas extraƱas que le haces a ese vecino loco —echĆ³ una carcajada y saliĆ³ de la sala para encerrarse bajo seguro en su cuarto.
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