Experiencia Escolar (1/4): Pito chico - Las Bolas de Pablo

Lo mƔs nuevo

12 ene 2016

Experiencia Escolar (1/4): Pito chico


CONTIENE:

-BALLBUSTING MUJER/HOMBRE

   Rodolfo tenĆ­a la vitalidad a flor de piel aquella maƱana de Enero en pleno campo de futbol de la escuela, al parecer la sesiĆ³n de sexo que habĆ­a tenido la tarde anterior con RocĆ­o lo habĆ­a confortado. La muchacha se movĆ­a como toda una experta a pesar de haber dicho que era virgen, y el sitio para la ocasiĆ³n no fue el mĆ”s pulcro precisamente, un oscuro y sucio taller mecĆ”nico propiedad de su tĆ­o. ¿Era RocĆ­o en realidad virgen? ¿QuĆ© decĆ­a aquella informaciĆ³n en internet que debĆ­a haber dolor y sangre? Sangre no hubo al menos el asiento del vehĆ­culo quedo manchado pero Ć©l no revisĆ³ eso. ¿Dolor? Tampoco, hubo fue placer y gemidos, y mĆ”s que aquella noche cuando cumpliĆ³ 16 aƱos y el tĆ­o lo llevĆ³ a que las putas...


   —Oh, perdĆ³n, Las amigas de Minerva —dijo aquel dĆ­a su mecĆ”nico tĆ­o.



   Rodolfo pedaleo con el balĆ³n y se moviĆ³ con la velocidad de un misil, puso el ojo en la bala y pateĆ³ la pelota...



   —¡GOOOOOOOOOL! —gritĆ³ Rodolfo celebrando el cuarto balon que encestaba a los muchachos aguados del 5to aƱo secciĆ³n C—. ¡Soy mejor que Cristiano Ronaldo! ¡Soy el mejor!



   El fortachĆ³n muchacho saliĆ³ corriendo hacia sus amigos para celebrar aquel ascenso que definĆ­a la posiciĆ³n del aula 5 en el intercolegial de Deportes.



   —¡Soy el mejor!



   El marcador final del equipo fue 6 contra 1 y eso posicionaba al 5to aƱo secciĆ³n "B" en el segundo lugar de todo el colegio e iban por el trono de 6to aƱo secciĆ³n "A".



   —Ya ganaremos la copa del deporte en fĆŗtbol de este aƱo —asegurĆ³ Rodolfo cogiendo el balĆ³n y lanzando aquella mirada de soberbia—, como ganamos el aƱo pasado.



   —SerĆ” mejor apurarnos —dijo un compaƱero del equipo—, tenemos el permiso de la clase de MatemĆ”ticas y debemos volver.



   —Hermano —invitĆ³ Rodolfo—, a esta hora estĆ”n de receso las chicas de 6to aƱo, vamos a verlas —algunos de sus compaƱeros afirmaron otros aseguraron esperarlos en el pasillo para entrar todos al aula de clase. Rodolfo echĆ³ una mirada al profesor de Deportes—. Muchachos vayan caminando, los alcanzo en breve —el resto de jĆ³venes se marcharon del patio de fĆŗtbol mientras el alumno se acercaba al robusto entrenador—. ¿QuĆ© le dije, profesor? TodavĆ­a no hay quien destruya al monstruo de Rodolfo, vea, vea esto —se palpĆ³ las robustas y gruesas piernas blancas, eran las partes mĆ”s grandes y casi en desproporciĆ³n de su cuerpo, producto de aƱos de entrenamiento con el balonpie—. Pelota que maneje estas piernas, pelota que harĆ” un gol.



   —Jajaja. Lo sĆ©, Rodolfo, ahora bien es mejor que te adelantes a lo que queda de clases de MatemĆ”ticas, sĆ© que no son tu fuerte. Estoy seguro de que para el prĆ³ximo partido ganaran y se llevaran la copa.



   Hubo un choque de manos y Rodolfo entretenido saliĆ³ del campo de fĆŗtbol balanceando entre sus fuertes piernas su propia pelota de fĆŗt.



  Rodolfo caminĆ³ hacia el Ć”rea de recesos, sentadas en una Ć”rea verde encontrĆ³ a dos chicas del 6to aƱo secciĆ³n "C" ambas muchachas al verlo se rieron entre sĆ­ aunque tapĆ”ndose la boca con las manos, Rodolfo sonriĆ³ amenamente, sabĆ­a que era la estrella del balompiĆ© en toda la escuela.



   SiguiĆ³ su caminar y mĆ”s adelante encontrĆ³ un trĆ­o de muchachas ellas rieron maliciosamente y una de ellas hizo un gesto con el dedo pulgar e Ć­ndice como si sostuviera una nuez invisible. Otra de sus compaƱeras rompiĆ³ a reĆ­r y exclamĆ³.



   —¡Tan chiquito pareciendo tan grande!



   Lo miraron y rieron a carcajadas, salieron corriendo antes de que Rodolfo preguntara algo.



   Un muchacho de sexto aƱo consultĆ³ a Rodolfo antes de llegar al patio.



   —Hey, Rodolfo, ¿puedes tiras con las mujeres?



   —¡Pues a tu madre siempre la mato de placer, desgraciado!



   —¡Jaja! Pito corto.



   Las mĆŗltiples preguntas que se hacĆ­a Rodolfo fueron respondidas a su arribo al patio, algunos de sus compaƱeros de equipo lo miraban avergonzados y otros contenĆ­an la risa. Las paredes del patio estaban manchadas de graffitis a tinta roja. Y se leĆ­an:



"Rodolfo Thurey, pito chico"



"Rodolfo tienes el pene pequeƱo"



"Rodolfo, mala cama"



"Bueno en fĆŗtbol, grandes goles corto de verga"



   Inclusive habĆ­a un dibujo con facciones parecidas a Rodolfo de cabello largo y pecho musculoso pero desnudo con un diminuto pene.



   —Yo no tengo el pene asĆ­, YO TENGO UNA GRAN VERGA.



   AsĆ­ empezaron las risas y burlas entre sus compaƱeros de equipo. Rodolfo se fue de mal semblante al salĆ³n de clases y de camino oyĆ³ comentarios en referencia al corto tamaƱo del miembro y las conclusiones de por quĆ© nunca "marcaba paquete".



   "No llorarĆ©, no llorarĆ©" se repetĆ­a cada vez Rodolfo.



   Al llegar al aula de clases se enterĆ³ de la mala noticia de que el director lo solicitaba en su oficina, allĆ” se enterĆ³ de que debĆ­a pintar las paredes del patio.



   "Todo esto es culpa de ella, lo sĆ©" pensaba antes de abrir la puerta del aula.



   Cuando pudo regresar al salĆ³n su mirada se topĆ³ con la de RocĆ­o, ella lanzĆ³ una mirada provocativa gesticulando una risa perversa.



   Rodolfo la mirĆ³ con odio, tuvo que haber sido ella quien generĆ³ esa ola de burlas. Rodolfo sacĆ³ su celular para escribirle.



   —Alumno Thurey, guarde su mĆ³vil o me verĆ© en la necesidad de decomisarlo. Estamos en hora de clase.



   Rodolfo suspirĆ³ y obedeciĆ³, que mala suerte tenia a pesar de lo bien que inicio la maƱana. LanzĆ³ una Ćŗltima mirada a RocĆ­o y ella se esforzĆ³ en no reĆ­r y mirar por la ventana.



   Cuando la clase acabĆ³ RocĆ­o fue una de las primeras en salir escoltada por sus amigas, Rodolfo tomĆ³ ventaja y tomĆ”ndola del brazo la detuvo en el pasillo.



   —Tenemos que hablar.



   —¿Yo? Yo no tengo que hablar contigo.



   —Pues yo sĆ­ —y apretĆ³ la mano sobre el brazo—. Y no te soltarĆ© hasta hacerlo.



   RocĆ­o intentĆ³ zafarse en vano, finalmente cediĆ³ y junto se dirigieron a un aula de clase vacĆ­a.



   —¿Fuiste tĆŗ, verdad?



   —¿Yo, yo quĆ©?



   —La que mandĆ³ a hacer todos esos graffitis.



   RocĆ­o lanzĆ³ una risa con sorna.



   —Ay, Rodolfo, mi amor, estĆ”s loco. No creas que eres tan importante para eso.



   —Fuiste tĆŗ, tĆŗ lo mandaste a hacer. Fuiste la segunda mujer en mi vida.



   RocĆ­o volviĆ³ a reĆ­r con descaro.



   —NiƱo, lo de ayer no fue nada... Yo lo hice porque necesitaba tu ayuda.



   —¿QuĆ©? No entiendo.



   —Rodolfito no seas tonto, que cursi, la segunda mujer en tu vida. Ayer me acerquĆ© a ti para que me incluyeras en ese trabajo de GeografĆ­a. No tuve tiempo de hacerlo y necesitaba que alguien me incluyera en su equipo y ahĆ­ estabas tĆŗ. No es que seas muy inteligente pero prefiero un uno que un cero. SĆ© que tendremos mejor nota. Por eso quise compensarte, para estar segura... y asĆ­ saber que me incluirĆ­as en el informe.



   —Lo que hiciste lo hacen las putas, entonces te convertiste en una de ellas.



   RocĆ­o abriĆ³ la boca y lanzĆ³ una bofetada a Rodolfo.



   —¡PUTA!



   La chica intentĆ³ abofetearlo pero Ć©l la detuvo y empujĆ³.



   —Todos aquĆ­ sabrĆ”n lo que haces para salir bien. Perra puta.



   —DirĆ© que estĆ”s ardido, ya aquĆ­ todos saben que eres un pito chico, pene corto.



   —¡Puta!



   —Pene pequeƱo.



   RocĆ­o saliĆ³ corriendo porque Rodolfo iba tras ella su rostro habĆ­a cambiado. Ɖl tomĆ³ ventaja y la agarrĆ³ del cabello, la lanzĆ³ contra el suelo donde ella cayĆ³ lastimada, Rodolfo cerrĆ³ la puerta bajo seguro y se quitĆ³ la camisa revelando un pecho duro y abdomen cincelado.



   —Ahora tĆŗ sabrĆ”s quien es un macho de verdad.



   —¿Macho con el pene corto? —se burlĆ³ RocĆ­o.



   —SerĆ” mejor que te calles la boca —ordenĆ³ Rodolfo.



   Aquello le pareciĆ³ seductor a RocĆ­o quien en su psique tenĆ­a algo de ninfĆ³mana, sĆ³lo que por su joven edad no sabĆ­a.



   —Ponte de rodillas.



   —¿Te chĆŗpare el penito?



   —¡ArrodĆ­llate, puta!



   Sin dudarlo, RocĆ­o se colocĆ³ de rodillas y Rodoldo se apersonĆ³ hacia ella con la mano en el short. Un pequeƱo pene de algunos 11 centĆ­metro estaba erecto entre sus piernas. RocĆ­o intentĆ³ no reĆ­r, Rodolfo parecĆ­a furioso y metiĆ³ su pene en la boca de la chica, la sostuvo de la cabeza y le incrustĆ³ el miembro.



   RocĆ­o empezaba a masturbar con su boca el pito chico de Rodolfo, cabĆ­a perfectamente a pesar de ser pequeƱo y de cabeza rosada, sus testĆ­culos contrastaban con aquel tamaƱo, el futbolista era cojonudo y no vergudo. La chica apretĆ³ el puƱo y lo chocĆ³ con toda sus fuerzas en la entrepierna de Rodolfo.



   —¡OOOOH!



   Rodolfo gritĆ³ cuando el puƱo impactĆ³ contra sus huevas con tanta fuerza que se levantĆ³ del suelo. Sus pelotas del tamaƱo de dos huevos de gallinas fueron aplastadas al instante en su hueso pelvico. El dolor fue tan intenso que el cerebro de Rodolfo no fue capaz de comprenderlo. Se quejĆ³ en voz alta deslizando el pene de la boca de la muchacha, Ć©l se fue al suelo en posiciĆ³n fetal. Mientras RocĆ­o se riĆ³ burlonamente colocandose ergida.



   —¿Te doliĆ³, machito?



   Rodolfo moviĆ³ vacilante sus manos para ponerse de pie, pero una patada devastadora de RocĆ­o pisoteĆ³ con tanta fuerza sus cojones que Rodolfo creyĆ³ que le habĆ­a roto las bolas.



   La cabeza de Rodolfo se moviĆ³ de lado a lado y su cuerpo se congestionĆ³. Las bolas habĆ­an sido machacadas con tanta fuerza y en tan poco tiempo que no le dio ventaja para recuperarse.



   ¡CRUNCH! ¡CRUNCH!



   Los gritos ahogados de Rodolfo eran recibidos por una emocionada RocĆ­o.




 Rodolfo sentĆ­a un dolor increĆ­ble. SentĆ­a como sus testĆ­culos comenzaban a palpitar aumentando de tamaƱo.



   RocĆ­o agarrĆ³ la camisa del muchacho que reposaba en el suelo.



   —SerĆ” mejor que te coloques esto, el director podria acudir aqui al oir tu gritos de nena.



   Ella ayudĆ³ a vestirlo, Rodolfo jadeaba pareciendo un falso animal, tĆ”ctica que le ayudĆ³ para agarrarla y tumbarla al piso, se montĆ³ encima de ella besandola en el cuello, su salchicha volvĆ­a a erectarse.



   La pequeƱa polla de Rodolfo se agitaba ante la perspectiva de penetrar duro a esa perrita y enseƱarle que a Ć©l le debĆ­a respeto.



   La polla de Rodolfo estaba furiosa llena de excite por penetrar a aquella chica. El muchacho flexionĆ³ las potentes rodillas y se puso de pie junto con la chica.



   —Te enseƱarĆ© quien es el pito chico.



   —¡El pito chico eres tĆŗ! —insistiĆ³ RocĆ­o tomando la delantera, se aferrĆ³ al hombro de Rodolfo y le entregĆ³ un potente rodillazo en los genitales.



    Rodolfo gritĆ³ cuando sus pelotas fueron aplastadas contra su pelvis.



   Rodolfo gritĆ³ en agonĆ­a mientras RocĆ­o volvĆ­a a incrustar la rodilla contra los pendulares testĆ­culos.



   Rodolfo retrocediĆ³ conteniendo el dolor en su cuerpo, estaba temblando y empezaba a sudar. De un momento a otro su polla estallĆ³ en docenas de disparos de semen.



   RocĆ­o abriĆ³ las palmas de las manos y empujĆ³ a Rodolfo, el muchacho trastabillo y cayĆ³ de culo directamente a un cesto de basura mientras su pene pequeƱo vomitaba increibles rĆ”fagas de semen, disparo tras disparo que eran expulsados hacia arriba en el aire, aterrizando con sĆ­mbolos hĆŗmedos por todo su cuerpo.



    En aquel momento el rostro rectangular de Rodolfo estaba baƱado en semen.



   Restos pegajosos de su leche estaban a lo largo de su uniforme de deporte, mientras jadeaba lentamente.



   —SerĆ”s el mejor en deportes —objetĆ³ RocĆ­o—, pero eres el peor en la cama. Tienes una herramienta pequeƱa y no la sabes utilizar, pito chico.



   RocĆ­o saliĆ³ del aula de clases dejando sobre una cesta de basura a un chico pasando por un largo, doloroso y excitante orgĆ”smo.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Pages