Pablo en Guerreros de la arena (14/15): El gato quiere leche

CONTIENE:

-BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE

-SEXO HOMOSEXUAL

   Antes de entrar al combate Pablo había sido abrazado por Ramón quien le había deseado la mayor de las suertes, en aquel momento lo estaba mirando entre el público que presenciaba el enfrentamiento. Pablo ya estaba en la arena esperando a su rival. Estaba semidesnudo con las piernas abiertas y un calzón ajustado color verde, de todos los guerreros de la arena de tipo "desconocido" él era quien más tenía una enorme polla y un par de testículos grandes, hermosos, pesados y vulnerables que estaban claramente visible. Tragó saliva cuando su compatidor apareció en el escenario.

   Un fornido hombre moreno hizo presencia con un calzoncillo negro abultando su dura verga y dos bolas jóvenes repletas de esperma. Acarició su paquete y caminó al centro de la arena entre los aplauso del público, luego le dio un apretón de manos.

   El presentador de las batallas anunció los alías de los dos competidores y terminó detallando las reglas finales del encuentro:

   —El perdedor deberá hacer sexo oral al ganador.

   El público estalló en vítores y Pablo apretó el puño.

   —Estoy seguro que El gato quiere leche —dijo con una sonrisa mordaz su rival de nombre Jose, pues gato era el apodo de Pablo en los encuentros.

   —Estoy seguro que de una patada partiré esas bolas amorfas —se rió el muchacho.

   Pablo sonrió y miró a los huevos de Jose, él frunció el ceño. Y el enfrentamiento inició.

   Pablo produjo un puñetazo en el estómago de Jose, este pudo contraatacar con un codazo al hombro, pronto volvieron a lanzarse el uno contra el otro propinándose golpes brutos y ciegos, quien tomó ventaja fue José a los cuatro minutos de haber iniciado el combate.

   José  estaba firme respondiendo con pesados puñetazos pero en un momento de ventajosa furia envió el pie entre las piernas de Pablo. Conectando los dedos con los ovalados cojones del muchacho, apisonando sus gónadas contra su pelvis y provocando en Pablo un jadeo de dolor.

   Pablo parpadeó abriendo la boca, escapó un pequeño gemido que se convirtió en un chillido.

   José  estaba sonriendo con satisfacción.

   Pablo se dobló agarrándose la entrepierna. Sus rodillas se unieron mientras contenía el aire sin saber que hacer.

   —¡Levántate! —ordenó José con voz potente.

   Pablo gimió y agachó la cabeza.

   José sonrió y se crujió los puños.

   Pablo gimió y se enderezó lentamente pero tan pronto como pudo pararse José respondió sin darle tregua apuntando en él una segunda patada en las bolas.

   Pablo gritó. Se dobló, acunando con sus manos la palpitante entrepierna, con los ojos muy cerrados.

   José  sonrió.

   Tomó a Pablo de la nuca y le dio fortísimos golpes en la espalda, uno tras otro, aporreandole, sin descanso.

   Cuando ya estaba derrotado en el suelo y José se ocupaba únicamente en golpear, Pablo pudo reunir fuerzas para aplastar las pelotas de José con un rotundo puñetazo.

   José lanzó un quejido gutural y encogido se fue al suelo retorciéndose.

   Los dos hombres estaba agazapados en el piso sosteniendo sus pelotas intentando en vano aliviar el dolor.

   Pero José tardó un minuto en reponerse, era Pablo quien estaba más adolorido.

   —Hoy serás mujer —rió José acercándose a él protegiendo sus testículos.

   Pablo gimió y lo miró. Respiraba con dificultad, con el rostro mojado en sudor.

   —O... puedo liberarte del dolor bajandome ya el calzón para que tú me chupes la polla como una puta, ¿te gusta la idea gatito? Estás que maullas por leche.

   Pablo gimió retrocediendo por el suelo, mirando con aversión la mancha húmeda en lel calzón de José. La tela se aferraba a sus genitales.

   Pablo gimió. Se puso de pie, frente a José , con los ojos vidriosos, y el rostro con una máscara de dolor.

   José  sonrió antes de embestir su cuerpo contra el de Pablo logrando con fuerza superior quitar las manos de sus testículos para apoderarse de ellos y apretarlos con malicia.

   Los ojos de Pablo estaban cruzados mientras gritaba moviendo la campana de la boca cayo arrodillado bajo la fuerza del enemigo.

   José  reía. Estaba disfrutando de eso. Le estaba apretando con tanta fuerza de los huevos que Pablo se apoyaba de él mientras gritaba y colocaba los pies de puntillas.

   Pablo gritaba y gritaba hasta que le soltaron de las pelotas y se desplomó en el suelo.

   José  lo observaba, su mano hizo deslizar su ropa interior por las piernas, enseguida hubo gritos de alegría entre el público al deslumbrarse con sus genitales al aire.

   Pablo estaba muy adolorido para defenderse, sin fuerza estaba resignado a aceptar la derrota, sus ojos se cerraron, con el rostro desencajado de dolor.

   José  inhalaba lentamente agarrando la base de su pene. Acercó la cabeza contra los labios de finos de Pablo, dejando un rastro de líquido preseminal en la boca de Pablo.

   Pablo abrió los ojos.

   José  respiraba con dificultad, mordiéndose los labios.

   Pablo se quejó.

   El cuerpo de José  se estremeció. Cuando Pablo se movía sobre su pene enterrando la nariz en su pubis.

   Pablo pasó la lengua alrededor del miembro de José .

   —Ohhhhh —susurró José con el rostro lleno de placer—. Oh, gato, oh...

   José relajó el cuerpo mientras inundaba la boca de Pablo con su semen caliente.

   Pablo se agarró de la cadera de José  porque este le empujaba la nuca hacia su pene.

   Al concluir su orgasmo, Jose se retiró a un lado, agotado y feliz.

   Pablo tenía arcadas y escupía saliva y semen. Se incorporó, haciendo mueca de dolor sin dejar de soltar sus adoloridas bolas, así salió del escenario... derrotado.