CONTIENE:
-BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE
Oliver simplemente tenĆa la mirada fija en la mesa su mente divagaba sin saber quĆ© hacer, habĆa emprendido una misiĆ³n y la estaba logrando, ¿a beneficio de quĆ© o quien? Lo que sabĆa era que lo estaba haciendo y ya no habĆa marcha atrĆ”s, ... no, ya no habĆa.
De la puerta de la habitaciĆ³n saliĆ³ un hombre alto, cabellos canos, nariz como de tucĆ”n y ojos color verde... su mirada para algunos creaba desconfianza y repulsiĆ³n pero su calor humano lo habĆa llevado al Ć©xito polĆtico en el pasado, aquel hombre o seƱor se sentĆ³ en una silla prĆ³xima a Oliver, se acomodĆ³ la camisa, puesto que se vestĆa en la habitaciĆ³n.
—¿QuĆ© piensas? —quiso saber aquel hombre hijo de rusos.
Oliver lanzĆ³ un suspiro pesado y declarĆ³:
—TobĆas se casarĆ” en algunos dĆas.
—¿Y?... ahĆ es cuando saldrĆ” tu estocada final, tus pruebas de la relaciĆ³n de amantes que tienen o tenĆan.
—Me expondrĆ©...
—SerĆ” por algunos meses, pero como ya te dije, serĆ” un gran escandalo. La gente se volverĆ” loca con la noticia. TobĆas perderĆ” popularidad, nadie lo querrĆ” y perderĆ” la alcaldĆa. AsĆ es como yo, su oposiciĆ³n subirĆ© como la espuma. Seremos gobiernos y tĆŗ tendrĆ”s un buen cargo, TobĆas sĆ³lo es una moda.
Oliver doblĆ³ la boca su mirada era triste.
—¿Cual es la diferencia entre TobĆas y tĆŗ?
El seƱor sonriĆ³ acrecentando su mirada de desconfianza y zorro viejo. Se acercĆ³ a Oliver y le dio un beso en la boca.
—Que he sido sincero y no te he mentido.
—No hay ninguna diferencia. EstĆ”s casado, tus hijos estĆ”n mayores...
—SerĆ”s jefe de prensa de la alcaldĆa.
—Sigo esperando una respuesta. Lo que tengo mĆ”s claro es tu empeƱo en hundir a TobĆas como sea, para tu beneficio.
—Para el beneficio de todos. Hasta para ti.
El celular del experto polĆtico sonĆ³ con una llamada, Ć©l acudiĆ³ a atender, era su hijo. Oliver lo miraba, a veces dudaba de aquel viejo, era cierto que nunca habĆa tenido pareja de su mismo sexo, incluso a veces sentĆa que sĆ³lo lo utilizaba para su firme objetivo de tener el poder.
—TĆŗ y yo tenemos una conversaciĆ³n.
—Ya lo haremos.
—¿VendrĆ”s ahora?
—SĆ.
Aquel viejo zorro abandonĆ³ el departamento, Oliver enseguida utilizĆ³ el celular y procediĆ³ a borrar unos archivos compremetedores, se acercĆ³ a la computadora y borrĆ³ los datos que en ella estaban almacenados, ya no habrĆa mĆ”s pruebas, mĆ”s respaldos, serĆa el final de todo.
... Estaba cansado ya...
TomĆ³ el celular y realizĆ³ una llamada:
—TobĆas... ho... hola. SĆ, mucho tiempo sin hablarte... desde... desde aquel dĆa. Bueno tendrĆa que estar furioso contigo y con mucha razĆ³n......... no sĆ©, vemos la vida desde perspectivas diferentes............ pero, tengo que hablar contigo, y es sobre un asunto muy serio.
Oliver dio un suspiro y se encerrĆ³ en la habitaciĆ³n donde procediĆ³ con la conversaciĆ³n.
...
Hubo de transcurrir nueve horas hasta caer la noche, cuando el cielo estaba oscuro y la puerta del departamento se abriĆ³ dando paso al viejo zorro que penetrĆ³ al departamento, estaba oscuro y no se podĆa divisar nada.
"Y este como que no estĆ” aquĆ" fue lo Ćŗltimo que pensĆ³ aquel viejo antes de recibir un puƱetazo en la cabeza que lo hizo caer atormentado al suelo.
...
Cuando el viejo volviĆ³ en sĆ se descubriĆ³ atado a una silla, ante Ć©l estaba TobĆas con mal semblante, ahora que ya sabĆa la verdad y, Oliver, con el rostro hinchado tras un puƱetazo que recibiĆ³ horas antes por parte del alcalde.
TobĆas estirĆ³ la mano y apretĆ³ las bolas de Boris, el viejo zorro de la polĆtica que se estremeciĆ³. TobĆas hablĆ³ con odio en su voz:
—AsĆ que tenĆas un plan para traicionarme... un burdo plan que sĆ³lo se hacĆa en tu Ć©poca de traidores... Te duele, ¿eh?
Boris escapĆ³ un gemido de dolor.
El pene de Oliver se contrajo por la excitaciĆ³n.
—Oliver no pudo con la culpa y lo contĆ³ todo. No podĆa traicionarme. Menos si todo obedece a una estrategia polĆtica de tu parte.
Boris cerrĆ³ los ojos y apretĆ³ los labios ante el abrazante apretĆ³n de pelotas que sentĆa.
—QuerĆas usar a Oliver para que ventilara nuestra relaciĆ³n, pero si de ventilar se trata —apretĆ³ el puƱo lo mĆ”s fuerte que pudo arrancando un grito de Boris. MenguĆ³ el ataque—, si de ventilar se trata, yo puedo sacar a la luz todo el dinero que te robaste de la alcaldĆa, hasta incluir en el expediente las sillas y mesas que sacaste de ahi para llevarlas a tu oficina. ¿Quieres que lo haga? ¿Quien pierde mĆ”s?
El puƱo de TobĆas se cerro por completo en el par de bolas, aplastando como pelotas de goma provocando que Boris chillara de dolor.
—Dime... ¿Quieres que todos sepan el ladrĆ³n que eres?
—¡Nooo! —gritĆ³ febrilmente Boris con una mueca de dolor insoportable.
TobĆas siguiĆ³ apretando, los huevos de Boris comenzaron a crujir y el pobre viejo sintiĆ³ nĆ”useas.
TobĆas no lo soltaba, continuaba apretando los testĆculos mientras Boris respiraba con dificultad, un hilo de baba salĆa de su boca.
CCRRRRRRR CCCRRAAACCCCCKK.
—¡Detente! —pidiĆ³ Oliver, apartĆ³ a TobĆas de un solo empuje.
Boris empezĆ³ a vomitar, un sudor frĆo le mojaba la cara, Oliver inspeccionĆ³ sus cojones, seguido miro a TobĆas con el rostro pĆ”lido y la boca temblando.
—PerdiĆ³ un testĆculo —dijo temblando.
TobĆas tragĆ³ saliva pero no se amainĆ³. Obtuvo fuerzas y agarrĆ³ a Boris de los cabellos subiendole la cara para mirarlo a los ojos.
—EscĆŗchame, basura —le dijo a Boris con rencor—. Si quieres en algĆŗn momento hundir mi carrera primero te hundo yo a ti. Tengo las suficientes pruebas para demostrar el sucio ladrĆ³n que eres, la gente te odiarĆ” y no te darĆ” el respaldo que tuviste. AsĆ que aprovecha el poco prestigio que te queda asĆ como ese testĆculo.
No sabĆa si lo estaba escuchando o no, pero le dio una fuerte bofetada que igualmente quedĆ³ aturdido.
—Basura —dijo TobĆas.
LanzĆ³ una Ćŗltima mirada despectiva a Oliver y fue hasta la puerta para marcharse, en el pasillo Oliver lo detuvo.
—Espera, ¿quĆ© se supone que harĆ© con ese ser?
—No me importa —negĆ³ TobĆas—, ustedes dos se entienden, concluye tĆŗ. Pero Ć©l a mi no me va a joder primero lo hago yo. Y tĆŗ tampoco.
—No... yo... fui fiel a ti despues de todo...
—PĆŗdrete.
—¿TĆŗ y yo no somos nada?
—Un pasado que quedĆ³ atrĆ”s.
—... Y... y, ¿LucĆa y tĆŗ?
—LucĆa y yo nos casaremos, seremos felices.
—SerĆ”s cobarde.
TobĆas lanzĆ³ una mirada fulminante a Oliver y se dio la vuelta, marchandose de su vida para siempre. Oliver dio un suspiro, ya conocerĆa a alguien que lo valorara, lo que importaba ahora era curar a Boris y tambien correrlo de su vida
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