CONTIENE:
-BALLBUTING HOMBRE/HOMBRE
I
El rey Aqua estaba sentado en la fuente del jardĆn del rey de reyes, con su mano manipulaba el agua y esta se movia como si se tratara de un objeto dĆ³cil, bailando con los variados movimientos que Ć©l hacĆa con sus manos, subĆa, hundĆa o diseƱaba variados objetos.
—¿Fastidiado, guerrero? —preguntĆ³ una voz tras Ć©l, era Olimpo.
—Oh, no, gran Olimpo —negĆ³ Aqua—, es que tĆŗ teniendo esta fuente aquĆ se me hace necesario estar un rato con ella manipularla y saber como estĆ”.
—¿EstĆ”s preparado para la primera prueba? —preguntĆ³ Olimpo ocupando un asiento a un lado de la fuente.
—Por supuesto que sĆ —afirmĆ³ Aqua alzando el brazo provocando que el agua se levantase de forma impetuosa.
—JamĆ”s perderĆ© —asegurĆ³ Aqua borrando la faz afable de su rostro—, no estoy hecho para perder. TomarĆa represalia —moviĆ³ la mano y el agua tomĆ³ la altura de un torre en forma de puƱo.
—A mi no me puedes amenazar con eso —riĆ³ Olimpo chasqueando un dedo y haciendo que el agua volviera inerte a la fuente.
Aqua lo miro con reproche.
—Y yo que querĆa hacerte una propuesta —asegurĆ³ Olimpo.
—¿QuĆ© serĆa?
—Que te quedaras conmigo en el castillo.
—No entiendo —negĆ³ Aqua.
Olimpo le sujetĆ³ de la cara y acariciĆ³ su mentĆ³n a tiempo que le sonreĆa.
—¿Quieres que sea tu segundo GanĆmedes? —preguntĆ³ Aqua sin apartar la mano del rey de su rostro, refiriĆ©ndose a un hombre amante de otro hombre, en aquel caso el rey que ya contaba con un amante que vivĆa en el templo y servĆa como su empleado.
—SerĆas mejor que Ć©l —respondiĆ³ Olimpo, se acercĆ³ a Aqua y lo besĆ³ en los labios fue un beso corto pero ambos se llenaron de vida. Olimpo apartĆ³ sus labios de Ć©l y sonriĆ³—, tĆŗ serĆas el mejor GanĆmedes, tienes privilegios, Ć©l no es mĆ”s que el hijo de un granjero.
—Soy rey —asegurĆ³ Aqua.
Olimpo riendo se apartĆ³ de la fuente y se transformĆ³ en una inmensa aguila, volĆ³ hasta lo mĆ”s alto de la torre, su morada. Aqua bajĆ³ la mirada a su entrepierna, tenĆa el pene erecto.
II
Los reyes compartĆan habitaciĆ³n, lo que incrementaba sus diferencias y rivalidades, la primera habitaciĆ³n era compartida entre los reyes del hielo, el fuego, agua y de la electricidad, en aquel momento Piro discutĆa acaloradamente con Ćrtico y Electro, era un hombre problematico y tenĆa viejas rencillas con Electro y Aqua por alianzas en una guerra.
En aquel momento de la noche Ćrtico y Electro dormĆan cuando sus sueƱos fueron interrumpidos por la llegada ruidosa de Piro que entrĆ³ a la habitaciĆ³n tirando la puerta y encendiendo las luces. Iba semidesnudo y un ajustado calzĆ³n le apretaba la entrepierna.
—Hey... ya —pidiĆ³ Electro tapĆ”ndose la cara con la amohada—, apaga la luz, imbĆ©cil.
—SĆ, queremos dormir —pidiĆ³ Ćrtico—, no haz hecho mĆ”s que fastidiar.
—¡Yo hago lo que se me dĆ© la gana! —subiĆ³ la voz Piro—, ¡y si a ustedes les aturde afuera hay un amplio jardĆn!
—Desde que llegaste no haces mĆ”s que joder —rugiĆ³ Electro sentĆ”ndose en la cama, el manto descubriĆ³ su pecho lampiƱo y musculoso.
—¿Y quĆ© pasa? —reclamĆ³ Piro—. Ustedes aquĆ son un grupete de traidores que se alĆan para tumbar imperios.
—SabĆas que las montaƱas del monte Funghi pertenecĆan al reino del agua —dijo Electro—, no debĆas husmear en esos asuntos.
—Es que sĆ³lo asĆ reaccionan los fracasados que no aceptan la derrota ni los juegos de reinos —asumiĆ³ Artico, se dio media vuelta y metiĆ³ la cabeza bajo la almohada.
Piro apretĆ³ los labios estaba muy enojado, abriĆ³ la palma de la mano seƱalando hacia Ćrtico, una bola de fuego surgiĆ³ de su palma, esta cruzĆ³ el aire y cayĆ³ en la espalda del rey del hielo, este gritĆ³ con un quejido y cayĆ³ al suelo gimiendo y gruƱendo de dolor.
Electro se incorporĆ³ de la cama en seƱal alerta.
—Todos ustedes me tienen fastidiado —asegurĆ³ Piro llevando la palma de la mano en direcciĆ³n al seƱor del trueno.
Electro fue mĆ”s rĆ”pido y potente uniĆ³ ambas manos: una rĆ”faga elĆ©ctrica se estampĆ³ en el pecho de Piro, este aullĆ³ de dolor y saliĆ³ volando por el aire chocando contra la pared donde se dejo caer.
Electro saliĆ³ de la cama, tenĆa puesto una truza pequeƱa y negra.
—¿EstĆ”s bien, Ćrtico?
—S... s... sĆ —asegurĆ³ Ćrtico, tambiĆ©n tenĆa una ropa interior negra pequeƱa y ajustada, su espalda estaba rojiza y tenĆa un trasero redondo.
—Eres un animal, Piro —asegurĆ³ Electro—, estaremos alerta y nos encargaremos de que seas el primero en salir.
Piro se puso de pie su pecho se agitaba rĆ”pidamente despuĆ©s de la descarga elĆ©ctrica. Electro ayudĆ³ a levantar a Ćrtico, Piro se quedo de pie y se dedicaban miradas de odio.
—Los odio a todos —catalogĆ³—, ustedes son mis enemigos, desde aquella batalla, yo serĆ© el encargado de eliminar...
El rey del fuego se vio interrumpido cuando recibiĆ³ una dura patada en los testĆculos de parte de Ćrtico, que estrello la punta del pie directamente entre las piernas del rey, aplastando las bolas dentro de su ropa interior.
Piro abriĆ³ la boca quedĆ”ndose sin aliento, pensĆ³ que iba a desmayarse. Sintio que sus cojones se habĆan roto con aquella dura patada. CayĆ³ de rodillas al piso sin aire y con la boca abierta casi sollozando del insoportable dolor.
—¿QuĆ© haces? —quiso saber Electro cuando Artico abrĆa la mano y formaba un bloque de hielo en el torso de piro—, lo podrĆ” derretir.
—No en mucho tiempo despues de devastadora patada en las bolas —asegurĆ³ Ćrtico dio mediavuelta y se metiĆ³ en la cama.
Electro apagĆ³ la luz con un movimiento de manos, pronto el rey Aqua entrĆ³ en el cuarto y no se ocupĆ³ en atender a Piro que seguĆa sufriendo en el suelo, Ćrtico no podrĆa dormir bien esa noche por temor a un ataque, aunque no lo hubo.
III
En otra habitaciĆ³n estaba el rey de la vida y fertilidad en compaƱia del rey de la protecciĆ³n y del bosque cada uno estaba acostado en su respectiva cama y charlaban sobre la reina del amor, o de sus batallas o simplemente de los desafios que tendrĆan en la competencia.
—PodrĆa orientarme muy bien a traves del laberinto de espinas —decĆa SamĆ”n, rey del bosque—, las plantas del jardĆn me orientarian.
—Hasta los insectos te ayudarĆan —corroborĆ³ Diamante, rey de la protecciĆ³n—, eso es trampa.
—Lo que necesitamos es fuerza y destreza... escuchen... —pidiĆ³ James, rey de la vida. Abandono la cama, agarro unas mancuernas mientras ejercitaba sus fuertes brazos. TenĆa un diminuto y ajustado boxer negro que resaltaba su prominente Ć”rea genital, para ser rey de la fertilidad resaltaba mucho sus atributos. Sus piernas eran robustas y morenas, su torso fuerte y sus pechos tan grandes como piedras—, somos un grupo de cuatro, todos poderosos, si nos aliamos podemos hacer todo lo posible por llegar a los Ćŗltimos puestos e ir eliminando a los otros 12 reyes. Unidos llegaremos a la final.
—¿Y ya en la final? —quiso saber SamĆ”n.
—En la final nosotros cuatro —afirmĆ³ James—, dejariamos de lado la alianza, lo importante es sacar del juego a los demas.
—Me parece bien —afirmĆ³ Diamante, se sentĆ³ en la cama, un bĆ³xers rojo resaltaba la tonalidad clara de su fuerte y rubio cuerpo.
La puerta de la habitaciĆ³n fue abierta dando paso al rey de los asuntos del suelo, Terra, usaba una ajustada franelilla que afirmaba sus pectorales, una bandana negra cubrĆa sus cabellos y un oscuro pantalĆ³n. Regresaba de hacer ejercicios en el salĆ³n.
—AĆŗn despiertos —murmurĆ³.
—SĆ, estaba proponiendo una idea que debemos usar.
—La escuchĆ© cuando iba llegando —afirmĆ³ Terra—, y creo que esto sĆ³lo te conviene a ti.
—¿Por quĆ©? —reclamĆ³ James.
—Explica, quiero saber —pidiĆ³ Diamante—, hasta donde Ć©l hablĆ³ parecĆa buena propuesta.
—Porque el Ćŗnico rey venido a menos en esta habitaciĆ³n es Ć©l —hablĆ³ Terra.
—Hey, claro que no. Protesto, soy tan importante como todos, soy creador de la vida y la fertilidad.
—No eres un rey importante ni de guerra —negĆ³ Terra—, no eres estratega, sĆ³lo quieres usarnos para llegar al final. SamĆ”n es fuerte con el boaque, plantas y animales, Diamante es un gran estratega, conoce las potencias y debilidades de los reyes y sus tropas, el forjador de sus armas y protecciones, yo controlo la tierra y sismos, podemos barrerlos a todos... tĆŗ, ¿quĆ© haces? ¿Fornicar con las novias? ¿bendecir a los matrimonios y dar hijos a las familias? Oh no, no me hagas reĆr... eres un rey menor.
—Soy tan importante como cualquiera —reprochĆ³ James.
—¿Ah, sĆ? —se burlaba Terra—, ¿y con quĆ© se supone que demostrarĆ”s tu fuerza? Con tu sĆŗper pene. ¡Jajaja! Eres un rey menor, rey venido a menos.
—¿¡QuĆ© no me ves!? Tengo fuerza y resistencia.
Terra reprimiĆ³ una risa, miro el bulto que se hacia en la entrepierna del rey de la virilidad, de veras se veĆa enorme, procediĆ³ a agarrar los testĆculos de James antes de que Ć©l se diera cuenta, hubo un fuerte apretĆ³n y James gritĆ³ de dolor sintiendo los dedos comprimir sus pelotas tan grandes como naranjas.
—Por... favor. Por favor, ¡basta! —rogĆ³ James.
—¿Se supone que esto es tu potencial? —se reĆa Terra torturando los cojones del rey de la vida.
—Hombre, sueltalo —pidiĆ³ Diamante—, no es legal, menos para Ć©l.
—¡Por favor! Por favor, para! —James sollozĆ³.
—Suelta —pidiĆ³ el rey SamĆ”s daliendo de su cama, tenĆa un ajustado bĆ³xer que lucĆa su abultado pene, quizas era una erecciĆ³n o mero grande en estado flĆ”cido.
James fue soltado de las pelotas y se enconrvĆ³ apoyandose en una mesa mientras acariciaba sus adoloridos testĆculos, ¡cĆ³mo dolĆan! TenĆa la cara congestionada de dolor.
—Lo que Ć©l pide, no es descabellado —opinĆ³ SamĆ”n—, con una alianza estarĆamos seguros en el final eliminando a los otros.
—No estoy seguro de compartir mis poderes —decĆa Terra tomando una toalla para irse a duchar—... con un rey menor. Mi alianza serĆa con los poderosos, no con Ć©l —miro a James que seguĆa encorvado acariciando sus testĆculos.
—Yo tambien, solo entre nosotros nos podemos ayudar —asegurĆ³ SamĆ”n.
Terra torciĆ³ los labios e ignorĆ³ a James.
—Lo pensarĆ© —concluyĆ³ antes de irse a baƱar.
III
En la parte baja del jardĆn habĆa un gimnasio donde los reyes podĆa ejercitarse y desarrollar sus fuerzas y mĆŗsculos. AllĆ estaba el rey de la guerra Mark.
Su cuerpo estaba brillante y cubierto de sudor, sus robustas piernas, gruesas como troncos de arboles lo hicieron sentarse a terminar de reposar sus ejercicios en la mĆ”quina de hacer pesas, las venas de los biceps se notaban prensadas en respuesta a la ejercitaciĆ³n, un chorro de sudor de deslizaba por su superpoderoso pecho. TomĆ³ un trago de agua y se preparĆ³ para salir sin duda alguna preferĆa ejercitarse en ese momento de la noche porque era el momento en el que las energĆas del planeta se movĆan de forma errante buscando quien las dominase y era lo que Ć©l le gustaba hacer.
—¡Puta! —exclamĆ³ colocĆ”ndose en cuclillas sosteniendo su cabeza, al ser rey de guerra habĆa desarrollado la habilidad de soportar grandes golpes, aquel no habĆa hecho gran daƱo en Ć©l, seguido otra pesada mancuerna impactĆ³ contra Ć©l.
Mark rugiĆ³ resistiendo el peso del hierro.
Pronto una rĆ”faga de aire y lo elevĆ³, y otra pesa le golpeĆ³ la cara sin sacarle sangre o provocar hinchamiento alguno.
PartĆculas de tierra entraron en los ojos de Mark, obligando a que los cerrara y no viera venir un tubo contra su entrepierna que sĆ le doliĆ³.
Los ojos de Mark se abrieron de par en par y su boca se separĆ³ en forma de "O". El aire dejĆ³ de soplar en la sala, y Mark cayĆ³ desde una altura considerable impactando en el suelo como un costal de toneladas haciendo vibrar todo, se acurrucĆ“ en el piso en posiciĆ³n fetal sobando sus testĆculos. Oculto tras unas telas estaba Sixto, rey del aire manipulando con sus manos el viento originado en el gimnasio, saliĆ³ corriendo de allĆ cuando prontamente Mark se ponĆa de pie.
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