Israel culminaba su jornada deportiva del dĆa, a sus 34 aƱos era padre de dos niƱos, se desempeƱaba como dentista y nadador, era alto y musculoso, con el cabello rubio, labios carnosos y con un inmenso bulto dentro de la ropa de nataciĆ³n.
IngresĆ³ al Ć”rea de duchas para tomar un baƱo de agua frĆa, sacar el cloro de su cuerpo e irse a descansar a casa. SacĆ³ la mochila del bolso la toalla.
—Cuando no, tĆŗ estorbando mis planes —dijo una voz a su espalda gruesa, cuando se dio la vuelta descubriĆ³ a Adam, uno de los nadadores del complejo con quien habĆa iniciado una larga rivalidad—, otra vez me arrebataste el triunfo.
Israel dejo a un lado el bolso y la toalla, le hizo frente, Adam era de tez morena, grueso y fuerte. Sus cabellos eran negros y calzaba un pantalĆ³n playero de color blanco.
—¿QuĆ© quieres, Adam? —quiso saber Israel con voz de fastidio y extendiendo los brazos.
—Me has robado mi triunfo, idiota —reclamĆ³ Adam.
—¿Te robĆ©? ¡Esto es una competencia! ResultĆ© mejor que tĆŗ y fui beneficiado con ese prĆ³ximo viaje para la competencia.
—No lo mereces. Eso era para mi. Desde que llegaste aquĆ has sido una piedra en el zapato.
—Yo ganĆ© e irĆ© a esa competencia.
—No es la primera competencia en la que yo evito que vayas.
—Y no es la primera vez que te gano.
El cuerpo de Israel se quedĆ³ paralizado mientras sus ojos se abrieron soltando un gemido de dolor.
Adam mostrĆ³ una larga risa dando a las pelotas de Israel -que eran muy grandes-, un buen apretĆ³n, muy duro hasta que lo soltĆ³.
Israel se doblĆ³, agarrando su entrepierna gimiendo miserablemente. MirĆ³ a Adam con expresiĆ³n de dolor en el rostro.
Inesperadamente la mano de Israel se lanzĆ³ entre las piernas de Adam. Agarrando sus testĆculos y apretĆ³ con fuerza, hundiendo sus dedos en el bulto del deportista.
Adam gritĆ³ de dolor.
Con un giro de la mano, Israel retorciĆ³ las huevas de Adam, arrancĆ”ndole un chillido.
Israel se enderezĆ³ colocĆ”ndose a la altura de Adam, cuando lo hizo, la mano de Adam aterrizĆ³ entre los muslos del rubio sexy con un ruido sordo.
—¡AAAAAGGGHHHH! —gritĆ³ Israel con voz de niƱa cuando Adam apretĆ³ sus enormes gĆ³nadas con toda la fuerza que pudo reunir.
Adam estrujĆ³ el par de cojones haciendo que Israel se colocara de puntillas y se viera obligado a soltar las pelotas del primer atacante.
Un gemido escapĆ³ de los labios de Israel, estaba angustiado con el dolor explotando desde sus huevas.
—No voy a soltar este par de naranjas hasta que tĆŗ no puedas caminar —asegurĆ³ Adam—. No es la primera vez que lo hago y serĆ© yo quien una vez mĆ”s vaya a esa competencia por ti.
Israel gemĆa y gemĆa sintiendo como sus huevos eran apretados como si fueran a convertirlos en purĆ©.
Finalmente, despuĆ©s de lo que pareciĆ³ una eternidad, Adam soltĆ³ al dentista y este se doblĆ³ adolorido.
—Eres un maldito —asegurĆ³ Israel dando la espalda y caminando hacia su morral para buscar la toalla mientras sontenĆa sus pelotas—. No renunciarĆ© a la competencia, yo la ganĆ© de la manera mĆ”s justa.
Con una sonrisa burlona, Adam estampĆ³ una patada a Israel cuando este se daba la vuelta con la toalla entre sus dedos. Aplastando sus grandes testĆculos con total precisiĆ³n.
Israel cayĆ³ de rodillas agarrando su entrepierna con la boca abierta y los ojos vodriosos sin emitir ruido alguno.
Adam lo mirĆ³ embelesado.
—A esa competencia irĆ© yo —comunicĆ²—. TĆŗ no podrĆ”s caminar ni nadar.
Israel gimiĆ³, balanceĆ”ndose hacia adelante y atrĆ”s, agarrĆ”ndose las pelotas frĆ”giles con profundo dolor, acariciaba como un niƱo a punto de llorar.
—bas... bastardo.. —insultĆ³ Israel, sabĆa que sus testĆculos se hincharian tanto que le impedirĆan caminar. DejĆ³ escapar un gemido y lentamente puso sus manos sobre su muslo.
Adam mirĆ³ la entrepierna de aquel macho y sonriĆ³.
Dentro de su traje de baƱo Israel tenĆa una erecciĆ³n, no pudo ponerse de pie y con un grito se doblĆ³, agarrĆ”ndose las bolas.
—Siempre serĆ”s ese debilucho de bolas de cristal al que siempre jodo —se burlĆ³ Adam.
—Al menos no tengo un micropene —susurrĆ³ Israel.
Adam lanzĆ³ una risa socarrona, como si nada le afectara.
El varonil y hermoso rostro de Israel estaba arrugado de dolor. Adam lo miraba con desprecio flagrante.
El bello semental se retorcĆa en el suelo, agarrĆ”ndose los testĆculos lesionados, gimiendo de dolor.
Adam lanzĆ³ una risa burlona y antes de irse de allĆ dijo:
—EsperarĆ© que maƱana declines tu viaje a la competencia porque tus huevos no te dejan caminar.
Y estaba en lo cierto, Israel no podrĆa asistir a la competencia, una vez mas Adam tomaba delantera.
Israel se enderezĆ³ colocĆ”ndose a la altura de Adam, cuando lo hizo, la mano de Adam aterrizĆ³ entre los muslos del rubio sexy con un ruido sordo.
—¡AAAAAGGGHHHH! —gritĆ³ Israel con voz de niƱa cuando Adam apretĆ³ sus enormes gĆ³nadas con toda la fuerza que pudo reunir.
Adam estrujĆ³ el par de cojones haciendo que Israel se colocara de puntillas y se viera obligado a soltar las pelotas del primer atacante.
Un gemido escapĆ³ de los labios de Israel, estaba angustiado con el dolor explotando desde sus huevas.
—No voy a soltar este par de naranjas hasta que tĆŗ no puedas caminar —asegurĆ³ Adam—. No es la primera vez que lo hago y serĆ© yo quien una vez mĆ”s vaya a esa competencia por ti.
Israel gemĆa y gemĆa sintiendo como sus huevos eran apretados como si fueran a convertirlos en purĆ©.
Finalmente, despuĆ©s de lo que pareciĆ³ una eternidad, Adam soltĆ³ al dentista y este se doblĆ³ adolorido.
—Eres un maldito —asegurĆ³ Israel dando la espalda y caminando hacia su morral para buscar la toalla mientras sontenĆa sus pelotas—. No renunciarĆ© a la competencia, yo la ganĆ© de la manera mĆ”s justa.
Con una sonrisa burlona, Adam estampĆ³ una patada a Israel cuando este se daba la vuelta con la toalla entre sus dedos. Aplastando sus grandes testĆculos con total precisiĆ³n.
Israel cayĆ³ de rodillas agarrando su entrepierna con la boca abierta y los ojos vodriosos sin emitir ruido alguno.
Adam lo mirĆ³ embelesado.
—A esa competencia irĆ© yo —comunicĆ²—. TĆŗ no podrĆ”s caminar ni nadar.
Israel gimiĆ³, balanceĆ”ndose hacia adelante y atrĆ”s, agarrĆ”ndose las pelotas frĆ”giles con profundo dolor, acariciaba como un niƱo a punto de llorar.
—bas... bastardo.. —insultĆ³ Israel, sabĆa que sus testĆculos se hincharian tanto que le impedirĆan caminar. DejĆ³ escapar un gemido y lentamente puso sus manos sobre su muslo.
Adam mirĆ³ la entrepierna de aquel macho y sonriĆ³.
Dentro de su traje de baƱo Israel tenĆa una erecciĆ³n, no pudo ponerse de pie y con un grito se doblĆ³, agarrĆ”ndose las bolas.
—Siempre serĆ”s ese debilucho de bolas de cristal al que siempre jodo —se burlĆ³ Adam.
—Al menos no tengo un micropene —susurrĆ³ Israel.
Adam lanzĆ³ una risa socarrona, como si nada le afectara.
El varonil y hermoso rostro de Israel estaba arrugado de dolor. Adam lo miraba con desprecio flagrante.
El bello semental se retorcĆa en el suelo, agarrĆ”ndose los testĆculos lesionados, gimiendo de dolor.
Adam lanzĆ³ una risa burlona y antes de irse de allĆ dijo:
—EsperarĆ© que maƱana declines tu viaje a la competencia porque tus huevos no te dejan caminar.
Y estaba en lo cierto, Israel no podrĆa asistir a la competencia, una vez mas Adam tomaba delantera.
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