Esta historia estĆ” relacionada con LA TRAMPA PARA EL DUO ENCAPUCHADO.
Contiene Ballbusting F/M.
En el relato anterior, el agente Armando DĆaz y la Teniente Gertrudis Ferrer, descubrieron que Marisol y Hernando son los encapuchados que atacaron e intentaron asesinar a la porrista Marcela; entonces actuando fuera de sus órdenes, planearon una elaborada trampa que segĆŗn parece el dĆŗo encapuchado creyó.
Esta noche los amantes se prestan a asesinar a la aparentemente desprotegida Marcela, pero no sospechan que el par de policĆas les espera para aprehenderlos.
Ya de noche la pareja criminal llega en un auto rentado al sitio acordado, Hernando tenĆa sus reservas asĆ que a travĆ©s de un tercero alquilo un vehĆculo, y al acercarse a la lejana dirección, ocultó las placas del vehiculo; Nunca se sabĆa dónde habĆa cĆ”maras de trĆ”nsito o cerca a estas cabaƱasā¦Por ningĆŗn motivo deberĆa haber evidencia de que estuvieron por esos lares.
Se trataba de cabaƱas alquiladas con fines romĆ”nticos, pero habĆa bastante distancia entre una y otras, y se arrendaban fĆ”cilmente⦠incluso hasta online, sólo se adquirĆa el arriendo y la persona con la llave dada previamente, usaba la cabaƱa cuando quisiera.
Al llegar Hernando se estaciona a una prudencial distancia, ambos revisan el Ć”rea y no hay seƱal de policĆas o amenazas; Todo estĆ” servido para su venganza, ambos se colocan mĆ”scaras, pues no estĆ” de mĆ”s ser prevenido con sus identidades.
Cuando Hernando observa frente a Ć©l a una encapuchada Marisol, no puede dejar de sentir agrado, es como una discĆpula y a la vez su amada, decide darle un enorme beso a esa chica.
La pareja observa desde el exterior la silueta de una mujer que camina de un lado a otro dentro de la cabaƱa, una tenue luz de una lƔmpara de mesa es toda lo que ilumina el interior.
La pareja de criminales decide que hacer, Marisol se quedarĆ” en los alrededores montando guardia mientras Hernando ingresa y hace el daƱoā¦si hay algĆŗn imprevisto, Marisol le timbrara al telĆ©fono y esa serĆ” la seƱal de huida para Hernando.
Con unos binoculares Armando observa a la pareja, analiza sus movimientos y descifra el plan de los encapuchados; Por radio le informa a la Teniente Ferrer, quien feliz de lo que escucha, da órdenes a su subalterno:
āEs perfecto, usted detenga a la mujer!, yo me hago cargo de ese maldito violador!, le ira bien mal conmigo, cambio y fuera!ā.
El policĆa no se preocupa por su jefa, esta armada y tiene conocimientos en defensa personal, aunque quisiera en persona moler a golpes a Hernando por intentar violar a Marcela, se contentarĆ” con verle presoā¦AdemĆ”s contra su jefa, Hernando va a sufrirā¦y se lo merece!.
A medida que avanzaba, Hernando pensaba que harĆa allĆ adentro; Le habĆa prometido a Marisol solo asesinarla, nada de sexo, pero no se iba a quedar con las ganas del desquite completo.
Recordó como la primera vez que tuvo a la porrista entre sus brazos, su pene estaba demasiado erecto!...luego ella lo golpeó, y todo se arruinó.
Hoy como fuera se desquitarĆa en todo sentidoā¦la penetrarĆa, asĆ sea solo un instante, y en realidad planeaba hacerlo asĆ, dado la falta de tiempo.
Era un asunto de entrar y salirā¦.solo metĆ©rsela, matarla y escapar.
Cuando el enmascarado Hernando se acercó a la puerta, halló la llave debajo del tapete, tal como lo habĆa indicado Marcela, en su plan telefoneadoā¦Que fĆ”cil eran las cosas esa noche.
La trampa se activa cuando Hernando cierra la puerta de la habitación; El confiado hombre espera a una chica tomada por sorpresa⦠pero apenas ingresa, observa a una mujer de espalda, que al percatarse de su presencia, le da el frente, dejÔndole atónito.
Hernando queda paralizado, la persona no es Marcela, es una mujer de mƔs de 40 aƱos, y con una pistola apuntƔndole al pecho.
El hombre levanta las manos, dejando caer una cuerda que tenĆa entre dedos.
La Teniente se revela:
āAhora te tengo violador enmascaradoā
āQuien eres tĆŗ?ā.
āPara tu desfortuna, soy la Teniente de la policĆa Gertrudis Ferrer, y caĆste en la trampa que te pusimosā.
Hernando estĆ” internamente hecho una furia, asĆ que todo este asunto de Marcela es un engaƱoā¦con razón parecĆa todo tan fĆ”cil.
āQuĆtate la capucha, Hernando San Clementeā.
Hernando se la retira sabiendo que todo estĆ” perdido, Ya sabĆan quiĆ©n era, cómo pudieron caer en semejante jugarreta, y Marisol?, de seguro tambiĆ©n estĆ” detenida ya.
La Teniente observa la cuerda que Hernando dejo cae al suelo.
āAsĆ que venĆas a estrangular a la joven, verdad?, eres un grandulón cobarde!ā.
El odio es evidente en el rostro del sujeto, por ser detenido, y en la Teniente por lo miserable del abusador.
āAhora, muy lentamente⦠desvĆstete!ā.
āQuĆ©?, no lo harĆ©!, que pretendes?ā.
āPues no pienses nada malo de mĆ, AquĆ el miserable violador y abusador eres tĆŗ!, debo asegurarme que no tengas ningĆŗn otro tipo de armaā.
El hombre se niega una vez mĆ”s, y la policĆa apunta su arma a la entrepierna de Hernando.
āQuĆtate la ropa o te disparo en tu preciada vergaā.
Un asustado Hernando le reclama: āOiga, usted es policĆa, no puede hacer estoā.
āClaro que puedo, no me caes nada bien maldito, y si preguntan, pues dirĆ© que te resististe al arresto y tuve que dispararteā.
El varón tiene que colaborar, lentamente se retira la ropa, quedando únicamente con su protector genital.
āDije todo!, quĆtate esa cosa tambiĆ©nā.
Ante la negativa de Hernando, la Teniente amenazó:
āQuien crees que gane, una bala o tu protector?, no creo que esa cosa te salve contra un tiro de mi armaā.
El hombre se retira todo, y la Teniente analiza lo que observa:
- Vaya!, es cierto lo que dijo la porrista cuando después de su declaración, me contó detalles privados sobre él, sà que tiene la verga grande, y también las pelotas.
āDime a cuantas chicas has violado con esa cosa, eh?. DĆmelo maldito!ā.
El enfado de la Teniente es evidenteā¦Pero el hombre estĆ” ya cansado de ser cuestionado y atina a decir:
āYa arrĆ©steme vieja, no responderĆ© a nada mĆ”sā.
SerĆa fĆ”cil arrestarlo e irse con Ć©l para la comisarĆa, pero para la Teniente es muy fĆ”cil lo que ha pasado, el criminal merece castigo!.
āMira maldito, muĆ©strame las huevas!ā. Ante la confusión de Hernando, la mujer recalca.
āMuĆ©strame las huevas miserable, esas con las que te viniste en todas esas chicas!, muĆ©stramelas o les doy un tiro!ā. La oficial Gertrudis movió la pistola, apuntando de nuevo a los genitales del sujeto.
Hernando obedeció mientras la mujer dejo de apuntarle, Ć©l hombre suplica: āNo, No me las vaya a golpearā.
āClaro que no te las voy a golpear imbĆ©cil, soy policĆa y no me rebajo a romper la ley ante tipos como tĆŗā.
La mujer observaba los testĆculos mĆ”s grandes que habĆa visto en la vida, el abusador estaba demasiado bien dotado.
En ese instante la mujer hizo lo que desde el principio iba a hacer:
āSabes que canalla?, esto es por todas ellas!ā.
La Teniente con velocidad, lanzó una fuerte patada, clavando la punta de su zapato en los desnudos y expuestos testĆculos de Hernando.
El impacto le hizo abrir los ojos y soltar un grito:
āAAAaaaaaaaahhhhhhhhhhhh!ā.
Hernando se dobló a la mitad, apretó los dientes y cubrió sus lastimadas pelotas.
La complacida policĆa se jacto de su acción: āTe gustó eso miserable?, Ojala del dolor no se te vuelva a parar la verga nunca mĆ”s!ā.
Hernando retrocedió torpemente unos pasos y cayó, quedando de rodillas.
āSabes algo?, si no tuvieras las pelotas tan grandes, no hubiera tenido tantas ganas de pateĆ”rtelas!ā.
Hernando mantiene una rodilla en el suelo, la oficial se acerca a él para ayudarle a incorporar⦠ya es hora de esposarlo.
Pero con la policĆa tan cerca de Ć©l, Hernando a pesar del trauma, intenta algo!; Desesperado por el dolor y la situación sin salida, se arriesga a atacar a la Teniente.
El desnudo hombre la empuja haciĆ©ndole caer el arma de sus manos, ahora en igualdad de condiciones solo debe darle un fuerte golpe para tomar la ventaja, peroā¦
ā¦Pero Gertrudis Ferrer no es fĆ”cil de vencer, y bien entrenada en defensa personal, reacciona tan rĆ”pido que no da tiempo a Hernando de hacer nada.
La mujer velozmente le da un golpe con la palma de mano en la nariz del varón, haciéndole irse para atrÔs!,
Tocado en el Ɣrea nasal, Hernando presenta aturdimiento y lagrimeo, enseguida la agente continua con el segundo de un combo de tres, al aplicarle un golpe con los dedos extendido en la prominente manzana de adƔn del sujeto.
El jugador de rugby se toma el cuello con ambas manos, tosiendo y jadeando; La Teniente Ferrer ahora tiene toda la ventaja, baja la mirada a la expuesta entrepierna del violador, con todo el tiempo, apunta nuevamente a sus grandes y lastimados testĆculosā¦
⦠y descarga un sólido puntapié contra esas Ôreas viriles.
El impacto hace rebotar las grandes pelotas de Hernando, quien grita a todo pulmón, escuchÔndose en lo profundo del bosque.
āAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!ā.
El dolor de sus heridos huevos lo deja mareado y viendo estrellas, seguidamente cae de rodillas y termina boca abajo, sin dejar un segundo de agarrarse las pelotas.
En el suelo presenta un rostro totalmente descompuesto.
Gertrudis ni siquiera va por su arma, sabe que lo tiene totalmente a su merced, pero eso no harĆ” que detenga ahĆ el castigo.
La Teniente toma impulso y le patea el rostro al abusador, quien hace un giro en el suelo, retorciendo su cuerpo con el impacto hasta quedar boca arriba.
Hernando prĆ”cticamente estĆ” en otro mundo, la mujer ya cansada de una pelea con tan poca resistencia, decide terminar el asunto; Se ubica entre las piernas de su oponenteā¦justo frente a las ya inflamadas pelotas del Hernando.
Con desdĆ©n, levanta un pie ā¦
ā¦y sin mucha fuerza, propina un certero golpe de punta en el enorme testĆculo izquierdo de Hernando, quien al recibir el impacto, abre los ojos y boca, y de inmediato los cierra por el resto de la noche.
La oficial se cerciora del estado del ahora prisionero, sólo se encuentra desmayado, entonces por curiosidad, se dirige el Ôrea genital y toma en sus manos las prominentes glÔndulas que acaba de golpear.
āVaya!, que enormes!ā.
Ya incorporada, la mujer recupera su arma y contempla al varón.
āBueno, eso es todo canallaā¦ahora a esposarteā.
En ese instante, recibe desde atrƔs un fuerte golpe en la cabeza, con un objeto contundente.
Es Marisol!, quien con un sólido tronco tomó por sorpresa a la Teniente; Con semejante golpe Gertrudis cae al suelo, totalmente noqueada.
Pero que sucedió con Armando quien debĆa atrapar a Marisol?.
Apenas se cerró la puerta tras Hernando, Armando actuó y emboscó a Marisol, quien al verse tapada de la boca y fuertemente agarrada por detrÔs, entra en pÔnico.
Armando la lleva hacia un claro en el bosque, arrastrĆ”ndola si poder ella resistir; Mientras la maniata, el policĆa con rĆ”pidos movimientos de mano, la registra en busca de alguna arma, sea de fuego o blanca; Las hĆ”biles manos del agente palpan, cintura, caderas y espaldaā¦.la sorprendida Marisol se siente toda manoseadaā¦Para desfortuna de ella no llevaba armas, sólo un telĆ©fono móvil que pasa a custodia de quien la registra.
El sujeto afloja el agarre a la chica al momento que expresa:
āNos volvemos a ver chica enmascaradaā.
Marisol reconoce la voz, se trata del oficial DĆaz, sabe que sin duda han caĆdo en una trampa.
MĆ”s que pensar en ella, en ese momento la suerte de su amado hombre la atormenta, no dejarĆ” que lo lleven a la cĆ”rcel; La muchacha logra voltearse para usar lo Ćŗnico que puede hacer ahora⦠le envĆa un rĆ”pido rodillazo a la entrepierna de Armando.
El impacto en el Ɣrea genital es certero, y Armando lanza un leve quejido.
āUuyyyyā.
Marisol como en su encuentro anterior planea huir, pero la fuerte mano de Armando en su antebrazo, le impide Ʃl escape.
āPero quĆ©?ā. En ese instante siente un dolor en la rodilla con la que acaba de impactar los genitales del policĆa.
Una sonrisa de Armando le hace ver que estĆ” bien, la joven no para de sobar su rodillaā¦pero que golpeó?
Armando golpea levemente su propia entrepierna con su puño, lleva puesto un protector genital⦠obviamente una pieza de talla promedio, a diferencia de las usadas por su querido Hernando.
āEsta vez estoy preparado cariƱoā¦nada de golpes suciosā.
El policĆa usa la fuerza y esposa a la joven con las manos adelante.
Seguidamente la obliga a sentarse en un tronco que hay en el claro del bosque; Sin miramientos le quita la capucha, a lo que Marisol aun esposada intenta resistir, pero ante la frase de Armando āYa sĆ© quiĆ©n eres Marisol Herreraā. La chica permite se revele su identidad.
āMe tienes maldito!ā.
āPor supuesto, y mi Teniente ya debe de haber arrestado a tu amante y cabecilla del grupo, todo acabó para ustedes!ā.
En ese instante desde la cabaƱa se oye un fuerte alarido de dolor, es la segunda patada con la que Gertrudis habĆa devastado los testĆculos de Hernando.
āOh no, Hernando!ā.
āParece que la Teniente estĆ” dĆ”ndole un buen merecido a tu noviecitoā.
Por un instante Armando le da la espalda a Marisol, quien a pesar del enfado ante el comentario del policĆa, no ha perdido la atención en buscar una oportunidad de escape.
La joven lleva sus esposadas manos al escote y saca un pequeƱo dispositivo que guardaba como defensa ante una emergencia.
Se trata de un Stungun, un aparato de choques elĆ©ctricos!; Pero al ser este en miniatura, es fĆ”cil de ocultar en su brasierā¦justo en un sitio muy poco probable para ser registrada.
Aprovecha el momento y desde atrƔs ataca con el arma elƩctrica a Armando, DirigiƩndola a su Ɣrea genital!, sabe que estƔ protegida, pero puede hacerle daƱo de una forma indirecta!
El aparato hace contacto con la cara interna del muslo del policĆa, a centĆmetros de sus protegidos testĆculos, descargando inmediatamente una enorme cantidad de voltios.
El choque aturde a Armando, quien grita y luego aprieta los dientes!; El hombre siente como la electricidad recorre su cuerpo, pero especialmente se concentra alrededor de sus genitales!.
La corriente invade la zona, centrĆ”ndose luego en sus testĆculos, sintiendo Armando como si le clavaran miles de alfileres en las gónadas.
Debido al electroshock, los espermatozoides del joven agente prƔcticamente convulsionan dentro de sus lugares de almacenaje.
Un efecto secundario ocurre en el miembro viril de Armando, el cual presenta una mediana erección, casi alistĆ”ndose para eyacularā¦lo cual parece suceder, cuando un lĆquido empapa el protector y seguidamente el calzoncillo que lo sostiene.
No es semen puro, simplemente su glĆ”ndula seminal cedió al estĆmulo elĆ©ctrico y descargó su contenido de lĆquido lubricante al exteriorā¦Dado que desde hace dĆas no tenĆa sexo, la cantidad expulsada es demasiada, dejando su ropa interior como si se hubiese orinadoā¦
ā¦y eso mismo hubiese sucedido, sino se queda sin baterĆas el aparato de Marisol.
La decidida mujer le aplicó tanta energĆa al botón de activar, que la baterĆa se agotó.
Por fin liberado del shock, Armando se desploma a tierra, con espuma en la boca cual perro con rabia
Pronto Marisol le quita la llave de las esposa y se libera; La chica puede ver al aturdido agente tirado, con las manos alrededor de su inĆŗtil protector genital:
āTonto hombre!, por ser caballero no registras el brasier a una mujerā¦esa fue tu perdición!ā.
En ese momento recuerda a su amado Hernando, debe ir a ayudarle!; Enseguida frunce el ceƱo y le propina una patada en el rostro a Armando, dejƔndole sin conocimiento.
Tan deprisa corre a salvar a su hombre que ni siquiera se preocupa por tomar el arma del policĆa, lo Ćŗnico que le importa es la seguridad de Hernando!... En su correrĆa hacĆa la cabaƱa, observa un grueso tronco y se arma con Ć©l.
Cuando Gertrudis Ferrer acababa de privar a Hernando de un rƔpido puntazo en sus grandes huevas, Marisol ingresa con el tronco y la ataca por detrƔs, noqueƔndola!.
La chica atiende a su novio!, viĆ©ndole desnudo enseguida deduce donde le han golpeadoā¦En el Ćŗnico lugar donde pueden lastimar a un hombre tan musculoso.
Revisa sus huevos y los encuentra inflamados.
āOh Dios mĆo! Hernando!ā.
Palpa sin fin esos amados testĆculos, de reojo mira con odio a la inconsciente mujerā¦quisiera matarla, pero primero es Hernando.
La joven arrastra el enorme y musculado cuerpo desnudo de su amante; Es cierto que los policĆas han sido reducidos, pero la chica teme que haya mĆ”s policĆas en el Ć”rea⦠de hecho su ausencia es hasta sospechosa.
Al sacarlo por la puerta, Marisol coloca en el suelo unas sÔbanas y con dificultad coloca el pesado cuerpo del varón⦠asà serÔ mÔs fÔcil de arrastrar, y a la vez su hombre no se ensuciarÔ con la tierra y hojas que abundan en el exterior.
Una vez en el auto, la pareja pone rumbo desconocido.
Armando DĆaz despierta unos minutos despuĆ©s, enseguida se soba la entrepierna:
āMaldita puta!, mis huevos!ā.
Armando cojea y se enfila hacĆa la cabaƱa, que habrĆ” pasado con el sospechoso y la Teniente Ferrer?
Mientras ingresa al sitio, nota a la mujer tirada en el suelo, quien apenas acaba de reaccionar.
āOhhhh, que, que pasó?ā. Expresa la mujer tomĆ”ndose la parte posterior de la cabeza.
Cuando es hora de dar explicaciones, Armando informa sobre el ataque recibido con el arma elĆ©ctrica, pero no pasara una nueva vergüenza contando a su jefa de un ataque elĆ©ctrico a su zona genital y las consecuencias traducidas en sus hĆŗmedos y pegajosos calzoncillos; En lugar de eso, miente justificando que cuando la registró no tenĆa nada, y fue shockeado en su espalda.
Gertrudis opina que tal vez la chica ocultó el arma elĆ©ctrica en su calzado, o en su ropa interior. A oĆr esto Armando se hace el que no sabe nadaā¦pero bien escuchó a pesar de su aturdido estado, que Marisol lo ocultó en su brasier.
El omitir lo vergonzoso, no salva a Armando de una nueva reprimenda por parte de su Teniente:
āQue inĆŗtil es usted DĆaz!ā.
āPero mi Tenienteā¦ā.
āOh cĆ”llese!, es todo su culpa!, ya tenĆa a ese dotado grandulón reducido y por su descuido⦠esa maldita put... digo, esa maldita chica me llegó por la espalda!ā.
āEh jefa dijo ustedā¦dotado grandulón?...usted le vio elā¦ā.
Gertrudis se apenó al ver su desliz verbal.
āYo no dije tal cosa!, y mĆ”s le vale olvidar eso, entiende!ā.
La ira de la mujer asustó al policĆa, enseguida cambiaron de tema y ceso el regaƱo de la jefa.
Mientras esto sucedĆa Marisol ponĆa rumbo hacia su casa, cuando se da cuenta de que la policĆa conoce su identidadā¦en el desespero no se percato de lo obvioā¦de seguro la esperan para atraparlaā¦debe buscar un sitio donde pasar la noche y atender a su querido hombre.
Pronto llega a un hotel de carretera, donde los clientes ingresan a habitaciones directamente desde garajes particulares.
Una vez a salvo en su habitación, Marisol coloca a Hernando en la cama y va en busca de algo con que aliviar el sufrimiento que tendrĆ” cuando vuelva a despertarā¦De hecho en la carretera, Hernando recobró el sentido, pero del dolor gritó y se volvió a desmayar.
En la comodidad de la cama, Hernando recupera nuevamente el conocimiento y el dolor lo vuelve a agobiar, El varón se retuerce en la cama tomando su lastimada virilidad; La joven al verlo tan adolorido y sudoroso, se desesperaā¦apenas puede le ofrece pĆldoras analgĆ©sicas.
El amante balbucea cosas sobre la mujer policĆa y si estĆ”n a salvo, Marisol le trata de calmar, y acariciando su cuerpo, le habla al oĆdo:
āTodo estĆ” bien mi amor, duerme, sólo duerme cariƱoā.
Hernando se deja llevar por la fatiga y el dolor, y se duerme⦠El varón en ningún momento suelta sus huevas.
Mientras Hernando esta inconsciente Marisol hace una llamada con un teléfono móvil que acaba de comprar.
Con lÔgrimas en los ojos, la joven sabe que estÔ en una situación sin salida y espera encontrar una forma de escape.
āSoy yo, sĆ© que no llamo muy seguido, pero tengo un problema⦠y es muy grave!ā.
Un hombre en las sombras escucha con atención.
āCuĆ©ntameā.
Tras la conversación, Marisol agradece a la desconocida persona y cuelga; De inmediato se dirige al dormido amante y retirĆ”ndole las manos de los testĆculos, comienza a besarle las gónadasā¦la joven se pasarĆ” las horas de la madrugada besando tales partes viriles.
Sólo una decena de llamadas desconocidas a su nuevo teléfono, la distraen de su dedicada labor.
Al dĆa siguiente Hernando despierta mucho mejor de sus aporreados testĆculos.
āTe sientes mejor cariƱo?ā.
Hernando se levanta sin problemas, los dolores testiculares han descendido ostensiblemente y agradece las atenciones de su pareja:
āGracias por ayudarmeā¦gracias por todoā.
āHarĆa lo que fuera por tiā.
āY gracias por besĆ”rmelas!ā.
āTe diste cuenta?ā.
āA ratos despertaba y sentĆa como me las besabasā¦eso ayudó bastanteā.
Ahora el varón estÔ presto a actualizarse en las cosas desde anoche.
La pareja charla en como cayeron en la trampa.
āAmorcito, no entiendo cómo pudieron descubrir quienes Ć©ramosā.
āDe seguro fue ese policĆa infiltrado, Ć©l sabĆa que eras mujer, de ahĆ debió investigar y llegó a ti, y contigo llegaron a mĆā.
āPerdónameā.
āNo hay nada que perdonarā.
Ahora un pensativo Hernando tiene la cabeza inflamada de tanto analizar quƩ hacer ahora.
āTodo acabó!, darĆ”n tarde o temprano con nosotros, sólo se me ocurre intentar huirā¦pero serĆ” difĆcil que no nos hallen, Oh Dios!, es el fin!ā.
La joven admiradora observa a su preocupada pareja y con una sonrisa expresa:
āNo te preocupes, encontrĆ© una forma de salir de todo estoā.
Un extraƱado Hernando no puede creer el sorpresivo optimismo de Marisolā¦Pero como pueden salir de este lĆo si han sido identificados y son buscados?
āDe que estas hablando Marisol?ā.
āEs un secreto pero te aseguro que tendremos una oportunidad de salir con bien de todo esta pesadillaā.
Mientras la pareja se ocultaba en el hotel, Gertrudis Ferrer y Armando DĆaz entraron en acción.
La Teniente debió decirle a su superior el CapitĆ”n RamĆrez lo sucedido anoche; El confesar su actuar contra las ordenes y pero aun el permitir que escaparan los sospechosos, le generaron una masiva reprimenda de su superior⦠Pero por ahora le prestarĆan la ayuda necesaria para capturar a los dos criminales.
Ya despuĆ©s la Teniente sentirĆa las consecuencias por sus actuaciones.
Pronto se estableció un enorme operativo de búsqueda, oficiales de todas partes recibieron fotos de los sospechosos e indicios de sus lugares que frecuentan.
En cierto momento el Teniente Montenegro se acercó a su Ex esposa quien habĆa sido puesta al mando del operativo, despuĆ©s de todo ella y DĆaz eran quienes mejor conocĆan a la pareja de delincuentes.
La mirada de enfado de su Ex, hizo retroceder a Montenegro quien por reflejo se cubrió las bolasā¦era mejor no meterse con ella y dejar las cosas asĆ.
Pasan unas horas y pronto hay una pista convincente, las autoridades se dirigen a un hotel que registro a una pareja semejante a la buscada.
En la habitación de hotel, Marisol recibe una llamada a su celular, tras colgar le pide a Hernando se vista pues tiene que irse ya. El confundido hombre sólo la sigue.
Pronto la policĆa aparece en la entrada del hotel, sólo para darse cuenta que la habitación y garaje de los sospechosos estĆ” vacĆo.
Una transmisión de radio alerta a las patrullas sobre un auto con la descripción del usado por los sospechososā¦estĆ” a apenas unas cuadras del hotel!, el dĆŗo acababa de dejar el establecimiento.
Las patrullas persiguen al auto sin darles tregua.
En el auto en fuga Hernando estĆ” muy nervioso, mientras su pareja se halla sonriente conduciendo a alta velocidad.
āQue te sucede Marisol?, nos atraparĆ”n!ā.
āNo! no lo harĆ”nā.
El sujeto analiza el comportamiento de Marisolā¦no se ve muy cuerda en este momento pero decide seguirle la corriente, despuĆ©s de todo para el hombre las cosas parecen ya perdidas.
āAunque no sĆ© porque deje que condujeras, yo soy mĆ”s hĆ”bil!ā.
āDĆ©jamelo todo a miā¦ya te dije que tengo un planā¦debemos ir a un lugar especialā.
Pronto la persecución de hace mĆ”s concurrida, un sinfĆn de patrullas les persiguen; Marisol tras recibir una llamada perdida en su celular, acelera y toma un nuevo rumbo⦠pronto asciende por una montaƱa en una peligrosa y cercana vĆa.
En una de las primeras patrullas, la Teniente y Armando DĆaz analiza la persecución y la jefa dicta órdenes.
āMi Teniente, la montaƱa solo tiene esta vĆaā.
āPerfecto!, ya los tenemos!, la mujer cometió un error, en la bajada les pondrĆ© una barreraā¦no escaparĆ”n de esta montaƱaā¦DĆaz, comunĆquese con las patrullas cerca a la bajadaā.
En el auto de los perseguidosā¦
āA dónde vamos?, es una locura Marisol, esta vĆa solo tiene una salidaā¦cuando descendamos nos estarĆ”n esperando mĆ”s patrullasā¦.serĆ” todo para nosotros!ā.
āNo te exaltes, se bien lo que hagoā.
āPor favor explĆcameā.
āHernando, no puedo vivir sin tiā¦prefiero estar contigo en la muerte que vivir enjaulada y separada de tu ladoā.
āOh no Marisolā¦no lo hagas!ā.
āEstaremos juntos hasta el final⦠y despuĆ©s de la muerte mi amorā.
El auto se acerca a la cima de la montaƱa, y a un profundo abismo⦠Hernando se resigna a su suerte, este serĆ” el Ćŗltimo dĆa de su vida.
La chica observa la mirada de tristeza de su amado:
āNo te preocupes, todo estarĆa bien!ā.
āMARISOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOL!ā.
El auto dobla en una curva, Para cuando las patrullas giran, no logran ver el vehĆculo, solo un instante despuĆ©s escuchan un estruendo continuo, y es que el auto corre cuesta abajo por el abismo.
Lo inevitable sucede, el auto se estrella con el fondo del barranco y estalla en una bola de fuego.
Todos los perseguidores quedan atónitos, La Teniente Ferrer se encuentra impactada:
āPeroā¦porque lo hicieron?ā.
Armando no cree lo que ve.
āEsa chica, Oh Diosā¦ella si estaba locaā.
Todo acabó en tragedia, pero igual terminó!, Para Armando es un alivio, por fin cesó el peligro para Marcela.
La Teniente Ferrer tiene ahora un enorme papeleo por delante, una cosa fƔcil era enjaular a una pareja de abusadores y asesinos, y otra cosa es rescatar cuerpos quemados, destrozados y mutilados, en medio de fierros retorcidos y calcinados.
AdemĆ”s las autoridades tendrĆan que dar explicaciones y comunicados sin fin sobre una tragedia que no olvidara la ciudad en mucho tiempo.
El dĆŗo enmascarado se suicidó para evitar la captura, habrĆ” influido el amor tambiĆ©n en esa decisión?ā¦eso lo juzgara cada persona.
Un entierro privado y casi anónimo, donde las familias de los muertos sepultaron unos restos irreconocibles, fue el final para los dos criminales.
Las cosas tuvieron diferentes finales para los protagonistas de esta historia⦠bueno hablo de los que sobrevivieron:
Marcela āla porristaā regresó a los pocos dĆas y su reencuentro con Armando fue muy romĆ”ntico, la pareja se besó apasionadamente apenas se vieron, todo acabó y ellos podrĆ”n dar rienda suelta a su amor.
Armando recibió felicitaciones en su trabajo y una medalla; No hubo cargos por desobedecer dado la estrategia que la Teniente Ferrer le habĆa planteado a DĆaz, desde el inicio de su actividad fuera de la ley; Y es que la superior mintió en su reporte de acción, diciendo que ella le habĆa mostrado una carta al agente DĆaz (carta que Armando nunca vio, pero confiaba en su jefa y en su plan para que el no fuera sancionado), donde le certificaba que habĆa vuelto al servicio y al mando de sus hombres; Con esto DĆaz era inocente de todo, pues ayudo a la Teniente pensando que la carta era autentica y actuaba acorde a la ley.
La Teniente Ferrer recibe una condecoración de sus superiores en pĆŗblico, era una figura pĆŗblica por descubrir la identidad del dĆŗo enmascarado y por ello no podĆa castigĆ”rsele ante las cĆ”maras.
Pero internamente recibió una reprimenda por desobedecer la cadena de mando.
Se planeó degradarla, y algunos pidieron hasta la destitución (eso sĆ, en unos meses, luego de que el interĆ©s del pĆŗblico decayera); Pero como cosa rara su Ex marido el Teniente Montenegro no aprovecho los problemas de su Ex mujer para hacerle un mayor mal, con un par de investigación de asuntos internos. No solo porque le desobedecieran en el caso que le adjudicaron, ni tampoco por aquel rodillazo en los testĆculos que tanto dolor fĆsico le habĆa generado. No!, el hombre lejos de expresar rencor, se portó como un aliado para ella, y sus influencias salvaron a Gertrudis de las potenciales consecuencias.
En una lugar privadoā¦
Armando besa a Marcela, el contacto de sus labios le genera un éxtasis como nunca tuvo con mujer alguna; Su miembro viril irrumpe por tercera ocasión en la vagina de la joven porrista haciéndola gemir de placer.
En medio de la pasión, la joven toma un instante para expresar algo que tenĆa en mente desde que Armando le contó todo lo sucedido con los criminales.
āMe alegra que lo que te hizo esa mujerā¦todas esas lastimadas en los huevos, no te hayan afectado cariƱoā.
āComo crees mi amor, estas huevas que tengo pueden aguantar eso y mucho mĆ”sā.
āPues siā¦esas hermosas bolas hoy demuestran lo que valenā.
La pareja reinicia los movimientos de cadera y pronto la mujer se aferra a las sabanas al tener otro orgasmo.
Fin.
Gracias
Comentarios a zatniktiel@hotmail.com
ANEXO:
Tras el accidente que costó la vida de la pareja de enmascarados, un hombre con cicatriz en el rostro, contempla a distancia como la policĆa revisa los restos del vehĆculo.
Todo el lugar estĆ” lleno de policĆas y prensa; Al poco tiempo recibe una llamada.
āAlo?ā.
āMi hija estĆ” bien?ā.
āClaro patrón, esta sin un rasguƱo, y el tipo que la acompaƱa tambiĆ©n esta ilesoā.
āEstaba algo preocupado con lo que veo en la televisión, en menudo lĆo se metió esa chiquilla esta vezā.
āMe extraƱa que dude de mi jefeā.
āNo es duda, es que a veces eres muy engreĆdo con tus labores y te puedes descuidar, y aquĆ no hay espacio para eso, ya que mi hija estaba en juegoā.
āPatrón usted calmadito, que todo salió a la perfecciónā¦Mi contacto en la policĆa me dio el aviso que esperaba y siempre estuve un paso delante de los āpuercosā, Por cierto, sobre ese sujeto, seguro que no quiere que lo desaparezca?, no hay ningĆŗn problema si da la ordenā.
āComo se te ocurre, mi hija estĆ” enamorada del tipo ese, y desafortunadamente yo siempre la he consentido bastante, asĆ que asegĆŗrate que nada le pase al amante de mi niƱaā.
āOk usted manda jefeā.
ContinuarĆ”ā¦ā¦ā¦.
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