La porrista y el desprotegido jugador (4/4): El final del duo encapuchado - Las Bolas de Pablo

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14 jul 2016

La porrista y el desprotegido jugador (4/4): El final del duo encapuchado

   Esta historia estĆ” relacionada con LA TRAMPA PARA EL DUO ENCAPUCHADO.

   Contiene Ballbusting F/M.


   En el relato anterior, el agente  Armando DĆ­az y la Teniente Gertrudis Ferrer, descubrieron que Marisol y Hernando son los encapuchados que atacaron e intentaron asesinar a la porrista Marcela; entonces actuando fuera de sus Ć³rdenes, planearon una elaborada trampa que segĆŗn parece el dĆŗo encapuchado creyĆ³.

   Esta noche los amantes se prestan a asesinar a la aparentemente  desprotegida Marcela, pero no sospechan que el par de policĆ­as les espera para aprehenderlos. 
   
   Ya de noche  la pareja criminal  llega en un auto rentado al sitio acordado, Hernando tenĆ­a sus reservas asĆ­ que a travĆ©s de un tercero alquilo un vehĆ­culo, y al acercarse a la lejana direcciĆ³n, ocultĆ³ las placas del vehiculo; Nunca se sabĆ­a dĆ³nde habĆ­a cĆ”maras de trĆ”nsito o cerca a estas cabaƱas…Por ningĆŗn motivo deberĆ­a haber evidencia de que estuvieron por esos lares.

   Se trataba de cabaƱas alquiladas con fines romĆ”nticos, pero habĆ­a bastante distancia entre una y otras, y se arrendaban fĆ”cilmente… incluso hasta online, sĆ³lo se adquirĆ­a el arriendo y la persona con la llave dada previamente, usaba la cabaƱa cuando quisiera.

   Al llegar Hernando se estaciona a una prudencial distancia, ambos revisan el Ć”rea y no hay seƱal de policĆ­as o amenazas; Todo estĆ” servido para su venganza, ambos se colocan mĆ”scaras, pues no estĆ” de mĆ”s ser prevenido con sus identidades.

   Cuando Hernando observa frente a Ć©l a una encapuchada Marisol, no puede dejar de sentir agrado, es como una discĆ­pula  y a la vez su amada, decide darle un enorme beso a esa chica.


   La pareja observa desde el exterior la silueta de una mujer que camina de un lado a otro dentro de la cabaƱa, una tenue luz de una lĆ”mpara de mesa es toda lo que ilumina el interior.

   La pareja de criminales decide que hacer, Marisol se quedarĆ” en los alrededores montando guardia mientras Hernando ingresa y hace el daƱo…si hay algĆŗn imprevisto, Marisol le timbrara al telĆ©fono y esa serĆ” la seƱal de huida para Hernando.

   Con unos binoculares Armando observa a la pareja, analiza sus movimientos y descifra el plan de los encapuchados; Por radio le informa a la Teniente Ferrer, quien feliz de lo que escucha, da Ć³rdenes a su subalterno:

   “Es perfecto, usted detenga a la mujer!, yo me hago cargo de ese maldito violador!, le ira bien mal conmigo, cambio y fuera!”.

   El policĆ­a no se preocupa por su jefa, esta armada y tiene conocimientos en defensa personal, aunque quisiera en persona moler a golpes a Hernando por intentar violar a Marcela, se contentarĆ” con verle preso…AdemĆ”s contra su jefa, Hernando va a sufrir…y se lo merece!.

   A medida que avanzaba, Hernando pensaba que harĆ­a allĆ­ adentro; Le habĆ­a prometido a Marisol solo asesinarla, nada de sexo, pero no se iba a quedar con las ganas del desquite completo.

   RecordĆ³ como la primera vez que tuvo a la porrista entre sus brazos, su pene estaba demasiado erecto!...luego ella lo golpeĆ³, y todo se arruinĆ³.

   Hoy como fuera se desquitarĆ­a en todo sentido…la penetrarĆ­a, asĆ­ sea solo un instante, y en realidad planeaba hacerlo asĆ­, dado la falta de tiempo.

   Era un asunto de entrar y salir….solo metĆ©rsela, matarla y escapar.



   Cuando el enmascarado Hernando se acercĆ³ a la puerta, hallĆ³ la llave debajo del tapete, tal como lo habĆ­a indicado Marcela, en su plan telefoneado…Que fĆ”cil eran las cosas esa noche.

   La trampa se activa cuando Hernando cierra la puerta de la habitaciĆ³n; El confiado hombre espera a una chica tomada por sorpresa… pero apenas ingresa, observa a una mujer de espalda, que al percatarse de su presencia, le da el frente, dejĆ”ndole atĆ³nito.

   Hernando queda paralizado, la persona no es Marcela, es una mujer de mĆ”s de 40 aƱos, y con una pistola apuntĆ”ndole al pecho.

   El hombre levanta las manos, dejando caer una cuerda que tenĆ­a entre dedos.

   La Teniente se revela:

   “Ahora te tengo violador enmascarado”

   “Quien eres tĆŗ?”.

   “Para tu desfortuna, soy la Teniente de la policĆ­a Gertrudis Ferrer, y caĆ­ste en la trampa que te pusimos”.

   Hernando estĆ” internamente hecho una furia, asĆ­ que todo este asunto de Marcela es un engaƱo…con razĆ³n parecĆ­a todo tan fĆ”cil.

   “QuĆ­tate la capucha, Hernando San Clemente”.

   Hernando se la retira sabiendo que todo estĆ” perdido, Ya sabĆ­an quiĆ©n era, cĆ³mo pudieron caer en semejante jugarreta, y Marisol?, de seguro tambiĆ©n estĆ” detenida ya.

   La Teniente observa la cuerda que Hernando dejo cae al suelo.

   “AsĆ­ que venĆ­as a estrangular a la joven, verdad?, eres un grandulĆ³n cobarde!”.

   El odio es evidente en el rostro del sujeto, por ser detenido, y en la Teniente por lo miserable del abusador.

   “Ahora, muy lentamente… desvĆ­stete!”.

   “QuĆ©?, no lo harĆ©!, que pretendes?”.

   “Pues no pienses nada malo de mĆ­, AquĆ­ el miserable  violador y abusador eres tĆŗ!, debo asegurarme que no tengas ningĆŗn otro tipo de arma”.

   El hombre se niega una vez mĆ”s, y la policĆ­a apunta su arma a la entrepierna de Hernando.

   “QuĆ­tate la ropa o te disparo en tu preciada verga”.

   Un asustado Hernando le reclama: “Oiga, usted es policĆ­a, no puede hacer esto”.

   “Claro que puedo, no me caes nada bien maldito, y si preguntan, pues dirĆ© que te resististe al arresto y tuve que dispararte”.

   El varĆ³n tiene que colaborar, lentamente se retira la ropa, quedando Ćŗnicamente con su protector genital.

   “Dije todo!, quĆ­tate esa cosa tambiĆ©n”.

   Ante la negativa de Hernando,  la Teniente amenazĆ³:

   “Quien crees que gane, una bala o tu protector?, no creo que esa cosa te salve contra un tiro de mi arma”.

   El hombre se retira todo, y la Teniente analiza lo que observa:

   - Vaya!, es cierto lo que dijo la porrista cuando despuĆ©s de su declaraciĆ³n, me contĆ³ detalles privados sobre Ć©l, sĆ­ que tiene la verga grande, y tambiĆ©n las pelotas.

   “Dime  a cuantas chicas has violado con esa cosa, eh?. DĆ­melo maldito!”.

   El enfado de la Teniente es evidente…Pero el hombre estĆ” ya cansado de ser cuestionado y atina a decir:

   “Ya arrĆ©steme vieja, no responderĆ©  a nada mĆ”s”.

   SerĆ­a fĆ”cil arrestarlo e irse con Ć©l para la comisarĆ­a, pero para la Teniente es muy fĆ”cil lo que ha pasado, el criminal merece castigo!.

   “Mira maldito, muĆ©strame las huevas!”. Ante la confusiĆ³n de Hernando, la mujer recalca.
“MuĆ©strame las huevas miserable, esas con las que te viniste en todas esas chicas!, muĆ©stramelas o les doy un tiro!”. La oficial Gertrudis moviĆ³ la pistola, apuntando de nuevo a los genitales del sujeto.

   Hernando obedeciĆ³ mientras la mujer dejo de apuntarle, Ć©l hombre suplica: “No, No me las vaya a golpear”.

   “Claro que no te las voy a golpear imbĆ©cil, soy policĆ­a y no me rebajo a romper la ley ante tipos como tĆŗ”.

   La mujer observaba los testĆ­culos mĆ”s grandes que habĆ­a visto en la vida, el abusador estaba demasiado bien dotado.

   En ese instante la mujer hizo lo que desde el principio iba a hacer:

   “Sabes que canalla?,  esto es por todas ellas!”.

   La Teniente con velocidad, lanzĆ³ una fuerte patada, clavando la punta de su zapato en los desnudos y expuestos  testĆ­culos de Hernando.

   El impacto le hizo abrir los ojos y soltar un grito:

   “AAAaaaaaaaahhhhhhhhhhhh!”.

   Hernando se doblĆ³ a la mitad, apretĆ³ los dientes y cubriĆ³ sus lastimadas pelotas.


   La complacida policĆ­a se jacto de su acciĆ³n: “Te gustĆ³ eso miserable?, Ojala del dolor no se te vuelva a parar la verga nunca mĆ”s!”.

   Hernando retrocediĆ³ torpemente unos pasos y cayĆ³, quedando de rodillas.

   “Sabes algo?, si no tuvieras las pelotas tan grandes, no hubiera tenido tantas ganas de pateĆ”rtelas!”.

   Hernando mantiene una rodilla en el suelo, la oficial se acerca a Ć©l para ayudarle a incorporar… ya es hora de esposarlo.

   Pero con la policĆ­a tan cerca de Ć©l, Hernando a pesar del trauma, intenta algo!; Desesperado por el dolor y la situaciĆ³n sin salida, se arriesga a atacar a la Teniente.

   El desnudo hombre la empuja haciĆ©ndole caer el arma de sus manos, ahora en igualdad de condiciones solo debe darle un fuerte golpe para tomar la ventaja, pero…

   …Pero Gertrudis Ferrer  no es fĆ”cil de vencer, y bien entrenada en defensa personal, reacciona tan rĆ”pido que no da tiempo a Hernando de hacer nada.

   La mujer velozmente le da un golpe con la palma de mano en la nariz del varĆ³n, haciĆ©ndole irse para atrĆ”s!, 

   Tocado en el Ć”rea nasal, Hernando presenta aturdimiento y lagrimeo, enseguida la agente continua con el segundo de un combo de tres, al aplicarle un golpe con los dedos extendido en la prominente manzana de adĆ”n del sujeto.

   El jugador de rugby se toma el cuello con ambas manos, tosiendo y jadeando; La Teniente Ferrer ahora tiene toda la ventaja, baja la mirada a la expuesta entrepierna del violador, con todo el tiempo, apunta nuevamente a sus grandes y lastimados testĆ­culos… 

   … y descarga un sĆ³lido puntapiĆ© contra esas Ć”reas viriles.

   El impacto hace rebotar las grandes pelotas de Hernando, quien grita a todo pulmĆ³n, escuchĆ”ndose en lo profundo del bosque.

   “AAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!”.

   El dolor de sus heridos huevos lo deja mareado y viendo estrellas, seguidamente cae de rodillas y termina boca abajo, sin dejar un segundo de  agarrarse las pelotas.

   En el suelo presenta un rostro totalmente descompuesto.

   Gertrudis ni siquiera va por su arma, sabe que lo tiene totalmente a su merced, pero eso no harĆ” que detenga ahĆ­ el castigo.

   La Teniente  toma impulso y le patea el rostro al abusador, quien hace un giro en el suelo, retorciendo su cuerpo con el impacto hasta quedar boca arriba.


   Hernando prĆ”cticamente estĆ” en otro mundo, la mujer ya cansada de una pelea con tan poca resistencia, decide terminar el asunto; Se ubica entre las piernas de su oponente…justo frente a las ya inflamadas pelotas del Hernando.

    Con desdĆ©n, levanta un pie …

   …y sin mucha fuerza, propina un certero golpe de punta en el enorme testĆ­culo izquierdo de Hernando, quien al recibir el impacto, abre los ojos y boca, y de inmediato los cierra por el resto de la noche.

   La oficial se cerciora del estado del ahora prisionero, sĆ³lo se encuentra desmayado, entonces por curiosidad, se dirige el Ć”rea genital y toma en sus manos las prominentes glĆ”ndulas que acaba de golpear.

   “Vaya!, que enormes!”.

   Ya incorporada, la mujer recupera su arma y contempla al varĆ³n.

   “Bueno, eso es todo canalla…ahora a esposarte”.

   En ese instante, recibe desde atrĆ”s un fuerte golpe en la cabeza, con un objeto contundente.

   Es Marisol!, quien con un sĆ³lido tronco tomĆ³ por sorpresa a la Teniente; Con semejante golpe Gertrudis cae al suelo, totalmente noqueada.

   Pero que sucediĆ³ con Armando quien debĆ­a atrapar a Marisol?.

   Apenas se cerrĆ³ la puerta tras Hernando, Armando actuĆ³ y emboscĆ³ a Marisol, quien  al verse tapada de la boca y fuertemente agarrada por detrĆ”s, entra en pĆ”nico.

   Armando la lleva hacia un claro en el bosque, arrastrĆ”ndola si poder ella resistir; Mientras la maniata, el policĆ­a con rĆ”pidos movimientos de mano, la registra en busca de alguna arma, sea de fuego o blanca; Las hĆ”biles manos del agente palpan, cintura, caderas y espalda….la sorprendida Marisol se siente toda manoseada…Para desfortuna de ella no llevaba armas, sĆ³lo un telĆ©fono mĆ³vil que  pasa a custodia de quien la registra.

   El sujeto afloja el agarre a la chica al momento que expresa:

   “Nos volvemos a ver chica enmascarada”.

   Marisol reconoce la voz, se trata del oficial DĆ­az, sabe que sin duda han caĆ­do en una trampa.

   MĆ”s que pensar en ella, en ese momento la suerte de su amado hombre la atormenta, no dejarĆ” que lo lleven a la cĆ”rcel; La muchacha logra voltearse para usar lo Ćŗnico que puede hacer ahora… le envĆ­a un rĆ”pido rodillazo a la entrepierna de Armando.

   El impacto en el Ć”rea genital  es certero, y Armando lanza un leve quejido. 

   “Uuyyyy”.

   Marisol como en su encuentro anterior planea huir, pero la fuerte mano de Armando en su antebrazo, le impide Ć©l escape.

   “Pero quĆ©?”. En ese instante siente un dolor en la rodilla con la que acaba de impactar los genitales del policĆ­a.

   Una sonrisa de Armando le hace ver que estĆ” bien, la joven no para de sobar su rodilla…pero que golpeĆ³?

   Armando golpea levemente su propia entrepierna con su puƱo, lleva puesto un protector genital… obviamente una pieza de talla promedio, a diferencia de las usadas por su querido Hernando.

   “Esta vez estoy preparado cariƱo…nada de golpes sucios”.

   El policĆ­a usa la fuerza y esposa a la joven con las manos adelante.

   Seguidamente  la obliga  a sentarse en un tronco que hay en el claro del bosque; Sin miramientos le quita la capucha, a lo que Marisol aun esposada intenta resistir, pero ante la frase de Armando “Ya sĆ© quiĆ©n eres  Marisol Herrera”. La chica permite se revele su identidad.

   “Me tienes maldito!”.

   “Por supuesto, y mi Teniente ya debe de haber arrestado a tu amante y cabecilla del grupo, todo acabĆ³ para ustedes!”.

   En ese instante desde la cabaƱa se oye un fuerte alarido de dolor, es la segunda patada con la que Gertrudis habĆ­a devastado los testĆ­culos de Hernando. 

   “Oh no, Hernando!”.

   “Parece que la Teniente estĆ” dĆ”ndole un buen merecido a tu noviecito”.

   Por un instante Armando le da la espalda a Marisol, quien a pesar del enfado ante el comentario del policĆ­a, no ha perdido la atenciĆ³n en buscar una oportunidad de escape.

   La joven lleva sus esposadas manos al escote y saca un pequeƱo dispositivo que guardaba como defensa ante una emergencia.

   Se trata de un  Stungun, un aparato de choques elĆ©ctricos!; Pero al ser este en miniatura, es fĆ”cil de ocultar en su brasier…justo en un sitio muy poco probable para ser registrada.

   Aprovecha el momento y desde atrĆ”s ataca con el arma elĆ©ctrica a Armando, DirigiĆ©ndola a su Ć”rea genital!, sabe que estĆ” protegida, pero puede hacerle daƱo de una forma indirecta!

   El aparato hace contacto con la cara interna del muslo del policĆ­a, a centĆ­metros de sus protegidos testĆ­culos, descargando inmediatamente una enorme cantidad de voltios.

   El choque aturde a Armando, quien grita y luego aprieta los dientes!; El hombre siente como la electricidad recorre su cuerpo, pero especialmente se concentra alrededor de sus genitales!.

   La corriente invade la zona, centrĆ”ndose luego en sus testĆ­culos, sintiendo Armando como si le clavaran miles de alfileres en las gĆ³nadas.

   Debido al electroshock, los espermatozoides del joven agente  prĆ”cticamente convulsionan dentro de sus lugares de almacenaje.

   Un efecto secundario ocurre en el miembro viril de Armando, el cual presenta una mediana erecciĆ³n, casi alistĆ”ndose para eyacular…lo cual parece suceder, cuando un lĆ­quido empapa el protector y seguidamente  el calzoncillo que lo sostiene.

   No es semen puro, simplemente su glĆ”ndula seminal cediĆ³ al estĆ­mulo elĆ©ctrico y descargĆ³ su contenido de lĆ­quido lubricante al exterior…Dado que desde hace dĆ­as no tenĆ­a sexo, la cantidad expulsada es demasiada, dejando su ropa interior como si se hubiese orinado…

   …y eso mismo hubiese sucedido, sino se queda sin baterĆ­as el aparato de Marisol.

   La decidida mujer le aplicĆ³ tanta energĆ­a al botĆ³n de activar, que la baterĆ­a se agotĆ³.

   Por fin liberado del shock, Armando se desploma a tierra, con espuma en la boca  cual perro con rabia

   Pronto Marisol le quita la llave de las esposa y se libera; La chica puede ver al aturdido agente tirado, con las manos alrededor de su inĆŗtil protector genital:

   “Tonto hombre!, por ser caballero no registras el brasier a una mujer…esa fue tu perdiciĆ³n!”.

   En ese momento recuerda a su amado Hernando, debe ir a ayudarle!; Enseguida frunce el ceƱo y le propina una patada en el rostro a Armando, dejĆ”ndole sin conocimiento.

   Tan deprisa corre a salvar a su hombre que ni siquiera se preocupa por tomar el arma del policĆ­a, lo Ćŗnico que le importa es la seguridad de Hernando!... En su correrĆ­a hacĆ­a la cabaƱa, observa un grueso tronco y se arma con Ć©l.

   Cuando Gertrudis Ferrer acababa de privar a Hernando de un rĆ”pido puntazo en sus grandes huevas, Marisol ingresa con el tronco y la ataca por detrĆ”s, noqueĆ”ndola!.

   La chica atiende a su novio!, viĆ©ndole desnudo enseguida deduce donde le han golpeado…En el Ćŗnico lugar donde pueden lastimar  a un hombre tan musculoso.

   Revisa sus huevos y los encuentra inflamados.

   “Oh Dios mĆ­o! Hernando!”.

   Palpa sin fin esos amados testĆ­culos, de reojo mira con odio a la inconsciente mujer…quisiera matarla, pero primero es Hernando.

   La joven arrastra el enorme y musculado cuerpo desnudo de su amante; Es cierto que los policĆ­as han sido reducidos, pero la chica teme que haya mĆ”s policĆ­as en el Ć”rea… de hecho su ausencia  es hasta sospechosa.

   Al sacarlo por la puerta, Marisol coloca en el suelo unas sĆ”banas y con dificultad coloca el pesado cuerpo del varĆ³n… asĆ­ serĆ” mĆ”s fĆ”cil de arrastrar, y a la vez su hombre no se ensuciarĆ” con la tierra y hojas que abundan en el exterior.  

   Una vez en el auto, la pareja pone rumbo desconocido.

   Armando DĆ­az despierta unos minutos despuĆ©s, enseguida  se soba la entrepierna:

   “Maldita puta!, mis huevos!”.

   Armando cojea y se enfila hacĆ­a la cabaƱa, que habrĆ” pasado con el sospechoso y la Teniente Ferrer?

   Mientras ingresa al sitio, nota  a la mujer tirada en el suelo, quien apenas acaba de reaccionar.

   “Ohhhh, que, que pasĆ³?”. Expresa la mujer tomĆ”ndose la parte posterior de la cabeza.

   Cuando es hora de dar explicaciones, Armando informa sobre el ataque recibido con el arma elĆ©ctrica, pero no pasara una nueva vergĆ¼enza contando a su jefa de un ataque elĆ©ctrico a su zona genital y las consecuencias traducidas en sus hĆŗmedos y pegajosos calzoncillos; En lugar de eso, miente justificando que cuando la registrĆ³ no tenĆ­a nada, y fue shockeado en su espalda.

   Gertrudis opina que tal vez la chica ocultĆ³ el arma elĆ©ctrica en su calzado, o en su ropa interior. A oĆ­r esto Armando se hace el que no sabe nada…pero bien escuchĆ³ a pesar de su aturdido estado, que  Marisol lo ocultĆ³ en su brasier.

   El omitir lo vergonzoso, no salva a Armando de una nueva reprimenda por parte de su Teniente:

   “Que inĆŗtil es usted DĆ­az!”.

   “Pero mi Teniente…”.

   “Oh cĆ”llese!, es todo su culpa!, ya tenĆ­a a ese dotado grandulĆ³n reducido y por su descuido… esa maldita put... digo, esa maldita chica me llegĆ³ por la espalda!”.

   “Eh jefa dijo usted…dotado grandulĆ³n?...usted le vio el…”.

   Gertrudis se apenĆ³ al ver su desliz verbal.

   “Yo no dije tal cosa!, y mĆ”s le vale olvidar eso, entiende!”.

   La ira de la mujer asustĆ³ al policĆ­a, enseguida cambiaron de tema y ceso el regaƱo de la jefa.

   Mientras esto sucedĆ­a Marisol ponĆ­a rumbo hacia su casa, cuando se da cuenta de que la policĆ­a conoce su identidad…en el desespero no se percato de lo obvio…de seguro la esperan para atraparla…debe buscar un sitio donde pasar la noche y atender a su querido hombre.

   Pronto llega a un hotel de carretera, donde los clientes ingresan a habitaciones directamente desde garajes particulares.

   Una vez a salvo en su habitaciĆ³n, Marisol coloca a Hernando en la cama y va en busca de algo con que aliviar el sufrimiento que tendrĆ” cuando vuelva a despertar…De hecho en la carretera, Hernando recobrĆ³ el sentido, pero del dolor gritĆ³ y se volviĆ³ a desmayar. 

   En la comodidad de la cama, Hernando recupera nuevamente  el conocimiento y el dolor lo vuelve a agobiar, El varĆ³n se retuerce en la cama tomando su lastimada virilidad; La joven al verlo tan adolorido y sudoroso, se desespera…apenas puede le ofrece pĆ­ldoras analgĆ©sicas.

   El amante balbucea cosas sobre la mujer policĆ­a y si estĆ”n a salvo, Marisol le trata de calmar, y acariciando su cuerpo, le habla al oĆ­do: 

   “Todo estĆ” bien mi amor, duerme, sĆ³lo duerme cariƱo”.

   Hernando se deja llevar por la fatiga y el dolor, y se duerme… El varĆ³n en ningĆŗn momento suelta sus huevas.

   Mientras Hernando esta inconsciente Marisol hace una llamada con un telĆ©fono mĆ³vil que acaba de comprar.

   Con lĆ”grimas en los ojos, la joven sabe que estĆ” en una situaciĆ³n sin salida y espera encontrar una forma de escape.

   “Soy yo, sĆ© que no llamo muy seguido, pero tengo un problema… y es muy grave!”.

   Un hombre en las sombras escucha con atenciĆ³n.

   “CuĆ©ntame”.

   Tras la conversaciĆ³n, Marisol agradece a la desconocida persona y cuelga; De inmediato se dirige al dormido amante y retirĆ”ndole las manos de los testĆ­culos, comienza a besarle las gĆ³nadas…la joven se pasarĆ” las horas de la madrugada besando tales partes viriles.

   SĆ³lo una decena de llamadas desconocidas a su nuevo telĆ©fono, la distraen de su dedicada labor.

   Al dĆ­a siguiente Hernando despierta mucho mejor de sus aporreados testĆ­culos.


   “Te sientes mejor cariƱo?”.

   Hernando se levanta sin problemas, los dolores testiculares han descendido ostensiblemente y agradece las atenciones de su pareja:

   “Gracias por ayudarme…gracias por todo”.

   “HarĆ­a lo que fuera por ti”.

   “Y gracias por besĆ”rmelas!”.

   “Te diste cuenta?”.

   “A ratos despertaba y sentĆ­a como me las besabas…eso ayudĆ³ bastante”.

   Ahora el varĆ³n estĆ” presto a actualizarse en las cosas desde anoche.

   La pareja charla en como cayeron en la trampa.

   “Amorcito, no entiendo cĆ³mo pudieron descubrir quienes Ć©ramos”.

   “De seguro fue ese policĆ­a infiltrado, Ć©l sabĆ­a que eras mujer, de ahĆ­ debiĆ³ investigar y llegĆ³ a ti, y contigo llegaron a mĆ­”.

   “PerdĆ³name”.
 
   “No hay nada que perdonar”.

   Ahora un pensativo Hernando tiene la cabeza inflamada de tanto analizar  quĆ© hacer ahora.

   “Todo acabĆ³!, darĆ”n tarde o temprano con nosotros, sĆ³lo se me ocurre intentar huir…pero serĆ” difĆ­cil que no nos hallen, Oh Dios!, es el fin!”.

   La joven admiradora observa a su preocupada pareja y con una sonrisa expresa:

   “No te preocupes, encontrĆ© una forma de salir de todo esto”.

   Un extraƱado Hernando  no puede creer el sorpresivo optimismo de Marisol…Pero como pueden salir de este lĆ­o si han sido identificados y son buscados?

   “De que estas hablando Marisol?”.

   “Es un secreto pero te aseguro que tendremos una oportunidad de salir con bien de todo esta pesadilla”. 

   Mientras la pareja se ocultaba en el hotel, Gertrudis Ferrer y Armando DĆ­az entraron en acciĆ³n.

   La Teniente debiĆ³ decirle a su superior el CapitĆ”n RamĆ­rez lo sucedido anoche; El confesar su actuar contra las ordenes y pero aun el permitir que escaparan los sospechosos, le generaron una masiva reprimenda de su superior… Pero por ahora le prestarĆ­an la ayuda necesaria para capturar a los dos criminales.

   Ya despuĆ©s  la Teniente sentirĆ­a las consecuencias por sus actuaciones.

   Pronto se estableciĆ³  un enorme operativo de bĆŗsqueda, oficiales de todas partes recibieron fotos de los sospechosos e indicios de sus lugares que frecuentan.

   En cierto momento el Teniente Montenegro se acercĆ³ a su Ex esposa quien habĆ­a sido puesta al mando del operativo, despuĆ©s de todo ella y DĆ­az eran quienes mejor conocĆ­an a la pareja de delincuentes.

   La mirada de enfado de su Ex, hizo retroceder a Montenegro quien por reflejo se cubriĆ³ las bolas…era mejor no meterse con ella y dejar las cosas asĆ­.

   Pasan unas horas y pronto hay una pista convincente, las autoridades se dirigen a un hotel que registro a una pareja semejante a la buscada.

   En la habitaciĆ³n de hotel, Marisol recibe una llamada a su celular, tras colgar le pide a Hernando se vista pues tiene que irse ya. El confundido hombre sĆ³lo la sigue.

   Pronto la policĆ­a aparece en la entrada del hotel, sĆ³lo para darse cuenta  que la habitaciĆ³n y garaje de los sospechosos estĆ” vacĆ­o.

   Una transmisiĆ³n de radio alerta a las patrullas sobre un auto con la descripciĆ³n del usado por los sospechosos…estĆ” a apenas unas cuadras del hotel!, el dĆŗo acababa de dejar el establecimiento.

   Las patrullas persiguen al auto sin darles tregua.

   En el auto en fuga Hernando estĆ” muy nervioso, mientras su pareja se halla sonriente conduciendo a alta velocidad.

   “Que te sucede Marisol?, nos atraparĆ”n!”.

   “No! no lo harĆ”n”.

   El sujeto analiza el comportamiento de Marisol…no se ve muy cuerda en este momento pero decide seguirle la corriente, despuĆ©s de todo para el hombre las cosas parecen ya perdidas.

   “Aunque no sĆ© porque deje que condujeras, yo soy mĆ”s hĆ”bil!”.

   “DĆ©jamelo todo a mi…ya te dije que tengo un plan…debemos ir a un lugar especial”.

   Pronto la persecuciĆ³n de hace mĆ”s concurrida, un sinfĆ­n de patrullas  les persiguen; Marisol tras recibir una llamada perdida en su celular, acelera y toma un nuevo rumbo… pronto asciende por una montaƱa en una peligrosa y cercana vĆ­a.


   En una de las primeras patrullas, la Teniente y Armando DĆ­az analiza la persecuciĆ³n y la jefa dicta Ć³rdenes.

   “Mi Teniente, la montaƱa solo tiene esta vĆ­a”.

   “Perfecto!, ya los tenemos!, la mujer cometiĆ³ un error, en la bajada les pondrĆ© una barrera…no escaparĆ”n de esta montaƱa…DĆ­az, comunĆ­quese con las patrullas cerca a la bajada”.

   En el auto de los perseguidos…

   “A dĆ³nde vamos?, es una locura Marisol, esta vĆ­a solo tiene una salida…cuando descendamos nos estarĆ”n esperando mĆ”s patrullas….serĆ” todo para nosotros!”.

   “No te exaltes, se bien lo que hago”.

   “Por favor explĆ­came”.

   “Hernando, no puedo vivir sin ti…prefiero estar contigo en la muerte que vivir  enjaulada y separada de tu lado”.

   “Oh no Marisol…no lo hagas!”.

   “Estaremos juntos hasta el final… y despuĆ©s de la muerte mi amor”.

   El auto se acerca a la cima de la montaƱa, y a un profundo abismo… Hernando se resigna a su suerte, este serĆ” el Ćŗltimo dĆ­a de su vida.

   La chica observa la mirada de tristeza de su amado:

   “No te preocupes, todo estarĆ­a bien!”.

   “MARISOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOL!”.

   El auto dobla en una curva, Para cuando las patrullas giran, no logran ver el vehĆ­culo, solo un instante despuĆ©s escuchan un estruendo continuo, y es que el auto corre cuesta abajo por el abismo.


   Lo inevitable sucede, el auto se estrella con el fondo del barranco y estalla en una bola de fuego.

   Todos los perseguidores quedan atĆ³nitos, La Teniente Ferrer se encuentra impactada:

   “Pero…porque lo hicieron?”.

   Armando no cree lo que ve.

   “Esa chica, Oh Dios…ella si estaba loca”.

   Todo acabĆ³ en tragedia, pero igual terminĆ³!, Para Armando es un alivio, por fin cesĆ³ el peligro para Marcela.

   La Teniente Ferrer tiene ahora un enorme papeleo por delante, una cosa fĆ”cil era enjaular a una pareja de abusadores y asesinos, y otra cosa es rescatar cuerpos quemados, destrozados y mutilados, en medio de fierros retorcidos y calcinados.

   AdemĆ”s las autoridades tendrĆ­an que dar explicaciones y comunicados sin fin sobre una tragedia que no olvidara la ciudad en mucho tiempo.

   El dĆŗo enmascarado se suicidĆ³ para evitar la captura, habrĆ” influido el amor tambiĆ©n en esa decisiĆ³n?…eso lo juzgara cada persona.

   Un entierro privado y casi anĆ³nimo, donde las familias de los muertos sepultaron unos restos irreconocibles, fue el final para los dos criminales. 

   Las cosas tuvieron diferentes finales para los protagonistas de esta historia… bueno hablo de los que sobrevivieron:

   Marcela “la porrista” regresĆ³ a los pocos dĆ­as y  su reencuentro con Armando fue muy romĆ”ntico, la pareja se besĆ³ apasionadamente apenas se vieron, todo acabĆ³ y ellos podrĆ”n dar rienda suelta a su amor.

   Armando recibiĆ³ felicitaciones en su trabajo y una medalla; No hubo cargos por desobedecer dado la estrategia que la Teniente Ferrer le habĆ­a planteado a DĆ­az, desde el inicio de su actividad fuera de la ley; Y es que la superior mintiĆ³ en su reporte de acciĆ³n, diciendo que ella le habĆ­a mostrado una carta al agente DĆ­az (carta que Armando nunca vio, pero confiaba en su jefa y en su plan para que el no fuera sancionado), donde le certificaba que habĆ­a vuelto al servicio y al mando de sus hombres; Con esto DĆ­az era inocente de todo, pues ayudo a la Teniente pensando que la carta era autentica y actuaba acorde a la ley.

   La Teniente Ferrer recibe una condecoraciĆ³n de sus superiores en pĆŗblico, era una figura pĆŗblica por descubrir la identidad del dĆŗo enmascarado y por ello no podĆ­a castigĆ”rsele ante las cĆ”maras.

   Pero internamente recibiĆ³ una reprimenda por desobedecer la cadena de mando. 

   Se planeĆ³ degradarla, y algunos pidieron hasta la destituciĆ³n (eso sĆ­, en unos meses, luego de que el interĆ©s del pĆŗblico decayera); Pero como cosa rara su Ex marido el Teniente Montenegro no aprovecho los problemas de su  Ex mujer para hacerle un mayor mal, con un par de investigaciĆ³n de asuntos internos. No solo porque le desobedecieran en el caso que le adjudicaron, ni tampoco por aquel rodillazo en los testĆ­culos que tanto dolor fĆ­sico le habĆ­a generado. No!, el hombre lejos de expresar rencor, se portĆ³ como un aliado para ella, y sus influencias salvaron a Gertrudis de las potenciales consecuencias.

En una lugar privado…

   Armando besa a Marcela, el contacto de sus labios le genera un Ć©xtasis como nunca tuvo con mujer alguna; Su miembro viril irrumpe por tercera ocasiĆ³n en la vagina de la joven porrista haciĆ©ndola  gemir de placer.

   En medio de la pasiĆ³n, la joven toma un instante para expresar algo que tenĆ­a en mente desde que Armando le contĆ³ todo lo sucedido con los criminales.

   “Me alegra que lo que te hizo esa mujer…todas esas lastimadas en los huevos, no te hayan afectado cariƱo”.

   “Como crees mi amor, estas huevas que tengo pueden aguantar eso y mucho mĆ”s”.

   “Pues si…esas hermosas bolas hoy demuestran lo que valen”.

   La pareja reinicia los movimientos de cadera y pronto la mujer se aferra a las sabanas al tener otro orgasmo.

Fin.

Gracias
Comentarios a  zatniktiel@hotmail.com


ANEXO:
   Tras el accidente que costĆ³ la vida de la pareja de enmascarados, un hombre con cicatriz en el rostro, contempla a distancia como la policĆ­a revisa los restos del vehĆ­culo.

   Todo el lugar estĆ” lleno de policĆ­as y prensa; Al poco tiempo recibe una llamada.

   “Alo?”.

   “Mi hija estĆ” bien?”.

   “Claro patrĆ³n, esta sin un rasguƱo, y el tipo que la acompaƱa tambiĆ©n esta ileso”.

   “Estaba algo preocupado con lo que veo en la televisiĆ³n, en menudo lĆ­o se metiĆ³ esa chiquilla esta vez”.

   “Me extraƱa que dude de mi jefe”.

   “No es duda, es que a veces eres muy engreĆ­do con tus labores y te puedes descuidar, y aquĆ­ no hay espacio para eso, ya que mi hija estaba en juego”.

   “PatrĆ³n usted calmadito, que todo saliĆ³ a la perfecciĆ³n…Mi contacto en la policĆ­a me dio el aviso que esperaba y siempre estuve un paso delante de los “puercos”, Por cierto, sobre ese sujeto, seguro que no quiere que lo desaparezca?, no hay ningĆŗn problema si da la orden”.

   “Como se te ocurre, mi hija estĆ” enamorada del tipo ese, y desafortunadamente yo siempre la he consentido bastante, asĆ­ que asegĆŗrate que nada le pase al amante de mi niƱa”.

   “Ok usted manda jefe”.

ContinuarĆ”……….

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