CONTIENE:
-SEXO HOMOSEXUAL
-BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE
Pablo estaba acongojado en la sala de estar de la residencia de su amigo NicolƔs.
—No sĆ© por quĆ© tengo tan mala suerte —decĆa—. Ricardo, Alfredo, Ramón... que mal momento.
—ChĆ©, no sufrĆ”s —decĆa NicolĆ”s—. Pibe, esos son unos repelotudos que no ven lo buena onda que sos. Eres un groso... tonto pero sos genial.
—Tonto —rĆo Pablo con melancolĆa.
—ChĆ© —lo miraba NicolĆ”s rascĆ”ndose la cabeza—. ¿QuĆ© fue de la vida del cara de villero, del cara de ladrón?
—No le digas asĆ —reclamó Pablo intentando clavar una patada en Ć©l—, pues, mĆ”s nunca supe de Ć©l, no le escribĆ mĆ”s ni lo vi y tampoco lo busque.
—¡Sos mĆ”s sonso que volverlo a repetir! ¿Ya te das cuenta del por quĆ© repito que eres bruto? ¿Por que dejarlo de escribir si lo tenĆas tras de vos.
—NicolĆ”s, porque me emocionĆ© con Ramón y creĆa que tendrĆamos una buena relación.
—Sos leso. Yo que vos teniendo a esos dos tras de mi me hubiera divertido con ellos.
—Porque eres promiscuo.
—¡No digas pavadas, pibe!
Hubo unos segundos breves donde NicolÔs decidió intervenir.
—¿Cómo decĆs que se llama ese cara de villero?
—David.
—Ah, sĆ. David. ¿ContinuarĆ” libre o se lo llevarĆa detenido la policĆa con esa cara? JAJAJA.
Pablo intentó golpearlo nuevamente.
—Debe estar bien. Cambia a menudo su foto de whatsapp.
—A ver —y rĆ”pidamente NicolĆ”s cogió el celular de Pablo y dibujo el patrón de seguridad que se dejaba marcar por las huellas en la pantalla.
—¡Dame mi telĆ©fono! —Pablo estiró las manos.
—ChĆ©, tranquilo. Sólo quiero ver su horrible cara... a... aquĆ estĆ” —observo la foto de un sujeto moreno y fortachón que tomaba el sol en una piscina—. Cuerpo de deleite con cara de terror, lo veo en la calle y creo que me robarĆ”.
—No jodas, dame mi celular.
Pablo entornó los ojos cuando NicolÔs apretó la pantalla y el sonido de la llamada retumbó en la sala.
—¿Pero quĆ© demonios hiciste?
—ChĆ©, soy tu mejor amigo. No quiero verte asĆ. Habla con este pibe y planea una salida.
—¡No, estĆ”s loco!
—ChĆ© atrevĆ©te. Se mĆ”s putito de lo que ya sos.
—No.
—¿Aló? —se oyó la voz fuerte de David en el celular.
NicolÔs y Pablo se miraron a los ojos. Chacón susurró negando.
—AtrevĆ©te —invitaba NicolĆ”s entregando el celular.
—Da... David, co... ¿cómo estĆ”s? —Pablo se aclaró la garganta—. Habla Pablo... Pablo Chacón.
—¡Hola, Pablo! ¿Cómo estĆ”s? Tiempo, mucho tiempo sin saber de ti. ¿Dónde has estado? CreĆ que te habĆas mudado o que ya no querĆas saber nada, como te escribĆa y tĆŗ respondĆas muy poco.
NicolÔs miraba a su amigo como si lo estuviera reprimiendo. Pablo volvió a sonar su garganta.
—Este sĆ... estuve un poco perdido, perdiendo el tiempo casi.
—Me contenta saber que estĆ”s bien. Pase por Guerreros de la arena y supe que tu contrato culminó.
—SĆ —afirmó Pablo mirando a NicolĆ”s que le susurraba casi a gritos.
—Invitalo, boludo, invĆtalo.
—¿Y... David, quĆ© harĆ”s hoy? En la noche.
—Eh... iba a pagar a unos proveedores.
—Eh,... ¿quieres salir a cenar? AsĆ hablamos un rato y nos ponemos al dĆa con nuestras vidas.
—Me parece genial, Pablo. ¿A dónde irĆamos?
—Te mandarĆ© un mensaje con los datos.
—Muy bien, Pablo. Y gracias.
Pablo culminó la llamada e insultó a NicolÔs que se burló de manera rotunda.
—ChĆ©, escondĆ© muy bien tu billetera no te vaya a robar ese cara de villero.
—¡ImbĆ©cil!
—ChĆ©, te deseo Ć©xito con ese moreno. OlvidĆ”te del pelotudo de Ramón.
Pablo suspiró torciendo la boca.
Horas antes Pablo se habĆa trasladado a la casa de Ramón para tener una conversación con Ć©l en relación a un accidente que habĆan tenido con la aparición de su ex pareja.
—Estuve hablando con Camilo —le decĆa Ramón estaban conversando en la sala de su hogar—, y la verdad, conversamos por largo tiempo y... bueno... creo que Ć©l y yo tenemos todavĆa mucha quĆmica. SĆ© que todavĆa no lo he olvidado. Lo amo todavĆa.
—Entiendo —Pablo arqueó las cejas—. ¿Y yo?
—Veras, Pablo. Cuando te conocĆ tenĆa mucho tiempo sin saber de Ć©l, pensĆ© que lo habĆa olvidado y quise enamorarme nuevamente... te conocĆ y, las cosas se fueron dando bien.
—Sin embargo, me estĆ”s terminando. Ya no somos nada...
—Si, Pablo, eh... —Ramón se mojó los labios—. Bueno, tĆŗ y yo todavĆa podemos divertirnos, tĆŗ eres miy rico en la cama, y aĆŗn podemos divertirnos en la intimidad, sin que Camilo se entere —Ramón se inclinó pasando la mano por la zona genital de Pablo—. Amigos con derecho podemo ser, con ventja. Tienes una rica polla y unas bolas hermosas, quiero seguir disfrutĆ”ndolas en secreto. ¿QuĆ© opinas?
Pablo tragó saliva sintiendo que su pene se hinchaba. Miro fijamente a Ramón y habló:
—EstĆ” bien... lo que tĆŗ digas —Ramón sonrió emocionado—. ¿Nos divertimos ahora?
—Oh, sĆ.
Ramón besó en los labios a Pablo y este no mostró reticencia, se abrazaron y tocaron y fue el ambientalista quien se colocó de rodillas y abrió la bragueta del jeans de Pablo y sin decir una palabra, abrió la boca frente al enorme pene que miraba. Pablo tragó saliva sus cojones también colgaba como péndulos entre sus piernas. Ramón no perdió el tiempo y se metió a la boca la barra de carne de su pareja. Su cabeza se comenzó a balancear sobre el miembro viril de Pablo llenÔndolo de su saliva. Pablo echó hacia atrÔs la cabeza sintiendo un perpetuo estado de dicha.
Pablo colocó la mano suavemente en la parte posterior de la cabeza de Ramón y este le devolvió una mirada suplicante.
Pablo empezó a mover la cadera con movimientos frenéticos, como si estuviera penetrando su lengua, a Ramón los ojos se le llenaron de lÔgrimas y Pablo cerró los ojos dejÔndose llevar por el excite
Los cojones de Pablo ascendĆan solos cada vez que chocaban contra la barbilla del ecologista.
—Ahhhhhh, ahhhhh —gemĆa o gruƱĆa Pablo.
Pablo quiso frenar su clĆmax pero no pudo, su semen inundó por completo la boca de Ramón como si fuera una taza con zumo blanco, caliente y espeso que el hombre terminó tragando.
Tras limpiar el miembro de su ya amante insistió en que querĆa ir mĆ”s allĆ” del sexo oral.
—¿Y si llega Camilo? —preguntó Pablo.
—Ćl no vendrĆ” ahora. Y en caso de hacerlo, te esconderĆ”s.
Pablo afirmó con la cabeza de manera pensativa.
—Quiero que me la chupes.
Pablo afirmó y se inclinó ante el hombre, quien ansioso ya tenĆa el pene como un asta y cerrada la mirada.
Silencioso Pablo se colocó de pie y de forma rÔpida agarró del hombro a Ramón y levantó la rodilla entre sus piernas abiertas. Conectando la rótula contra el par de naranjas colgantes de Ramón. El ambientalista gritó y cayó un lado agarrÔndose la entrepierna balanceÔndose hacia adelante y hacia atrÔs.
Pablo caminó entre las piernas de Ramón y se arrodilló, sosteniendo sus tobillos para levantarlos. Separando sus piernas en forma de V.
Pablo lanzó una fuerte patada sin saber si golpeó sus bolas o su perineo.
Ramón estaba luchando por contener el grito y su pene ya se habĆa desinflado por el intenso dolor que irradiaba de sus bolas.
Las pelotas de Ramón se sentĆan como si estuvieran a punto de estallar pues palpitaban como tambores.
Pablo soltó los tobillos del muchacho no sin antes haber dado un pisotón en los testĆculos del ecologista.
La boca de Ramón se abrió en forma de "O", sus ojos estaban cruzados y al instante perdió el conocimiento. Pablo se acercó a el y lo tocó en las pelotas, estaban intactas, seguido se vistió y escribió en un papel:
"No me interesa tener una aventura contigo. Quédate tú con Camilo y espero no saber mÔs de ti"
Depositó la hoja de papel cerca de Ramón de modo que pudiera verla cuando despertase. En silencio abandonó aquella casa.
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