Desafio de reyes (4/10): En el laberinto - Las Bolas de Pablo

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8 sept 2016

Desafio de reyes (4/10): En el laberinto


CONTIENE:
-BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE
-SEXO HOMOSEXUAL

   El rey Electro, seƱor del trueno se preparaba la maƱana del segundo desafĆ­o entrenando en la habitaciĆ³n que compartĆ­a con sus demĆ”s compaƱeros, allĆ­ sĆ³lo estaban Ć©l y el rey Aqua que dormitaba.



   Electro estaba realizando un ejercicio de biceps. Su cuerpo semidesnudo estaba bajo una capa de sudor, tenĆ­a puesto un ajustado calzoncillo color verde y botas de igual color. ComprimĆ­a el bicep estirando la cuerda con la que hacĆ­a ejercicios y a medida que lo hacia los mĆŗsculos de sus brazo se tensaban mĆ”s. Sus gruesas piernas estaban firmes se veĆ­an bronceadas y hermosas. Electro se quedo parado firme sosteniendo con fuerza la cuerda, nada en Ć©l temblaba, parecĆ­a una maquina de fibra muscular y fuerza.



   "¿QuĆ© clase de reto debo superar esta maƱana?" Se preguntĆ³.



   Sus ojos color cafĆ© se dirigieron a la cama donde explayado dormĆ­a el rey Aqua, el rey de los mares descansaba en calzoncillos negros. La mirada de Electro recorriĆ³ desde sus pies grandes y subiĆ³ a sus piernas blancas, y en el Ć”rea genital se mostraba un agradable montĆ­culo…



   "Aqua debe tener buena pinga" pensĆ³ Electro con la mirada clavada allĆ­, ¿se tratarĆ­a de una erecciĆ³n matinal? La mirada siguiĆ³ subiendo.



   El abdomen de Aqua era poco llamativo, no como el suyo, hermoso con ondas en el lavadero, el pecho resaltaba y su cara denotaba facciones simpaticas aunque a veces un poco crueles como su caracter. Sin duda alguna Aqua se veĆ­a mĆ”s llamativo usando barba, porque con el rostro lampiƱo se veĆ­a feo y narizĆ³n.



   Electro pasĆ³ una mano por su rostro lleno de pelos.



   "Me han dicho que resulto atractivo con barba o sin ella" se dijo.



   Electro dejĆ³ de hacer ejercicios, recogio los implementos, los doblĆ³ y guardĆ³. SaldrĆ­a a desayunar con sus demas compaƱeros y rivales y lucharĆ­a por ganar el desafĆ­o fuese el que fuese. Deseaba poseer a RubĆ­ y tener tanto poder como Olimpo. AbandonĆ³ la habitaciĆ³n dejando allĆ­ a Aqua.



   Tan pronto se sintiĆ³ solo y que ya nadie volverĆ­a al cuarto, Aqua se moviĆ³ de la cama.



   —¡Al fin se fue! —exclamĆ³—. Vaya, creĆ­ que no se iba a ir nunca.



   El rey Aqua ya conocĆ­a el mapa de la ruta a tomar durante el desafĆ­o,  proporcionado por su amante Olimpo, ademas de que le habĆ­a entregado el poder de la invisibilidad para frenar cualquier enfrentamiento en el reto. Aqua buscĆ³ en su escondite -bajo la cama-, la esfera que le proporcionarĆ­a la invisibilidad, la guardĆ³ dentro de su calzoncillo y saliĆ³ a los salones de Olimpo. Fue al jardĆ­n con sus compaƱeros, allĆ­ desayunĆ³ en silencio y se preparĆ³ para el desafĆ­o que se harĆ­a una hora mĆ”s tarde.



   "¿Quien serĆ” el eliminado?" Pensaba Aqua cuando caminaban con Hermes hacia el sitio de la prueba.



   El rey de los mensajes, Hermes, tenĆ­a puesta una camisa de color rojo y ajustado pantalĆ³n negro -protuberante paquete, pensĆ³ mĆ”s de un rey al verlo-, Hermes siempre usaba ajustada ropa y entre ellos, pantalones que resaltaba un relieve muy generoso en su entrepierna.



   Todos fueron trasladados a pie a la parte trasera del inmenso palacio de Olimpo, atrĆ”s en el jardĆ­n luego de muchos minutos caminando consiguieron una pirĆ”mide muy alta y desde donde la base y por cada uno de sus lados tenĆ­a varias puertas con el nĆŗmero exacto de participantes.



   Hermes detallĆ³ las reglas del juego, cada rey antes de entrar debĆ­a revelar al espejo el uso de uno de sus poderes para utilizarlo en caso de defensa, al hacer uso de uno de ellos sus demas poderes serĆ­an suprimidos en la estancia dentro de la pirĆ”mide, ademĆ”s antes de entrar debĆ­an recojer el cuchillo bajo la alfonfra, que estrictamente sĆ³lo tenĆ­a que usarse con el enfrentamiento y eliminaciĆ³n de uno de los concursantes.



   Dentro de la pirĆ”mide se encontrarĆ­an con un laberinto y tenĆ­an que conseguir la meta para superar el desafĆ­o, todos podĆ­an ganar pero tambien 12 de los 13 concursantes podĆ­an perder, la meta de la pirĆ”mide estaba al centro y al llegar al salĆ³n debĆ­an lanzar un fuego artificial que saldrĆ­a del techoen seƱal de reto superado.



   Ahora la parte mĆ”s interesante del desafĆ­o, habĆ­a dicho Hermes, y consistĆ­a que al tratarse de un laberinto y si dos de los concursantes se encontraban frente a frente tenĆ­an que batirse en enfrentamiento, haciendo uso de sus destrezas y poderes. Al final, al noquear a su contrincante, tenĆ­a que cortarle los testĆ­culos con el cuchillo que conseguirĆ­an en la entrada sĆ³lo asĆ­ eliminarĆ­an a alguien y continuarĆ­an hacia la meta.



   Los 13 participantes se colocaron en sus respectiva puerta frente al espejo acatando las reglas del juego. Salazar, rey de la oscuridad disfrutaba de inmunidad y no participarĆ­a en aquel reto.



   13 puertas se abrieron y daba inicio al juego.



   Aqua sabĆ­a perfectamente el camino a seguir, debĆ­a caminar recto, luego cruzar a la izquierda, encontrarĆ­a dos caminos, debĆ­a tomar el de la derecha, bajar dos escalones, ir recto, subir las escaleras a dos pisos mĆ”s y seguir sigzagueates caminos. Aqua hizo uso del poder y vio como su cuerpo se tornĆ³ invisible tenĆ­a miedo de que las cĆ”maras de tv enfocaron su mĆ©todo de trampa. Aunque Olimpo le habĆ­a dicho que no se preocupara porque Ć©l se encargaba de ello. Aqua cruzaba el primer pasillo cuando recordĆ³ que en la entrada la puerta de al lado correspondĆ­a a Piro, rey del fuego, sonriĆ³ al pensar en hacerle una jugarreta. Al conocer el mapa total de la piramide a toda prisa se fue a los caminos que tenĆ­a que cruzar Piro.



   Y allĆ­ lo encontrĆ³. El rey del fuego iba caminando lentamente por un pasillo. VestĆ­a con una franela blanca y un ajustado calzĆ³n negro, las tonificadas piernas estaban desnudas.



   "¿QuĆ© poder estarĆ” usando?" PensĆ³ Aqua.



   Pero Piro siguiĆ³ caminando incapaz de pensar que un legendario enemigo le seguĆ­a, poco a poco su camino se fue abriendo, la pirĆ”mide era oscura debilmente iluminada por antorchas. El suelo era de tierra y el ambiente se hacia vaporoso.



   Aqua caminĆ³ mĆ”s deprisa que Piro y lo repasĆ³. Casualmente Piro se detuvo con el ceƱo fruncido al sentir que alguien se le habĆ­a adelantado. De su mano saliĆ³ una bola de fuego y sosteniendola siguiĆ³ caminando.



   "AsĆ­ que usarĆ” esa tecnica" habĆ­a pensado Aqua.



   Piro continuĆ³ caminando, el pasillo se iba abriendo hasta llegar a un salĆ³n que conducĆ­a a cinco caminos diferentes.



   —¿Y ahora cual seguir?



   Piro miraba con Ć­nteres todos los caminos. Aqua, invisible ante Ć©l se preparaba para atacar.



   Aqua clavo la mirada en los genitales de Piro, allĆ­ le golpearĆ­a. Supo que la verga del rey del fuego estabaa un lado perezosamente y sus bolas peludas colgaban vulnerables.



   Aqua hizo lo posible por no reĆ­rse y propinĆ³ una patada entre los muslos de Piro. La punta de su bota chocĆ³ contra las grandes pelotas del rey del fuego.



   Piro escapĆ³ un gemido ronco. Sus ojos se cerraron llorosos y su boca se abriĆ³ mostrando los dientes. CayĆ³ de rodillas con las manos cubriendo su maltratada entrepierna.



   —¿Quien estĆ” ahĆ­ —preguntĆ³ despues de un rato, seguĆ­a arrodillado amasando cada una de sus pelotas.



   Aqua lo contemplaba en silencio, estaba disfrutando ese golpe en venganza a aƱos atras cuando Piro le pateo las bolas en una disputa, hasta habĆ­a perdido una guerra contra Ć©l y tuvo que cederle su territorio.



   Piro se colocĆ³ lentamente de pie. Una nueva bola de fuego apareciĆ³ en su mano alzada y con la otra cubrĆ­a sus huevas. Con cara de dolor Piro fue caminando hacia el camino del medio, iba encorvado. Aqua fue tras Ć©l y desde atrĆ”s clavĆ³ el puƱo en su entrepierna dos veces seguidas.



   Piro emitiĆ³ un grito, su cuerpo no pudo resistir y se fue al suelo de costado.



   El pene de Aqua estaba tan duro como una roca. Un pequeƱo hilo de brillante lĆ­quido preseminal rezumaba de la punta de su verga.



   Un fuego artificial desde el exterior retumbĆ³ en toda la pirĆ”mide, se trataba de Paris, rey de la suerte que fue el primero en conseguir la meta.



   "¡Mierda!" PensĆ³ Aqua. QuerĆ­a salir corriendo y ganar el segundo lugar pero tenĆ­a a Piro en sus manos y lo podĆ­a seguir torturando. Se encaminĆ³ hasta Piro dispuesto a machacar sus bolas contra el suelo.



   Piro levantĆ³ una de sus manos donde brotĆ³ una bola de fuego de un tamaƱo impresionante.



   "Maldito… estĆ” dispuesto a defenderse con los dientes" pensĆ³ Aqua, dio media vuelta y abortĆ³ la misiĆ³n.



   Cuatro pisos mĆ”s abajos de la pirĆ”mide, Terra, rey de la tierra iba encaminando a la meta, vestĆ­a un calzoncillo color marrĆ³n y sudaba a chorros el calor en aquel sitio estaba a la orden del dĆ­a. Con tan sĆ³lo pararse en la entrada al laberinto y ver que el suelo era de tierra el poder que habĆ­a decidido utilizar era que el suelo le mostrase el camino a la meta. Y asĆ­ iba a toda prisa siguiendo el curso que se abrĆ­a en la arena.



   CruzĆ³ un pasillo, subiĆ³ una empalizada, atravesĆ³ dos escaleras, brincĆ³ a travĆ©s de un hueco, cruzĆ³ un pasillo cuando sus ojos se cruzaron frente a frente con un compaƱero de habitaciĆ³n y adversario. Era James, rey de la vida y la fertilidad. TenĆ­a el cuerpo desnudo a excepciĆ³n de un calzĆ³n color morado que resaltaba su prominente verga y dejaba los mĆŗsculos brillando con la tenue iluminaciĆ³n. James le dirigiĆ³ un vistazo de sorpresa y pĆ”nico. Entre ellos habĆ­a una rara rivalidad.



   —LlegĆ³ la hora de eliminarte —dijo Terra.



   —Espera, espera —quiso detenerlo James pidiendo que se calmara con las manos.



   Pero Terra se lanzĆ³ contra Ć©l, tenĆ­a los puƱos cerrados, lanzĆ³ un golpe en direcciĆ³n a su cara que James pudo esquivar echĆ”ndose hacia atrĆ”s, tambien pudo evitar el segundo puƱetazo contra su cuerpo.



   —¡Podemos hablar!



   —No ayudarĆ© a ningĆŗn rey menor.



   Terra dio un puƱetazo en el abdomen de James y este retrocediĆ³ sin oxigeno en su cuerpo, Terra continuĆ³ con la delantera y estampĆ³ un puƱo en su rectangular cara. James bufĆ³ y Terra lo empujĆ³ contra la pared.



   Fue un golpe fuerte debido al pesado cuerpo del rey. Teniendolo de espalda a la pared, Terra colocĆ³ el antebrazo contra su cuello y con la otra mano extrajo el cuchillo decidido a rebanarle las bolas.



   —Espera —rugiĆ³ James estableciendo contacto visual con Ć©l. Terra obedeciĆ³ a la mirada dejandose cautivar—. TĆŗ y yo podriamos ser grandes aliados, no entiendo por quĆ© me odias. Juntos irĆ­amos al final, somos fuertes. Yo te protegerĆ­a y tĆŗ a mi. TĆŗ y yo en la final, compartiendo el poder y las riquezas de Olimpo —James pudo contener la mano de Terra que sujetaba el cuchillo—, deja el odio y sigueme, cree en mi… eres de los mejores. Seremos grandes tĆŗ y yo.



   Terra se quedĆ³ callado mirĆ”ndole, sudor bajaba por su frente.



   James con el paso de los aƱos habĆ­a desarrollado el poder de la oratoria y gran consejero y sembrador de esperanzas entre las personas de su pueblo por ello decidiĆ³ usar el poder de la oratoria en caso de enfrentarse a su rival. Terra se le quedĆ³ mirando a los ojos, se debatĆ­a en sentimientos. Odiaba y admiraba a James, el insulto por ser rey menor no era mĆ”s que una farsa, admiraba su cuerpo, su porte, la actitud que tenĆ­a, sus atributos, todo en secreto, deseaba ser poseido por Ć©l.



   Y James lanzĆ³ la estocada final, abrazĆ³ a Terra fuertemente contra su duro, fornido y mĆŗsculoso cuerpo. ApuntĆ³ sus labios contra los de Ć©l y ambos cerraron los ojos. James le apretĆ³ las nalgas y Terra gimiĆ³ acariciando suavemente el potente bicep del rey de la fertilidad que lo sujetaba con fuerza y decisiĆ³n.



   Se separaron y se miraron a los ojos.



   —Podemos ser mĆ”s que aliados —susurrĆ³ James—, seremos amantes, ganĆ­medes de verdad, nos amaremos y llegaremos al final. Compartiremos territorios, seremos uno.



   Terra afirmĆ³ con la cabeza cediendo a su mĆ”s bajas pasiones cayendo en los atributos fĆ­sicos de James, lo que en secreto habĆ­a sentido desde que lo conociĆ³ y sintiĆ³ que nunca iba a tener. Lo besĆ³ con pasiĆ³n en los labios y despues dedicĆ³ repetidos besos a los enormes pectorales del rey de la fertilidad y la vida, eran tan grandes y fuertes que provocaba acariciarlos por horas, dormir encima de ellos, morderlos y lamerlos.



   Terra se arrodillĆ³ ante James mirando fijamente el abultado paquete en medio de sus musculosos muslos. El moreno rey de la tierra sujetĆ³ la ropa interior de James y la bajĆ³ apareciendo ante sus ojos la erecta verga y sus jugosas bolas repletas a mĆ”s no poder de semen. El rey Terra no pudo soportar la tentaciĆ³n y metiĆ³ el pene en su boca chupandolo. En un principio lentamente despuĆ©s con mucha velocidad. James emitiĆ³ pequeƱos gemidos de placer, (en el cielo se escucharon dos fuegos artificiales separados por breves segundos, eran Aqua y Electro).



   James se sentĆ­a tan excitado que en pocos minitos eyaculĆ³ dentro de la boca de Terra que tragĆ³ por completo todo el zumo blanco y espeso sin dejar que nada cayera al suelo, inclusive cuando chorros de leche salieron por su boca de inmediato agarrĆ³ con un mano y tragĆ³.



   Terra subiĆ³ besando el torso de James.



   —¿Quedaste seco?



   —Muy seco. Gracias a ti.



   James le dio un tierno beso en la boca, volvieron a abrazarse.



   El rey James subiĆ³ su ropa interior cubriendo la desnudez de sus hermosos y excelsos genitales y Terra acariciĆ³ con sus manos los grandes pechos duros como roca del rey de la fertilidad.



   —SĆ­gueme, macho —pidiĆ³ Terra—. Llegaremos a la meta.

   

   —AsĆ­ harĆ©.



   James dio una nalgada a Terra cuando este dio media vuelta. El suelo volviĆ³ a seƱalar el camino correcto al rey cuando se hubo alejado un poco James lo siguiĆ³, despues de todo el poder que habĆ­a decidido usar, la palabra, consiguiĆ³ fulminar lo huraƱo del rey de la tierra.



   Varios pasillos mĆ”s atrĆ”s de ellos iba Sixto rey del viento. Su estatura era alta, calvo y calzaba un bĆ³xers rojo que permitĆ­a a sus genitales moverse libremente. TenĆ­a minutos dando muchas vueltas y creĆ­a que estaba perdido en el laberinto. Cruzaba un pasillo cuando se en encaminaba a un pasillo con cuatro caminos en posiciĆ³n de "X". Un fuego artificial anunciaba la llegada de EltĆ³n, rey de la mĆŗsica.



   A travĆ©s de un pasillo, Sixto escuchĆ³ pasos, la regla del juego decĆ­a que debĆ­a eliminar a quien se escontrase. Los pasos venĆ­an del camino de la izquierda, y Sixto se agazapĆ³ contra la pared esperando que su victima apareciese.



   El rey Mark, violento seƱor de la guerra cruzĆ³ el pasillo. Su cuerpo cuadrado y dotado de fuerza demostraba su poderĆ­o. Tambien tenĆ­a puesto un bĆ³xers para hacer ver su fuerza durante el reto. Estaba de espalda a Sixto pensando quĆ© camino tomar.



   Sixto recordĆ³ aquella vez que lo atacĆ³ en secreto en el gimnasio, obviamente Mark sabĆ­a que se trataba de Ć©l y le amenazĆ³ con fulminarlo pocas horas despues. Ahora, Sixto estaba tras Ć©l con la oportunidad de atacarle por la espalda, y asĆ­ harĆ­a.



   Sixto uniĆ³ las manos y de ellas saliĆ³ una inmensa ventizca capaz de volar edificaciones. Las paredes temblaron y la tierra se alzĆ³ con fuerza. Pero para sorpresa del rey del viento, Mark nunca despegĆ³ los pies del suelo. Con lentitud -como si el grueso cuerpo le pesara dejo de dar la espalda y lo miro amenazante. Sixto incrementĆ³ sus energĆ­as haciendo que el viento se incrementara.



   Mark caminĆ³ lentamente hacia Sixto que seguĆ­a aumentando la fuerza del aire que sĆ³lo batĆ­a los cabellos de Mark. Cuando el rey de la guerra estuvo a una distancia considerable clavĆ³ contra Ć©l un puƱetazo que lo estrellĆ³ contra la pared y acabĆ³ con la ventizca, aquella ala de la piramide estaba envuelta en una polvareda. Sixto estaba tociendo con una mano en el adbomen, lugar que Mark golpeĆ³.



   —¿QuĆ© te crees al enfrentarte al seƱor de la guerra? Eres insignificante contra mi. TĆŗ me debes una intromisiĆ³n, pedazo de mierda insignificante. ¿Recuerdas el gimnasio?



   —Espera... espera… hablemos.



   Mark riĆ³ cruelmente. Su fornido muslo se echĆ³ para atras antes de enviar una patada contra las bolas del rey del viento.



   Sixto aullĆ³ con un grito estridente, sus ojos se voltearon y su cuerpo colapsĆ³. Era como ser golpeado por una pata de elefante.



   Por aquel golpe un chorro de semen saliĆ³ expulsado de la verga de Sixto.



   Un estallido en el cielo anunciaba la llegada del rey SamĆ”n, jefe de la naturaleza y la fauna.



   Adolorido y jadeante, Sixto se arrastrĆ³ por el suelo, su rostro estaba lleno de sudor y sus brazos sujetaban con fuerza su entrepierna. Sus testĆ­culos ovalados palpitaban como bombas.



   Mark lo siguiĆ³ con mirada vengativa.



   "No, por favor" quiso rogar Sixto pero no podĆ­a hablar del dolor que lo embargaba.



   A Mark no le costĆ³ trabajo inclinarse ante Ć©l, quitar sus manos de su entrepierna -los brazos de Sixto cedieron como masas a la fuerza del rey de la guerra- e inclinĆ³ la pierna hacia atrĆ”s y clavando una dura patada contra las toronjas del rey Sixto. La punta de su pie chocĆ³ contra sus vulnerables Ć³rganos provocando que uno de ellos se quebrara mientras Sixto daba un agĆ³nico chillido de dolor.



   —Eliminarte era la cuestiĆ³n mĆ”s facil.



   Mark lo dejo tirado en el suelo, continuĆ³ su camino esta vez oyendo una explosiĆ³n en el cielo, era Piro que habĆ­a llegado a la meta. El desdichado Sixto se quedĆ³ en el piso agonizando del dolor testĆ­cular.



   A punto de llegar a la meta, el rey Cobra, amo del veneno se encontrĆ³ cara a cara con Cian, rey de la luz.



   —Ah, eres tĆŗ —asegurĆ³ con arrogancia Cobra mirando discretamente a Xian de pies a cabeza, el rey de la luz parecĆ­a monumental con su pose, tenĆ­a las piernas separadas, su cuerpo era dotado de mĆŗsculos, su cara tenĆ­a rasgos de niƱo y tenĆ­a puesto un ajustado y pequeƱo calzoncillo marrĆ³n que apenas sostenĆ­a sus genitales grandes. 


   —SĆ­, soy yo. Y como dicen las reglas del juego tengo que eliminarte.



   —¿Eliminarme? ¡Pero si yo te salvĆ© la vida!



   —¿La vida? Aquello que hiciste no fue gratis. Sixto tuvo que pagarte con un poder y yo tambien. Ya estamos pagos y yo sigo las reglas del juego.



   —EstĆ”s loco —negĆ³ Cobra haciendo aparecer en su mano una esfera del rey del aire que le proporcionarĆ­an alas para huir.



   Xian corriĆ³ hacia Ć©l, con un objetivo fijo, eliminarlo. Cobra era de tez pĆ”lida y en aquel momento usaba un bĆ³xers color azul oscuro.



   Xian alcanzĆ³ a Cobra con un rodillazo contra sus ovaladas gĆ³nadas,  apisonando sus testĆ­culos en su cuerpo y haciendo al oportunista Cobra gritar desde lo mĆ”s profundo de su ser.



   Cobra retrocediĆ³ con las manos enterradas en sus pelotas. Xian lo empujĆ³ y cayĆ³ al suelo cubriendo sus genitales. El rey de la luz extendiĆ³ una mano y una luz cegadora apareciĆ³ en el umbral. Cobra hizo un quejido y se tapĆ³ los ojos dejando expuestas sus pelotas. Oportunudad que Xian tuvo para chocar el pie contra sus bolas, aplastando contra la pelvis mientras Cobra gritaba del dolor.



   La luz de la mano de Xian desapareciĆ³.



   —Oportunista —rugiĆ³ Xian—. SerĆ© yo quien te eliminarĆ”.



   El pene de Cobra se contrajo despertando para crecer lentamente.



   Xian sonriĆ³. Repitiendo el rĆ”pido movimiento con su pierna aplastando las bolas y el pene de su enemigo, arrancando de Ć©l un grito agudo y fuerte.



   Xian se dejĆ³ caer con fuerza sobre Cobra interponiendo entre sus muslos su pesado codo.



   Cobra gemĆ­a de dolor. A continuaciĆ³n, Xian apuntĆ³ la mano a su rostro dejandolo ciego con un foco de luz, Cobra dio un rugido y cerrĆ³ los ojos. Su pene se retorcĆ­a violentamente. En su mano apareciĆ³ una jeringa cargada de veneno letal.



   Las camaras de televisiĆ³n enfocaban ese momento cumbre emitiendo en seƱal mundial.



   Viendo que podrĆ­a ser envenenado, Xian sujetĆ³ la mano de Cobra y apuntĆ³ un rodillazo a su entrepierna con toda la fuerza que pudo reunir.



   El grito de Cobra retumbĆ³ a lo largo de los pasillos de la pirĆ”mide. El rey del veneno quedĆ³ acurrucado en el suelo, sosteniendo sus pelotas mientras se retorcĆ­a de dolor.



   Xian hizo aparecer en su mano el cuchillo que le fue proporcionado, en un principio Cobra puso resistencia pero al final Xian ganĆ³ la batalla y arrancĆ³ los testĆ­culos de su cuerpo.



   El resultado del dĆ­a fue que de los 13 participantes sĆ³lo 12 llegaron a la meta. Sixto llegĆ³ arrastrandose sosteniendo su hueva sobreviviente, asĆ­ activo el fuego artificial, fue el Ćŗltimo de ellos y para confusiĆ³n de Mark, fue atendido por medicos que le restablecerian como sano su cojĆ³n, despues le fue informado que para eliminarlo debĆ­a cortas sus testĆ­culos con el cuchillo tal como le sucediĆ³ a Cobra el eliminado oficial.

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