Peloteros (4/5): Los deportistas se divierten - Las Bolas de Pablo

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22 sept 2016

Peloteros (4/5): Los deportistas se divierten

CONTIENE:
-BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE


   Los deportistas necesitan durante temporadas liberar la tensiĆ³n y alejar al estres de su vida, por aquella razĆ³n los muchachos del equipo nacional de fĆŗtbol decidieron pasar un fin de semana en medio de playa, sol y arena. Aquel viernes paseaban en el lujoso yate de uno de los miembros del equipo.



   Eladio, el capitĆ”n del equipo estaba bronceando su morena tez bajo el sol, tenĆ­a el delgado torso ante los rayos solares y un pequeƱo calzĆ³n de color vinotinto marcaba sobre la tela el dibujo de uno de sus pesados cojones llenos de espumante leche.



   Eladio reĆ­a y charlaba con varios de sus compaƱeros de equipo, no cortaba la comunicaciĆ³n ni bajaba los muslos alzados al estar en la tumbona al ocultar su erecciĆ³n.



   —Escucha —dijo Jaime, un guardameta del equipo de fĆŗtbol. Su tez era negra y su cuerpo musculado, tenĆ­a un short color negro, estaba acostado en la tumbona frente a Eladio.



   —¿QuĆ©? —alzĆ³ la cabeza Roberto, un gay de closet del equipo que habĆ­a tenido secretas aventuras con algunos compaƱeros. Se quedĆ³ mirando a Jaime que susurraba.



   —Mira como se le marcan los huevos a Eladio.



   —SĆ­, parecen grandes. Veo uno, ¿por quĆ©?



   Jaime se inclinĆ³ al suelo, de lado contrario de Roberto, oportunidad que este aprovechĆ³ para mirar su ligero bulto. Cuando Jaime se incorporĆ³ tenĆ­a un balĆ³n de fĆŗtbol en su manos.


   —Voy a lanzar este balĆ³n en sus bolas.



   Roberto riĆ³ y se acomodĆ³ el short azul para ocultar su naciente erecciĆ³n.



   —¡Eladio —lo llamĆ³ Jaime, murmurĆ³ algunas palabras incomprensibles a lo que el futbolista no entendiĆ³ y separĆ³ los brazos exigiendo una repeticiĆ³n de palabras. Oportunidad de descuido que Jaime llevĆ³ a cabo su travesura con una precisiĆ³n perfecta.



   Eladio gimiĆ³ cuando vio venir la tragedia directa a su entrepierna.



   —¡Ummp! —sonĆ³ su garganta cuando la pelota de fĆŗtbol se estrellĆ³ contra sus bolas. Haciendo que los cojones se sintieran con el golpe.



   —Se quedĆ³ sin hijos —se burlĆ³ alguien



   —Ummmmp



   Los ojos de Eladio se llenaron de lĆ”grimas y su boca se separĆ³ en una mueca lastimera. SoltĆ³ un chillido agudo y horrible. CayĆ³ de costado al piso con las manos enterradas en su entrepierna, en la piscina explotaron varias risas masculinas.


 
   A Roberto le brillaron los ojos admirando como Eladio se retorcĆ­a en el piso sosteniendo sus gĆ¼maros, dentro de su short su pene se hacĆ­a potente y furioso con una erecciĆ³n.


   —Ya vuelvo —anunciĆ³ abandonando su poltrona tomando una foto visual de la fuerte agonia de Eladio.



   Al estar en medio de hombres por tanto tiempo y viendo como sufrĆ­a, Roberto necesitaba encerrarse dentro del yate y masturbarse. Y fue asĆ­ como ingresaba al pasillo sin mirar la forma en que su amigo Guillermo se lanzaba de pecho a la piscina.



   Roberto corriĆ³ por un largo pasillo tenĆ­a una erecciĆ³n a tope y se encerrĆ² en un salĆ³n que tambien estaba decorado por otra piscina. Cuando estaba a punto de desnudarse para dar rienda suelta a su mano con el recuerdo de Eladio tirado en el suelo alguien saliĆ³ a la superficie desde el fondo del agua. Ambos lanzaron un grito.



   —¿TĆŗ quĆ© haces aquĆ­ y no afuera?



   —QuerĆ­a nadar solo un rato.



   Era un Lucas el joven promesa del equipo de fĆŗtbol, tenĆ­a el cuerpo delgado y los cabellos mojados, por lo general siempre mantenĆ­a una sonrisa en el rostro a pesar de sufrir mĆŗltiples desgracias, casi todas divertidas.



   La polla carnosa de Roberto estaba dejando de estar dura.



   —Pues deberĆ­as de salir, allĆ” estĆ”n todos celebrando.



   —¿Y tĆŗ quĆ© estĆ”s haciendo por aquĆ­?



   —Nada —revelĆ³ Roberto ya dando por muerta su erecciĆ³n—. Estaba buscĆ”ndote. Ven, vamos con los muchachos.



   —EstĆ” bien.



   Lucas nadĆ³ a la orilla de la piscina, oportunidad que Roberto tuvo para mirar su espalda y sentir que su pene volvĆ­a a despertar, en definitiva su erecciĆ³n regresĆ³ cuando Lucas abandonĆ³ la piscina y el traje de baƱo ajustado y hĆŗmedo se pego a sus genitales. Ya en una ocasiĆ³n Roberto chupĆ³ el pene de Lucas y habĆ­a sido una experiencia fascinante ademĆ”s de los grandes huevos que su amigo se cargaba entre las piernas y que producia un semen de agradable sabor.



   Sin mĆ”s preĆ”mbulos, y cundo Lucas abanodono el agua, Roberto procediĆ³ a estampar una patada sobre los muslos abiertos de Lucas que tras el golpe, chillĆ³.



   Las bolas de Lucas chocaron contra su pelvis por lo que mĆ”s tarde de forma probable se hincharan groseramente en el escroto.



   Lucas colapsĆ³ en el suelo sujetando sus testĆ­culos, su cara estaba roja como un tomate y parecĆ­a que iba a vomitar. Su espalda ancha temblaba.



   Roberto esbozĆ³ una ligera sonrisa malvada mientras acariciaba el abultado contorno que se hacĆ­a en su bĆ³xer. LanzĆ³ un pesado suspiro y saliĆ³ de la piscina para regresar a la cubierta donde reinaba la diversiĆ³n. Dispuesto a abandonar su deseo de masturbarse y ver si ya Eladio se habĆ­a recuperado. Y sus ojos se abrieron de par en par.



   Eladio ya estaba de pie y estaba riendo, a su frente estaba Jaime, riendo tambiĆ©n aunque con las piernas abiertas.



   —Te apuesto que soy mĆ”s resistente que tĆŗ.



   —No lo creo —negaba Eladio, al rededor de ellos estaban sus amigos atentos al ataque de Eladio.



   La mano de Eladio se pocisionĆ³ en la entrepierna de Jaime donde al sujetar el escroto se cerrĆ³ hermĆ©ticamente.



   Jaime se lamentĆ³ sintiendo como sus bolas se comprimĆ­an. Ambos deportistas se miraban: uno con venganza y el otro aguantaba para no lanzar un grito.



   Eladio empezĆ³ a apretar y estirar los testĆ­culos de su amigo entre su mano. Indeteniblemente el pene del capitĆ”n de fĆŗtbol empezĆ³ a crecer mostrando un asta de circo en su baƱador.



   La mano de Eladio aumentaba la presiĆ³n sobre la virilidad de Jaime que no soportĆ³ mĆ”s y gritĆ³ suplicando que se detuviera.



   —¡Por favor! ¡Por favor deja mis bolas! ¡Por favor!"



   Eladio ignorĆ³ las suplicas de su amigo y apretĆ³ mĆ”s fuerte. Haciendo que los huevos perdieran su forma ovalada en el escroto.



   Jaime ya torcĆ­a los ojos y gritaba como soprano, el resto de los amigos se divertĆ­an.



   Finalmente Eladio liberĆ³ a Jaime y este se fue de rodillas al piso sollozando por sus huevos. Los amasaba con dolor mientras Eladio se reĆ­a.



   
   Guillermo que miraba todo carcajeĆ”ndose de la risa pero con los brazos cruzados se acercĆ³ a Eladio esta vez extendiendo los brazos a su amigo.



   —Lo venciste, amigo. Dejame abrazarte.



   Y los dos compaƱeros de equipo se abrazaron afectuosamente, lo que Eladio jamĆ”s esperĆ³ fue el rodillazo traidor que Guillermo subiĆ³ entre sus muslos, sonando un golpe sĆ³lido.



 POFF.



—¡AAAARRGGGGG!



   Los ojos de Eladio se volvieron blancos mientras su apuesta cara se transformĆ³ en una mueca de dolor, se encorvĆ³ sosteniendo sus bolas, sus piernas temblaron y se arrodillo cogiendo sus testĆ­culos.



   —He ganado yo —dijo con aire triunfal Guillermo.


 
   Hubo una explosiĆ³n de alegrĆ­a y fiesta en el ambiente, algunos se rieron de Eladio otros regresaron a la reunion ruidosa. Guillermo volviĆ³ con Roberto acomodĆ”ndose el short.



   —¿QuĆ© haces? —quiso saber Roberto.



   —Acomodando mi erecciĆ³n.



   Ambos rieron y sus ojos se fijaron en Lucas que se integraba a la cubierta.



   —SerĆ” mejor que a Ć©l lo dejemos tranquilo con sus huevotes.



   —¿Por quĆ© si parecen pelotas de tenis?



   —Porque le clave un patadĆ³n que lo dejo derrotado.



   —¡jajaja!



   Hasta ese momento del dĆ­a la sesiĆ³n de castigo ballbusting habĆ­a muerto, todos se dedicaron a disfrutar y burlarse de las bromas que habĆ­an provocado.



   AsĆ­ pasĆ³ el resto de la tarde entre mĆŗsica, ajetreo y bolsas de hielo entre las bolas.



...



   Al momento de la noche la fiesta continuaba, habĆ­a pasado a la hora de la madrugada. Lucas aburrido de mĆŗsica y alcohol durante toda la jornada se fue a su habitaciĆ³n a dormir pero su sueƱo se vio interrumpido cuando tocaban apresuradamente a la puerta.



   —¡¿QuĆ©?! —preguntĆ³ desde su cama con malhumor.



   —Lucas, hombre, se hunde el yate.




 El miedo dominĆ³ al muchacho que enseguida saltĆ³ de la cama. Se apresurĆ³ a salir corriendo en direcciĆ³n a la puerta, sin importarle coger un pantalĆ³n, pues a su delgado pecho lo cubrĆ­a una franela color verde oliva y a su abultado paquete resaltaba metido dentro de un bĆ³xer de combinado color. Lo importante era salvar su vida. Cuando abriĆ³ la puerta casi que con el corazĆ³n en la boca Roberto y Guillermo estallaron en risas borrachas.



   —Hombre, ¿y quĆ© tanto haces aquĆ­ solo? —quiso saber Guillermo.



   —Estaba cansado y fastidiado ya.



   —Mi abuelo se divierte mĆ”s que tu —alegĆ“ Roberto quitando la mirada de la entrepierna de Lucas—, que decepciĆ³n que estĆ©s aquĆ­.



   —Muchachos, ya estaba aburrido y me dolĆ­an los pies. Creo que vine a descansar y terminĆ© quedandome dormido.



   Roberto sonriĆ³ con malicia y apretĆ³ el puƱo, para luego empujarlo a las bolas de Lucas.



   El futbolista gritĆ³ de sorpresa y se quejĆ³ de un diminuto dolor, casi una molestia. Se agarrĆ³ las bolas entre las manos.



   —Hey, ya no me pegues mĆ”s. Esta maƱana me diste un patadĆ³n que me dejo sin aire en el piso.



   Guillermo y Roberto se dirigieron miradas maliciosas, Lucas supo que algo malo le harĆ­an a su persona o a sus pelotas. Con entereza cerrĆ³ la puerta de la habitaciĆ³n dejandolos afuera.



   —Hey, Lucas, abre.



   —Lucas, vamos a la fiesta.



   —Jodanse esta noche no me pegaran a mi en los cojones —Lucas se agarrĆ³ las bolas con las manos, las acariciĆ³ y se metiĆ³ en su cama sin dar atencion a los gritos.

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