Rivales (2/3): Una medalla por huevos - Las Bolas de Pablo

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1 sept 2016

Rivales (2/3): Una medalla por huevos

CONTIENE:
-BALLBUSTIG HOMBRE/HOMBRE


   Habia sido una velada fantastica en la piscina pues losn atletas se dedicaron por varias horas a celebrar el cumpleaƱos de su entrenador. Hombres y mujeres conmemoraron por horas entre bebidas y bailes un aƱo mĆ”s de vida de aquel estricto hombre.  Adam, uno de los mejores deportistas estaba tendido a esa hora en una tumbona y con una cerveza en la mano miraba la tranquilidad de la piscina donde dĆ­a a dĆ­a practicaba para mejorar. TenĆ­a puesta una camisa y un blue jeans.


   Fue una excelente fiesta a pesar de la gente molesta y arrogante, como segĆŗn Ć©l, se comportaba Israel ChacĆ³n, que estaba saliendo en aquel momento de la puerta del baƱo. En contraste con Adam, Israel todavĆ­a tenĆ­a puesto el traje de baƱo color blanco con el que estuvo bailando y contorneando el paquete frente a sus compaƱeros de deporte, apenas parecia que el calzon contenia sus atributos de macho semental



   Israel se dirigiĆ³ frente a su oponente en la piscina, ambos eran rivales tanto por ser los mejores en el campo de la nataciĆ³n y porque Israel estuvo durante un tiempo saliendo con la novia de Adam y Ć©l lo sabĆ­a.



   —¿TodavĆ­a no te has dado cuenta que la fiesta terminĆ³? —preguntĆ³ Adam con un dejo de ironĆ­a en la voz.




   —¡¿QuĆ©?! —protestĆ³ Israel abriendo una botella de cerveza—. ¿Por quĆ©? Acaso te molesta mirar lo que a mi me sobra y a ti te falta, hombre con micropene.


   —No hables si no sabes —anunciĆ³ Adam sin querer hacer entender que se sintiĆ³ ofendido. Quiso no mirar el bulto en el traje de baƱo de Israel que lucĆ­a bastante impresionante.



   Adam tomĆ³ un trago de cerveza pero seguia sin poder apartar la vista del Ć”rea genital de Israel.



   —¿Quieres cambiar la cerveza por un poco de leche fresca? —se burlĆ³ Israel leyendo su mirada—. SĆ© que quieres y te puedo dar de sobra litros y litros.



   Adam no dijo nada y de un sĆ³lo trago terminĆ³ la cerveza.




   —¿Por que no te callas y dejas de hacer alarde de tu mayor debilidad? MĆ”s de una vez te he dejado chillando en el suelo tras una pelea. Eres un debilucho.



   Israel tragĆ³ saliva.



   Israel y Adam siempre se enfrentaban en fĆ©rreas peleas donde Adam conseguĆ­a la victoria aferrĆ”ndose a tĆ©cnicas sucias con golpes a sus gĆ³nadas.



   Israel procediĆ³ a tomar un trago de su cerveza mientras se extendĆ­a en la tumbona mĆ”s cercana.




  Ambos miraron con atenciĆ³n como el hombre mĆ”s celebrado de la noche abandonaba su oficina, era el entrenador de nataciĆ³n Vladimir Bros, un hombre de cabellos canos que vestia con ropaje de deporte, estaba saliendo de su oficina mientras se limpiaba las manos -terminando de hacer no se sabe quĆ©-. LlegĆ³ hasta los hombres con una sonrisa que no podĆ­a dejar de ocultar.



   —Mis dos mejores atletas —dijo—, los dos mejores deportistas... los estaba viendo a travĆ©s de la ventana. Y no saben lo mucho que lamento que se lleve como perros y gatos.



   —¿Yo? —hablĆ³ con ironĆ­a Israel—. No, yo no tengo problema con ninguno de mis compaƱeros. Ɖl que es mejor lo demuestra.



   Adam torciĆ³ los ojos con antipatĆ­a, si Israel no hubiera llegado nunca ahĆ­ Ć©l todavĆ­a tendrĆ­a la amplia ventaja como el mejor nadador de la piscina. El entrenador Vladimir sonriĆ³ y del bolsillo del pantalĆ³n extrajo una medalla de oro.



   —Vengan acĆ” los dos —pidiĆ³.



   Por el brillo del material y la duda, los dos varones abandonaron la comodidad de la tumbona y se colocaron a ambos lados del buen seƱor.



   —Hoy estoy de cumpleaƱos, y como estoy feliz quiero regalar este recuerdo que tan buena suerte me ha traĆ­do. Es un objeto muy valioso.



   —¿Y a cual de los dos lo regalarĆ”s? —preguntĆ³ Adam con deseo en los ojos.



   El entrenador Vladimir se guardĆ³ la medalla en el bolsillo y con determinaciĆ³n dijo tocĆ”ndose los genitales.



   —Al que resista mĆ”s golpe en sus huevos y no se vaya al piso.



   —¿Pero cĆ³mo? Si eso es imposible. Yo los tengo muy grandes y sensibles.



   —Israel, serĆ” un juego. Y al ganador le darĆ© mi medalla de la suerte.



   —Entrenador, ¿es que acaso usted no ha visto el tamaƱo de mis huevas? Yo…



   Mientras Israel hablaba Adam cerrĆ³ el puƱo y ladeĆ³ el brazo hacia atrĆ”s y enviando un sonoro puƱetazo contra las bolas de su rival de nataciĆ³n.



   Adam sintiĆ³ que su pene se moviĆ³ en el momento que hizo contacto con los testĆ­culos de Israel. El dentista y nadador de cojones grandes se quedĆ³ en estado de shock al recibir el impacto quedĆ”ndose petrificado.



   —Parece que Adam ya ha empezado el juego —anunciĆ³ con una sonrisa Vladimir.



   Sin descanso, Adam ladeĆ³ el puƱo hacia atrĆ”s y lo enviĆ³ otra vez contra las bolas de Israel. Sintiendo en su puƱo como las grandes y carnosas huevas rebotaban y se aplanaban contra su pelvis. Para sorpresa de Adam, la polla de Israel empezĆ³ a moverse creando una gran protuberancia en su traje de baƱo.



   La cara de Israel estaba convulsa pero intentĆ³ concentrarse para no irse directo al piso.



   —¿EstĆ”s bien, ChacĆ³n? —preguntĆ³ Vladimir, Israel afirmĆ³ con un gesto—. Muy bien eres muy fuerte, es tu turno, adelante… Adam, haz el favor.



   Adam suspirĆ³ y abriĆ³ las piernas, colocando sus manos detrĆ”s de la espalda.



   La espinilla de Israel se estrellĆ³ en la entrepierna de Adam, aplastando sus huevos contra la pelvis. Los ojos de Adam se cruzaron y dejĆ³ escapar un grito mientras caĆ­a de rodillas para el deleite de Israel.



   —Si tocas el suelo con todo tu cuerpo, pierdes —recordĆ³ Vladimir con satisfacciĆ³n.



   Israel se riĆ³ mientras Adam se balanceaba hacia atrĆ”s y adelante durando asĆ­ casi un minuto,  sin embargo, el nadador poco a poco se fue enderezando.



   Israel asintiĆ³ y volviĆ³ a su postura vulnerable separando las piernas. HabĆ­a puesto sus manos detrĆ”s de la espalda cuando Adam estrellĆ³ una patada contra su entrepierna.



   —¡OOOOOOHHHHHGGGGG!



   Las manos de Israel fueron a sus bolas y mientras doblĆ³ ligeramente las rodillas, sin llegar a caer al suelo.



   El rubio fornido rĆ”pidamente recuperĆ³ la compostura e indicĆ³ que estaba listo para aprovechar su turno.



   —Espera, Israel —pidiĆ³ Bruno—, tĆŗ, Adam, debes quitarte el pantalĆ³n.



   —¿Por quĆ©?



   —Hombre, no compares la protecciĆ³n de un jeans contra la tela de un traje de baƱo.



   Adam se sonrojĆ³ mientras procediĆ³ a quitarse el jeans. Dejando al descubierto sus gruesas piernas morenas y un traje de baƱo color blanco.



   —Abre las piernas, Adam.



   Adam creyĆ³ que iba a vomitar cuando el pie de Israel chocĆ³ contra su entrepierna. Desde su ingle estallĆ³ un intenso dolor, doblĆ³ las rodillas agachĆ”ndose intentando no irse al suelo completamente. Israel estaba excitado con su polla tan erecta que parecĆ­a un tubo de carne guardado en su traje de baƱo.



   Adam, sosteniendo su entrepierna con una mano se enderezĆ³.



   Israel dejĆ³ escapar una risa nerviosa.



   —Esos huevos de gallina se te van a salir por la boca —dijo graciosamente Adam.



   Adam se quedĆ³ mirando la abultada entrepierna de Israel, que significativamente marcaba su polla gruesa y las bolas colgantes. ApuntĆ³ una patada contra el rubio que le hizo despegar los pies del suelo. Israel saltĆ³ en el aire y cayĆ³ de rodillas con los ojos cristalizados y la boca abierta en forma de "O". Escapaba un grito silencioso y sostenĆ­a sus testĆ­culos con las manos.



   —Mis… pelotas... —musitĆ³.



   A Israel le tomĆ³ cerca de cuatro minutos para recuperarse. Cuando se enderezĆ³ Adam tomĆ³ su posiciĆ³n hasta que la espinilla de Israel se estrellĆ³ contra su  pelvis...



   —¡Ooooh!



   Adam fue levantado del suelo, por la fuerza de la poderosa patada de Israel, los cojones del destacado nadador fueron aplastados entre la pierna y el hueso pelvico.



   Israel tenĆ­a una mirada de satisfacciĆ³n al ver como Adam se quedaba inmĆ³vil y arrodillado en el piso respirando con dificultad con una mano en sus huevas y la otra en el piso para no caer de costado, estaba verdaderamente temblando.



   —Entrenador, entregueme su medalla —pidiĆ³ Israel—. Claramente soy el ganador.



   Adam apretaba sus bolas golpeadas durante casi cinco minutos sintio nĆ”useas y de vez en cuando hizo arcadas.



   Diez minutos despuĆ©s de la patada, Adam no se habĆ­a puesto de pie. La cara de Israel dibujaba una sonrisa de victoria.



   Pero Adam lentamente se puso de pie…



   Israel tragĆ³ pesadamente saliva y asumiĆ³ su posiciĆ³n. Sus fuertes piernas estaban abiertas, mientras sus cojones caĆ­an perezosamente en su traje de baƱo.



   Adam ladeĆ³ su pie hacia atrĆ”s y…



¡PAFFFFFFFFF!



   Sus dedos chocaron perfectamente con el saco escrotal de Israel, aplastando totalmente sus jugosas y enormes ciruelas contra la pelvis.



   —¡AAAAAAAAaaaaaggghhhhh!



   Israel por primera vez en aquella noche sintiĆ³ un dolor extremo, se agachĆ³ agarrando su entrepierna mientras se movĆ­a desesperado.



   —Yo creo que lo dejaste sin bolas —riĆ³ Vladimir.



   —No… estĆ”n intactas —aclarĆ³ con voz dĆ©bil Israel se enderezĆ³ con las rodillas temblando visiblemente—. Abre... a... abre... las... abre las piernas, Adam.



   Adam se sintiĆ³ temeroso y sorprendido. LlevĆ³ las manos tras la espalda y separĆ³ los muslos dejando expuestas sus pelotas.



   Israel apuntĆ³ una poderosa patada en las bolas de Adam.




   Adam colapsĆ³ y se fue al piso gritando y chillando de manera histĆ©rica. Se agarraba los testĆ­culos con dolor.


   Israrel respirĆ³ profundo y se doblĆ³ sosteniendo sus bolas.



   —Hoy he ganado —asegurĆ³ con una sonrisa de triunfo pese a la mĆ”scara de dolor que adornaba su bello rostro.



   —Excelente —felicitĆ³ Vladimir, sacando del bolsillo la medalla—. Ven que te la colocarĆ© campeĆ³n.



   Israel lentamente se acercĆ³ a su entrenador y de manera solemne pasĆ³ las manos tras la espalda, abriĆ³ las piernas y bajĆ³ la cabeza cerrando los ojos. Vladimir colocĆ³ la medalla sobre su cuello, estaba frĆ­a y pesada. Lo que Israel nunca imaginĆ³ y vio venir fue cuando Vladimir enviĆ³ sus manos como tenazas contra sus genitales. Logrando quizas por suerte agarrar uno de sus grandes huevos... ¡apretĆ³ con fuerza!



   —¡Oooh! —rugiĆ³ Israel abriendo los ojos y la boca—. ¡Oooh!



   El puƱo de Vladimir estaba tenso atrapando entre su mano el testĆ­culo derecho de Israel.



   —¡Oh! ¡OOOooohhhhh!



   Israel chillĆ³ con la mano de su entrenador torturĆ”ndole el cojĆ³n, se estaba poniendo blanca su mano al no tener circulacion sanguinea.



   A pesar de la dolorosa e insoportable comprensiĆ³n, la polla de Israel estaba muy dura y firmemente erecta.



   —¡Por favor, entrenador! ¡Por favor, suelteme!



   Israel luchĆ³ para liberarse en vano.



   La bola de Israel se estaba haciendo plana en la mano del hombre que ahora se apoyaba con dos manos para aplastar.



   Israel chillaba como un cerdo sintiendo que su huevo ahora serĆ­a una masa carnosa entre las manos del entrenador Vladimir. Israel gritĆ³ histĆ©ricamente cuando sintiĆ³ las membranas de su enorme testĆ­culo empezando a ceder. VolviĆ©ndose plano y mĆ”s plano... Su pene se sacudiĆ³ mojando el interior de su traje de baƱo con un semen pegajoso, espeso, que tambiĆ©n empapĆ³ las manos de Vladimir pero que por ningĆŗn motivo hizo que las apartara de su apriete.



   —¡AAAAAAAAAAAARRRRGGGGG!



   Los ojos de Israel estaban cruzados mientras su pene estallaba en vĆ³mitos mĆ”s grandes de leche, empapando totalmente su traje de baƱo y  la mano del entrenador Vladimir.



   —Te felicito, Israel —sonriĆ³ ampliamente Vladimir soltando el cojon de su alumno, este enseguida se doblĆ³ acariciando su pelota mientras soltaba lĆ”grimas por los ojos—. Eres un hombre muy fuerte. Te deseo mayor Ć©xito de ahora en adelante. Eres el rotundo ganador.


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