Rivales (3/6): Una confusa apuesta - Las Bolas de Pablo

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5 nov 2016

Rivales (3/6): Una confusa apuesta

CONTIENE:
-SEXO HOMOSEXUAL
-BALLUSTING HOMBRE/HOMBRE


   Israel ChacĆ³n llegĆ³ aquella tarde al lugar de entrenamiento mas temprano de lo habitual, ingresĆ³ a la oficina del entrenador Vladimir. El hijo de Marcos ChacĆ³n iba elegantemente vestido con ajustado pantalĆ³n de tela ceƱido a su protuberante entrepierna que tambien resaltaba sus carnosos glĆŗteos. Una camisa blanca resguardaba su torso musculoso ademĆ”s del saco. TomĆ³ asiento ante el canoso entrenador donde sus grandes huevos reposaron entre sus piernas marcĆ”ndose como siempre en el fino pantalĆ³n. 


   —Andas muy bien vestido, Israel —comentĆ³ Vladimir apartando la mirada de la entrepierna del dentista y sintiendo que su propio pene se volvia duro.



   —SĆ­ —confirmĆ³ Israel—, hoy firmĆ© un contrato para ser el odontĆ³logo oficial del concurso de belleza nacional.



   —Oh, felicitaciones. Algo de eso leĆ­, pero hoy has llegado muy temprano. ¿A quĆ© se debe?



   Israel uniĆ³ las manos y tragĆ³ saliva.



   —Entrenador estuve pensando mucho sobre el encuentro anterior de la semana pasada.



   —¿Cual?



   —El encuentro con Adam y tĆŗ allĆ” afuera.



   —Ah, sĆ­. ¿Y quĆ© pasĆ³?




   —RenunciarĆ© a esta casa deportiva.



   El entrenador Vladimir se quedĆ³ sorprendido ante la respuesta de Israel, el hombre de 51 aƱos de edad abandonĆ³ el asiento tras el escritorio y se acercĆ³ al atleta deteniĆ©ndose ante Ć©l.



   —TĆŗ no puedes renunciar al entrenamiento, Israel ChacĆ³n. Eres de los mejores, de los mĆ”s destacados. Ya tienes premios, trofeos. ¿CĆ³mo vas a irte?



   —No me sentirĆ© bien con Adam y tĆŗ.



   —No seas mojigato, Israel ChacĆ³n. Eso fue un momento de relajaciĆ³n. Yo sĆ© que Adam te ha dejado jodido varias veces en los baƱos con las pelotas adoloridas. Yo te ofrezco la venganza en bandeja de plata…



   —¿CĆ³mo? —preguntĆ³ Israel abriendo la boca.



   El entrenador Vladimir se le quedĆ³ mirando, justamente Israel y Adam eran de los mejores ejemplares de deportistas ahĆ­ en la piscina. Pero era ChacĆ³n el mĆ”s guapo: un hombre de estatura alta, tez blanca, con profundos ojos verdes, y de labios carnosos. Lo mĆ”s importante de todo con una buena verga acompaƱada de dos grandes bolas productoras de grandes caudales de semen espeso.



   —Quiero que te levantes, Israel.



   —¿Para quĆ©?



   —SĆ³lo hazlo.



   Israel obedeciĆ³ mientras Vladimir cerrĆ³ el pestillo de la puerta y bajĆ³ las persianas de la ventana, dejando un poco abiertas para ver el exterior. La cuestiĆ³n es que se se detuvo ante el joven nadador y no dudĆ³ en arrodillarse delante de Ć©l, comenzando a mordisquearle por encima del pantalĆ³n y a manosearle su flĆ”cida polla.



   —Si dormida es grande, erecta es enorme —susurrĆ³ Vladimir.



   Israel simplemente escapĆ³ un gemido mientras se dejaba llevar por la excitaciĆ³n. A medida que el entrenador abrĆ­a la cremallera y sacaba la polla esta se volvĆ­a mĆ”s grande y larga.



   —Ufff que hambre tengo —susurrĆ³ Vladimir—, y yo que hoy no comĆ­ nada. Y aĆŗn asĆ­ pretendes irte Israel. No sabes lo que es bueno.



   —Es toda tuya —invitĆ³ Israel cerrando los ojos dejĆ”ndose ceder por el simple deseo que le comieran el pene.



   Vladimir comenzĆ³ a lamĆ©rsela muy dulcemente; no pudo evitĆ³ soltar un gemido y un suspiro, al fin probaba el miembro de aquel vergudo deportista. La lengua del entrenador lamĆ­a su capullo mientras le miraba a la cara con gesto de vicioso. Intentaba tragarse el pene entero pero era tan grande que no podĆ­a. De momento, paraba y le chupaba y besaba los grandes y colgantes huevos, ¡eran hermosos!



   Vladimir se la estaba chupando cada vez mĆ”s deprisa, con mas fuerza, sobĆ”ndole los huevos y agarrando su cadera con ambas manos para poder chupĆ”rsela mejor, rodeaba el capullo del pene de Israel con  su lengua, deseando que le baƱara la boca con aquella leche suya y llegĆ³ el momento...



   Israel gimiĆ³ fuerte, sin poder evitar que aquel nĆ©ctar caliente se desbordara por completo en la garganta de su entrenador. Que se tragĆ³ por completa cada vomitada espesa del pollĆ³n del atleta.



   Aquella fue la eyaculaciĆ³n mĆ”s grande que habĆ­a visto y tragado Vladimir. El entrenador se enderezĆ³ limpiando su boca y sonriendo. Israel agarrĆ³ su pene con delicadeza y guardĆ³ con cuidado para no marchar el costoso pantalĆ³n.



   —¿TodavĆ­a quieres irte, Israel? ¿No has entendido que eres el mejor?



   —Para quedarme necesito algo —afirmĆ³ Israel recuperando la respiraciĆ³n. Vladimir se quedĆ³ expectante por la respuesta. Israel sonriĆ³ con malicia—. Quiero golpearle las bolas a Adam.



   Vladimir explotĆ³ en una risa de simpatĆ­a:



   —¡Excelente, hombre! Si esa es tu condiciĆ³n para quedarte. Revientale las huevas a ese cabrĆ³n —Vladimir cogiĆ³ el celular e hizo una llamada—: eh, Adam, necesito que vengas a mi oficina pero ya……… sĆ­, tienes que venir, tu entrenamiento se puede retrasar varios minutos.



   Adam hizo su apariciĆ³n en la oficina en poco tiempo. Su grueso cuerpo estaba desnudo cubierto por un traje de baƱo ajustado y de color amarillo.



   —Adam, estuve conversando con Israel sobre lo ocurrido la semana anterior y a Ć©l le gustĆ³ tanto…



   —¡Que quiere una revancha! —casi gritĆ³ Adam saltando sobre Israel y llevĆ”ndo su gruesa mano a las vacĆ­as pelotas del dentista.



   Los dedos de Adam se posaron sobre las grandes y vulnerables pelotas del rubio Israel que con la fuerte presiĆ³n empezĆ³ a toser doblando el cuerpo sobre Adam intentando quitar las manos de sus huevos.



   Vladimir se carcejeĆ³ de la risa.



   —Dejalo, Adam. Es una orden.



   Adam lo escuchĆ³ y obedeciĆ³ apartĆ”ndose del rubio alto.



   —Ay, mis bolas —se quejaba Israel frotando su entrepierna con ambas manos.



   —Jajaja. Es divertido —se reĆ­a Vladimir—. Pero no te he llamado para eso Adam. Hoy tĆŗ dejara descansar en paz a los grandes melones de Israel.



   —¿Y eso por quĆ©? —se enderezĆ³ extraƱado Adam



   Pero su confusiĆ³n no dio tiempo suficiente cuando Israel recuperĆ³ fuerzas y se lanzĆ³ sobre Ć©l, lo agarrĆ³ del torso y lo elevĆ³ en el aire. Adam abriĆ³ las piernas mientras era suspendido y antes de tocar suelo recibiĆ³ entre sus huevos la dura rĆ³tula de Israel. A Adam se le llenaron los ojos de lĆ”grimas mientras lanzĆ³ un grave grito de angustia.



   Adam se colocĆ³ de rodillas agarrĆ”ndose la entrepierna. Estaba preso de dolor e incapaz de reanudar fuerzas. Israel se dedicĆ³ a reĆ­r plĆ”cidamente, claramente tenĆ­a una visible erecciĆ³n en su pantalĆ³n ajustado. Su verga estaba tan dura que se podĆ­a distinguir la forma de su cabeza en forma de hongo.



   Vladimir se humedeciĆ³ los labios con lo que miraban sus ojos.



   —Adam necesito que tomes fuerza y te enderezes —le pidiĆ³—. Tenemos que ganar esta apuesta. AyĆŗdame y soporta los golpes a tus gĆ³nadas.



   Adam se sintiĆ³ confuso y con las piernas temblando como gelatina se intentĆ³ levantar todavĆ­a sobĆ”ndose las bolas.



   Israel se acercĆ³ hasta Adam y lo tomĆ³ de los huevos, aplastando sus dos testĆ­culos entre sus largos dedos.



   Adam soltĆ³ un chillido ensordecedor.



   —AsĆ­ me gusta —comunicĆ³ Vladimir, Ć©l e Israel intercambiaban sonrisas complices.



   Adam chillĆ³.



   Israel se riĆ³ y retorciĆ³ los grandes huevos de Adam.



   Adam desenfocaba los ojos, lĆ”grimas corrĆ­an por su rostro. Su verga se habĆ­a puesto dura e Israel la mirĆ³ con atenciĆ³n, no sabĆ­a que Adam la tenĆ­a grande, la ultima vez habĆ­a visto un micropene. Pensaba que Adam ahora se ponĆ­a relleno.



   —¡Hey! —llamĆ³ la atenciĆ³n Vladimir cuando veĆ­a lo que Israel se atreverĆ­a a hacer—. ¡No lo desnudes!



   Cuando Israel lo soltĆ³, Adam cayĆ³ de rodillas, agarrando sus huevas con las dos manos llorando y gimiendo.



   —Te ayudarĆ© —dijo Israel ofreciendo mano—, ya casi hemos terminado.



   Adam se ayudĆ³ a levantar apoyado de la mano de Israel, cuando estaba de pie el dentista apoyĆ³ sus manos en el hombro musculoso del atleta e impactĆ³ la rodilla contra sus huevos. Adam lanzĆ³ un grito que hiela la sangre y se desplomĆ³ en el suelo, acurrucĆ”ndose en posiciĆ³n fetal.



   Israel lo miraba, sonriendo y acariciando su polla bajo el pantalĆ³n. Luego se volviĆ³ a Vladimir



   —Con todo esto ya lo he decidido. Me quedarĆ© en la escuela de nataciĆ³n.



   Vladimir sonriĆ³ complacido.



   —Lo sabĆ­a, ChacĆ³n.



   —A……… a…… ¿a quĆ© se refieren?



   Quiso saber Adam apartando las manos de sus huevos dejando sus piernas abiertas. IntentĆ³ pararse pero no pudo. Israel aprovechĆ³ la oportunidad y estrellĆ³ una patada entre sus piernas separadas.



   Adam soltĆ³ un gemido agudo y se doblĆ³ de dolor.



   —Hoy Israel me trajo una propuesta —explicaba Vladimir caminando tras el rubio que le daba la espalda por estar mirando a Adam—, Ć©l se querĆ­a retirar y lo convencĆ­ para quedarse. Israel dijo que se quedarĆ­a si te golpeaba las bolas. AsĆ­ que ya lo hizo. Hoy fuiste nuestro conejillo de Indias, Adam.



   Adam lanzĆ³ un doloroso gemido. Vladimir se riĆ³, Ć©l caminaba detrĆ”s de Israel, centrado en sus objetivos que colgaban entre las piernas de su alumno. El entrenador llevĆ³ la pierna hacia atrĆ”s y le dio una patada poderosa en los testĆ­culos a Israel que no se lo esperaba.



   El rubio musculoso se levantĆ³ en el aire, tropezando hacia adelante, gritando como nunca cuando el dolor explotaba desde sus huevos. CayĆ³ al suelo, agarrĆ”ndose las bolas quedando privado del dolor.



Vladimir tenĆ­a un brillo en los ojos y dijo:



—Estoy muy orgulloso de mis hombres.

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