Todo sobre mi padre (3/4): Una larga noche (Parte II) - Las Bolas de Pablo

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11 nov 2016

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Todo sobre mi padre (3/4): Una larga noche (Parte II)

UNA LARGA NOCHE   Parte 2.

CONTIENE    Ballbusting F/M.
LEER ANTES,  ā€œTODO SOBRE MI PADRE,  Parte 1ā€ y ā€œUNA LARGA NOCHE, Parte 1ā€.

   En la primera parte,  Francisco recibe un rico masaje testicular, por parte de una bella mujer de tez canela,  pero  misteriosa enfermera. La mujer sin el menor reparo, le ofrece  intimidad con Ć©l, luego de su turno de trabajo.

   Francisco gozoso asiste al lugar acordado con la dama, en donde es abordado por un par de  delincuentes que le quieren asaltar, seguidamente los dos y Francisco se enfrascan en una pelea a golpes,  donde el atacado al ser mĆ”s musculado, se impone a ellos!.

   A Ćŗltimo momento Francisco es aturdido de un fuerte puntapiĆ© en los testĆ­culos, dado desde atrĆ”s por un misterioso tercer atacante; Acto seguido dejan sin sentido al adolorido varón.

   Al final se revela que el agresor, es la bella enfermera de tez morena, quien planeó desde el principio el asalto al adinerado Francisco.

   Ahora continuaremos con la aventura, del por ahora  inconsciente protagonista:

   En la lujosa camioneta del asaltado, los dos atacantes masculinos y la bella enfermera, llevan a un desmayado, atado y amordazado  Francisco. 
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   Mientras uno de los hombres conduce, el otro y la morena dama discuten sobre su ā€œDormidaā€ victima.

   ā€œAun no despierta, le pateaste muy duro las bolas!ā€. 

   ā€œNo es eso, tonto!... ademĆ”s tĆŗ fuiste quien lo noqueĆ³ā€.

   ā€œSi pero fue un golpe normal, ademĆ”s tu primero lo pateaste ahí…Y quĆ© mĆ”s puede ser?, le pegaste en las bolas con mucha fuerza… por eso no despierta!ā€.

   ā€œYa despertarĆ”, ademĆ”s yo no tengo tanta fuerza como un hombre, tonto! Tambien es porque tiene las bolas grandesā€.

   ā€œGrandes?ā€.

   ā€œSi, este hĆ©rcules las tiene enormes, las mĆ”s grandes que he vistoā€.

   ā€œAh, entonces es por eso!, pero te pasaste… y lo dejaste bien profundoā€.

   ā€œYa deja de sermonearme, aquĆ­ mando yo!, ademĆ”s al tipo ya le habĆ­an pegado hoy en las bolasā€.

   ā€œAuch!, le diste antes?ā€.

   ā€œQue estĆŗpido eres!, fue al hospital por un golpe que se dio en los cojones, como le iba a pegar antes de conocerlo, piensa un poco antes de abrir la boca, tontarrón!ā€.

   ā€œYa!, tampoco me insultesā€.

   ā€œBueno ya guarda silencio…y tĆŗ!, cruza a la derecha, por aquĆ­ es la casa que usaremosā€.

   Pronto el vehĆ­culo se detiene frente a una casa, los dos asaltantes bajan a Francisco y lo suben a la habitación…luego de dejarlo  ā€œCómodoā€, abandonan el lugar, dejando a la enfermera a cargo del musculado varón…ellos tiene una misión que hacer.

   Por fin Francisco despierta en medio de un fuerte dolor desde sus dotados genitales.

   El hombre intenta ladearse para adoptar la posición fetal, pero se da cuenta que estĆ” en ropa interior y atado…se encuentra acostado en una cama, todas sus extremidades estĆ”n inmovilizadas por cordones.
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   Francisco recuerda lo sucedido…recibió un golpe en los testĆ­culos, por detrĆ”s... eso implica que un tercer atacante apareció en la pelea…Y fue un cobarde al atacarlo a traición.

   Se encuentra en una habitación…es bastante lujosa, pero no parece de un hotel…debe ser de una casa.

   Apenas se percata de su alrededor, contempla a una mujer… que ya conocĆ­a, es la enfermera del hospital con quien se quedó de ver en ese solitario y peligroso lugar.

   La mujer esta vestida con un traje sexy, un enorme escote denota sus jugosos pechos, la morena mujer es dueƱa ademĆ”s de un prominente trasero, que el traje ceƱido ayuda a resaltar.
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   ā€œNo te molestes en pedir ayuda querido, estamos en una casa abandonadaā€.

   ā€œTĆŗ!, tĆŗ me hiciste esto?...no entiendoā€.

   ā€œEs simple….tienes dinero…y yo lo quieroā€.

   ā€œAhora entiendo, me engaƱaste!, me citaste en ese lugar para que esos matones me asaltaranā€.

   ā€œVeras querido, resultaste un hueso duro de roer para mis compinches…asĆ­ que tuve que patearte donde sabĆ­a que te iba a detenerā€.

   ā€œTĆŗ fuiste la que, me pateo!, maldita!ā€.

   ā€œLo siento pero era necesario….ā€.

   ā€œY en dónde estamos?ā€.

   ā€œEs una casa para alquilar, en estos momentos estĆ” desocupada, y por fortuna tengo acceso a ella…asĆ­ que tengo todo el espacio para charlar amistosamente contigoā€.

   ā€œMe secuestran y hablas de amistadā€.

   La mujer le envĆ­a un beso al aire, generando molestia en el adolorido hombre.

   ā€œY que pasarĆ” ahora?ā€.

   ā€œEs sencillo, mis cómplices esperan una información que tĆŗ me darĆ”s…y asĆ­ podrĆ”n obtener lo que yo quieroā€.

   ā€œQue quieres?ā€.

   ā€œTodo tu dinero querido!, ahora mismo me vas a dar las claves de tus cuentas bancarias….asĆ­ mis socios retirarĆ”n con tus prestigiosas tarjetas de crĆ©dito… ā€.

   ā€œMalditos ladronesā€.

   ā€œY eso no es todo dulzura, me darĆ”s el código del sistema de ubicación de tu camionetaā€¦ā€.

   ā€œPara no poder rastrearla una vez que se la roben, verdad?ā€.

   ā€œExacto…y date prisa, que me tengo que ir!, tal vez pase por una copa a un bar, y luego recogerme temprano…maƱana tengo turnoā€.

   ā€œEres de lo peor, una enfermera y ratera!, de seguro usas tu trabajo para buscar victimas para robar!....tĆŗ y tus masajes!ā€.

   ā€œNo los critiques, que te encantó que te masajearas las pelotasā€.

   ā€œEso no importa, eres una miserable, y usas tu labor para cometer crĆ­menes!ā€.

   ā€œAsĆ­ es  querido, trabajar de enfermera es una perdida de tiempo, pero te relacionas con gente con dinero…mĆ©dicos, especialistas, y a veces clientes como tĆŗā€.

   ā€œY como no te atrapan?ā€.

   ā€œEs fĆ”cil, me transfiero a otras clĆ­nicas con frecuencia…ademĆ”s, mis cómplices son los que hacen el trabajo sucio…la  mayorĆ­a de las vecesā€.

   ā€œDesvergonzada!… Eres peor que ellos!, mantienes tus manos limpiasā€.

   ā€œExcepto hoy… Y ya basta de charla...dame la información que necesito saberā€.

   ā€œNo te darĆ© nada…vete al infierno!ā€.

   ā€œNo es prudente negarte ante quien te tiene atado a una camaā€.

   ā€œPara que darte el gusto?…me van a matar asĆ­ les diga las claves!ā€.

   ā€œY porque piensas eso?ā€.

   ā€œNo soy tonto…te dejas ver el rostro…si me dejan ir te denunciarĆ©;  Si tuvieras una mĆ”scara podrĆ­a pensar en que no me matarĆ”n…pero no veo otra dirección de a dónde va estoā€.

   ā€œPues te equivocas…no te tengo que matar, lo harĆ© si me haces enfadar, pero  si eres un niƱo bueno te dejarĆ© irā€.

   ā€œDeja esa farsaā€.

   ā€œPareces que olvidas que soy enfermeraā€¦ā€.

   La mujer caminó a la mesa y tomó su bolso, enseguida le mostró algo a Francisco.

   ā€œEso es… que tiene?ā€.
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   ā€œEs una jeringa…y contiene un narcótico…si te lo inyecto, dormirĆ”s por horas, y al despertar perderĆ”s la memoria…Amnesia es la palabra… y tal vez no recuerdes lo que te pasó los  Ćŗltimos dĆ­asā€.

   ā€œComo se llama eso?ā€.

   ā€œNo lo entenderĆ­as, Pero lo cierto es que sin memoria no sabrĆ”s quien te robĆ³ā€.

   ā€œNo recordarĆ© los Ćŗltimos dĆ­as?ā€.

   ā€œBueno no es seguro eso, pero unas horas…eso si es completamente seguro… para maƱana no sabrĆ”s siquiera que fuiste robado…obviamente hasta que el banco te confirme que ya no tienes nada allĆ­. El punto es que cómo veras, no te matarĆ©, asĆ­ que canta de una vez esas claves….sobre todo la de la American Expressā€.

   ā€œNo!, no te dirĆ© nada!ā€.

   ā€œMira hombrote…esto pasarĆ” de dos formas… a las buenas, donde no sufrirĆ”sā€¦ā€

   La mujer se subió a la cama, colocĆ”ndose justo entre las piernas abiertas de Francisco, bajo la mirada al prominente bulto en sus calzoncillos,  el observar esas proporciones motivó en ella una leve sonrisa.

   ā€œā€¦ o a las malas!…antes me dijiste que te dieron una patada en los testĆ­culos  jugando futbol…pues te informo que de vez en cuando juego fĆŗtbol…y si no me das las claves…voy a tener una practicar con tus huevos, y ahora mismo!ā€.

   Francisco se llenó de temor…sus partes mĆ”s delicadas estaban a la completa disposición de esa criminal…las cosas pintarĆ­an muy mal para Ć©l.

   ā€œMe pregunto cuĆ”ntas patadas resistirĆ”s antes de dejar de ser hombre; Querido…si quiero puedo hacerte mucho daƱo!...y hasta permanente!, piensa bien antes de negarte a darme las clavesā€.

   El hombre se resistĆ­a a su destino, pero no tenĆ­a opciones. Pensando en lo que sentirĆ­an sus bolas, se percató que aĆŗn le dolĆ­an… y bastante; Francisco tercamente intentó resistir con un argumento.

   ā€œPero, no te saldrĆ” el plan… es mi Ć”rea delicada, con la segunda patada me puedes dejar inconsciente…asĆ­ no te dirĆ­a nadaā€.

   ā€œSinceramente creo que no piensas bien las cosas…retar a tu captora?, mira cariƱo… eso no es prudente, ya te lo dije…
… pero admito el error en mi plan, de hecho ya te los pateĆ© hace una hora, estoy segura que con la primera patada, te pondrĆ­a a dormirā€.

   La mujer movió una pierna amenazando con patear a Francisco.
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   Sin salida Francisco suplicó falsamente:

   ā€œOk, Ok, te dirĆ©, pero…chĆŗpame la verga primero, PUTA!ā€.

   El hombre con terquedad animal no darĆ­a su brazo a torcer tan fĆ”cilmente

   La enfermera frunció el ceƱo y lanzo su pie contra las voluminosas glĆ”ndulas sexuales de Francisco.

PAF…PAF!, Dos golpes con el empeine cachetearon el  escroto de Francisco, quien expresó

   ā€œAAaiiiiiiiiiiiiiiiiii!!!!ā€.

   El hombre atado, se retorció con fuerza, pero de repente el dolor de sus huevos  bajó en intensidad…la verdad la mujer no la habĆ­a pateado con fuerza.

   ā€œUuhhgggggggā€.

   ā€œY eso que lo hice si fuerzas…porque aceptarĆ© tu burda propuestaā€.

   La mujer sin escrĆŗpulos habĆ­a decidido mamar el delicioso pene de Francisco… no por complacerlo sino por gusto, desde que lo conoció en el hospital, deseó hacerlo.

   El hombre adolorido, quedó extraƱado  viendo como la mujer se retiraba el vestido para quedar en ropa interior…lo que habĆ­a dicho era en serio.

   ā€œAsĆ­ estoy mĆ”s cómoda para complacerte, queridoā€.

   Francisco aĆŗn se quejaba del dolor, cuando la mujer le bajó aĆŗn mĆ”s los calzoncillos y segundos despuĆ©s…sentĆ­a  el contacto de los sensuales labios de la enfermera con su miembro…el cual se elevó en cuestión de segundos, Los 20.5 cm de miembro viril estaban completamente distendidos ante la boca de la dama.
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   El hombre gozaba como pocas veces…hacĆ­a mucho tiempo una mujer no le chupaba el pene de esa manera…el estilo de mamado de la enfermera le recordó a una amiga de su Ex esposa, esa mujer se llamaba Mariana. 

   La boca de la morena, abarcó por completo la longitud del miembro de Francisco, quien sintió como su glande irrumpĆ­a mĆ”s allĆ” de la profunda garganta de la experta en felación.

   ā€œOh!!...Perra…mamas como la mĆ”s hambrienta de las terneras!ā€.
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   La mujer gozaba al igual que el varón, el degustar esa enorme polla la puso caliente, y hacĆ­a tiempo no tenĆ­a un pene asĆ­ de grande en su boca.

   ā€œProstituta!, lo gozas…por eso eres tĆŗ la que se quedó conmigo y no tus amigos criminales!ā€.

   ā€œAsĆ­ es….ir por el dinero es aburrido, no cómo estar con un hombre como tĆŗā€.

   Con su mano libre, la enfermera, comenzó a tocar su clĆ­toris sobre la oscura ropa interior…era un momento de mucho placer para ambos.

   Por un instante la mujer saco el pene de su boca y contempló la expresión de Ć©xtasis de su rehĆ©n.

   ā€œVaya, es el primer caso de un rehĆ©n que goza su cautiverioā€.

   El complacido hombre, querĆ­a mĆ”s:

   ā€œTe lo ruego…lĆ”meme las pelotas….hazlo, por favor!ā€. 

   Un lengüetazo en las gónadas fue la respuesta de la mujer, generando un constante palpitar en sus miembro…se acercaba el momento de correrse.

   Unos minutos mĆ”s de saliva y labios, y el imponente miembro de Francisco comenzó a escupir leche, justo contra la garganta de la mujer.

   Con habilidad, la enfermera tragó y tragó, sin dejar escapar una sola gota de la abundante carga lechosa proveniente de las grandes bolas del Francisco.

   La mujer recogió hasta la Ćŗltima gota de corrida y se llenó el estómago con la blanca carga.

   Un suspiro de complacencia por parte de Francisco, le indicó a la mujer que estaba satisfecho…y ahora las cosas tendrĆ­an que cambiar.

   La enfermera habĆ­a gozado igual que Ć©l de la mamada, pero debĆ­a ponerse seria; Sus colegas delincuentes, no estarĆ­an esperando una eternidad para desocupar las cuentas del rehĆ©n. 

   ā€œYa basta de diversión y tonterĆ­as!, dame las claves, o te muelo las huevas a golpes…esta vez no me contendrĆ©!ā€.

   Francisco permaneció en silencio, y respondiendo a su obstinación la enfermera fue a la satisfecha e indefensa Ć”rea genital de Francisco.

   La mujer apartó del camino a la verga, aun en semierección, y agarró con brusquedad las grandes bolas del varón….Bolas aun con mucha carga de semen.
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   ā€œDame la clave de las tarjetas…o te ganas un puƱo en las pelotas!ā€.

   ā€œNo…espera…..no me golpees… esperaaaaaaaā€.

   La mujer apretó el puƱo, y lo lanzó contra la enorme hueva derecha de Francisco; Un PAF!,  sonó cuando el testĆ­culos se aplanó con el impacto.

   Francisco reaccionó al golpe dado con plena fuerza, con un grito:

   ā€œAAAAAaahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh!!!!!ā€.

   El hombre se retuerce como una lombriz…deseando tener las manos libres para sobarse las bolas, pero mĆ”s dolor es lo que le viene.

   La enfermera apunto bien y conectó una nuevo puƱetazo, ahora contra el testĆ­culo izquierdo de Francisco…quien se atragantó de saliva, incapaz de emitir otro grito…

   La mujer no tuvo compasión y lanzó un tercer puƱo, esta vez justo en medio de ambos testĆ­culos….con un PUM!, las dos huevas del varón se hundieron en su cuerpo, estrellĆ”ndose contra su hueso pĆŗbico; La tercera agresión testicular seguida fue mĆ”s que suficiente para dejar al varón sin conocimiento...

   ā€¦Los ojos de Francisco quedaron en blanco y su cuerpo adoptó una completa relajación.

   ā€œVaya, que mala suerte, me tocó un tercoā€.

   La enfermera revisó el cuello de Francisco….estaba bien su pulso…sólo estaba desmayado.

   ā€œAsĆ­ no sacarĆ© nadaā€.

   La mujer se dirigió a la mesa donde estaba su bolso,  buscó en Ć©l un nuevo objeto…era una navaja de afeitar de hoja larga…
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   ā€¦con ella podrĆ­a castra al rehĆ©n cuando quisiera, normalmente la usaba para autodefensa, pero si se daba el caso extremo, podrĆ­a cercenar los genitales de un hombre de un solo tajo;  Es mĆ”s, un arma asĆ­ en sus manos causarĆ­a un daƱo similar a una motosierra
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   La mujer le decĆ­a al ā€œdormidoā€ sujeto: 

   ā€œSigue retĆ”ndome y perderĆ”s la hombrĆ­a!...que imprudente eres!ā€.

   Repentinamente dejo la navaja cerrada sobre la mesa, y retomó la jeringa con el narcótico.

   Esa era otra opción…Una droga para hacerlo hablar, el suero de la verdad; Desafortunadamente la sustancia que estaba en la jeringa, no era ese suero…

   ā€¦ Como enfermera  podrĆ­a obtenerlo, pero eso tardarĆ­a tiempo y no lo tenĆ­a, ademĆ”s el sujeto ya le habĆ­a hecho enfadar, y se desquitarĆ­a haciĆ©ndole hablar a golpes…y en el Ćŗnico lugar donde sus golpes femeninos lo lastimarĆ­an.

   Aun asĆ­, tenĆ­a cierto aprecio por esos dotados genitales…y no querĆ­a daƱarlos, pero eran negocios, y le sacarĆ­a el dinero como fuese….la mujer se decidió a continuar con los golpes  bajos!.

   Pasaron unos quince minutos, y una columna de agua chocó contra el rostro del desmayado, el cual reaccionó como pollo mojado.

   ā€œYa despierta grandulón!, no me hagas ir por otro vaso de agua!ā€.

   El corazón de Francisco estaba a mil por hora ante tan repentino despertar, de inmediato el dolor de sus huevos regresó,  causĆ”ndole que se volviera a intentar encorvar en su lecho de prisionero.

   ā€œTe duelen las huevas?ā€.

   ā€œMal…maldita!!...Ough…mis…bolasssā€.

   ā€œDĆ©jame darte una lamida refrescanteā€.

   La lengua de la mujer una vez mĆ”s tocó los ahora enrojecidos testĆ­culos del Francisco.

   El dolor ahora se intercala con el placer, y la sensibilidad escrotal de inmediato se transmite y le reactiva la erección; Francisco se siente traicionado por su pene, a quien no le importa que el estĆ­mulo venga de una criminal.

   ā€œOh…perversa, deja de torturarme así…MĆ”tame de una vez!ā€.

   ā€œNo te matarĆ©, ya te lo dije, pero me harĆ”s cambiar de opinión si me sigues haciendo enojar…ya dame las claves!ā€.

   ā€œDe…de acuerdo, te las diré…ven acĆ©rcate, por favorā€.

   Una sonrisa en el rostro de la enfermera expresaba su agrado por la rendición del varón… al fin tendrĆ­a su dinero.

   La mujer se colocó a centĆ­metros de la boca del rehĆ©n, esperando la información, cuando de repente un golpe de mano abierta dio contra la mejilla y nariz de la mujer, lanzĆ”ndola unos tres metros hacia atrĆ”s, golpeĆ”ndose contra el suelo.

   El impacto fue fuerte, y la enfermera se tomó el Ć”rea nasal, que soltó al piso una gota de sangre.
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   Mientras se reponĆ­a del impacto, Francisco, que habĆ­a liberado la mano golpeadora, con agilidad liberó su extremidad opuesta, para de inmediato desatar sus tobillos…el hombre ahora se encontraba libre.

   Pronto Francisco se incorpora, retirando sus calzoncillos por completo, Es difĆ­cil mantenerse verticalmente…

   ā€¦sus enrojecidas huevas, le han debilitado, dejĆ”ndole sin las fuerzas para sostenerse, el hombre debe apoyarse con una mano contra el espaldar de una cercana silla para mantenerse erguido.
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   El tormento  es severo, pero el varón toma buen aire, y con eso retornan sus fuerzas; Sus esfuerzos por liberarse y erguirse, desestimulan su miembro viril, el cual lenta pero progresivamente regresa a la normal flacidez.

   Ahora en libertad, Francisco se acerca a la mujer denotando toda su musculatura…casi por instinto expresa  su obvia superioridad fĆ­sica.

   La enfermera levantó la mirada y vio al musculoso rehĆ©n libre y ante ella…por reflejo de supervivencia  se alejó de Ć©l.

   ā€œPero quĆ©?...cómo te soltaste?ā€.

   ā€œLo que no sabĆ­as perra, es que  aprendĆ­ el truco de soltar el nudo viendo al mago enmascarado en a Tv!, AsĆ­ fue fĆ”cil liberarmeā€.
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   ā€œMuy gracioso Mandrake….esa no me la creoā€.

   ā€œBueno en verdad era mentira, siempre he sido bueno soltando nudos y ataduras…preste el servicio militar en la marina…y ahĆ­ te ponen a hacer y deshacer nudos…sólo hacĆ­a falta tiempo para liberarmeā€.

   ā€œComo te atreves a golpearme la nariz, estĆŗpido!!!, me las vas a pagar…te arrepentirĆ”s!ā€.

   La mirada de la enfermera bajo un instante a los grandes, rojos y colgantes testĆ­culos de su ahora  libre oponente….Busca la forma de ganar el enfrentamiento que vendrĆ” a continuación, incluido el desquite por golpearla…

   ā€¦Como toda mujer, conoce su desventaja fĆ­sica ante el hombre, pero tambiĆ©n sabe que con un golpe en los testĆ­culos, podrĆ­a aturdir a cualquier varón; Pero hay un problema…Francisco estĆ” muy adolorido, y por ello… constantemente se cubre las bolas...

   ā€¦ si no tiene vĆ­a libre a sus testĆ­culos, podrĆ­a fallar su desleal ataque; Esas manos que soban sus pelotas, son un obstĆ”culo a sus planes de noquearle.

   ā€œTodavĆ­a no estĆ”s bien, verdad?...te dejĆ© mal con esos golpes!ā€.

   ā€œMaldita!, me las pagarĆ”s!, me desquitare por golpearme las huevas!ā€.

   La mujer analiza:

   - No puedo arriesgarme a esperar a que baje la guardia, podrĆ” estar adolorido, pero es muy fuerte, me golpea en serio y serĆ” todo para mĆ­!;  Tengo que hacer algo…me las tiene que pagar por lastimarme!.

   ā€œPues ven, intenta golpearme cobarde!ā€.

   ā€œNo quiero pelear con una mujer, pero eres una criminal y una despiadada!,  te golpearĆ© para salir de aquĆ­!ā€.

   ā€œAh, una mujer?, me subestimas por ser mujer verdad?ā€.

   ā€œPues  piensa lo que quieras, pero no dudarĆ© en noquearte!, despertarĆ”s en la cĆ”rcel!ā€.

   ā€œPues intĆ©ntalo varón!, pero no es sensato que te confĆ­es…porque te puedes arrepentir el resto de tu vidaā€.

   Otra disimulada mirada a los enrojecidos  testĆ­culos de Francisco, quien aĆŗn continĆŗa cubriĆ©ndolos con bastante frecuencia.

   - Es inĆŗtil darle si se cubre…necesito una ventaja…Ah, ya se!, te ganarĆ©!, ya verĆ”s!, te darĆ© una sorpresa , huevos grandes!.

   Mientras pensaba,  la mujer se acercó con disimulo a la mesa,  y usando su cuerpo como escudo tomó algo de allĆ­, el hombre no se percató del movimiento manual de la enfermera.

   La mujer manipula el objeto que guarda en su mano, es la navaja de afeitar!, y manteniĆ©ndola fuera de la vista de Francisco, procede a abrirla, exponiendo su agudo filo.
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   ā€œVen hombre grande!, no te tengo miedo!ā€.

   - AcĆ©rcate varón!, veremos quiĆ©n gana, tus mĆŗsculos…o el acero de esta cuchilla!…ven, acerca esas grandes huevas, te juro que te las voy a cortar!.

ContinuarÔ….

Gracias 
Comentarios a  zatniktiel@hotmail.com

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