TODO SOBRE MI PADRE, Historias Anexas 1.
CONTIENE Ballbusting Verbal y F/M.
Original de: ZATN
A continuaciĆ³n se exponen 2 de 5 historias derivadas de la saga TODO SOBRE MI PADRE, en donde se responden algunas preguntas pendientes, y surgen nuevas aventuras de Alicia, la hija del terminado matrimonio.
Leer antes la saga que comprende: āTODO SOBRE MI PADREā.
HISTORIA 1.
Helena cuenta a su hija Alicia un tema pendiente en su conversaciĆ³n sobre el divorcio de sus padres.
āMadre explĆcame mejor como fue ese asunto en el que te asaltaron y PapĆ” te enseĆ±Ć³ como dejar sin fuerzas a un hombreā.
āBueno cĆ³mo quieras, te contarĆ©ā.
La madre narrĆ³ la anĆ©cdota de hace varios aƱos cuando tanto Helena y Francisco, contaban aun con 17 aƱos y llevaban poco tiempo de novios:
Helena habĆa sido asaltada en una calle desolada, El ladrĆ³n amenazĆ³ con sacarle una navaja, aunque nunca la llegĆ³ a mostrar, aun asĆ la chica sintiĆ³ pĆ”nico ante el robo y no opuso resistencia.
El mal momento duro lo suficiente para pensar en defenderse, vio la entrepierna de su asaltante, y estuvo tentada a patearle las bolas, si lo hacĆa podrĆa haber escapado cuando estuviese adolorido.
Pero a pesar de ver la oportunidad de atinarle, no se atreviĆ³ a golpearlo, en parte por el susto a la oculta navaja, y en parte a temer el enfado del criminal.
La joven narrĆ³ su experiencia a su novio Francisco, y este al conocer todos los detalles le reclamĆ³ por no actuar cuando pudo hacerlo:
āSi tuviste la oportunidad, debiste patearlo ahĆ Helena!ā.
āNo me atrevĆā.
āSe las hubieras pateado, entre hombres es casi deshonesto, pero como mujer tu si puedes, son menos fuertes, asĆ que para ustedes si se valeā.
āEs fĆ”cil para ti decirlo, no sĆ³lo eres hombre, sino bastante fuerteā.
āPero la fuerza no cuenta con un golpe ahĆ abajo, y por ser hombre sĆ© bien lo que le iba a doler a ese ladrĆ³nā.
āNo me podĆa arriesgar Francisco!, si!, lo pateo y le dolerĆ” un montĆ³nā¦pero luego se enoja conmigo y como me alcance me da mi golpizaā.
āNo Helena, se nota que tĆŗ nunca has golpeado o visto a un hombre ser golpeado ahĆā.
āNi lo uno, ni lo otroā.
āDe haberlo pateado no te podrĆa haber hecho nadaā
āSi, yo sĆ© que los golpes ahĆ les duelen mucho, pero la fuerza de un hombre siempre es de temerā.
āCariƱo, la fuerza de los hombres no existe si nos pegan en las bolasā.
āComo asĆ?ā.
āMi amor, un golpe en las bolas no sĆ³lo nos duele, tambiĆ©n nos deja sin fuerzasā.
āLos deja sin fuerzas?, no puede serā.
āPues crĆ©elo, perdemos la fuerza, no podemos mover ni los brazos ni las piernasā¦quedamos dĆ©bilesā.
āY porque?, que tiene que ver las huevas con su fuerza?ā.
āEso no lo sĆ© mi amor, sĆ³lo sĆ© que si te pegan en otro lado te duele y ya, pero en las bolas, es distintoā.
āEntonces en las bolas es dolor y quedarse sin fuerzasā.
āAsĆ esā.
āOsea que si yo te las pateara ahora mismoā¦.la gran fuerza de Francisco desaparecerĆa?ā.
āSi me patearas aquĆ abajo me harĆas gritar como nunca he gritadoā
Helena se ruborizĆ³.
āOh claro!, pero no estaba pensando en el tema del dolor del hombre, me refiero es al tema de dejarte sin tu fuerzaā.
āPues asĆ es, me dejarĆas sin fuerza mi amorā.
āVaya!, el punto dĆ©bil del hombre es mucho peor de lo que pensabaā¦ā¦ Que dĆ©biles son los varones entoncesā.
El hablar de la vulnerabilidad fĆsica masculina y especialmente de los genitales, excitĆ³ a Helena, y acercĆ”ndose a su novio le palpĆ³ los testĆculos sobre el pantalĆ³n.
āEntonces querido Franciscoā¦ si te apretara hora mismo estos huevos, no tendrĆas fuerzaā¦Y no podrĆas hacerme el amorā.
āEhh, tendrĆa que esperar un rato para reponermeā.
āQue suerte para ti que quiero que me hagas el amor yaā¦asĆ que te necesito con todas tus energĆasā¦ā¦Pero ten en cuenta que si algĆŗn dĆa no quiero hacerlo...con un apretoncito que te dĆ©, y no podrĆ”s hacĆ©rmeloā.
Su nervioso novio respondiĆ³:
āEse dĆa solo dime que no quieres y yaā¦no tienes que ser rudaā.
Mientras se reĆa por asustar a su novio, La mujer masajeo los voluminosos cojones de su pareja, quien sonriĆ³ y ante las āpeligrosasā palabras de su novia, atinĆ³ a decir:
āHelena, promĆ©teme que nunca me pegarĆ”s ahĆ!ā.
āTe lo prometo, jamĆ”s te golpearĆa las bolas!, con lo mucho que me gustanā.
En ese instante Helena dejĆ³ los cojones, y procediĆ³ a desabrocharle el cinturĆ³n para tener acceso pleno al erguido pene de Francisco, y a esas grandes esferas que acariciarĆa al desnudo por un buen rato.
La mujer tocĆ³ los testĆculos y expresĆ³:
āOh Francisco que grandes sonā¦ sĆ© que siempre te hago la misma pregunta, pero debo hacerlo!ā¦mi amorā¦porque eres tan huevĆ³n?ā.
āNo lo sĆ©, asĆ soy!, asĆ nacĆ Helenaā.
āPues me encanta como naciste!ā.
Helena besĆ³ a su novio mientras jugaba con el erecto miembro.
āOh Francisco me encantan tu verga y tus huevas!...Oh Francisco todo lo tienes grande!, Oh eres el mĆ”s hombre de los hombres!ā.
La pareja hizo el amor por varias horas.
Helena concluyĆ³ su narraciĆ³n, y feliz comentĆ³:
āAy Alicia, que grave error cometiĆ³ tu Padre al enseƱarme eso!, Jajaja, y luego Ć©l mismo sufriĆ³ lo que debĆa hacerle a otros hombres, Jajaja!...ā¦Que fĆ”cil fue someter a tu fuerte Padreā¦ sĆ³lo apretarle un poco los huevos, y estaba a mi mercedā.
āAsĆ es madre, pero de todas formas fuiste demasiado brusca con Ć©lā¦y con sus delicadas partes virilesā.
Alicia ese dĆa satisfizo un poco mĆ”s su peculiar curiosidad.
HISTORIA 2.
Alicia despuĆ©s de todas las confidencias sabidas de sus divorciados padres, por fin retomĆ³ su vida cotidiana, pero la aparente normalidad no durarĆa mucho.
Luego de vacaciones, la chica se vio visitada por su novio, de nombre Eduardo, y con la madre de la joven ausente por algunas horas, el novio propuso intimidad.
āAlicia, aprovechemos que tu mamĆ” se demoraā¦vamos a desquitar todos los dĆas de vacaciones en los que no nos vimosā.
āOlvĆdate Eduardo, en mi casa no nos acostaremosā.
āPor favorā.
āAguĆ”ntate a otro dĆa!, ademĆ”sā¦en las vacaciones debiste hacerlo con alguna chica fĆ”cil donde estabas, o no?, mira que yo no soy ninguna ingenuaā.
āCĆ³mo dices eso?, Alicia, yo sĆ³lo tengo pija para ti!ā. Eduardo no se dio cuenta de su error.
āQue dijiste?...repite esoā.
āQue sĆ³lo tengo ojos para ti mi amorā.
āNo dijiste ojos, dijiste pija!, eres un pervertido Eduardo!ā.
Eduardo negĆ³ su error e insistĆa nuevamente en hacerlo con ella.
Ante la insistencia del novio que quiere yacer con ella, Alicia se comienza a molestarā¦Pero de repente se le ocurre una ideaā¦una idea que le pondrĆ” freno a las pretensiones de su chico.
Desde que supo los detalles del divorcio de sus padres, tenĆa algo en menteā¦ algo por experimentar, y dada la incĆ³moda insistencia de Eduardo, aplicarĆ” en Ć©l lo que habĆa planeadoā¦ a Eduardo tal vez no le gustarĆa lo que vendrĆa a continuaciĆ³n.
āDe acuerdo Eduardo, me acostare contigo aquĆ y ahora, si me puedes garantizar algoā.
āLo que sea!ā.
āGarantĆzame que cuando necesite que me protejas, siempre lo harĆ”s!ā.
Lo planteado por Alicia no era bien comprendido por Eduardo.
āA que te refieres?ā.
āHablo que si un dĆa alguien me agrede, tĆŗ me defenderĆ”sā.
āPero claro que lo harĆ© Alicia, a quien se atreva a algo contra ti, le partirĆ© la cara!ā.
āQue caballeroso de tu parte, Pero no es tan simpleā.
Alicia disimuladamente se retira el calzado mientras se toma un instante para continuar con su planteamiento.
āEres un hombre fuerte Eduardo?ā.
āClaro que lo soy, te defenderĆ© cuando haga faltaā.
āEso es muy importante para mĆ, necesito que el hombre a mi lado me pueda defenderā.
āNo te preocupes, ya te dije, a quien sea le partirĆ© la cara, AdemĆ”s tu sabes que practique algo de karateā.
āPero eso no te hace realmente fuerteā.
āNo te entiendoā.
āMe refiero a la verdadera fortaleza de un varĆ³n!ā¦. me refiero a esto!ā.
Alicia aprovechando que Eduardo estaba totalmente desprevenido, tomĆ³ impulso y lanzĆ³ con rapidez el pie contra la entrepierna de su novio!, su desnuda extremidad se hundiĆ³ en el bulto genital de Eduardo.
El joven tomado por sorpresa, sintiĆ³ como el bello y pequeƱo pie de su novia, golpeaba sus vulnerables testĆculos y aplastaba por completo su hombrĆa.
Alicia por primera vez golpeaba los testĆculos de un hombre!... y le pateaba con fuerza!; SintiĆ³ algo raro en su empeine!ā¦eran las nueces de Eduardo, que empujaba hasta estrellarlas contra su pelvis.
Golpear unos testĆculos, le generĆ³ una sensaciĆ³n inicial de risa, pero al instante, se sintiĆ³ poderosa, mĆ”s cuando Eduardo torciĆ³ la cara, expresĆ³ un āOhhhhgggā, y se doblaba frente a ella para agarrar su entrepierna.
El pie de la chica se habĆa retirado de la delicada Ć”rea, casi en cĆ”mara lenta, dĆ”ndole paso libre a las protectoras manos de Eduardo que acunaron sus huevos.
La sensaciĆ³n de diversiĆ³n y poder, causĆ³ en Alicia el deseo de lanzar una nueva patada, pero decidiĆ³ tomar las cosas con calma; AdemĆ”s la visiĆ³n de Eduardo inclinado y con las manos protegiendo sus genitales, la desanimaron por completoā¦ ya no podrĆa darle ahĆ!, si volvĆa a patear le pegarĆa en las manos.
En medio de su agonĆa Eduardo alcanzĆ³ a reclamar la agresiĆ³n:
āQueā¦Que hiciste?ā¦porā¦porque?ā.
āTenĆa que hacerloā¦ y ya vez, No eres tan fuerte como tu creĆas verdad?ā.
āAyyyā¦Pero no es justo pegar ahĆ, y menos de improvisoā. Dijo Eduardo tomando aire.
āDeja de quejarte!, en las peleas se vale todo!, y si cuando alguien me ataca, te pegan en las bolas?ā¦no harĆ”s mĆ”s que sobĆ”rtelas mientras me hacen no sĆ© quĆ© cosas?ā.
āAyyā¦Ayyā¦Deja de ser tan alarmista...Y cĆ³mo sea te defenderĆaā.
āYa te lo dije, esto es para probar tu verdadera fuerza, para saber si me puedes defender aunque te peguen ahĆā.
āMi verdadera fuerza?ā.
āEduardo de que te sirve tener mĆŗsculos, si con un golpe te pueden dejar mal parado, incluso si te lo da tu noviaā.
āEntonces mi fuerza no te sirve, Alicia?ā. ExpresĆ³ con dificultad, y casi tropezĆ”ndose.
āNo te esfuerces Eduardo, es simple, la verdadera fuerza del varĆ³n es si este es resistente en su debilidad!, el hombre realmente fuerte resiste golpes en las pelotas!, eso sĆ me impresionarĆaā.
Eduardo quedĆ³ pensativo, mientras Alicia dio media vuelta.
āBueno, ya con ese golpe queda para otro dĆa el sexo, pero no te preocupes Eduardo, sigo confiando en que me puedas proteger, A fin de cuentasā¦ todos los hombres son dĆ©biles ahĆ abajoā.
Usando una mala excusa, la chica habĆa logrado realizar su perversa idea: Conocer por experiencia propia que era golpear los testĆculos de un varĆ³n; La situaciĆ³n debĆa ser en todos aspectos de manera realā¦ por eso pateĆ³ a Eduardo con plena fuerza!, nada de golpes ligerosā¦ debĆa saber que podĆa lograr ella, una adolescente, contra la debilidad de un hombre.
Ahora entendĆa mucho mejor los relatos de su madre Helena y su vecina Mariana, sobre agredir la virilidad de un hombre (No a propĆ³sito en el caso de Mariana) y presenciar su reacciĆ³n dolorosa.
No era lo mismo ver a su progenitor sobarse tras un golpe accidental en el fĆŗtbol, que ver a alguien quejarse por un golpe que ella misma habĆa dado.
En el tema de golpear testĆculos, ahora se colocaba a la par con las dos mujeres mĆ”s importantes de su vidaā¦ su madre y la querida vecina Mariana.
ā¦Y cĆ³mo aƱadidura, el golpe bajo detenĆa las indecentes proposiciones de su novio de profanar la casa de su madre.
Alicia comenzĆ³ a alejarse de Eduardo, aĆŗn pasarĆa un rato sobĆ”ndose, y ella irĆa por algo de agua para brindarleā¦ tal vez eso le ayudase en algo.
Pero de pronto la mano de Eduardo la tomĆ³ del hombro.
āNo te vayas Aliciaā¦ AĆŗn tengo ganas de cogerteā.
Alicia se sorprendiĆ³ de que Eduardo ya estuviera erguido y con una corta sonrisa en los labios, aunque mantenĆa la cara trastornada por el dolor.
āTĆŗ quieres coger?, pero que no te duele?ā.
āMe duele como no tienes idea, cĆ³mo un mujer nunca podrĆ” saber al no tener de estos entre las piernasā¦ pero todavĆa quiero metĆ©rtelaā¦ y ahora mĆ”s que antesā.
Alicia no esperaba que su novio tuviera ganas de sexo, y se veĆa por el enorme bulto en su entrepierna que en serio querĆa cogĆ©rsela.
āLa verdad me sorprende que te recuperaras tan prontoā.
āTe impresiono ahora?ā.
Toda esa charla que se habĆa inventado sobre la fortaleza real de un hombre, se cumplĆa en Eduardo!ā¦ resistiĆ³ esa patada en las bolas y querĆa sexo con ellaā¦ la joven en verdad se sintiĆ³ feliz y orgullosa por la fortaleza de su novio.
āMe impresionas y bastante! Eres muy hombre Eduardo!, me alegro de ser tu noviaā.
Una gran sonrisa de jactancia ahora llenaba la boca de Eduardo.
El chico la besĆ³ y abrazĆ³ tan cerca, que la joven pudo sentir la erecta verga punzando su bajo vientreā¦Su novio estaba a mil por hora!.
Alicia se sorprendiĆ³ con lo que sentĆa, conocĆa bien el pene de su novio, y si bien la llenaba de orgullo, el que Ć©ste superase el promedio masculino en varios centĆmetros, ahora su tamaƱo era mayorā¦Eduardo estaba mĆ”s excitado que nunca!
El beso se prolongĆ³, y Eduardo empezĆ³ a empujar su rĆgido falo contra el abdomen de la chica, que se rindiĆ³ a su propia excitaciĆ³n.
Alicia no se preocupĆ³ en absoluto por hacer el amor en casa, y menos el plena sala, el deseo sexual la obnubilaba, y todo lo que querĆa era gozar del pene de Eduardo.
AsĆ hicieron el amorā¦Fue por mucho, la jornada de sexo mĆ”s fogosa y prolongada que habĆan tenido.
Terminaron jadeantes y descansaron sobre el sofĆ”, felices y sudorosos.
Alicia comenzĆ³ a tocar los testĆculos de su novio, con orgullo los analizaba. Las bolas de Eduardo eran de tamaƱo promedio, como la mayorĆa de los hombresā¦
ā¦nada comparado con las enormes testĆculos de su padre, que al ser su hija jamĆ”s conocerĆa, pero que tanto su madre como Mariana, le habĆan contado de sus proporciones y proezas...ā¦No, no eran asĆ de grandes, pero tenĆan lo suyo!, los huevos de Eduardo resistĆan si los pateabanā¦ Su padre y la mayorĆa de los varones quedarĆan viendo estrellas si hubiese recibido un golpe similarā¦ā¦Esa resistencia lo hacĆa aĆŗn mĆ”s atractivo como macho para Alicia.
Finalmente la chica hablĆ³, sin dejar de tocar los huevos de su hombre:
āEduardoā¦ aunque cĆ³mo resultaron las cosas no sabĆa si era necesarioā¦ pero quiero pedirte perdĆ³n por golpearte las pelotasā.
āAcepto tu disculpaā¦aunque al final terminĆ³ en algo muy buenoā.
āEduardoā¦ peroā¦ golpear los testĆculos de un hombre, deberĆa ser sinĆ³nimo de nada de sexoā¦ mĆ”s contigo fue lo contrarioā¦ te la parĆ³ mĆ”sā.
āYo mismo no lo entiendo, me han pegado en la bolas, pero nunca tan duro, y nunca una chica. No sĆ© si es porque eres mi novia y querĆa hacerlo contigo, pero se me paro la verga apenas me pateaste, doliĆ³ mucho pero me gustĆ³.
Eduardo se centrĆ³ en una duda y preguntĆ³:
āPero dime Aliciaā¦porque me pateaste en realidad?ā.
āTe peguĆ© para que no pudieras hacĆ©rmelo en casa de mi madreā¦para quitarte las ganasā¦ y ya vez!, henos aquĆ en el sofĆ” que profanamos jajajajaā¦ā. La joven ocultĆ³ el motivo principalā¦ no podĆa contar a su novio sobre todo el tema de su madre y Mariana dando golpes bajos a su Progenitor, asĆ cĆ³mo el querer ella saber que se sentĆa golpear bajo.
āY todo ese cuento de que querĆas a un hombre con verdadera fuerza?ā.
āEso fue algo que me inventabaā¦pero me saliĆ³ mal el plan...y ya vez!, todo resultĆ³ ciertoā¦resultaste realmente fuerteā¦y que resistencia!ā.
āPues ahora me siento orgulloso y mĆ”s felizā¦ graciasā.
āEduardo, el que te sientas asĆ despuĆ©s de algo doloroso, es un tema pervertidoā¦que algo doloroso te encienda mĆ”sā¦eso es ser masoquistaā¦eres un gran pervertido!ā.
āTĆŗ igual tienes algo de pervertida Aliciaā¦disfrutaste conmigo de la perversiĆ³nā. Se burlĆ³ Eduardo.
āOh ya basta tontito!, pero debo decir que nos topamos con una extraƱa situaciĆ³nā¦ parece que para ti, Ć©l que te peguen las bolas es excitanteā.
āSi me pegas tĆŗā. AclarĆ³ Eduardo.
āBueno, de todas formas habrĆ” que analizar mĆ”s el asuntoā.
āAliciaā¦quiero hacerlo de nuevoā. El pene de Eduardo comenzaba a crecer otra vez.
Alicia sonriĆ³ y expresĆ³: āIgual yoā.
De pronto sonĆ³ el telĆ©fono, era su madre Helena, que anuncia que estaba por llegar y necesitaba a la hija atenta para ayudarle con un sin de compras que traĆa; La pareja de adolescentes se vistiĆ³ como flash y dejaron por ahora asunto ahĆ. A futuro Alicia y Eduardo tratarĆan nuevamente el tema de golpes bajos-excitaciĆ³n sexual.
ContinuarĆ”ā¦
Gracias
Comentarios a zatniktiel@hotmail.com
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