Solid Show 2 (6/7): El plan - Las Bolas de Pablo

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9 dic 2017

Solid Show 2 (6/7): El plan

CONTIENE:
-BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE
-SEXO HOMOSEXUAL

   Cuando Luis se incorporó todavĆ­a estaba pĆ”lido su mirada se fijó en Felipe que seguĆ­a desmayado en el suelo.


   «No hay duda, Ć©l se lo buscó» pensó en medio de su nerviosismo «Ć‰l me vino a atacar y yo me tuve que defender… que se joda».



   Salió del callejón dejĆ”ndo a su suerte al joven inerte cuyo testĆ­culo izquierdo habĆ­a perdido por el pisotón.



   El robusto bailarĆ­n caminó a paso apresurado a pesar del temblor de sus piernas, su mirada iba gacha queriendo olvidar los golpes que habĆ­a tenido con Felipe. Se dirigió a la estación del metro y ocupando un vagón. Se sentó en medio de un mutis incómodo.



   Todo habĆ­a empezado como una broma, Felipe querĆ­a aparentar ser un heterosexual y prĆ”cticamente era la puta de uno de los administradores del club donde ambos laboraban. Luis siempre se mofó de ello por la actitud firme de Felipe. Y cuando quiso chantajearlo Felipe lo humilló ante varios de los amigos.



   Sin duda alguna Luis tomarĆ­a venganza y una de las mĆ”s crueles, eso se lo habĆ­a jurado y Felipe no lo tomó en cuenta fue su grave equivocación.



   ¿Pero cómo empezó todo?



   DĆ­as despuĆ©s del golpe que le habĆ­a dado Felipe a Luis en los camerinos, el instructor de gimnasio le pidió a uno de sus amigos en el prostĆ­bulo que lo ayudase. Por ello le dijo que se reunieran en el camerino desde horas tempranas antes de la jornada laboral.



   —Ya sĆ© que se la chupas a Carlos —inició el chantaje Luis con una risa socarrona.


   —¿QuĆ© dices? —tragó saliva Jorge siendo tomado por sorpresa—. ¿Cómo lo sabes?


   —SĆ© muchas cosas que pasan aquĆ­. Me gustarĆ­a saber quĆ© pensarĆ­a o que acción tomarĆ­a la mujer de Carlos si supiera que tĆŗ y Ć©l han tenido sus cosillas en estas habitaciones.


   —¡Hey, amigo! —reaccionó Jorge empezando a violentarse—. A mi no me quieras venir a chantajear.



   —¡No, no quĆ©date tranquilo! —pidió Jorge moviendo las manos en seƱal de calma—. Quiero un favor a cambio de mi silencio.



   —Otra vez con el desgraciado chantaje.



   —Amigo, nos servirĆ”. Conozco un secreto que quiero sacar a la luz por venganza.



   —¿Venganza? No entiendo —dijo Jorge mordiendo el anzuelo al tomar una silla y acercarla a Luis.



   Jorge era de una personalidad malĆ©vola y se interesó mucho cuando Luis le relató toda la verdad sobre el alquiler que hacĆ­a Kevin sobre Felipe.



   —AsĆ­ que ese es su cliente potencial —comentaba con una sonrisa— y no una mujer como aseguraba. Y engaƱa a su novia diciendo que es vigilante, ja, ja, ja, que bĆ”sico es Felipe.



   —AsĆ­ es y quiero descubrirlo ante su novia me quiero desquitar de aquel golpe que me dio ante todos.



   Jorge emitió una pequeƱa risa.



   —¿Y cómo quieres que te ayude?



   Luis le relató su plan, fuera del camerino en el bar estaba el guapo Carlos acomodĆ”ndo todo lo que se tenĆ­a para la noche, el plan de Luis consistĆ­a en que debĆ­a entretener a Carlos y llevarlo a una habitación mientras Luis se escabullĆ­a a la barra y buscaba la llave para entrar a la habitación privada de Kevin y Felipe e instalar un par de cĆ”maras.



   —Hecho lo harĆ© —reconoció Jorge quitĆ”ndose la camisa—, te ayudarĆ© del sólo hecho de pensarlo se me endurece el pito. BuscarĆ© a Carlos.



   El prostituto caminó sonriente por la habitación, su cuerpo estaba lleno de mĆŗsculos, con anterioridad habĆ­a trabajado en Guerreros de la Arena una especie de lugar de luchas eróticas.  Salió del camerino y fue directamente al bar.



   —Carlos, ¿cómo te encuentras hoy?



   —Bien —respondió el hombre de cabellos cortos.



   —¿PodrĆ­amos hablar un momento?



   El tono preocupado de Jorge consternó a Carlos.



   —SĆ­, obvio. ¿Sucedió algo?



   —Sigueme.



   En la Ćŗltima sesión ballbusting Carlos le habĆ­a pedido a Jorge que no se hiciera ilusiones pues el trato siempre serĆ­a de jefe a empleado aunque en realidad aquello no le importaba. Salieron del bar y entraron a una habitación de las que siempre usaban.



   —¿QuĆ© ocurre?



   Jorge calló y dio un paso atrĆ”s levantó la pierna cogiendo un veloz impulso en la vulnerable entrepierna de Carlos.



   Las huevas de Carlos fueron aplastadas por su propio peso y dejó escapar un grito miserable. Sus ojos se agrandaron y miró a Jorge por un breve momento antes de desplomarse en el suelo, gimiendo de dolor y sosteniendo su entrepierna.



   Jorge suspiró y su verga se puso tiesa dentro del pantalón.



   Carlos ni lo miró, estaba haciendo una mueca de dolor y consternación. TosĆ­a desesperadamente.



   Jorge soltó un carcajada.



   —Siempre resultarĆ” divertido faulearte. Tienes las bolas tan grande que me gusta verte retorcer de dolor.



   Carlos se levantó, gimiendo y haciendo muecas.



   Los dos machos se miraron en silencio.



   Jorge subió su rodilla entre los muslos de Carlos, haciĆ©ndolo aullar de dolor llevĆ”ndolo en estado de shok al piso.



   Jorge sonrió. Se inclinó sobre Carlos y logró abrirle la cremallera del pantalón sacando su polla para iniciar a agitarla.



   Los ojos de Carlos se abrieron de par en par cuando sintió lo que Jorge estaba haciendo.



   —¡No! —graznó.



   Jorge sonrió, continuaba masajeando la polla de Carlos. Su palma estaba resbaladiza con lĆ­quido preseminal y suavemente pasó la mano sobre la punta del pene.



   Carlos gritó cuando Jorge movió su mano libre y envolvió sus dedos con fuerza alrededor de sus testĆ­culos dejĆ”ndolo sin aliento mientras aumentaba gradualmente la fuerza, aplastando los jugosos huevos.



   Con un par de golpes rĆ”pidos y bien ejecutados, Carlos dejó escapar un gemido profundo y gutural sin poder frenar el primer lote de semen en la eyaculación.



   Jorge soltó una carcajada y continuó acariciando el pene duro como piedra mientras le apretaba las bolas contraĆ­das.



   —Oh, no —graznó Carlos mientras chorro tras chorro de esperma pegajoso se abrĆ­a paso en su verga palpitante.



   Carlos gemĆ­a y gemĆ­a, su cuerpo convulsionaba mientras las expertas manos de Jorge ordeƱaban el miembro exprimiendo hasta la Ćŗltima gota de esperma de sus ocupadas pelotas.



   Finalmente, el cuerpo de Carlos se relajó y cerró los ojos con un suspiro derrotado, jadeando pesadamente.



   Jorge se echó a reĆ­r.



   Fuera de esa erótica habitación, Luis habĆ­a logrado su objetivo al hurtar la llave del bar escabullirse a la lejana habitación donde siempre se encerraba Kevin con Felipe e instaló las cĆ”maras en sitios estratĆ©gicos donde tendrĆ­a una buena visual. Devolvió las llaves a su sitio y se fue al camerino dónde escribió a un amigo para que aquella noche durante el baile grabara a Felipe. Al salón llegaron Alan y RubĆ©n, el primero era alto y atractivo el segundo robusto y moreno.



   —Estoy muy feliz hoy —saludaba Luis—, ¿que saben que me provoca?



   —¿QuĆ©? —quiso saber Alan vestido con short negro que resaltaba su bulto.



   —¡Hmmm! —exclamó Luis adquiriendo una pose de pelea.



   Alerta ante cualquier ataque Alan se cuadró para responder a un golpe pero Luis fue veloz y apretando el puƱo lo lanzó contra la entrepierna de su amigo tan fuerte como pudo.



   Alan soltó un grito ahogado cuando el dolor agudo y penetrante irradió de sus testĆ­culos.



   Los ojos de Alan se llenaron de lĆ”grimas y se limitó a mirar a Luis mientras se doblaba y agarraba sus gónadas.



   —Tipo, no me hagas eso. Me vas a joder antes de empezar a trabajar.



   Luis emitió una carcajada.



   Ahora, un dĆ­a despuĆ©s de aquello Luis iba en el metro muy preocupado por su futuro.

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