La venganza de los ex (2/10): la visita de Alfredo - Las Bolas de Pablo

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4 dic 2017

La venganza de los ex (2/10): la visita de Alfredo

CONTIENE:
BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE

   Pablo estaba laborando en su oficina y escuchaba entretenido por tercera vez consecutiva en esa maƱana la versiĆ³n remix de 'Passionfruit' de Drake con el dj James Kaye. Consideraba que era mejor que la original y estaba tan obsecionado con el tema que lo tenĆ­a como el favorito del aƱo y lo estaba a tan alto volĆŗmen que rompĆ­a con el protocolo del trabajo.


   —Passive with the things you say, passin' up on my old ways, I can't blame you no, no —canturreaba Pablo las notas finales de la canciĆ³n mientras mecĆ”nicamente corregĆ­a un informe que preparĆ³.



   Su cuerpo se movĆ­a con los ritmos finales del tema y estaba dispuesto a repetirlo por cuarta vez cuando su padre penetrĆ³ a la oficina sin golpear la puerta (mentalmente agradeciĆ³ que lo hizo ahora y no le interrumpiĆ³ durante la reproducciĆ³n del mp3), finalmente la computadora puso a sonar 'That´s Whats I like ' de Bruno Mars otro de sus favoritos en 2017.



   —Finalmente la comprĆ© —indicĆ³ lleno de emociĆ³n Marcos ChacĆ³n tomando asiento frente al escritorio de Pablo.



   —¿Compraste quĆ©? —preguntĆ³ su hijo sin levantar la mirada de las cuentas impresas en su informe.



   —¡La casa!



   —¿Cual casa, papĆ”? Me exaspera tu emociĆ³n.



   —Hey, la que comentĆ© la semana pasada. Si hubieras dejado de jugar con Vicente me escucharĆ­as.



   —Bueno entre tĆŗ y mi sobrino ya sabes a quien prefiero.



   Marcos ChacĆ³n moviĆ³ la boca con desaprobaciĆ³n prefiriendo desechar el comentario a lo que Pablo levantĆ³ la mirada y regalĆ³ una sonrisa tierna a su padre.



   —Pero me parece muy bien que hayas comprado esa casa de campo. Lo que me fastidia es pensar en las largas horas de viaje, son como siete. Se me dormirĆ” el culo pegado al asiento.



   —Ya lo sĆ©, por carretera son seis horas de viaje. Me informaron que por aviĆ³n llegarĆ­amos en treinta minutos. Voy a consultar por cual medio viajaremos. Pero la casa es todo un palacio y parece sacada de una pelĆ­cula o telenovela ademĆ”s de su ubicaciĆ³n en la regiĆ³n mĆ”s frĆ­a del paĆ­s parecerĆ” que estamos en los alpes suizos. AllĆ­ recibiremos la navidad y el aƱo nuevo.



   —¿De veras?



   —SĆ­.



   —FantĆ”stico. En vez de ir a la finca con el tio y escuchar su tradicional pelea anual sobre el pasado de ambos prefiero estar en la montaƱa como un hervitaƱo.



   Marcos ChacĆ³n doblĆ³ las cejas y se levantĆ³ del asiento.



   —Hoy andas con un humor que ni tĆŗ lo aguantas —determinĆ³—. LlamarĆ© a tu madre ella si le emocionarĆ” la noticia. Tengo que ordenar que limpien esa casa para nuestra estadĆ­a.



   Marcos saliĆ³ de la oficina y Pablo continuĆ³ con su labor, era el Ćŗltimo que preparaba para la constructora ya que tenĆ­a una nueva oferta laboral en un banco, empleo que le ayudĆ³ a conseguir David y que a Marcos no le gustĆ³ pero aceptaba que servirĆ­a para el crecimiento profesional de su hijo.



   Pablo estaba dispuesto a repetir una vez mĆ”s 'Passionfruit' cuando el sonido del telĆ©fono le hizo apartar la mano del ratĆ³n.



   —Buen dĆ­a, seƱor Pablo, ¿cĆ³mo estĆ”? —lo saludĆ³ una voz femenina que reconociĆ³—. Hoy no lo vi pasar.



   —No, Regina, esta maƱana lleguĆ© muy temprano tenĆ­a que terminar una cuestiĆ³n para el prĆ³ximo aƱo.



   —Ah, entiendo. SeƱor Pablo, acĆ” en recepciĆ³n lo solicita alguien, ¿lo hago subir? TrabajĆ³ en la empresa hace aƱos.



   Pablo arrugĆ³ la frente sin saber de quien se trataba. Seguramente era un ex trabajador que requerĆ­a un balance de su sueldo.



   —¿Me buscan a mi?



   —SĆ­. Es Alfredo Klemn, ¿lo hago subir?



   —¿Alfredo? Pues… dile que estoy ocupado, que tengo una reuniĆ³n muy importante.



   —¿En serio, seƱor Pablo?



   El joven meditĆ³ por un instante.



   —Ya que carajo. Hazlo subir.



   Finalmente cortĆ³ comunicaciĆ³n con la recepciĆ³n y ordenĆ³ los papeles sobre la mesa. Se iba a ver cara a cara con su ex pareja despuĆ©s de casi aƱo y medio sin verse. A los dos minutos tocaron la puerta de la oficina, Pablo se sintiĆ³ nervioso e indicĆ³ que podĆ­an entrar.



   Alfredo penetrĆ³ tan guapo y fuerte como siempre, tenĆ­a el cabello mĆ”s rubio y el semblante de dios nĆ³rdico que Pablo habĆ­a conocido. Sin duda alguna habĆ­a gran contraste entre Ć©l y el moreno David.




   Alfredo saludĆ³ a Pablo con un apretĆ³n de manos y tomĆ³ asiento olĆ­a a perfume, no cabĆ­a duda que se lo echĆ³ al subir en el ascensor.



   —¿CĆ³mo has estado, Pablo?



   —Ah, muy bien. ¿Y tĆŗ?  ¿QuĆ© te trae por aquĆ­?



   —QuerĆ­a saludarte y ver como estabas —dijo Alfredo cuyo pene se habĆ­a puesto duro de ver a Pablo, quien sorprendentemente no tuvo aquella reacciĆ³n—. Mucho tiempo sin saber de ti, bueno, si sĆ© varias cosas tuyas, he estado al pendiente.



   —¿Ah, sĆ­? —comentĆ³ Pablo sintiĆ©ndose incĆ³modo—. Yo que no supe mĆ”s de ti desde aquella vez en Guerreros de la arena, ¿recuerdas?



   —Oh, sĆ­ —comunicĆ³ Alfredo desviando con vergĆ¼enza la mirada al conjunto de fotografĆ­as sobre la mesa—. EstĆ”n muy grandes tus sobrinos, sin duda alguna Vicente se parece mucho a ti.



   —AsĆ­ dicen todos en casa…



   Hubo un largo silencio incĆ³modo.



   —Y te casaste, quien lo dirĆ­a…



   —SĆ­. Yo jamĆ”s lo hubiera creĆ­do pero David es muy buena persona.



   —OĆ­ que anteriormente estuvo casado y hasta tiene un hijo.



   —SĆ­ la madre y el niƱo viven en EspaƱa, un tanto lejos de AmĆ©rica. ¿Y tĆŗ seguirĆ”s con…? ¿cĆ³mo era su nombre?



   —¿Jorge?



   —Ah, sĆ­, Jorge. ¿Siguen juntos?



   —No. Me llevĆ© un chasco con Ć©l, me terminĆ³ engaƱando con otro… pero lo perdonĆ©, despuĆ©s me dijo que iba a trabajar en un prostĆ­bulo y preferĆ­ terminar la relaciĆ³n con Ć©l. Pude perdonar su infidelidad pero no en ese trabajo.



   —Que cosas —comunicĆ³ Pablo sin algĆŗn tipo de emociĆ³n.



   —SĆ­ y pensar que contigo la relaciĆ³n fue a todo dar.



   Alfredo se le quedĆ³ mirando y Pablo se rascĆ³ la cabeza.



   —Eh, Alfredo, en este preciso instante estoy ocupado terminando un informe que debo entregar para la Ćŗltima junta del aƱo. TĆŗ ya sabes como es mi trabajo de ocupado.



   —SĆ­ —afirmĆ³ Alfredo echĆ”ndose hacia adelante. TenĆ­a los ojos muy brillantes y Pablo reafirmĆ³ lo incĆ³modo que estaba—. Nunca olvidarĆ© lo responsable que eres con todo lo tuyo.



   —Eh, Alfredo, eh —Pablo se levantĆ³ del asiento oportunidad que no desaprovechĆ³ su ex pareja para mirarle el paquete—. No quisiera ser grosero contigo agradezco mucho tu visita pero es mejor que te vayas…



   —¿Me estĆ”s echando, Pablo? —Alfredo tambiĆ©n se erigiĆ³ del asiento.



   —No, es sĆ³lo que estoy ocupado, las cosas han cambiado, no soy el mismo de antes.



   —¿Pero es que ni amigos podemos ser? ¿Tan dominante es el otro tipo?



   —Oh, no, Alfredo, es sĆ³lo que lo que pasĆ³ ya pasĆ³. Dejar todo atrĆ”s y olvidarlo —Pablo se dirigiĆ³ a la puerta y la abriĆ³—, disculpa si soy todo un grosero, lo siento.



   —¿QuĆ© tiene el otro tipo que no pueda tener yo? Es horrible, ni a los talones me llega, es que ni tĆŗ. Mirate, eres un profesional aquel bruto ni a la universidad fue. CaĆ­ste bajo, Pablo.



   —Alfredo, eh, vete, por favor —dijo Pablo todavĆ­a queriendo ser tolerante.



   —En junio me graduĆ© de abogado, ¿sabĆ­as? EstĆ”s a tiempo de que recuperemos lo nuestro. Considera al mantenido aquel un error, una diversiĆ³n… volvamos, tĆŗ quieres…



   —David no es mantenido tiene su propio gimnasio y le va muy bien. Alfredo, volver contigo serĆ­a lo Ćŗltimo y mĆ”s descabellado que podrĆ­a hacer, no me interesas ya. Puedes irte a la punta del cerro… incluso, ni del closet has tenido los cojones de salir.



   Alfredo se le quedĆ³ mirando a la cara, sentĆ­a que hervĆ­a de la rabia por el rechazo.



   Pablo continuaba con una mano sobre el pomo de la puerta y con la mandĆ­bula apretada esperando que Alfredo se marchara estaba tan absorto en su molestia que no se esperĆ³ el sorpresivo ataque de su ex.



   Hubo un 'POOOOF' rotundo cuando la punta del zapato de cuero de Alfredo impactĆ³ contra las bolas de Pablo deformando su bella y gran figura ovalada contra su cuerpo.



   La boca de Pablo se abriĆ³ en un grito silencioso, mientras sus pulmones quedaban sin aliento, ambas manos sujetaron sus cojones entre tanto sus rodillas se doblaban yĆ©ndose al suelo con lĆ”grimas en los ojos asĆ­ quedĆ³ acurrucado y dolorido.



   Alfredo lo mirĆ³ con desprecio y humillado prefiriĆ³ abandonar la oficina sin escuchar los lamentos de Pablo y que las cornetas comenzaban a reproducir un tema remix de Drake.

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