BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE
Pablo estaba laborando en su oficina y escuchaba entretenido por tercera vez consecutiva en esa maƱana la versión remix de 'Passionfruit' de Drake con el dj James Kaye. Consideraba que era mejor que la original y estaba tan obsecionado con el tema que lo tenĆa como el favorito del aƱo y lo estaba a tan alto volĆŗmen que rompĆa con el protocolo del trabajo.
—Passive with the things you say, passin' up on my old ways, I can't blame you no, no —canturreaba Pablo las notas finales de la canción mientras mecĆ”nicamente corregĆa un informe que preparó.
Su cuerpo se movĆa con los ritmos finales del tema y estaba dispuesto a repetirlo por cuarta vez cuando su padre penetró a la oficina sin golpear la puerta (mentalmente agradeció que lo hizo ahora y no le interrumpió durante la reproducción del mp3), finalmente la computadora puso a sonar 'That´s Whats I like ' de Bruno Mars otro de sus favoritos en 2017.
—Finalmente la comprĆ© —indicó lleno de emoción Marcos Chacón tomando asiento frente al escritorio de Pablo.
—¿Compraste quĆ©? —preguntó su hijo sin levantar la mirada de las cuentas impresas en su informe.
—¡La casa!
—¿Cual casa, papĆ”? Me exaspera tu emoción.
—Hey, la que comentĆ© la semana pasada. Si hubieras dejado de jugar con Vicente me escucharĆas.
—Bueno entre tĆŗ y mi sobrino ya sabes a quien prefiero.
Marcos Chacón movió la boca con desaprobación prefiriendo desechar el comentario a lo que Pablo levantó la mirada y regaló una sonrisa tierna a su padre.
—Pero me parece muy bien que hayas comprado esa casa de campo. Lo que me fastidia es pensar en las largas horas de viaje, son como siete. Se me dormirĆ” el culo pegado al asiento.
—Ya lo sĆ©, por carretera son seis horas de viaje. Me informaron que por avión llegarĆamos en treinta minutos. Voy a consultar por cual medio viajaremos. Pero la casa es todo un palacio y parece sacada de una pelĆcula o telenovela ademĆ”s de su ubicación en la región mĆ”s frĆa del paĆs parecerĆ” que estamos en los alpes suizos. AllĆ recibiremos la navidad y el aƱo nuevo.
—¿De veras?
—SĆ.
—FantĆ”stico. En vez de ir a la finca con el tio y escuchar su tradicional pelea anual sobre el pasado de ambos prefiero estar en la montaƱa como un hervitaƱo.
Marcos Chacón dobló las cejas y se levantó del asiento.
—Hoy andas con un humor que ni tĆŗ lo aguantas —determinó—. LlamarĆ© a tu madre ella si le emocionarĆ” la noticia. Tengo que ordenar que limpien esa casa para nuestra estadĆa.
Marcos salió de la oficina y Pablo continuó con su labor, era el Ćŗltimo que preparaba para la constructora ya que tenĆa una nueva oferta laboral en un banco, empleo que le ayudó a conseguir David y que a Marcos no le gustó pero aceptaba que servirĆa para el crecimiento profesional de su hijo.
Pablo estaba dispuesto a repetir una vez mÔs 'Passionfruit' cuando el sonido del teléfono le hizo apartar la mano del ratón.
—Buen dĆa, seƱor Pablo, ¿cómo estĆ”? —lo saludó una voz femenina que reconoció—. Hoy no lo vi pasar.
—No, Regina, esta maƱana lleguĆ© muy temprano tenĆa que terminar una cuestión para el próximo aƱo.
—Ah, entiendo. SeƱor Pablo, acĆ” en recepción lo solicita alguien, ¿lo hago subir? Trabajó en la empresa hace aƱos.
Pablo arrugó la frente sin saber de quien se trataba. Seguramente era un ex trabajador que requerĆa un balance de su sueldo.
—¿Me buscan a mi?
—SĆ. Es Alfredo Klemn, ¿lo hago subir?
—¿Alfredo? Pues… dile que estoy ocupado, que tengo una reunión muy importante.
—¿En serio, seƱor Pablo?
El joven meditó por un instante.
—Ya que carajo. Hazlo subir.
Finalmente cortó comunicación con la recepción y ordenó los papeles sobre la mesa. Se iba a ver cara a cara con su ex pareja despuĆ©s de casi aƱo y medio sin verse. A los dos minutos tocaron la puerta de la oficina, Pablo se sintió nervioso e indicó que podĆan entrar.
Alfredo penetró tan guapo y fuerte como siempre, tenĆa el cabello mĆ”s rubio y el semblante de dios nórdico que Pablo habĆa conocido. Sin duda alguna habĆa gran contraste entre Ć©l y el moreno David.
Alfredo saludó a Pablo con un apretón de manos y tomó asiento olĆa a perfume, no cabĆa duda que se lo echó al subir en el ascensor.
—¿Cómo has estado, Pablo?
—Ah, muy bien. ¿Y tĆŗ? ¿QuĆ© te trae por aquĆ?
—QuerĆa saludarte y ver como estabas —dijo Alfredo cuyo pene se habĆa puesto duro de ver a Pablo, quien sorprendentemente no tuvo aquella reacción—. Mucho tiempo sin saber de ti, bueno, si sĆ© varias cosas tuyas, he estado al pendiente.
—¿Ah, sĆ? —comentó Pablo sintiĆ©ndose incómodo—. Yo que no supe mĆ”s de ti desde aquella vez en Guerreros de la arena, ¿recuerdas?
—Oh, sĆ —comunicó Alfredo desviando con vergüenza la mirada al conjunto de fotografĆas sobre la mesa—. EstĆ”n muy grandes tus sobrinos, sin duda alguna Vicente se parece mucho a ti.
—AsĆ dicen todos en casa…
Hubo un largo silencio incómodo.
—Y te casaste, quien lo dirĆa…
—SĆ. Yo jamĆ”s lo hubiera creĆdo pero David es muy buena persona.
—OĆ que anteriormente estuvo casado y hasta tiene un hijo.
—SĆ la madre y el niƱo viven en EspaƱa, un tanto lejos de AmĆ©rica. ¿Y tĆŗ seguirĆ”s con…? ¿cómo era su nombre?
—¿Jorge?
—Ah, sĆ, Jorge. ¿Siguen juntos?
—No. Me llevĆ© un chasco con Ć©l, me terminó engaƱando con otro… pero lo perdonĆ©, despuĆ©s me dijo que iba a trabajar en un prostĆbulo y preferĆ terminar la relación con Ć©l. Pude perdonar su infidelidad pero no en ese trabajo.
—Que cosas —comunicó Pablo sin algĆŗn tipo de emoción.
—SĆ y pensar que contigo la relación fue a todo dar.
Alfredo se le quedó mirando y Pablo se rascó la cabeza.
—Eh, Alfredo, en este preciso instante estoy ocupado terminando un informe que debo entregar para la Ćŗltima junta del aƱo. TĆŗ ya sabes como es mi trabajo de ocupado.
—SĆ —afirmó Alfredo echĆ”ndose hacia adelante. TenĆa los ojos muy brillantes y Pablo reafirmó lo incómodo que estaba—. Nunca olvidarĆ© lo responsable que eres con todo lo tuyo.
—Eh, Alfredo, eh —Pablo se levantó del asiento oportunidad que no desaprovechó su ex pareja para mirarle el paquete—. No quisiera ser grosero contigo agradezco mucho tu visita pero es mejor que te vayas…
—¿Me estĆ”s echando, Pablo? —Alfredo tambiĆ©n se erigió del asiento.
—No, es sólo que estoy ocupado, las cosas han cambiado, no soy el mismo de antes.
—¿Pero es que ni amigos podemos ser? ¿Tan dominante es el otro tipo?
—Oh, no, Alfredo, es sólo que lo que pasó ya pasó. Dejar todo atrĆ”s y olvidarlo —Pablo se dirigió a la puerta y la abrió—, disculpa si soy todo un grosero, lo siento.
—¿QuĆ© tiene el otro tipo que no pueda tener yo? Es horrible, ni a los talones me llega, es que ni tĆŗ. Mirate, eres un profesional aquel bruto ni a la universidad fue. CaĆste bajo, Pablo.
—Alfredo, eh, vete, por favor —dijo Pablo todavĆa queriendo ser tolerante.
—En junio me graduĆ© de abogado, ¿sabĆas? EstĆ”s a tiempo de que recuperemos lo nuestro. Considera al mantenido aquel un error, una diversión… volvamos, tĆŗ quieres…
—David no es mantenido tiene su propio gimnasio y le va muy bien. Alfredo, volver contigo serĆa lo Ćŗltimo y mĆ”s descabellado que podrĆa hacer, no me interesas ya. Puedes irte a la punta del cerro… incluso, ni del closet has tenido los cojones de salir.
Alfredo se le quedó mirando a la cara, sentĆa que hervĆa de la rabia por el rechazo.
Pablo continuaba con una mano sobre el pomo de la puerta y con la mandĆbula apretada esperando que Alfredo se marchara estaba tan absorto en su molestia que no se esperó el sorpresivo ataque de su ex.
Hubo un 'POOOOF' rotundo cuando la punta del zapato de cuero de Alfredo impactó contra las bolas de Pablo deformando su bella y gran figura ovalada contra su cuerpo.
La boca de Pablo se abrió en un grito silencioso, mientras sus pulmones quedaban sin aliento, ambas manos sujetaron sus cojones entre tanto sus rodillas se doblaban yéndose al suelo con lÔgrimas en los ojos asà quedó acurrucado y dolorido.
Alfredo lo miró con desprecio y humillado prefirió abandonar la oficina sin escuchar los lamentos de Pablo y que las cornetas comenzaban a reproducir un tema remix de Drake.
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