SEGUNDA PARTE DE LA PRIMERA ENTREGA
-BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE
Iván caminaba por la calle pensando en esas aborrecibles criaturas que se habían adueñado de la ciudad de Biloba. El cielo era nocturno y él caminaba por la calle sin miedo sólo quería que una de esas criaturas sedientas de semen se apareciera dispuesta a seducirlo para él darle muerte. El policía tenía un gran cuerpo, con abdominales definidos y un rostro atractivo. Sus piernas eran flacas aunque el resto de su cuerpo musculoso y delgado. Tenía 49 años y era el padre de Gino.
Mientras caminaba por la calle iba pensando en la manera misteriosa como los Ky se aparecieron en la ciudad, resultó de forma inesperada y de un momento a otro. Las noticias lo mostraban como un hecho curioso, decenas de hombres que eran seducidos por mujeres y hombres para ser sometidos a sexo oral, las denuncias se volvieron intensas cuando estos hombres prácticamente violados eran atacados por esas figuras que se transmutaban a seres humanoides y con fiereza atacaban a quienes se resistían a donar su semen para su alimentación.
Las decenas día a día se volvieron múltiples y el modo de actuación era una misteriosa y embrujada seducción que hacían a su víctima a plena noche.
No era la primera vez que los policías de la ciudad de Biloba se enfrentaban a un grupo de criaturas nocturnas. La diferencia en esta ocasión era que estas no transformaban a sus victimas pero y el semen era su medio de obtención de energía y podían atacar a su víctima hasta castrarla o darle muerte.
Según la linea de investigación de expertos los Ky eran ancestrales criaturas. Otra vez las balas de oro bañadas en agua bendita podían acabar con esas alimañas.
Iván estaba dispuesto a fulminar a los Ky y tenía más motivos luego del ataque a su hijo.
—¡No, no, no! Auxilio por favor, ayúdenme!
Eran los desesperados gritos de mujer que llegaron a oídos de Ivan por la desierta calle.
Echó a correr pistola en mano, eran desde un callejón.
—¡NO, NO, NO! ¡ALGUIEN QUE ME AYUDE!
Iván no tardó en llegar a su destino y agazapada contra una pared se encontró a una rubia mujer siendo acechada por tres jóvenes maleantes.
—¡Manos arribas!
La mujer se sobresaltó.
Los tres muchachos se dieron la vuelta e Iván de tan solo ver sus ojos rojos no le bastó más segundos para accionar su arma. Con un disparo logró envolver en llamas a uno de los asaltantes.
Cuando el segundo mostraba los filosos dientes hacia él como un lobo alerta, una bala de oro que perforó su frente lo hizo revolcarse en el suelo en medio de llamas.
El tercero que parecía mayor en edad juvenil era fue el más poderoso y con un movimiento de manos hizo que la pistola escapara de las manos de Iván, él se quedó impactado ante el suceso.
Los hombres no perdieron el tiempo y se lanzaron directamente hacia un intercambio de golpes. Los dos se propinaban puñetazos, gruñendo de dolor y esfuerzo.
Iván estuvo a punto de ejecutar un golpe espectacular cuando el pie de la alimaña subió conectándose con su entrepierna. Los ojos del galán señor se cruzaron y dejó escapar un profundo gemido.
El joven Ky repitió el movimiento, levantando a Iván de sus pies con una patada a la entrepierna y haciéndolo gritar de dolor.
—Eso sonó doloroso —se burló el Ky.
Iván respiró profundo y optó por una estrategia alargando la mano hacia adelante conectando un puñetazo directamente al paquete del Ky. Inmediatamente la sonrisa fue borrada y cayó silenciosamente sobre sus rodillas.
Ivan abrió los ojos, después de todo los Ky eran hombres y los golpes a la entrepierna también los debilitaba.
Mientras el Ky se retorcía en el suelo, Iván también se ponía de rodillas gimiendo de dolor, agarrando su hombría.
La rubia estaba temblando de miedo. Al final quería que ese hombre que llegó para rescatarla resultara vencedor. ¡Tenía que serlo!
Ambos hombres estaban sufriendo, pero el Ky tuvo una recuperación notable y pudo agarrarse al paquete desprotegido de Iván como una garra. Iván gruñó cuando el Ky comenzó a apretar fuerte.
—Tienes unas huevas de buen tamaño. ¡Lo que hace que sea fácil hacer esto! —reconoció con una sonrisa burlona.
Iván emitió un grito desgarrador cuando el Ky comenzó a torcer sus bolas.
Pero contraatacó agarrando las bolas del Ky apretando fuerte también. El joven gritó y retorció más fuerte, por lo que Iván le devolvio el favor.
El Ky se dio por vencido y soltó a Iván tratando frenéticamente de alejarse de su oponente.
—Los voy a extinguir, malditos —aseguró Iván buscando con su mirada la pistola.
Aprovechando su distracción el Ky apuntó una devastadora patada en las gónadas del oficial.
Iván se tambaleó hacia atrás con un grito de sorpresa y pena.
El Ky agarró a Iván, empujándolo al piso, estaba gimiendo.
El Ky caminó unos pasos imponiéndose sobre Iván.
Iván parpadeó.
El Ky frunció una sonrisa malvada.
La cara de Iván se puso pálida.
El Ky agarró los pies de Iván, los levantó y los extendió en una forma de V.
—No —graznó Iván—. ¡Por favor, no lo hagas!
El Ky hizo que su pie se estrellara contra las huevas hinchadas y magulladas de Iván, aplastándolas bajo su suela como una pelota carnosa.
Iván gritó como una alma en pena cuando sintió que giraban el pie, aplastando sus desafortunados testículos.
La cara de Iván se redujo a una máscara de agonía, con los ojos cerrados, la boca abierta, gritando con voz ronca.
El Ky se rió, echó la pierna hacia atrás y envió una patada final a los pobres cojones de Iván.
El hombre fue reducido a una masa sin fuerza que se aferraba a sus dos testículos palpitantes con las manos, comenzaba a llorar sabiéndose derrotado y adolorido.
—Eso es para que aprendas a no ser un entrometido…
El Ky fue interrumpido cuando un disparo resonó en el callejón. Al instante el joven perdió el equilibrio y su cuerpo fue cubierto en llamas, gritando corrió hasta caer consumido por el fuego.
El callejón se vio iluminado por las llamas enfocando a una rubia que se dejaba caer al suelo llorando tras disparar con el arma de Iván y a un atractivo policía canoso echado en el suelo de costado frotándose los testículos.
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