-BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE
La camioneta de Eloy se estacionaba bajo el cielo nocturno en una pequeƱa granja ubicada fuera de la ciudad. AhĆ habĆan otros vehĆculos aparcados. Eloy era un apuesto hombre de piel tostada por el sol. PodĆa decirse que era un semental musculoso con cabello rubio corto y de trato denigrante.
Abrió la puerta del vehĆculo y pisó con fuerza el suelo calzando unas pesadas botas.
A esa hora de la madrugada hacĆa frĆo en la pampa.
Dio una vuelta por delante de la camioneta y abrió la puerta susurrando con firmeza:
āĀ”Sin decir una palabra!
Del interior del carro salió Eleazar, quien laboraba en su finca como capataz, era un hombre alto de cuerpo fuerte y varonil. En ese momento se apeaba del vehĆculo totalmente semidesnudo tapando sus genitales una ropa interior color gris pero lo que mĆ”s llamaba la atención era el collar que pendĆa de su cuello.
āAhora salĆ vos.
Samuel se humedeció los labios. Su pene estaba duro como el acero y guardado en la ropa interior azul.
āRĆ”pido āmurmuró Eloy.
Y Samuel bajó del vehĆculo como Eleazar, tambiĆ©n como el capataz estaba con un collar colgando de su cuello. Empezaron a caminar en dirección a la edificación. Eloy iba erguido mientras sus sumisos caminaban a cuatro patas unidos a una correa que sostenĆa el amo.
Ingresaron a la construcción hogareƱa donde estaban otros hombres dueƱos de esclavos humanos segĆŗn se podĆa apreciar, o sus perros.
Samuel tragó saliva, estaba al tanto que él como Eleazar estaban ahà para divertir como los otros perros a sus dueños.
Los perros se acercaron a una mesa, habĆa una docena de ellos.
Alrededor de la mesa se habĆan sentado el resto de los dueƱos de tierras entre ellos Eloy.
Los perros comenzaron a masturbarse, debĆan echar los escupitajos de su pene en un envase cuyos objetivo final no sabĆan cual era.
El primer lote de semen aterrizó en el pote de parte un hombre negro que dejó escapar un gruñido cuando su polla disparó el enorme chorro de esperma.
āĀ”Que salga todo, estĆŗpido! āgritó su jefe un hombre mayor y de aspecto rudo.
Eleazar estaba gruƱendo y jadeando, apuntando su polla al envase.
Otro muchacho muy joven gimió cuando su pene entró en erupción con un disparo cremoso de esperma que salpicó directamente al recipiente.
āĀ”Todo, todo! āaclamó un hombre rubio desde la silla de los amos.
Samuel estaba respirando pesadamente.
ā”¿QUE LES PASA PAR DE IDIOTAS?!
Era la voz de Eloy que sonaba rabiosa.
Un perro robusto que usaba gafas cerró los ojos cuando se masturbaba con su pollón grueso. Su respiración se aceleró mientras disparaba un enorme fajo cremoso de leche.
Los jefes desde su lugar, tenĆan grandes sonrisas mientras miraban a los otros perros sacudir sus pollas.
Eleazar gruñó mientras descargaba lo que parecĆa un galón de esperma en el envase.
Con un gemido largo y bajo, la polla de un empleado de otra hacienda soltó un lote de semen.
Cuando Samuel disparó el resultado de su masturbación, rugió como un león, levantando sus manos al aire y haciendo que su pene extendiera su crema por todo el lugar.
āĀ”Acierta el blanco! āordenó con ira Eloy.
El envase estaba repleto de pegajoso esperma.
Los perros seguĆan sacudiendo sus pollas frenĆ©ticamente. El sudor les corrĆa por la cara.
Finalmente, la enorme polla de Samuel estalló con la eyaculación mĆ”s grande del dĆa. Una gran fuente de jugo cremoso salió disparado de su pene.
Fue asà como la docena de perros se cansaron y quedaron jadeando y sudorosos después de la faena brutal. Pero ahora solo quedaba una ponchera con olor a semen. De la nada apareció un ruido de aplausos.
Samuel giró la cabeza conociendo a aquel individuo era Matias, el amigo que fauleó una noche en la calle con Eleazar.
āDebo felicitarlos por el esfuerzo ādijo el hombreā. Y a su vez darles la bienvenida a la pequeƱa parcela que he comprado para su entretenimiento. Hoy quise hacerles esta pequeƱa inauguración. ĀæLes gustó? āhubo mĆŗltiples respuestas positivas de parte de los jefesā. Ahora se preguntarĆ”n, ĀæquĆ© hacer con esa cubeta? Pues bien, les tengo la respuesta, es para vos: Eloy.
La cara de Eloy palideció.
āĀ”No!
āĀ”SĆ! āse rió Matiasā. Te recuerdo pibe, que esta reunión es solo para dueƱos de tierras y vos, no lo sos. Simplemente, boludo, corriste con la suerte de casarte con la dueƱa. AsĆ que estĆ”s aquĆ sin invitación y tu castigo es comerte el contenido.
Eloy parecĆa a punto de vomitar.
āĀæQuĆ© pasa? āse reĆa Matiasā. ĀæNo querĆ©s tragarte el jugo de tus pares? ĀæO se te olvidó que vos tambiĆ©n fuiste un perro? Y arribista peor.
Eloy tragó saliva. Su mano temblaba cuando la extendió y recogió el envase.
āĀ”Cometelo! Ā”Cometelo! Ā”Cometelo! Ā”Cómelo! āgritaban los dueƱos de haciendas, sus rostros brillaban de emoción y alegrĆa maliciosa.
Eloy cerró los ojos e inhaló profundamente. A juzgar por la expresión de su rostro, el olor era bastante intenso. Abrió los ojos con una expresión suplicante en su rostro.
āĀ”Cometelo! Ā”Cometelo! Ā”Cometelo! Ā”Cometelo!
Eloy abrió la boca.
Los jefes se quedaron en silencio por un breve momento para escuchar el sonido jugoso de Eloy cuando tragó un gran bocado del lĆquido pegajoso, antes de estallar en estruendosas burlas.
Eloy parecĆa que estaba a punto de vomitar.
Matias tenĆa una sonrisa burlona en el rostro primera vez que alguien se imponĆa en pĆŗblico sobre Eloy.
āĀæCómo lo sentis? ĀæSalado o picante?
Eloy tragó y jadeó por aire. Su rostro estaba pÔlido como el papel.
Después de tragar el último bocado, murmuró:
āDame algo para beber.
Los hacendados se rieron.
āAlguien que le de agua a ese pobre hombre ādijo con burla Matias.
Un muchacho apareció con un vaso de vidrio y cuando lo extendĆa a Eloy rĆ”pidamente lo pateó en la entrepierna. Su empeine chocó contra las bolas aplastĆ”ndolas en su cuerpo.
Los ojos de Eloy se abrieron con sorpresa, y su rostro se crispó en una mueca cómica.
Antes de que tuviera oportunidad de moverse, Matias saltó frente a él y lanzó otra patada dura contra las pobres pelotas de Eloy haciendo que gimiera de dolor mientras sus huevos quedaban aplastados dentro de su escroto.
En su camino hacia abajo, se encontro con el pie de un hacendado cualquiera que le dio otra patada perfecta en las pelotas que lo levantó del suelo, gritando de dolor.
Se desplomó vomitando y gimiendo, y los finqueros estallaron en risas.
RodĆ”ndolo sobre su espalda, dos hombres sujetaron a Eloy y y agarraron cada una de sus piernas separĆ”ndolas en forma de V mientras le sujetaban la parte superior del cuerpo impidiĆ©ndole protegerse los testĆculos con las manos.
Uno por uno, los hacendados lanzaron un pisotón o una fuerte patada a los genitales de Eloy.
Eloy gritaba y gemĆa de dolor cuando le destruĆan la hombrĆa.
āEs mi turno.
Matias cerró la mano en un puño y la lanzó contra las bolas atrapadas de Eloy, sacÔndole un agudo chillido y carcajadas de parte los jefes.
Una y otra vez, Matias golpeó las huevas de Eloy, provocando todo tipo de ruidos agudos y graciosos en él.
āĀ”Miren! Se ha puesto duro āun vaquero gordo seƱalo el pito carnoso de Eloy: estaba palpitando y temblando.
Matias se volvió hacia los sumisos:
āĀæQuiĆ©n quiere aplastar sus pelotas?
Los perros se miraron.
Matias se quedó esperando una respuesta, nadie se atreverĆa. Dijo:
āParece que no tenemos a ningĆŗn valiente.
Con eso, pisoteó con fuerza las bolas de Eloy.
El hombre dejó escapar un gemido penetrante cuando sus huevos se aplastaron.
Una y otra vez, Matias pisoteó las bolas de Eloy, embistiéndolas implacablemente en su cuerpo.
Los gritos de Eloy fueron ahogados por las burlas de los otros hacendados.
āOh, por Dios, ya ādijo Matias con falsa clemenciaā, dejĆ©moslo en paz porque ya no puede con Ć©l mismo. DĆ©jenlo.
De forma extraƱa los seƱores soltaron a Eloy y este se fue al piso agarrƔndose la entrepierna y gimiendo.
Matias se rió pero su faz cambió y se volvió serio mirando a Eleazar.
āAhora, vos, venĆte conmigo āordenó. El hombre se movióā. BajĆ” la cabeza, no me retĆ©s.
Eleazar afirmó y bajó la mirada.
Matias le colocó el collar y lo llevó en dirección a la salida, silencioso Eleazar lo siguió se tuvo que agachar y después irse a cuatro patas.
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