Mi combate contra la Rosa Negra - Las Bolas de Pablo

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26 sept 2018

Mi combate contra la Rosa Negra

ESCRITO POR: ZATN
CONTIENE BALLBUSTING F/M.


Soy AndrĆ©s Miraban, tengo 19 aƱos y hoy es mi tercera pelea en el club nocturno FIGHT TWO, un club para eventos erĆ³ticos y pervertidos.

Las peleas son intensas y erĆ³ticas, aquĆ­ se dan enfrentamientos entre hombre o entre mujeres, por el contenido erĆ³tico del sitio; Siempre los participantes luchan en ropa interior o en trajes de baƱo...Pero mi pelea de hoy es mixta, es decir entre hombre y mujer, en ocasiones suceden estas confrontaciones despertando gran morbo en el pervertido pĆŗblico asistente...En estas ambos pelean desnudos, claramente es para un mayor ingrediente erĆ³tico, es morboso ver luchar frente a frente a un hombre y una mujer con sus genitales al aire.

Personalmente entrĆ© en esto por el dinero, es algo privado y se gana buen dinero que necesito para mis estudios. 

Deben saber antes las reglas de estos enfrentamientos:
Los combates eran en asaltos y con un referee, con reglas de todo vale, obviamente sin excesos (pues para eso habĆ­a un Ć”rbitro), como por ejemplo nada de atacar a los ojos, o dislocar miembros, y menos aĆŗn fracturar, pero si se permitĆ­an golpes con cierta fuerza en la nuca (golpe de conejo), en el cuello e incluso en los genitales, cosa que para nada me agradaba, y menos en esta pelea, pues en combates con tu propio gĆ©nero (En donde se combatĆ­a vestido) era permitido usar protector genital, pero en una lucha mixta y estando desnudo no habrĆ­a protecciĆ³n alguna, supongo que era parte de lo morboso que resultaban estos combates hombre vs mujer, se podĆ­a atacar los genitales de su oponente y no habrĆ­a defensa alguna; TambiĆ©n se puede interpretar que impiden la protecciĆ³n genital para darle cierta ventaja a la mujer contra el hombre, se les abre la opciĆ³n de atacar nuestro Ćŗnico punto dĆ©bil, es una forma de igualar las acciones dado que ellas tiene menor fuerza fĆ­sica.


Admito que me siento algo incĆ³modo al tener que golpear a una mujer, pero asĆ­ es esto, y  ella tambiĆ©n saben en que se meten…Claro que las chicas que combaten en estos eventos son muy hĆ”biles y pueden resultar oponentes complicados y temibles, ya antes las he visto pelear, asĆ­ que en parte no deberĆ­a sentirme mal, ellas pueden resultar mejores que cualquier varĆ³n.


Asƭ sean hƔbiles y todo, estarƭa peleando desnudo ante una mujer, y es bastante obvio que debƭa cuidarme mucho mƔs la entrepierna, jamƔs querrƩ recibir un golpe en las bolas, y mi rival seguramente buscarƔ propinƔrmelo para garantizar su victoria.

Como batalla mixta es mi primer enfrentamiento, mi rival de hoy es una mujer apodada "La Rosa Negra", Tengo entendido que su nombre real es Rosa. Desconozco mucho de ella, pero es una mujer de 24 aƱos con experiencia en estas peleas, pues tiene mƔs de un aƱo en esta actividad.

Estamos en la categorĆ­a de 50-55 Kg, ambos pesamos casi lo mismo, En cuanto a Rosa, se las describirĆ© fĆ­sicamente: Es de estatura media y de rostro es agraciada, a pesar que no me es grato su aspecto gĆ³tico, lleno de maquillaje oscuro y piercing...

Es de cabello negro con tonos purpuras, ojos azules, muy delgada, tiene muy pocas caderas y menos aĆŗn trasero, no tiene muchas curvas, excepto en su busto, porque es muy tetona… Mi primera impresiĆ³n es que eran tetas operadas, pero resultaron ser reales, era una verdadera compensaciĆ³n...Ante la falta de voluptuosidad en el resto de su cuerpo, la naturaleza le dio atributos en el pecho…De sus +/- 50 Kg, 20 debĆ­an ser de sus tetas, Ok exagero un poco, PERO QUE TETAS GRANDES TIENE ESA MUJER!!

En cuanto a vestimenta para la pelea, como dije andĆ”bamos desnudos, con ligeras excepciones, en mi caso era Ćŗnicamente unas botas de media altura, de un material blando y liviano, quisieron que usara un grueso cinturĆ³n de cuero, era algo para llamar la atenciĆ³n del pĆŗblico femenino, pero lo desechĆ© pues querĆ­an mostrarme como un combatiente antiguo…solo hubiera faltado una espada para parecer un guerrero del mito Griego.

Ella “vestĆ­a” de negro, exponĆ­a en el cuello una especie de collar satĆ”nico, brazaletes del mismo color y calzaba botines de cuero con tacĆ³n de media altura que terminaban en una ancha punta. Su aspecto en general era completamente gĆ³tico, sumado a su maquillaje facial, usaba uƱas pintadas de negro.

En la espalda llevaba el tatuaje de una gran rosa negra... obviamente su nombre estaba basado en ese elaborado tatuaje.

Me distraje al principio viĆ©ndole las tetas… Luego por un instante le vi el coƱo, lo tenĆ­a bastante peludo, ella se ladeo sin darse cuenta de mis miradas, ocultando su vulva…


…Su movimiento desviĆ³ una vez mĆ”s mi atenciĆ³n a su busto, enorme y con pezones grandes!.
Ahora si noto mis miradas y me dio nuevamente el frente, mostrando ampliamente su Ć”rea peluda…simultĆ”neamente replico sonriente: "Que pasa? Nunca habĆ­as visto a una mujer desnuda?". Su comentario en tono de burla me incomodĆ³, le respondĆ­: "No en el ring, ni vistiendo asĆ­ tan…tipo satanĆ”s!".

"Pues sĆ© que eres novato, y tu primer combate con una mujer serĆ” una derrota". Me incomodĆ³ que tratara el tema de mi inexperiencia, ademĆ”s sus palabras me llamaron la atenciĆ³n en concentrarme y dejar de ver sus enormes tetas... TomarĆ­a las cosas con seriedad.

El Ć”rbitro conversaba con nuestros entrenadores, mientras tanto ambos calentĆ”bamos los movimientos dentro del ring, pude ver como sus enormes melones brincaban al apenas dar un leve salto...rĆ”pidamente volvĆ­ a concentrarme, pero fue entonces cuando note su mirada... 
...La descubrĆ­ viendo mi entrepierna, sabĆ­a que miraba mis bolas, enseguida deduje:

IntentarƔ golpeƔrmelas para debilitarme e imponerse en el combate, debo tener cuidado.

La confronte como ella lo habĆ­a hecho segundos antes: "Te gusta lo que ves?".
SonriĆ³, y desviĆ³ la mirada ahora viĆ©ndome a los ojos: "Tiene un buen pene, aĆŗn dormido es bastante largo, felicidades".


Es cierto que mi pene es largo, todas mis novias me lo han dicho, flƔcido sobrepasa los 14 cm, y erecto alcanzo los 21 cm; Pero sabƭa que su mirada se habƭa centrado mƔs en mis testƭculos.
"No soy tonto, veĆ­as mis pelotas!”. 
“Y quĆ©?, AquĆ­ se vale pegarles en las bolas… o tienes miedo?, al seƱor “Don Macho” le da miedo pelear sin su protector en los huevos?, pero aquĆ­ es peleando desnudos, es la concha y las tetas de la mujer contra la verga y las bolas del hombre… AquĆ­ no puedes usar protectores, seƱor asustado!”. Sus palabras en verdad eran irritantes.
“No tengo miedo!!”.
“Eres como todos los hombres en este club de pelea, se mueren de miedo si les toca pelear desnudos…no quieren que les peguen en sus cositas”. 
“Di lo que quieras, pero no dejarĆ© que me faulees!".
"Ya veremos si te logro pegar en esas canicas, Jajaja…Y hablando de cosas diminutas, no puedo creer lo pequeƱas que las tienes!..Jajaja, la verdad no puedo dejar de verlas". Me ladee un poco, haciĆ©ndola carcajear.

Me enojĆ³ mucho su comentario, pero tenĆ­a razĆ³n, Mis bolas son pequeƱas, pero no por eso soy menos viril…En la cama me siento afortunado, ningĆŗn lio he tenido por mis bolas pequeƱas, ninguna mujer se ha quejado de mĆ­ en la cama, no solo por mi pene grande, sino por mi muy repetitivo apetito sexual, de hecho una novia me terminĆ³ por mi recurrente bĆŗsqueda de su coƱo, simplemente me dijo que “tu solo quieres hacerlo a toda hora”...eso prueba que el tamaƱo de las bolas no tiene relaciĆ³n con las ganas de fornicar.

La irreverente volviĆ³ a burlarse: "Nunca vi a un hombre con los huevos tan pequeƱos, Jajaja…Pero la verdad me gustarĆ­a que las tuvieras mĆ”s grandes que un toro…harĆ­a mĆ”s fĆ”cil el pateĆ”rtelas, Jajajaja…Pero no te preocupes, igual te pegare en esas canicas…".

"No me dejare!, IntĆ©ntalo y te ira mal". RiĆ©ndose de mi respuesta, levantĆ³ los hombros a la vez que daba un leve brinco, de inmediato sus tetonas brincaron igual y mi atenciĆ³n una vez mĆ”s estaba sobre esas bellas y enormes masas de carne femenina.

De nuevo notĆ³ mi mirada: "No te distraigas con mis tetas cariƱo, o patearĆ© tus huevitos...Jajaja... y eso serĆ” todo en este combate".

Una vez mĆ”s tenĆ­a razĆ³n, si me pegaba en las bolas no solo sentirĆ­a mucho dolor, sino que quedarĆ­a en desventaja fĆ­sica ante ella...Era un golpe decisivo en un combate, de lograr golpearme bajo no tardarĆ­a en vencerme.

El referĆ­ nos llamĆ³ al centro del ring, recordĆ³ el hacerle caso cuando diera una orden y demĆ”s, y por fin empezĆ³ nuestro combate!...
...Pero tambiĆ©n casi finaliza ahĆ­, pues Rosa al instante preparĆ³ su sĆ³lido calzado y lanzĆ³ una patada a mis testĆ­culos. 

Por fortuna estaba prevenido y di un brinco hacia atrĆ”s evitando ser fauleado, de  haberme dado tal puntapiĆ© con esas botas estarĆ­a en el suelo gritando, le tome miedo a esos pesados botines; El pĆŗblico estallĆ³ de emociĆ³n ante el sorpresivo ataque.

Me enojĆ© y fui contra ella, le lancĆ© dos golpes al rostro, pero se cubriĆ³ bien, tenĆ­a buena guardia, protegiendo con los puƱos el cuello y barbilla…Pero no me di por vencido y cambie de tĆ”ctica logrando conectarle algunos puƱos en el estĆ³mago, ella se defendĆ­a con rodillazos a mis caderas, pero le pagaba con la misma moneda…Transcurridos unos 2 minutos de pleito, la tenĆ­a a la defensiva. 

Cerca del final del primer asalto, Rosa se fue a la ofensiva, pero me defendĆ­a bien, en un momento recibĆ­ un fuerte golpe en el costado, y ella decidiĆ³ continuar por allĆ­…
…Me quejĆ© con varios puƱos en las costillas, le respondĆ­a con golpes que no la alcanzaban pues era muy Ć”gil la muy tetuda. 

En el segundo asalto la pelea iba mal para mĆ­, Rosa era muy buena y por algo llevaba su tiempo en estas luchas, AquĆ­ yo era el novato, y lo sentĆ­ en carne propia tras una certera patada en mis costillas, su botĆ­n me dejo marca en el costado.
Ella apenas podĆ­a se reĆ­a de cada golpe que me conectaba…
…Pero tambiĆ©n tuve mis momentos, un buen puƱo en su estĆ³mago la hizo retroceder para buscar el tomar aire, mi intento por aprovechar la situaciĆ³n se vio truncado cuando amagĆ³ con una patada en mis huevos, no estuvo ni cerca, pero el temor a ser pateado fue suficiente para alejarme de ella, dĆ”ndole los segundos que necesitaba para retomar el aliento.

Y llegĆ³ el peor momento para mĆ­, Rosa se acercĆ³ a mi guardia y sin notarlo uso su tacĆ³n para pisarme con fuerza el pie, el dolor me sacĆ³ de balance un instante, lo que la tetuda aprovechĆ³ para atacar mi garganta con sus dedos extendidos.
El golpe me aturdiĆ³ y retrocedĆ­ tambaleĆ”ndome, mientras cubrĆ­a mi cuello herido…En ese instante mi guardia era nula, y mis testĆ­culos se exponĆ­an abiertamente a ser agredidos.

El ataque combinado de Rosa habĆ­a funcionado, y la sonriente mujer aprovecho su oportunidad.
Le escuchĆ© decir: “Con la guardia baja?, toma!”.
Con todo el tiempo y precisiĆ³n, atacĆ³ mi entrepierna!, dĆ”ndome un fuerte puntapiĆ© en donde la naturaleza me hizo mĆ”s sensible… la gruesa punta de su botĆ­n golpeĆ³ mis testĆ­culos con salvajĆ­a, haciĆ©ndolos crujir. 


El impacto me elevĆ³ unos centĆ­metros, enseguida me incline y agarre mis bolas mientras gritaba:
"AAAAAUUUUUUUUUUU!!!!!!!!!!". Fue un aullido de lobo con el que expulsƩ todo el aire de mis pulmones.
Las mujeres del pĆŗblico se alegraron por el daƱo a mis genitales, los varones por su lado, unos se quejaron al saber cĆ³mo hombre lo que padecĆ­a, otros simplemente animaron a la Rosa Negra a rematarme.
Ella se tomĆ³ su tiempo para analizar mis reacciones de dolor.
“Eres muy joven, pero espero que ya seas padre, porque despuĆ©s de esa patada, quien sabe si podrĆ”s tener hijos, Jajajajaja”.
Hablaba en voz alta para que el pĆŗblico se riera con sus “malos chistes”.
Intentaba alejarme de ella, pero la malvada volvĆ­a a disminuir la distancia entre nosotros.
Rosa se quedĆ³ viĆ©ndome un instante y sonriente se burlĆ³, en voz baja esta vez, sĆ³lo para que yo la escuchara: "Te dije que te darĆ­a en las canicas, grave error tener la guardia baja".
Estaba casi doblado ante ella, trate de retroceder mientras exponĆ­a mi dentadura de lo intenso que era mi sufrimiento. Pero ella no dejarĆ­a ir la oportunidad de rematarme...
...Mis manos cubrĆ­an mis huevos, pero mi pene estaba libre, y por lo largo, la Rosa Negra me tomĆ³ de Ć©l.

"Que pipĆ­ tan largo!...mala suerte para ti en este momento... Ahora tengo de dĆ³nde agarrarte cariƱo…".


Con fuerza me jalĆ³ del pene, haciĆ©ndome ir hacĆ­a ella, por un instante el sorpresivo agarre me hizo descuidar mis bolas, pero entre en razĆ³n y las cubrĆ­ de inmediato, no podĆ­a desprotegerme ante esa peligrosa mujer!...
…Ella solo reĆ­a al tenerme como un tĆ­tere, tiraba de mi verga a voluntad…EstrujĆ³ mi pene causĆ”ndome dolor, pero nada parecido a lo que ya sentĆ­a en los huevos…Me soltĆ³ y terminĆ³ propinĆ”ndome un golpe en plena cara.
RetrocedĆ­ a una esquina, sin dejar de sobar mis bolas.
“Lastima, ese pipĆ­ lo debes meter en muchos coƱos, pero con el dolorcito de ahora, y el de tus huevitos, no creo que puedas estar con alguna mujer en un buen tiempo”. Nueva risa del pĆŗblico que me terminaba humillando aĆŗn mĆ”s.

Me sentĆ­a muy mal, los huevos me dolĆ­an demasiado, y no me permitĆ­an hacer algo Ćŗtil.
Ya antes habĆ­a recibido golpes bajos…En un pleito callejero me dieron un rodillazo que decidiĆ³ la pelea en mi contra; Y en una pelea de bar, recibĆ­ una patada baja por parte de un celoso exnovio de una chica, en esa ocasiĆ³n pude salir vencedor a pesar del horrible dolor…
…TambiĆ©n en los entrenamientos, e incluso en mi primera pelea aquĆ­ (una derrota contra un hombre mĆ”s bajo que yo) he recibido impactos entre las piernas, pero ahĆ­ tenĆ­a un protector que salvaba mi hombrĆ­a…
… Pero hoy era la primera vez que una mujer me pegaba en los testĆ­culos, hasta la fecha, mis bolas solo habĆ­an recibido ricas caricias por parte del gĆ©nero femenino.
Rosa volviĆ³ con sus burlas.
"Lo siento de nuevo, te duelen mucho las bolitas?, que acaso tu entrenador no te enseƱo a siempre cubrƭrtelas?".
La Rosa aprovecho para golpearme por todos lados...
...Sus golpes eran incesantes y se centraban en mi espalda y costados… desesperado cubrĆ­a mis genitales, no faltĆ³ ocasiĆ³n cuando recibĆ­ nuevamente ataques en mis Ć”reas Ć­ntimas...
…Dos puntapiĆ©s en las benditas manos que protegĆ­an mis pelotas, me decĆ­an que la condenada, a pesar de haberme lastimado la hombrĆ­a, continuaba interesada en acabarme definitivamente con otro golpe bajo.
"Jajaja, si te vuelvo a pegar en los huevitos, te acabo!, Jajaja…Eso es querido, protĆ©getelos!, no vuelvas a ser tan descuidado cariƱo, Jajaja".

Ante tanto golpe, terminĆ© en mi esquina de ring,  no tenĆ­a escape, la condenada esperaba acabarme pronto...
...Un gancho entrĆ³ a mi quijada y sentĆ­ una mayor debilidad general, ya de por sĆ­ mis piernas eran casi de papel, me sentĆ­ mareado un instante y sin percatarme deje mi guardia abierta…La malvada aprovechĆ³ la abertura, llevĆ³ su mano hacia atrĆ”s tomando bastante impulso y descargĆ³ un terrible manotazo en mis pelotas, fue como si un duro lĆ”tigo me hubiese impactado.

"AAAAAAhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh!!!!!!!!!!". GritƩ al ser nuevamente fauleado.
SentĆ­ nauseas de inmediato, y mi bajo vientre se sentĆ­a entumecido, RetrocedĆ­ aĆŗn mĆ”s, pero antes de cubrirme, Rosa incursionĆ³ en mi entrepierna y me agarrĆ³ del escroto…
…Me tenĆ­a por completo, por fortuna no me agarrĆ³ las gĆ³nadas, me tenĆ­a con las uƱas de su pulgar e Ć­ndice, pinzado del escroto!…sentĆ­ un leve tirĆ³n, pero de inmediato me liberĆ³.
Estoy seguro que por gusto propio no pellizcĆ³ uno de mis huevos, pudo hacerlo, pero ella se jactaba de su ventaja en la pelea, ventaja que parecĆ­a casi darle la victoria. 
Rosa estallĆ³ en risas: "JAJAJAJA…Que lindos huevitos, Jajajaja". La gente la ovacionaba.

Mi cuerpo era un mar de dolores, toda mi Ć”rea inguinal se sentĆ­a pesada y llena...Era como si tuviera los huevos adentro de mi cuerpo...Pero no era asĆ­…DespuĆ©s de la patada y el manotazo, de alguna forma aĆŗn me colgaban entre las piernas.
TerminƩ de rodillas en la esquina ante una mujer que se prestaba a ganar el pleito.

"LlegĆ³ tu fin querido, prepĆ”rate". Se inclinĆ³ ante mĆ­ para darme el golpe final.

Ni siquiera podĆ­a verla bien porque de la debilidad entrecerraba los ojos…Pero algo en mi interior se negaba a rendirse sin dar todo lo que pudiera, asĆ­ que reunĆ­ fuerzas y decidir por lo menos darle un golpe en la cara. Lance un puƱo hacia arriba y chocĆ³ contra algo, recuerdo sentir el puƱo golpear una parte muy blanda.

"AAAAAAAAAIIIIIIIII!!!!!!!". GritĆ³ muy fuerte Rosa, apenas abrir los ojos la vi en la esquina opuesta en cuclillas y con las manos cubriendo sus pechos, le habĆ­a terminado dando en una de sus gigantescas tetas. Su rostro expresaba mucho dolor, Debo decir que parecĆ­a compararse con el mĆ­o cuando me dio en los huevos.

Fue un golpe fortuito, pero era mi oportunidad!, a pesar del nudo en mi garganta y el malestar en la boca de estĆ³mago, reunĆ­ las fuerzas que pude y me levante... Pero eso sĆ­, protegiendo bien mis huevos, pues dudaba de su dolor, tal vez podĆ­a ser una trampa…Pero pensĆ”ndolo bien no tenĆ­a sentido pues un segundo antes ella estaba por vencerme, en fin me acerque a ella....
...No era hora de mostrar piedad, ella no la tuvo conmigo tras patearme a gusto las bolas. PreparƩ la pierna para descargarle una patada en la cabeza, estaba decidido a acabarla de una vez.
En medio de su dolor me mirĆ³...sabĆ­a lo que intentaba, estaba acabada porque no podĆ­a moverse, cuando tome impulso escuchĆ©: "Meee….me rindo!". Le fue difĆ­cil articularlo en medio de su agonĆ­a.

ParĆ© mi ataque, y el juez interpuso un brazo deteniendo el enfrentamiento, enseguida tomĆ³ mi mano y la levanto...Yo era el ganador!.

Una vez acabĆ³ todo, cada uno se quedĆ³ en su esquina, los encargados del evento nos dieron un tiempo prudencial para recuperarnos; Se sorprenderĆ”n al saber que pude abandonar primero el ring, pues a pesar del dolor en las pelotas podĆ­a caminar, la luchadora Rosa se vio mĆ”s turbada y solo con ayuda de su entrenador pudo bajar y caminar hacia los camerinos; El pĆŗblico estaba emocionado por nuestro combate, pero mĆ”s bien fue por morbo ante la presencia de golpes de todo tipo, incluido Ć”reas intimas en el hombre y la mujer.

En el camerino, mi entrenador me colocĆ³ una gran bolsa de hielo en las bolas, aĆŗn  estaba desnudo pues no querĆ­a colocarme nada; QuedĆ© sĆ³lo al tener que salir mi entrenador a arreglar algĆŗn pendiente con los del club, permanecĆ­a acostado sobre el suelo, era mĆ”s conveniente no hacer esfuerzo… Fue entonces cuando escuchĆ© a alguien afuera del camerino, me pareciĆ³ la voz de una mujer, y la curiosidad me hizo salir aun con el hielo en mis cojones.

Afuera no halle a nadie, frente a mi estaba la puerta del baƱo de hombres, pero no parecĆ­a haber nadie, de repente de una puerta mĆ”s alejada aparecĆ­a Rosa, salĆ­a del baƱo de mujeres e iba todavĆ­a desnuda…Tomaba rumbo a su propio camerino, se notaba su lento caminar…aĆŗn estaba dolida y necesitaba evitar cualquier movimiento brusco, me decidĆ­ a hablarle:
"Hola Rosa". VolteĆ³ enseguida.
"Hola AndrƩs, ese es tu nombre, cierto?".
"AsĆ­ es, cĆ³mo estĆ”s?".
"Estoy algo mĆ”s recuperada, gracias por preguntar". Me sorprendiĆ³ su amabilidad.
"Me disculpo, la verdad no quise golpearte en las…". Mire sus tetas, pero enseguida desviĆ© la vista.
"No tienes que disculparte, se valĆ­a todo, tambiĆ©n dar en las tetas". 
“Lo sĆ©, pero no me gusta el ganarte con un golpe ahĆ­, perdĆ³n”.
“Igual yo te iba a ganar despuĆ©s de golpearte los…”.
En ese momento bajĆ³ la vista a mis "helados" huevos, aliviados con la bolsa de hielo.

"Te duelen todavĆ­a?".
"TĆŗ que crees?...Me pateaste duro!". Le reclamĆ©.
"CĆ³mo ya dije, se valĆ­a todo…Pero debo admitir que quiero disculparme… Eh, perdĆ³name!, fui bastante brusca”.
“Ni que lo digas”. MovĆ­ un poco la bolsa de hielo.
“Pero no debiste bajar la guardia…es tu culpa!". Su comentario no me molestĆ³, de hecho su aspecto me pareciĆ³ amable, al parecer su actitud era totalmente diferente fuera de la arena, de seguro parecer engreĆ­da y altanera era en parte actuaciĆ³n.
Intrigado le preguntƩ sobre su dolor en los pechos:
"No lo tomes a mal, pero nunca creĆ­ que a una mujer le doliera tanto un golpe en las tetas, gritaste como loca, casi parecĆ­a el dolor de un hombre cuando nos dan en las pelotas".
"Como tĆŗ mismo hace unos minutos, te hice gritar fuerte, Jaja…". IntentĆ³ ser graciosa.
"Si, pero ya en serio, porquĆ© te doliĆ³ tanto?, es por tenerlas tan grandes?. PerdĆ³name pero eso es lo Ćŗnico que se me ocurre, y la verdad no creĆ­ que el tamaƱo hiciese tanta diferencia en cuanto a lo que sienten".
"No es por el tamaƱo de mi busto, si es verdad que al tenerlos mĆ”s grandes es posible un mayor dolor, pero no fue sĆ³lo por eso que me ganaste". Se palpĆ³ el pecho adolorido.
"Entonces?".
PareciĆ³ cambiar de conversaciĆ³n: "Tuviste suerte, te confieso que no debĆ­ pelear esta noche...".
"De que hablas?".
"No lo entenderĆ­as...".
"DĆ­melo quiero saber que te sucediĆ³". Estaba interesado en saber su respuesta, en ese instante la charla estaba distendida.
"EstĆ” por venirme la menstruaciĆ³n, y siempre un dĆ­a antes tengo mayor sensibilidad en las tetas, de hecho los pezones no soportan el roce ni del sostĆ©n, y el mĆ”s leve golpe me ha sacado lĆ”grimas, ahora imagina recibir un puƱo de ti, nunca habĆ­a sentido tanto dolor en mi vida, por eso me ganaste!".



"Vaya eso no lo sabƭa, la verdad es que no tengo hermanas...Espero estƩs mejor pronto".
"MejorarĆ©, pero la mala sensaciĆ³n me durarĆ” hasta maƱana".
"QuĆ© curioso, tienes una gran debilidad como los hombres, claro que nosotros la tenemos todos los dĆ­as de nuestra vida, y tĆŗ solo un dĆ­a al mes".
"AsĆ­ nos hizo la naturaleza".
En ese instante volvĆ­ a verle los pechos, ella lo notĆ³ y dijo: "La naturaleza nos hizo peculiares, a mĆ­ me puso estas tetas que te gustan tanto...". Me sonroje al escucharla "... y a ti te puso ese pollĆ³n".
No notƩ que ya habƭa alejado el hielo de mi entrepierna, y mi larga verga colgaba abiertamente a la mirada de Rosa.
Se escuchĆ³ la voz de su entrenador llamĆ”ndola, la interrupciĆ³n acabĆ³ el momento incomodo, Rosa se ladeĆ³ disponiĆ©ndose a irse...
"Por cierto, quiero la revancha". Dijo en tono alegre.
"La tendrƔs!, pero eso sƭ, avƭsame que dƭa te viene la regla para pelear un dƭa antes, Jajaja".
Se sorprendiĆ³ levemente y expreso algo molesta: "Oh idiota!!".

Enseguida me dio la espalda y se alejĆ³, pero unos pasos antes de desaparecer por el pasillo, se detuvo, volteĆ³ su rostro, y dedico una mirada a mis genitales, me causĆ³ morbo su actuar...sonriĆ³ y dijo: "CuĆ­date, nos estamos viendo...".
Estaba sonrojada, seguidamente retomĆ³ su camino; Me sentĆ­ alegre, su mirada en esta Ćŗltima ocasiĆ³n fue exclusivamente a mi pene...esperarĆ­a por verla de nuevo...A esa bella y tetona Rosa Negra.



FIN.


Gracias.

Comentarios a  zatniktiel@hotmail.com




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