CONTIENE
SEXO HETEROSEXUAL
BALLBUSTING MUJER/HOMBRE
—Tenemos las mejores instalaciones de la región —decía Marcos Chacón mientras caminaba a lo largo de un pasillo con una mujer de cabellos castaño oscuro, su sobrino Enzo y Pablo.
Marcos Chacón de 50 años vestía de camisa color azul oscuro y ajustado pantalón negro. Mostraba a la fémina todas las bondades del club resort a orillas de la playa del que era propietario.
—Estoy seguro que la estadía aquí para el equipo infantil de béisbol será una experiencia grata e inolvidable. Contamos con visita a la playa, dos tipos de piscina, una de ellas con ola. Toboganes y otros atractivos. Podemos asegurarle visitas a caballo. Como ya lo ha visto en redes sociales contamos con un pequeño espacio para jugar golf. Tenemos un spa para la atención de esos niños; sus padres también se deleitarán porque la cabaña del spa está a orillas de la playa.
—También contamos con doble restaurante —intervino Pablo—, uno dentro de las instalaciones del club resort y uno más íntimo con una membresía especial que se ubica debajo del mar. La sensación es inigualable y los comensales disfrutan de la vida marina.
—Efectivamente —corroboró Marcos, sonriendo con mucho orgullo—, además podemos darle una oferta especial a nuestros niños del equipo de béisbol. Y es un pase abierto a mi complejo deportivo. Se ubica a varios kilómetros de aquí y podremos llevarlos en autobús de la empresa, ahí tendrán acceso gratuito a todas las áreas, contamos con campo de béisbol, fútbol, natación. Este complejo deportivo junto al club resort son los mejores atractivos de la ciudad.
—Así será —juró Marcos afirmando con la cabeza.
Pablo manipuló su celular durante algunos segundos, después levantó la cabeza y se comunicó con los allí reunidos.
—Excelente —dijo Marcos.
—¿Nos vamos, Enzo?
—Afirmativo.
Pablo sonrió a la mujer con actitud galante, le dio un apretón de manos a ella y se despidió de su padre con un abrazo.
—Adiós, papá.
—Espero les vaya muy bien.
Los dos muchachos partieron con paso activo, la pareja se quedó contemplándolos con una sonrisa.
—Muy guapos tus hijos —dijo la mujer—. Pablo se parece a ti en tu mejor época.
—¿Mi mejor época? Siempre he estado en mi mejor época.
La mujer se rió.
—Y Enzo me sorprende que te diga papá.
—Siempre lo ha hecho. Mi sobrino está conmigo desde que era un bebé. Son parte de mis 6 gorilas.
—Que bello, Marcos Chacón —dijo la mujer, la pareja quedó de pie allí riendo con la mirada cargada de brillo.
—Bueno, ahora que estamos solos podemos dejar de actuar, amiga mía —Marcos tomó la iniciativa—. Estás completamente a mi disposición.
—Grrr —rugió la mujer en actitud pícara—. Está muy bien, sin embargo es verdad que traeré al equipo infantil para el club.
—Querida, eso ya lo sabia sin tanto parsimonia. Ahora sígueme que no aguanto más las ganas de verte y no tocarte.
—Oh, adelante.
La mujer siguió a Marcos Chacón mirando su increíble culo a través del pantalón, después detalló su deliciosa y robusta espalda, que guapo era. Marcos se detuvo ante la puerta de una habitación, al darse la vuelta era inocultable que tenía una gruesa erección, como una cascabel metida entre sus piernas. El caballero extrajo de su billetera una tarjeta de color dorado, y la lució ante la mujer.
—La tarjeta que da acceso al rey a todas las habitaciones sin ningún tipo de bloqueo —mostró con orgullo.
El hombre pasó la tarjeta por el dispositivo de reconocimiento y enseguida la puerta dio acceso. Fue así como encerrados en la habitación los fugaces amantes se comenzaron a besar.
El viudo Marcos Chacón con sus dedos largos y firmes, tomó decidido la cara de la bella señora, tirando de su barbilla hacia arriba. Sus ojos brillantes se clavaron en los de ella. Se lamió los labios, viendo como los ojos de la mujer demostraban deseo por él.
—Aquí estoy frente a ti —dijo él—. ¿Hay algo que desees hacerme?
La mujer, gozosa asientió con la cabeza.
—Sí, muchísimas cosas, Marcos Chacón.
—Pues, haz todo lo que me quieras hacer, querida.
La mujer sonrió.
Poco a poco ayudó al hombre quitarse el pantalón y cuando él se incorporó, la bestia entre sus piernas se bamboleó ante la mujer, amenazando con partirla cuando la penetrara. Larga, dura, orgullosa. La polla de Marcos Chacón estaba tan dura que se veía totalmente perpendicular al cuerpo, toda levantada. Descapullada y húmeda.
Camila, como es el nombre de la señora con las yemas de los dedos, siguió el camino de las hinchadas venas, cargadas de sangre para levantar el tremendo tronco, hasta alcanzar el final y masajear las bolas. del amante
Camila tenía la boca hecha agua explorando la sensible cabeza del pene, Marcos se rió y de ella una pequeña gota de placer se escapó. Camila se inclinó para lamer el semen.
Gimió, aquel sabor es pura delicia.
Como si fuera una gata hambrienta, introdujo la verga completamente en su boca.
Su lengua era la encargada de acariciar la dura verga, las manos de Camila comenzaron a apretar suavemente los testículos.
Camila continuó chupando la majestuosa polla, creadora de tres hijos.
Marcos la sujetó de la nuca y la comenzó a embestir. Su pene entraba sin problemas a la boca y garganta.
Era una experiencia deliciosa para ambos.
Camila colocó sus manos en las caderas de Marcos, siguiendo el ritmo de las embestidas. En pocos minutos Marcos se tensó y, con un movimiento brusco, apartó su polla de la boca con determinación, Camila agarró el pene y volvió a meterlo en la boca, justo en el momento para recibir toda la leche. Suavemente succionó el pene hasta dejarlo seco.
Tomó distancia del hombre, relamiéndose aún y limpiándose el semen que rebosaba a borbotones de sus labios. Pero, Marcos todavía no había acabado con ella. La atrapó y la llevó contra una confortable cama, se sentó a horcajadas sobre la cadera de la mujer atrapando sus manos.
—Olvidé decirte que esta es mi habitación favorita —dijo Marcos—. Ya había preparado algo para ti.
—¿Así que aquí traes a todas tus putas? —preguntó la mujer mientras el rubio Marcos se inclinaba buscando algo en la mesa de noche.
—Nunca lo hago —respondió extrayendo una soga—. Soy muy cuidadoso de las mujeres que traigo al trabajo. Recuerda que aquí se la viven mis hijos y nietos.
Con una lujuriosa sonrisa, le amarró las muñecas al cabecero de la cama.
Marcos le acarició la espalda, prendiendo en Camila un voraz fuego. Ella se retorció, cuando de la nada una tela le cubre los ojos.
—¿Estás excitada?
Camila no dio respuesta alguna. Entonces Marcos Chacón le azotó el culo con la mano. Enseguida el hombre trasladó su boca hasta el coño mojado de la mujer. Camila estaba muy excitada, su moco espeso se le desbordaba por los labios y le chorreaba por los muslos. Toda la habitación estaba envuelta en el pringoso olor de su vagina. La punta de la lengua de Marcos, afilada, caliente, penetró a la mujer, separando sus labios, recogiendo sus fluidos en la boca.
Deslizaba la lengua en el interior muy despacio, en la punta. Recorriendo muy despacio los pliegues de los labios. Camila tenía la respiración contenida porque estaba al borde del placer. Se sentía chorreando como un grifo abierto.
Marcos Chacón se acomodó y con su húmeda boca tomó posesión de uno de los senos de Camila y su lengua comenzó a juguetear, lamer y apretar el pezón.
Camila estaba muy relajada. En el deseo máximo.
El padre de Pablo Chacón hizo un movimiento rápido con sus fuertes brazos, dejando a Camila atrapada entre el colchón y su duro y pesado cuerpo musculado.
—¿Sientes lo duro que estoy por ti?
La mujer simplemente respondió con un suave gemido. Sintiendo la erección golpeando su clítoris.
—¡Fóllame!
El macho le abrió los húmedos labios vaginales, dejando que la punta de su verga se hundiera en el hirviente coño. Solo la punta. Camila jadeó en busca de aire al sentir como la punta de la polla la invadía.
El ex ministro del deporte se puso en movimiento embistiendo su verga en lo más profundo de Camila, una y otra vez, con toda la fiereza que podía. Camila estaba tan abierta y mojada que la penetraba fácilmente.
Cuando su cuerpo dejó de estremecerse después de varios orgasmos encadenados, Marcos se incorporó de la cama y la ayudó a arrodillarse.
—¿Estas muy cansada? –las fuertes manos del hombre acariciaron los muslos de Camila.
—Quiero seguir, quiero seguir.
Marcos sonrió y se acomodó sentándose sobre Camila. La señora contuvo el aliento cuando algo duro y suave se deslizaba entre sus tetas.
Con lentitud, la mujer masajeó la verga de Marcos con sus pechos. Él jadeó hondamente. La mujer apretó sus tetas, deseosa de sentir la caliente leche del hombre rubio sobre su cuerpo. Marcos colocó sus manos sobre las de la mujer y juntos consiguieron un ritmo perverso. Extasiada, aceleró el ritmo escuchando un largo gemido brotar de lo hondo del masculino cuerpo.
—Eyacula, ¡eyacula! Quiero sentir tu leche entre mis tetas...
Mientras lo frotaba, el hombre le estiró y retorció sus pezones. Marcos hizo un movimiento fuerte, enseguida rugió y entonces arrojó un cálido líquido sobre la boca, mejillas y tetas de Camila. Los borbotones de esperma empaparon cálidamente la piel, Camila mojó la cama de placer y éxtasis. Se quitó la venda de los ojos, descubriendo a un Marcos Chacón sudoroso. Su pene, aun palpitante y totalmente empalmado, seguía escupiendo los últimos goterones de leche espesa.
—Mírate, estás toda llena de semen, pareces una zorra —se burló Marcos—, estoy seguro que tu esposo jamás se atrevería a dejarte así —los senos de Camila estaban regados por completo de semen, ella no dijo nada, simplemente se dedicó a esparcirlo por su cuerpo… Su rostro también estaba lleno del jugo de Marcos. Ella probó el sabor más íntimo de su fugaz amante. Marcos le limpió con una toalla su boca, cara y mejillas. Su dura polla todavía goteaba su néctar.
Se acostaron a un lado en la cama, descansando.
—Fue simplemente delicioso, Marcos —catalogó Camila, deslizando ambas manos en los genitales del hombre rubio—, ¿sabes algo que fue inesperado? Y me dolió, me torciste las tetas, bruto —la mujer cerró las manos alrededor de las bolas de su efímero amante—, en ocasiones me dolió pero también me dio placer —aplicó un poco de presión a las bolas del tamaño de un huevo en sus manos.
Momentáneamente sorprendido, Marcos dejó escapar un pequeño grito ahogado y sus piernas se doblaron involuntariamente cuando Camila apretó sus papas.
Marcos trató de soportar, el dolor que lo invadía y se reflejaba con una mezcla de náuseas, pero no estaba dispuesto a ceder, o demostrar que era un debilucho y mucho menos después de ese gran sexo. El dolor se extendía por su ingle y abdominales.
Camila afianzó su agarre.
—Dolor y placer —dijo.
Marcos gruñó, los calambres le subían por el estómago. El mundo a su alrededor le daba vueltas. Su polla volvió a ponerse rígida mientras chorreaba líquido preseminal como un grifo de agua.
Camila lo miró a sus verdes ojos mientras mantenía el control en los testículos de Marcos. El hombre estaba al borde, con muchas mezclas de dolor, sus bolas se tensanron y trataron de ascender dentro del escroto, lo que por supuesto no podían por el agarre de Camila. El señor Chacón dejó escapar un rugido gutural mientras su espalda se arqueaba espasmódicamente y su polla volvió a eyacular.
La nueva cuerda gruesa de semen salpicó todo el estómago de Marcos. Una segunda ráfaga, mucho más grande que la primera, golpeó a Camila en el rostro.
El tercer galón de leche salió acompañado de un grito de Marcos. Sentía que sus bolas eran pulverizadas. Y sin embargo salió una cuarta, quinta y sexta chorrada de leche. Parecía como si el hombre no hubiera eyaculado minutos previos.
Camila miró fijamente a los ojos de Marcos, molió lentamente los testículos rojos e hinchados con sus manos, mientras más cañones de semen salpicaban de la polla del señor.
Los ojos de Marcos se giraron hacia atrás en su cabeza, y tres cuerdas de semen encontraron su camino fuera de sus bolas.
—¡Dios mío! —murmuró Camila soltando las gónadas de Marcos—. ¡Cuanta leche acumulada! No pareces humano ja, ja, ja, ja. Si no te conociera de toda la vida a ti y tus hermanos no pensaría que eres de este mundo.
Marcos lanzó un gemido doloroso y su efímera amante se inclinó para darle un apasionado beso, Marcos agarró la cabeza de Camila mientras sus labios se conectaban.
—Lo siento, Marcos, lo tenía que hacer. Por momentos me apretaste duro las tetas, ja, ja, ja.
Marcos se acarició los huevos.
—¿Nos volveremos a ver?
—No lo sé. Sin embargo esta fue una experiencia deliciosa. Quiero probar otra vez. Recuerda que volveré con los niños del equipo de béisbol.
—Sí.
Marcos le guiñó un ojo y con mucho cuidado recostó a la señora en la cama, entonces se subió encima de ella.
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