CONTIENE
SEXO HOMOSEXUAL
BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE
Lenin es un hombre alto, de piel blanca, velludo con cabellos negros, se dirigĆa a las escaleras a la planta superior cuando fue detenido por Israel Chacón, el hijo mayor de Marcos, alto muy guapo y rubio.
—Quiero saber que me hiciste el otro dĆa, hijo de puta —le dijo. La actitud de Israel era rabiosa y parecĆa no estar dispuesto a bromas.
—No sĆ© a quĆ© te refieres —negó Lenin. Desde semanas atrĆ”s, estaba llevando adelante su proyecto personal. Su adición al sabor del semen lo obligó a probar el nĆ©ctar viril de los hombres de la grandiosa familia Chacón Bosch. Pero la estrategia que usó con Israel no fue la mĆ”s honesta.
—Claro que sabes lo que me hiciste. Pero yo no recuerdo nada. Lo Ćŗltimo fue que estaba charlando contigo en la piscina.
—De allĆ te fuiste a dormir con tu esposa. Ella sabe lo que te pasó.
—¡No seas cabrón! Al otro dĆa amanecĆ con las bolas hinchadas y ella no lo supo.
—Pues yo menos.
—Maldito maricón, algo me has hecho.
Israel parecĆa furioso. Tomó a Lenin por el cuello cuando alzó el brazo derecho con el puƱo cerrado, Lenin respondió con mĆ”s rapidez empujando su rodilla contra el abultado paquete envuelto en jeans del rubio.
Los ojos de Israel se cerraron mientras retrocedió, y dejó escapar un grito doloroso ronco agarrÔndose sus grandes bolas con ambas manos.
Israel se veĆa muy excitante con la boca abierta, los ojos cerrados, la espalda tensa ante la reacción ancestral de todos los hombres ante un ataque a sus testĆculos.
—No te hice nada. Ahora, tengo cosas que hacer —dijo Lenin. Dio media vuelta y subió a toda prisa las escaleras dejando de ver a un encorvado Israel quejarse del intenso dolor de huevos.
Israel se quedó dolorido, con las manos en su entrepierna. Soportando el dolor en sus dobles yemas. Gimió mientras se frotaba la ingle.
Lenin todavĆa con su verga dura llegó a la habitación de Pablo. Tocó la puerta. Horas antes se atrevió a confesarle que le querĆa chupar la verga y un deshinbido Pablo no se cohibió y aceptó la propuesta invitĆ”ndolo a su habitación a la hora convenida.
Pablo abrió la puerta y recibió un manotazo en los cojones como saludo.
—Oooooh —Pablo se dobló, agarrando sus nueces—. ¡Ay, mis bolas!
Lenin sonrió, inspeccionó el pasillo y entró a la habitación cerrando la puerta con seguro.
—¿Y David? —preguntó.
—EstĆ” en la ciudad y regresa maƱana. Le dije que cuando estĆ”bamos en nuestra hacienda es en plan de vacaciones pero lo llamaron por asuntos del trabajo y tuvo que ir.
—¿AsĆ que lo engaƱarĆ”s conmigo? —sonrió Lenin con mirada y sonrisa traviesa.
—Ni lo creas asĆ —confesó Pablo—. No eres mi tipo, solo me estĆ”s pidiendo una necesidad y estoy dispuesto a complacerte —Lenin se rió—. AdemĆ”s David y yo tenemos una relación abierta y hemos hablado al respecto.
—No entiendo —dijo Lenin.
—Pues que si uno de los dos conoce a otra persona y se la quiere follar que se lo haga. Siempre y cuando uno no engaƱe al otro, se lo debe decir.
Lenin frunció el ceño.
—¿Y ha funcionado?
—No lo sĆ© —respondió Pablo—, hasta el momento no he sentido la necesidad de buscar otro tipo. Siempre he estado con David. Bueno una vez vivimos en trĆo pero no ocurrió mĆ”s.
—¿Y Ć©l?
—Nunca me ha dicho que estuviera con otra persona.
—Pobre, Pablo. Debes tener los cuernos de la infidelidad de aquĆ a Plutón.
Pablo se echó a reĆr. —ConfĆo mucho en mi esposo.
Lenin se encogió de hombros. Y era cierto, hasta la fecha Pablo y David mantenĆan en cero su infidelidad.
—Entonces quiere decir que le contarĆ”s a David de esto.
—SĆ.
—Me molerĆ” a puƱos.
Pablo sonrió.
—Es probable y David es muy fuerte.
Lenin tragó saliva.
—Mejor me voy —dijo dando media vuelta.
—¿Y te perderĆ”s de esto? —Pablo se agarró la entrepierna con una mano marcando una buena masa en su pantalón.
Lenin se mordió los labios, sintiéndose cautivado y con la boca echa agua.
—Vamos a comenzar, Pablo. Muero por probar tu polla y saber que se siente esa rica leche ahĆ guardada.
Pablo Chacón abrió la bragueta de su pantalón y sacó su equipo sexual. Sus grandes y colgantes testĆculos junto a un pene grande y grueso.
Lenin se mordió los labios.
—Es hermoso —dijo—. Pero pobre David. Le debes desgarrar por dentro con esa cosota —ambos rieron—. Es muy hermoso tu pene, parece una combinación perfecta entre la polla de Israel y Simón. Largo y grosor. Lo que uno carece del otro, tĆŗ lo tienes de ambos.
—Soy el hermano menor, quizĆ”s es por eso. Pero tĆŗ, ¿cómo lo sabes?
Lenin se aclaró la garganta.
—Comencemos, Pablo. No puedo esperar mĆ”s.
Se arrodilló frente a Pablo y metió su pollón en la boca. Pablo echó la cabeza hacia atrÔs cuando la punta de su pene hizo contacto con los labios de Lenin, en una mamada celestial. Lenin agarró las bolas de Pablo, sacÔndole un chillido agudo.
Lenin comenzó un mecĆ”nico movimiento de su cabeza sobre el guapo falo de Pablo. Entretanto Chacón lo tomó de la nuca mientras le hacĆa sexo oral y jadeaba.
La boca de Lenin tambiĆ©n hizo ruido en la habitación, succionando el pene de Pablo, se sentĆa feliz de tener aquel delicioso pedazo de carne para Ć©l esa maƱana. Aunque sintió una pena profunda que tuviese otro dueƱo a su entera disposición.
Lenin dio un tirón como represalia a Pablo, quien dio un gruñido gutural. Sin embargo, la deliciosa mamada del experto continuó.
A pesar de lo leves maltratos a sus bolas, Pablo la estaba pasando bien. Su erección se habĆa convertido en un pedazo grueso y pesado de carne dentro de la boca de Lenin.
Enseguida Pablo comenzó a follarle la boca de prisa. Bombeando su cadera, sudando y jadeando. Pablo lanzó un suave gruñido cuando su polla estalló con una espesa carga de semen salado que salió disparado de su polla y cayó sobre la lengua y dientes de Lenin que no dudó en alimentarse.
Pablo tenĆa la mirada perdida seguĆa follĆ”ndose a Lenin mientras eyaculaba.
Lenin tragó por completo aquellos escupitajos de crema masculina de Pablo, sin dejar perder nada, catando, probando, sintiendo.
Cuando Pablo se apartó de Lenin era porque habĆa quedado seco y el velludo le habĆa apretado las bolas lo suficiente para quedar sin semen. Pablo caminó encorvado a la cama donde se sentó y se secó con una toalla.
Lenin quedó limpiÔndose la barba y comiéndose los restos de la salsa de Pablo.
—¿Y entonces? —preguntó Pablo—. ¿QuĆ© te ha parecido mi lefa?
Lenin se lamió el labio inferior, en su dedo indice quedaba un pegote de la crema de Pablo. La examinó entrecerrando los ojos. Finalmente se la comió con mucho afÔn.
—Nutritivo y delicioso. Espeso, caliente, con un rico sabor salado que no permite ser rechazado. 100% recomendable.
A Pablo le brillaron los ojos.
—Que bueno que te haya gustado. Ahora entiendo por quĆ© nadie se queja de mi sabor, 100% es bastante bien. ¿Es muy salada?
—SĆ. Pero tolerable. ¿AceptarĆas ser mi amante, Pablo?
Pablo sonrió y arrugó el ceño.
—No, con David me basta y sobra. No necesito a alguien mĆ”s.
—Ah, que pena.

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