Presentando Cinturón de honor - Las Bolas de Pablo

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27 ene 2021

Presentando Cinturón de honor

CONTIENE

BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE


Pablo y Simón estaban uno al lado del otro en el mueble de la sala de estar, el mayor de los dos hermanos estaba usando su celular mientras Pablo editaba un vídeo en la tablet para subir a Internet. Los hermanos se querían el uno al otro, tenían una conexión única y especial que aunque nacieron en años diferentes tenían vínculo de gemelos. Y lo mejor de todo es que tenían un carácter que contrastaba. Simón era arrogante y altanero mientras que Pablo era sociable y sincero. Sin embargo Simón era el polo opuesto a como se comportaba con el mundo en general cuando estaba con su hermanito menor. Al que siempre cuidó y se divirtió jugando de niños. 


Simón confiaba plenamente en Pablo, muestra de ello es que manipulaba su teléfono inteligente sin importar lo que ocurría a su alrededor, tenía las piernas abiertas dejando su preciosa vulnerabilidad de 2 testículos a merced de Pablo, que por supuesto jamás le haría algún daño a su querido hermano. 

Simón confiaba solo en él, es decir, si estuviera con Israel o cualquiera de sus primos estaría en alerta pues ellos siempre se divertían generando un golpe en sus bolas. Junto a Pablo todo era tranquilidad. 

—Hey, terminé de editar un vídeo que subiré a Instagram y quiero que lo veas —dijo Pablo. 

Simón siguió escribiendo mensajes por WhatsApp.

Donde todas las personas veían a Simón como un luchador temible y potencial. Un tigre en alerta dispuesto a atacar y despedazar, Pablo veía en su hermano un lindo cachorro de tigre que solo retozaba. 

—Hey, terminé de editar un vídeo que subiré a Instagram y quiero que lo veas. 

Simón continuó en su distracción. 

Pablo lo observó parpadeando. Entonces lo sujetó con fuerza del rostro y le dio un beso muy fuerte en el oído derecho. 

MUUUUUUAAAAACK. 

—Ay, puto —se quejó Simón pasando el dedo índice repetidas veces en el hueco del oído. 

Pablo se echó a reír y arrebató el celular de las manos de Simón y se lo guardó dentro del pantalón (en su entrepierna). 

Bueno, está bien. A veces ellos tenían ciertos tipos de juegos que podían ser escandalosos para otras personas, pero en ese par dominaba el amor fraternal. 

—¡Que asco! —dijo Simón—. Ahora mi celular quedará hediondo a sudor, tu leche y la leche seca de David. 

Pablo se echó a reír mientras sus mejillas se sonrojaron. 

—¡No digas eso!

—Te doy 5 segundos para que me devuelvas mi celular antes de que conozcas la furia de Simón y te arrepientas de provocarme. También quiero que me detalles si ya sacaste del armario a ese tonto de David. Siempre se ha creído el galán de telenovela barata y míralo. Le gusta la carne por detrás. 

Pablo se volvió más rojo. 

—No vuelvas a decir eso, culo gordo —Simón se rió con mucho entusiasmo, Pablo decidió cambiar de conversación rápidamente—. Tengo siete horas repitiéndote que quiero que veas un vídeo que edité para Instagram. 

—¡Que pereza! Yo quiero hablar de David y también que me des mi celular, ya debe estar todo hediondo. Hasta aquí huele a bolas sudadas. 

Pablo sonrió. —Observa el vídeo y te devuelvo tu estúpido celular para que hables con tus gatas. 

—Es preferible hablar con gatas y no machos enclosetados como los tuyos. 

—Eres un cretino. Ojalá y más nunca se te pare. 

—Ay, dame. ¿De qué es tu insignificante vídeo? 

—Es para las personas que recién nos conocen y no saben de nuestro universo —explicó Pablo encendiendo el televisor inteligente.

Simón movió la boca con la arrogancia que lo caracterizaba, pero era un gesto ya nato en él y no en menosprecio de su hermano. 

—¡O sea, Pablo, todos conocen nuestro universo Wrestling! ¿Quién no nos conoce? 

—No lo sé. Cada día hay más gente que nos sigue, quizás algunos quieran conocer nuestra empresa. 

—Bueno, es una idea muy buena. Sin embargo, es un poco tonta, así exista gente que tenga 10 años siguiéndonos, ¿para qué se necesitan carta de presentación? Solo quieren diversión y para eso recurren a nosotros. 

—Está bien, menos palabras; voy a reproducir. Tu celular me está molestando. Mis huevos y pene son muy grandes y no hay espacio para él. 

Simón no respondió nada, simplemente se agazapó en el mueble. 

La grabación mostró a un sonriente Pablo, el muchacho veía a la pantalla mientras que en el fondo se observaba el ring de pelea y dos luchadores entrenando, uno de ellos era Israel. 

Israel
—Hola. Les saluda Pablo Chacón, bienvenido a nuestro mundo: los deportes y la lucha libre. Esto es Cinturón de honor. La mayor industria de lucha libre en la región. Nuestra empresa está dividida en varias ligas o divisiones. Cada una otorga grandes títulos a los mejores luchadores. Los títulos de nuestra empresa son: Campeón Mundial, es el más grande de todos. El titular actual es Israel Chacón, que es mi hermano, allí lo podemos ver entrenando junto a Freddy otro de sus compañeros de división. 

Pablo enfocó la cámara hacia el guapo rubio que ágilmente se movía encima del ring. Vestía únicamente una trusa ajustada de cuero negro. El guapo muchacho de 30 años estaba atento a la lucha cuerpo a cuerpo. Tenía una fuerza impresionante y era por esa razón que se coronaba con el título más importante de la compañía. En pleno entrenamiento podía hacer temblar y retroceder a su muy digno rival. 

—El segundo título más importante de la empresa es el del campeón de campeones —explicaba Pablo mirando a la cámara y restando importancia a los sementales que practicaban—. El campeón actual es Joseph Petrovich, una mole de 2 metros originario de Rusia. ¡Saludos, Joseph! Otros títulos de la empresa es campeón grupal que son otorgados en luchas de pareja. Y el cuarto más importante es el de campeón de los elementos es una simbología de la empresa que engloba los torneos de fuego, agua, aire y tierra. Actualmente lo obstenta Enzo Chacón, otro de mis hermanos. Como ya les había explicado la industria tiene tres divisiones: la liga masculina, la división femenina y la liga juvenil donde yo pertenezco. Cada liga tiene los títulos que les he detallado hace poco. 

Pablo sonrió y enfocó la cámara hacia los hombres en el cuadrilátero. 

Cuando la cámara los enfocó Freddy estaba de rodillas con una mano en el estómago e Israel estaba de pie frente a él, mirándolo. Sus piernas estaban abiertas al compás. Inesperadamente se confió mucho en su amigo. Porque Freddy levantó el puño y lo estrelló entre sus piernas aplanando sus testículos contra la pelvis como dos miserables tortillas, logrando que sus entrañas se retorcieran de dolor.

Israel gruñó guturalmente mientras sobre su trasero, frente a su oponente, su manos instintivamente se aferró a sus gónadas repletas de semen, pero su propósito fue inútil de aliviar el dolor. Lo ajustado de su trusa hizo posible que sus bolas absorbieran toda la fuerza del golpe. 

La cámara volvió a enfocar a Pablo:

—Algunas compañías fingen o actúan los golpes en las bolas —dijo con una sonrisa—. Nosotros en Cinturón de honor nos golpeamos de verdad, si queda pactado que algún luchador debe perder por un golpe en las bolas, el golpe que recibe es verdadero, con intenciones de verdaderamente debilitarlo, eso es lo que nos ha distinguido y por lo que muchos prefieren nuestras peleas. Por este motivo somos los mejores. Nuestros golpes son brutales y entrenamos para recibirlos. Aquí les di esta prueba improvisada. Nos enorgullecemos de ofrecer a la gente el mejor espectáculo de lucha libre del continente. Lo que menos nos faltan son huevos o lo que nos sobran, son huevos, literal y figuradamente. 

Freddy
—¿Estas bien? —preguntó Freddy, mientras se alejaba de Israel. 

—Ay, no... ¡Mis bolas me están matando —respondió Israel enojado mientras masajeaba sus gónadas.

—Vas a estar bien, amiguito —dijo Freddy con una sonrisa. 

Israel estaba arrodillado en la lona con cara de dolor y masajeando sus doloridas bolas. La cámara volvió a enfocar a Pablo. 

Estos son huevos —declaró el joven. En ese instante Simón entró en escena y se colocó al lado de su hermano adoptando sonrisa de autosuficiencia. 

—Huevos los que tuve yo al dejar la división infantil, que digo, juvenil —respondió, la grabación no lo mostró pero claramente el movimiento de su brazo asomó que golpeó a Pablo con un puñetazo o con el dorso de la mano en la enrepierna. Ciertamente Pablo cayó de rodillas sujetándose las gónadas y quejándose mientras su celular enfocó al techo iluminado, el rostro de Simón apareció al frente cogiendo el equipo siendo él quien continuó el clip. 

—Traicionaste a tu entrenador —respondió Pablo jadeando desde el suelo con las manos enterradas en su jeans. 

—¿A ese idiota? Ñaaa, se lo tenía merecido. 

Mientras en la actualidad Simón observaba el videoclip al lado de su hermano, sonrió. Enseguida la reproducción hecha por Pablo transmitió una vieja grabación. 

Era uno de los escenarios de la compañía; sobre el ring de pelea estaba Simón sosteniendo un micrófono, tenía el grueso pecho desnudo y trusa negra.

Lo secundaba un hombre de estatura muy alta, lleno de músculos, cabellos cortos. Vestía una trusa color vino. 

—Hoy me complace dar un gratificante anuncio —decía Simón. El público esperaba paciente—. A partir de este momento abandono para siempre la liga juvenil de Cinturón de honor —el entrenador a su espalda abría los ojos incrédulo y lo miraba con preocupación—. Un talento como el mío no puede encasillarse en una división de novatos. Y no puedo esperar dos años más para ingresar a la liga de adultos. Es por esta razón que a partir de hoy Simón Chacón dice adiós para siempre a la liguilla de niños e ingresa a la verdadera división de expertos de Cinturón de honor. La liga masculina.

El entrenador salió de su trance y lo enfrentó con exaltación. 

—¡Hombre no puedes hacer eso! —comenzó diciendo, colocándose a su frente—. No puedes salir así como así de la liga. ¡Eres el campeón juvenil actual! ¡No puedes renunciar! 

—¿Y qué quieres? —lo interpeló Simón mirándolo a los ojos y con el micrófono cerca de los labios—. ¿Que siga en la juvenil en medio de tu patético liderazgo? 

—¿Patético liderazgo? ¡Eres el campeón actual, amigo! 

—Renuncio a la liga juvenil y a tu patético desempeño como entrenador, ¡idiota! 

Concluidas sus palabras, el hijo del medio de Marcos Chacón embistió una poderosa patada en las piernas abiertas de su entrenador, hundiéndolo en un mundo de miserable dolor genital que lo dejó gimiendo.

De un instante a otro, el entrenador de Simón sintió que su estómago y abdomen explotaba de dolor, sentía náuseas y, miserable, no pudo mantenerse de pie, sus rodillas se doblaron y cayó de costado sujetándose las bolas.

La vieja grabación insertada en ese vídeo concluyó y de nuevo apareció el rostro de Pablo. El joven continuó hablando de los testículos y el por qué Cinturón de honor sobresalía ante las otras empresas y así culminó el clip. 

Finalmente Pablo y Simón se miraron. 

—¿Qué opinas?

—Quedó súper, la mejor parte es donde aparezco yo obviamente. Podrías quitar el resto del vídeo y dejarme solo a mí. Hazlo, porque de resto es una mierda. Yo le doy emoción con toda mi grandeza. 

—¿Como crees? —Pablo sonrió sintiéndose divertido—. ¿Y entonces como le explicamos a la gente? Además te ves bien gordo, oh, sí, es verdad que la cámara engorda. 

—Gorda esta, y te la tragas. La disfrutas más que la de David —respondió en broma Simón agarrando su gran masa genital. 

—¡Cállate! Pendejo.

Pablo se levantó y entregó el celular a Simón. 

—¡Que asco! ¡Huele a semen seco! Debe ser el tuyo y el de David! ¡Sádicos, marranos! —apretó el puño y lo empujó hacia la ingle de su hermanito. 

Pablo con precaución echó la cadera hacia atrás y se cubrió los testículos. 

—¡Con cuidado, culo gordo! 

Simón se echó a reír acomodándose en el mueble. 

Pablo con sus genitales a salvo comenzó a subir el vídeo a sus redes.

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