—Feliz 14 de febrero, gato —sonriĆ³ David a Pablo—. Muy rico el maƱanero que tuvimos, no puedo esperar que llegue la noche para que… —se agarrĆ³ la abultada hombrĆa con una mano y apretĆ³ suavemente.
Pablo se mordiĆ³ el labio. La pareja estaba en la alberca de la hacienda ChacĆ³n, minutos antes Lenin habĆa llegado para darse un chapuzĆ³n, salĆa de la piscina cuando escuchĆ³ a David y se echĆ³ a reĆr.
—¿De quĆ© te rĆes, traga semen? —interrogĆ³ el forzudo moreno frunciendo el ceƱo—. Obviamente estĆ”s celoso porque pasarĆ”s 14 de febrero solo.
Lenin se hundiĆ³ de hombros.
Pablo apoyĆ³ una mano en el pecho de su esposo.
—Bueno, David, eh… —se sonĆ³ la garganta—, podemos hacer beneficencia y hacer que Lenin no pase 14 de febrero sin compaƱĆa.
—¿EstĆ”s loco? —negĆ³ David acercĆ”ndose al velludo hombre que limpiaba los restos de agua en su cuerpo con una toalla—. No voy a pasar mi 14 de febrero con un traga semen. ¡Nunca!
Lenin lo ignorĆ³, sin mucha preocupaciĆ³n dejĆ³ la toalla sobre la tumbona e incrustĆ³ una patada en las bolas del esposo de Pablo.
David Aceituno se sintiĆ³ mareado. Al acto sintiĆ³ dolor. Se le revolviĆ³ el estĆ³mago. Se puso a gemir mientras el dolor explotaba en su cerebro. Su visiĆ³n se nublĆ³ y su respiraciĆ³n se detuvo mientras sus testĆculos enviaban oleadas de creciente agonĆa a todo su musculoso cuerpo. TenĆa los huevos aplastados entre el cuerpo y el pie desnudo de Lenin, con la polla flĆ”cida. Se mirĆ³ la entrepierna horrorizado mientras gritĆ³ con todas sus fuerzas. CayĆ³ de rodillas al suelo apoyĆ”ndose en una mano, mientras la otra sostenĆa sus bolas.
—QuizĆ”s termines tu 14 de febrero inservible y yo pase un rato feliz con Pablo —afirmĆ³ Lenin guiƱƔndole un ojo al rubio.
Pablo se echĆ³ a reĆr al mismo tiempo que su enorme polla tomaba una erecciĆ³n levantando su ajustado traje de baƱo. Para Ć©l era muy sexy ver como reventaban los testĆculos de su formidable esposo.
David se lamentaba y gritaba, agachando la cabeza en agonĆa.
—¡Eres un hijo de puta, Lenin! No festejarĆ© nada contigo —dijoPablo, se echĆ³ a reĆr y ayudĆ³ a levantar a David trasladĆ”ndolo a una tumbona donde le bajĆ³ el pantalĆ³n. Enseguida aparecieron las grandes bolas del moreno y su pequeƱa y dormida polla flĆ”cida—. ¿Te duele, negrito? —preguntĆ³ apretando uno de los huevos de su esposo tan fuerte como pudo.
David cerrĆ³ los ojos y gritĆ³ a todo pulmĆ³n mientras Pablo se echaba a reĆr. CerrĆ³ el puƱo y lo estrellĆ³ contra los huevos de su esposo. Sus nudillos chocaron en las sensibles albĆ³ndigas de David, que gritĆ³ de agonĆa.
Pablo cerrĆ³ sus manos alrededor de los testĆculos del marido y apretĆ³ con fuerza, haciendo que su polla se endureciera lentamente.
David se retorciĆ³ de dolor mientras Pablo apretaba bruscamente de sus enormes pelotas. Los huevos parecĆan hinchados y la polla habĆa alcanzado su completa y gloriosa dureza, no demasiado grande, pero sĆ morena y gruesa.
—¿Por quĆ© haces eso? —gimoteĆ³ David.
—Es para asegurarme de que estĆ©s bien —respondiĆ³ Pablo serenamente.
David gimiĆ³ y su polla se crispĆ³, un pequeƱo goteo de presemen rezumĆ³ en la cabeza de su verga.
Pablo se mojĆ³ los labios observando el pene de su esposo, le secĆ³ la lubricada cabeza con la lengua, le gustĆ³ y la lamida de la cabeza del miembro se convirtiĆ³ en una chupada total de la polla. En pocos minutos de gemidos placenteros, el cuerpo de David convulsionĆ³ en un orgasmo estremecedor. Saltos y saltos de semen salieron disparados de su morena polla hacia la boca de Pablo.
David Aceituno terminĆ³ lleno de cansancio placentero, gimiendo y jadeando.
Pablo tragĆ³ con fuerza el Ćŗltimo bocado de semen. Le sonriĆ³ a David cuando se levantĆ³.
Lenin que contemplĆ³ todo, tenĆa una erecciĆ³n en su propio baƱador. La cabeza de su pene sobresalĆa por el mojado calzoncillo. Se acercĆ³ sin llamar la atenciĆ³n entre las piernas abiertas de David y aplastĆ³ con el puƱo sus huevos.
David soltĆ³ un potente y sonoro grito. Sus ojos se abrieron de par en par. De forma consecutiva, el puƱo de Lenin chocĆ³ contra los testĆculos aplastĆ”ndolos con fuerza.
El aire abandonĆ³ los pulmones de David y soltĆ³ un gemido jadeante.
Lentamente, su polla empezĆ³ a levantarse de nuevo.
—¿QuĆ© haces, idiota? —reclamĆ³ Pablo.
Lenin se encogiĆ³ de hombros e introdujo el puƱo entre las piernas de David con precisiĆ³n perfecta, deformando sus dos testĆculos y haciendo que su polla se retorciera violentamente.
—¿Vas a seguir jodiendo las bolas de mi marido? —reclamĆ³ Pablo todavĆa a un lado del hombre moreno.
—SĆ —afirmĆ³ Lenin con aire despreocupado.
—El Ćŗnico que puede fastidiar los huevos de mi esposo soy yo —indicĆ³ Pablo apretando el puƱo y golpeando al mismo tiempo las bolas de David.
El hombre gritĆ³ fuertemente.
Su polla seguĆa dura como una roca, goteando presemen, cremoso y viscoso.
—Yo tambiĆ©n quiero hacerlo —sostuvo Lenin y golpeĆ³ las bolas de David.
Con un grito animal que hizo que tanto Pablo como Lenin se estremecieran, los huevos de David soltaron su contenido. Su esperma volĆ³ por todas partes mientras chillaba y gemĆa, agarrĆ”ndose los huevos, dando vueltas en la tumbona del Ć”rea de la alberca, tratando desesperadamente de calmar el dolor en sus bolas.
Su leche fue impresionante, llovĆa por todas partes. Su forma de retorcerse aseguraba que la jugosa crema cayera al suelo.
Finalmente, David se hizo un ovillo.
—Todo estĆ” bien, mi amor —afirmĆ³ Pablo suavemente acariciĆ”ndole la espalda—. Pero fue divertido planificar esto con Lenin, una manera de cambiar un poco las cosas entre nosotros.
David gimiĆ³ agarrĆ”ndose la entrepierna.
A un lado de ellos Lenin estaba a horcajadas en el suelo tragƔndose la leche caliente y nutritiva de David.
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