Semental bravío (4/6): ¿Quieres a tu hermano? ¡Pues ven por él, hombre!

Valmore Quiroga fue obligado a sentarse en una incómoda silla de madera, su torso y brazos fueron atados con una pesada soga al respaldo del asiento y sus piernas separadas a las patas delanteras de la silla, dejando ya su entrepierna expuesta en una posición muy peligrosa para los ataques de Gabriel Cárdenas; su secuestrador se acercó a él con un brillo en los ojos.

 

—Bienvenido —le dijo—. Quiero discúlpame por la manera tan violenta en la que te he hecho venir, pero… —guardó silencio y acarició con el dedo índice la entrepierna de Valmore, pasando la punta de su dedo por el abultado contorno de sus testículos—, no hay manera de hacer entrar en razón a Reinaldo. Le he dicho que se mude de aquí, en esta región no hay espacio para los dos.

 

—¿Y yo que tengo que ver? ¡Sácame de aquí!

 

—Tu hermano vendrá por ti apenas se entere. Haremos un canje, tus huevos o los suyos. Quiero expandir mi poderío en la zona, ya basta de la influencia de Reinaldo Quiroga en los negocios.

 

Valmore Quiroga se atrevió a escupirlo. Gabriel Cárdenas se limpio el escupitajo con una reacción de rabia y estampó una bofetada en el rostro del joven, seguidamente le propinó un puñetazo en los huevos, aplastándolos y haciéndolos crujir. El chillido agudo de Valmore indicó lo mucho que le dolió, asumiendo lo lastimado que estaba desde que Gabriel lo secuestró en la carretera.

 

Gabriel Cárdenas se puso de pie. Extrajo el celular del bolsillo e inició una videollamada.

 

—¿¡QUE QUIERES PEDAZO DE MIERDA!? —gritó Reinaldo tan pronto vio el gesto en la cara de dolor de su hermano. Estaba haciendo ejercicios por lo que su cuerpo brillaba en sudor—. ¡TE VOY A MATAR SI LE HACES ALGO, HIJO DE PUTA!

 

—¿Quieres a tu hermano? ¡Pues ven por él, hombre! Te espero a ti y solo a ti aquí. ¡Nada de trucos ni tus matones! ¡Ven aquí por tu hermano! Recuerda, solo hay espacio para mi en este lugar, ¡ya basta de Reinaldo Quiroga!