Aitor llegó a una parada de autobĆŗs cercana llevando solo un boxer rojo, descalzo y cubriendo su torso con una chaqueta adidas con la que conseguĆa al menos tapar su potente erección, tan fuerte que le dolĆa el rabo. Apenas podĆa caminar, las bolas le pesaban kilos y era ayudado a caminar por el grupo de niƱatos.
āJoder tronco, te han reventado āle dijo uno de los chicos al llegar a la estación.
āYa te digo, esa panda de maricones. Pero les espera una buena ācontestó el guapo macarra sobĆ”ndose la entrepierna y arrugando el semblante del dolor, antes de sentarse.
āPero al menos le has dado su merecido a uno de ellos. Que se joda el puto rubio. A ese si que lo hemos dejado hecho una mierda ārespondió jocoso el enano.
āĀæTenĆ©is un móvil para hacer una llamada o algo? āse interesó el moreno.
āYo tengo saldo, pero eso no va a ser gratis āintervino el maricón, despertando las carcajadas del resto de la banda.
āPuto marica.
āEl maricón siempre busca algo a cambio.
āLoca.
Algunos de los presentes comenzaron a meterse con Ʃl.
āOh vamos, chaval, no me jodas, mira como estoy ārespondió Aitor, levantandose y abriĆ©ndose la chaqueta para que repara en su estado.
Apenas podĆa tenerse en pie, tenĆa el cuerpo y la cara amoratada. Pero el maricón lejos de fijarse en sus heridas, solo reparó en sus abdominales perfectos, su color de piel, su rabo duro a punto se salir por un lateral del boxer, se relamió y continuo hablando.
āSerĆ” algo rĆ”pido, no te preocupes. Pero estĆ” todavĆa estĆ” en pie de guerra, serĆa un desperdicio dejarla ir asĆ para casa ārespondió el marica agarrandole la polla y comenzando a masturbarla a traves del boxer.
āVamos maricón, el chaval estĆ” hecho una mierda, le han ostiado pero bien, no lo ves? AdemĆ”s ha demostrado estar con nosotros reventando al rubito. Dale el puto movil ya āordenó el enano, que parecĆa ser el lider del grupo.
āGracias, hermano ācontestó Aitor, apartando la mano del marica, agarrandose la entrepierna y sentandose de nuevo.
āEstĆ” bien, tenĆa que intentarlo. No todos los dĆa uno se lleva la polla de un semental como este, toma āse excusó el joven cediĆ©ndole el telĆ©fono móvil.
āDani, soy yo. Me han dado una paliza y necesito que vengas a por mi.
āPero, ĀæquĆ© cojones? ĀæEstĆ”s bien? Ya voy para allĆ” y me lo cuentas todo porque te aseguro que esto no va a quedar asĆ. Ya voy, bro.
Mientras tanto, a 4 cuadras de distancia, Alex continuaba atado, en boxer, empalmado como un burro y semi inconsciente de la paliza que le acababan de dar los niƱatos y Aitor. Apenas podĆa moverse, dejaba caer todo el peso de su cuerpo sobre las ataduras de sus muƱecas. El empeine de sus pies estaban en contacto con el suelo. Los huevos le pesaban como si le hubieran atado peso. Estaba mareado, apenas podĆa volver en sĆ, se le entrecerraban sus ojos azules. Estuvo asĆ al menos 45 minutos hasta que una potente luz comenzó a cegarlo.
āMierda, ya solo queda uno, y mira como lo han dejado. No entiendo porque han desatado al otro āuna voz que le resultaba familiar se acercó al muchacho.
Alex sintió como le tiraban del pelo para levantarle la cabeza y observarlo.
āJoder, le han dado una buena.
El muchacho abrió los ojos despacio y se encontró frente a frente con Orlando y BeltrĆ”n. Intentó resistirse pero apenas tenĆa fuerza.
āVamos desata a este cabrón y metelo en la furgoneta āordenó BeltrĆ”n.
āEspera, primero le inmovilizaremos las manos por si se recupera en el trayecto āaseveró Orlando.
āĀæTĆŗ lo has visto? No creo que se recupere en dĆas āse burló mientras se acercaba a ambos y le dió un manotazo en los cojones al rubio.
āOuch āgimió el chico, aunque no fue un golpe duro, sus bolas estaban demasiado maltratadas
āBien, todavĆa reacciona ārió Orlando chocando la mano a su compinche.
Entre los dos desataron los nudos que lo mantenĆan sujeto al poste, le ataron las manos a la espalda, y Orlando lo cargó hasta la furgoneta negra aparcada unos metros mĆ”s adelante. Orlando tensaba su fuerte musculatura y sus trabajados brazos de culturista hicieron el resto. Dejó al muchacho en la parte trasera y subió con Ć©l. BeltrĆ”n arrancó el motor del vehĆculo y desaparecieron del lugar.
Manejaron durante 10 minutos y entraron en el garaje de una oscura casa terrera. Desde dentro, se bajaron del coche arrastrando al rubio y cruzando una puerta que conducĆa al interior de la casa.
āVamos, dĆ©jalo, ahĆ estarĆ” bien āle indicó Beltran a su amigo que cargaba al muchacho.
Pasaron la soga por una viga de madera del techo y lo dejaron atado de pie, con los brazos en cruz en mitad del salón, de la misma manera en la que se lo habĆan encontrado en la calle.
āEstĆ© cabrón tambiĆ©n estĆ” realmente bueno āintervino BeltrĆ”n reparando en Ć©l por primera vez en toda la noche. Estaba tan obsesionado con Aitor que no se habĆa dado cuenta que ahĆ tenĆa otro macho de verdad que domar.
āSĆ, pero el macarra estaba mejor, daba mĆ”s morbo y molaba mĆ”s verlo jodido.
āEso ni lo dudes ācontestó acomodĆ”ndose la erección al recordarlo atado.
Alex permanecĆa en silencio, gemĆa de dolor de vez en cuando y dejaba caer el peso de su cuerpo sobre las ataduras. Orlando comenzó a limpiar las heridas de la cara del rubio con un paƱo hĆŗmedo. El muchacho gemĆa de nuevo porque le quemaban las heridas.
āNo debimos haber dejado que se llevaran al macarra, lo hubieramos estado follando toda la noche, hubiĆ©ramos obligado al rubio al follarselo incluso ādeguĆa BeltrĆ”n quejĆ”ndose.
āNo te preocupes, lo tendremos de nuevo. Mientras tanto diviĆ©rtete con este ārespondió Orlando dejando de atender al joven, poniĆ©ndose delante de Ć©l y lanzĆ”ndole una patada directa a los cojones.
āAhhhh, āgritó Alex sintiĆ©ndose las bolas en la pelvis y comenzando a llorar de nuevo.
āOtra patada como esa y acabas con Ć©l. Ya estĆ” hecho una mierda, no aguantarĆ” demasiado āaseveró el moro.
āIgual deberĆamos empezar por detrĆ”s para dejarle descansar las bolas āsusurró Orlando llegando hasta su culo y rozĆ”ndose con Ć©l.
āNo por favor. ĀæQuĆ© querĆ©is? Ya os habĆ©is divertido, cabrones. HarĆ© lo que sea, pero dejadme en paz. ĀæQuĆ© querĆ©is? āsuplicaba el apuesto rubio desesperado entre lĆ”grimas.
āQueremos a tu amigo.
āJoder, no sĆ© quiĆ©n es. No es mi amigo. No tengo ni idea de quiĆ©n demonios es ese cabrón āgritó desesperado Alex
āSois dos jóvenes guapos y gallitos. Apuesto que parais por los mismos bares y os follais a las mismas putas. Me importa una mierda como lo consigas. Pero si aceptas entregarnoslo, te llevaremos a tu casa para saber dónde vives y nadie mĆ”s te romperĆ” ese culito esta noche āintervino BeltrĆ”n.
āDe acuerdo. HarĆ© lo que sea, pero por favor soltadme, no aguanto mĆ”s ālloriqueó el amigo de Isma.
āPero, ĀæquĆ© cojones dices, BeltrĆ”n? Y ĀæquĆ© hago yo con este calentón? Ni de coƱa, a este rubio me lo follo ahoraāSe quejó Orlando que continuaba frotando la erección por las nalgas.
āBueno vale, que nos la chupe y lo llenamos de lefa, pero no nos lo follamos. Piensa lo que serĆa tener al macarra todo jodido aquĆ para nosotros. Me corro solo de pensarlo ārespondió el moro con cara de sĆ”dico.
āOye, tio, has dicho que podĆa irme. Por favor ārogó de nuevo.
āTĆŗ eliges, o nos la chupas ahora o te rompemos el culo y no sales de aquĆ, y creeme que ganas no me faltan āle susurró el culturista al oĆdo desde su retaguardia.
El rubio cerró los ojos y abrió la boca con repulsión. Apenas podĆa mantenerse erguido. Orlando lo sujetaba mientras BeltrĆ”n le follaba la boca salvajemente, dĆ”ndole cachetadas en la cara.
āLevanta a este hijo de puta que no puedo resistirme āle indicó a su amigo mientras levantaban a Alex y lo recostaron a la fuerza boca abajo sobre una mesa
āQuĆ© hacĆ©is hijos de puta, te la he chupado. Vamos, tĆo, por favor ālloriqueó el joven.
āQue te calles, puta āle gritó el moro antes de lanzarle una potente patada en los huevos desde atrĆ”s, haciĆ©ndolos crujir en el escroto.
āAhhhhh, Ā”hijo de puta! Ā”Me vas a romper las bolas! ahhhhh! āgritó el rubio con tos seca y ronca.
Orlando contemplaba como su amigo comenzaba a follarse aquel pijo engreido y tatuado. TenĆa una erección descomunal, que trataba de calmar meneandose la polla lentamente.
āNoooo, para por favor, me estas destrozando āseguĆa llorando el rubio.
āEste culito estĆ” bien apretado tambiĆ©n, tenĆas razón. Toma polla, maricón, te voy a preƱar a tope puta.
āDale duro a este cabronazo que ahora me voy a follar yo tambiĆ©n āintervino Orlando agarrandolo de los pelos.
āNo, por favor, basta!!!
āMe corro, me corro. Toma lefa puta āespetó el moro mientras descargaba una inmensa corrida en las entraƱas del apuesto muchacho.
Después de unas horas de diversión, los dos captores decidieron que ya era suficiente.
āVamos a llevarte a tu casa, perra. Si en un mes no nos entregas a tu amigo, te traeremos a ti una temporada con nosotros ālo amenazó Orlando antes de subir su rodilla y clavarla en su entrepierna.
āOuch ābramó el rubio desplomĆ”ndose en el suelo sin poder respirar hecho un ovillo, en posición fetal y llorando de humillación,rabia y dolor de bolas.
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