La puerta se abrió, y Lorenzo se sorprendió muchĆsimo al encontrarse con NicolĆ”s Romero, habĆa entrado dando grandes zancadas, con un arma en sus manos, apuntando justo entre sus ojos. El tiempo se hizo mĆ”s lento mientras Lorenzo consideró sus opciones. De repente, el claro recuerdo de la Ćŗltima vez que vió a NicolĆ”s saltó a su mente, colgando de las cadenas de las vigas de su propio garaje como un trozo de carne, maltratado, jodido y violado. Lorenzo sonrió, el recuerdo de ese momento pinchó su pene y lo llenó con una oleada de confianza. No se movió, pero lentamente siguió caminando hacia NicolĆ”s.
Estaba claro que NicolĆ”s querĆa venganza. Lorenzo habló mientras miraba directamente al cañón del arma, sin miedo.
āAdelante, perra. Aprieta el gatillo. ĀæPor quĆ© no lo has hecho ya? Yo sĆ© porquĆ©. Porque si pintas las paredes con mi cerebro, siempre sabrĆ”s que soy el mejor hombre. Vamos, hijo de puta. Si vas a matarme, solo hazlo. No tengo todo el dĆa para estar de pie mientras una perra como tĆŗ me apunta.
āDeberĆa matarte. Eres solo un lacayo de La CofradĆa. Vuelve CONTRA LA PUTA PARED. Ā”AHORA, HIJO DE PUTA! āgritó NicolĆ”s. Apuntó el arma al suelo y dejando escapar una bala, disparando justo dentro de las dos piernas de su enemigo, mientras la bala se alojaba en el sueloā. Nadie te va a salvar de mĆ, Lorenzo. Voy a acabar contigo, la Ćŗnica pregunta es cómo.
Lorenzo sonrió mirĆ”ndolo detenidamente, sintió que su pene se endurecĆa. La emoción del recuerdo de como violaba a NicolĆ”s corrió por sus venas.
āDejar la policĆa fue lo mejor que hice. Emilio Acero tenĆa razón, al igual que cuando sugirió que debĆa mostrarte lo perra que eres. ĀæO tal vez has olvidado lo que se siente cuando te dejan colgado como un trozo de carne, con mi semen saliendo de tu culo? āde repente, el poderoso criminal estalló en violencia. Pateó hacia arriba en un arco rĆ”pido como un relĆ”mpago, tratando de quitar el arma de la mano de NicolĆ”s.
El arma escapó de las manos del hombre haciéndolo sentir furioso por su suerte. Lorenzo se movió entregando su puño directamente en la boca de su estómago, su poderosa flexión absorbió el duro golpe.
NicolÔs retrocedió agarrÔndose el estómago, Lorenzo sonrió. Con el rostro apretando los dientes, el hombre de la ley le dijo al criminal:
āVoy a disfrutar mucho matĆ”ndote, Lorenzo āmovió su pesada bota hacia la rodilla derecha del moreno.
Lorenzo perdió el equilibrio. Mirando a NicolÔs, juró:
āEsta vez, Nico, antes de matarte, voy a arrancarte los huevos mientras aĆŗn estĆ©s vivo, haciĆ©ndote sentir cada maldito momento ārugió con furia, su pene estaba rĆgido en su pantalón.
Empujó a NicolÔs contra la pared y apuntó su codo contra el cuello. El hombre de la ley gruñó sacudido por el impacto.
La polla del criminal se retorció cuando su puño golpeó a NicolÔs en la barbilla, pero luego enganchó la parte de atrÔs de su cabeza y le clavó la rodilla en las costillas. Una rÔfaga de dolor salió desde el punto de impacto, pero NicolÔs simplemente rugió, se estiró con ambas manos para agarrar la muñeca de Lorenzo, tratando de sacarla de su cuello. Con la fuerza baja, Lorenzo se vio resignado a apartar el brazo del cuello de NicolÔs y retroceder.
āTodavĆa soy mĆ”s fuerte que tĆŗ, perra āgruñó NicolĆ”s, se movió rĆ”pido como un lince y estrelló una fuerte patada en la entrepierna del criminal.
Lorenzo gimió de dolor cuando la fuerza de la patada aplastó sus bolas.
āAAAAAAAAAAAAAAAAAAAARGHā¦
Cayó de rodillas agarrĆ”ndose los testĆculos con cara de dolor.
NicolĆ”s lo miró y se echó a reĆr. Levantó la pierna y su pesada bota golpeó con fuerza a un lado de su cabeza, lanzĆ”ndolo de costado.
Lorenzo quedó aturdido sin poder moverse, NicolÔs lo tomó del cuello de su camisa y lo hizo levantar empujÔndolo contra la pared. Bramó en un tono bajo y agonizante cuando el puño de NicolÔs se clavó en sus riñones, el fuerte impacto del puño envió una convulsión de dolor a todo su cuerpo, luego siguió otro golpe en el mismo lugar. Casi se desmayaba, comenzando a deslizarse por la pared. Oyendo la burla de NicolÔs.
Lorenzo se sintió mareado y aturdido, pensó que no se iba a dejar joder tan fĆ”cilmente e instantĆ”neamente tomó represalias, poniĆ©ndose de pie de un salto, usó sus piernas para ayudar a impulsar un brutal gancho de derecha a la mandĆbula de NicolĆ”s.
āUuugh āse quejó el otro hombre cuando su cabeza salió disparada hacia el techo con el impacto, retrocedió hasta las persianas detrĆ”s del escritorio de Lorenzo. Se tambaleó con las manos en alto para protegerse de cualquier otro ataque.
āERES MĆO āgritó Lorenzo echo una furiaā. Ā”GRANDĆSIMA MIERDA! ācomo un león saltó sobre NicolĆ”s impactando en su cuerpo como un camión MAC.
La ventana tras ellos no pudo resistir el impacto de los dos colosales hombres, el vidrio se hizo aƱicos en mil pedazos.
Los dos cayeron de punta a punta en el desierto muelle de carga del otro lado de la oficina, los restos rasgados de las persianas quedaron a la deriva en una lluvia de cristales rotos.
Aturdido, Lorenzo se encontró dando tumbos por el aire, hasta estrellarse pesadamente contra el suelo, rodando sobre el concreto cubierto de vidrio. Gimió y se sentó, poniéndose de rodillas observando a Nicolas a solo unos metros de distancia. Con un gruñido, se lanzó hacia él, levantando el puño derecho.
Llegó hasta NicolÔs y comenzó a golpearlo salvajemente, como un animal de supervivencia, como el monstruoso triunfador de una guerra.
En un instinto por conservar su vida, NicolĆ”s movió la mano y se apoderó de la virilidad de Lorenzo. Le estrujó los testĆculos en la mano, sintió como cada membrana de los ovalados órganos crujieron y se aplastaron en su mano. El furioso criminal lanzó un grito de dolor y se quedó paralizado. DĆ©bilmente, NicolĆ”s sonrió consciente del dolor que producĆa en el macho alfa.
āHe estado esperando para matarte durante demasiado tiempo āgruñó NicolĆ”s, se inclinó sobre su hombro y mordió su oreja.
Lorenzo gimió, sintiendo el dolor enfermizo palpitando en sus bolas aplastadas. El sudor corrĆa a raudales, y la lucha prolongada lo obligó a profundizar sus reservas de fuerza y āāāāvoluntad de hierro puro. Con renovado odio consiguió clavar un puƱetazo en la quijada de NicolĆ”s que lo dejó aturdido y de lleno en el suelo, haciendo escapar los testĆculos de su mano.
Lorenzo se alejó, se llevó la mano a la ingle mientras el dolor lo atravesaba. Su pene estaba creciendo, duro como una roca y vigorizado. Se tambaleó hacia NicolÔs y se inclinó en cuclillas, mirÔndolo, su sudor goteaba a su rostro.
āYa te tengo, maldito pedazo de mierda. ĀæEstĆ”s listo para morir? Me asegurarĆ© de terminar contigo correctamente esta vez, Ā”vas a morir sabiendo que nunca fuiste otra cosa mĆ”s que mi puta perra! ālevantó el puƱo y golpeó el rostro de NicolĆ”s.
Lorenzo observó hacia abajo y sonrió, su pene seguĆa tieso como el hierro, con una sonrisa maligna empujó con toda su fuerza un pisotón contra las bolas de NicolĆ”s, el hombre de la ley rugió de dolor. Quiso darse la vuelta para acurrucarse, pero el criminal no se lo permitió.
GruƱendo y en un acto de fuerza, NicolĆ”s tambiĆ©n subió la palma de la mano contra los huevos de Lorenzo, el criminal gritó y se apartó cayendo de lado. Se quejó un par de veces consciente de que no debĆa perder su suerte, intentó levantarse, haciendo una mueca por el dolor enfermizo en sus bolas, asĆ la adrenalina en su cuerpo lo llevó hacia adelante.
āEres mĆa, maldita perra āle juró a NicolĆ”s. Apuntó una patada en sus costillasā. Ahora, para terminar lo que comencĆ© en tu garaje, perra ālevantó la bota con la intención de aplastarle el crĆ”neo.
De repente emitió un desgarrador grito de dolor, cuando NicolĆ”s apuƱaló su pantorrilla. La hoja del cuchillo se hundió en su carne y la sangre comenzó a brotar, empapando sus pantalones. Se agachó y agarró la muƱeca izquierda de NicolĆ”s, doblando sus dedos para que soltara el cuchillo. Con un grito de dolor, sacó el cuchillo. Su pierna se dobló y cayó encima de NicolĆ”s, intentando clavar el cuchillo en su brazo izquierdo, tratando de hundirlo en su bĆceps.
āĀ”MALDITO! āle gritó a NicolĆ”s. Con eso clavó su rodilla izquierda contra su costado derecho.
SÔdicamente, llevó su rodilla derecha hacia adelante, inmovilizando el brazo izquierdo del hombre de la ley contra el duro suelo. Movió el cuchillo y la punta logró clavarse en su pectoral izquierdo, perforando su músculo.
āĀ”Te voy a matar, Nico!
Sacó el cuchillo del grueso y poderoso pectoral, y se levantó, haciendo una mueca de dolor mientras su pantorrilla izquierda temblaba, luego apuntó su bota derecha en una patada directa a la mandĆbula. NicolĆ”s rugió quedando reducido por el dolor.
Lorenzo se tomó un momento para cortar una tira de su pantalón y hacer un torniquete alrededor de su pantorrilla. Cuando terminó, agarró a NicolÔs de la muñeca izquierda y lo arrastró hacia una carretilla. Agarró una cuerda enrollada y ató sus muñecas con destreza. Enrolló la cuerda sobre los dientes de un montacargas y se colocó detrÔs del aturdido hombre.
Usando el cuchillo, abrió la parte trasera del pantalón de NicolĆ”s hasta comenzar a desgarrarlo. Posterior a eso sacó su duro pene, lo embistió contra el trasero de NicolĆ”s sintiendo una increĆble satisfacción. Envolvió sus brazos alrededor de su cintura, aplastando sus costillas, contando con que el repentino dolor lo despertara. Y le gruñó al oĆdo:
āĀæRecuerdas esta posición de puta? Es como la Ćŗltima vez... excepto que voy a cortarte lentamente las malditas bolas y verte desangrar hasta la muerte.
āJódeteā¦ā¦ā¦. āes todo lo que NicolĆ”s pudo decir.
A Lorenzo no le tomó mucho tiempo, estaba muy excitado. Empezó a penetrar a NicolÔs hasta la empuñadura en su culo, violÔndolo salvajemente. NicolÔs jadeó resistiéndose y asà estuvo por varios minutos hasta que Lorenzo dejó dentro de sus entrañas su criminal semilla blanca y pegajosa.
āEres una maldita pĆ©rdida de tiempo Nicola Romero, he decidido que ni siquiera voy a dejarte morir como un hombre. No te lo mereces. ĀæTienes un pariente mĆ”s cercano? Quiero saber para enviarle tus testĆculos una vez que termine de cortarlos āagarró el cuchillo de su cinturón, y colocó la hoja contra la base del testĆculo derecho del policĆa, el cual tomó y comenzó a estirar, la hoja inició su labor, haciendo una incisión inicial en el escroto.
Nota: Ya estÔ disponible la infomación de NicolÔs Romero y otros personajes en el espacio: Al filo de la ley.
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