Experiencia escolar (2/4): La calificacion - Las Bolas de Pablo

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26 mar 2016

Experiencia escolar (2/4): La calificacion

Cotinene: 

-Sexo Heterosexual
-ballbusting mujer/hombre


   Diana iba en el trasporte pĆŗblico recapacitando sobre la decisiĆ³n que iba a tomar, era trascendental pero Ćŗtil para su vida acadĆ©mica en la escuela. Era una hermosa rubia de estatura alta. Sus finos labios estaban cerrados mientras su mente ideaba la decisiĆ³n que estaba tomando si es que la duda no le ganarĆ­a la partida... y es que estaba nerviosa.

   Su rubio cabello como el sol primaveral la hacia hermosa, ademĆ”s de su rostro que denotaba inteligencia. Por su talento era la lĆ­der de las porristas de la escuela. Su cuerpo denotaba la figura de una deliciosa mujer, altiva con brazos largos pero bien torneados y suaves.

   —En la prĆ³xima parada —pidiĆ³ con voz suave.

   El trasporte se detuvo poco a poco y su corazĆ³n latĆ­a como loco dentro de su pecho. RevisĆ³ un papel que tenĆ­a en su mano y se ubicĆ³ en la direcciĆ³n que ahĆ­ estaba escrita, debĆ­a caminar seis calles mĆ”s para llegar al edificio.

   
   El profesor Patrick horas antes la habĆ­a citado en su oficina para entregarle una muy mala noticia: habĆ­a reprobado su materia. Ella desde un principio rechazĆ³ tal noticia dada su condiciĆ³n de jefe de porristas, pero el profesor mostrando las calificaciones alegĆ³ que por dedicarse de lleno a las porras habĆ­a dejado de lado las obligaciones en la materia de Deportes que eran paralelas a sus otras obligaciones.

   —Pero yo estoy segura que esto es un error —habĆ­a dicho—, puedo decir que he tenido buenas calificaciones, usted ya me lo habĆ­a dicho...

   —Diana, has tenido muchos altibajos con tus notas —asegurĆ³ el profesor Patrick, un hombre afortunadamente guapo dueƱo de un fĆ­sico de impresionantes musculos donde cada uno de ellos se destacaba en relieve por su cuerpo. Sus hombros eran con deltoides del tamaƱo de balas de caĆ±Ć³n, y el trapecio increĆ­blemente grueso que conducĆ­a a un cuello grueso. El fuerte pecho marcaba un par de suculentos pezones cada vez que sudaba su franela con los entrenamientos—. HabĆ­an oportunidades que tenĆ­as notas altas y otras donde... ni te presentaste.

   —Eso no puede ser... estoy segura que he hecho todas mis evaluaciones, profesor.

   —Hagamos algo, Diana... ven a mi casa luego de las clases y allĆ­ hablaremos —pidiĆ³ Patrick abriendo sus gruesas piernas llenas de poder.

   —¿A su casa, profesor?... puedo... puedo ir a que el director y acusarlo... o... o ir con mi novio...


   —Querida, Diana —sonriĆ³ el profesor Patrick—, si lo deseas no asistas a casa y pierde la materia, creo que tus padres no estarĆ­an contentos con tu calificaciĆ³n.

   Diana se habĆ­a mordido los labios, ya que sus padres la presionaban para que tuviera excelentes notas escolares para su  furuto en la carrera de medicina como ellos.

   Ahora la joven se encontraba ante la puerta del departamento de profesor Patrick, tocĆ³ con duda.

   —¿Quien...? —preguntĆ³ una gruesa voz desde adentro.

   —Y... y...yo, Diana Keneddy —afirmĆ³ la chica nerviosa de dirigirse al matadero.

   La puerta se entreabriĆ³ y el rostro moreno con espesa cabellera negra del profesor Patrick se asomĆ³:

   —Oh, hola, preciosa. EstĆ”s aquĆ­  —abriĆ³ mĆ”s la puerta sin mostrar su cuerpo—. Ven, adelante.

   Diana entrĆ³ nerviosa al oscuro departamento, era lĆŗgubre y pequeƱo con algunos sillones y objetos aglomerados, se desconocĆ­a si era asĆ­ por la solterĆ­a del profesor, la puerta fue cerrada con seguro y cuando Diana se dio la vuelta lanzĆ³ una exclamaciĆ³n de asombro.

   
   El profesor Patrick tenĆ­a la camisa abierta y mostraba su duro mĆŗsculoso torso, su polla estaba dura y se asomaba por un lado de la ropa interior, era un miembro de tono negro y monstruoso, abajo colgaban un par de testĆ­culos repletos de semen. El deportista sostenĆ­a entre su mano una cerveza.

   —Me estaba cansando de esperarte, preciosa.Crei que ya no venias y que no te importaba.

   —Profesor... yo... yo mejor me voy...

   —¡No! Piensa en tus calificaciones y la molestia de tus padres... Hermosa, por quĆ© no entras al baƱo y te colocas esa ropa de porrista que tanto me gusta verte.

   —Yo... eh...

   —Tus notas, preciosa.

   Con un nudo en la garganta Diana preguntĆ³ donde estaba el baƱo y caminĆ³ a paso lento. Se encerrĆ³ en el sitio, tan asqueroso como su dueƱo, olĆ­a a orine y tenĆ­a restos del mismo en el inodoro, Diana cambiĆ³ su ropa de estudiante por la ceƱida ropa de porrista. Esa que dejaba sus largas piernas al aire y resaltaba sus grandes tetas, aquellas que tanto le pesaban y que a inicios de la pubertad la encorvaban. SaliĆ³ del baƱo y en la sala de estar consiguiĆ³ al profesor Patrick mĆ”s excitado que a su llegada
.

   —Estoy seguro que despuĆ©s de este momento te irĆ”s con la calificaciĆ³n mĆ”s alta del deporte 100 sobre 100, ya arreglaremos ese 49 que acumulaste.

   —Estoy segura que acumule 94 profesor.

   —Ya lo modificaremos, hermosa.

   —Profesor, yo...

   Diana gimiĆ³ sin contenerse cuando Patrick la atrajo con violencia hasta Ć©l, sintiendo las tetas comprimidas contra el robusto y moreno pecho, el profesor le frotaba la blanca y delgada espalda, la besaba y apretaba contra Ć©l fuertemente, mientras sus lenguas se acariciaban, Ć©l tenĆ­a aliento a cerveza, paladeaba la joven, frotando la lengua Ć”spera de Patrick. Ɖl la tumbĆ³ contra el sofĆ” y ella no hizo resistencia. Se dejĆ³ deslizar de lado en el asiento donde se sentĆ­an los resortes.

   "Esto es una locura" pensĆ³ Diana.

   Patrick la llenaba de besos, su ansiosa erecciĆ³n presionaba contra ella. El profesor intentĆ³ abrirse camino en el cuerpo de la joven, y ella estaba mansa ante su cruel destino. La gruesa verga comenzĆ³ a atravesarla y ella colocĆ³ los ojos en blanco.

   Diana lanzĆ³ un leve gemido de placer al sentir el miembro dentro de ella, y Patrick gruƱia para no gemir, le acariciaba la gigantescas tetas a la alumna.

   Diana no resistiĆ³ y comenzĆ³ a gemir. El profesor seguĆ­a estrujandole fuertemente los pechos.

   Patrick embestĆ­a con rudeza a la rubia, no podĆ­a controlar su placer. La vagina de la chica se abrazaba cĆ”lidamente a su grueso pene. El profesor bombeaba como loco, desde hacĆ­a tiempo deseaba penetrar a aquella alta rubia
.

   Diana tenĆ­a el rostro colorado de placer, seguĆ­a rebotando sobre aquel hombre, sus hermosas tetas subĆ­an y bajaban, aquel hombre era mĆ”s fascinante que su novio, a decir verdad.

   Diana sintiĆ³ una oleada de orgasmos, y luego tranquilidad por todo su cuerpo, exhalĆ³ aire y se dejĆ³ caer sobre el pecho de Patrick, desmadejada de placer. Pero apenas un segundo despuĆ©s, lo mirĆ³ y empezĆ³ de nuevo a moverse, para hacerle terminar. El profesor aprovechĆ³ su cansancio y la hizo rodar para quedar encima y satisfacerse el deseo de empujar.

   La estudiante le colgĆ³ los brazos en la nuca y le atrajo hacia sĆ­ mientras Ć©l le daba besos con sabor a cerveza. Patrick emitiĆ³ un rico gruƱido al sentir como toda su potencia sexual se salĆ­a de su entrepierna y mojaba a la rubia. Se dejĆ³ caer por completo sobre su compaƱera y Ć©sta lo abrazĆ³, casi meciĆ©ndole, apresĆ”ndole con brazos y piernas, apretĆ”ndole contra ella y lamiĆ©ndole quedamente el cuello…

   Patrick se apartĆ³ de ella sacando su pene de la cavidad. ContinuĆ³ masturbĆ”ndose y una explosiĆ³n de semen blanco volĆ³ por el aire cayendo en tetas y abdomen de la chica.

.
  —IrĆ© a limpiarme... buscarĆ© una cerveza y...ya... ya hablaremos de tu calificaciĆ³n.

   Patrick abandonĆ³ la sala mientras Diana se quedaba descansando en el sofĆ”, se limpiĆ³ el resto del semen con un cojĆ­n y se incorporĆ³, sus ojos se posaron en una carpeta sobre la mesa, era el registro de notas de deportes. En ese momento Patrick salĆ­a del baƱo e iba a la cocina. Ella tomĆ³ la carpeta y la hojeĆ³ hasta encontrar los certificados de su escuela, habĆ­an dos, dos exactamente iguales a excepciĆ³n de su nombre, en una sus notas estaban tan intactas como ella sabĆ­a que tenĆ­a 94 puntos de 100. Y en la otra, 49 puntos, sus demas compaƱeros de clases tenĆ­an igual nota, sĆ³lo el error lo tenĆ­a ella. Se sintiĆ³ asqueada y engaƱada. DepositĆ³ la carpeta en la mesa sintiĆ©ndose confusa.

   —Hermosa, hablemos de tus notas —llegĆ³ Patrick probando un sorbo de cerveza—, tienes 49 puntos que pudiĆ©ramos llevarlo a 65. Te dedicaste mĆ”s a tu labor como porrista que alumna de deportes.

   La joven intespectivamente se lanzĆ³ contra las bolas del profesor, las apretĆ³ con sus manos arrancando un terrible grito en aquel hombre. Enseguida sus piernas se doblaron pero su descomunal fuerza impidiĆ³ que cayera al suelo, el hombre arrugĆ³ el ceƱo mientras que su pene se ponĆ­a duro con la reacciĆ³n.

   —¡AAAAaaggghh!

   —¡Me has engaƱado, idiota!

   La alumna aplastaba entre sus manos el montĆ­culo oculto en la ropa interior roja.

   De repente, sin previo aviso y cuando la chica menos menos se lo esperaba... una eyaculaciĆ³n espontĆ”nea erupcionĆ³ desde el gran pene empapando gran parte de la ropa interior. Diana dejĆ³ escapar un jadeo audible soltando de miedo las bolas, Patrick cayĆ³ de culo en el asiento masajeando sus pelotas.

   —Me... engaƱaste... —dijo Diana soportando las ganas de llorar—, descubrĆ­ tus notas ahĆ­.

   Patrick estaba fuertemente excitado, la chica se veĆ­a fragil y seductoramente sexy con aquella ceƱida ropa deportiva y su angelical rostro a punto de llorar. TodavĆ­a tenĆ­a tiempo de cabalgarla una vez mĆ”s y llenarla de nueva leche. Patrick abandonĆ³ su asiento, mirĆ”ndola con aberraciĆ³n.

   El tiempo pareciĆ³ congelarse, y Diana temblĆ³ al ver la lasciva mirada de Patrick sobre ella, se supone que era Ć©l quien le debĆ­a temer por engaƱarla y abusarla.

   Patrick iba decididĆ³ a penetrarla y cuando estuvo sobre ella, la muchacha apretĆ³ fuertemente sus bolas, como nunca antes lo habĆ­a hecho a un hombre, no le importo empegostarse la mano.

   Patrick gritĆ³ tan duro que parecĆ­a que sus pulmones iban a estallar. Sus bolas se comprimieron con el aplastamiento, un dolor impresionante explotaba desde sus testĆ­culos, y sus mĆŗsculos gigantescos se tensaban fuertemente.

   —Me engaƱaste... —reclamaba Diana con lĆ”grimas en los ojos.

   Patrick tambien sollozaba pero por el dolor de bolas, ella las estrujaba fuertemente. Por Ćŗltimo moviĆ³ sus testĆ­culos como dos limones colgantes y Patrick gritĆ³ de desespero desenfocando la mirada, la alumna lo soltĆ³ de los huevos y Patrick se fue al suelo en un dolor convulso y agĆ³nico. Diana tomĆ³ la carpeta.

   —Me llevarĆ© esto, en algun lugar debes tener un respaldo de las calificaciones, si maƱana no presentas mis notas como son, el director se enterarĆ” de esto
.

   —Diana... ah... espera... Diana.

   La rubia abandonĆ³ el departamento mientras el profesor se acariciaba los testĆ­culos.

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