Infidelidad en pareja (1/3) - Las Bolas de Pablo

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8 mar 2016

Infidelidad en pareja (1/3)


ORIGINAL: ZATN
CONTIENE: BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE


Parte 1: Conversación con la Cuñada.


   Marcelo y Antonio ambos de 23 aƱos, viven juntos en matrimonio desde hace unos meses. 

   El dĆ­a de hoy Marcelo recibe en casa a Elena, su cuƱada, y un aƱo mayor que Antonio. 



   Tras tomar el tĆ©, y sabiendo que Antonio aun no llega del trabajo, Ć©l anfitrión decide contarle a la cuƱada algo relacionado con su pareja.

   “Debo contarte algo muy importante, sĆ© que eres de confianza por eso te lo dirĆ©”.

   La cuƱada agradece la confianza e intrigada pide saber que ocurre.

    “Tengo problemas con Antonio”, se sinceró Marcelo.

   “Que te hizo ahora mi hermanito?”.

   Elena siempre habĆ­a sido una figura de autoridad para su cuƱado, Marcelo era algo tĆ­mido, y la hermana mayor de su pareja era una fuente de consejos y apoyo para el joven, por eso a ella no le extraƱaba que le pusiese quejas sobre Antonio.

   “Elena, Antonio me fue infiel la semana pasada”.

   “Condenado!, se atrevió a eso?”. 

   “Si, pero lo castiguĆ©!”.

   “Cómo lo castigaste?, Marcelo cuĆ©ntame que pasó, cuĆ©ntamelo todo!”.

    AsĆ­ Marcelo suspirando, decide  narrar lo sucedido:

   Hace una semana, el joven se dirigĆ­a en auto a un conocido motel, ya tenĆ­a sospechas de la infidelidad de su pareja, asĆ­ que llegó el dĆ­a de confrontarlo.



   Antonio era una persona fĆ”cil de analizar, con poca astucia para mentir, y cuando su pareja le interrogó sobre sus frecuentes turnos nocturnos en el trabajo, la respuesta poco imaginativa de Antonio lo convenció de que algo ocurrĆ­a.

   Pronto descubrió que Antonio salĆ­a con un tal Pablo (de apellido que inicia con Cha), el cual conoció en una reunión de la empresa.

   Marcelo no les pudo espiar por la ventana, pero logró sobornar al encargado del motel y este le facilitó una copia de la llave; Fue un dinero considerable, pero valĆ­a la pena el gasto… querĆ­a agarrar a Antonio con las manos en la masa (en el amante en este caso).

   Con sigilo, y con pocas personas a esa hora en el Motel, Marcelo ingresó al cuarto y contemplo como la pareja hacia el amor.



   “Los pillaste fornicando?”. Interrumpió Elena.

   Marcelo  afirmo con la cabeza, mientras su cuƱada no dejaba de estar asombrada, aunque algo divertida ante la interesante trama que escuchaba.

   El ofendido observante, quedó mudo ante el espectĆ”culo de sĆ”banas, Antonio le bombeaba con Ć­mpetu salvaje el ano… sacĆ”ndole gemidos en su amante, que parecĆ­a estar siendo empalado en vida.



   Marcelo sintió una profunda ira, total traición por parte de su querido Antonio… casi por desahogo el traicionado expulso un grito que se oyó a lo lejos.

   “Antoniooooooooooooooooo!!!!!!!!!”. 

   El  par quedo impactado al ser descubierto.

   “Y que hiciste en ese momento Marcelo!”, volvió a  interrumpir Elena.

   Marcelo continuó narrando.

   Con respecto a ese tal Pablo, lo querĆ­a fuera de su vista, no querĆ­a tratar con Ć©l, pues tenĆ­a asuntos con Antonio, AsĆ­ que lo primero fue sacar lo que le estorbaba.

   “Elena, lo cogĆ­ del pelo y lo saque del cuarto a rastras”. 

   “Y mi hermano que hizo?”.

   “El pudoroso traidor corrió a ponerse los calzoncillos, y cuando estaba ya en la puerta con el tal Pablo quiso evitar que lo echara, el canalla de tu hermano querĆ­a que me calmara, y me decĆ­a que no podĆ­a echarle al amante y  menos estando en cueros, Pero lo puse en su sitio un buen rato”.

   “Como asĆ­, que le hiciste?”, Preguntó Elena.

   “Elena, como me agarraba por detrĆ”s, cerrĆ© el puƱo y lo lancĆ© hacia atrĆ”s, le di duro por  los huevos”.

   “Auch!, le diste un golpe bajo?, pobre de Antonio… y siendo Ć©l de huevas grandes”.

   “Por eso es que le di ahĆ­, con los huevos bien grandes como las tiene no iba a fallar y ademĆ”s… mĆ”s sufre!, SabĆ­a que con un buen golpe en los huevos, no iba a molestar mĆ”s; Querida Elena grito como una nena, soltó como un… AAahhhhh!”.

   “Jajaja, pobre, debió ser terrible para mi hermanito”.

   “Pero Ć©l se lo buscó; En fin, ya con Antonio “calmado”, pude dedicarme a su amante, te cuento que en el pasillo le di una buena paliza, le dejĆ© los ojos morados, eso sĆ­, al final  tuve piedad de Ć©l al tirarle las ropas, no se quejara de quedar en la calle con el trasero helado”. 

   Ya solucionado el asunto con el sujeto Pablo, Marcelo analizó que hacer a continuación, rĆ”pidamente tomo una decisión; Antonio debĆ­a pagar mucho mĆ”s por traicionarle.

   “VolvĆ­ al cuarto, y pude ver tirado en el suelo a Antonio”.



   “Cayó al suelo?”.

   “AsĆ­ es, Estaba tirado en el piso sobĆ”ndose los cojones”.

   “Ya entiendo, no soporto mĆ”s el dolor en las huevas y cayó, pobre de mi hermano”.

   “NingĆŗn pobre, se lo merecĆ­a y mĆ”s!”.

   Elena afirmo mostrĆ”ndose de acuerdo con lo dicho por Marcelo, quien siguió contando.

   A continuación le bajo los calzoncillos con la intención de agarrarle los testĆ­culos.

   Pero Antonio ve las peligrosas intenciones de su pareja y sacando fuerzas de donde no tenĆ­a se incorpora, rechazĆ”ndole con las manos.

   Marcelo sorprendido por la resistencia de su hombre, da un tras pies y cae sentado en el suelo; Para cuando se incorpora, Antonio le agarra con un tĆ­pico candado a la cabeza.



   Elena opina: “hizo eso?, ahora que lo dices, Antonio practicó lucha en la universidad; y tĆŗ que hiciste Marcelo?, la verdad en ese motel se desencadenó un infierno”.

   “El insistĆ­a en que me tranquilizara, que me soltarĆ­a solo si entraba en razón; Pero lo dejĆ© sin habla”.

   “Cómo? si te tenĆ­a con esa llave de lucha”.
   “Si pero fui recursivo, la verdad Antonio siempre ha sido mĆ”s fuerte que yo, asĆ­ que tuve que usar sucias maƱas”.

   “Eso suena como un nuevo Auch!  para mi hermanito”.

   “AsĆ­ es!, te cuento”.

   En un momento de la disputa, Marcelo, ya de rodillas llevó una mano por detrĆ”s, hacia las duras nalgas de su esposo y seguidamente ingreso a su entrepierna; Asaltado por la retaguardia, los grandes testĆ­culos de Antonio cayeron en manos de su pareja una vez mĆ”s.

   Marcelo sólo se limitó a apretar.



   Al sentir el apretón testicular Antonio soltó un alarido,

   “AAAAayyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyy”.

   El torturado hombre interrumpió el grito apretando los dientes casi al punto de la ruptura dental; De inmediato soltó a Marcelo, el cual por la sorpresa de verse suelto, liberó las gónadas de su pareja.

   Liberado del castigo, un tambaleante Antonio retrocedió, pero el arrodillado Marcelo, se centró de nuevo en su objetivo y se lanzó contra la entrepierna de su esposo.

   Una vez mĆ”s capturó sus pelotas.



   “Te ensaƱaste con las huevas de mi hermano”. opinó Elena.

   “QuerĆ­a verlo sufrir, Elena”.

   No hubo un nuevo grito por parte de Antonio, quien quedo boquiabierto, y mĆ”s aĆŗn,  cuando Marcelo  tiro de su escroto casi queriendo arrancarle las gónadas.

   Pero la ira de Marcelo llegó a su fin cuando observó los ojos en blanco de su amado hombre.

   Antonio comenzó a desplomarse, al tiempo que su pareja liberaba sus genitales, el atlĆ©tico hombre cayó tendido en el suelo, totalmente inconsciente.

   “Casi dejas a mi hermano sin bolas Marcelo”. Protesto calmadamente Elena.

   “Me dejĆ© llevar por la ira, Lo sĆ©!; Pero hasta allĆ­ llegó el asunto de esa noche, sólo estaba desmayado”.
   “Y no hubo ningĆŗn problema con sus pelotas?, mira que te excediste”.

   “La verdad me preocupĆ©, pero cuando despertó sólo estaba adolorido; Eso sĆ­, pasó varios dĆ­as con dolor en las bolas”.

   Marcelo detuvo su narración y pensó un instante lo que iba a decir.

   “Ahora tengo un problema y necesito tu ayuda Elena”.

   “En que te ayudo?, le hablo para que te pida disculpas?, Aunque mi hermanito es bastante terco”.

   “No, Ć©l ya me pidió perdón por traicionarme con ese tipo; Hablamos al dĆ­a siguiente de cuĆ”l serĆ­a nuestro futuro, y decidió terminar con ese tal Pablo, ya nos arreglamos!”.

   “En serio?, bueno, mi hermano es el culpable de todo lo que pasó, pero no esperĆ© una disculpa tan rĆ”pida de su parte, y menos con lo que le hiciste a sus colgantes nenĆ©s”.

   “Eso ya lo superamos, al dĆ­a siguiente me di cuenta de mi error, sólo verlo caminar con las piernas separadas y adolorido todo el tiempo fue demasiado para mi orgullo, tuve que pedirle perdón por lastimarle los huevos”.

   “Eres un buen muchacho”.

   “Te juro que aĆŗn me siento mal cada vez que se los veo… y estos dĆ­as anda con las bolas al aire a cada rato”.



   “AsĆ­ que mi hermano anda de exhibicionista Jajajaja”.

   “Elena todavĆ­a no sĆ© porque que me desquite con sus nueces”.

   “Es fĆ”cil de explicar, Antonio te fue infiel… y se es infiel con los genitales, sea pene o huevos, todos son culpables; tĆŗ sólo quisiste que esas partes pagaran el precio, simple!”.

   “No lo habĆ­a pensado de ese modo”.

   “Es algo instintivo que todos y todas sentimos, y es producto de la rabia tan intensa que te causa la traición por parte del ser amado”.

   “Aunque pensĆ”ndolo bien, a tu hermano le habrĆ­a ido mejor, si me desquito con su pene”.

   “No si te quieres vengar cortĆ”ndole algo, aunque para los machos no se sabe que es peor, no tener pipi o pelotitas Jajajaja”.

   “No!, jamĆ”s llegarĆ­a a esos extremos”.

   “Nadie sabe cómo reaccionarĆ” en ese momento de traición”.

   “Elena tĆŗ lo has hecho tambiĆ©n?, digo, te han traicionado y respondiste como yo?”.

   “Pues sĆ­, una vez un novio me fue infiel y me desquitĆ© apretĆ”ndole las esfĆ©ricas partes con las que me traicionó”.

   “Vaya! te paso igual, Por favor cuĆ©ntame”.

   “Mejor te lo cuento otro dĆ­a, que no ibas a pedirme ayuda por un problema?”.

   “Vaya que me desviĆ© del tema, mi problema es que ya no confĆ­o en Antonio, todo parece bien, pero como saber que no me serĆ” infiel de nuevo, en sus ojos no veo la seguridad de su fidelidad, no es sincero”.

   “Quieres que hable con Ć©l?”.

   “Por favor habla con Antonio, ayĆŗdame a que no me vuelva a traicionar, y luego de hablarle, te pido me digas con sinceridad si crees que te harĆ” caso o no”.

   “Te aseguro que me harĆ” caso, yo me encargo de convencerle, es intolerable que te vuelva a  irrespetar”. 

   Elena decidió esperar y arreglar ese asunto de una vez, Antonio no tardarĆ­a ya mucho en regresar del trabajo.

   Un rato despuĆ©s, encontró y recogió un suspensorio tirado en el suelo.



   “Y esto?”.

   “Ah, eso es un suspensorio, se usa para sostener las bolas de hombre”.

   “Eso lo sĆ©, es de Antonio?, El usa esto?”.

   “Era necesario, cómo las pelotas le quedaron inflamadas…  si le colgaban mĆ”s le dolĆ­an, asĆ­ que tuve que comprarle eso para que mantuviera sus cosas recogidas, pero ya estĆ” recuperado de su pelotas”.

   Elena comenzó a estirar el suspensorio, mientras estallaba en risas.


   “Ah, mi pobre hermano y sus grandes huevas”.

   Tras oĆ­rla, Marcelo se intrigó con lo dicho por ella, algo que Elena ya habĆ­a dado a entender durante la conversación de hoy.

   “Ɠyeme, como es que le conoces las bolas a tu hermano?, como sabes que las tiene grandes?”.

   “FĆ”cil, es mi hermano”.

   “Pero Ć©l siempre ha sido muy pudoroso…Ah que tonto!, de seguro cuando vivĆ­an en la misma casa, le viste en el baƱo o al entrar en su habitación… obviamente no fue a propósito”.

   “Le he visto las huevas a mi hermano un par de veces, hace tiempo, Y sabrĆ”s que si fueron a propósito, cómo tambiĆ©n las ocasiones en las que se las he tocado”.

   Un extraƱado Marcelo indaga mĆ”s.

   “Pero como asĆ­?, le has tocado las bolas a Antonio?, pero que dices Elena?, si fue a propósito, tĆŗ...tĆŗ querĆ­as tocarlo?, no entiendo!”.

  Elena sonreĆ­a al escuchar el rumbo que tomaba las suposiciones de Marcelo.

   “Jajajaja, Oh, no pienses nada enfermo sobre mi Marcelo. No soy una pecadora incestuosa Jajaja, DĆ©jame te cuento”.

   Un atento Marcelo estuvo presto a escuchar. En su interior no pudo evitar sentir algo de celos hacia Elena, el que alguien tocara Ć­ntimamente a su amado era algo que le despertaba incomodidad... sin importar si era su propia hermana.

   “Que recuerde le he tocado las bolas a Antonio en dos ocasiones; Veras, fue en la adolescencia, creo que tenĆ­a unos 17 aƱos, asĆ­ que el 16;  Antonio recibió un golpe en las huevas mientras jugaba Tenis…y cómo se algo de primeros auxilios… ya entiendes”.

   Marcelo se tranquilizó enseguida, habĆ­a pensado por un instante algo pervertido entre hermanos, pero todo parecĆ­a una tonterĆ­a, ella lo tocó sólo para revisarle las bolas.

   Elena siempre perversa, observó el alivio en el rostro de Marcelo, y agregó.

   “Pero eso sĆ­, la segunda vez que se las toque, para nada fue por algo curativo, ahĆ­ sĆ­ que querĆ­a tocĆ”rselas… crĆ©eme, sĆ­ que querĆ­a”.

    “Que quieres decir?”. Volvió a incomodarse Marcelo, “CuĆ©ntame!”.

   “Mejor te lo cuento otro dĆ­a, parece que llegó Antonio”.

   Efectivamente Antonio ingresaba  a la casa. Tras los saludos y una amena pero corta charla con su hermana, Antonio se retiró a la habitación conyugal, Tanto a Marcelo cómo a Elena, les dio la impresión que tenĆ­a prisa por estar solo.

   “Y hoy que le pasa?”. Reclamó Marcelo.

   “DĆ©jalo, no debe ser nada”.

   Enseguida Elena le pide a Marcelo, salga a dar un paseo para tener total privacidad con su hermano.

   “AprovecharĆ© para ir de compras”.

   Ya ido la pareja, Elena se dirige a la habitación matrimonial. Durante su corta marcha se torna pensativa.

   - Marcelo me hizo recordar ese dĆ­a, cuando le toque las huevas a mi hermano; Es cierto!, las dos veces que lo hice fueron el mismo dĆ­a; Ja! Y quĆ© curioso, tambiĆ©n me recordó aquella vez que me desquitĆ© de Alfredo por serme infiel, Todo pasó el mismo dĆ­a!, Ese dĆ­a… pasaron tantas cosas!, Vaya!, hace tiempo no lo recordaba.

   En la calle, Marcelo ha caminado sólo unos metros, cuando inesperadamente una figura comienza a seguirle sin Ć©l notarlo.

   Es un hombre que lleva un bate en la mano.

Su identidad?… es Pablo!, el amante con el que sorprendió a Antonio en ese Motel, y el cual se muestra bastante enojado con quien le golpeó y echo de ese cuarto.

   Tras seguirlo unos metros, sonrĆ­e de gusto a ver cómo el incauto Marcelo  decide entrar a un callejón bastante solitario.

   Mientras tanto en la casa, Elena ingresa al cuarto del matrimonio de manera sigilosa.

   Minutos despuĆ©s se escuchan dos fuertes gritos en el Ć”rea.

   Uno proviene de la casa de la pareja, especĆ­ficamente de la habitación. 

   “AAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHH!!!!!!!!”, Grita Antonio.

   El otro proviene del cercano callejón.

   “AAARRGGGGGGGGGGGGG!!!!!”, Ruge Marcelo

   Ambos esposos ha expresado una terrible agonĆ­a, que ha sucedido?

ContinuarĆ”.


Gracias

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