Ballbusting entre maduros (10/15): declaracion de guerra - Las Bolas de Pablo

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6 mar 2017

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Ballbusting entre maduros (10/15): declaracion de guerra


CONTIENE:
-BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE
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   ā€”TenĆ­a tiempo sin tomar una cerveza tan frĆ­a —alegó Marcos Chacón cuando terminaba los Ćŗltimos lĆ­quidos en la botella. Su mano lentamente se colocó en su entrepierna, cubriendo la protuberancia en su pantalón de la discreta pero fija mirada de Manuel, un doctor que se habĆ­a unido al grupo.


   ā€”Estuvieron por horas en el congelador —dijo RenĆ©, lanzó una encantadora sonrisa al mĆ©dico que ocupaba el asiento a su lado—, sabĆ­a que mis amigos vendrĆ­an cansados de sus trabajos y querrĆ­an beber algo refrescante.



   Marcos Chacón leyó los gestos de RenĆ© a Manuel y arrugó el ceƱo con desaprobación. Aceptó la nueva botella frĆ­a que le daba su amigo Lisandro.

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   Roland, el mejor amigo de RenĆ© tomó la palabra despuĆ©s de mirar la gruesa espalda de Lisandro y admirar su hermoso fĆ­sico.



   ā€”Lisandro, RenĆ© me ha hablado mucho de ti. Y puedo intuir que no eres tan fuerte como pareces. Entre todos los miembros del grupo, tĆŗ eres el mĆ”s dĆ©bil. Tus huevos deben ser frĆ”giles como el cristal.



   ā€”EscĆŗchame —dijo Lisandro con una sonrisa en la cara—, el hecho de que mis huevas sean mĆ”s pequeƱas que las de este gran cojonudo —seƱaló con el dedo Ć­ndice a Marcos—, no quiere decir que mis bolas son frĆ”giles. Puedo asegurar que mis testĆ­culos son mĆ”s resistentes que los de Marcos.



   ā€”Uf, si que hablas. Eres mĆ”s dĆ©bil que yo.



   ā€”No te creo —negó Fernando.



   ā€”Pocas veces he tenido la suerte de faulear a Lisandro.

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   ā€”No, en serio, mis pelotas son tan duras que el dolor en mi cuerpo es inferior al que sufre Marcos. PodrĆ­as patearme, lo mĆ”s fuerte que quieras y apuesto a que ni siquiera quedarĆ© chillando como le pasa a Marcos.



   Roland dibujó una sonrisa de triunfo en sus labios.



   Lisandro se dio cuenta del gesto de Roland y con mucha valentĆ­a dejó su cerveza en la mesa y plantĆ”ndose ante Ć©l separó las piernas.



   ā€”ĀæEstĆ”s seguro, amigo Lisandro? —preguntó Manuel sin dejar de lado su profesión en la medicina—. Nuestras bolas son una de las partes mĆ”s sensibles de nuestro cuerpo. Si Roland te jode vas a llorar. Yo he visto a Marcos hacerlo, jajaja.



   Marcos Chacón no dio caso a las palabras y bebió su cerveza.



   Lisandro afirmó su postura de piernas abiertas y levantó los brazos por encima de la cabeza. Eso hizo que su camisa subiera dejando al descubierto sus abdominales llenos de fuertes mĆŗsculos.



   Roland se levantó del asiento y miró el objetivo ante sus ojos.



   Lisandro empujó sus caderas hacia delante con desafĆ­o.



   Marcos Chacón bebió cerveza ante la expectativa. RenĆ© tenĆ­a una fuerte erección dentro del pantalón y Manuel miraba la escena lleno de sorpresa y entusiasmo.



   Roland echó la pierna hacia atrĆ”s para impactar una fuerte patada ante los cocos expuestos de Lisandro, crujiendo las gónadas de su amigo dentro del escroto.



   El cuerpo de Lisandro saltó con el impacto, pero para sorpresa de todos el macho pareció resistir el golpe increĆ­blemente bien.



   ā€”No lo puedo creer —dijo Marcos Chacón—. ĀæCómo has logrado eso si tú…?



   Lisandro parecĆ­a estar bien, aunque su cara estaba arrugada y tosĆ­a con fuerza. HabĆ­a resistido la pulverizadora patada de Roland que hubiera derribado al hombre mĆ”s fuerte.



   ā€”Estoy bien. Es cuestión de actitud —alegó cuando pudo calmarse—, les dije que las bolas pequeƱas son mĆ”s resistentes que las horriblemente grandes. ĀæQuĆ© dices Marcos JosĆ©?



   SintiĆ©ndose aludido y con el orgullo ofendido Marcos Chacón se levantó sonriente del asiento, depositó la cerveza en la mesa y se llevó las manos a la cintura.



   ā€”HarĆ© todo lo posible para resistir. Muchachos ustedes saben que mis melones son grandes pero muy dĆ©biles, no es mi culpa.

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   RenĆ© se sintió satisfecho de tener la oportunidad de golpear a Marcos pero alguien lo detuvo cuando quiso pararse de la comodidad del asiento.



   ā€”Deja que yo lo intente —era Manuel.



   ā€”ĀæY por quĆ© tĆŗ? —se quejó Marcos uniendo las cejas.



   ā€”Porque me da la gana.



   ā€”Pero si yo no quiero puedo rehusar…



   Marcos fue interrumpido cuando la inesperada patada llegó directo a sus bolas, el atractivo seƱor lanzó un grito de sorpresa y dolor. Sus ojos se quedaron en blanco mientras se llevó ambas manos a sus inmensas pelotas, abrió la boca sin emitir algĆŗn ruido y se encorvó sintiendo el schock, culminó cayendo al piso donde quedó acurrucado y de costado sobando sus bolas.

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   ā€”Parece que no eres nada fuerte —se burló Manuel—. ĀæQuien sigue?



   ā€”DeberĆ­as seguir tĆŗ —indicó RenĆ© levantĆ”ndose.



   ā€”ĀæYo?



   ā€”Si, es tu turno —certificó RenĆ©.



   ā€”EstĆ” bien —afirmó Manuel dando un pesado suspiro—. Me resignarse si es por ti.



   Separó las piernas y aguardó por la llegada de RenĆ©, sin embargo lo traicionó con un rĆ”pido puƱetazo en sus cojones.



   RenĆ© chilló y cayó al suelo con las manos entre las piernas. Su rectangular rostro estaba retorcido de dolor mientras su cuerpo tan alto se redujo al colocarse en posición fetal.



   Manuel rió felizmente.

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   ā€”Lo confieso, yo tambiĆ©n tengo testĆ­culos grandes y un sólo golpe me pone tan inĆŗtil como aquel —seƱaló con sus labios a Marcos que continuaba retorciĆ©ndose en el suelo—. Pero soy mĆ”s macho que Ć©l.



   ā€”Te… voy a… joder… cabrón —dijo Marcos con la cara tornĆ”ndose roja—, conmigo… no te… metas. Porque… te jodo…



   ā€”ĀæQuien lo dice? ĀæTĆŗ? Jajaja. En este club no pueden haber dos testĆ­culones.



   ā€”ĀæQue?



   Manuel se inclinó sobre Marcos y ambos empezaron a luchar, Roland se quedó detenido boquiabierto mirando la pelea y se acarició la erección dentro de su pantalón. Lisandro empezó a dar porras a su amigo. Marcos se defendió, pero la patada a sus bolas habĆ­a obstaculizado cualquier intento de defensa. Manuel obtuvo amplia ventaja y deslizó su mano por el abdomen del seƱor adentrandose en su pantalón y sin demasiada dificultad, sus dedos lograron cerrarse alrededor de los huevos de Marcos.



   En el momento en que Marcos sintió el firme agarre de Manuel sobre su virilidad, entró en pĆ”nico y suplicó que lo liberara pero Manuel solo se rió y siguió con su agarre regalĆ”ndole un duro apretón a los huevos.



   ā€”Ā”””DETENTE!!! —gritó en vano Marcos. Manuel era dueƱo de sus testĆ­culos.



   Marcos jadeó y tosió mientras Manuel aplastaba sus testĆ­culos con intensidad. El efecto de dolor crecĆ­a a nivel inquebrantable



   ā€”Ā”Mis pelotas, mierda, mis pelotas!… —gemĆ­a Marcos incapaz de decir otras palabras o levantar un dedo para detener al urólogo, que parecĆ­a estar empeƱado en romperle las bolas. La presión a sus testĆ­culos se hacĆ­a mĆ”s y mĆ”s dura haciendo el momento mĆ”s difĆ­cil para respirar.



   La presión en sus huevos finalmente llegó a su lĆ­mite, la ropa interior de Marcos de repente se mojó y volvió pegajosa de su propio semen cuando involuntariamente disparó su carga. El apretón de muerte de Manuel en sus testĆ­culos habĆ­a sido tan duro que no le dio tiempo de reaccionar en lo excitado que se habĆ­a puesto su pollón.



   Marcos gimió mientras su pene bombeaba chorro tras chorro de caliente crema blanca empapando su ropa interior y la mano de Manuel.



   Manuel esperó que los espasmos en Marcos se apaciguaran para darle un Ćŗltimo apretón, asegurĆ”ndose que lo habĆ­a drenado completamente antes de sacar su mano del pantalón del semental Chacón.



   Marcos volvió a gemir con las manos enterradas en su entrepierna.



   Manuel observó a Marcos por un momento antes de inclinarse cerca de su oreja y susurrarle a tiempo que se limpiaba la mano en su camisa:



   ā€”En este grupo no pueden estar dos machos con testĆ­culos grandes. Yo te elimino.



   Marcos gruñó. Era todo lo que podĆ­a hacer pero estaba seguro de que eso no terminaba ahĆ­, se tenĆ­a que vengar y recuperar su respeto.

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