Rivales (5/6): Esposados - Las Bolas de Pablo

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2 mar 2017

Rivales (5/6): Esposados


CONTIENE:
-SEXO HETEROSEXUAL
-BALLBUSTING MUJER/HOMBRE

   El entrenador Vladimir parpadeó y se sonó la nariz, sus pupilas se fijaron en el rubio Israel que usaba una ajustada camisa y un jeans que le llenaban muy bien su paquete y el trasero. Seguidamente recorrió la mirada en Adam que estaba semidesnudo con su macizo cuerpo moreno y una ropa interior oscura.


—Bueno, mis estimados rivales, estamos listos para empezar. Hoy tendremos un juego muy divertido para ustedes donde sólo uno serĆ” el ganador. Kendra, Lorena pueden pasar.



   A la oficina penetraron dos hermosas chicas utilizando ajustados bikinis que se ceƱƭan a la silueta hermosa de su piel, ellas sujetaban en sus delicadas manos unas frĆ­as y metĆ”licas esposas. Las atractivas mujeres no dejaban de sonreĆ­r acentuando sus encantos de una manera fatal.



   —Procedan a sujetar a estos campeones —ordenó Vladimir.



   Lorena se acercó a Israel por considerarlo mĆ”s atractivo y por escuchar que era el macho con los genitales mĆ”s grandes de los nadadores del club, el apretó los puƱos dejĆ”ndose esposar mientras Kendra hacĆ­a lo mismo con Adam.



   —Estas hermosas chicas les van a regalar un infinito placer y ustedes sólo tienen que resistirlo y evitar llegar al clĆ­max, quien lo logre se ganarĆ” esta linda medalla de oro —sacó de su escritorio un gran ejemplar dispuesto a regalar a sus mejores atletas.



   Adam tragó saliva mientras Israel se sintió seguro de sĆ­ mismo al considerase un toro en el sexo con el poder de concentrarse para evitar el chorrete de su eyaculación en el almacenamiento de esperma en sus bolas.



   —¿Preparados, rivales? —preguntó Vladimir con malicia en la voz—. ¡diviĆ©rtanse!



   Lorena y Kendra se miraron y sonrieron.



   —He escuchado que tus huevas son muy grandes, Israel Chacón —comentó Lorena—. ¿Es cierto? ¿EstĆ”n vacĆ­as? Espero a pesar de todo que ganes.



   "Supieras que estĆ”n repletas" pensó Israel. De sólo pensar que sus colgantes huevos estaban llenos de mucha leche hizo que su pito empezara a endurecerse a su mĆ”ximo nivel. Su amiga sonrió al observar a la gran pitón levantar el pantalón.



   Kendra suspiró y se acercó a Adam. Miró a los dos enormes y gordos huevos que el nadador estaba mostrando tras quitarse la ropa interior.



   Lorena cayó de rodillas y procedió a abrir la cremallera de Israel Chacón, revelando el abultamiento exagerado de su ropa interior. Se adueƱo de los genitales con ambas manos.



La polla de Israel estaba dura cuando los dedos de Lorena se cerraron alrededor de sus dos gordos testículos, con las yemas de los dedos apretó la carne suave de la zona erógena.



   Kendra se apoderó de los huevos de Adam, la enorme y semi dura polla del macho colgaba ante el escroto. El macho respiró profundo.



   Un sorprendente grito de Israel resonó en la oficina. Cuando sus grandes pelotas crujieron con fuerza en las suaves manos de Lorena.



   Sin esperarselo Adam recibió un placentero regalo cuando la chica ante su polla abrió los labios e incrustó el pene dentro de su boca, los ojos de Adam se abrieron de par en par y su boca formó una suave "O".



   Kendra apretó el puƱo y lanzó un rĆ”pido gancho en la entrepierna de Adam, cambiando la expresión facial del atleta drĆ”sticamente. Los nudillos de la mujer hicieron chocar los cojones contra su cuerpo haciendo que Adam lo invadieran arcadas.



   Con las manos atadas a la espalda, Adam no tenĆ­a manera de defender sus testĆ­culos cuando Kendra lanzó otro puƱetazo tan certero como el primero.



   Vladimir estaba deleitado de escuchar gemidos y gritos agonizantes mientras Lorena apretaba las huevas de Israel y Kendra aplastaba las bolas de Adam una y otra vez.



   Lorena soltó las pelotas de Israel y se apartó de Ć©l.



   El hermoso rostro de Israel estaba doblado en una mĆ”scara fea de dolor y su cuerpo estaba mojado en sudor.



   —Abre las piernas —indicó la voz de Lorena sonrió—. Quiero sacarte esa leche de las bolas…


   Israel pidió clemencia con sus ojitos verdes.



   Kendra continuaba aplastando los testĆ­culos de Adam con sus puƱetazos.



   Con toda la fuerza que pudo reunir, Lorena pateó a Israel en la ingle. Su empeine chocó contra las bolas del guapo dentista. Los grandes testĆ­culos llenos de semen rebotaron con la furiosa patada. La polla de Israel se estremeció y Ć©l soltó un grito penetrante.



   Kendra se detuvo para apreciar la hermosa manera en la que Israel se quejaba preso del miserable dolor.



   La segunda patada a los testĆ­culos de Israel fue tan dura como la primera. Israel gritó mientras sus pies se despegaban del piso.



   Una sonrisa apareció en la cara de Kendra.



   El rostro de Adam se contorsionaba de dolor mientras observaba a Kendra levantarse y caminar detrĆ”s de Ć©l.



   —No, no, no —susurró Ć©l con voz queda. Pero el pie de Kendra golpeó sus enormes y delicados huevos con una patada muy fuerte desde atrĆ”s.



   El sonido del pie descalzo golpeando las bolas resonó en la oficina y se perdió entre los gritos de Israel y Adam.



   Los penes de ambos machos estaban orgullosamente erectos y acumulando en sus cabeza lĆ­quido preseminal.



   Lorena lanzó otra devastadora patada entre las piernas de Israel aplastando sus bolas y haciendo que el pobre hombre retorciera los ojos y convulsionara.



   —¿Quien eyacularĆ” primero? ¿TĆŗ o Israel? —reĆ­a Kendra golpeando los gordos globos carnosos de Adam lo mĆ”s fuerte que podĆ­a, provocando un grito agudo del atleta.



   Las pollas de los nadadores estaban palpitando con vida propia.



   —¿PerderĆ”s ante Israel? —Kendra torturó las gónadas de Adam una vez mĆ”s.



   Adam estaba gritando y llorando para poder defenderse. TenĆ­a los ojos cerrados y la boca abierta lanzando fuertes gritos. Su polla se agitaba violentamente y una enorme sonrisa adornaba la cara de Kendra, sabĆ­a que en poco tiempo la oficina estarĆ­a inundada del semen de Adam.



   Lorena se metió en la boca las fuertes gónadas de Israel, que apenas cambĆ­an en sus labios. Aquella rica sensación de una cĆ”lida lengua hizo que Israel suspirara de alivio.



   Pero el rico sentimiento no duró mucho tiempo y la mujer inmediatamente hundió sus dientes en la suave y tierna carne de los testĆ­culos, masticando los hinchados huevos con toda su fuerza.



   Israel se quedó inmóvil. Sus ojos se cruzaron y su mandĆ­bula se abrió, desfigurando su rostro en una lamentable y extraƱa mueca.



   Lorena continuó masticando las pelotas de Israel, haciĆ©ndolo gemir y gemir mientras sus ojos se cruzaban mĆ”s y mĆ”s.



   El pene de Israel comenzó a moverse violentamente y sus ojos estaban cruzados llorosos y rojos. Su cara mostraba una expresión atormentada.



   Los sonidos que provenĆ­an de Lorena roendo los huevos de Israel la hacia parecer una perra comiendo un hueso.



   Y asĆ­ fue como el pene de Israel estalló con un enorme chorro de semen que salpicó contra las tetas de Lorena.



   La mujer miró fijamente hacia abajo y vio como chorro tras chorro de leche cremosa mojaba sus pechos y se resbalaba a su abdomen.



   Israel gritaba mientras sus cojones liberaban chorretes y mĆ”s chorretes de su nĆ©ctar masculino.



   Lorena sonrió por el resultado de su trabajo.



   Las magulladas y rojas bolas de Israel se contraĆ­an salvajemente, disparando carga tras carga de semen caliente y salado. Kendra lo miraba con una expresión de felicidad en su rostro.



   Finalmente, el orgasmo de Israel terminó, y Ć©l escapó un grito y se dejó caer al suelo, protegiendose con sus piernas.



   Lorena se levantó y sonrió a Kendra.



   —Yo he ganado —anunció con satisfacción.



   —Felicitaciones —alegó Kendra con un ligero tono de tristeza y decepción.



   Adam estaba de pie con el cuerpo doblado, ya le habian abierto las esposas y tenia las manos en las rodillas. Su polla seguĆ­a dura como una roca y goteaba con presemen.



   La chica ganadora se acercó a Vladimir, que sin perder mĆ”s tiempo sacó del cajón del escritorio un sobre con dinero. Le dio un beso a la chica que salió con paso esbelto de la oficina. La perdedora dio un largo suspiro y tambiĆ©n abandonó la estancia. Vladimir se cruzó de brazos y quedó sonriente mirando a aquel par de hombres adoloridos por sus pelotas. Camino hasta Adam y le coloco la medalla de oro en el pecho depues de todo el habia ganado ese juego.

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