Todo sobre mi padre. Historias anexas (2/5) - Las Bolas de Pablo

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14 mar 2017

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Todo sobre mi padre. Historias anexas (2/5)

TODO SOBRE MI PADRE, Historias Anexas 2.

CONTIENE   Sexo Heterosexual y Ballbusting Accidental Mujer/hombre.

   A continuación se exponen otras 2 historias derivadas de la saga TODO SOBRE MI PADRE, en donde se responden algunas preguntas pendientes, y surgen nuevas aventuras de Francisco y su antigua amante Mariana.

   Leer antes la saga que comprende: ā€œTODO SOBRE MI PADREā€ y ā€œUNA LARGA NOCHEā€.

   HISTORIA 3.

   Ha pasado una semana desde el traumĆ”tico secuestro y asalto de Francisco, y 5 dĆ­as desde la conversación entre Alicia y su vecina Mariana, con quien (ademĆ”s de otras mujeres) Francisco le fue infiel hace 8 aƱos a su entonces esposa Helena.

   El fin de su relación de amante con Francisco, dejó a Mariana con dudas del motivo real del rompimiento, en esta historia se intentarĆ” dar respuesta a esas dudas.

   El dĆ­a de hoy Mariana  va a una clĆ­nica a visitar a una prima operada de apendicitis,  ya de salida se topa con Francisco que salĆ­a de un consultorio y caminaba hacia una puerta contigua. 

   Mariana intrigada se oculta y le observa de lejos. Al momento de verle siente un acelerón en su corazón…y es que desde que Alicia la interrogó sobre su amorĆ­o  con Francisco hace 8 aƱos, tiene en mente a ese hombre y no para de recordar especialmente la vida amorosa que compartieron; Y es precisamente esos pensamientos de los Ćŗltimos dĆ­as lo que hace que la mujer se vuelva misteriosa, e insegura de ver y saludar a Francisco…por lo menos quiere ir prevenida sabiendo porque estĆ” en la clĆ­nica.

   La mujer se asombra al ver como Francisco toca la puerta del laboratorio y una enfermera le recibe un frasco transparente, enseguida la profesional  rotula el recipiente, en el cual se observa una gran cantidad de lĆ­quido blancuzco…

   ā€¦Mariana sabe que es semen de Francisco, y es obvio deducir que quiere que le analicen el esperma, pero por quĆ©?
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   TendrĆ” alguna dificultad para concebir?, pero ella estĆ” enterada que Francisco estĆ” casado y tiene hijos con su segunda esposa…
   ā€¦En ese instante recuerda que Alicia le hablo del golpe bajo que recibió su Padre en el partido de fĆŗtbol. Sin duda es eso!, el golpe debió ser mĆ”s complicado y pudo haberle daƱado algo en sus voluminosas partes pudendas.

   Mariana se preocupa:

   - TendrĆ” algĆŗn daƱo en las pelotas?…Oh Dios mĆ­o!, por favor que no.

   En realidad Francisco se hacĆ­a pruebas de esperma para saber si no tenĆ­a secuelas de la brutal agresión testicular que sufrió, y que Mariana desconoce.

   Si bien  por la droga administrada por la captora, no recuerda el ataque, el severo dolor y la enorme hinchazón, condujeron a Francisco y al mĆ©dico que le atendió, a confirmar que habĆ­a sido una agresión fuerte y repetida a sus testĆ­culos.

   Si bien la hinchazón se habĆ­a resuelto a los dos dĆ­as siguientes y todo parecĆ­a normal, Francisco no se confiaba, y por tercera vez en una semana se realizaba un estudio de fertilidad; AĆŗn a pesar de que cada uno de los resultados eran de normalidad, y el Doctor se cansó de confirmarle que su capacidad reproductiva era ā€œmĆ”s que óptimaā€, una vez mĆ”s Francisco asistĆ­a a examinarse.

   En definitiva para Francisco sus grandes huevos era demasiado importantes y ningĆŗn examen diagnostico seria poco para tener la certeza de que no tendrĆ­a secuelas.

   Una vez el varón entregó la blanca carga, regresó hacia el consultorio y justo al entrar, Mariana preocupada por la salud del hombre decidió mostrarse.

   Era una total sorpresa para el hombre que querĆ­a obviamente tener privacidad en un tema tan Ć­ntimo. 

   Tras los saludos, sonrisas…
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…y el interrogante de que hacĆ­a cada quien en la clĆ­nica, Francisco se apresuró a mentir; Pero Mariana en realidad ansiando saber el estado de los testĆ­culos de su antiguo amante  le contradijo:

   ā€œNo tienes que mentir, se bien que le entregaste a la enfermeraā€.

   ā€œLo viste?...eh, perdónā€. Seguidamente Francisco la hizo pasar al consultorio.

   Era un lugar privado y con baƱo,que le habĆ­an facilitado para obtener su muestra de semen. Ahora les darĆ­a privacidad en la conversación (aparte del hombre recoger su reloj y anillo dejados en el baƱo mientras de forma manual recogĆ­a la muestra).

   Mariana retomo la charla: ā€œSĆ© que es penoso, pero me enterĆ© por Alicia que te golpearon los huevos en un partido de fĆŗtbol… Francisco,  fue tan grave?ā€.

   ā€œNo…no fue esoā€.

   ā€œOh Francisco no te hagas el fuerte... sĆ© bien lo delicado que tĆŗ eres ahĆ­ abajoā€.

   ā€œNo Mariana, no entiendes, me asaltaron!ā€.

   ā€œQue quĆ©?, de que me hablas?ā€.

   Francisco le narró como el mismo dĆ­a del golpe en el partido, fue secuestrado y al dĆ­a siguiente apareció sin memoria de lo ocurrido… al parecer le drogaron y golpearon para robarle la camioneta y dinero del banco…
…Pero lo importante y motivo de su venida a la clĆ­nica, eran los golpes que le dieron en los testĆ­culos durante el lapso que no recordaba.

   ā€œMe golpearon las pelotas Mariana y muy duroā€.

   ā€œSanto Dios!ā€.

   Solo cuando su hija le contó todo hace un par de dĆ­as, supo del golpe inicial en el partido y que para nada se compararĆ­a con lo que sus partes sufrieron despuĆ©s…aunque el solo se lo imaginara por no recordar nada.

   El relato espantó a Mariana, que no daba crĆ©dito a lo que oĆ­a, Francisco se despachó en detalles, queriendo informarle de su sufrir y preocupaciones.

   ā€œLos tenĆ­a muy hinchados…y se veĆ­an algo moradosā€.

   ā€œQue terrible!, que monstruo te hizo eso!ā€.

   ā€œNo recuerdo nada, pero me maltrató muy feoā€.

   Mariana era la mujer mĆ”s preocupada en el mundo  en lo que concernĆ­a a los genitales de ese hombre, para ella era un gran motivo de alarma, incluso con el trauma sin consecuencias narrado por Alicia.

   Ahora querĆ­a tocar los genitales de su Ex amante, cómo queriendo verificar que estaban a salvo.

   ā€œY ahora estas bien?ā€.

   ā€œSi…no tengo hinchazón y no me duelen…pero vine para ver si en los exĆ”menes no hay nada raroā€.

   ā€œEntiendo y debes hacerte todos los exĆ”menes que sean necesarios, tus huevos son muy preciosos Francisco,  cuĆ­dalos mucho!ā€.

   ā€œEs lo que hagoā€.

   Desde que se vieron y durante la conversación, sin importar el hablar sobre secuestro, golpes y clĆ­nica…tanto a Mariana como a Francisco, secretamente les ocurrĆ­an cosas, tanto en mente y en cuerpo…y todas generadas por la persona frente a ellos.

QUE LE OCURRƍA A MARIANA?


   Durante la conversación Mariana no puede dejar de sentir atracción fĆ­sica por Francisco, trata de disimularlo pero les es muy difĆ­cil; La reacción se hace fĆ­sica y su vagina se torna hĆŗmeda.

   Como ya se dijo, desde la conversación con Alicia, no habĆ­a podido sacarse a Francisco de la cabeza…no solo la eterna pregunta de porque la termino realmente, sino que todas esas sensaciones que tuvo con ese viril hombre la mantenĆ­an excitada Ćŗltimamente.

   A falta de un hombre en su vida actual, ha tenido que masturbarse para dejar salir ese deseo renovado por Francisco.

   En medio de la charla, notó una sutil erección en el pantalón de Francisco, lanzaba miradas disimuladas para ver el naciente bulto, sin que Ć©l se enterase.

   Se alegró mucho de generar esa reacción, aunque tambiĆ©n sintió intriga, porquĆ© Francisco reaccionaba con ella ahora?...
…En la Ć©poca de amantes era normal y agradable ver al hombre llegar y apenas cruzaba la puerta, se le veĆ­a en los pantalones el pene semi erecto. Charlaban un rato, pero desde el principio el pene mostraba a que habĆ­a venido Francisco, ā€œa esoā€ā€¦y mĆ”s nada. Tal vez a otras mujeres le parecerĆ­a mal, pero para Mariana estaba bien… despuĆ©s de todo se habĆ­a vuelto amante de Francisco porque querĆ­a hacer el amor con Ć©l.

   Pero no importaba la falta de explicaciones, su coƱo se humedecĆ­a aĆŗn mĆ”s, y como una chiquilla se esperanzó diciĆ©ndose a sĆ­ misma:

   - AĆŗn le gusto a ese hombre!.

   Mariana decidió que tendrĆ­a intimidad con Francisco… y en ese mismo sitio!.

QUE LE OCURRƍA A FRANCISCO?.

   Francisco por su lado apenas la vio, sintió un deseo sexual por ella!, enseguida percibió un rico escozor en la punta de su pene, y una gota de pre semen mezclado con algo de la reciente eyaculación, le manchó el calzoncillo.

   Este deseo era de reciente aparición, e inexplicable para Ć©l; Desde el incidente del secuestro, no sabĆ­a porque, pero tenĆ­a en mente a Mariana…

   La excitación iniciaba cuando se tocaba el pene, fuera al masturbarse (para obtener muestras para los estudios), o incluso cuando el mĆ©dico le examinaba el miembro.

   No sabĆ­a por quĆ©, pero debĆ­a incluso contenerse para no erectarse ante el mĆ©dico.

   Ahora con ella a centĆ­metros de Ć©l, la excitación era mĆ”s intensa!, su pene estaba en semi erección, y debĆ­a hacer esfuerzos para mantenerlo bajo mientras charlaba con ella.

   Tener el pene asĆ­ era normal en aquella Ć©poca de amantes, pero no habĆ­a vuelto a pasar con la terminación de la relación; De hecho ocasionalmente veĆ­a a Mariana cuando visitaba a Alicia o se la topaba en algĆŗn centro comercial y no habĆ­a problemas… Mariana ya era parte del pasado.

   Pero que le sucedĆ­a Ćŗltimamente?, no lo sabĆ­a!

   Lo que Francisco no se explicaba se entiende de esta forma:

   Durante el sexo en su secuestro, la perversa enfermera le hizo sentir demasiado rico!, no disfrutaba el sexo de esa manera desde sus relaciones con Mariana hace 8 aƱos…
…es por eso que en su estado de semi inconciencia, creĆ­a estar fornicando con la misma Mariana…
…Y si bien la droga le borró la memoria del encuentro, esas ricas sensaciones de alguna forma persistieron.

   AsĆ­ entonces, los recuerdo sexuales con Mariana revoloteaban en su cabeza desde hace una semana, volviĆ©ndolo loco y haciĆ©ndole querer probar de nuevo las ricuras de esa mujer.

   Ahora con Mariana ante Ć©l, el deseo de hacerla suya es mĆ”s intenso, y lentamente va perdiendo la batalla en sus calzoncillos por contener su miembro viril.

   La conversación continĆŗo:

   ā€œY has podido estar con mujeres?...eh…quiero decir, con tu esposaā€. Mariana no era ingenua y  daba por hecho que en estos 8 aƱos, aunque se hubiera vuelto a casar, Francisco seguirĆ­a probando toda la variedad del gĆ©nero femenino.

   ā€œAĆŗn no he vuelto a tener relaciones con ninguna, debo estar completamente seguro de que estoy bien sanoā€.

   ā€œClaro, debes asegurarte antes de probar que estĆ”s listo en todo para una mujerā€¦ā€.

   Mariana sabiendo la respuesta hace una pregunta a Francisco, simplemente por morbo! :

   ā€œPero se te para bien Francisco?ā€.

   ā€œClaro!, en mi reacción todo es normal, y yo me conozco bien, sĆ© que mi resistencia y mi potencia son como siempreā€.

   Escuchar la palabra potencia y recordar ese grueso pene llenando su coƱo, humedeció por completo las pantaletas de Mariana, y le causo un traicionero rubor en el rostro  que fue percibido por Francisco… Quien continuó:

   ā€œLo que me preocupa en realidad es si puedo embarazar o noā€.

   La mujer se percata que la erección del hombre es ahora incontrolable, y ya es ampliamente notoria… decide dar un paso mĆ”s hacia lo que anhela desde que inicio la charla.

   ā€œVeo que ā€œĆ©lā€ aĆŗn me recuerdaā€.

   ViĆ©ndose descubierto Francisco trató de desviar preguntas incomodas con algo de humor

   ā€œSiempre le gustaste Mariana. No te veĆ­a desde hace tiempo y parece que solo quiere saludarā€.

   Mariana acepto la broma, pero siguió concentrada en su objetivo final y regresó a su asunto:

   ā€œFrancisco, puedo tocarlo?ā€.  

   Autorizada, Mariana palpa con suavidad y lentitud la gruesa cabeza del pene que se pronuncia en los pantalones del varón.
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   La sonrisa de Francisco se amplió mĆ”s cuando Mariana fue mĆ”s abajo y con suavidad  le tocó los testĆ­culos. 

   ā€œBendito sean, Francisco…tan grandes como siempre….no hay hombre que los tenga como tĆŗā€.

   Mariana no podĆ­a seguir hablando, la excitación ya la habĆ­a dominado y consciente de que el varón frente a ella tambiĆ©n reaccionaba al tenerla cerca, se decidió a actuar…
….Sin dejar de tocar la protuberante zona, mujer se lanzó contra el pecho de Francisco apoyando sus tetas contra los firmes pectorales. Jadeando le dijo:

   ā€œFrancisco… dĆ©jame ser la mujer que pruebes primero!, prueba conmigo que estas recuperado por completoā€.

   Francisco atendió complaciente la casi sĆŗplica de la excitada Mariana y la besó; La mujer sintió Ć©xtasis derritiendo sus labios contra los del hombre.

   Seguidamente Francisco la tomo de lo hombros, la alejó de si, y la tiró con rudeza sobre la camilla del consultorio.

   La muda Mariana sonreĆ­a mientras el hombre ante ella le quitó la falda, la acomodaba al borde de la camilla, y le bajaba las pantaletas; Francisco con rapidez se quitó el cinturón, bajo sus pantalones, y le mostró el erecto miembro.

   La hĆŗmeda Mariana cerró los ojos del placer…esperando lo que tanto extraƱaba… ese enorme pene ingresando en ella.
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   No habĆ­a terminado de idealizar como serĆ­a cuando sintió la gruesa verga de Francisco entrar lentamente hasta la mitad.
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   De pronto el varón se puso rudo y clavó el miembro entero hasta donde le cabĆ­a a Mariana!; La mujer se cubrió la boca para no quejarse por la sorpresa, sintió la cabeza de hongo chocar contra el fondo de su empapada vagina.

   Francisco comenzó a embestirla, teniĆ©ndola firme de las caderas: Y si bien ella se resbalaba un poco en el borde de la camilla, el varón con cada empuje la regresaba a su posición inicial.

   Mariana se movĆ­a como una experimentada prostituta, el empuje de Francisco la hacĆ­a gemir y babear!, La mujer no se cohibió mĆ”s y le agarró las huevas al macho, quien disfruto sentir como tan hĆ”biles manos, despuĆ©s de 8 aƱos, volvĆ­an a acariciar sus sensible gónadas.
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   La mujer se irguió para con las manos tocar sobre el suĆ©ter el pecho del hombre…
…palpaba con gusto esos fornidos pectorales, asĆ­ como unos hombros igual de duros, extraƱaba tocar ese musculoso cuerpo masculino.

   Un potente movimiento de pene, la hizo soltarse y caer acostada nuevamente sobre la camilla, el empuje del varón la extasiaba, pero la dama no paraba de mover su pelvis y contraer su vagina, generando constantes jadeos en el viril sujeto.

   ā€œOh Mariana!, extraƱaba tu conchaā€.

   ā€œOh Francisco!, desde hace 8 aƱos no tenĆ­a dentro una verga como la tuya!...la verga de un hombre real!ā€.

   Francisco hizo una seƱa y Mariana dejo de consentir sus testĆ­culos…de inmediato se escuchó un PAF! PAF!, PAF!.

   El varón  empujaba con el ritmo preciso para golpear su gran escroto contra el perineo de Mariana, quien veĆ­a el cielo y le parecĆ­a mĆŗsica celestial el golpeteo de esos gordos huevos.

   Entonces fue el turno de cambiar de posición, Francisco se colocó en la camilla mientras Mariana se sentaba sobre Ć©l, quedando clavada en el grueso miembro.
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   Ahora era el turno de la dama en moverse, no sin dejar Francisco de embestirla con su movimiento de pelvis

   Tras una maratoniana jornada de orgasmos de Mariana, llegaba el turno de Francisco que apretó los ojos y estalló en su vagina en una oleada de ardiente y viscoso semen.

   La cantidad fue excesiva!, una eyaculada previa para la muestra del laboratorio, no hacia mella en la reserva de semen de tan portentosos huevos.

   Jadeante, sudado, y aĆŗn con la verga erecta dentro de la vagina de la mujer, Francisco se le acercó al oĆ­do y le pidió hacerlo de nuevo.

   Sonriente y exhausta, pero muy satisfecha, Mariana respondió:

   ā€œSabĆ­a que dirĆ­as eso… tu jamĆ”s quedaste contento con solo una vezā€.
… Pero de repente se escuchó una puerta cerrarse, alguien habĆ­a entrado en el consultorio vecino y las voces de los ocupantes se escuchaban claramente debido a lo delgado de las paredes; Era tiempo de dejar el sexo, y emprender la retirada lo mĆ”s pronto posible.

   RĆ”pidamente los indiscretos se vistieron y salieron uno a la vez para no despertar sospechas, era una fortuna que nadie entrara al consultorio de la reciente orgĆ­a, pues aunque Francisco colocó el seguro luego de entrar, era esperable que mĆ©dicos o enfermeras tuvieran llaves del lugar.

   Tras salir de la clĆ­nica retomaron la charla.

   Mariana decidió preguntarle lo que le carcomĆ­a el alma desde hace aƱos: 

   ā€œFrancisco…porque me dejaste?, porque me odiaste ese dĆ­a que te lastimĆ© los huevos… tu sabes que… no fue justo conmigo!ā€.

   El hombre la interrumpió, por aƱos habĆ­a ocultado a Mariana el verdadero motivo de dejarla, y tras el reencuentro y las lindas sensaciones con ella, decidió contarle todo.

   ā€œSĆ© que no fue justo Mariana, y debes saber que sucedió en verdad esa noche y la noche anterior con Helenaā€. 

   Francisco cuenta a Mariana sobre la agresión genital que su esposa le causo la noche previa, informĆ”ndole de cómo Helena se ensañó en lastimar sus testĆ­culos, estrujando con rabia sus pelotas… casi queriendo caparle.

   Mientras escuchaba, Mariana abrĆ­a los ojos de la sorpresa y hasta se tomaba la cabeza.

   ā€œPor Dios!, que mujer tan bĆ”rbara!, como pudo hacerte eso…
 ā€¦Helena estaba re-loca!; Entonces por eso te dolió tanto cuando te los cogĆ­ā€.

   ā€œAsĆ­ es Mariana, esa noche todavĆ­a me dolĆ­an muchĆ­simo, y tĆŗ me los lastimasteā€.

   ā€œY yo creĆ­a que te habĆ­a lastimado tanto por tener los huevos mĆ”s grandes que otros hombresā€.

   ā€œEs cierto que tenerlos grandes hace peor las cosas para mi si me los golpean Mariana, pero no fue por eso que me hiciste gritar tantoā€.

   ā€œY tambiĆ©n entiendo porque no querĆ­as acostarte conmigo esa nocheā€.

   ā€œAsĆ­ es, el dolor me quitó las ganas de coger contigo… siempre se me paraba apenas Ć­bamos a hacerlo, pero por el dolor no te respondĆ­a bien,  hacerlo fue muy doloroso para mi esa nocheā€.

   ā€œDebiste contarme, prĆ”cticamente te obliguĆ© a hacerme el amor; Y hasta me la metiste un rato… con todo ese dolor, pobre de ti Francisco!ā€.

   ā€œCuando el dolor no me dejó mĆ”s te la tuve que sacar… y ahĆ­ fue cuando me lastimasteā€.

   ā€œOh Perdón, si solo lo hubiera sabidoā€.

   ā€œEso no importa yaā€.

   Francisco retomó su explicación.

   ā€œTĆŗ sabes que los huevos son muy importantes para mĆ­, y no perdonarĆ© a quien me los lastime!. En ese momento estaba muy susceptible y tenĆ­a mucha rabia… incluso odio por meterse con mis bolas, pero de alguna manera no podĆ­a descargar ese odio en Helena, SentĆ­a que merecĆ­a lo que me hizoā€¦ā€.

   ā€œNo... No te lo merecĆ­as!, te pudo dejar inutilizado como hombre!… Helena se pasó!ā€. Interrumpió Mariana.

   ā€œTal vez si… me burle de ella y solo Helena puede saber lo que se siente ser traicionada por su esposo y su Amigaā€.

   ViĆ©ndose aludida Mariana bajo la cabeza y no volvió a interrumpir.

   ā€œPero cuando me lastimaste las bolas, esa rabia reprimida, que debĆ­a ser para Helena, pero nunca fue, estalló!...
…Me desquite contigo, y los dĆ­as posteriores no entraba en razón, todo intento que hiciste por disculparte, aumentaba mĆ”s mi enojo, incluso  yo mismo pensaba en que era injusto contigo, pero la rabia terminaba cegĆ”ndome y me negaba a aceptarte de nuevo… 
…Sólo el tiempo me hizo darme cuenta que estaba errado y la rabia terminó por desaparecer, por fin  aceptĆ© que te tratĆ© mal!ā€.

   Mariana estaba por preguntar lo obvio, pero Francisco se adelantó.

   ā€œQuerrĆ”s saber porque no te busque para disculparme?, no me atrevĆ­ Mariana!, decidĆ­ que querĆ­a dejar todo atrĆ”s…mi esposa y lo que era mi vida de casado, Excepto Alicia claro estĆ”, pero tenĆ­a que cortar todo lazo con Helena y todo aquello que me la recordara…
…Y con respecto a ti…vivĆ­as cerca, fuiste su amiga, y hasta visitabas nuestra casa…como podĆ­a olvidar todo sobre Helena y seguir contigo?, por eso decidĆ­ alejarme de ti!
….pero ahora hay una oportunidad de corregir la injusticia que cometĆ­ contigo…
Mariana…perdóname!…perdóname por desquitar mi rabia en ti, y por no tener el coraje de aceptar mi errorā€.

   Mariana quedo un momento en silencio profundamente pensativa, luego se acercó a Francisco y le besó en los labios.

   ā€œGracias por decirme la verdadā€.

   Tras quitarse un peso de encima al contar la verdad, Francisco decidió marcharse.

   ā€œMe despido, te llevarĆ­a a tu casa pero el seguro aun no me repone la camioneta robadaā€.

   ViĆ©ndole alejarse Mariana alcanzó a decir.

   ā€œEspera Francisco, necesito decirte algoā€.

   El hombre sospechaba a que ese iba a referir: ā€œNo quisiera escuchar lo que dirĆ”s, no es prudenteā€.

   ā€œAun asĆ­ debo hacerlo…Francisco te quiero!….siempre lo he hecho y no dejarĆ© de sentir estoā€.

   ā€œSabes que estoy casado de nuevo, y tengo familia, contigo serĆ­a como con otras mujeres… nada permanenteā€.

   ā€œSĆ© bien que eres de otra, pero tambiĆ©n sĆ© que despierto en ti algo mĆ”s intenso que tu esposa o que ninguna otra amante, y eso siempre me ha hecho feliz… por otro lado conozco las consecuencias de una relación asĆ­, y me aterra la posibilidad de causar otro divorcio…. pero no puedo evitar desearte, cuando te toco, siento que correspondes a mi deseo… Francisco lo que siento por ti no desaparecerĆ”!, te imploro una oportunidad!, dĆ”mela como hace 8 aƱosā€.

   Siempre dĆ”ndole la espalda, Francisco guardó silencio, se comenzó a alejar logrando que el corazón de Mariana se estrujara… De repente se detuvo y expresó:

   ā€œVolverĆ”s a ser mi mujer Mariana, y yo serĆ© una vez mĆ”s tu hombre, asĆ­ como hace 8 aƱos… eso te hace feliz?ā€.

   Una gran sonrisa apareció en el rostro de Mariana.

   ā€œEs suficiente para mĆ­ā€. 

   El hombre giró, se le acercó, y le dio un beso de despedida.
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   Seguidamente le susurró al oĆ­do:

   ā€œSólo una cosa… nunca vuelvas a lastimarle las bolas!, te lo ruego Marianaā€. Sonrió el varón.

   ā€œJamĆ”s les volverĆ© a hacer daƱo!ā€.

   Francisco partió definitivamente.

HISTORIA 4.

   El dĆ­a siguiente al arreglo de su relación con Francisco, Mariana amaneció muy feliz; hecho que notó su hija Stella. La madre le dio una falsa explicación mientras leĆ­a el diario.

   Mariana era una mujer de contrastes, muy católica pero a la vez totalmente perdida en creencias de astros y similares…Y esa maƱana ojeaba el horóscopo en el periódico como lo hacĆ­a cada dĆ­a.
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   La mujer se inquietó con lo dictaminada por los astros para su signo zodiacal, especialmente una frase en particular:

   Una tormenta puede afectar al ser amado en el ambiente de trabajo, Da lo mejor de ti deseĆ”ndole buena salud y fortuna.

   Por el momento no le dio mucha importancia, pero la preocupación persistió  a medida que la maƱana avanzaba… claramente los astros hablaban de un mal para Francisco la maƱana de hoy.

   Mientras salĆ­a de compras, la mujer pasó cerca de una iglesia y en ese instante la idea dada por el horóscopo ya  le es obsesiva.

   Dada su gran religiosidad, la mujer decide entrar y rezar… la parte  Da lo mejor de ti deseĆ”ndole buena salud y fortuna. La identifica como una manifestación a rezar por el bienestar de su hombre.
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   En sus oraciones pide por Francisco!, A pesar de la obvia salud y virilidad que ayer demostró con ella en el consultorio mĆ©dico, cree necesario la intervención divina por el pleno bienestar de su amante.
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   Una vez agotadas las peticiones para la buena salud y fortuna de su hombre en la maƱana, la arrodillada y pensativa mujer, no cesa en repetitivas ideas que una tras otra, surgen en su preocupada mente.

   Mariana tiene un recuerdo repentino…
… Francisco tirado en la cama,  sobando sus testĆ­culos!, la imagen fue de aquella vez hace ya 8 aƱos, en la que ella misma lastimó las pelotas de su amante.
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   Mariana desea que su hombre nunca vuelva a padecer ese sufrimiento.

   De pronto vine a su cabeza el hecho de que su reiniciada relación con Ć©l, presenta el riesgo de que la esposa de Francisco se entere y termine en divorcio el asunto…
…pero el potencial problema se dirige a un aspecto en particular:

   - Si esa mujer se entera que somos amantes, puede lastimar a Francisco!,…
…ella lo golpearĆ” en las pelotas…si!, es lo primero que harĆ­a una mujer enfadada, alguien que quiere lastimar a un hombre… y mĆ”s si conoce bien lo grandes y delicadas que su pareja tienes las bolas!…ojala nunca se entere de lo nuestro!.

   El pensar en una esposa enojada, la lleva a recordar lo contado por Francisco sobre el ataque de Helena la noche previa hace 8 aƱos.

   La mujer se imagina a Francisco siendo golpeado por esposa.

   -Oh Helena!, como se las fuiste a estrujar!

   Sólo de pensar en las grandes bolas de Francisco siendo apretadas hasta el lĆ­mite de su resistencia viril, logra producirle unas ligeras nauseas.

   - Helena eres una demente!, Oh Francisco como han sufrido tus bolas!.

   Posteriormente viene el recuerdo sobre lo contado por Francisco del asalto que sufrió hace una semana… A pesar de desconocer muchas cosas, Mariana no duda en teorizar lo padecido por su amante:

   - Que fue lo que le sucedió?, Ć©l no lo recuerda, pero que pudo pasar?...serĆ” que le sacaron un arma y el subió las manos… y con los huevos vulnerables, el bandido le dio una patada ahĆ­! … tal vez para reducirlo! Francisco es un hombre con mĆŗsculos, muchos mĆŗsculos!, tal vez el ladrón creyó que se resistirĆ­a en cualquier momento… y desprotegido abajo lo pudo incapacitar.
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   Mariana se imagina a su amado con las manos arriba pero sin ropa, asĆ­ se notan todos sus mĆŗsculos!.

   Las teorĆ­as explicativas no cesaban en la mente de la curiosa mujer.

   - …O tal vez fue una pelea!, el atracador era un hombre fornido, tal vez un negro, si, los hombres negros son fuertes!…y siendo Francisco igual, se enfrascaron en una pelea entre musculosos…
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   Mariana  imagina  a un ficticio enemigo de color y a su amado mostrando mĆŗsculos.

   Mariana por lo menos acertaba con sus conjeturas en el color del atacante, aunque fue una mujer y no un hombre de color quien habĆ­a lastimado las pelotas de Francisco.

   - …Pero claro el asaltante de color  debió ver que la pelea estaba empatada entre los dos y lo atacó cobardemente!, patear en los huevos a su rival… que cobarde!, pero claro, Francisco debió en un momento descuidar sus partes y el tipo aprovechó…
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   - …Y muy mal para Francisco!, la patada de una mujer molesta no se compara con la de un hombre, y mĆ”s si es un moreno con mĆŗsculos!, pobrecito!... por eso se los dejaron hinchados!… tal vez le dio varias patadas!, Oh, debió ser un infierno para sus huevos… pudieron dejar estĆ©ril a mi amado!... Por fortuna los exĆ”menes le salieron bien.

   En ese momento Mariana, sacudió su cabeza, y no se percató que su boca si expresarĆ­a lo que a continuación surgirĆ­a en su mente:

   ā€œPero que estoy pensando?, deja de tener esas ideas Mariana!, ni siquiera sabes si fue eso lo que le pasó!...pero no puedo dejar de pensar esas cosas…
…Dios!, protege siempre los huevos de mi hombre!, Oh seƱor!, que nunca les suceda nada a sus grandes bolas!…porque mientras ellas estĆ©n sanas, Francisco serĆ” el mejor hombre del mundo!ā€.

   Mariana levantó la mirada y pudo ver a alguien de pie a su lado…
….Era una anciana de mĆ”s de 75 aƱos que llegaba a la capilla, y tal vez habĆ­a escuchado esa Ćŗltima oración de la mujer.

   La anciana se quedó viĆ©ndola y Mariana sospechaba lo peor…y asĆ­ fue, la septuagenaria  expresó:

   ā€œMujer, como pides por los huevos de un hombre!, ten respeto por nuestro SeƱor Jesucristo!ā€.

   Mariana se cubrió el rostro, colorado a mĆ”s no poder, mientras la anciana algo molesta siguió con paso lento su camino al altar de la iglesia.
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   Disimuladamente Mariana se levantó cubriĆ©ndose el rostro y salió en silencio del lugar… Solo podĆ­a pensar en algo:

   - QuĆ© vergüenza!, me irĆ© al infierno!

   Mientras Mariana pasaba tamaƱa vergüenza, veamos que ocurrĆ­a con la maƱana de su amante.

   Francisco llegó sonriente a su oficina, desde ayer que hizo el amor y se arregló con Mariana, ve las cosas diferentes… ya no le interesan las pruebas de fertilidad, hacerlo con su amante lo convenció de que estĆ” bien en todo aspecto.

   AdemĆ”s cuando llegó anoche a casa, seguĆ­a con un deseo reprimido de hacer todavĆ­a mĆ”s el amor…
…Sólo un ā€œpolvoā€ con Mariana no era suficiente, y se desbocó con su esposa!, su mujer recibió con buen Ć”nimo el reinicio de su vida sexual tras la agresión genital sufrida por su marido.

   Apenas durmieron a los hijos, el marido llevó a su esposa a la cama, la desnudo y  la arrojó con rudeza boca abajo contra las sabanas, la mujer gozosa sabĆ­a lo que venĆ­a.

   El macho la montó en 3 ocasiones sin la menor pausa!, le hizo el amor como se lo hacĆ­a a Mariana, con una desfogue digno de un enloquecido y salvaje potro hacia una buena yegua.
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   Ya para la madrugada, la esposa yacĆ­a dormida y exhausta del amor, mientras el marido veĆ­a al techo contento al tener a su mejor amante al fin de vuelta, como gozarĆ­a con una frecuente intimidad con Mariana.

   Pero ahora en la oficina las cosas no irĆ­an bien para el ejecutivo; En el depósito de archivos observa a Cecilia, una asistente de su oficina de rasgos orientales, que apenas cumplió 2 meses laborando allĆ­, y que cumplĆ­a una tarea de su jefe.

   La joven de 23 aƱos sube a una escalerilla en busca de unos urgentes y extraviados documentos.
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   El jefe de la empleada se queda detallando el fĆ­sico de la joven… Francisco tiene la mala costumbre de analizar a las mujeres que le rodean, y especialmente en su lugar de trabajo, siempre viĆ©ndolas como potenciales amantes… si una mujer le intrigaba demasiado, buscaba una cita con ella y eso significaba sexo y hasta luego.

   El hombre puede ver que Cecilia no es muy dotada, es una joven demasiado delgada, y bastante plana tanto en su parte pectoral como en la retaguardia… pero un culo, que el propio Francisco mete en el tĆ©rmino ā€œhuesudoā€, no deja de tener su atractivo...
…AdemĆ”s en cuanto a personalidad era una muchacha callada y reservada, En definitiva Cecilia no entusiasmaba a Francisco, para Ć©l la joven solo era la asistente y con ella mantendrĆ­a una relación patrón-empleada.

   De pronto intentado alcanzar una lejana carpeta de documentos, la muchacha pierde el equilibrio y cae de espaldas, son solo 3 escalones, pero el impacto es duro en la parte posterior de su cabeza…
…Francisco, muy  lejos para agarrarla en el aire, solo puedo auxiliarla. La joven parece desmayada del impacto.

   El jefe intenta hacerla reaccionar, se coloca sobre el cuerpo de la muchacha y apenas sabe que hacer… decide revisarle el pulso… y Ć©ste parece estar bien, luego le abre los ojos, pero la joven tiene las pupilas hacia atrĆ”s… de pronto se le ocurre darle unas leves cachetadas, en un primitivo intento de que despertase:

   ā€œReacciona chica… abre los ojos...despierta vamos!ā€.

   Es aquĆ­ cuando Cecilia reacciona para tranquilidad de su jefe, pero enseguida la chica se asusta al tener a un hombre encima de ella, por instinto reacciona rechazĆ”ndole con las manos.

   Francisco al instante trata de calmarla:

   ā€œEspera Cecilia, cĆ”lmate….tranquilaaaa Uuhhggg!!ā€.

   La chica en su confusión, movió sus piernas para quitarse al sujeto de arriba y con una rodilla golpeó la entrepierna de su jefe.

   La pequeƱa y huesuda rotula, golpeó con algo de fuerza y certera punterĆ­a, los testĆ­culos de Francisco.

   El hombre de inmediato se quita de encima, casi con un brinco se pone en pie, doblado del dolor… intenta saltar levemente para mitigar el sufrimiento, pero termina quieto… casi congelado, mientras con una mano se agarra los cojones.
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   ā€œAyy…Ahhā€. Francisco intenta quejarse, simplemente no puede!, su asistente lo dejó por completo sin aire.

   Cecilia al fin reacciona y se da cuenta que sucede a su alrededor, desvĆ­a la mirada y observa a su jefe hincado, sabe que le ha golpeado si ella quererlo.

   ā€œPerdóneme jefe, no querĆ­a pegarleā€.

   Francisco trato de erguirse, tragó saliva y por fin pudo hacerlo, querĆ­a preguntar como se sentĆ­a, aunque era demasiado obvio que estaba bien… era paradójico que la lastimada ahora estuviera repuesta y el auxiliador literalmente agonizara del dolor.

   Cecilia fue hacia el y lo vio de frente, enseguida se alarmó!. PodĆ­a ver las ahora 2 manos del hombre cubriendo su entrepierna.
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   ā€œOh jefe le peguĆ© ahĆ­!, perdóneme…se encuentra usted bien?ā€.
 
   La asistente por fin sabĆ­a en quĆ© Ć”rea habĆ­a golpeado a su jefe….justo en las bolas!, trató de ayudarle a moverse, pero Francisco la trató de calmar.

   ā€œEss…est…estoy bi...en, bien!ā€. Era difĆ­cil hablar para el adolorido varón.

   Cecilia no podĆ­a creer lo que le sucedĆ­a… habĆ­a golpeado a su jefe en los testĆ­culos… y temiendo represalias, entró en pĆ”nico:

   ā€œPor favor perdóneme, no sabĆ­a que le habĆ­a pegado ahí… no me despida jefe, no fue mi intención!ā€.

   Con la chica al borde de las lĆ”grimas, el semiahogado Francisco alcanzó a tomar aire y decir:

   ā€œNo…no te preocupes!, fue…fue un accidente!, tranquilaā€.

   Ante la insistencia de la joven, Francisco se incorpora por completo y con una falsa sonrisa le hace ver que estĆ” mucho mejor…Ella aliviada, le pide esperar allĆ­ pues irĆ” por hielo, analgĆ©sicos, y todo lo que encuentre para aliviar la sensible zona de su jefe.

   Apenas sale la joven, el hombre trata de dar un paso y una potente corriente elĆ©ctrica originada en sus pelotas lo hace caer en cuclillas… nuevamente Francisco estĆ” sin aire.

   Tiene el fuerte reflejo de sobar las enormes  bolas marcadas en el ajustado pantalón, pero por orgullo, mantiene sus manos reposando en sus muslos…

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…No tiene de otra mĆ”s que comerse el dolor, pero por lo menos no se sobarĆ”!… no necesita eso para reponerse!.

   El hombre se siente incómodo de verse en tan patĆ©tico momento, siendo un hombre con gran fuerza fĆ­sica, le molesta quedar tan dĆ©bil siempre que le pegan en las bolas… su ego masculino se ve siempre  herido… en esta ocasión una jovencita con apenas algo de carne le dejó, con un simple golpe, casi a nivel de suelo y sin oxĆ­geno en sus amplios pulmones.

   Pero el varón se resigna… todos los hombres nacieron con esa debilidad, es asunto del creador.

   - Dios gracias por darme unas pelotas grandes, pero podĆ­as haberme hecho mĆ”s resistente ahĆ­ abajo?….o solo un poquito!…Oh Dios, rezarĆ­a para que nunca me vuelvan a pegar ahĆ­!

   Francisco no era muy religioso y recordaba que hacĆ­a aƱos no iba a una iglesia.

   ā€œā€¦O que alguien rece por mĆ­!…pero lo importante es no volver a sufrir estos dolores!ā€.

   De pronto ve que su mano derecha soba sin cesar sus pelotas… ha fracasado intentando hacerse el fuerte… por puro reflejo su mano ha ido a aliviarle sin pedirle permiso… es simple… siempre buscarĆ”n sobar lo que te duele.

   Pronto el masaje gonadal y el renovado oxĆ­geno lo harĆ­an reponerse, justo a tiempo para el regreso de Cecilia que traĆ­a un sinfĆ­n de cosas para mejorarle.

   Ya caminando por sus propios medios, regresó a su oficina, apenas tuvo privacidad se dejó caer en su cómodo sillón.

   - Uuuffffffff, mis bolas!, muchacha loca!, sĆ© que fue accidente, pero por tu culpa he tenido una mala maƱana…que suerte la mĆ­a!

   Francisco pidió que alguien rezara por Ć©l, y asĆ­ sucedió!…Mariana elevó plegarias por su amado, pero aun asĆ­ no pudo revertir lo predicho por el horóscopo...una tormenta que afecta al ser amado…una tormenta de dolor!.

ContinuarĆ”...

Gracias
Comentarios a  zatniktiel@hotmail.com

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