Ballbusting entre maduros (11/15): un rato vago - Las Bolas de Pablo

Lo mƔs nuevo

19 abr 2017

Ballbusting entre maduros (11/15): un rato vago

CONTIENE:
-SEXO HOMOSEXUAL
-BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE

   RenĆ© estaba aburrido una tarde mientras estaba en su casa, en la sala de estar miraba videos pornogrĆ”ficos en su tablet mientras el pene se le endurecĆ­a cuando sus ojos se posaban en la forma como el modelo lamĆ­a la verga del repartidor de pizza que habĆ­a llegado a su departamento. Aquello ponĆ­a a RenĆ© como burro con sus genitales y desearĆ­a que en aquel momento un guapo hombre llegase a la puerta de su residencia sosteniendo una pizza caliente y una gruesa verga para lamer.

   Para su fortuna o infortuna el timbre de su residencia sonĆ³. RenĆ© doblĆ³ las cejas sin dar crĆ©dito a lo que escuchaba, una sonrisa se formĆ³ en su boca por aquello que acababa de ocurrir. ApagĆ³ la tablet y anunciĆ³ que ya acudirĆ­a.

   —Hasta ahora no pedĆ­ pizza— pensĆ³ mientras se acomodaba su marcada verga en el pantalĆ³n para disimular su robusta erecciĆ³n. Con el objetivo logrado se acercĆ³ a la puerta donde al abrir se esforzĆ³ en no soltar la risotada cuando su cara se encontrĆ³ con la de Marcos ChacĆ³n.

   —Amigo, ¿cĆ³mo estĆ”s? ¿QuĆ© haces por aquĆ­? —le preguntĆ³.

   —QuerĆ­a pasar y saludarte —respondiĆ³ Marcos.

   RenĆ© le hizo pasar y al cerrar la puerta caminĆ³ tras Ć©l hasta la sala donde ocupĆ³ un asiento y se cruzĆ³ de piernas ocultando de la vista de RenĆ© su saco de bolas que de manera rica se marcaba siempre en su ropa. VestĆ­a pulcramente de etiqueta por lo que deberĆ­a estar saliendo de su lugar de trabajo.

   —¿CĆ³mo estuvo tu dĆ­a, Marcos? —quiso saber RenĆ©.

   —Fastidiado —indicĆ³ el seƱor acomodĆ”ndose en el sillĆ³n como si estuviera buscando tranquilidad en la espalda—, ya estoy viejo para seguir trabajando. El prĆ³ximo aƱo renuncio y me irĆ© de viaje por ahĆ­, ya estĆ” bueno de trabajar.

   —TodavĆ­a sigues joven y bueno —alentĆ³ RenĆ©—. Puedes continuar. ¿Y quĆ© harĆ­as? Te vas de viaje con tu esposa.

   —AsĆ­ lo harĆ© pero todavĆ­a no lo he consultado con ella que parece seguir conforme con la direcciĆ³n de la escuela de Literatura de la universidad.

   —Si ella no quiere irse contigo yo podrĆ­a acompaƱarte en ese viaje junto a tu saco de bolas.

   Marcos ChacĆ³n rompiĆ³ a reĆ­r sinceramente y RenĆ© tambiĆ©n.

   —Insisto te ves cansado hoy (Marcos le interrumpiĆ³ y comentĆ³ algo relacionado con unas construcciones), no tengo cerveza frĆ­a pero podrĆ­a subir algo para enfrĆ­ar y tomar, vino o vodka que es lo que tengo...

   —El vokda estarĆ­a bien, ve y sĆŗbelo y me traes agua.

   —Entendido —afirmĆ³ RenĆ©.

   El comentarista deportivo pasĆ³ por su lado y buscĆ³ en su bar una botella de vokda con sabor a coco, se dirigiĆ³ a la cocina y lo colocĆ³ en el congelador de la nevera, seguidamente tomĆ³ un vaso al que llenĆ³ con refrescante agua y le agregĆ³ hielo. RegresĆ³ otra vez a la sala para entregĆ”rselo a Marcos y sus ojos se abrieron como platos de la sorpresa que se llevĆ³:

   El atractivo Marcos se habĆ­a reclinado en el sofĆ”, se acomodĆ³ la chaqueta, su costosa camisa, se habĆ­a quitado los zapatos, bajo su pantalĆ³n y ahora manoseaba su grueso y bello pene sobre el sofĆ” mientras sus abundantes y sus bolas reposaban entre sus muslos como dos grandes pĆ³melos carnosos. RenĆ© no pudo mĆ”s que sentir que se le hacĆ­a agua la boca y la manera como su pene mĆ”s erecto desde la apariciĆ³n de Marcos se apretaba en su ropa dispuesto a daƱar su pantalĆ³n.


   Marco gemĆ­a al frotar la cabeza de su verga que a ratos liberaba lĆ­quido preseminal. Bombeando de arriba abajo produciĆ©ndole un enorme placer. Con su otra mano se acariciaba sus grandes bolas productoras del mĆ”s exquisito semen, sus tetillas se ponĆ­an duras debajo de la camisa.

   En ese momento no pensaba en nada, solo el mismo hecho de estar arrecostado en el mueble pajeandose siendo visto por RenĆ©.

   No pudo aguantar las ganas sexuales que lo habĆ­a invadido aquella tarde, su masturbaciĆ³n lo estaban llevando a la mĆ”xima expresiĆ³n del placer.

   SiguiĆ³ por varios minutos dĆ”ndole mano a su verga, subiendo, bajando pero tambiĆ©n frotĆ”ndose glande hasta que no pudo soportar mĆ”s...

   Varios chorros de ardiente leche salieron disparados y volaron en forma de arco para caer sobre su ondulado abdomen.

   Se sacudiĆ³ el pene para hacer que todo residuo acumulado saliera de la cabeza de su miembro mientras este se deshinchaba perdiendo la dureza. Se quedĆ³ tendido en el mueble mientras se reponĆ­a de aquel momento de Ć©xtasis total mientras sus ojos se posaban sobre la gruesa mancha de esperma en su piel. RenĆ© estaba petrificado mirĆ”ndole y su verga se dibujaba perfecta bajo su pantalĆ³n.

   Marcos ChacĆ³n estaba relajado mientras jadeaba, creyĆ³ que nada mĆ”s iba a ocurrir pero de pronto el cuerpo caliente de RenĆ© colocĆ³ su mano sobre su todavĆ­a fornido pectoral.

   RenĆ© moviĆ³ la mano y comenzĆ³ a masturbarlo. Tras tocarle el miembro con un rĆ”pido movimiento se inclinĆ³ y su rostro quedĆ³ justo frente al miembro, no lo pensĆ³ y comenzĆ³ a besarlo despacio y a devorarlo como todo un experto, despuĆ©s empezĆ³ a mamarle la verga deliciosamente y para Marcos era impresiĆ³nate, ver como otro hombre sabĆ­a como darle placer al comerle el miembro. HacĆ­a el sexo oral con una dedicaciĆ³n y mostraba una placentera experiencia.

   Chupaba y chupaba y volvĆ­a a chupar.

   Hasta que Marcos estuvo fuera de si y no pudo mĆ”s y le baĆ±Ć³ de semen el rostro y boca. RenĆ© continuĆ³ engullendo tragando la espesa crema blanca llena de nutrientes.

   Cuando se separĆ³ de Ć©l Marcos tenĆ­a cara de relajaciĆ³n sin duda alguna se encontraba drogado de placer.

   —Fue fascinante —decĆ­a—. Me gustan tus mamadas.

   —Un hombre sabe donde y como dar placer a otro hombre —respondiĆ³ RenĆ© lamiĆ©ndose los labios de los residuos de semen que le habĆ­an quedado, no podĆ­a perderse nada—. Ahora tĆŗ te irĆ”s y pasarĆ”s la noche feliz junto a tu esposa.

   Marcos ChacĆ³n riĆ³, seguido agregĆ³ una respuesta que saliĆ³ de su impulso de vago:

   —Podemos ir a tu habitaciĆ³n y terminar con esto.

   —¿QuĆ©? ¿QuĆ© dices? —preguntĆ³ incrĆ©dulo RenĆ©. Desde que lo conociĆ³ sentĆ­a una atracciĆ³n sexual por Marcos que nada se la calmaba producto de su masculinidad, su cuerpo, su miembro y lo mĆ”s importante sus huevos y dotes sexuales—. ¿Lo dices en serio?

   Marcos ChacĆ³n tenĆ­a una sonrisa pĆ­cara en el rostro, se abriĆ³ la camisa y la dejĆ³ en el mueble, su todavĆ­a cuerpo musculoso brillĆ³ a la luz de la bombilla mostrando sus duras tetillas a las que provocaba morder y reposar la cabeza. TerminĆ³ de quitarse el pantalĆ³n quedando completamente como habĆ­a llegado al mundo.

   —¿EstĆ”s poseido a caso, Marcos? —riĆ³ RenĆ©.

   —Te quiero follar y a eso voy.

   A paso apresurado antes de que el macho ChacĆ³n se arrepintiese RenĆ© lo llevĆ³ a la alcoba. AhĆ­ Marcos le quitĆ³ la camisa y vio su curpo flaco en jeans. RenĆ© separĆ³ las piernas y su vientre fue llenado por primera vez de la gran verga de Marcos ChacĆ³n.

   —¿Desde cuando tu culito estaba hambriento de mi polla? –le preguntĆ³ Marcos respirando sobre su nuca. Sin mĆ”s palabras empezĆ³ el mete y saca sin descansar mientras RenĆ© sentĆ­a como el largo pene se hinchaba y con estremecimientos le llenaba el recto. Estaba muy excitado por aquella fascinante tarde que estaba viviendo y que por meses sĆ³lo se materializaba en sus pensamientos por alguna razĆ³n Marcos estaba muy caliente esa tarde y necesitaba vaciar sus repletos huevos. ¿TendrĆ­a problemas con su esposa? ¡BAH! Eso no le importaba sĆ³lo querĆ­a vivir la experiencia de tener placer con aquel macho.

   SeguĆ­a dentro de Ć©l sin sacarla, sintiendo el suave movimiento de su verga en su trasero, su piel estaba ligeramente hĆŗmeda del esfuerzo.

   DespuĆ©s de largos minutos de movimientos sobre la cama donde Marcos empujaba encima de RenĆ© el hombre de testĆ­culos grandes llegĆ³ al clĆ­max y su cuerpo quedĆ³ inerte mientras se derramaba por dentro del comentarista deportivo mas sobrenaturales borbotones secos y calientes llenando su trasero en trallazo de leche que le salĆ­an.

   Marcos se acostĆ³  a su lado en la cama estaba respirando agitadamente y su cuerpo estaba mojado en sudor. RenĆ© no soportĆ³ la tentaciĆ³n y se acomodĆ³ en su lado reposando la cabeza en el cĆ³modo pecho de Marcos mientras que con la otra mano le acariciaba la tetilla.

   —Busca el vodka —dijo Marcos.

   RenĆ© emitiĆ³ un suspiro y saliĆ³ de la cama regresĆ³ a los pocos segundos sosteniendo la botella entre sus manos con dos copas llenas que Marcos bebiĆ³ completamente. Seguido le preguntĆ³:

   —¿QuĆ© harĆ”s con Manuel?

   —Pues, nada. PensĆ© en sostener una relaciĆ³n con Ć©l.

   Marcos sonriĆ³, le dijo:

   —Ese tonto me declarĆ³ la guerra el otro dĆ­a. Me dijo que en el grupo de los maduros no podĆ­an haber mĆ”s de dos cojonudos, Ć©l y yo. ¿Certificas que tiene testĆ­culos grandes?

   —Eh, sĆ­ —respondiĆ³ RenĆ© pues ya habĆ­a visto al mĆ©dico desnudo.

   —¿Y quien es mejor? ¿Ć‰l o yo?

   RenĆ© hubiera deseado gritarle la verdad y confesar que mejor era Ć©l, Marcos ChacĆ³n. Sin embargo una risa pĆ­cara se formĆ³ en su cara mientras silenciaba la respuesta.

   —¿No lo dirĆ”s?

   —No.

   Marcos continuaba desnudo sentado en la cama RenĆ© se encontraba de pie esperando que el testiculĆ³n hombre le devolviese el vaso pero Marcos hizo un movimiento de brazo y su codo se levantĆ³ como un gancho en los cojones de RenĆ©.

   RenĆ© jadeĆ³ y cayĆ³ de rodillas, cubriendo sus huevos con las manos.

   Marcos riĆ³ y se inclinĆ³ para mirar su amigo derribado, se acercĆ³ a Ć©l y consiguiĆ³ apartarle las manos de sus testĆ­culos para despuĆ©s envolver los dedos en sus huevos.

   RenĆ© se quedĆ³ paralizado al sentir que le agarraban sus pequeƱas gĆ³nadas. Sus ojos se abrieron de sorpresa.

   Un duro apretĆ³n enviĆ³ un escalofrĆ­o por la columna vertebral de RenĆ©, un dolor profundo se extendĆ­a desde la ingle hasta su estĆ³mago.

   —Mis bolas... 

   Marcos apretĆ³ con toda la fuerza que pudo.

   RenĆ© aullĆ³ de dolor, incapaz de hacer frente a la devastaciĆ³n a su virilidad.

   Marcos retorciĆ³ los huevos de RenĆ© tantas veces como si aplastara pelotas de goma.

   RenĆ© gruĆ±Ć³ sin las suficientes fuerzas para moverse. Su rostro se  contorsionaba ante la mezcla de dolor.

   Marcos ChacĆ³n con una mano empezĆ³ a frotar el blanco y mediano pene del deportista iniciando una profunda y excitante masturbaciĆ³n.

   RenĆ© se estremeciĆ³ y comenzĆ³ a jadear mientras su pene era manipulado. SacudiĆ³ la cabeza confundido. GimiĆ³, ante el dolor y placer que su cuerpo sentĆ­a.

   Su verga se puso mĆ”s tiesa entre los calientes dedos de Marcos que la acariciaban.

   El gemido de Rene poco a poco se hizo mĆ”s fuerte.

   —¡YA!... por favor, por favor detente.

   Su falo escupiĆ³ una caƱonazo grueso de semen que se derramĆ³ en su abdomen.

   —¡Ohhhhhhh! —gimiĆ³.

   —Parece que te has divertido despuĆ©s de todo —le  sonriĆ³ Marcos todavĆ­a aplastando sus pelotas.

   RenĆ© arqueĆ³ la espalda y sus labios se retorcieron de dolor, otro escupitazo de leche saliĆ³ disparado de su pene.

   Marcos seguĆ­a apretando mientras mĆ”s y mĆ”s lefa era expulsada.

   —Hoy creo que los dos fuimos beneficiados —indicĆ³ Marcos—, tĆŗ obtuviste mi pene dentro de ti, eso lo querĆ­as desde hace mucho tiempo y yo he podido vengarme de tantos golpes a mis grandes huevos.

   RenĆ© fue soltado de sus testĆ­culos, emitiĆ³ un gruƱido de dolor y rodĆ³ en el suelo cubriĆ©ndose de su espuma caliente. Marcos salio de la habitacion llevandose la botella de vodka.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Pages