CONTIENE:
-SEXO HOMOSEXUAL
-BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE
RenĆ© estaba aburrido una tarde mientras estaba en su casa, en la sala de estar miraba videos pornogrĆ”ficos en su tablet mientras el pene se le endurecĆa cuando sus ojos se posaban en la forma como el modelo lamĆa la verga del repartidor de pizza que habĆa llegado a su departamento. Aquello ponĆa a RenĆ© como burro con sus genitales y desearĆa que en aquel momento un guapo hombre llegase a la puerta de su residencia sosteniendo una pizza caliente y una gruesa verga para lamer.
Para su fortuna o infortuna el timbre de su residencia sonĆ³. RenĆ© doblĆ³ las cejas sin dar crĆ©dito a lo que escuchaba, una sonrisa se formĆ³ en su boca por aquello que acababa de ocurrir. ApagĆ³ la tablet y anunciĆ³ que ya acudirĆa.
—Hasta ahora no pedĆ pizza— pensĆ³ mientras se acomodaba su marcada verga en el pantalĆ³n para disimular su robusta erecciĆ³n. Con el objetivo logrado se acercĆ³ a la puerta donde al abrir se esforzĆ³ en no soltar la risotada cuando su cara se encontrĆ³ con la de Marcos ChacĆ³n.
—Amigo, ¿cĆ³mo estĆ”s? ¿QuĆ© haces por aquĆ? —le preguntĆ³.
—QuerĆa pasar y saludarte —respondiĆ³ Marcos.
RenĆ© le hizo pasar y al cerrar la puerta caminĆ³ tras Ć©l hasta la sala donde ocupĆ³ un asiento y se cruzĆ³ de piernas ocultando de la vista de RenĆ© su saco de bolas que de manera rica se marcaba siempre en su ropa. VestĆa pulcramente de etiqueta por lo que deberĆa estar saliendo de su lugar de trabajo.
—¿CĆ³mo estuvo tu dĆa, Marcos? —quiso saber RenĆ©.
—Fastidiado —indicĆ³ el seƱor acomodĆ”ndose en el sillĆ³n como si estuviera buscando tranquilidad en la espalda—, ya estoy viejo para seguir trabajando. El prĆ³ximo aƱo renuncio y me irĆ© de viaje por ahĆ, ya estĆ” bueno de trabajar.
—TodavĆa sigues joven y bueno —alentĆ³ RenĆ©—. Puedes continuar. ¿Y quĆ© harĆas? Te vas de viaje con tu esposa.
—AsĆ lo harĆ© pero todavĆa no lo he consultado con ella que parece seguir conforme con la direcciĆ³n de la escuela de Literatura de la universidad.
—Si ella no quiere irse contigo yo podrĆa acompaƱarte en ese viaje junto a tu saco de bolas.
Marcos ChacĆ³n rompiĆ³ a reĆr sinceramente y RenĆ© tambiĆ©n.
—Insisto te ves cansado hoy (Marcos le interrumpiĆ³ y comentĆ³ algo relacionado con unas construcciones), no tengo cerveza frĆa pero podrĆa subir algo para enfrĆar y tomar, vino o vodka que es lo que tengo...
—El vokda estarĆa bien, ve y sĆŗbelo y me traes agua.
—Entendido —afirmĆ³ RenĆ©.
El comentarista deportivo pasĆ³ por su lado y buscĆ³ en su bar una botella de vokda con sabor a coco, se dirigiĆ³ a la cocina y lo colocĆ³ en el congelador de la nevera, seguidamente tomĆ³ un vaso al que llenĆ³ con refrescante agua y le agregĆ³ hielo. RegresĆ³ otra vez a la sala para entregĆ”rselo a Marcos y sus ojos se abrieron como platos de la sorpresa que se llevĆ³:
El atractivo Marcos se habĆa reclinado en el sofĆ”, se acomodĆ³ la chaqueta, su costosa camisa, se habĆa quitado los zapatos, bajo su pantalĆ³n y ahora manoseaba su grueso y bello pene sobre el sofĆ” mientras sus abundantes y sus bolas reposaban entre sus muslos como dos grandes pĆ³melos carnosos. RenĆ© no pudo mĆ”s que sentir que se le hacĆa agua la boca y la manera como su pene mĆ”s erecto desde la apariciĆ³n de Marcos se apretaba en su ropa dispuesto a daƱar su pantalĆ³n.
Marco gemĆa al frotar la cabeza de su verga que a ratos liberaba lĆquido preseminal. Bombeando de arriba abajo produciĆ©ndole un enorme placer. Con su otra mano se acariciaba sus grandes bolas productoras del mĆ”s exquisito semen, sus tetillas se ponĆan duras debajo de la camisa.
En ese momento no pensaba en nada, solo el mismo hecho de estar arrecostado en el mueble pajeandose siendo visto por RenƩ.
No pudo aguantar las ganas sexuales que lo habĆa invadido aquella tarde, su masturbaciĆ³n lo estaban llevando a la mĆ”xima expresiĆ³n del placer.
SiguiĆ³ por varios minutos dĆ”ndole mano a su verga, subiendo, bajando pero tambiĆ©n frotĆ”ndose glande hasta que no pudo soportar mĆ”s...
Varios chorros de ardiente leche salieron disparados y volaron en forma de arco para caer sobre su ondulado abdomen.
Se sacudiĆ³ el pene para hacer que todo residuo acumulado saliera de la cabeza de su miembro mientras este se deshinchaba perdiendo la dureza. Se quedĆ³ tendido en el mueble mientras se reponĆa de aquel momento de Ć©xtasis total mientras sus ojos se posaban sobre la gruesa mancha de esperma en su piel. RenĆ© estaba petrificado mirĆ”ndole y su verga se dibujaba perfecta bajo su pantalĆ³n.
Marcos ChacĆ³n estaba relajado mientras jadeaba, creyĆ³ que nada mĆ”s iba a ocurrir pero de pronto el cuerpo caliente de RenĆ© colocĆ³ su mano sobre su todavĆa fornido pectoral.
RenĆ© moviĆ³ la mano y comenzĆ³ a masturbarlo. Tras tocarle el miembro con un rĆ”pido movimiento se inclinĆ³ y su rostro quedĆ³ justo frente al miembro, no lo pensĆ³ y comenzĆ³ a besarlo despacio y a devorarlo como todo un experto, despuĆ©s empezĆ³ a mamarle la verga deliciosamente y para Marcos era impresiĆ³nate, ver como otro hombre sabĆa como darle placer al comerle el miembro. HacĆa el sexo oral con una dedicaciĆ³n y mostraba una placentera experiencia.
Chupaba y chupaba y volvĆa a chupar.
Hasta que Marcos estuvo fuera de si y no pudo mĆ”s y le baĆ±Ć³ de semen el rostro y boca. RenĆ© continuĆ³ engullendo tragando la espesa crema blanca llena de nutrientes.
Cuando se separĆ³ de Ć©l Marcos tenĆa cara de relajaciĆ³n sin duda alguna se encontraba drogado de placer.
—Fue fascinante —decĆa—. Me gustan tus mamadas.
—Un hombre sabe donde y como dar placer a otro hombre —respondiĆ³ RenĆ© lamiĆ©ndose los labios de los residuos de semen que le habĆan quedado, no podĆa perderse nada—. Ahora tĆŗ te irĆ”s y pasarĆ”s la noche feliz junto a tu esposa.
Marcos ChacĆ³n riĆ³, seguido agregĆ³ una respuesta que saliĆ³ de su impulso de vago:
—Podemos ir a tu habitaciĆ³n y terminar con esto.
—¿QuĆ©? ¿QuĆ© dices? —preguntĆ³ incrĆ©dulo RenĆ©. Desde que lo conociĆ³ sentĆa una atracciĆ³n sexual por Marcos que nada se la calmaba producto de su masculinidad, su cuerpo, su miembro y lo mĆ”s importante sus huevos y dotes sexuales—. ¿Lo dices en serio?
Marcos ChacĆ³n tenĆa una sonrisa pĆcara en el rostro, se abriĆ³ la camisa y la dejĆ³ en el mueble, su todavĆa cuerpo musculoso brillĆ³ a la luz de la bombilla mostrando sus duras tetillas a las que provocaba morder y reposar la cabeza. TerminĆ³ de quitarse el pantalĆ³n quedando completamente como habĆa llegado al mundo.
—¿EstĆ”s poseido a caso, Marcos? —riĆ³ RenĆ©.
—Te quiero follar y a eso voy.
A paso apresurado antes de que el macho ChacĆ³n se arrepintiese RenĆ© lo llevĆ³ a la alcoba. AhĆ Marcos le quitĆ³ la camisa y vio su curpo flaco en jeans. RenĆ© separĆ³ las piernas y su vientre fue llenado por primera vez de la gran verga de Marcos ChacĆ³n.
—¿Desde cuando tu culito estaba hambriento de mi polla? –le preguntĆ³ Marcos respirando sobre su nuca. Sin mĆ”s palabras empezĆ³ el mete y saca sin descansar mientras RenĆ© sentĆa como el largo pene se hinchaba y con estremecimientos le llenaba el recto. Estaba muy excitado por aquella fascinante tarde que estaba viviendo y que por meses sĆ³lo se materializaba en sus pensamientos por alguna razĆ³n Marcos estaba muy caliente esa tarde y necesitaba vaciar sus repletos huevos. ¿TendrĆa problemas con su esposa? ¡BAH! Eso no le importaba sĆ³lo querĆa vivir la experiencia de tener placer con aquel macho.
SeguĆa dentro de Ć©l sin sacarla, sintiendo el suave movimiento de su verga en su trasero, su piel estaba ligeramente hĆŗmeda del esfuerzo.
DespuĆ©s de largos minutos de movimientos sobre la cama donde Marcos empujaba encima de RenĆ© el hombre de testĆculos grandes llegĆ³ al clĆmax y su cuerpo quedĆ³ inerte mientras se derramaba por dentro del comentarista deportivo mas sobrenaturales borbotones secos y calientes llenando su trasero en trallazo de leche que le salĆan.
Marcos se acostĆ³ a su lado en la cama estaba respirando agitadamente y su cuerpo estaba mojado en sudor. RenĆ© no soportĆ³ la tentaciĆ³n y se acomodĆ³ en su lado reposando la cabeza en el cĆ³modo pecho de Marcos mientras que con la otra mano le acariciaba la tetilla.
—Busca el vodka —dijo Marcos.
RenĆ© emitiĆ³ un suspiro y saliĆ³ de la cama regresĆ³ a los pocos segundos sosteniendo la botella entre sus manos con dos copas llenas que Marcos bebiĆ³ completamente. Seguido le preguntĆ³:
—¿QuĆ© harĆ”s con Manuel?
—Pues, nada. PensĆ© en sostener una relaciĆ³n con Ć©l.
Marcos sonriĆ³, le dijo:
—Ese tonto me declarĆ³ la guerra el otro dĆa. Me dijo que en el grupo de los maduros no podĆan haber mĆ”s de dos cojonudos, Ć©l y yo. ¿Certificas que tiene testĆculos grandes?
—Eh, sĆ —respondiĆ³ RenĆ© pues ya habĆa visto al mĆ©dico desnudo.
—¿Y quien es mejor? ¿Ćl o yo?
RenĆ© hubiera deseado gritarle la verdad y confesar que mejor era Ć©l, Marcos ChacĆ³n. Sin embargo una risa pĆcara se formĆ³ en su cara mientras silenciaba la respuesta.
—¿No lo dirĆ”s?
—No.
Marcos continuaba desnudo sentado en la cama RenĆ© se encontraba de pie esperando que el testiculĆ³n hombre le devolviese el vaso pero Marcos hizo un movimiento de brazo y su codo se levantĆ³ como un gancho en los cojones de RenĆ©.
RenĆ© jadeĆ³ y cayĆ³ de rodillas, cubriendo sus huevos con las manos.
Marcos riĆ³ y se inclinĆ³ para mirar su amigo derribado, se acercĆ³ a Ć©l y consiguiĆ³ apartarle las manos de sus testĆculos para despuĆ©s envolver los dedos en sus huevos.
RenĆ© se quedĆ³ paralizado al sentir que le agarraban sus pequeƱas gĆ³nadas. Sus ojos se abrieron de sorpresa.
Un duro apretĆ³n enviĆ³ un escalofrĆo por la columna vertebral de RenĆ©, un dolor profundo se extendĆa desde la ingle hasta su estĆ³mago.
—Mis bolas...
Marcos apretĆ³ con toda la fuerza que pudo.
RenĆ© aullĆ³ de dolor, incapaz de hacer frente a la devastaciĆ³n a su virilidad.
Marcos retorciĆ³ los huevos de RenĆ© tantas veces como si aplastara pelotas de goma.
RenĆ© gruĆ±Ć³ sin las suficientes fuerzas para moverse. Su rostro se contorsionaba ante la mezcla de dolor.
Marcos ChacĆ³n con una mano empezĆ³ a frotar el blanco y mediano pene del deportista iniciando una profunda y excitante masturbaciĆ³n.
RenĆ© se estremeciĆ³ y comenzĆ³ a jadear mientras su pene era manipulado. SacudiĆ³ la cabeza confundido. GimiĆ³, ante el dolor y placer que su cuerpo sentĆa.
Su verga se puso mƔs tiesa entre los calientes dedos de Marcos que la acariciaban.
El gemido de Rene poco a poco se hizo mƔs fuerte.
—¡YA!... por favor, por favor detente.
Su falo escupiĆ³ una caƱonazo grueso de semen que se derramĆ³ en su abdomen.
—¡Ohhhhhhh! —gimiĆ³.
—Parece que te has divertido despuĆ©s de todo —le sonriĆ³ Marcos todavĆa aplastando sus pelotas.
RenĆ© arqueĆ³ la espalda y sus labios se retorcieron de dolor, otro escupitazo de leche saliĆ³ disparado de su pene.
Marcos seguĆa apretando mientras mĆ”s y mĆ”s lefa era expulsada.
—Hoy creo que los dos fuimos beneficiados —indicĆ³ Marcos—, tĆŗ obtuviste mi pene dentro de ti, eso lo querĆas desde hace mucho tiempo y yo he podido vengarme de tantos golpes a mis grandes huevos.
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