-BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE
NicolĆ”s guardĆ³ los documentos en la carpeta con sumo cuidado y despuĆ©s dirigiĆ³ una sonrisa sincera a Pablo.
—¿Entonces no me vas a contar? —le preguntĆ³.
—¿De quĆ©? —dijo Pablo.
—Pibe, ya tenĆ©s tres semanas viviendo en el apartamento del cara de choro, ¿cĆ³mo te va? ¿Ya te enseĆ±Ć³ a robar? A robar su amor, jajaja.
—No seas cretino... en lineas generales me ha ido muy bien con Ć©l, a su lado todo es tranquilo.
—Me alegro por vos. ¿Y tu familia no te armĆ³ un quilombo?
—¿Un problema? Al principio cuando les dije que me irĆa con Ć©l se impactaron pero ya lo entendieron.
—Quien se iba a imaginar que mi amigo Pablito se iba a ir a vivir en uniĆ³n libre con otro pibe. Te deseo lo mejor, vos sos groso, buena onda.
—Gracias, amigo.
—¿Y ya has pensado que hacer con su regalito?
—¿A quĆ© te refieres? —arrugĆ³ las cejas Pablo imaginando en su mente el Ć”rea genital de David.
—¡Vos sos boludo! Su hijo, pavo, su hijo. ¿QuĆ© harĆ”s cuando el retoƱo estĆ© con ustedes?
—No sĆ© —negĆ³ Pablo—. Lo he pensado antes pero David me dice que no me preocupe pero yo sĆ© que llegarĆ” el dĆa en que crezca y nos vea...
NicolĆ”s soltĆ³ una sonora carcajada.
—Pero que tierno, mi amigo boludo se proyecta en el futuro con su villero imaginando cuando el villerito crezca y los vea juntos... a su papĆ” y a su boludo padrastro.
—Ya callate imbĆ©cil —pidiĆ³ Pablo sintiendo que las mejillas se le volvĆan coloradas—, cambiemos de tema. ¿A ti cĆ³mo te ha ido? ¿Y CristĆ³bal?
—Nada, loco. VivirĆ© en solterĆa, me di cuenta que CristĆ³bal es un imbĆ©cil graduado con laude asĆ que prefiero estar solo y sin molestar a nadie. Sin compromisos, si algĆŗn dĆa se aparece alguien lo aprovecharĆ© y serĆ© un tipo serio.
—Me sorprende oĆr eso de ti. Y te deseo todo bien, tĆŗ tambiĆ©n eres un buen amigo y buena persona.
NicĆ³las riĆ³ y se levantĆ³ del asiento:
—Me voy, hay mucho trabajo que sacar adelante —se acercĆ³ a Pablo y le colocĆ³ una mano en el hombro—. Vos, cuidate, y trata muy bien al cara de villero de tu novio que es rebueno y te quiere, porque si te portĆ”s mal con la cara de crimen que tiene te cortarĆ” los huevos de gallina que tenĆ©s.
—Ciertamente —riĆ³ Pablo.
Pablo posĆ³ la mirada en su celular, no tenĆa ningĆŗn mensaje de David, sabĆa que en aquellas horas de la tarde su adorado novio estaba en el gimnasio del que era dueƱo.
Pablo se reclinĆ³ en el asiento, desde que vivĆa con David las cosas parecĆan fĆ”ciles y divertidas, nunca se imaginĆ³ que la vida en pareja para Ć©l serĆa tan confortable. QuerĆa sĆ³lo pensar en el presente dejando a un lado el pasado de David y su adjunto futuro, lo mejor era no apresurarse. SonriĆ³ al recordar la sesiĆ³n de ballbusting que le habĆa aplicado a su pareja la maƱana de ese dĆa antes de salir al trabajo.
—Espera un momento, no te muevas —pidiĆ³ Pablo memorizando para siempre la pose deliciosa de David—. Me gustas todo tĆŗ, chiquillo, te ves rico y hasta haciendo el desayuno me enamoras mĆ”s.
—Yo sĆ© que me amas profundamente y con locura —murmurĆ³ David agarrĆ³ la ropa de su cintura y se la quitĆ³. TenĆa el cuerpo perfectamente construido en kilogramos de mĆŗsculos. Sus piernas eran robustas y sus abdominales apretados, sus pectorales definidos, con enormes bĆceps, todo parecĆa perfecto, no habĆa que juzgar su pene de tamaƱo regular o sus bolas grandes pues a pesar de todo era un potro en la cama.
—¿QuiĆ©n te crees que eres para hacer eso? Aumentaras mi erecciĆ³n —le dijo Pablo acercĆ”ndose a el con una expresiĆ³n sensual en el rostro—. Vas a hacer que rompa mi ropa interior y me tendrĆ”s que comprar una nueva...
—Yo —le interrumpiĆ³ David apagando la cocina—, estoy orgulloso de ser el causante de tus erecciones.
Pablo riĆ³.
Con una sonrisa burlona en el rostro, Pablo echĆ³ la rodilla hacia arriba y clavĆ³ un sĆ³lido golpe entre los muslos de David con una precisiĆ³n mortal.
David gimiĆ³, balanceĆ”ndose hacia adelante y atrĆ”s, agarrando sus doloridos huevos. MirĆ³ a Pablo, haciendo muecas de dolor.
La enorme verga de su pareja habĆa crecido considerablemente en su ropa interior.
Con rapidez Pablo hizo que su pie zarpara entre los muslos de David, crujiendo sus huevos en su pelvis y haciƩndole gritar botando todo el oxigeno de sus pulmones.
Pablo sonriĆ³ satisfecho mientras observaba a David caer de rodillas, agarrando sus gĆ³nadas.
—¿EstĆ”s bien? ¿Quieres que sigamos? —interrogĆ³ Pablo.
David levantĆ³ la mirada hacia su pareja, su cara hermosa e inocente estaba arrugada de dolor.
—Te ayudarĆ© a levantar.
Con tranquilidad Pablo ayudĆ³ a David en ponerse de pie, seguidamente se arrodillĆ³ ante Ć©l y bajĆ³ su bĆ³xer con sumo cuidado. Los grandes y negros testĆculos de David vieron la luz mientras su polla mostraba una fuerte erecciĆ³n, apuntando al techo.
David cerrĆ³ los ojos al ver como Pablo abrĆa los labio pero sĆ³lo fue engaƱado, ChacĆ³n envolviĆ³ sus manos alrededor del escroto grande, apretando sus huevos. Sus dedos se cerraron haciendo que el fuerte moreno jadeara.
—Apuesto a que te gusta —Pablo sonriĆ³, manteniendo su agarre.
David abriĆ³ la boca y soltĆ³ un gemido ronco.
—¿A esta hora ya estarĆ”n llenos de leche despuĆ©s de lo de anoche? —continuĆ³ Pablo.
El grueso pene palpitaban y temblaban mientras Pablo aplastaba los dos pares de testĆculos. Sus dedos se clavaban en la suave carne ovoidal, soltĆ”ndole chillidos de la boca de su pareja.
David abriĆ³ mucho los ojos y mirĆ³ su entrepierna mientras experimentaba un rico orgĆ”smo.
—¡Oh... Oh!
Su polla estallĆ³ con un enorme chorro de semen que saltĆ³ en el aire y aterrizĆ³ sobre Pablo.
Pablo continuĆ³ apretando mirando como chorro tras chorro de semen salado abandonaba el pene de su musculoso novio.
Cuando lo soltaron de los huevos David se sentĆ³ en el suelo con un gemido penetrante, sus ojos estaban cruzados y su boca escapaba gemidos suaves y guturales. Agarraba sus huevos.
Pablo riĆ³.
-Esto me excita mƔs que tener sexo -dijo.
Se sentĆ³ tras David arregostĆ”ndole en la espalda su dura erecciĆ³n, lo abrazĆ³ con ternura cerrando los ojos.
En la actualidad Pablo dejaba de pensar en aquella vivencia de la maƱana y se concentrĆ³ en su trabajo, su entrepierna abultaba en su pantalĆ³n la gorda erecciĆ³n que tenĆa.
Su celular recibiĆ³ un mensaje de David:
En un rato puedo pasar buscĆ”ndote para que vayamos a almorzar. ¿QuĆ© dices?
Pablo sonriĆ³ y le respondiĆ³.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario