CONTIENE:
-BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE
Los sexo servidores habĆan terminado su jornada de trabajo por esa noche en el bar Nautilus y mientras se estaban vistiendo en su camerino para abandonar el local conversaban sobre sus experiencias en la jornada.
Gustavo |
—¿Quien es? —quiso saber RubĆ©n.
—Ya les dije que no comentarĆ© nada, da buena propina el mala cama ese. Mejor dinos, ¿cómo fue tu noche, Ruben?
Ruben |
—No sĆ© si bien o mal —respondió—, esta noche me alquiló un hombre.
—¿Otro mal polvo? —preguntó Gustavo.
—No hubo sexo pero sólo Ć©l quiso la sesión ballbusting para Ć©l, le azotĆ© los huevos par de veces. InsistĆ para que me golpeara pero se negó me dijo que se hacĆa lo que Ć©l pedĆa que sólo se excitaba si un hombre grande y fuerte como yo lo golpeaba.
—¿Entonces querĆas que te pegara en los cojones? —preguntó Jorge.
—SĆ, a mi me excita.
—Si lo deseas te puedo pegar, serĆ” gratis —sonrió Jorge que tenĆa el musculoso pecho al aire y un blue jeans que se dejaba marcar por la creciente erección que estaba sintiendo de maltratar las pelotas de su compaƱero.
El atractivo hombre se rió y separó las piernas dejando expuestos sus genitales. Su polla se movió dentro de su calzón justo cuando Jorge se detuvo ante él con una sonrisa de triunfo. El resto de machos en la habitación presencio con ansias y envidia lo que estaba a punto de suceder, ya fuera como golpeador o golpeado.
Jorge agarró a Rubén de los gruesos hombros y subió contra su ingle la rodilla derecha machacando perfectamente sus huevos en la pelvis a través de su calzón blanco. Los demÔs putos se inclinaron hacia adelante. Rubén se estremeció cuando sus gruesos huevos fueron aplastados entre la rótula y pelvis.
Un calor ardiente surgió de ambos cojones emanando al resto del cuerpo un desagradable dolor. La sensación de sufrir explotó sin consulta y se extendió a su estómado y la cadera, RubĆ©n se sintió mareado y desorientado y cayó al suelo sujetando sus testĆculos con ambas manos y haciendo muecas dolorosas mientras Jorge como el resto de compaƱeros reĆan con erecciones en sus entrepiernas.
Carlos |
—¿Cómo estĆ”s, Carlos? —saludó Jorge—. Yo te veo muy bien, extremadamente bien. ¿Vienes por tu sesión rompe huevos?
Carlos carraspeó la garganta y negó. TenĆa el fornido pecho al aire y usaba una apretada lycra blanca que se apegaba a sus fuertes piernas y dejaba a la luz la protuberancia en su entrepierna oculta.
—Yo estoy muy bien, efectivamente. Y no, sólo venĆa a traer la bebida que Felipe me pidió al cerrar el local.
—¿EstĆ”s seguro que no quieres una palmada en las bolas? —insistió Jorge—. SerĆ” leve, no dolerĆ” mucho, ahĆ se ve que tus cojones piden a gritos un golpe. Debes tener los huevos full de leche.
El resto de compañeros rieron y Carlos se cubrió la entrepierna con la mano.
—Ya tuve el suficiente maltrato a mis bolas en la temporada anterior del bar cuando era bailarĆn. DĆ©jame en la administración y calentando clientes.
—¿Es cierto que te dieron duro por detrĆ”s? —preguntó Jorge—. Tienes unas nalgotas grandes y ricas, aquel tuvo que disfrutarte mucho.
—Eso forma parte del pasado y fue un compaƱero loco que tenĆa en el show, por suerte veo que ustedes tienen buena camaraderĆa y no hay envidia.
—¿EstĆ”s seguro? —preguntó Luis. Dejaba un frasco de agua en una mesa. Su cuerpo brillaba bajo el foco de luz, usaba un ajustado short blanco que hacĆa un delicioso relieve en su zona genital que provocaba dudas si continuaba con una erección o sólo si su polla estaba flĆ”cida—. Por quĆ© yo creo que aquĆ hay favoritismo para algunos putos.
—¿Por quĆ© lo dices? —preguntó Gustavo.
—ExplĆcate —sugirió Carlos doblando las cejas.
—Con el tiempo estoy seguro que lo sabremos.
Carlos dobló la boca seguro que se trataba de las patraƱas del primer bailarĆn envidioso que no representa mayor peligro hasta el momento. Se despidió de los trabajadores y antes de cruzar la puerta Jorge lo detuvo.
—¿Seguro que no quieres un golpen en tus maxi huevos?
—Estoy convencido que no.
—Largate con tu novia entonces —se despidió Jorge.
Carlos rió y salió del camerino. RubĆ©n se levantó del piso y buscó una silla, fue ayudado por uno de sus compaƱeros, el golpeado moreno sonreĆa y tenĆa una fuerte erección entre las piernas dejando su ropa interior como una carpa de circo.
Del baƱo salió Alan, un heterosexual que durante su vida habĆa laborado como streeper, todas sus experiencias en el Solid Show eran con mujeres de quien preferĆa ser golpeado en los testĆculos. TenĆa una lycra roja que mostraba cada potente musculo de sus piernas y arremolinaba un apretado pero vigoroso paquete. El muchacho sostenĆa su celular y estaba concentrado en responder el whatsapp. Lastimosamente a ninguno de sus compaƱeros se le ocurrió acercarse para apretarle las vacĆas bolas. Sin embargo alguien le preguntó.
—¿QuĆ© haces, Alan? Hoy vi que una negra te contrató. ¿Cómo estuvo eso?
—Genial —respondió Alan sin quitar los ojos de la pantalla tuvo una sesión leve de ballbusting pero con mucho sexo salvaje que literalmente le dejó los testĆculos secos—. Estoy conversando con ella, me estĆ” invitando a su departamento y me pagarĆ” mĆ”s. No desaprovecharĆ© la oportunidad.
Muchos de sus amigos rieron.
—Joder, macho, te envidio —indicó Jorge—. Ya quisiera yo que un cliente me llevase con Ć©l.
—Y la morena tenĆa buen cuerpo —dijo Luis, su mirada ahora se desvió a Felipe que tenĆa su magnĆfico cuerpo blanco semidesnudo. Su cuerpo eran blanco y Ćŗnicamente calzaba una exquisita ropa interior color roja que contenĆa sus grandes cojones y su inmensa y cabezona polla ahora dormida—. ¿Y tĆŗ? ¿Cómo haces para trabajar aquĆ? No te he visto en acción por varias noches. ¿A quĆ© se debe? ¿Eres el favorito de alguien que no sabemos o quĆ©? Habla ahora o calla para siempre.
Felipe terminó de tragar su whiskey y rascandose el hombro dijo:
—No sĆ© a quĆ© te refieres.
—Me he dado cuenta —confirmó Jorge—, nosotros trabajamos arduamente cada noche y tĆŗ si acaso una o dos veces a la semana. ¿Cómo es eso, hombre? Y no es por falta de clientela porque muchos y muchas te piden y ya he escuchado que le dices que ya estĆ”s alquilado pero nunca te vas con nadie. ¿Explicanos?
—Es una cliente secreta —respondió rapidamente Felipe—, ella no desea que nadie sepa quien es y sólo debo respetar su decisión no hay mĆ”s que pueda hacer.
—¡La media noticia! —comentó Gustavo con una sonrisa en los labios—. Hombre que suertudo sólo te tiene para ella. Ya sabremos de quien se trata.
Luis le dirigió una mirada maliciosa a Felipe que se no se dio por aludido o prefirio ignorarlo.
Poco a poco los hombres se fueron vistiendo y retirando del salón. El primero en fue Alan con su caliente nueva cita, le siguieron RubĆ©n y Gustavo que vivĆan en un distrito relativamente cerca, Jorge tomó un taxi.
Cuando Felipe comenzó a vestirse fue abordado por el malicioso Luis que sin mediar palabras condujo su mano a su entrepierna, agarrando con sus manos los grandes testĆculos del muchacho, asĆ se dio cuanta del inmenso tamaƱo que tenĆa entre sus piernas similar a dos grandes naranjas.
-JAJAJAJA -rió Luis manteniendo un firme agarre sobre sus cojones-. Asà que tienes una cliente que te contrata sólo a ti.
-AAAAAARRRRRRGGGGG, SUEL... SUELTA......... MIS PELO......... MIS PELOTAS...
-Ja,ja, ja, a mi no me engaƱas. Yo sƩ de quien eres putito y no le quieres contar a tus compaƱeros.
-¿Ah quĆ©...? ¡AAAAAYYYYY!
Luis apretó mas el par de huevos.
-Yo sĆ© que eres la perra de Kevin Navarro y sĆ© la clase de cosas que te pone a hacer. Eres su puta favorita, se la chupas y te la chupa. Hasta te penetró, ya no eres tan hetero como nos haces creer. ¿Tu noviecita sabe las veces que ese te cojio y te pateó estĆ”s naranjas? JAJAJAJA.
Retorció los testĆculos de Felipe que lanzó un grito despavorido, cuando lo soltó el muchacho cayó de rodillas lloriqueando. Luis se limipió las manos y salió del camerino, ligeramente se sobresaltó cuando salió al bar y se consiguió a Kevin Navarro tomando un vaso de cerveza.
-¿TodavĆa aquĆ, Kevin?
-SĆ, es que el amigo Felipe me pidió que lo llevara en mi carro a su casa.
-Ah que bien -dijo Luis, reprimió otra risa y salió del bar.
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