Historias de la mitologia (4/?): La maldicion de Minos, la venganza de Pasifae - Las Bolas de Pablo

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24 abr 2017

Historias de la mitologia (4/?): La maldicion de Minos, la venganza de Pasifae

Contiene Ballbusting  Mujer/hombre
ORIGINAL DE: ZATN

   Minos fue un semilegendario rey de la isla de Creta, que aparece en una multitud de historias mitolĆ³gicas, como por ejemplo fue el padrastro del Minotauro (Historia 3. Teseo enfrenta al Minotauro). Pero una de los sucesos mĆ”s relevantes en su vida, narra la terrible maldiciĆ³n que padeciĆ³, la cual trajo una horrible muerte a personas cercanas al rey. AquĆ­ se explica cĆ³mo naciĆ³ este inmisericorde embrujo.

   Minos era hijo de Zeus y de la princesa fenicia Europa, a la que el Poderoso Dios raptĆ³ y trajo a la isla de Creta. Minos heredĆ³ la isla de Creta del Rey AsteriĆ³n, quien se habĆ­a casado con Europa luego de esta yacer con Zeus y darle 3 hijos; Tras la muerte del Rey, Minos expulsĆ³ de la isla a sus hermanos Radamantis y SarpedĆ³n, haciĆ©ndose con la corona.

   El nuevo rey contrajo matrimonio con PasĆ­fae, con quien tuvo muchos hijos, entre ellos, Androgeo, DeucaliĆ³n, Ariadna y Fedra. PasĆ­fae era hija de dos divinidades, Helios, que representaba el sol, y su madre fue la ninfa Perseis. Fue criada como una princesa en la regiĆ³n asiĆ”tica de la CĆ³lquida y dada en matrimonio a Minos.

   La vida de casados entre Minos y PasĆ­fae fue fructĆ­fera en cuanto a hijos; las noches de placer entre rey y reina eran ruidosos y todo el palacio estaba enterado de lo muy entretenido que sus gobernantes la pasaban.

   Pero con el tiempo Minos fue perdiendo interĆ©s en PasĆ­fae y volviĆ³ a su vida prematrimonial… una vida de mĆŗltiples aventuras. La bĆŗsqueda de mujeres por parte de Minos era insaciable, se decĆ­a que era digno hijo de Zeus, Dios tambiĆ©n dado a las aventuras amorosas.

   Los rumores de los amorĆ­os llegaban constantemente a la Reina que al principio no les daba crĆ©dito, pero con el tiempo PasĆ­fae dudo de la fidelidad de Minos, llegando a hacerle reclamos, a los que el rey le negaba insistentemente.

   La reina se dio cuenta que se volvĆ­a el hazme reĆ­r de la corte y un dĆ­a decidiĆ³ sorprender al rey en el crimen; SĆ³lo viĆ©ndole con otra mujer en un lecho podrĆ­a convencerla por completo, y Minos no podrĆ­a negarle mĆ”s, lo que ya todo el reino daba por hecho. 

   A pesar de los reclamos de la reina, Minos no se cohibiĆ³ y continuĆ³ acechando mujeres, algunas lograban escapar de la persecuciĆ³n del rey dejando la isla, mientras otras cedĆ­an ante los regalos y joyas con que Minos ganaba sus Ć­ntimos favores.

   Y llegĆ³ la noche, PasĆ­fae habĆ­a seguido con cautela al rey y asomada por la ventana de un pequeƱo cuarto pudo ver a Minos penetrando a una joven mujer por detrĆ”s. Ɖl rey daba poderosos embates con sus caderas, haciendo chocar su gran verga contra la vulva de la mujer. 

   ¡Faltaba poco para la corrida!… y esta llegĆ³ mientras la reina observaba; Minos soltĆ³ a la mujer y descansĆ³ quedando de rodillas… con su entrepierna expuesta.

   Enfurecida ante tal traiciĆ³n, PasĆ­fae entrĆ³ al cuarto y con rapidez le llegĆ³ por la espalda, agarrando con su mano izquierda los colgantes testĆ­culos de Minos, quien se sorprendiĆ³ al verse cogido de tan sensible Ć”rea; PasĆ­fae tenĆ­a toda la mala intenciĆ³n de golpear los testĆ­culos de su esposo, para darle una lecciĆ³n!, AsĆ­ mientras le agarraba con firmeza las bolas, con la mano derecha empuƱada, se prestaba a propinarles un soberano puƱetazo. 


   Por fortuna para Minos, pudo reaccionar con rapidez, y enseguida se vio agarrado de las bolas, llevĆ³ ambas manos atrĆ”s al rescate!; con una mano agarrĆ³ la muƱeca de la mano que le apresaba , y con la otra  interceptĆ³ el puƱo que PasĆ­fae le lanzaba.

   La reina fallĆ³ el golpe y dolida del firme agarre a su muƱeca izquierda, liberĆ³ las huevas de Minos sin siquiera lastimarle. El rey habĆ­a protegido sus gĆ³nadas, y se mostraba mĆ”s que sorprendido al ver a su esposa… Se hallaba enfadado por las terribles intenciones de la mujer, le reclamĆ³: 

   “CĆ³mo os atrevĆ©is a querer lastimar mis pelotas!, las pelotas de vuestro marido, y de vuestro rey!, mujer malvada!, no os metĆ”is nunca con mi hombrĆ­a!”.

   Minos soltĆ³ a la reina y se incorporĆ³ alejĆ”ndose de la mujer, que viendo fracasado su plan de desquite, se puso a reclamarle por serle infiel.

   No tardĆ³ la reina en llorar por la traiciĆ³n, el rey aturdido por los reclamos y llantos de su esposa, escapĆ³ del sitio!; Al rato su expresiĆ³n variĆ³ de molesto a apenado al verse pillado por la reina. Fue de dominio pĆŗblico el espectĆ”culo dado por los reyes. 

   Luego del escĆ”ndalo, PasĆ­fae fue encerrada en sus lujosos aposentos reales como castigo por intentar lastimar las partes viriles del rey, ademĆ”s Minos no se sentĆ­a capaz de darle la cara por tamaƱa y constante infidelidad.

   El encierro fue bien recibido por la reina que se sentĆ­a humillada ante la conducta de su marido y no querĆ­a ver los rostros del pueblo que conocĆ­a la infidelidad real; Con los dĆ­as la reina profundizĆ³ un odio hacia Minos que no se saciarĆ­a si no se vengaba de Ć©l.

   Pasifae buscĆ³ venganza contra su marido, pero no su muerte pues le respetaba como rey, y ademĆ”s no deseaba dejar de ser reina, (lo que sucederĆ­a de quedar viuda). Para lograr su desquite, escapĆ³ de sus habitaciones con ayuda de sus fieles sirvientas y saliĆ³ en silencio de Creta, hacia una isla no muy lejana… pedirĆ­a la ayuda de su hermana mayor Circe.

   Circe era una famosa hechicera, ademĆ”s de ser inmortal, enseĆ±Ć³ a su hermana sobre brebajes y pĆ³cimas, Y ante la historia de traiciĆ³n de Minos se presta a apoyar a su hermana, aceptando  darle los medios para vengarse.

   PasĆ­fae sabĆ­a que de hechizar ella misma a Minos, este sin duda buscarĆ­a magos y brujas que le liberasen de la magia, por eso la traicionada esposa acudiĆ³ a su hermana inmortal, Ćŗnica en lograr una magia que nadie fuera de los Dioses podrĆ­a revertir. Y serĆ” una maldiciĆ³n la que harĆ­a pagar caro a Minos por no serle fiel a PasĆ­fae.

   La ofendida hermana menor sugerĆ­a a Circe lo que le gustarĆ­a sucediese a Minos:

   “Que no pueda parĆ”rsele la verga!…o que las pelotas se le caigan solas de entre las piernas!, hermana mĆ­a, haz que a mi desgraciado marido le ocurra alguna de  esas desgracias!, os lo ruego, hacedlo!”.

   Circe escandalizada por tales sugerencias, negĆ³ de inmediato:

   “Pero que cosas os pides!, no se le harĆ” nada contra las partes viriles de tu hombre, sĆ© que con estas te ha traicionado, pero lo que pedĆ­s es algo ruin y vergonzante!”.

   Ante la insistencia de PasĆ­fae, que previamente intentĆ³ lastimar la hombrĆ­a de Minos cuando le  descubriĆ³ con otra mujer, Circe termina el tema, usando una excusa:

   “Olvidadlo hermana mĆ­a, ademĆ”s recuerda que Minos es hijo de Zeus, y meternos con la virilidad de uno de sus hijos varones, podrĆ­a traer sobre nuestras cabezas la ira del Padre de los Dioses”.

   Circe se concentra en su hechizo y tras unos pases mĆ”gicos, la inmortal bruja muestra a PasĆ­fae su mano izquierda con un misterioso brillo azul en los dedos, PasĆ­fae observa fascinada el intenso azul… Es nada menos que la terrible maldiciĆ³n que le ha creado para su esposo; Es entonces cuando Circe toca la mano derecha de su hermana, y ahora son los propios dedos de PasĆ­fae los que brillan en tal tono.  Por instrucciones de Circe, la reina oculta el brillo cubriendo su mano derecha con un grueso y adornado guante.

   Las instrucciones de Circe sobre cĆ³mo usar tal brillo son especĆ­ficas:

   “Cuando se dĆ© la ocasiĆ³n, con esa mano apretad al rey con fortaleza de su garganta!, y recitad el siguiente conjuro: <Oh grandioso Estix, que el odio en tus aguas, traiga el merecido castigo a quien ha dado penas!, que el odio que nutre tu torrente se convierta en fuerza, fuerza para maldecir a este condenado!!!, que de su boca no sujais sonidos ni quejas, que en su lugar variadas ponzoƱas vean la luz y ataquen a los inocente que se hallasen ante este desde ahora Maldito Rey>,  Si lo hacĆ©is bien, el traicionero Minos vivirĆ” maldito, pues lo que has dicho le ocurrirĆ”!...Cuando quiera decir palabra alguna, emergerĆ”n en lugar de estas, vĆ­boras, alacranes, ciempiĆ©s y demĆ”s criaturas viles, AsĆ­ las gentes a su alrededor escaparĆ”n de Ć©l, pues una muerte segura les espera de ser picados por tales animales, De esta manera serĆ”s vengada mi  muy querida hermana PasĆ­fae, el bellaco pagarĆ” con el silencio eterno…imaginĆ”os un rey sin poder hablar”.

   Pero Pasifae no es tan conservadora como su hermana y entrenada tambiĆ©n en hechicerĆ­a, decidiĆ³ que alterarĆ­a levemente el conjuro… pero manteniendo la esencia ponzoƱosa de la maldiciĆ³n. La reina ha de preparar un peor castigo para su marido… uno que su hermana jamĆ”s le hubiera ayudado a hacer.

   Antes de irse, Circe le dijo que hacer ante la posible venganza del rey, si tenĆ­a Ć©xito en maldecirle.

   PasĆ­fae regresĆ³ a la isla y pidiĆ³ al rey perdĆ³n por escapar, ademĆ”s le rogĆ³ le liberase del encierro, en contraparte, se limitarĆ­a a sus funciones de reina y no volverĆ­a a incomodar al rey en sus aventuras… que durmiese con quien quisiese!

   Minos algo arrepentido del injusto encierro, le devolviĆ³ la libertad y la reina aparentemente dio por superado el incidente.

   Pero PasĆ­fae en su perverso plan dejĆ³ transcurrir unos dĆ­as para no levantar sospecha en su esposo… que Minos se confiase!.

   Una vez mĆ”s Minos le ha sido infiel con una forastera e informada por sus sirvientas, la reina torna  su rostro con una expresiĆ³n de sufrimiento, para luego volverse ira!… hoy serĆ” el dĆ­a en el que el rey se sumergirĆ” en las fauces de la terrible maldiciĆ³n que le ha preparado.

   La reina pone en prĆ”ctica su plan, seduce a su marido para tener intimidad, convenciĆ©ndole de que le extraƱa y ha decidido perdonarle; Minos acepta a pesar de la sorpresa, pues desde que PasĆ­fae conoce sus aventuras, ha extraƱado tener tambiĆ©n a la reina en su lecho…. Sin sospechar nada el rey entra a su habitaciĆ³n con su mujer, feliz de pensar que por fin la reina ha decidido perdonarle y aceptar sus variados gustos.

   Minos ya desnudo frente a la cama, esperaba que la reina igual dejases sus ropas, pero PasĆ­fae, simplemente se le acercĆ³ con intenciĆ³n de besarle los labios; En medio del beso el rey sintiĆ³ la mano desnuda (y brillante de azul) de su mujer tocar con suavidad su muslo, e ir ascendiendo hasta masajear sus testĆ­culos.

   “Oh PasĆ­fae, tanto tiempo de no sentir tus caricias”.

   “Oh mi Rey espero os guste lo que a continuaciĆ³n os brindarĆ©”.

   Ingenuamente Minos ha olvidado el intento de ataque de la reina cuando le descubriĆ³ siĆ©ndole infiel… su actitud confiada le iba a causar mucho sufrimiento. 

   La felicidad  de Minos por la caricia genital, se transformĆ³ en sufrimiento cuando la reina apretĆ³ con furia sus testĆ­culos!. La garganta de Minos enseguida estallĆ³ con un fuerte grito: “AAAAAahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh!”.

   Un tono azulado cubriĆ³ toda la zona inguinal, mientras la reina con la mano izquierda le apartaba el pene, para con su perversa y hechizada mano derecha retorcer sin piedad los huevos del rey.

Con una malvada sonrisa en los labios, PasĆ­fae recitĆ³ el conjuro de Circe, con los cambios que ella habĆ­a planeado:

   “<Oh grandioso Estix, que el odio en tus aguas, traiga el merecido castigo a quien ha dado penas!, que el odio que nutre tu torrente se convierta en fuerza, fuerza para maldecir a este condenado!!!, que de su verga no sujais jamĆ”s la semilla del hombre, que en su lugar variadas ponzoƱas vean la luz y ataquen las entraƱas de la mujer que yaciera con Ć©l, que la muerte de estas caiga sobre este desde ahora Maldito Rey>”.

   Minos apenas si escuchĆ³ lo dicho por su esposa, el dolor del apretĆ³n testicular lo tenĆ­a viendo estrellas, el sufrimiento era mĆ”s intenso cuando tras cada frase PasĆ­fae reforzaba el apretĆ³n de sus dedos.
   Luego de gritos y gritos, la reina, -que no solo disfrutaba maldecirle, sino causarle dolor con sus propias manos- por fin le soltĆ³!… le tuvo al final algo de piedad al verle con los ojos casi hacia atrĆ”s.

   Apenas la mano (ya sin luz azul) liberĆ³ las huevas del rey, este se desplomĆ³ al suelo; Satisfecha por lo hecho PasĆ­fae se quedĆ³ y esperĆ³ a que su esposo se repusiese un poco. Al preguntarle este que le habĆ­a hecho la reina le explicĆ³ con mĆ”s detalle la maldiciĆ³n:

   “Acostaos con mujer alguna y esta morirĆ”!, porque  cuando eyaculĆ©is, saldrĆ”n por donde orinas vĆ­boras, alacranes y peores cosas, y os le destrozarĆ”n sus vaginas y vientres!… vos serĆ©is el culpable de sus muertes… AsĆ­ que no os volverĆ©is a estar en el lecho con mujeres, porque sĆ³lo muerte traerĆ”s!, Ahora rey Minos, en vuestras pelotas habita la semilla de la muerte, la muerte para vuestras  amantes”.

   La reina tras hablar se marcha dejando al rey adolorido y confundido.

   Inicialmente, el rey volviĆ³ a encerrar a la reina a sus habitaciones como castigo por el engaƱo y dolor causado, pero como la duda le carcomĆ­a, decidiĆ³ masturbarse y al eyacular, se sorprendiĆ³ al ver sus baƱos inundados de serpientes, ciempies, araƱas y demĆ”s… Era cierto! La venganza de Pasifae se habĆ­a materializado en una terrible maldiciĆ³n que no le dejarĆ­a yacer con mujer alguna, so pena de matarla al correrse.

   Minos iracundo y aterrado por tal maldiciĆ³n confrontĆ³ a la reina, quien se jacto de lograr su cometido.

   “Maldita bruja!, quĆ­tame esta maldiciĆ³n o te juro por los Dioses que….”.

   “Me matareis? No os conviene rey Minos, mi hermana la terrible e inmortal Circe enviarĆ” una plaga a esta isla si me hacĆ©is algo, asĆ­ que si no querĆ©is que algo malo pase al pueblo, me dejareis continuar siendo reina, y con todos mis privilegios reales”.

   Enfadado pero resignado a proteger al pueblo, el rey debiĆ³ no actuar contra su malvada esposa. Lo que sĆ­ hizo fue enviarla a vivir en una lejana mansiĆ³n… aĆŗn era la reina de Creta, pero no soportaba verla de nuevo… ademĆ”s Minos tenĆ­a la esperanza que algĆŗn dĆ­a PasĆ­fae recapacitara y le liberase de la maldiciĆ³n… era improbable pero quiso dejar esa opciĆ³n abierta.

   No pasĆ³ mucho tiempo cuando Minos no pudo soportar la falta de sexo, masturbarse no eliminaba el apetito por mujeres y decidiĆ³ buscar mujer; IntentĆ³ masturbarse justo antes del sexo, esperando que la siguiente eyaculada dentro de la mujer fuera sana, pero la pobre amante terminĆ³ devorada por las vĆ­boras.

   Luego vino al incomoda rutina de eyacular fuera de la vagina de la mujer, no obtenĆ­a placer pleno, pero no la mataba… mas esto no resultĆ³!... La eyaculada afuera vuelta araƱas y ciempies, corrĆ­an una vez en el suelo hacia la vagina femenina envenenĆ”ndola.

   Desesperado Minos buscĆ³ hechiceros y brujas que le librasen de la maldiciĆ³n; Cada uno recitĆ³ un hechizo, le dio un brebaje o aplicĆ³ una pomada magica, todos juraban que ya el rey estaba curado, pero cuando este dormĆ­a con una mujer, cada una terminaba con el vientre corroĆ­do por el veneno de las criaturas.

   Minos iracundo mandaba ejecutar a los magos que fallaron en su misiĆ³n; la fama del rey de portador de muerte para las mujeres, hizo que ninguna le volviese a aceptar como amante.

   ¿El rey estaba condenado a vivir el resto de su vida con tal maldiciĆ³n?.

ContinuarĆ”...

Gracias
Comentarios  a  zatniktiel@hotmail.com

NOTA: Esta historia continuarĆ” en la sexta entrega de la saga HISTORIAS DE LA MITOLOGIA, llamada: LA MALDICION DE MINOS, La cura de Procris; la prĆ³xima y quinta entrega serĆ” una historia diferente y de contenido M/M. 

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