CONTIENE:
-HISTORIA SIN BALLBUSTING
Pablo apenas entraba en el registro civil, finalmente habĆa dado el paso adelante junto a David que pocos meses atrĆ”s le habĆa propuesto que se casaran. Su primera reacciĆ³n fue un miedo profundo al futuro y por primera vez se sintiĆ³ vulnerable ante la sociedad pues nunca en su vida le pasĆ³ por la cabeza casarse con otro hombre e inclusive pocos aƱos atrĆ”s David estuvo casado con una mujer y habĆan tenido un hijo hasta que en aquella oportunidad hubo un tercero en discordia y no precisamente de parte de la esposa sino del propio David.
—Eso quedĆ³ atrĆ”s —comentĆ³ mĆ”s de una vez David cuando conversaban de sus vidas—. Lo que me importa ahora es mi presente contigo, Pablo, y lo que viene. Si el ahora ha sido bueno quiero que el maƱana sea mejor. Lo podemos lograr.
A David no le gustaba mucho hablar de su pasado amoroso gay, en mĆ”s de una ocasiĆ³n le hablĆ³ de todas las cosas que tuvo que hacer en la juventud mientras experimentaba su orientaciĆ³n sexual.
—Me sentĆa raro —le dijo una vez a Pablo mientras habĆan salido a trotar y descansaban en un parque—. SentĆa que con la mujeres no sentĆa nada de disfrute. Y tenĆa que experimentar mĆ”s, saber lo que la mente me detallaba. Por internet conocĆ a un tipo, y decidimos irnos a un hotel. Fue la experiencia mĆ”s asquerosa y dolorosa de mi vida. Me sentĆ sucio despuĆ©s de todo, cuando la relacion sexual termino Ć©l se puso a fumar y lo odiĆ©.
—Igualmente tu fumas.
—Lo sĆ© pero no fue por eso. Fue por todo Ć©l, despuĆ©s de ese dĆa nunca mĆ”s lo vi. Cuando salĆ del hotel me fui a caminar por ahĆ intentando pensar. Me sentĆa muy mal nadie en mi familia apoyaba la homosexualidad.
—¿Y con eso despuĆ©s te aliviaste? —le preguntĆ³ Pablo.
—No, porque al final me seguĆan atrayendo mĆ”s los hombres que las mujeres. Lo seguĆ intentando y mi fuente fue la internet. El meseenger. ConocĆ a un tipo que me engaĆ±Ć³ con la foto, ahĆ parecĆa muy atractivo... tendrĆa yo unos 13 Ć³ 15 aƱos. Y cuando nos vimos cara a cara te juro que me asustĆ©. Era muy contrario al modelo de la foto, era un viejo horrible que me invitĆ³ a subir a su carro.
—¿Y quĆ© hiciste? ¿Lo rechazaste?
—No. No podĆa demostrar que era tan miedoso. SubĆ al vehĆculo, que estaba en deplorable estado, una chatarra.
—Que loco, David.
—ComenzĆ³ a conducir y tomĆ³ un camino de hierbas... pensĆ© que me iba a violar y despuĆ©s matar. QuerĆa saltar del carro y lo peor es que no podĆa salir y no tenĆa con quĆ© defenderme. Pude calmarme cuando vi casas, Ć©l me preguntaba si estaba asustado y yo le contestaba que sĆ, que sĆ³lo querĆa irme a casa.
—¿Finalmente? —le preguntĆ³ Pablo aquella vez pegando su cuerpo junto a David y leyendo su rostro de arrepentimiento mientras evocaba al pasado.
—Ćl sintiĆ³ mi miedo y condujo a una taberna muy cutre. AhĆ nos bajamos y dijo que tomĆ”ramos una cerveza que eso me iba a relajar. Ocupamos una mesa y mientras la bebida llegaba a la mesa Ć©l dijo que se irĆa a orinar, cuando se fue no lo pensĆ© mĆ”s de dos veces y huĆ.
—Que tĆ©trico —comentĆ³ Pablo colocando su mano en el hombro de David, agradecido profundamente por contarle parte de su pasado.
—No supe mĆ”s de Ć©l. PreferĆ alejarme del meseenger, sĆ conocĆ a unos cuantos tipos mĆ”s pero no hubo ninguna otra relaciĆ³n mĆ”s allĆ” que no fuera el sexo. El amor preferĆ entregĆ”rselo a las mujeres, a quienes fueron mis novias.
Pablo afirmĆ³ con la cabeza, por su parte aunque creciĆ³ dentro del closet reprimiendo sus gustos sexuales ante su familia nunca se aventurĆ³ a tener una relacion sexual con un extraƱo. Tuvo en secreto parejas hasta que finalmente tuvo que contar la verdad a su familia.
Ahora, Pablo iba a subir al ascensor cuando se encontrĆ³ con su hermano SimĆ³n.
—Y pensĆ© que venia tarde —le sonriĆ³ entregĆ”ndole un abrazo—. ¿CĆ³mo te sientes?
—Un poco nervioso —dijo Pablo.
—Si que eres tonto —riĆ³ SimĆ³n dĆ”ndole un suave golpe en la nuca—. Ya ustedes viven juntos y tĆŗ con pavadas como dice tu amigo.
—No lo sĆ© ahora estarĆ” la ley de por medio.
—RidĆculo —bromeĆ³ SimĆ³n ingresando al aparato con su hermano—. ¿Y ahora quien tomarĆ” el apellido del otro? ¿SerĆ” David de ChacĆ³n? ¿O Pablo de Aceituno?
—Idiota, ninguno tomarĆ” el apellido del otro.
—Bromeo, hermano —alegĆ³ SimĆ³n riendo volviendo a abrazar a Pablo.
—Si sigues bromeando asĆ te patearĆ© ese culo grande y gordo que tienes.
—Cuando se abra el ascensor te tomarĆ© del brazo y te llevarĆ© al altar con tu hombre.
—No estĆ”s ayudando en nada, SimĆ³n.
—Af, te quiero, PablĆn. Te deseo mucho Ć©xito y paciencia.
—Gracias —indicĆ³ Pablo esbozando un sonrisa que apenas calmaba los latidos del corazĆ³n.
La puerta del aparato se abriĆ³ y juntos caminaron por el iluminado sexto piso del edificio. Pablo divisĆ³ a lo lejos la alta figura de su padre y a una esquina estaba David conversando con su hermano, la pareja se mirĆ³ desde lejos y se sonrieron de emociĆ³n mientras sus ojos brillaban.
—¡ABRAN PASO QUE LLEGĆ LA NOVIA! —gritĆ³ NicolĆ”s, uno de los bromistas y mejores amigos de Pablo.
Pablo lo dedicĆ³ una mirada que parecĆa que lo iba a desintegrar. NicolĆ”s estallĆ³ en risa y se acercĆ³ para abrazarlo.
—Ah, chĆ©, mucho Ć©xito en esta nueva etapa que les toca correr. Juntos se quieren mucho. No estĆ©s retando mucho a tu marido que despuĆ©s llegarĆ” otra yegua o pibe y te lo quitarĆ”. SĆ, yegua porque tu macho se mete con todos y todas. Cuidalo, repelotudo.
—Lo sĆ©, lo sĆ© —afirmaba Pablo dando golpecitos en la espalda de su amigo. En las Ćŗltimas semanas habĆa hablado mucho con Ć©l con las nuevas responsabilidades que tendrĆa y con el nexo que tendrĆa con David y lo difĆcil que podĆa ser lidiar con su ex esposa y el hijo que tenĆan. NicolĆ”s le dio muchos Ć”nimos y consejos.
—ChĆ©, no te jorobĆ©s la puta vida. El problema de David es con su pibe. Vos sĆ³lo apoya a tu machĆn, serĆ” cuestiĆ³n de Ć©l que su pasado no los pertube.
—ChĆ©, que seas muy feliz —le decĆa Nicolas en la actualidad a Pablo—. Por los menos estas dos semanas que estarĆ”n en la playa la pasaban bomba hasta que la yegua de su ex mujer se metan entre ambos y te toque tambiĆ©n criar al hijo de David con ella.
—Te voy a dar un rodillazo en las bolas si sigues asustandome, cabrĆ³n —susurrĆ³ Pablo.
—Y le digas a tu hijastro: Hola, hijito, ve a jugar con la tablet mientras follo con tu padre.
—Otra palabra mĆ”s y te aplastarĆ© los cojones con mi rodilla.
NicolĆ”s emitiĆ³ una sĆ³nora risa y se separĆ³ de su amigo.
Pablo se acercĆ³ hasta sus familiares y les saludĆ³. Finalmente llegĆ³ muy cerca de David.
—Hola —se saludaron riĆ©ndose.
—Andas muy lindo hoy —reconociĆ³ David.
—Lo sĆ© —afirmĆ³ Pablo mostrando los dientes con su sonrisa.
—Creo que ya podemos pasar.
—VĆ”yamos —aceptĆ³ Pablo.
E ingresaron a la oficina del registro civil.
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