TODO SOBRE MI PADRE, Historias Anexas 5.
ORIGINAL: ZATN
Contiene Ballbusting MUJER/HOMBRE.
A continuación se expone otra historia derivada de la saga TODO SOBRE MI PADRE, en donde surge una nueva aventura de Francisco y su amante Mariana.
Leer antes: āTODO SOBRE MI PADRE Parte 1ā, āUNA LARGA NOCHE Partes 1, 2 y 3ā e āHISTORIAS ANEXAS 2: Historias 3 y 4ā.
Como recordaran si han seguido esta saga, Francisco, el padre de Alicia, habĆa retomado su relación de amante con Mariana, vecina de su familia cuando estaba casado con la madre de Alicia.
Francisco un hombre casado con hijos, siempre ha sido muy infiel a sus esposas, pero Mariana es una mujer diferente para él, su deseo por ella es mucho mÔs intenso que una simple aventura y por eso volvió a verla. Por su lado, Mariana comparte ese igual sentir, y a pesar de que en el fondo siente incomodidad (al fomentar la traición del hombre hacia la esposa y madre de sus hijos), siempre se imponen sus bajas pasiones, y no duda en citarse con él a la menor oportunidad.
En una de sus secretas salidas, la pareja de amantes disfrutan de una deliciosa cena.
Tras salir del restaurante la pareja se cruza con una mujer que va ingresando al lugar, sólo con una mirada Francisco la reconoceā¦
ā¦Es la enfermera que le atendió de una āgrataā manera en el hospital tras el secuestro y tortura que padeció.
Aunque inicialmente no recordaba su estancia en el hospital, donde conoció a la enfermera de tez morena, Conversaciones con su hija Alicia le hicieron recuperar algo de esos recuerdosā¦incluyendo ese masaje testicular que la mujer le ofreció.
El verla genera en Francisco una leve sonrisa, pues en su memoria aún estÔ el goce que tuvo con el masaje. Pero debe retomar la seriedad, pues a su lado estÔ Mariana, y no quiere ningún malentendido, Aunque tampoco puede ser descortés.
Francisco saluda a la mujer, quien al verle de frente se siente nerviosa⦠es el hombre atractivo y bien dotado al que secuestró, asaltó, torturó⦠drogó y mĆ”s cosas, Nunca esperó encontrĆ”rselo allĆ, teme ser reconocida por su vĆctima.
Mariana curiosa saluda igual a la mujer -quien da el nombre de Mercedes-; Cuando Francisco le cuenta que es una de las enfermeras que le atendió hace un tiempo, cuando fue secuestrado y robado, Mariana agrega un agradecimiento al saludo.
La enfermera al responder el saludo, piensa:
AsĆ que esta es la tal Mariana!; debes gustarle mucho, si cuando estaba casi inconsciente y lo hacĆamos, me confundió contigo.
De pronto Francisco se torna pensativo viendo el rostro de la enfermera, lo que intriga a esta, Es entonces cuando Mariana al ver la cara de Francisco le pregunta si todo estƔ bien, Ʃste sacude su cabeza y responde que no es nada.
La mirada extraña de Francisco dejó pÔlida a la enfermera, Quien enseguida sospecha.
Oh no!, estĆ” haciendo memoriaā¦no entiendo, pero de alguna forma los recuerdo le pueden estar viniendoā¦.esto no es bueno!
Mercedes apareció en el restaurante por una cita con un sujeto a quien le sacarĆ” dineroā¦obviamente fingiendo estar enamorada de Ć©l; Y si no funciona, lo harĆ” otra de sus vĆctimas de hurto.
Pero no se reúne con su cita, la preocupación hacia Francisco se impone⦠debe asegurarse que ese hombre no la recuerda. Y si confirma esto⦠tendrÔ que desaparecerlo, porque de ninguna manera ira a prisión.
Desde la distancia la enfermera sigue a la pareja, en todo el camino hacia un cercano Motel, ya usado por los dos amantes.
La mujer no cesa en ver desde lejos, las expresiones en el rostro de Francisco, (quien con el paso de los minutos, se centra en la charla con Mariana), Finalmente ambos amantes ingresan al Motel.
Sabiendo que sucederĆ” allĆ, Mercedes no tiene mĆ”s alternativa que esperar lo que a su parecer serĆ” una larga jornada sexualā¦
..La verdad siente algunos celos por no ser ella quien reciba el venoso pene de Francisco esa noche.
Es el momento del placer, y Mariana comienza pronto la acción con la verga erecta de Francisco, usa su abertura bucal para humedecer por completo la vara de dura y caliente carne masculina.
La mujer no descuida los grandes huevos de su amante, repetidas lamidas hacen gozar al infiel marido, que siempre se ha mostrado debil ante las caricias a su bolas.
Francisco no espera mƔs y se desviste a prisa, para tomar en brazos a Mariana; Con ella en la cama, no tarda en cubrirla, metiendo por completo su majestuosa verga en la cueva caliente de la amante.
Mariana jadea de goce con cada embestida del salvaje y desbocado Francisco; Las pelotas llenas de esperma arremeten sin pausa contra el perineo de la fƩmina.
Sólo cuando estÔ por eyacular, el hombre baja el impetu y saca su pene, con rapidez lo coloca sobre la cabeza y boca de la extasiada mujer, quien gustosa recibe los chorros de semen caliente del infiel Francisco.
El acto no es considerado suficiente por los infieles quienes pronto inician una nueva ronda sexual⦠pasan unas 2 horas en el motel sin parar de maltratar los cimientos de la cama⦠Que para cuando acaban su noche de goce, necesitarÔ mantenimiento por parte del personal del Motel.
Por su lado, la larga espera da tiempo mĆ”s que suficiente para que Mercedes tome una decisión: HarĆ” desaparecer a Francisco!, no se puede arriesgar a ser identificada, y aunque ese hombre no recuerde, no puede estar segura de que siga asĆ.
La mujer decide llamar a sus dos secuaces, quienes no tardan en llegar, y entre los 3 planeen una emboscada a la pareja.
Por fin termina la pareja sus asuntos en la cama y se prestan a salir, desde que satisfizo su apetito sexual, en la mente de Francisco retornó una idea desconocida sobre la morena enfermera.
Loa amantes caminan el corto trayecto de regreso al restaurante, en donde el hombre estacionó su nuevo vehĆculo; Ya enterados los criminales de su recorrido, les interceptan justo en una callejuela solitaria.
Francisco al ver a un hombre esperando en el callejón y luego otro que se acerca mÔs atrÔs, le hace sospechar de inmediato algo malo⦠la situación es demasiado parecida al primer secuestro, y en su mente nota algo familiar; Una mirada de los sujetos y el hombre confirma sus malas intenciones, ademÔs uno de ellos carga un garrote; RÔpidamente le dice a Mariana se regrese al Motel y pida ayuda, él detendrÔ a los tipos dÔndole tiempo de que ella no se involucre.
Mariana se asusta, pero el tono enérgico de su amante la hace centrarse en lo que debe hacer⦠Corre en dirección opuesta a los ya cercanos criminales, pero de pronto alguien viene hacia ella y la detiene en seco.
Francisco se cuadra para pelear, pero uno de los tipos saca un revolver, Ćl hombre debe levantar las manos, y esperar una oportunidad de resistirse.
Es aquà cuando escucha un grito de Mariana, y al voltear a verla, observa como la morena enfermera la tiene del pelo impidiéndole irse⦠Mercedes ha decidido que la amante también serÔ incluida en la emboscada⦠No puede estar segura si Francisco ya recordó lo pasado y se lo comunicó a su mujercita.
En ese momento estalla una burbuja en la mente de Francisco, y los recuerdos florecen de inmediato: Ahora recuerda que esa enfermera llamada Mercedes, fue quien le secuestro y golpeó.
Les han tendido una celada, quien sabe con quĆ© terribles intenciones, el hombre no puede hacer mĆ”s que esperar una oportunidad para desarmar al tipo del revólverā¦
ā¦Y una vez les gane a golpes, ir por Mariana, y atrapar a la Enfermera!.
Son ideas que no sabe si las podrĆ” hacer realidad.
Se inicia una pelea, pues Francisco da la sorpresa y se lanzó con rapidez contra sus adversarios, desarmando al sujeto de la pistola, la cual cayó bastante lejos, (extraviÔndose el arma en la oscuridad del callejón) Ahora las cosas eran mÔs justas.
El otro sujeto armado con el garrote, abanicó en falso su arma contra la cabeza del varón, quien con agilidad esquivó el impacto, enseguida un fuerte manotazo del acuerpado Francisco le tiro el arma de las manos.
A pesar de las armas de ambos, Francisco planteó una eficiente defensa, y ahora desarmados ambos, verĆan y sentirĆan en sus carnes la ventaja fĆsica del cuerpo de Francisco⦠Es una copia de la primera pelea, pero los criminales al parecer no aprendieron nada de su previa derrota, pues volvieron a dejarse quitar las armas por el sorpresivo individuo.
Armado con sus puƱos, Francisco se unió a los dos atacantes en un sólo reparto de golpes, el atacado se aseguraba de no permitir que ninguno de los dos de alejaran en busca de una de las armas despojadas... asĆ mantenĆa controlada la pelea.
A la distancia Mariana y Mercedes habĆan parado un incipiente forcejeo, y atentas observaban el encuentro pugilĆstico, eso sĆ... con una actitud completamente diferente.
Mientras la enfermera se mostraba inicialmente entusiasmada, Mariana no podĆa estar mĆ”s alterada, casi gritaba cuando vio el arma desenfundada y a un Francisco con las manos levantadas. Pero la acción de desarme demostrada por su hombre la llenó de esperanzas, no sin mantener preocupación pues a pesar de ser un hombre fuerte, era una pelea de dos contra uno.
En cierto momento, uno de los secuaces viĆ©ndose en graves problemas, busca tomar ventaja... Recuerda un consejo de la enfermera tras la primera pelea: "...Si no tienes armas, pues dale donde mĆ”s le duele!ā.
Repentinamente lanza una potente y cobarde patada contra la abultada entrepierna de Francisco quien ve venir el golpe, y moviliza su pelvis.
Sólo una parte del golpe le impacta, pero en su cadera, y sin causarle mayor daño.
El susto inicial del hombre es seguido por enfado, desquitƔndose con un puƱetazo que deja patas arriba al atacante.
Por un instante Francisco queda pensativo en lo que le pudo pasar:
Por poco recibe esa tremenda patada en las huevas, debe ser mÔs precavido, pues sus bolas, -después de 4 eyaculadas y de una tremenda faena de golpes de escroto contra el perineo de Mariana-, se hallan mÔs que sensibles; Asà las cosas, ahora menos que nunca estÔ en condiciones de recibir un golpe.
Por su parte los sujetos estÔn muy decididos en este combate, a pesar de recibir golpe tras golpe, vuelven a la carga, sin duda la derrota en su encuentro anterior con Francisco les afectó el orgullo, y quieren revancha.
El ataque traicionero a Francisco causó reacciones en el femenino público, Mercedes lamentó la falta de acierto en su aliado, expresando un: " Casi! ...vamos, deshuévalo!!".
Mariana se mostró alarmada, Un tardĆo "Cuidado!", expresaba su temor, ahora mayor ante la posibilidad de que su amante fuera golpeado en los testĆculos, Ella conocĆa bien lo que padecerĆa su amado si fuese golpeado en esa sensible Ć”rea, ademĆ”s de que le significarĆa la derrota en la desesperada pelea que tenĆa...
...Un golpe en los grandes y a medio llenar huevos de Francisco, y serĆan presa de ese par de criminales.
Un minuto mƔs tarde, y ahora es el otro adversario de Francisco, quien desesperado por hallarse en el suelo, lanza un sorpresivo ataque a los cojones de su golpeador.
Un puƱetazo amenaza con aplastar la masculinidad de Francisco, quien por un fino reflejo aleja su entrepierna, el puƱo agresor casi roza el testĆculos derecho del varón, Francisco una vez mĆ”s ha puesto a salvo sus huevos, no sin sentir un nerviosismo extremo. Sólo tras una fracción de segundo se repone de la impresión y contraataca con una patada al rostro del atacante, reduciĆ©ndolo por fin.
El hombre ahora estƔ mƔs tranquilo, ambos rivales estƔn tirados y no parecen tener mƔs fuerzas para volver a incorporarse.
Es en ese momento cuando...
ā¦siente un fuerte golpe entre las piernas, de inmediato una sensación de quemazón le sube por el vientre y continĆŗa hasta chocar contra su garganta.
Una vez mƔs le han tomado por sorpresa!; Desde atrƔs un fuerte puntapiƩ por parte de la enfermera, devasta sus esfƩricas y delicadas partes viriles!...
ā¦Y es que toda la anatomĆa genital de Francisco sufrió con tal patada, terminando los huevos chocados contra la base del pene, asĆ como los diferentes conductos espermĆ”ticos semi retorcidos por la brutal sacudida.
Desde su ahogada garganta, Francisco estalla en un estruendoso alarido!
āAAAAAAAaaaahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhā.
El varón se agarra las huevas y por reflejo voltea con dificultad, para ver quien le ha golpeado.
Casi simultĆ”neamente se escucha un āNoooo!, Francisco!!!!!ā por parte de Mariana.
Apenas logra ver a una sonriente Mercedes, con los puƱos levantados, plantƔndole cara!,
AdemƔs le parece ver a la distancia, a una encorvada Mariana quien con un rostro de dolor, mantiene los brazos cruzados a la altura de su busto.
AdemƔs le parece ver a la distancia, a una encorvada Mariana quien con un rostro de dolor, mantiene los brazos cruzados a la altura de su busto.
Francisco no puede ver mƔs, pues su vista se torna nublada...
...Apenas sacude su cabeza para ver mejor, recibe un puñetazo por parte de Mercedes, justo en la nariz, lo que aún mÔs le impide ver con claridad. Retrocediendo con torpeza, siente otro golpe ahora en las costillas, no puede hacer nada, sus manos estÔn ocupadas anidando sus grandes huevos, Un nuevo golpe en el costado, y finalmente cae de rodillas.
Mariana reclama a distancia: āMaldita! dĆ©jalo!!ā.
Francisco estaba a merced de la mujer, que teniendo la obvia ventaja no dudó en jactarse de su acción:
"Otra vez te tomƩ con la guardia baja, Jajajajaja".
Seguidamente preparó la pierna y le propino un sólido rodillazo en la quijada que hace al varón voltear el rostro, para caer de espaldas⦠sin mÔs reacción.
Francisco nuevamente ha perdido la conciencia a manos de la enfermera.
"Una vez mĆ”s eres mĆo Francisco!, y hoy serĆ” el Ćŗltimo dĆa que me verĆ”s!".
Mientras tanto una adolorida Mariana observa atónita, lamentando lo sufrido por su amante.
Pobre Franciscoā¦te debió doler mucho!
La chica pasmada por la suerte de su amado, no piensa en nada mÔs que en él, Por ello deja ir la oportunidad de escapar del sitio, pues con los secuaces aún en el piso y la enfermera junto al noqueado Francisco, tuvo libertad de huir.
Pero cómo paso todo esto?, Cómo terminó la enfermera pudiendo faulear por la espalda a Francisco?, que le sucedió a Mariana?.
La respuesta es que apenas vio cómo sus cómplices caĆan derrotados frente al mĆ”s fuerte Francisco, la enfermera quiso atacar al varón por la espalda⦠y dónde sabe y ya ha comprobado que lograrĆ” atontar al fuerte hombre.
Su Ćŗnico obstĆ”culo, fue que al iniciar su sigilosa y traicionera marcha hacia sus objetivos, expresó un āAhora veras malditoā¦te hare sufrir!ā.
Mariana no dudo en anticipar que la mujer irĆa contra los testĆculos de su fornido amante, y sin pensar en nada mĆ”s se lanzó tras ella, desencadenĆ”ndose una leve pelea.
La enfermera mĆ”s dada a los pleitos fĆsicos, se sorprendió ante la resistencia de la mujer, quien sin duda darĆ” todo por ayudar a su amanteā¦
ā¦Pero un certero codazo a los pechos de Mariana, le hace expresar un quejido de dolor, y liberar a Mercedes, la enfermera aturdió a la mujer golpeĆ”ndole en donde las damas son mĆ”s dĆ©biles; La adolorida Mariana no dio para caminar, presenciado como con rapidez Mercedes le llegaba por detrĆ”s a Francisco, y le propinaba un brutal golpe de pie en sus dotados genitales.
Terminada la explicación, continuamos con los acontecimientos:
La victoriosa Mercedes da unos pasos y con leves patadas le dice a sus lacayos que se levanten:
"Arriba inĆŗtiles!, de nuevo tengo que salvarles de ese tipo...muestren lo macho que son...arriba!".
Mientras el dúo se incorpora, la enfermera logra encontrar el arma de fuego; Ahora ya estÔn listos para una nueva fase en su plan perverso.
Mariana pronto es abordada por uno de los sujetos, y sin resistencia va con Ć©l; Observa a su pareja inconsciente siendo montado a una camioneta, sin reclamo sube al vehĆculo y se sienta a su lado.
El asunto es simple para ella: No se alejarĆ” de su amado Francisco, compartirĆ” lo que le suceda.
Los 3 criminales y sus 2 ahora rehenes, ponen rumbo a un alejado lugar en las afueras de la ciudad.
Los secuestrados son llevados a una casa abandonada, donde los bandidos suelen siempre esconder a sus vĆctimas de secuestro exprĆ©ss; La enfermera decide dejar a Francisco y Mariana en una habitación un tiempo, mientras esperan que el inconsciente hombre reaccione⦠Que su amante cuide en la cama de sujeto por un rato.
Tras un prolongado tiempo sin sentido, un acostado Francisco despierta, de inmediato se siente confuso, pero una sensación de humedad en sus partes inferiores le hace tomar plena conciencia, mueve la cabeza y observa cómo Mariana esta acostada entre sus piernas abiertas y le lame con dulzura sus adoloridos testĆculos⦠El pene del varón esta semi erecto ante los estĆmulos.
āQue estĆ”s haciendo?... Ohh⦠que fue lo que pasó?ā.
La mujer agradecida por el despertar de su amado, suspende un segundo su labor bucal y le responde.
āEs para que te mejores rĆ”pidoā.
Francisco ahora hace memoria:
āYa recuerdoā¦fue esa maldita mujerā¦.me pateó!ā. El varón trata de incorporarse y hasta ahora -al buscar tocar los cabellos de Mariana- nota que no puede separar las manos.
āTe tienen esposado, no hay forma de soltarteā.
Francisco le pregunta por lo que sucedió despuĆ©s, ante lo cual Mariana le narra cómo fueron traĆdos al sitio y dejados a solas.
En cierto momento Mariana le pregunta sobre la enfermera Mercedes, y el abierto Francisco le es franco.
āSe me insinuó cuando fui al hospital una vez y aceptĆ© dormir con ella⦠pero me arrepentĆ, porque ella fue quien me secuestró y robóā.
Francisco le cuenta en términos generales, que fue la enfermera quien le pateó los huevos tantas veces hasta hinchÔrselos, sin mencionar que es la responsable de drogarle y abandonarle sin memoria.
Mariana al escuchar no se extraña de la conducta sexual de su amante, pero expresa mucho rencor contra la Enfermera por golpear salvajemente a su hombre en sus preciadas y delicadas partes⦠En el pasado, y esta noche. De inmediato besa sin parar los grandes huevos de Francisco.
A pesar de gozar de las caricias, el hombre se siente frustrado:
āMaldición! me los patearon de nuevo!, Que tonto!, me dejĆ© atrapar!ā.
āNo te sientas mal!, Francisco es tu parte delicada!⦠pegĆ”ndote ahĆ es la Ćŗnica forma en que pueden llegar a someterte⦠CariƱo ningĆŗn otro hombre habrĆa soportado eso, no es tu culpa! Es miā¦ā. La mujer no continuó y bajó la mirada casi apenada.
āQue te pasa Mariana?ā.
āNo es nadaā¦es sólo queā¦ā.
Mariana no se atrevió a contar lo que guardaba, y cambió a otro tema, no menos importante:
āOh Francisco! que nos harĆ”n?ā.
āNo sĆ©, pero ven aquĆ, quiero verte de cercaā.
La mujer suspendió su actividad y se acercó al rostro de su amado, un beso apasionado fue lo que siguió.
En ese momento, Mariana se confiesa ante Francisco.
āPerdóname!, todo fue mi culpa!ā. Ante la confusión de su amado, ella aclara:
āYo dejĆ© que esa mujer te llegara por atrĆ”s, debĆ detenerla!, sabĆa que te iba a faulear, pero me pego en los pechos, y el dolor no me dejó pararla, perdón!, si sólo fuera mĆ”s fuerte no te habrĆan sorprendidoā.
Francisco no culpa para nada a su mujer y la justifica:
āEsa mujer es una canalla y traicionera, recuerdo que en el primer secuestro, asĆ cómo hoy, me pelee con los dos tipos y cuando les iba ganando, esa miserable apareció pateĆ”ndome los huevos por atrĆ”s⦠esa es su forma de actuar⦠una traicionera completa!, incluso contra ti, peleo sucio! AsĆ que no te sientas mal, mi amorā.
Mariana ante las frases de consuelo por parte Francisco sonrĆe, y ambos quedan viĆ©ndose un rato a los ojos.
La mutua mirada de amor, es interrumpida al escuchar como alguien intenta abrir la cerradura por afuera; Una voz femenina se queja de no conocer que llave es la indicada para entrar.
Unos largos segundos tardan para poder entrar, lo cual es aprovechado por Mariana para subir los calzoncillos de su amante, y ayudarle a sentarse, Por lo menos mostraran algo de dignidad ante sus captores.
Mercedes aparece sola y sonriente ante sus detenidos, Mariana se enoja y trata de avanzar sobre ella, Pero la enfermera ya lo esperaba y sacó una navaja de afeitar (la misma usada en su enfrentamiento con Francisco), ante lo que Mariana detiene su actuar y retrocede.
La morena dirige sus comentarios al hombre. āMĆ”s le vale a tu mujercita mantenerse lejos, recuerdas mi navaja, Āæverdad Francisco?⦠Ustedes se conocieron mĆ”s Ćntimamenteā¦Jajajajaā.
Francisco ruega a Mercedes no hacerle nada a su amante.
Mercedes se acerca a Francisco y ordena a Mariana alejarse de ellos, el hombre le pide a la mujer obedecer.
La enfermera a sus anchas se acerca al varón y le quita los calzoncillos, viendo su polla larga y flÔcida, asà como esos huevotes en toda su magnitud.
āAsĆ es mĆ”s divertido, no tienes que ocultar tus atributos, ya los conozco muy bien!ā.
Francisco no responde a sus comentarios.
āYa olvidaste ese masaje en las bolas?ā¦o cuando te la chupĆ©!ā.
Francisco se apresura a justificarse.
āEra tu rehĆ©n!, Me tenĆas atado a una cama, no querĆa hacerloā.
āTu pene si querĆaā.
Mercedes mira fijamente a Mariana y le dice: āTu hombre y yo tambiĆ©n hicimos el amor querida⦠Cómo Dios manda⦠y lo goce mucho!, Jajajaā
Mariana no estĆ” molesta como esperaba la enfermera.
āNo sĆ© que pretendes, pero Francisco es muy hombre!, y si lo excitan, siempre responderĆ”!; Sólo fuiste otra mujer mĆ”s!, eso a mĆ no me molesta, pero Ć©l estĆ” conmigo, porque por mente y corazón quiere!⦠y no obligado!ā¦tĆŗ sólo fuiste una mĆ”s que su pene aceptó!ā¦me das lĆ”stima!ā.
La enfermera se molestó y llamó a sus secuaces, quienes al parecer estaban tras la puerta, pues atendieron de inmediato.
Al verlos entrar, Francisco temió por su amada.
Guardando la navaja, Mercedes ordenó: āEspósenla y llĆ©vensela de aquĆ!ā¦ya saben lo que planeamos para ellaā.
Cumpliendo las órdenes, los dos la toman y arrojan sobre un cercano sillón, esposÔndola a la espalda.
Francisco se levanta, estƔ adolorido pero tambiƩn decidido a ayudarla. La enfermera le ve tambalear al pararse y piensa:
AĆŗn no estĆ”s bien del todo, verdad?, Siempre tardas en recuperarteā¦que sensibles las tienes⦠bueno despuĆ©s de todo te pateĆ© las toronjas de una forma plena, y sin contenerme.
El dúo sale de la habitación con la esposada mujer, quien inútilmente se resiste.
āDĆ©jenla malditos!!ā, Grita el desesperado Francisco, quien aĆŗn esposado y desnudo, se lanza en carrera tras ellosā¦
ā¦En el camino estĆ” la enfermera, pero repentinamente la morena se hace a un lado!; Francisco cree que ella no intervendrĆ”, pero una vez mĆ”s se ha equivocado!...
ā¦A Ćŗltimo minuto, Mercedes vuelve a colocarse casi enfrente (Entre Ć©l y los captores de Mariana)⦠y con su hĆ”bil mano izquierda, le agarra los cojones!
Francisco queda quieto en seco, la mujer no le aprieta, pero Ć©l tampoco se mueve, sabe que si lo deseara, la morena se los estrujarĆa con real furiaā¦lo lastimarĆa seriamente!.
Mercedes se regodea: "Que grandes!, extraƱaba tocarlos!".
āOhhh, DĆ©jaā¦dĆ©jamelos, por favorā.
"Tan grandes y sensibles los tienes, y nunca he tenido problemas en dar con ellos!⦠la verdad no te los cuidas bien, querido Francisco".
āQue le harĆ”n a Mariana?ā.
"No te preocupes!, Ella cada dĆa recibe tu enorme verga!, si le entra eso, entonces no serĆ” gran cosa para esa zorra los atributos de mis socios!...EstarĆ” bien tu mujercita!, Jajaja".
āNo le hagan nada!, UUuugghhhhā. Mercedes le aprieta un poco el escroto, callĆ”ndolo!.
La enfermera sacó de su bolsillo la navaja, y amenazó a Francisco:
āOlvĆdate de ella!...PreocĆŗpate por ti mismoā¦sabes bien que dĆ© querer puedo hacerte mucho daƱo!ā. Francisco no dejó de ver el filo del arma.
āAhora mi querido huevón!, charlaremos⦠Y te dirĆ© los tres motivos por los que te traje aquĆ!ā.
ContinuarĆ”ā¦
Gracias
Comentarios a zatniktiel@hotmail.com
Esta historia seguirĆ” en TODO SOBRE MI PADRE, Historias Anexas 6 Historia 8, la cual serĆ” el final de esta saga.
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