Ballbusting entre maduros (14/15): Deshuevando al señor - Las Bolas de Pablo

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24 oct 2017

Ballbusting entre maduros (14/15): Deshuevando al señor

CONTIENE:
-BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE


   —¿Qué harás esta tarde, hijo? —preguntaba Marcos Chacón por llamada telefónica a Pablo.

   —Por el momento creo que nada, no tengo ningún pendiente.


   —Necesito que me acompañes a realizar un favor. Simón hoy estará ocupado con su cumpleaños en el restaurante e Israel viajará a visitar a sus hijos. Quería saber si tu pudieras.


   —Sí. Hoy estaré libre, ¿y qué clase de favor es?


   —En el camino te dare detalle y despues celebramos con Simon —concluyó Marcos Chacón arreglándose el cuello de la camisa.




   En la última reunión de maduros se había impuesto la regla de que ellos debían llevar a sus hijos y quien no lo hiciera sufriría las consecuencias. Aunque del grupo los únicos que tenían varones entre sus descendientes eran Marcos y Lisandro tanto René como Manuel tenían hembras, una niña y la otra adolescente respectivamente.

   Marcos explicó a su hijo las clases de reuniones que tenía con sus amigos basadas en juegos y desafíos, Pablo pareció encantado con las propuestas que tuvieron a lo largo de los meses. Fueron los últimos en llegar a casa de René.


   —Pensé que te habías acobardado de venir —expresó René lanzando una mirada de importancia a Pablo.


   —A mi padre no lo conozco como hombre cobarde —defendió Pablo—. Es un guerrero muy valiente.


   —Valiente tiene que ser para el juego de hoy —expresó Roland lanzando la mirada en dirección a Lisandro que sostenía a su hijo del hombro, un muchacho de tez blanca y cabellos castaños—. Para el juego de hoy hemos dispuestas dos habitaciones, una para Marcos y la otra para Lisandro el hijo de uno entrará con el padre del otro y hará todas las artimañas que crea necesario para excitarlo y golpearle las pelotas hasta que ya no pueda mas y se rinda.


   Pablo sonrió emocionado, según él, golpear a Lisandro constituía una oportunidad única y siempre lo imaginó chillando en el piso por sus bolas.


   Determimó René:

    —. Roland y yo haremos de jueces y evaluaremos.


   —Mucho éxito, hijo —deseó Lisandro a su ceñudo hijo—, lo tienes todo para hacer rendir a ese huevón, tiene las huevas grandes y débiles.


   Marcos, Roland y el hijo de Lisandro ocuparon la habitación de al lado mientras el canoso, René y Pablo se quedarían allí.


   —Quitate la franela, Lisandro —dijo Pablo.

   —Será en lo único que te obedezca —aseguró su amigo. Quitándose la prenda de vestir y mostrando un abdomen duro.


   Lisandro se sentó en un mueble con las piernas separadas, llevaba un pantalón blanco que se levantaban por una gran erección. El señor tenía una enorme sonrisa en el rostro.


   —No sufro de vergüenza —se acercó Pablo—, y haré todo para que mi padre gane.


   A continuación se oyó un grito doloroso desde la habitación de al lado.


   —Parece que Marquitos ya está perdiendo —se rió René.


   Pablo apretó los labios preocupado. El rubio se despojó de sus ropas revelando su cuerpo musculoso y un paquete en ropa interior blanca que hizo agua la boca de Rene. Se sentó a un lado de Lisandro y presionó su nariz contra el pecho del hombre inhalando profundamente. Su polla se agitó con excitación mientras pasaba la lengua por el abdomen haciéndole un apetecible cosquilleo obligándole soltar una risita.

   —He escuchado que tus huevos parecen de gatito —susurró en burla Pablo.


   —Y yo que tus genes están alterados y provocan grandes huevos de bobo —supo atacar Lisandro con una sonrisa en la boca.


   Se oyó otro grito desesperado de Marcos Chacón.


   —Que tonto fui —comentó René—, me hubiera ido a la otra habitación para disfrutar de como deshuevan a Marcos.


   Pablo se acercó  al pecho de Lisandro y empezó a mordisquar una de sus tetillas pudiendo soltar en el maduro largos y profundos gemidos de placer.


   Pablo comenzó a chupar los abdominales mientras Lisandro cerraba los ojos y exhalaba profundamente.


   Sin avisar Pablo descargó un furioso puñetazo contra la entrepierna de Lisandro.


   El atractivo señor soltó un grito agonizante tan letal como los de Marcos Chacón en la otra habitación.


   Lisandro se retorció, soltando gemidos ahogados.


   Pablo suspiró y se incorporó quedando a la altura del rostro del canoso hombre. Ambos se miraron a los ojos, Lisandro tenía un destello de miedo en la mirada y como tenía los muslos separados no se esperó que Pablo enterrara la rodilla contra sus pelotas.


   Lisando soltó otro grito.


   Pablo continuó afincando todo el peso de su cuerpo contra las dos jugosas gónadas bajo su rótula, provocando un grito penetrante.


   La polla dura de Lisandro se crispaba y palpitaba mientras gemía y gemía en una curiosa mezcla de placer y dolor.


   Después de un rato, Pablo levantó la rodilla y miró el pantalón envuelto en erección. Agarró el par de cojones de Lisandro entre sus manos y los apretó.


   Lisandro soltó un lamento agonizante mientras Pablo le retorcía las huevas.


   Los ojos de Lisandro se agrandaron perdiendo el foco y su boca se abrió de par en par.


   —Oh, vaya —murmuraba René con una potente erección encima.


   Al lado resonó otro grito de Marcos Chacón.


   Lisandro estaba gimiendo mientras su polla se crispaba violentamente.


   Pablo dejó de estrujar los testículos del hombre pero enseguida los torturó con un rotundo puñetazo.


   Lisandro chilló al sentir el golpe contra sus gónadas débiles y llenas de esperma.


   Pablo miró a Lisandro, su rostro estaba contorsionado y dolorido. Volvió a enterrar la rodilla en las bolas de Lisandro por lo que le hizo gritar muy fuerte de nuevo.


   Pablo se levantó y retrocedió. Mirando a René preguntó inocentemente:


   —¿Una patada?


   René se echó a reír.


   —¡NO! —protestó Lisandro.


   Pablo observó el dibujo de las pelotas de Lisandro que se marcaban descansando. Pablo sonrió malvadamente y entrelló la planta del pie especialmente el talón contra la entrepierna haciendo que Lisandro dejara escapar un grito.


   Pablo afincó el talón contra las bolas de Lisandro una vez más, haciéndole gritar en agonía.


   Lisandro se retorció, apartando el pie de Pablo y acurrucándose en posición fetal.


   Pablo miró al hombre que se agarraba con dolor las bolas.


   —Me… rindo —determinó dolorosamente.


   A Pablo se le iluminó el rostro de alegría enseguida saltó y corrió a la otra habitación seguido de René.


   —¡Papá, hemos ganado!


   Pablo lo abrazó con entusiasmo mientras el hijo de Lisandro pateaba el suelo furioso. René y Roland se miraban divertidos ambos habían presenciado un gran espectáculo.


   Tres minutos después Pablo regresó a la habitación para buscar su ropa y consiguió a Lisandro en el clímax de la masturbación.


   El canoso hombre respiraba acelerado y su cuerpo se tensó. Así fue como su polla estalló con un chorro gigante de semen cremoso que se disparó en el aire antes de llover sobre su cuerpo.

   Chorro tras chorro de esperma pegajoso salió de su polla y salpicó su cuerpo, cubriendo el vientre de Lisandro en una gruesa capa de esperma salada. Pablo le guiño un ojo, agarró su ropa y salió de la habitación.


   Cuando estuvo completamente vestido René lo llevó a un lado y le hizo una propuesta para estar juntos a lo que Pablo respondió:


   —Hoy solo he venido para acompañar a mi padre y hacerlo ganar pero estoy casado y a él lo quiero mucho.

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