La venganza de los ex (1/10): Notificacion de facebook - Las Bolas de Pablo

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13 oct 2017

La venganza de los ex (1/10): Notificacion de facebook



CONTIENE:
-SEXO HOMOSEXUAL
-BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE

   Pablo y David habĆ­an resuelto pasar un fin de semana completo en la playa, puesto que los padres de Pablo tenĆ­an un departamento muy cercano al mar. Desde el matrimonio de ambos se habĆ­a fortalecido la relaciĆ³n aunque se pondrĆ­a a prueba ante una difĆ­cil temporada que debĆ­an convivir.


   Una maƱana David decidiĆ³ bajar a la playa y disfrutar de las caricias y los movimientos del mar, en mĆ”s de una ocasiĆ³n sintiĆ³ sobre Ć©l mĆ”s de una mirada de mujer u hombre, tenĆ­a el moreno y amplio torso desnudo al aire tostĆ”ndose por el cĆ”lido sol y usaba un short de varios colores que apretujaba un rico paquete y unas adorables nalgas.



   David estuvo largos minutos en la playa hasta que decidiĆ³ subir al departamento, al contrario de Ć©l Pablo no era un asiduo al mar ya que alegaba odiar insolarse y el contacto de la arena (sin embargo juntos habĆ­an compartido horas en dĆ­as anteriores en la playa).



   David secĆ³ su cuerpo con una toalla que habĆ­a dejado en la orilla y tras quitar la arena de sus pies subiĆ³ al departamento. ConsiguiĆ³ a Pablo sentado cerca del balcĆ³n de la sala leyendo Diez Negritos de Agatha Christie.



   —Muy inspiradora tu novela por el sitio donde tĆŗ y yo estamos —comentĆ³ David.



   —La estoy releyendo —comunicĆ³ Pablo cerrando el tomo.



   —El agua estĆ” muy rica, frĆ­a todavĆ­a pero muy buena bajemos y estemos un rato por allĆ”.



   —No —rogĆ³ Pablo con fastidio dejĆ³ su asiento y acercĆ”ndose a David colocĆ³ sus manos en la cintura de su pareja—. QuedĆ©monos mĆ”s rato aquĆ­. Yo quiero estar contigo.



   —No, que lata. Yo quiero estar mĆ”s rato en la playa.



   —Pareces un niƱo —sonriĆ³ Pablo besando a David en la boca—. Estar todo el dĆ­a allĆ” abajo es tan tedioso.



   —No, bajemos —rogĆ³ David—. Quiero estar contigo allĆ”.



   —Y yo quiero estar contigo aquĆ­.



   A David le brillaron los ojos y con una sonrisa y voz pĆ­cara quiso saber:



   —¿Acaso quieres que te convenza de bajar?



   —¿A quĆ© te refieres? —sonriĆ³ Pablo tambiĆ©n.



   —Tengo mis mĆ©todos para hacerte cambiar de opiniĆ³n, voy a aplicarlos para hacer que bajemos juntos.



   —Oh, no.



   —Oh, sĆ­.



   David comenzĆ³ a besar a Pablo en el cuello arrancĆ”ndole unas cosquillas, abrazĆ”ndolo y sin dejar de besarlo lo trasladĆ³ a la habitaciĆ³n donde ambos dormĆ­an.



   David lo arrojĆ³ a la cama y le manoseaba la verga que ya estaba gorda y gruesa de la erecciĆ³n. Sus labios, enmarcados en una barba estaban hĆŗmedos y se deslizaban sobre los de su esposo suavemente.



   —No vas a convencerme —indicĆ³ Pablo.



   —MantĆ©n la calma ya verĆ”s que lo lograrĆ©.



   David que era todo un experto al estar en la intimidad se deslizĆ³ al pecho de Pablo y le entregĆ³ varios besos causĆ”ndole mĆŗltiples sensaciones a medida que tambiĆ©n lo irritaba con su barba. Pablo gimiĆ³ suavemente.



   —¿No que no? —riĆ³ David.



   —No —se resistiĆ³ Pablo riendo.



   David siguiĆ³ lamiĆ©ndole el cuerpo, erizĆ”ndole la piel de emociĆ³n. Pablo no se contuvo y jadeĆ³.



   Finalmente David se situĆ³ entre las piernas de Pablo y comenzĆ³ a mamarle el miembro. Pablo cerrĆ³ los ojos y se dejĆ³ llevar por la exquisita sensaciĆ³n. Un fuerte gemido le indicaba a David que si hubieran hecho una apuesta Ć©l la estarĆ­a ganando.



   Cuando Pablo sentĆ­a que no podĆ­a estar mejor vio que David se incorporaba para agarrarlo de la cadera. Se aproximo a agarrar el lubricante y lo usĆ³ en Pablo. Poco a poco introdujo el duro pene en su ano y empezĆ³ a empujar. Pablo sintiĆ³ la presiĆ³n, el pene de David no era descomunalmente grande pero sĆ­ excesivamente grueso. David lo agarrĆ³ firmemente de la cadera y lo empujĆ³ hacĆ­a Ć©l, haciendo que el falo entrara mĆ”s. Pablo emitiĆ³ un grito leve.



   David iniciĆ³ el vaivĆ©n sobre Pablo que sintiĆ³ la presiĆ³n dentro de su culo, haciĆ©ndole contener el aire para no gritar.



   Al cabo de varios minutos sintiĆ³ un cambio en la acciĆ³n. A pesar de que el bombeo era mayor, en cierta parte su trasero se acostumbrĆ³. Ya no sentĆ­a tanta presiĆ³n y era cĆ³modo. Las embestidas ya no eran dolorosas sino que le provocaban un cosquilleo grato.



   David dulcemente girĆ³ la cabeza de Pablo y le plantĆ³ un beso en los labios.



   Tras continuar follando a Pablo, David emitiĆ³ una exclamaciĆ³n gozosa que llenĆ³ de espasmos el trasero de Pablo producto de la verga que le llenaba de su semen.



   Posteriormente extrajo su pene de Pablo y lo hizo dar media vuelta. Pablo cerrĆ³ los ojos y separĆ³ las piernas dejando a merced sus genitales para que hiciera con ellos lo que desease, sin embargo David se acomodĆ³ y se metiĆ³ el duro pene de Pablo en la boca. Pablo se quedĆ³ sin palabras por la maestrĆ­a de los deliciosos labios trabajando en su fierro. DespuĆ©s la boca tambiĆ©n degustĆ³ los huevos y los chupĆ³ a gusto.



   David terminĆ³ tragĆ”ndose el torrente de semen que Pablo expulsĆ³ dentro de su boca.



   Al concluir se incorporĆ³ y le dio un beso. El sabor salado del semen asaltĆ³ los sentidos de Pablo al igual que el aroma leve de los labios masculinos de David que entregaba muy buenos besos.



   —¿LogrĆ© mi objetivo? —preguntĆ³ David echado a un lado de Ć©l en la cama.



   —Seguro que no —dijo Pablo sintiĆ©ndose divertido—. Prefiero quedarme aquĆ­.



   —¡Af, Pablo!



   —Si bajamos no podrĆ© darte en pĆŗblico los besos que tanto te gustan.



   —TĆŗ tambiĆ©n detestas los besos en pĆŗblico y para eso ya tendremos una eternidad para darnoslo.



   Pablo mirĆ³ al techo y suspirĆ³.



   —EstĆ” bien, bajemos.



   Juntos tomaron una ducha donde David pudo resistirse a las caricias de Pablo y obligarle a salir. Cuando estuvieron a punto de irse el celular de Pablo sonĆ³ con un habitual tono.



   —Una notificaciĆ³n de Facebook —avisĆ³ acudiendo a Ć©l para revisar—, una notificaciĆ³n de amistad.



   David que terminaba de sujetar su short observĆ³ la reacciĆ³n en el rostro de su esposo. Pablo tenĆ­a las cejas dobladas mientras su boca se debatĆ­a entre perplejidad con risa y repulsiĆ³n.



   —¿Ocurre algo? —quiso saber David.



   —No, es sĆ³lo que un ex me hizo la peticiĆ³n.



   —¿Ah, sĆ­, un ex? —sonriĆ³ David—. SerĆ” mejor que ese ex sepa que ese pene tuyo me pertenece.



   Pablo riĆ³ todavĆ­a extraƱado mirando su telĆ©fono.



   —TenĆ­a mucho tiempo sin saber de Ć©l.



   David levantĆ³ una ceja arrogante y con buen humor agregĆ³:



   —Es que tus pensamientos son para mi. ¿De quĆ© estĆŗpidillo se trata?



   —Es Alfredo… Alfredo Klemn.



   La sonrisa en David se desintegrĆ³ al escuchar el nombre de quien fuera la Ćŗltima pareja de Pablo asĆ­ como se esfumĆ³ su buen humor.



   —¿Y quĆ© planeas hacer?



   —Aceptarlo ya no siento nada por Ć©l.



   —RespĆ©tame, Pablo, te voy a pedir de primera que elimines su solicitud.



   —¿Y por quĆ©? Ɖl no significa nada para mĆ­ y ahora yo estoy contigo.



   —¡Pues por eso no quiero que lo aceptes! Va a empezar a escribirte, va a querer saber de ti. Y yo no quiero enterarme que tienes alguna clase de contacto con ese tipo.



   —¿EstĆ”s celoso? —sonriĆ³ con picardĆ­a Pablo juzgando el rostro de David.



   —TĆ³malo como quieras.



   —Lo voy a aceptar —bromeĆ³ Pablo sintiĆ©ndose divertido por el carĆ”cter tomado por David—. A fin de cuentas ya es mi turno.



   —¿Tu turno de quĆ©?



   —Cuando estĆ”s en tu gimnasio tienes a hombres y mujeres coqueteandote y yo lo tengo que soportar ahora tĆŗ debes aguantar a Alfredo.



   —¡Carajo, Pablo, esas son estupideces!



   —No me importa, lo voy a aceptar.



   —Pablo, si ese tipo se llega a acercar a ti y te hace algo, le voy a reventar la cara a golpes.



   —Lo aceptarĆ©, es mi decisiĆ³n.



   —¡Mierda!



   Con su mal semblante David cruzĆ³ la habitaciĆ³n y se dedicĆ³ a mirar al mar desde el balcĆ³n. Pablo se riĆ³ y rechazĆ³ la solicitud dejando el celular a un lado para acercarse a David abrazandolo desde la espalda.



   —Ya borrĆ© la peticiĆ³n de amistad, no te preocupes.



   A pesar de la suave voz David no respondiĆ³.



   —Quiero que sepas que te respeto mucho y te amo. ¿Sigues molesto?



   —…



   —Te veĆ­as muy sexy celoso por mi. Me divertĆ­.



   —…



   —Me excitĆ© de imaginar a mi macho celoso defendiĆ©ndome y partiĆ©ndole la cara a Alfredo, jajaja.



   —…



   —Ya, David, habla. No arruinemos nuestro viaje por Alfredo. ¿EstĆ”s molesto aĆŗn? —David seguĆ­a sin dirigirle la palabra, incluso no lo abrazaba pero la mano de Pablo se trasladĆ³ de su duro abdomen al miembro que se sentĆ­a duro por la erecciĆ³n. Pablo le susurrĆ³ al oĆ­do—. ¿Sigues enfadado?……… Tu silencio lo dice todo sin embargo tu pene demuestra que le gusta mi voz y mi contacto, Ć©l no estĆ” rabioso conmigo.



   David se echĆ³ a reĆ­r.



   —Porque Ć©l es un traidor —dijo.



   Pablo tambiĆ©n riĆ³ y abrazĆ³ mĆ”s fuerte a su esposo, entregĆ”ndole un beso en la mejilla.



   —Te amo, tonto. BorrĆ© la solicitud. Vayamos a la playa a olvidar este mal momento.



   David asintiĆ³ con la cabeza y ambos salieron del balcĆ³n. Cuando Pablo cogĆ­a la llave David lo llamĆ³ y sin avisar lo agarrĆ³ de las pelotas.



   —No quiero que nunca me falles —dijo tranquilamente apretando suave el par de grandes gĆ³nadas.



   —¡Oooh! —se lamentĆ³ Pablo.



   Sin soltarlo David acercĆ³ su boca a la de Ć©l y se besaron apasionadamente. Pablo estaba ya muy excitado.



   —Eres un tipo muy lindo, Pablo. Y a tu lado he sentido un feeling perfecto, ambos lo sentimos, no quisiera separarme de ti.



   La mirada de David era firme y sus palabras sinceras.



   Las rodillas de Pablo estaban tambaleantes mientras su polla sugerĆ­a una contagiosa erecciĆ³n en su traje de baƱo.



   David se inclinĆ³ y cerrĆ³ los labios sobre Pablo, pasando una mano por su cabello. El corazĆ³n de Pablo se agitĆ³ cuando la otra lengua explorĆ³ el interior de su boca.



   Pablo se sentĆ­a muy bien hasta que fue devuelto a la realidad por el apretĆ³n de huevos que le propinaba David.



   —Ok. Detengamonos.



   David soltĆ³ el par de gĆ¼maros de Pablo, el cual se encorvĆ³ sosteniendo sus testĆ­culos.



   —¿EstĆ”s bien?



   Pablo afirmĆ³ con la cabeza.



   —¿Bajamos a la playa?



   Pablo volviĆ³ a afirmar sin emitir palabras, se enderezĆ³ y llevĆ³ las manos a ambos lados de la cadera, su dolor pasarĆ­a mientras bajaban a la playa.



   Sin advertencia, David estampĆ³ la rodilla contra la entrepierna, aplastando las huevas de Pablo entre su pelvis y la rodilla. Los ojos de Pablo se abrieron de par en par y se arrodillĆ³ para agarra sus doloridas pelotas.



   David se sentĆ³ a su lado, tenĆ­a una notable erecciĆ³n en el short que tuvo que acomodar con la mano. AcariciĆ³ con el dorso de la otra mano el doblado en dolor rostro de Pablo.



   —EsperarĆ© a que te recuperes y bajamos.



   Pablo afirmĆ³ con la cabeza emitiendo un dĆ©bil gemido.

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