CONTIENE:
-BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE
La cabeza de Marcial se alzĆ³ de las almohadas parpadeĆ³ un par de veces hasta fijar posiciĆ³n en el techo el cual no era el de su casa ni la de su pareja, se sacudiĆ³ la modorra y recordĆ³ que la noche anterior habĆa estado en una fiesta y que en ese momento estaba sufriendo el tema de la resaca. Su mirada se fijĆ³ en un cuerpo que dormĆa a su lado y cuando alzĆ³ la cabeza para mirar el rostro envuelto en sĆ”banas lanzĆ³ un quejido de desaprobaciĆ³n. VolviĆ³ a acostarse para ordenar los pensamientos. Estaba en una habitaciĆ³n de hotel.
Pasaron varios minutos antes de que Marcial se sintiera lo suficientemente firme como para intentar salir de la cama de nuevo. Cuando lo consiguiĆ³. Se colocĆ³ la ropa interior azul formando un apetitoso monticulo en su entrepierna mentalmente rogaba que AarĆ³n su ex pareja no se despertase. La noche anterior Rafael su novio no lo pudo acompaƱar a la fiesta por lo que tuvo que ir solo y allĆ fue donde se encontrĆ³ con AarĆ³n por lo que el alcohol y los recuerdos hicieron que los besos abrazos y finalmente el sexo los dominase.
Mientras Marcial terminaba de vestirse el cuerpo sobre la cama se moviĆ³ en seƱal de que AarĆ³n se estaba despertando. Ambos se miraron y se dirigieron una corta sonrisa, AarĆ³n abandonĆ³ la cama portando una alegre ereccion matinal. Su moreno cuerpo era esbelto con un rostro inspiradoramente guapo.
Caminando hasta Marcial depositĆ³ una mano sobre su hombro y le saludĆ³ con seductora voz.
—Hola. ¿CĆ³mo te sientes?
Marcial ajustaba la correa de su pantalĆ³n y sin levantar la mirada respondiĆ³:
—Muy bien.
—PensĆ© que ibamos a durar un poco tiempo mĆ”s aquĆ y hablar.
—No, debo irme. Rafael me debe estar esperando no he revisado el celular pero seguramente debo tener varias llamadas perdidas de Ć©l.
—¿Ah sĆ, Rafael?
—¡Oooooh!
—¿Me estĆ”s hablando en serio? DespuĆ©s de todo lo que pasĆ³ anoche y que me recordaste que aĆŗn me amas, ¿te atreves a hablarme de Rafael?
Los pulgares del hombre se clavaron profundamente en sus gĆ³nadas.
Sus bolas se empezaron a sentir tan comprimidas que a Marcial le costĆ³ respirar.
—Su… su… suelta…
—¿Por quĆ© no llamas a Rafael para que te venga a defender? LlĆ”malo y dile que estĆ”s en un hotel conmigo y que anoche cuando follabas ni su recuerdo pasĆ³ por tu cabeza.
El hombre se echĆ³ a reĆr bruscamente mientras procedĆa a apretar tan fuerte la mano que le temblaba.
De un momento a otro el apriete de AarĆ³n se detuvo y Marcial intentĆ³ jadear…
—Jaff, jaff…
—¿Entonces con tu actitud quieres decir que lo de anoche significĆ³ nada para ti? Que volverĆ”s a huĆr para refugiarte con Rafael. El tipo que se metiĆ³ en el medio de nosotros.
—AarĆ³n, necesitas entender que…
—¡Yo no necesito entender nada!
Y tras interrumpirlo AarĆ³m chocĆ³ un puƱetazo entre las piernas de Marcial, casi aniquilando sus huevos.
Marcial cayĆ³ al piso adolorido agarrĆ”ndose las bolas con ambas manos.
Hubo un eterno silencio donde AarĆ³n con una erecciĆ³n miraba a Marcial retorcerse frotĆ”ndose las huevas.
Marcial apenas se habĆa recuperado del Ćŗltimo golpe en sus gĆ³nadas cuando sintiĆ³ un pie zambullirse entre sus piernas por detrĆ”s y comprimir sus manos que protegĆan su escroto.
—¡Ooooh!
Marcial se quedĆ² en posiciĆ³n fetal aturdido por el grave dolor de huevos que sufrĆa.
—Otra vez me siento decepcionado de ti. DespuĆ©s del buen momento que tuvimos anoche. Vuelvo a odiarte.
AarĆ³n dio media vuelta y se dirigiĆ³ a recoger su ropa. PreferĆa vestirse y escapar del hotel y de todo mal recuerdo de Marcial.
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