Franko (2/7): El emperador - Las Bolas de Pablo

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28 oct 2017

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Franko (2/7): El emperador

CONTIENE:
-BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE


   Franko el prófugo rey de Arkadia miraba por la ventanilla del tren continental donde viajaba, contemplando el desĆ©rtico paisaje del paĆ­s de Nilo, una nación rica económicamente, poderosa en cuanto a armas y que en tiempos pretĆ©ritos fueron tierras de grandes faraones y pirĆ”mides en el planeta Rojo.

   HabĆ­a sido un viaje largo desde la huida en la madrugada de su natal Arkadia hasta llegar a otro paĆ­s donde pudo embarcarse en un tren que lo llevarĆ­a a otro continente para recuperar con la ayuda del Ćŗnico emperador que ofreció su trono.

   El jóven continuaba observando por la ventanilla faltaba poco para llegar, cuando la puerta elĆ©ctrica del compartimiento se abrió dando paso al Ćŗnico hombre que podĆ­a ingresar allĆ­, Alexander, su guardaespaldas que continuaba vistiendo de civil para no llamar la atención de ciudadanos.
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Alexander

   ā€”Mi rey, hay nueva información.

   ā€”ĀæDe quĆ© se trata? —quiso saber Franko mirĆ”ndole.

   ā€”AsdrĆŗbal Cruise acaba de dar una conferencia para la televisión mundial.

   El rostro de Franko adquirió un semblante duro al oĆ­r el nombre del rey de Badia, aquella nación que lo despojó de su reino.

   ā€”SerĆ” mejor que vea la grabación para que entienda el nuevo mensaje de Rocco que se le presenta —dijo Alexander extrayendo del bolsillo de su pantalón una memoria usb que conectó al televisor del compartimiento—. Es un tirano ese hombre, lo degollaremos —encendió el aparato y proyectó la grabación publicada en pocos minutos.

   Franko observó la imagen de una sala con muchas personas y en el centro del salón ocupando un podio estaba AsdrĆŗbal dirigiĆ©ndose al pĆŗblico. Era un hombre aĆŗn joven aunque a pocos aƱos de la mediana edad, era robusto y de cuerpo fuerte y en las facciones de su rostro se detallaban los rastros de sadismo y crueldad que le gustaba proyectar en su reinado intervencionista.

   ā€”Desde el dĆ­a de ayer hemos decidido apropiarnos de la nación de Arkadia —decĆ­a con fuerza—, tras aƱo de intentar negociar con los reyes Tavalas y obtener respuestas negativas de su parte decidimos intervenir el territorio y tomarlo por la fuerza —hubo ruidos de aplausos cómplices en aquel salón. Cuando mermaron el tirano continuó hablando—. La nueva civilización de Arkadia serĆ” administrada por nosotros de forma eficiente, de la misma extraeremos importantes recursos de provecho para nuestra nación y de los aliados.
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   Franko dio un puƱetazo a la mesa.

   ā€”Ā”Eso es lo que querĆ­as, hijo de puta, robarnos!

   ā€”Ciudadanos de Arkadia —continuaba AsdrĆŗbal—, no temaĆ­s a su nuevo emperador que los arroparĆ” con la protección de Badia convirtiĆ©ndola en apĆ©ndice de una nación potencia en fuerza militar, no temaĆ­s. He decidido designar a un nuevo rey para Arkadia, su nombre es TobĆ­as Banem que con mano dura y responsable pondrĆ” el orden en las calles... A los seguidores del descendiente Franko les pido que se rindan, ya no tienen nada que hacer, por sus vidas, rindance ante la fuerza de Badia. Y tĆŗ, Franko Tavalas, serĆ”s capturado y ejecutado una vez te encontremos, no quieras armar un alboroto con el apoyo de tu pueblo porque ya no lo tienes.

   Alexander terminó la grabación y desconectó el USB mientras explicaba:

   ā€”Seguidamente AsdrĆŗbal mostró en su  conferencia imĆ”genes de algunas calles de la ciudad se veian desoladas. Hoy a las 15 horas serĆ” designado y juramentado el nuevo rey. Usted ha recibido un mensaje de Rocco. ĀæDesea leerlo o quiere que le de detalle? —preguntó extrayendo de su jeans un dispositivo que consistĆ­a en una pantalla tĆ”ctil dónde Ćŗnicamente se podĆ­a establecer mensajerĆ­a instantĆ”nea con algunos contactos.

   ā€”Dame detalles.

   ā€”Rocco dice que las calles siguen convulsionadas pero que los soldados estan fulminando a los rebeldes que de a poco se han ido aminorando, Ć©l continĆŗa escondido reclutando gente a la espera de su respuesta. AdemĆ”s alega que debes tener cuidado de la clase de propuesta que te quiera hacer el rey de Nilo, su ayuda no es de gratis. TambiĆ©n envió una fotografĆ­a del rey impuesto por Badia.

   ā€”Quiero verlo.
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   Alexander aproximó a Ć©l el dispositivo electrónico con la fotografĆ­a de TobĆ­as Banem, un hombre joven de cuerpo flaco y atlĆ©tico, de cabellos rubios y piel bronceada, su faz era delgada y alargada casi huesuda, no se leĆ­a en Ć©l rastros de crueldad a pesar del color azul y frio de sus ojos.

   ā€”Un completo tĆ­tere de AsdrĆŗbal —opinó Franko devolviendo su dispositivo a Alexander.

   El tren fue aminorando la marcha.

   ā€”Estamos llegando, seƱor.

   ā€”Guarda el dispositivo en mi equipaje —ordenó Franko—, quiero estar en contacto con Rocco durante la negociación. Prepara tu espada y la del resto de los hombres pero tampoco quiero llamar la atención.

   ā€”EstarĆ”n guardadas en nuestros bolsillos. El emperador Kadar Malouf dijo que debĆ­amos caminar a dos calles de la estación y que allĆ­ nos aguardarĆ” con su equipo.

   El tren ponĆ­a fin a su ruta.

   ā€”RĆ”pido, ve —dijo Franko.

   Alexander se inclinó con respeto y salió del compartimiento.

   Cuando el tren se detuvo en la estación Franko y el resto de acompaƱantes salieron al exterior. Con tan solo tocar suelo presenciaron la calidez del clima. Caminaron por las calles en posición de asterisco al centro iba Franko acompaƱado de Alexander.

   ā€”Parece un paĆ­s de desconfianza —explicaba Franko—. Sin embargo estĆ” lleno de muy buena seguridad y tradiciones entre sus ciudadanos. Me pregunto, Āæen quĆ© nos vendrĆ”n a buscar? ĀæEn camellos?

   Tanto Ć©l como Alexander rieron del chiste despectivo pero se equivocaron cuando llegaron al sitio consiguieron una decena de camionetas blindadas, Ćŗltimo modelo de color negro con vidrios de cristal ahumado.

   ā€”AllĆ­ estĆ” el emperador —susurró Franko irguiendose firmemente.
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Kadar

   El emperador de Nilo era un hombre de tez morena. Se acercaba a la pequeƱa multitud vestido en un traje carĆ­simo de corbata y chaqueta. Su cuerpo era de contextura gruesa y con mĆŗsculos juzgando el ajustado traje azul que se ceƱia a el. Portaba unas gafas de sol que ocultaban sus ojos negros como la noche.

   Cuando se acercó a Franko lo saludó con una reverencia al inclinarse y habló con voz gruesa y fuerte.

   ā€”Franko Tavala, prĆ­ncipe y próximo rey de Arkadia. Bienvenido.

   El emperador siguió erguido y extendió el brazo derecho exponiendo el dorso de la mano. Era el turno de Franko en saludar. El rubio se inclinó y le besó la mano.

   ā€”Kadar Malouf, emperador de Nilo, mi respeto y consideración.

   ā€”Veo que vienes con 15 hombres, repartelos en las camionetas, seguidamente irĆ”s conmigo al palacio. TendrĆ”s toda mi ayuda.

   ā€”Gracias, emperador.

   Franko ordenó al resto de sus acompaƱantes subir con los demĆ”s militares de Nilo cuyos uniformes eran de color arena. Franko y Alexander subieron a una camioneta acompaƱados de Kadar y sus hombres.

   ā€”Emperador quisiera solicitar su total ayuda para la recuperación de Arkadia…

   ā€”EstĆ”s llegando, principe, por ahora quiero que descanses del viaje intercontinental que tuviste. Han sido horas fuertes para vos.

   Franko guardó silencio y desvió la mirada. De momento Kadar se indicó a seƱalar por las ventanillas los paisajes de su región, Franko contemplaba sin decir nada. SabĆ­a que Kadar era un hombre de suerte, pues no era hijo de sangre del anterior rey de Nilo, ya que este nunca pudo egendrar hijos por lo que decidió dejar como sucesor a un chiquillo que fue adoptado con el que tuvo gran conexión como si fueran verdaderamente familia. Sin embargo en la actualidad era nororio que Kadar tenĆ­a problemas familiares con la hermana del rey y su hijo. Pero Kadar habĆ­a sido un excelente emperador con su pueblo.
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   Al llegar a su majestuoso palacio presenciaron un alto lugar con paredes de piedras y muchas columnas y torres.

   ā€”SerĆ”s conducido a tu habitación y posteriormmente serĆ”s llamado para la cena —indicaba Kadar—, postsriormente os llamarĆ© para que presenciemos un evento.

   ā€”Muchas gracias, Kadar, todavĆ­a pido que negociemos tu ayuda para la liberación de mi pueblo que atraviesa crueles momentos.

   ā€”Lo sĆ© pero es justo y necesario que descanses para liberar la mente. Buen descanso, prĆ­ncipe.

   Franko fue conducido por la servidumbre a la torre del palacio que estarĆ­a a su disposición. AhĆ­ ocuparĆ­a una habitación en exclusiva para Ć©l y habĆ­an varias para sus hombres. Encerrado en su pieza habló con Alexander.

   ā€”Puedes retirarte a descansar —ordenaba Franko— pero quiero que dejes a un grupo de custodiando el pasillo y otros la puerta de acceso a la torre.

   ā€”AsĆ­ serĆ”, rey Franko.

   Al estar Franko solo se echó en la cama con el dispositivo de comunicación en la mano. Rocco aĆŗn no se habĆ­a conectado, esperaba que se encontrara con vida. Le escribió:

He llegado al sitio de destino, espero las respuestas positivas. Infórmame tus novedades.

   Franko sin proponerselo se quedó dormido al acto y despertó horas despuĆ©s cuando lo llamaban para la cena. TenĆ­a una respuesta de Rocco:

Las manifestaciones en Arkadia se han visto reducidas por el gobierno de Badia, han ganado terreno. Sigo alimentando la fe en la resistencia. Por el bien de la nación debes pensar con cabeza fría tu proceso de negociación con tu igual pero mucho cuidado con el precio qie tendrÔs que pagar. No des mÔs de lo que puedes.

   Franko abandonó la torre y fue a cenar en privado con Kadar, agradecĆ­a que todo el palacio contara con aire acondicionado debido a la aridez de la región.

   Kadar detalló con orgullo todos los avances de su reinado.

   Cuando la comida terminó Kadar lo invitó a una torre del palacio para presenciar un evento.

   ā€”En mi circunstancias no estoy para celebraciones —negaba Franko—. Necesito liberar a mi gente.

   ā€”Y serĆ” liberada —sentenció Kadar mirandole a los ojos con una intimidante mirada—. Quiero que veas la fuerza de mi poderĆ­o para que no tengas la mayor duda. AcompaƱame que esto os sorprenderĆ”.

   Caminaron a la torre hasta ocupar un espacio donde los protectores de ambos reyes se quedaron custodiando la entrada y Kadar invitó a tomar asiento a Franko, uno estaba al lado del otro. Justo en la seƱal del emperador cuatro hombres desfilaron por la vacĆ­a pero muy iluminada sala de paredes blancas, los hombres iban vestidos en escenario jeans que tenĆ­an estampados el logo de Nilo, una enorme pirĆ”mide con un ojo en la parte superior. Posteriormente fueron despojados de los pantalones.

   ā€”Son mis esclavos —indicó Kadar—, dos de ellos eran reyes antes de que me encargara de conquistar su región, otro era su capitan de seguridad y un cuarto prĆ­ncipe de un paĆ­s que tuvo que arder para pertenecerme.

   Franko dobló la cara sintiendo compasión por la desventura de aquellos hombres, preferĆ­a morir antes de ser humillado como esclavo de otro rey. Los miró uno a uno:

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rey rubio
   Estaba un rubio alto y atlĆ©tico que fue despojado de su reino,  con abdominales marcados y fuertes. A su lado estaba un muchacho de corta edad, con el cabello castaƱo, cuya arrogancia de prĆ­ncipe todavĆ­a no se habĆ­a borrado de su cara, no tuvo tiempo de escapar de las garras del ejercito de Nilo. DetrĆ”s de Ć©l estaba un tipo con cuerpo esculpido y piernas entonadas su reino tambiĆ©n era próspero y ahora lo era mĆ”s bajo la administración de Kadar Y finalmente estaba el Ćŗltimo, el capitĆ”n de seguridad del ex rey rubio, era un macho de piel de bronceada con pecho grueso.

   ā€”Quiero que con esta sesión de entretenimiento os relajes, Franko, para que podamos negociar. SerĆ© justo con vos.

   Los 4 desdichados hombres tenĆ­an los brazos detrĆ”s de la espalda, donde los hombres que los habĆ­an conducido a la sala los ataron con cuerda, despuĆ©s los obligaron a ocupar cuatro sillas donde les ataron los tobillos a las patas obligando a sus piernas estar abiertas.

   Los sirvientes del palacio acercaron a los dos gobernantes 5 grandes cajas depletas de pelotas de acero.
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   ā€”ĀæQuĆ© haremos con eso? —quiso saber Franko.

   ā€”Divertirnos con ellos —respondió Kadal cogiendo una pesada pelota—, y reventarle los testĆ­culos, observa…

   Kadal lanzó con total precisión la pelota contra la entrepierna de uno de sus esclavos.

   Ā”SPLAT!

   ā€”Ā”Ommmph!
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Segundo rey

   El otro hombre que tammbien habia sido rey pensó que su escroto iba a estallar cuando la pesada pelota rebotó entre sus muslos.

   ā€”No creo que tenga buena presición —negó Franko.

   ā€”Hazlo, te divertirĆ”s —indicó Kadar inclinandose para coger otra pelota y lanzĆ”ndola en el aire.

   Uno de los cuatro esclavos gritó y se retorció en agonĆ­a.

   Franko recogió una pelota, aquel objeto pesaba en la palma de su mano, no querĆ­a imaginar cuanto dolor causaba contra los cojones. TenĆ­a sobre Ć©l las cuatro miradas de terror.

   ā€”Hazlo.

   El objeto cruzó el aire cayendo contra la entrepierna del que habĆ­a sido escolta de uno de los reyes causĆ”ndole un inmenso dolor en su hombrĆ­a.
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Jefe seguridad

   Al ex rey rubio se le salieron las lĆ”grimas cuando la pelotita lanzada por Kadal hizo contacto contra sus bolas. Sus grandes pelotas rebotaban cuando cada golpe encontraba su blanco.

   Franko levantó el brazo con la mirada puesta en un ex rey, el esclavo rubio sollozaba y sacudĆ­a la cabeza de forma negativa.

   La pelota impactó contra sus bolas.

   ā€”Ā”AAAAAAaaarrrgggg!

   De un momento a otro varias pelotas empezaron a cruzar la sala.

   El ex jefe de seguridad pensó que iba a vomitar mientras sus testĆ­culos eran golpeados fuertemente por las pelotas que magicamente sabĆ­an como llegar a su entrepierna.

   El ex prĆ­ncipe estaba convencido de que el amo estaba haciĆ©ndo todo lo posible por castrarlo. Kadar sonrió perversamente mientras cada bolita se hundĆ­a en las huevas del muchacho.
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Ex principe

   Los ojos de rubio se abrieron de par en par, cuando una pelota hizo contacto contra sus bolas lanzadas por Franko, el golpe fue tan letal que el esclavo se desmayó. Kadar lejos de preocuparse se burló. La cabeza del ex rey rubio estaba desplomada y baba le corrĆ­a por la barbilla.

   Mientras tanto, el segundo ex rey estaba en un estado de pĆ”nico y su pecho se movĆ­a al sentir los pesados ​​y densos balones chocar contra sus testĆ­culos. El dolor que se irradiaba de ellos se estaba haciendo tremendo; cada pelotita  parecĆ­a una patada directa a la entrepierna.

   VolviĆ©ndose en dirección al ex capitĆ”n de seguridad Kadar lo miró retador. Levantó el brazo sobre su cabeza y el esclavo se estremeció pensando que estaba a punto de recibir otro golpe pero Kadar pareció cambiar de opinión, en lugar de atacar se levantó de la silla y se acercó al ex principe.

   Kadar se arrodilló entre las piernas extendidas del joven, quitó su ropa interior, arrancĆ”ndola con violencia y agarró los huevos del ex prĆ­ncipe en sus manos. Comenzando a amasar y apretar, provocando chillidos en el hombre.

   Kadar clavó la mirada en la entrepierna del joven, dĆ”ndole a sus cojones un apretamiento devastador. El ex prĆ­ncipe gritó mientras sus huevos ya maltratados se comprimĆ­an cruelmente entre sĆ­ y lĆ”grimas fluĆ­an por su hermoso rostro.

   DespuĆ©s de unos momentos, Kadar se puso de pie, se limpió las manos en el pecho del esclavo torturado y se dirigió al ex rey rubio.

   ā€”Tu arrogancia te ha hecho indigno de ser mi esclavo —dijo Kadar, seguido escupió y la saliva cayó en el rostro del inerte ex rey.

   La cabeza del rubio lentamente empezó a volver a la vida, aunque todavĆ­a estaba inconsciente de lo que le estaba a punto de suceder.
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Franko

   Franko vió como Kadar desnudaba al ex rey, ya entendĆ­a por quĆ© el rey de Nilo lo llevaba ahĆ­ y era para demostrarle su fuerza y crueldad si lo llegase a tener como enemigo. Los ojos de Kranko miraron los enormes testĆ­culos del preso rubio.

    El ex rey rubio gimió pidiendo clemencia.

   Hubo una pausa prolongada para el recuento final y Franko se quedó en silencio sintiendo que su pene reaccionaba.

   El ex rey rubio podĆ­a sentir el dolor palpitante que provenĆ­a de sus dos enormes bolas.

   Kadar levantó la rodilla lo suficientemente alto apuntando su negro zapato a las gónadas sobre la silla.

   Cuando Kadar bajó el pie con toda su fuerza aplastó las bolas que crujieron horriblemente. El ex rey convulsionó llorando y gritando. En medio de su desesperación la silla empezaba a balancearse mientras Kadal afincaba con odio el pie.

   Los testĆ­culos del rubio se hinchaban y se volvĆ­an blandos bajo el zapato.

   ā€”Ā”AAAAAARRRGGGG, ARRRRGGGGGG, ARRRGGGG!

   Las membranas de las gónadas estaban luchando para mantener a sus posturas.

   Kadar retiró el pie y Franko detalló que las bolas del sudoroso ex rey estaban vsiblemente mĆ”s grandes por la hinchazón.

   Kadar se arrodilló entre las piernas del rubio y agarró sus bolas, una en cada mano, y apretó tan fuerte como pudo, presionando su pulgar hacia el centro de la masculinidad del ex rey rubio.

   El pulgar de Kadar se hundió mĆ”s profundo en el testĆ­culo izquierdo. El esclavo gritó mientras la presión en su cojón aumentaba.

   Kadar soltó la hueva derecha y apretó la otra mano alrededor de la bola atrapada, presionando el gran óvalo.

   ā€”Ā”AAAAAAAAAAYYYYYYYYYY!

   El ex rey gritaba mientras sentĆ­a su testĆ­culo izquierdo ser aplastado. Estaba palpitando con una intensidad que apenas podĆ­a comprender y miró aterrorizado que las manos de Kadar estaban casi cerradas.

   ā€”Ā”AAAAAAAHHHHHHH!

   Los ojos de Kadar estaban puestos sobre sus manos asesinas. De un momento a otro se percató que la polla del ex rey rubio estaba empezando a hincharse. La mente del rubio se resumĆ­a a pĆ”nico y dolor, su pene estaba lentamente hinchĆ”ndose hasta alcanzar su plenitud de erección.

   ā€”Ā”AAAARRRRHHHHHGGGGG!

   Los ojos del esclavo y el emperador se encontraron. La polla gorda del rubio soltó una cadena de lĆ­quido preseminal que goteó de la cabeza.

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   Kadar continuaba apretando el testĆ­culo dispuesto a desaparecerlo para siempre. El rubio echó la cabeza hacia atrĆ”s y gritó hasta que su polla estalló en dos gruesos chorros de esperma, salpicando el rostro de Kadar.

   El apretón continuaba.

   Para sorpresa de Franko, el emperador soltó el testĆ­culo del esclavo rubio y se enderezó. Únicamente levantó el brazo y clavó una sonóra bofetada contra su esclavo. Al dar la media vuelta y acercarse a Franko, el arkadiano observó que en la barba del moreno emperador quedaban rastros del semen del rubio, ademĆ”s de una erección que el hombre tenĆ­a dentro de su pantalón.

   ā€”La sesión ha terminado, prĆ­ncipe de Arkadia —informó—. Espero que os hayas divertido.

   Franko afirmó con la cabeza sin decir nada no querĆ­a levantarse del asiento porque tambiĆ©n tenĆ­a una erección.

   ā€”Ahora os invito a tu habitación para que tomes una ducha y puedas descansar.

   ā€”No podrĆ© descansar tranquilo cuando mi pueblo es reprimido.

   ā€”OrdenarĆ© limpiar esta sala para que vos y yo tengamos una reunión dentro de tres horas.

   ā€”De acuerdo.

   ā€”PodeĆ­s retirarte, prĆ­ncipe.

   Franko se levantó del asiento y sosteniendo la mirada de Kadar respondió:

   ā€”Mi padre fue asesinado por los hombres de Badia por lo tanto soy el rey de Arkadia.

   ā€”Para mi eres el prĆ­ncipe —corroboró Kadar con voz firme—. PodrĆ© nombrarte rey cuando un decreto oficial asĆ­ lo asigne. Por ahora podeĆ­s retirarte, prĆ­ncipe.

   Franko abandonó la torre odiando a Kadar, esperaba que lo ayudase y le preocupaba que fuera la Ćŗnica nación que ofreció ayuda para recuperar el trono. Cuando llegó a su habitación leyó un mensaje de Rocco que le preocupó.

   El nuevo rey en pocos dĆ­as tomarĆ” nuevas medidas, ellas incluye disolver nuestro parlamento pero no convocarĆ” a elecciones. Me ha llegado una información de buena fuente que a nuestras costas estĆ”n llegando buques de Badia cargado con mĆ”s militares y con escorpiones acorazados.

   Franko cerró los ojos preocupado, aquellos escorpiones servĆ­an como artefactos blindados usados durante la guerra tal y como las tanquetas de nuestro mundo.

   Franko se dedicó a informar al presidente del parlamento arkadiano sus preocupaciones y que hasta el momento no habĆ­a tenido con Kadar conversación alguna para recuperar su reino.

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