Diversos relatos basados en la mitologĆa griega, agregĆ”ndoles el necesario y siempre esperado contenido Ballbusting, tanto Femenino/Masculino como M/M.
Contiene
Sexo Heterosexual
Ballbusting Masculino/Masculino
Orginal de: ZATN.
Sexo Heterosexual
Ballbusting Masculino/Masculino
Orginal de: ZATN.
Egeo rey de Atenas e hijo de Pandión II y Pilia, habĆa llegado al vecino reino de TrecĆ©n, en donde pasó la noche camino a su nación, para lograr,-gracias al OrĆ”culo de Delfos-, tener por fin un heredero.
Pero el Rey de TrecĆ©n Piteo, quiere que el hijo de Egeo sea su nieto, y aduce un plan para lograr sus propósitosā¦
ā¦Mediante amenazas, obliga a su joven y viuda hija Etra, a seducir al alcoholizado rey de Atenas, dĆ”ndose el encuentro sexual entre ellos, quedando asĆ finalmente embarazada.
Al dĆa siguiente, un enfurecido Egeo busca venganza contra el Monarca de TrecĆ©n quien es el responsable de todo; AsĆ en el cuarto de baƱo, se da una pelea entre el molesto rey y 3 de los escoltas de Piteo.
La pelea es intensa, y a pesar de recibir un fuerte golpe en sus grandes testĆculos, Egeo resulta vencedorā¦Y a continuación irĆ” por el mismo Piteo!
Antes de conocer los sucesos entre Egeo y Piteo, conocerÔn con mÔs detalle cómo fue la intimidad del Rey ateniense con la bella Etra:
En medio de toqueteos, besos y toda clase de disfrute, Egeo no pudo contener mĆ”s su pasión y con decisión empujó a la mujer contra los abundantes cojinesā¦
Con la mujer acostada boca abajo, el rey pudo degustar con la mirada el amplio trasero de Etra, Babeo un instante ante semejante manjar de retaguardia.
āOh gracias gran Zeus! lo que me habĆ©is dado a probar esta nocheā¦ā.
La princesa se asustó un poco ante las proporciones viriles del varón y le expresó:
"Sed delicado gran rey, vuestra polla es mƔs grande que la de mi difunto esposo".
De nada sirvió la advertencia, pues Egeo no pudo mĆ”s y metió el pene en su vaginaā¦el miembro la penetró con rapidez, entrando a profundidad y generando en Etra un grito de placer y dolor. Egeo se preocupó un momento y le suplicó:
"Soportad toda mi virilidad princesa!, resistid un poco, Os aseguro que hoy te harƩ olvidar toda las noches de amor con tu marido".
El alcoholizado Egeo embistió con mĆ”s fuerza a Etra, la cual reaccionó de buena formaā¦el pene seguidamente le dio placer, llevĆ”ndola a pedir mĆ”s verga; El hombre mayor la volvĆa loca con el goce, algo que la mujer no creĆa por la edad del rey...
ā¦Que equivocada estaba la princesa!, Egeo era un magnifico amante, con sus mĆ”s de 50 aƱos, tenĆa aĆŗn la potencia de un hombre joven, sumado a su experiencia amatoriaā¦Sin duda un hombre perfecto en la cama.
Con mimos, caricias y bellas frases, Egeo complació a la princesa. Etra pronto alcanzó el mayor orgasmo de su vida, pero sólo era el principio para Egeo.
El rey la cabalgo como a una yegua, y Etra vio casi todas las posiciones sexuales antes de terminar el rey.
La pasión desmedida se daba mientras las pelotas de Egeo no paraban de brincar entre los gruesos muslos de atenienseā¦Para terminar siempre estrellĆ”ndose contra el perineo de la mujer.
Y tras un largo tiempo de penetrar esa vagina, las grandes bolas del monarca por fin se recogieron bajo su verga, listas a llenar de lĆquidos masculinos el interior de la princesa de TrecĆ©n.
Etra sintió como un abundante y fuerte chorro de esperma ardiente le llenaba vagina y Ćŗtero. Egeo del goce no se percató como el calor previo de sus huevas le abandonaba y se trasladaba al Ćŗtero de Etra, quien abrumada, tampoco se percató del calor fecundador que le invadĆa.
Etra quedó satisfecha y se recostó de medio lado, mientras Egeo jadeaba a plenitud, y le sacaba en pene aun chorreando leche.
Pero el rey a pesar de hallarse somnoliento por reciĆ©n eyacular, y el exceso de vino, dio seƱas a la mujer de volver a abrirle las piernasā¦el varón querĆa penetrarla de nuevo.
La princesa veĆa la esperable cara de sueƱo de Egeo, pero ahora se alarmaba con el pene del rey, que si bien estaba untado de esperma, comenzaba a recuperar fuerzas.
Etra nunca habĆa tenido sexo tan seguido, su difunto marido se lo hacĆa una vez y ambos procedĆan a dormir satisfechos, Pero era obvio que Egeo era mucho mĆ”s viril que otros hombres, y a pesar de su sorpresa, aceptarĆa continua fornicando con Ć©l.
Una nueva y larga sección de sexo ocurrió, y el rey no ceso en bombear la vagina de la hembra. 3 orgasmos consecutivos sacudieron el cuerpo de la princesa, que jadeaba como animal sediento.
Enseguida otro abundante paquete de esperma abandona los grandes huevos de Egeo, la mujer sintió el derramar de toda esa leche fuera de su repleta vagina.
Una vez mĆ”s el par esta exhausto, pero Egeo no ha tenido suficiente!. El inagotable macho ateniense querĆa un tercer postre, y meneando su verga larga y flĆ”cida, esperaba despertarlaā¦
ā¦pronto la estimulación hizo efecto.
āEsperad, rey Egeo!ā. Etra se asustó pues se sentĆa agotada, y de reiniciarse la acción sexual, estarĆa en una clara desventaja.
(Acomodando su glande en la entrada de la cueva femenina)ā¦Etra actuó!, llevó una mano a su entrepierna y le tocó las huevas.
"Oh princesa!...veo que os gustĆ”is demasiado mis bolas. Degustadlas, palpadlas y hasta besĆ”dmelasā¦haced cuanto querĆ”is".
Pero lo que buscaba Etra era calmarle...alguna vez cuando estaba por contraer matrimonio, pidió consejos a sus damas de compaƱĆa, sobre lo que sucederĆa con su esposo la noche de bodasā¦
ā¦Llena de curiosidades, la inexpertas princesa no se cohibió de preguntar hasta a sus sirvientasā¦y fue precisamente una de ellas, -que tenĆa buena experiencia en asuntos de cama- , quien le enseñó un truco para calmar la pasión masculina.
La mujer le instruyó sobre un masaje con la punta de los dedos⦠muy relajante, dirigido a los testĆculos de su cohabitante de cama, Con la finalidad de provocarle un dulce sueƱo.
La experimentada instructora, le dejó bien claro que debĆa de usarse sólo despuĆ©s de eyacular el varón, donde la plenitud y satisfacción, traĆan normalmente una baja en la atención de los hombres y una fuerte sensación de somnolenciaā¦
ā¦Entonces el masaje lo Ćŗnico que harĆa, serĆa estimular las sensaciones de goce en las gónadas masculinas, llevando a una extrema relajación y el consiguiente sueƱoā¦
āAprended que los huevos son el punto dĆ©bil de los machos, en todo el sentido!ā -le dijo la sirvienta-, āno solo fĆsico, por sed donde mĆ”s os les duele⦠sino sabed tambiĆ©n que es el lugar mĆ”s sensible en el sexo!ā¦tocĆ”ndoselos, le podĆ©is llevar tanto el goce, cómo a la relajaciónā.
Etra tomó atenta nota de todo lo enseƱado, tambiĆ©n la advertencia de la āmaestraā, pues le recalcó que el masaje sólo funcionarĆa luego de venirse el macho, ya que de hacerse previo a la eyaculación, tendrĆa el efecto contrario, y simplemente aumentarĆa las ganas de fornicar de los varones.
De casada nunca puso lo aprendido en prĆ”ctica, pues el esposo con una fornicada quedaba satisfechoā¦Pero ahora con el rey ateniense, la princesa de veĆa en verdaderas dificultades, y sin opción alguna decidió jugĆ”rsela con el masaje relajante.
Con habilidad, Etra estimulaban el escroto de Egeo, logrando el deseo esperado en el hombre sobre ella. El rey quedó inmóvil disfrutando como los suaves y pequeƱos dedos de Etra acariciaban con dedicación sus grandes bolasā¦Pronto fueron las dos manos de la mujer, las que le daban gusto.
"Oh Etra!, Siiii, acariciƔdmelas!...Oooh que goce me dais princesa, Ooooh!".
El masaje testicular funcionaba, y sumó bastante al adormecimiento que presentaba Egeo, quien arrodillado y casi cubriendo a la mujer, no dejaba de sonreĆr.
La mujer de alegró al ver como los parpados de Egeo se hacĆan pesados, y cuando el rey bostezó, disminuyó la frecuencia de las caricias, pero a la vez dedicando mĆ”s al detalleā¦.cada dedo hacia maravillas en el sensible y extenso escroto del rey.
Egeo en su adormecimiento, se dio cuenta que se dormĆaā¦no podrĆa seguir haciĆ©ndole el amor a Etraā¦no querĆa dejarla, asĆ que trato de resistir.
Llevó una mano a su entrepierna, tomando la muñeca de Etra
āEsperad princesaā¦.me estĆ” dando sueƱoā¦ā.
Etra no desistirĆa, harĆa dormir a Egeo cómo fuera, y sin importar que sujetara su mano, ella continuó!; Ahora que estaba logrando debilitarle,-estimulando su punto dĆ©bil sexual-, no cesarĆa hasta dormirle.
Egeo se derrumbó sobre ella!, el hombre habĆa caĆdo completamente dormido.
Etra sonrió orgullosa, habĆa parado el exagerado deseo sexual del macho de Atenas; Por un instante le miro el rostro, y le pareció el hombre mĆ”s tierno del mundoā¦que lindo se veĆa ese hombre mayor, en los brazos de Morfeo (el Dios de los sueƱos).
Finalmente con cuidado retiró al hombre de encima suyo, y le cobijó adecuadamente⦠La noche de sexo para el rey de Atenas...habĆa terminado.
Etra descansó merecidamente, y de pronto percibió un calor en su Ćŗtero...sonrió pues se daba cuenta de que era cierto lo dicho por su padre y por el mismo rey de Atenasā¦Se hacĆa realidad lo anunciado por el OrĆ”culoā¦ahora esperaba un hijo de Egeo.
Y ahora regresamos a lo sucedió en el baƱo al dĆa siguienteā¦
Tras derrotar a los 3 escoltas, Egeo penetra en el Ɣrea del baƱo, mƔs al fondo, el lugar privado del rey Piteo.
Ante la vista del enfurecido rey de Atenas, una gran sorpresa invade a Piteo, jamĆ”s esperó que superase a los 3 escoltas que dejó para detenerloā¦
ā¦la mirada de enfado de Egeo le hace retroceder un instante, pero el valor le regresa y se muestra jactancioso.
āIros de aquĆ, no tengo nada de quĆ© hablarosā.
Pero su respuesta no hizo mƔs que provocar a Egeo:
āOs voy a dar una buena paliza para que paguĆ©is por el mal que me hiciste!ā.
Piteo no se mostró inseguro, aĆŗn tenĆa un escolta que le protegiese, y tenĆa intenciones de participar en la pelea contra Egeo si era necesario
āPrimero tenĆ©is que vencer al resto de mi guardiaā. Mientras hablaba detalló la desnudez de Egeo, con una larga y flĆ”cida verga y ese par de toronjas colgando entre sus piernas, el rey de TrecĆ©n sintió algo de vergüenza al comparar sus desnudos genitales de tamaƱo promedio, por lo que ladeo instintivamente su cadera, para ponerlos fuera de la vista del dotado rival.
En ese instante el enfrentamiento entre hombres desnudos se da; El escolta, es veloz y con sus 25 aƱos impone su ventaja en el veterano adversario.
Egeo estÔ mÔs débil ahora luego del triple combate que tuvo, y no se recupera aún del todo del golpe en sus huevas, pero no dejarÔ de luchar, ahora tan cerca de castigar al miserable de Piteo.
El intercambio de golpes es intenso, y Piteo observa con Ć”nimo cómo su escolta propina un fuerte puƱo en la quijada a Egeo, haciĆ©ndole trastabillarā¦
ā¦El rey se ve en problemas, no podrĆ” contra este cuarto oponente, pero Ć©l tiene algo de mĆ”s que su rivalā¦y no se referĆa a las pelotas enormes (que ademĆ”s debe mantener a salvo) sino a la experienciaā¦
ā¦Es asĆ como el rey ateniense se barre contra las rodillas de su rival, un movimiento inesperado y efectivo, pues logra golpear y lesionar la rodilla izquierda del escolta. Ahora aprovechando la ventaja, se dedica a golpear por arriba, y conecta unos buenos golpes a los costados del joven rival.
Piteo se muerde los labios de la ira, al ver cómo Egeo va ganando.
De un momento a otro ve conveniente intervenirā¦pero no se arriesgarĆ” a verse frente a frente a Egeo, quien ante sus ojos ha demostrado gran habilidad en combateā¦
Cuando con un golpe en la quijada derrumba a su oponente, Egeo se ve victorioso, tiene al escolta mareado, y piensa que hasta es innecesario rematarleā¦la victoria es suyaā¦Pero no se percata que ha dejado la guardia baja, Y Piteo puede ver su objetivo a golpearā¦los grandes huevos de Egeo, colgando sin protección alguna entre los separados muslos del rey rival.
Con toda la predeterminación, Piteo tomó impulso y proyecto su empeine entre las piernas del distraĆdo Egeoā¦El rey ateniense sintió cuando sus huevos eran impactados, y estrellados contra su cuerpo.
La risa de Piteo es opacada por el intenso grito de Egeo, que exclama un:
āAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHH!!ā.
El grito del monarca, es escuchado con fuerza en el vecino baƱo, donde la joven Etra atendĆa a los inconscientes guardias vencidos por el ateniense.
āPor los Dioses!ā. Es la expresión de la princesa, que ubica de donde viene el grito. De inmediato se dirige en ayuda del obviamente lastimado Egeoā¦Se pregunta que le habrĆ” pasado para gritar de esa manera.
Egeo arruga el rostro, y se cubre las huevas, voltea como puede y con la mirada asesina a Piteo:
āCooā¦cobarde!, no tenĆ©is honorā¦cómo podĆ©is ser rey, Ughh!ā.
āCobarde?, no me es importante lo que tenga que haceros a vos, pero perderĆ©is esta peleaā.
La ira ante el traicionero golpe por parte de su enemigo y un soberano, hacen que Egeo supere rÔpidamente el dolor. La adrenalina esta al mÔximo recorriéndole el cuerpo, y Egeo con tres profundas respiraciones siente algo de alivio...MÔs aun cuando observa cómo Piteo con una sonrisa se burla:
āTe dolió eso?...ahora sabrĆ©is quiĆ©n es quiĆ©n en un pleito entre reyesā.
Piteo va contra Egeo, pero éste logra moverse para su sorpresa, aun asà el rey de Trecén se lanza con todo contra su rival, buscando acabar la pelea lo mÔs pronto posible.
Cuando se da el intercambio de golpes, Etra ingresa al baƱo, pero no es vista por los concentrados soberanos, la chica viendo en combate en medio de la desnudez de ambos, queda impactada y no emite sonido alguno.
Egeo inicialmente con una mano acunando sus bolas, no se defiende bien, y recibe impactos en el rostro, pero a pesar de la pesadez de sus piernas, puede moverse y esquivar la mayorĆa de los ataquesā¦
ā¦Unos segundos despuĆ©s siente mĆ”s fuerza en sus 4 miembros y lanza un sorpresivo golpe de gancho contra Piteo, quien retrocede por reflejo, y se muestra desesperado y arrinconado ante la obvia recuperación de su enemigo.
Egeo estÔ decidido a acabarlo, y a pesar del intenso ardor testicular, lleva al rey de Trecén contra la pared, de inmediato le propina un pesado puño en el estómago y hace doblar al rey Piteo⦠Un nuevo puñetazo esta vez en la cara, y su rival cae al suelo.
Ahora la victoria es por fin suya, y a continuación iniciarÔ su desquite contra Piteo, le darÔ una buena paliza para que aprenda; El robusto y desnudo ateniense se halla ante el derribado Piteo, quien adolorido y molesto, sabe que le han vencido.
A la distancia, Etra se alarma ante la vista de su progenitor en el sueloā¦es cierto que se merece algĆŗn castigo por haber engaƱado a Egeo, pero la joven detesta la violencia, y le preocupa el bienestar de su padre.
āPor favor rey Egeo, no lastimĆ©is mĆ”s a mi padre!, disculpadle el mal que os ha causadoā.
Egeo voltea el rostro asombrado de quien les observa, nunca esperó que Etra se hallase allĆā¦no era el lugar para una princesa.
āMarchĆ”os de aquĆ!ā.
āOs lo ruego, dejadleā¦no le peguĆ©is mĆ”sā.
La súplica de Etra hace dudar un momento a Egeo, quien tras pensarlo rÔpidamente le dice:
āAlejaos princesa, no os inmiscuĆs en asuntos de varonesā¦regresad al salón!ā.
Pero al voltear su rostro hacia Etra, Egeo se habĆa distraĆdo de su rival, lo que fue percibido por el derribado Piteo.
El rey de TrecĆ©n aprovechó que su oponente tenĆa la guardia baja, y sin la menor vergüenza se decidió a atacarle!.
Con las fuerzas que le quedan, Piteo cerró el puño y lo lanzó contra los enormes y colgantes huevos de Egeo.
El puƱetazo es sólido y aplasta la delicada carne gonadal contra el pubisā¦logrando deformar esas voluminosas huevas.
Egeo siente sus bolas ser aprisionadas, de inmediato tuerce los ojos y estalla con el dolor, que desde la entrepierna le recorre todo el cuerpo.
Apenas la pelvis del rey retrocede por la fuerza del impacto, la garganta real, se abre en toda su dimensión para expresar su dolor:
Recibir en poco tiempo un segundo golpe en sus grandes huevas, es demasiado para el rey, quien enseguida se desploma de espaldas
āOh Dioses!!!!ā. Exclamó la bella Etra al presenciar el brutal, y traicionero impacto.
Piteo se jacta de su suerte, ese puƱetazo es demasiado efectivo y su rival parece acabado, pero no se confiarĆ” como la primera vez que lo golpeo bajoā¦
ā¦de inmediato Piteo le propina un puntapiĆ© en el costado, haciendo ladear a Egeo, que a pesar del infernal dolor, se mueve buscando cubrirse.
āBasta padre!ā. Grita Etra a la distancia.
Un segundo puntapiĆ© al costado y Egeo queda ahora de rodillas, sin saber cómo salvarse de los ataquesā¦
ā¦Desesperado y desorientado por su sufrir, Egeo no se ha dado cuenta en la posición en la que se halla; Adolorido de sus costados, ha descuidado sus enormes bolas, y estĆ”n una vez mĆ”s al alcance de Piteo, que sabiamente se ha colocado por detrĆ”s del arrodillado rey de Atenasā¦
ā¦La postura deja los colosales huevos de Egeo prestos al ataqueā¦Es una invitación a una cruel patada.
Una enorme sonrisa en la boca de Piteo, es vista por Etra que tambiĆ©n observa lo expuesto que estĆ” el rey de Atenasā¦sabe lo que harĆ” su padreā¦y contra que delicada Ć”rea.
āCubrĆos rey Egeo!!!!ā. Intenta en vano advertir la princesa, pero es muy tarde.
La patada de Piteo es certera y contundente; La punta de su pie impacta el centro del escroto de Egeo, arrancƔndole el alarido mƔs fuerte de su vida.
AAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!!!!!!!
āPadre, Noooooooo!!!!!!ā. La alarma es inaudita en la joven testigo, quien por primera vez estĆ” presenciado como un hombre es golpeado en los testĆculos⦠y de maneras tan bestiales.
Con los ojos en blanco y la boca abierta y babeante, Egeo adopta la posición fetal, Enseguida pierde el color en su rostro, para de inmediato apretar los dientes tan fuertes, casi al punto de la fractura. El dolor que siente en todo su fĆsico, y hasta en el cerebro, le ha paralizado por completo.
Piteo conoce que con lo fuerte que le ha dado en las bolas, y sumado a ser un Ć”rea previamente lastimadaā¦la victoria es completamente suya!; Seguidamente camina en busca de sus vestimentas, allĆ tiene su daga personal. Ahora con mĆ”s confianza apunta su arma contra el rival tirado en el piso.
āMĆ”s os vale que dejĆ©is ya tu ataque a mi persona!, estĆ”is vencido Egeo!, no quiero lastimaros mĆ”s!; Aceptadlo y ya!...lo sucedido es inevitable, con tu semilla habĆ©is fecundado a mi hija, y nacerĆ” tu ansiado heredero, pero serĆ” un prĆncipe de TrecĆ©n por ser mi nieto, asĆ serĆ”n las cosas!ā.
Egeo lo miraba con odio, querĆa matarlo, pero el dolor en los huevos no le dejaba ni respirar bien. Empezó a respirar lentamente, buscando que cada bocanada de aire a sus pulmones, aliviar su dolor testicularā¦pero no serĆa tan rĆ”pida la mejorĆaā¦Estaba vencido por completo.
Piteo le habló a su hija:
āEtraā¦.atendedle!, siendo vos la princesa de TrecĆ©n, tĆŗ y sólo tĆŗ poseĆ©is el rango para tal hombre lastimadoā¦supongo que sois la Ćŗnica dama digna de atender a un soberanoā.
La mujer, algo aletargada por todo lo ocurrido, corrió hacia Egeo, y le comenzó a tocar la frente:
āComo os encontrĆ”is?ā¦resistid por favor, os atenderĆ©ā.
āUuugggghhhhhh!!ā, El quejido de Egeo hace que la joven le reclame a su padre:
āPadre, porque le habĆ©is pegado ahĆ!, no es honorable...ā. Piteo le contesta:
āSin duda era un rival duro de vencer, pero al dadle en las bolas, le dejĆ© sin reacciónā.
āPadre, Egeo se hallaba en indefensiónā¦y le disteis una patada derribadoā¦fuisteis un cobardeā.
Piteo le regaƱa:
āCómo os atrevĆ©is!, respetad a tu rey!ā, seguidamente el padre decide no entrar en mĆ”s conflictos, empezando por no discutir con su hija, y cambia el tema:
āAdemĆ”s tu misma me habĆ©is ayudado a vencerle, no os quejĆ©isā.
āNo es verdad!, no os he ayudado!ā.
āLe distrajisteis, y eso me dio tiempo de golpearleā.
La princesa se dirige al adolorido rey vecino: āNo es cierto!, rey Egeo creed lo que digo, yo nunca quiseā¦ā.
Piteo la interrumpe:
āDe todas formas no importan mĆ”s sus bolas, Os ha preƱado ya!⦠los que le colgĆ”is al rey ya no le serĆ”n mĆ”s de utilidad, Egeo sólo era fĆ©rtil por esa ocasiónā.
Etra responde:
āNo importa si no ha de poder preƱar mujer alguna, esa parte es de demasiada valĆa para los varonesā¦Y mĆ”s en el maravilloso Egeo, cuyas pelotas son grandes y le permiten liberar abundante semillaā.
Piteo se molestó por el comentario, no es de su agrado el repentino y excesivo gusto de su hija por Egeo, pues sólo han estado una noche, y obligada al principioā¦Pero la misión estĆ” cumplida y para evitar mĆ”s lĆos decide marcharse.
Piteo salió del baño, mientras la princesa acercaba su rostro al del derribado y adolorido hombre, seguidamente se disculpó:
āPerdonadme rey Egeo, os juro que no era mi intención causarle tal malā¦.mi padre se equivoca, yo no le prestarĆa jamĆ”s ayuda alguna para que pudiera lastimarosā¦creedme por favorā.
āLo enā¦entiendo princesaā¦sólo ayudadme a volver al salón, os lo ruegoā¦ā.
La mujer viendo que lo importante ahora es atenderle, se disculpa por no ayudarle enseguida, y le ofrece su hombro como apoyo para levantarle.
Con lentitud, la chica logra que el pesado varón recupera la verticalidad. Y sirviéndole de bastón, la pareja avanza a lento pero constante paso, para regresar al amplio y cómodo salón en donde yacieron anoche.
Ella le ofrece disculpas por todo lo malo que ha pasado, incluyendo los golpes bajos dados por su padre, y nuevamente por ayudar en el engaƱo de anoche. Egeo en su agonĆa la exculpa:
āNo os disculpĆ”is mĆ”s, desde anoche tengo claro que sois solo una vĆctima en las maquinaciones de Piteo, toda la culpa es de vuestro padre, princesaā¦Piteo es un cobarde!, y un rey sin escrĆŗpulos a mi parecerā. La mujer le ayuda a recostarse en el lecho.
āDisculpad a mi padre, Ć©l es buen rey, pero harĆa lo que fuese por el bienestar de TrecĆ©n, y cree que un nieto rey de Atenas ayudara a nuestra naciónā.
Egeo con dificultad para hablar, le insiste a la princesa, que no justifica la conducta de su padre.
Una vez el rey acostado, Etra se dedica en cuerpo y alma a mejorar la lastimada hombrĆa del rey.
AllĆ le aplica rico masaje, y compresas frĆas en las huevas; Con el alivio, la princesa entabla otra clase de conversación con el padre de su futuro hijo:
āPor favor reconocedlo, serĆ” un maravilloso hijo, fuerte y guerrero como vosā¦y tendrĆ” las bolas tan grandes como las vuestras rey Egeoā¦TambiĆ©n le rezarĆ© a Afrodita para que le bendiga con buena descendenciaā
Ante lo que escuchaba, Egeo temió por la suerte de su hijo si heredaba unas bolas como las suyas, no querĆa que el chico sufriera tanto por tener tamaƱas pelotas.
āEsperemos que no le lleguen a pegar en las bolas, os aseguro que de ser asĆ sufrirĆ” mucho el muchachoā.
āNo os preocupĆ©is, le he de consagrar al poderoso Dios Poseidón, os juro que le hare muchas ofrendas para que siempre le dĆ© su protección al niƱoā.
Los buenos tratos por parte de la mujer, y la entretenida conversación logran mejorar el Ć”nimo del rey ateniense, quien da por superado el incidente y decide aceptar por fin la situaciónā¦
ā¦Le informa a la princesa que ya no buscarĆ” vengarse de Piteo, y serĆ” por sus peticiones, pues si fuera por Ć©l le matarĆa.
TambiĆ©n le confirma que reconocerĆ” a su hijo, pero no cuando nazca, no puede hacerlo dado el origen extranjero de su madre, no lo puede presentar en Atenas por el momento, pues pondrĆa su vida en peligro.
Ante las dudas de Etra, le explica lo ya mencionado a Piteo en la noche anterior: El bebĆ© serĆa una amenaza para los muchos familiares ambiciosos que podrĆan buscan el trono a la muerte de Egeo; Al saber de la existencia de un hijo del rey con una extranjera, no lo reconocerĆan como heredero, y hasta buscarĆan matarle para que no les estorbase en su camino al trono⦠Por eso sólo cuando su hijo sea ya un adulto, podrĆ” ir a Atenas, para defender y reclamar lo que por derecho es suyo.
āSerĆ” un rey, un buen rey, pero por ahora y para que se hallase seguro, tendrĆ©is que mantenerse su identidad en secreto, criadlo vos como prĆncipe de TrecĆ©n, vuestro cobarde padre estarĆ” de acuerdo, pues a futuro el nieto que criarĆ©is ha de poseer el trono de Atenas, como fue su deseo desde el principio...
ā¦No he de volver nunca a estas tierras, asĆ estarĆ” a salvo el secreto del origen del niƱo, y ademĆ”s prefiero no volver a ver a vuestro progenitor, matarle es lo que a todo momento me nace hacerleā.
Ya repuesto el rey por completo, y rodeado de su distraĆda escolta, empaca sus cosas y prepara su partida.
Antes de eso, Egeo conduce a Etra a las afueras de la ciudad, allà busca una pesada roca, y con su fuerza de varón la rueda para dejar en el sitio, sus zandalias y espada, de inmediato devuelve la piedra a su lugar, y asi sus pertenencias quedan fuera de la vista.
āEsto serĆ” con lo que el muchacho ha de probar que es mi hijo, Cuando veais que posee la fuerza suficiente, traedle aquĆ para que levante esta tosca roca, verĆ©is como se hace dueƱo de lo mĆo, con espada y zandalias, habrĆ” de ir ante mi a reclamar el reino de Atenasā.
Etra entendió perfectamente las indicaciones, pero en su mente habĆa algo que debĆa confesar al rey antes de nunca mĆ”s verle:
āDebo deciros lo que siento por vos rey Egeoā¦Os amo!, sois un hombre maravilloso, vuestra valentia no tiene igual, y a pesar de sólo haber yacido conmigo una vezā¦siento bellas cosas por vosā.
āMi seƱoraā¦yo no puedoā¦ā.
āDejadme terminar por favorā¦No os sentid obligado a nada, lo nuestro fue producto de un engaƱo, por ello jamĆ”s le deberĆa obligar a casarse conmigo, no es justo, y eso lo he entendidoā¦pero me es grato saber que estuve con vos y algo de vos quedó en mĆ⦠Y de ello nacerĆ” lo mejor de mi vida que es este niƱo; Sólo me era necesario el deciros lo que hay en mi corazónā.
Egeo le agradeció sus sentimientos y le dio un gran beso. Tras lo cual puso camino de regreso a la ciudad.
Etra por última vez habló:
āEsperad!...Que nombre tendrĆ”?ā.
āTu decididlo!, pero estoy seguro que si sois con Ć©l solo un poco de lo buena que sois con todos, el niƱo se volverĆ” el mejor de entre los prĆncipes y hĆ©roesā.
Etra se ruborizó con las lindas palabras de Egeo, y le siguió a la ciudad.
A los pocos minutos, Egeo y su escolta desaparecĆan de la vista del reino de TrecĆ©n.
Y las cosas sucedieron como se planeó, El niƱo fue llamado Teseo, y su infancia transcurrió en compaƱĆa de su madre y abuelo en la ciudad de TrecĆ©n⦠Sin saber sobre su real padre. El niƱo creció sano y fuerte, heredó de su padre los enormes testĆculos, y a diferencia de este a futuro tendrĆa una abundante descendencia.
Cuando cumplió los dieciséis años, su madre le reveló el secreto de su paternidad y le condujo a la roca que ocultaba las pertenencias de Egeo. Teseo pudo levantar la piedra sin dificultad, calzarse las sandalias y envainar la espada de su padre, e iniciar su viaje a Atenas para ser reconocido como hijo del rey.
Teseo llego a convertirse en uno de los mayores hĆ©roes de la mitologĆa griega, una de sus mayores sus proezas fue matar al terrible Minotauro (Historia publicada en estas sagas mitológicas).
Por su parte, Egeo continuó reinando en Atenas, y tras mĆ”s de una dĆ©cada volvió a casarse; Medea, una ambiciosa hechicera le convenció de hacerla su esposa y reina de los atenienses, a cambio de usar sus artes mĆ”gicas para hacerle fĆ©rtilā¦
ā¦Egeo conservaba el deseo por ser padre de nuevo (aĆŗn a su avanzada edad), y los sucesos de TrecĆ©n habĆan sucedió hace tanto, que no esperaba ya que algĆŗn dĆa fuera a aparecer un joven declarĆ”ndose como su hijo. AsĆ entonces la decisión del rey de no volver a casarse quedó atrĆ”s.
Todo se dio como Medea prometió, y la nueva reina de Atenas le dio un segundo hijo, claro que por primogenitura el trono fue para Teseo, cuando éste finalmente se presentó ante su padre.
Fin.
Gracias
Comentarios a zatniktiel@hotmail.com
CON ESTE RELATO TERMINA LA SAGA DE HISTORIAS DE LA MITOLOGIA; A FUTURO (TAL VEZ EL PROXIMO AĆO), PODRIA PUBLICAR UNA SEGUNDA TEMPORADA DE ESTOS RELATOS MITOLOGICOS.
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