Azul Caribe (12/13): Trofeo - Las Bolas de Pablo

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5 dic 2021

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Azul Caribe (12/13): Trofeo

—Espero que me disculpes por lo que voy a hacer —le dijo a David a Pablo.

 

El deportista de natación dobló las cejas en señal de duda y decidió dar un rodillazo en los testículos a Pablo, provocÔndole una mueca al sentir las bolas aplastadas.

 

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Pablo se agarró los huevos, en ese preciso momento alguien lo sostuvo fuertemente por detrÔs y lo hizo sentar en una silla. Era Otto.

 

—¿QuĆ© demonios hacen? —dijo Pablo lleno de dolor.

 

David empezó a pasar unas sogas amarrÔndolo a la silla.

 

—¿QuĆ© es esto? —gimió Pablo quedando inmóvil, pero con las manos en sus frĆ”giles y grandes huevos.

 

—CogĆ­ el nĆŗmero de este idiota —explicó Otto—, y le propuse una pelea cuerpo a cuerpo por ti.

 

—¿QuĆ©? ĀæDesde cuĆ”ndo me convertĆ­ en un maldito trofeo?

 

—Te gustarĆ”, Pablo —aseguró David.

 

—¿QuĆ©?

 

Los dos sementales comenzaron a desvestirse haciendo caso omiso de las protestas de Pablo, quedaron en calzoncillos y comenzaron a rodearse. Pablo se quedó en silencio disfrutando el inicio de una potente y secreta erección, no sabĆ­a quiĆ©n de los dos contrincantes llenaba mĆ”s sus calzoncillos. David se movĆ­a con destreza mientras que Otto tenĆ­a un culo muy grande.

 

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David arremetió de primero, impactando un puñetazo a la quijada de Otto. El hombre de cuarenta y un años levantó las manos hacia su cara, dejando su virilidad desprotegida. Oportunidad precisa que David aprovechó para estrellar una devastadora patada entre sus papas.

 

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Con las gónadas clavadas en su cuerpo, Otto profirió un doloroso grito que lo puso de rodillas.

 

Pablo estaba mordiƩndose los labios con los pantalones inflados de su dura carne.

 

El rostro de David se iluminó con una sonrisa mientras levantaba el brazo con el puño cerrado clavando la mira en el pómulo de Otto.

 

Pero a pesar del dolor en sus ovaladas joyas, a pesar de ser muy resistente de los testĆ­culos, Otto frustró el ataque estirando un puƱetazo directamente al estómago de David.

 

Pablo se impresionó que el golpe no fuera a sus bolas teniĆ©ndolas a tan fĆ”cil alcance.

 

Otto le dio en la cara a David un golpe con el dorso de la mano.

 

David gruƱo y fue alcanzado tambiĆ©n con un puƱetazo en los testĆ­culos. Dejó escapar un lamento, pero tuvo fuerzas para resistirse y enviar una patada a las joyas de Otto.

 

—”AAAAAAƁAY! —Otto chilló cuando el pie de David molió sus bolas y cayó de costado colocĆ”ndose en posición fetal.

 

—No tienes oportunidad, viejo maricón —anunció David flexionando un brazo y mostrando sus mĆŗsculos. DespuĆ©s se dio la media vuelta y se dirigió a Pablo. MirĆ”ndolo se acercó a Ć©l—. TĆŗ me gustas mucho, Pablo.

 

—Ya suĆ©ltame de aquĆ­ —ordenó Pablo.

 

—Esta es la Ćŗnica manera que encontramos aquel imbĆ©cil y yo para saber quiĆ©n te merece.

 

—¿Soy un puto trofeo?

 

—Tu erección dice que le gusta.

 

Pablo sonrió, pero despuĆ©s volvió a ponerse firme y serio. Lo Ćŗltimo que vio fue aparecer la mano de Otto entre los muslos de David y subir por su entrepierna apoderĆ”ndose de sus bolas.

 

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Otto apretó tan fuerte como pudo, lo que provocó que David jadeara de dolor con los muy ojos abiertos, como platos y la boca abierta en forma de"O".

 

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Con Otto sobre su espalda apretƔndole los testƭculos, parecƭa que David no tenƭa mƔs que hacer sino soportar el inmenso dolor proveniente de sus cocos.

 

Otto clavó su pulgar profundamente en el centro de los testículos de David, haciendo que el guapo nadador se quedara sin aire y se quejara con las rodillas temblando como gelatina.

 

AdemĆ”s del dolor, David pensaba que tenĆ­a que actuar rĆ”pido, como resultado empujó su cabeza contra la nariz de Otto y le pisó con el talón su pie.

 

Otto retrocedió saltando sobre un pie, David se puso frente a él en posición de ataque. Levantaba un puño y con la otra mano se acariciaba los huevos. Una hermosa erección se perfilaba abombando su ropa interior.

 

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—”Cabrón! —gritó Otto. Iba a golpear a David cuando recibió de parte de Ć©l una patada que le batió los huevos. El inmenso culo de Otto se levantó con el pie de David incrustĆ”ndole los cojones en la pelvis. AsĆ­ fue como el honorable Otto cayó al suelo agarrĆ”ndose los testĆ­culos y en estado K.O. Quedó echo una piltrafa sujetĆ”ndose los cocos y sollozando de dolor.

 

David sonrió y miró a Pablo.

 

—Parece que he ganado —declaró.

 

Con el cuerpo bañado en sudor se acercó a Chacón y empezó a desatarlo.

 

—Todo apunta a que soy mejor que Otto. Y que te merezco, Ć©l se apartarĆ” y me dejarĆ” estar a tu lado.

 

Ayudó a levantar a Pablo y le sonrió feliz.

 

—Soy todo tuyo, Pablo Pietro.

 

Iba a besar sus labios cuando sintió la rodilla de Pablo justo en sus ya traumatizados testículos. Los ojos de David se volvieron blancos y emitió una respuesta gutural.

 

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Pablo observó a los dos hombres colapsando en el suelo sujetÔndose sus testículos.

 

—Ambos son unos idiotas. No soy un puto trofeo, par de cabrones.

 

Con ello abandonó la habitación

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