ERNESTO SE ENCUENTRA CON SANTA CLAUS.
(Relato Corto).
CONTIENE BALLBUSTING M/M Y SEXO HOMOSEXUAL.
Tiene relaciĆ³n con el relato LA NOCHE DE PESADILLA DE ERNESTO.
Se acordarƔn de Ernesto, el veterinario de 24 aƱos quien fue torturado por FandiƱez para extrƔerle el semen, necesario para la deliciosa SHOW-COLA.
Ernesto asistiĆ³ aquel viernes por la maƱana con su amiga Mariela (amiga de NicolĆ”s y quiĆ©n usa brackets y trabaja en una Farmacia) a la estaciĆ³n de policĆa, denunciarĆa a FandiƱez, aquel loco que le torturĆ³ y drenĆ³ su leche. HabĆa pasado todo el dĆa jueves reponiĆ©ndose de las lesiones, principalmente las de su ano y testĆculos, en su mente no podĆa perdonar a ese canalla, ansiaba verlo tras las rejas.
Mariela estaba aburrida de esperar, para la denuncia les habĆan hecho llenar 5 formularios y la atenciĆ³n era paquidĆ©rmica, Ernesto ya bostezaba de tanto estar sentado en aquella sala de espera. La chica de los brackets decidiĆ³ estirar las piernas e irĆa afuera a caminar un poco. Ernesto buscarĆa un baƱo…
…Tras salir del sanitario, el joven veterinario pasarĆa por el Ć”rea de detenidos, allĆ habĆa una mĆ”quina expendedora y sacĆ³ un chocolate.
Le causĆ³ curiosidad un Ćŗnico detenido en una celda, se trataba de un joven vestido de Santa Claus…y no era para nada feo. Aunque no tenĆa los pantalones rojos, sino unos cafĆ©s, que sin duda no eran parte del disfraz
No tardĆ³ en establecerse una conversaciĆ³n amena entre ambos, donde Ernesto supo que el hombre de unos 26 aƱos, se llamaba Gilberto y al parecer estaba pendiente de que su abogado le trajera la boleta de salida.
Gilberto era gay como Ernesto y Ć©ste se interesĆ³ en lo que le habĆa sucedido.
“Santa Claus” narrĆ³ su historia:
La noche anterior habĆa llegado a casa de Wilson, su pareja desde hace 10 meses, tenĆan planeado ir a una fiesta de disfraces y Gilberto apareciĆ³ vestido de Santa Claus, pero Wilson no estaba muy feliz de verle.
Wilson era un macho de rasgos africanos y cĆ³mo tal tenĆa un miembro viril dotado, gozaba la intimidad con Ć©l; Pero Gilberto conociĆ³ a su primo Melvin, un hombre con mejores cualidades fĆsicas que Wilson, mĆ”s alto, mĆ”s acuerpado, y sobre todo mĆ”s pollĆ³n.
La verga de Melvin llegaba a los 24 centĆmetros en erecciĆ³n; Muy superior a los 19 cm de Wilson, y si bien Melvin era heterosexual, no dudĆ³ en penetrar a Gilberto apenas este le ofreciĆ³ la retaguardia.
Wilson se habĆa enterado que Melvin habĆa penetrado a su novio y le reclamĆ³. El enojado venĆa de su prĆ”ctica de fĆŗtbol y abordĆ³ a Melvin cuando salĆa de baƱarse, las cosas subieron de tono y se dio una agresiĆ³n fĆsica…
…Wilson al verse mĆ”s pequeƱo que su primo tratĆ³ de patearlo en las pelotas, querĆa ver al fuerte Melvin de rodillas y doliĆ©ndose. AprovechĆ³ sus guayos de fĆŗtbol y no dudo en atacar a Melvin estando desnudo.
Los sensibles objetivos colgaban indefensos al parecer, y las bolas de aquel adonis eran simplemente divinas.
Pero Melvin fue rĆ”pido y pudo evitar el foul, el moreno mirĆ³ a su primo con furia, nadie se metĆa con sus preciadas y muy utilizadas gĆ³nadas.
No tardĆ³ la respuesta del enojado Melvin, quien de un puƱo en el estĆ³mago dejĆ³ a Wilson sin aire, para enseguida darle una probada de su pie en sus huevas…Las pelotas de Wilson casi se le metieron en el cuerpo ante el castigo de su primo, quien se marcharĆa dejĆ”ndole casi para ir a la clĆnica urolĆ³gica.
—Eso es para que aprendas a no pegarle a un macho allĆ abajo—Fueron las Ćŗnica y Ćŗltimas palabras de Melvin.
Volviendo a la noche previa, Gilberto se mostrĆ³ mimoso con el hostil Wilson, quien estaba en pantaloneta y aun no se vestĆa para la fiesta. El disfrazado quiso contentarlo —Sin importar cual quiera fuese el motivo de su enojo—con una secciĆ³n de striptease.
Gilberto se quitaba el abrigo rojo denotando su lampiƱo y ejercitado torso y abdomen, las sonrisas de la pareja iban acordes a un baile mientras se desvestĆa.
Pronto Gilberto estuvo desnudo y portando el gorro y el abrigo, usĆ³ una caja de regalo (parte del disfraz de Santa) para cubrir sus genitales.
Wilson sonriĆ³ y acercĆ”ndose a Gilberto pretendĆa darle un beso, Ć©ste se incorporĆ³ para recibir la caricia, fue entonces cuando Wilson cambiĆ³ su actitud y le enterrĆ³ un fuerte rodillazo en los testĆculos.
—AAuuu!!!—AullĆ³ Gilberto ante el desprevenido golpe. Se fue al suelo y comenzĆ³ a retorcerse del dolor.
Wilson se le acercĆ³ insultĆ”ndolo por traidor, Gilberto dedujo que se habĆa enterrado de su desliz con Melvin.
El moreno le dio algunas patadas en los costados, estaba iracundo y querĆa lastimarlo mĆ”s.
Gilberto estaba dolido pero tambiĆ©n respondiĆ³, como pudo le dio una patada desde el suelo…directo a la debilidad de su pareja.
El golpe de talĆ³n entrĆ³ directo en las huevas del negro, su pantaloneta de nada le protegĆa, y a pesar de ser holgada, Gilberto sabĆa bien dĆ³nde dar.
—AAAahhh!!!!!!!—Wilson soltĆ³ un alarido y sus ojos se abrieron al mĆ”ximo, haciendo contraste su cara de tez negra con el blanco de sus globos oculares.
Y le fue sin duda peor a Wilson porque sus pelotas eran mucho mĆ”s colgantes que las del blanco o incluso las de Melvin, asĆ que eran mĆ”s fĆ”ciles de encontrar y arrasar con una patada.
Gilberto amaba meterse aquellas pelotas negras en la boca como bombones, pero ahora necesitaba lastimƔrselos para salvarse de mƔs golpes.
Wilson brincĆ³ por todo el lugar desesperado, cubriendo y sobando sus colgantes huevas. Por fin se quedĆ³ quieto mirando hacia la chimenea. Gilberto tomĆ³ aire y por fin se pudo incorporar, se dirigiĆ³ hacĆa Wilson quien le daba la espalda.
Gilberto quiso hacer las paces, pero Wilson se girĆ³ y le recibiĆ³ con un golpe sĆ³lido, uso un leƱo de la chimenea para darle en el bajo vientre, el impacto dejĆ³ a “Santa” con la boca abierta, el joven cruzĆ³ los muslos y se alejĆ³ torpemente protegiendo sus genitales, por fortuna no le dio en los testĆculos, tal vez ese era su objetivo pero fallĆ³.
Paralizado por el dolor, Gilberto no pudo hacer mĆ”s, y Wilson aprovechĆ³ para darle con el leƱo en la parte superior de la espalda, “Santa” estaba atontado y solo sentĆa que le empujaban…Cuando reaccionĆ³ estaba en la entrada tumbado, solo con el abrigo y el gorro, cĆ³mo pudo extendiĆ³ el abrigo para cubrir su desnudez, y para ese instante la policĆa aparecĆa.
Wilson se desquitarĆa aĆŗn mĆ”s con Gilberto, llamĆ³ a la policĆa acusĆ”ndole de exhibicionismo pĆŗblico, asĆ “Santa” se vio en una celda y aunque los policĆas supieron por vecinos que se trataba de un “pleito domĆ©stico”, debĆan actuar ante el delito contra la moral pĆŗblica.
—AquĆ me dieron estos estĆŗpidos pantalones cafĆ©s—Terminaba de contar el encarcelado Gilberto— Y tuve que llamar a un amigo abogado para explicar todo.
Finalizada la anĆ©cdota, Gilberto pareciĆ³ querer justificarse con el inesperado confidente.
—Te juro que solo fue un desliz, no querĆa nada mĆ”s con Melvin, aunque esa verga es un monumento…—Gilberto se saboreĆ³.
Ernesto comprendiĆ³ su expresiĆ³n, debiĆ³ ser una polla colosal.
—Te entiendo, tambiĆ©n he tenido uno que otro desliz y he perdido parejas por ello. (Relato UNA VISITA A LA FARMACIA)
Gilberto hizo una pausa y preguntĆ³:
—Y que te sucediĆ³ a ti?, a quien vienes aquĆ?
—Vengo a denunciar a un maldito torturador!
Ernesto contĆ³ de forma resumida su mala experiencia con FandiƱez.
Gilberto quedĆ³ asombrado al escuchar la terrorĆfica noche que padeciĆ³ Ernesto.
El abogado de Gilberto apareciĆ³ y parecĆa que le sacarĆa de una vez,
Ernesto se retirĆ³ y fue a insistir con los policĆas para que por fin le dejaran colocar la denuncia.
Ernesto volviĆ³ a la sala de espera, en la televisiĆ³n que distraĆa a los presentes, pasĆ³ un anuncio en el noticiero, se presentaba la foto de dos personas que habĆan muerto la maƱana de ayer y la policĆa requerĆa que familiares se acercaran a reclamar los cuerpos.
El joven veterinario reconociĆ³ la imagen de FandiƱez, se trataba de una foto de algĆŗn documento de identidad, pero se veĆa igual que ahora.
Ernesto se acercĆ³ de nuevo al hastiado funcionario policial y le informĆ³ que la persona que denunciaba estaba fallecida. El oficial buscĆ³ los reportes de fallecidos de ayer y allĆ estaba FandiƱez. Aun ningĆŗn familiar lo habĆa reclamado por lo que se enviĆ³ su foto a los noticieros, tal vez no tenĆa familia viva o vivĆan lejos.*
—Oiga yo no tuve que ver con su muerte—Se apresurĆ³ a aclarar Ernesto.
—No se preocupe, segĆŗn tengo entendido, la muerte del individuo se relaciona a un caso contra la mafia.
—Entonces lo matĆ³ la mafia?
—AsĆ parece, aunque todo estĆ” en investigaciĆ³n…Entonces quĆ©? Aun quiere hacerme perder el tiempo con su denuncia?
El ineficiente policĆa era un completo burĆ³crata, porque en vez de ser perspicaz y averiguar mĆ”s sobre el “incidente” entre Ernesto y el muerto, simplemente querĆa que no hubiera denuncia y se marchara, todo con tal de no tener trabajo.
Ernesto no vio motivos para seguir frente al burĆ³crata, si FandiƱez fue asesinado por la mafia, ya habĆa recibido su merecido; Aunque no le deseaba la muerte, no terminaba de digerir que aquĆ©l quien le torturĆ³ ya no estuviese en el mundo de los vivos…En su cabeza todo era un caos moral, incluso llegĆ³ a lamentar la muerte de aquel hombre.
Ahora sĆ³lo querĆa marcharse, pero y Mariela?; No aparecĆa por ninguna parte, marcĆ³ su telĆ©fono y estaba apagado, dĆ³nde se metiĆ³ esa loquilla?
Lo que no sabĆa Ernesto es que Mariela tenĆa su boca ocupada en ese momento, un guapo policĆa no dudĆ³ en aceptar las descaradas insinuaciones de la chica para hacerle una felaciĆ³n, y para nada le importo que aquella boca tuviera bastante metal odontolĆ³gico. En una oficina remota de la estaciĆ³n, Mariela estaba de rodillas y le chupaba el falo con dedicaciĆ³n y goce a un agente.
Ernesto no sabĆa si irse o seguir esperando a su amiga, fue entonces cuando observĆ³ salir a Gilberto, ya era libre y se saludaba con su abogado, el cual tenĆa prisa por marcharse. Por un momento cruzĆ³ miradas con Ć©l y Gilberto avanzĆ³ en su direcciĆ³n.
10 minutos despuĆ©s…
—Pero porque aquĆ?—Reclamaba Ernesto a Gilberto, metidos en un sucio baƱo de la estaciĆ³n de policĆa.
—Es mĆ”s morboso, y es una ligera venganza contra quienes me arrestaron.
—Pero si nos pillan aquĆ nos ira mal.
—No pasarĆ” nada, aquĆ nadie entra, lo he analizado desde mi celda.
Se terminaron las discusiones y Ernesto se arrodillĆ³ ante Gilberto, comenzĆ³ a lamerle el glande.
Los lengĆ¼eteos provocaron gemido en Gilberto quien acomodĆ³ mejor su verga metiĆ©ndola profunda en la abierta boca de Ernesto, el veterinario parecĆa masticar con suavidad el glande de su “nuevo amigo”.
No tardĆ³ en latir el tronco peneano de Gilberto anunciando la corrida, Ernesto se lo sacĆ³ de la boca para recibir el blanco nĆ©ctar.
Minutos despuĆ©s Ernesto se apoyaba contra el lavamanos y Gilberto se disponĆa a penetrarlo por detrĆ”s.
Ernesto no estaba seguro de aquello, le habĆa contado que su ano todavĆa seguĆa delicado por aquel intento de FandiƱez de meterle el salchichĆ³n cervecero, pero Gilberto jurĆ³ que serĆa delicado…
…ObservĆ³ el dilatado ano de Ernesto, intentĆ³ introducir un dedo, pero el dolor era demasiado para Ernesto, quien reaccionĆ³ por sorpresa, lanzando su pie hacĆa atrĆ”s como un potro desbocado, el talĆ³n de Ernesto impacto en el saco escrotal de Gilberto.
—AAiiiii!!!—El hombre con traje de Santa se alejĆ³ enseguida de su golpeador y se apoyĆ³ contra un muro para no irse al piso.
—PerdĆ³name Gilberto—Ernesto se acercĆ³ asustado al sentir en su talĆ³n que le pateĆ³ en el saco de huevos—Solo fue una reacciĆ³n, no querĆa lastimarte…
Cuando estuvo a centĆmetros del dolido “Santa”, Ć©ste lanzĆ³ un veloz manotazo ascendente que hizo revotar con fuerza las pelotas de Ernesto entre sus muslos.
—AAUUUU!!, CARAJO!!!—Se le saliĆ³ a Ernesto con el azote a sus huevos, se cubriĆ³ las bolas y quedĆ³ de rodillas sobĆ”ndose.
—Le pegaste en las bolas a Santa Claus, creĆste que saldrĆas impune?—ReclamĆ³ Gilberto con una tenue sonrisa.
Aun dolido sentĆa felicidad al ver su desquite hecho una realidad.
Gilberto se mordĆa los labios digiriendo el dolor. Lo mismo parecĆa hacer Ernesto desde el suelo.
—Paz, paz!—PidiĆ³ Gilberto —y te prometo compensarte—Ernesto aceptĆ³ la propuesta porque “Santa” ofreciĆ³ su culo como retribuciĆ³n.
Hicieron un nuevo intento de sexo, con el ano a salvo, Ernesto serĆa quien penetrarĆa a Gilberto.
El veterinario ubicĆ³ su falo en el ano de Gilberto y poco a poco lo fue hundiendo, Ć©ste gozĆ³ al sentir el palo de Ernesto entrar lentamente, al tiempo que meneaba el pene penetrando cada centĆmetro de sus dimensiones como si enroscara un tornillo, los jadeos de “Santa” le impulsaban a ser mĆ”s osado y entrar de golpe, pero lento era mĆ”s rico.
Cuando por fin el pene estaba totalmente adentro, comenzĆ³ a meter y sacarlo ya con velocidad, los gemidos de Gilberto aumentaban de tono cada vez que el glande rozaba la entrada de su ano, era un delicioso cosquillo que “Santa” no querĆa que terminara jamĆ”s.
—Eso, Mmmmm…penetra el culo de Santa Claus!, Mmmmmm…
Con una mano bajo su cuerpo, Gilberto comenzĆ³ a jugar con los colgantes huevos de su amante, quien rogaba para que no lo hiciera, pues se vendrĆa mĆ”s rĆ”pido…De nada le valieron los ruegos pues las caricias al escroto se mantuvieron…Ernesto apretĆ³ los dientes y soltĆ³ su carga lĆ”ctea…
…Los disparos a presiĆ³n a sus intestinos generaron bastante placer a Gilberto, quien tambiĆ©n se masturbĆ³, terminando unos minutos despuĆ©s.
Unos besos entre los amantes y se dieron un rĆ”pido aseo aprovechando el lugar. Salieron de la estaciĆ³n, abandonando Ernesto a Mariela, que para ese momento dejaba mĆ”s secos que un desierto los testĆculos del policĆa al que le hacĆa el sexo oral.
Y este es un final feliz para Ernesto despuĆ©s de su terrible episodio con FandiƱez, porque empezarĆa una relaciĆ³n amorosa con Gilberto.
FIN.
* Futuro relato titulado: LA HIJA DE FANDIĆEZ.
LES DESEO UNA FELIZ NAVIDAD Y UN PRĆSPERO AĆO NUEVO, NOS VEMOS EN EL 2022.
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