LA NOCHE DE PESADILLA DE ERNESTO - Las Bolas de Pablo

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22 jun 2021

LA NOCHE DE PESADILLA DE ERNESTO

 LA NOCHE DE PESADILLA DE ERNESTO.

 

CONTIENE BALLBUSTING M/M Y SEXO HOMOSEXUAL.

 

 

Ernesto, el protagonista del relato UNA VISITA A LA FARMACIA…



…HabĆ­a salido aquel miĆ©rcoles a una cita. El joven homosexual conoció recientemente en un bar gay a un hombre cuarentón de apellido FandiƱez. SĆ­, aquel quĆ­mico creador de la bebida Show-Cola.  Relato: EL SECRETO DE LA SHOW-COLA https://lasbolasdepablo.blogspot.com/2021/03/EL%20SECRETO%20DE%20LA%20SHOW-COLA..html


La cita es en un restaurante y la charla entre comidas es amena, profundizando en el trabajo empresarial de FandiƱez y su gusto por el calzado de piel de lagarto, aquella noche llevaba puesto un costoso par. Este a su vez felicita a Ernesto por su labor como veterinario.

 

Ernesto pronto recibe claras insinuaciones de FandiƱez, a sus ojos es algo acelerado, pero no tiene problemas en dormir con Ʃl. DespuƩs de todo hace tiempo que no tiene una cita seria.

 

Para Fandiñez su intención no es otra mÔs que obtener su preciado fluido Epididimario, la clave para el inigualable sabor de la Show-Cola. Normalmente busca citas por catÔlogos, escogiendo a los mÔs atractivos y saludables gays, pero hace días conoció a Ernesto, esta vez tomaría a un joven común para sacarle todo el contenido de sus pelotas.

 

FandiƱez ya ve la hora de buscar un lecho para intimar y le propone ir a un conocido motel, un lugar que ya ha usado para someter y hacer su papel de extractor de jugos, allƭ tiene todas las facilidades e instrumentos para retener y dominar a gusto a su vƭctima.

 

Pero Ernesto prefiere ir a su apartamento, estĆ” a unas 10 cuadras.

 

—De acuerdo, lo que usted mande—FandiƱez aceptaba la contraoferta de Ernesto, pero esto era un problema en su plan de obtener el extracto epididimario. Ernesto es un joven saludable y atractivo, por eso no se rendirĆ” tan fĆ”cilmente en su plan para con Ć©l.

 

Acordadas las cosas, la pareja deja el restaurante y suben al auto de FandiƱez, es un vehƭculo costoso y recibe las felicitaciones de Ernesto, sin duda su negocio de bebidas le da buen dinero.

 

Antes de ingresar al apartamento del Ernesto, FandiƱez busca en la guantera del auto unas esposas y un rollo de cinta pegante industrial, los guarda en sus pantalones y camina tras su “VĆ­ctima”.

 

En el apartamento, charlan y beben unos minutos, finalmente FandiƱez le enseƱa las esposas.

 

—Oh no, eso no va conmigo, asĆ­ no me gusta—Ernesto nuevamente ponĆ­a una traba al plan del empresario.

 

Fandiñez comenzó a besarle y cómo Ernesto se dejaba llevar por la pasión, estuvo a punto de colocarle las esposas, pero el joven reaccionó.

 

—Dije que no!—Su tono de enojo hizo que FandiƱez retrocediera y colocara las esposas sobre una mesa.

 

—De acuerdo no te enojes.

 

Unas copas de vino y Fandiñez reinicia los besos. Ernesto dejó atrÔs el incidente y se retiró el pantalón, en ropa interior recibe las caricias de su amante de turno, principalmente en las protuberancias que el calzoncillo expresa.

 

—Que grande se siente, ya quiero probar lo que guardas aquĆ­, querido.

 

Ernesto no para de sonreír, pero es cuando recibe un rodillazo en los testículos, con fuerza la rodilla de Fandiñez aplasta las gónadas del joven de 24 años.

 

—AArggg!—Se queja Ernesto totalmente cogido por sorpresa, sus ojos quedan como platos cuando FandiƱez vuelve a hundir la rodilla en su saco de cojones oculto por el interior.


—OOugghh!!—Ernesto queda doblado del dolor, inmóvil, ante un prepotente y sonriente FandiƱez. Con su vĆ­ctima incapacitada y a baja altura, le da un fortĆ­simo puntapiĆ© en la cara con sus botas de lagarto.

 

Ernesto cae de espaldas sobre la alfombra, de su boca sale sangre y sólo ve estrellas. Fandiñez ahora a su lado, le propina otra patada a la cabeza, dejÔndole sin conocimiento.

 

Por momentos Ernesto recobra levemente el sentido, alcanza a escuchar:

 

—Vaya, tienes huevos sanos y de buen tamaƱo, perfecto…

 

Se sentƭa en pie, aunque sus piernas estaban muy dƩbiles, parecƭa estar apoyado contra algo.

 

Finalmente cuando despertó plenamente se encontró desnudo de la cintura para abajo, con las manos esposadas y cruzadas alrededor de una columna de su sala, la estructura metÔlica le mantenía de pie y a la vez inutilizado de manos.

       

FandiƱez completamente desnudo, excepto por sus botas de lagarto, le estƔ violando el ano, le escuchaba jadear mientras mantenƭa sus nalgas separadas y le penetraba a gusto. Su propio falo estaba erecto, a pesar de estar todo ese tiempo desmayado, el estƭmulo anal y prostƔtico le mantenƭa excitado. Tenƭa un preservativo puesto y asegurado con cinta pegante para que no se le pudiera salir.

 

El violador le mantenĆ­a las piernas separadas usando sus propios pies. Ernesto trata de reclamar y no puede hablar…tiene una cinta pegante a modo de mordaza.

 

Ante los movimientos del ya consciente Ernesto, FandiƱez le explica:

 

—Calma mi amor, sólo quiero tu leche, estĆ”s bolas tiene mucho esperma que dar y lo necesito todo para mi negocio.

 

Ernesto no entendía nada. Ese sujeto quería su leche como si fuera un semental?, él no era ganado! Pero no importaban las explicaciones, sólo quería que le dejase en paz!

 

Por un instante Fandiñez cesó sus penetraciones y retiró el pene, el joven creyó que terminaba su padecimiento, pero es cuando el empresario se inclina un poco, detalla las bolas de Ernesto y les conecta puñetazos de forma sucesiva.

 

—Mmmm, mmmm—Se quejaba Ernesto a travĆ©s de la mordaza.

 

El empresario trataba las pelotas de Ernesto como pera de boxeo, el joven quedó sin fuerzas y casi desvanecido.


—Es para batir la leche—Explica FandiƱez—No tan duro para que se vuelva mantequilla o requesón, pero lo suficiente para obtener la contextura que deseo.

 

Ernesto no dejaba de hacer ruidos bajo la mordaza, todo esto llamó la atención de FandiƱez  quien se le coloca en frente.

 

—Acepta tu destino querido Ernesto…es inevita…AAAmmm!!!—Se quejó FandiƱez cuando el joven le atacó con un arma elĆ©ctrica.

 

Ernesto usó aquella pequeña STUN-GUN perteneciente a su amiga Mariela, la tenía en el bolsillo de su camisa, y estando al alcance de sus manos esposadas, pudo ponerle una trampa al empresario.


Y es que la suerte le saludaba. Sólo por una tontería, ayer había tomado el aparato de casa de Mariela y sin darse cuenta éste había terminado en el bolsillo de su camisa favorita, la que hoy usaba. Ahora esa tontería le salvaba de esta terrible situación.

 

FandiƱez cae de espaldas, casi convulsionando. EstarĆ” por un tiempo  incapacitado, es la oportunidad de Ernesto!

 

A pesar del dolor de bolas, el joven extiende sus piernas para acercar el pantalón de FandiƱez que estĆ” tirado en el piso…cómo esperaba allĆ­ estaban las llaves de las esposas. Con la habilidad de sus pies extrae las llaves de su libertad y tras una flexión de piernas logra llevarlas a sus manos.

 

Una vez estĆ” libre se retira la mordaza…Ahora es momento de que el empresario pague por lo que le ha hecho.

 

FandiƱez comienza a reaccionar del electroshock.  Ernesto guarda el arma en su bolsillo, por ahora no la necesitarĆ”…serĆ”n sus puƱos quienes hagan que el empresario se arrepienta de violarlo y golpearle las bolas.

 

Se le coloca encima y le comienza a darle de golpes, FandiƱez escupe sangre con cada impacto en su quijada, Ernesto estƔ iracundo y con cada puƱo algo de su enfado le abandona.


Pero de repente el joven suelta un espantoso alarido:

 

—AAAAAAHHHHHH!!!!!!!!!

 

Sin que lo notase, Fandiñez llevó una mano a los desnudos testículos del veterinario y cerró con fuerza la extremidad apretando el saco escrotal.


Mucho mÔs dolor sintió Ernesto cuando Fandiñez procedió a torcerle el cautivo escroto.

 

—Oohhggg!!!—Ernesto quedó con la boca abierta, por dónde se le escurrĆ­a una espesa babaza.

 

Fandiñez le soltó y enseguida el joven rodó por el piso, quedando en posición fetal. Tras un par de minutos, el empresario se pudo incorporar para propinarle dos dura patadas en la espalda.

 

—Maldito!— El hombre maduro estaba realmente enojado y escupiendo sangre. Vuelve a patear a Ernesto, pero Ć©ste sacó la poca fuerza que le quedaba y pudo hundir su puƱo izquierdo en las pelotas de FandiƱez

 

—AAuuugg!!— El empresario retrocede y se apoya de espalda y nalgas contra la pared.

 

—Prueba de su propia medicina, desgraciado…—Ernesto aĆŗn se retuerce del dolor testicular, por un instante se dice a sĆ­ mismo:

 

—DebĆ­ haber ido con Mariela a su estĆŗpida fiesta universitaria.

 

Sabe que el puƱo en las bolas no detendrƔ a FandiƱez, busca en su camisa el arma elƩctrica, es su esperanza; Pero el empresario no estƔ tan atontado como Ernesto piensa, y para cuando joven se incorpora con el arma en la mano, FandiƱez le rompe una lƔmpara de mesa en la cabeza.

 

Ernesto queda tendido boca abajo sin sentido.


FandiƱez se soba los testƭculos mientras observa al inconsciente veterinario, le escupe sangre!

 

—Maldito!,—Expresó mientras se apoderaba de la pequeƱa arma elĆ©ctrica— deberĆ­a electrocutarte las pelotas hasta quemĆ”rtelas, pero no soy tan rencoroso, pero eso sĆ­, te voy a hacer sufrir y obtendrĆ© lo que vine a buscar!

 

Al despertar, Ernesto se ve boca abajo sobre su cama y esposado a travƩs de los barrotes de la cabecera, una vez mƔs estƔ amordazado con aquella cinta.

 

Junto a la mesa de noche observa 3 condones anudados, ya le sacó leche 3 veces! tiene un cuarto condón puesto, se nota algo elevado gracias a algunas almohadas bajo su abdomen y muslos, asĆ­ su falo tiene espacio para estar erecto…FandiƱez quiere un pene sin restricciones para eyacular.

 

Siente placer, pero sobretodo mucho dolor, le estƔn penetrando analmente y es algo muy largo y duro, no es un pene!

 

FandiƱez enojado y arrodillado entre sus piernas, con salvajƭa le penetra con la mitad de un palo de escoba.


A FandiƱez no se le paró mĆ”s el falo por el dolor de testĆ­culos, asĆ­ que decidió usar objetos para violar analmente a Ernesto…El canalla sabe cómo guiar el palo a la zona prostĆ”tica para no dejar de estimularle, su fin principal es el nĆ©ctar viril de Ernesto.

 

Cuando notó que Ernesto ya estaba despierto, comenzó a penetrarle con mÔs rudeza.

 

—MMMMM!!! MMMM!!!—Se quejaba Ernesto, incapaz de gritar libremente, las lĆ”grimas comenzaron a emerger.

 

 —Jaja, te duele verdad?—Se vanagloriaba FandiƱez—Lo Ćŗnico que lamento es que no pueda escucharte gritar!

 

En ese momento le dejó el palo en el fondo del recto, para sacÔrselo con brusquedad.

 

Ernesto casi se desmayó del dolor, al tiempo que el condón aferrado a su glande comenzaba a llenarse…

…5, 6, 7 chorros de esperma distendĆ­an el preservativo llenando a la mitad, el lento flujo posterior terminó de llenar el lĆ”tex.

 

FandiƱez identificó los “sĆ­ntomas” y hurgó bajo Ernesto para rescatar su botĆ­n  espermĆ”tico. Ahora tenĆ­a su preciada carga de leche, era suficiente para hacer Show-Cola por las siguientes semanas.

 

—Ya tengo aquello por lo que vine, ahora vas a sufrir querido Ernesto—Fue la sentencia de FandiƱez, quien de inmediato se ubicó una vez mĆ”s entre los muslos, esta vez encajó dos puƱos en los testĆ­culos del veterinario

 

Ernesto no pudo ni gritar, quedó con los ojos hacia arriba y viendo todo blanco.

 

Cuando recuperaba la visión normal, sintió que una vez le penetraban…era algo frĆ­o, muy grueso y no tan duro como la escoba. FandiƱez hacĆ­a girar lo que fuese para que entrara en su ano con extrema lentitud, estaba lubricado con gel pero simplemente por su grosor no habĆ­a otra forma de acelerar su entrada.

 

Ernesto finalmente reconoció de que se trataba…Era un salchichón cervecero que tenĆ­a en su refrigerador.


—MMmmm, Maammmditooo!!, Mmmm!!!—Se alcanzaba a escuchar desde la amordazada boca del veterinario.

 

Fandiñez se jactó:

 

—Lo disfrutas, verdad?, jajaja, sólo lamento arruinar este producto empacado, jajaja, las carnes frĆ­as han subido de precio estos dĆ­as, jajaja.

 

Alcanzaron a entrar 10 centƭmetros y FandiƱez se dio por vencido.

 

—Esto es inĆŗtil!, no tienes el culo para algo tan grande…Creo que ya me voy.

El oĆ­r esas palabras tranquilizó a Ernesto, por fin la pieza de carnicerĆ­a abandonó su ano…sin duda terminarĆ­a esa noche de pesadilla.

 

—Sólo dĆ©jame dejarte un recuerdito, querido Ernesto.

 

Fandiñez se incorporó en la cama y lustró sus botas de lagarto contra las sÔbanas, las bellas escamas de reptil brillaron en un santiamén.


—TOMAAA!!—FandiƱez descargó un terrible puntapiĆ© contra las incautas bolas de Ernesto, el choque entre gruesa piel de lagarto y delicada piel escrotal, terminó claramente con la victoria de la primera.

 

El puntazo deformó por un instante las gónadas de Ernesto, quien lanzó un desgarrador grito, completamente anulado por la mordaza. Sólo un —MMMMMMMM!!!!! Se alcanzó a oĆ­r justo antes de que el joven volviera a desmayarse.

 

El empresario se marchó con su preciado y blanco botín, camino al auto aún se sobaba las pelotas.

 

Ernesto despertarĆ­a media hora despuĆ©s, estaba libre de las esposas. Lo primero que hizo fue buscar hielo para aliviar el fuego que sentĆ­a en los testĆ­culos…DespuĆ©s arrojó el salchichón cervecero a la basura.

 

Quiso llamar a Mariela pero su telĆ©fono estaba apagado…en ese momento estaba chupando la polla de HĆ©ctor Chalón. (Relato: LA FIESTA UNIVERSITARIA).

 

Desde el golpe anterior y su ida a la farmacia, mantenía en su botiquín un útil gel analgésico. Ante el dolor se untó por grandes cantidades en las bolas y retaguardia, durmió bastante y a la mañana siguiente, si bien sus bolas estaban rojas e hinchadas, había una clara mejoría.

 

Para el segundo dĆ­a ya estarĆ­an normales.

 

Denunciarƭa a FandiƱez, no podƭa vivir tranquilo con ese monstruo libre y acechado a otra vƭctima para sus sƔdicas jornadas. Buscarƭa venganza!

 

 

FIN.

 

 

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