EL RETO DE VALENTINA. - Las Bolas de Pablo

Lo mƔs nuevo

3 jun 2021

EL RETO DE VALENTINA.

HOLA, anteriormente les habĆ­a anunciado para hoy primer viernes del mes, la tercera y Ćŗltima parte de MUJERES POLICƍAS, Pero he tenido retrasos al escribir este relato, asĆ­ que he realizado un cambio… Hoy verĆ”n el relato EL RETO DE VALENTINA, inicialmente programado para el Ćŗltimo viernes de junio.

MUJERES POLICƍAS 3, se publicarĆ” el 25 de junio, asĆ­ tendrĆ© mĆ”s tiempo para terminarlo…Se ha vuelto un relato largo!

El resto de los relatos programados se publicarƔn en el orden anunciado.

Es curioso porque escribĆ­ de primero los Ćŗltimos relatos del mes y ahora tengo problemas para terminar el que serĆ­a el inicial…De hecho actualmente estoy escribiendo algunos relatos de JULIO! AsĆ­ que la causa del retraso no es por falta de tiempo, simplemente mĆ”s y emocionantes ideas han nacido y las he querido desarrollar antes.

 

                                                                             ***

EL RETO DE VALENTINA.

 

CONTIENE BALLBUSTING F/M.

 

Relacionado con el relato LA FIESTA UNIVERSITARIA.

https://lasbolasdepablo.blogspot.com/2021/04/LA%20FIESTA%20UNIVERSITARIA..html

  

HĆ©ctor no podĆ­a creer lo que su bella novia Valentina le acababa de decir apenas ingresó a su apartamento…


—HĆ©ctor, quieres que te abra las piernas esta noche?

 

—Por supuesto, mi vida. —Se entusiasmó el atractivo y orgulloso miembro de la familia Chalón.

 


—Pues tendrĆ”s que ganarte mis favores.

 

—A que te refieres, Valentina?

 

—Una pelea aquĆ­ mismo… si ganas me llevas enseguida a la cama… y cuantas veces tĆŗ quieras, HĆ©ctor…

 

—Una lucha en la cama?—Se emocionó HĆ©ctor a quiĆ©n le parecĆ­a excitante someter a su chica en la alcoba.

 

—Nada de eso, una pelea de verdad, a golpes!

 

—EstĆ”s hablando en serio?

 

—AsĆ­ es, es un reto!…El reto de Valentina, asĆ­ lo conocerĆ”s…Pero si tĆŗ pierdes, tendrĆ” que consolarte con la mano, y por dos semanas enteras.

 

…El joven no sabĆ­a que decir ante lo expuesto por Valentina, pelearse con su novia? Que buscaba con todo esto?, o es que simplemente se habĆ­a vuelto loca?

 

—QuĆ© pasa?, —Expresó Valentina ante la falta de respuesta—Tanto miedo me tienes?

 

La retadora frase no tuvo efecto en Héctor, quién estaba excitado sólo de pensar en las deliciosas horas que tendría por delante, su novia nunca le había dado la libertad de decidir la cantidad de veces que harían el amor.

 

Es hora de ponerte mĆ”s presión, querido HĆ©ctor—Pensó la joven, quien comenzó a desvestirse, pronto mostraba su diminuta y costosa ropa interior color azul imperial.



Héctor quedo boquiabierto al verla, su pene dio un potente brinco dentro de su pantalón, la chica notó el movimiento en la entrepierna de su novio, era lo que esperaba, excitarlo y así tenerle distraído.

 

La varón la admiró: Valentina a sus 19 años, era la chica mÔs linda de la facultad de Comunicación Social y tal vez de la universidad, no solo por su bellísimo rostro, sino por su cuerpo, adoraba sus piernas largas, su extrema delgadez y sus pequeños senos, que ahora lucían en aquel sostén azul.

 

Para un prepotente y machista espĆ©cimen de la familia Chalón, asĆ­ debĆ­an ser las mujeres, bonitas, curvilĆ­neas y delicadas. AdemĆ”s para HĆ©ctor, Valentina tenĆ­a la personalidad perfecta: Deseosa de atención, excesivamente dependiente de su fĆ­sico envidiable y siempre apoyada en un hombre…

 

…Y literalmente asĆ­ era ella, porque cada vez que estaba en pĆŗblico con HĆ©ctor no se separaba de su fornido brazo, y tambiĆ©n sucedĆ­a en la cama, dónde tras terminar el sexo, siempre buscó el fuerte pecho del macho para dormir sobre Ć©ste.

 

Por todo eso le era tan extraƱo el supuesto reto hacia Ć©l, ¿Que pretendĆ­a en realidad?

 

Pero la joven le hizo saber su impaciencia, así que el excitado Héctor retiró su pantalón quedando en un ajustado calzoncillo blanco. Al fin daba una respuesta, aceptaba el reto!

 

—De acuerdo, pero que reglas hay?

 

Valentina observó el cuerpo de su novio, quiĆ©n se retiraba la chaqueta color azul.  HĆ©ctor de 1.85 cm, tenĆ­a mĆŗsculos cincelados y un cuerpo sano, miró el bulto genital del joven Chalón.


—SerĆ” cómo en una pelea de hombres brutos, puƱos, patadas y hasta mordidas…si quieres.—Al oĆ­rla, HĆ©ctor no podĆ­a creerlo, cómo iba a golpear a su chica y menos morderla, mĆ”s bien esperaba que ella sĆ­ usase su lindos dientes, asĆ­ pelean las chicas despuĆ©s de todo, debĆ­a cuidarse de alguna mordida.—Pero eso sĆ­—continuó explicando la bella— Sólo no me pegues con el puƱo cerrado, eso harĆ” las cosas mĆ”s justas, ademĆ”s no querrĆ”s desfigurarme el rostro.

 

—Claro que no cariƱo, nunca me perdonarĆ­a el lastimar esa bonita cara; Pero estĆ”s segura de seguir con esto? no te quiero hacer daƱo.

 

—Pues no podrĆ”s, te lo aseguro…—La joven concentró su mirada en el protuberante saco testicular de su pareja, sus grandes testĆ­culos serĆ­an sin duda sus principales blancos durante esta lucha—…No podrĆ”s hacerme nada HĆ©ctor!


El varón Chalón no creía todavía el arrebato de su pareja, pero parecía decidida a hacerlo, incluso ya lanzaba sus puños al aire. Le pareció gracioso cómo aquella débil chica ponía en prÔctica sus rutinas de Boxer Babe, un ejercicio tipo Cardio y que era lo único remotamente parecido a una pelea real que Valentina conocía.


EstĆ” bien! Si quiere que la someta en una pelea, la complacerĆ©.—Pensó el macho.

 

—Sólo un pequeƱo esfuerzo y serĆ”s mĆ­a toda la noche, Valentina.—HĆ©ctor  aflojó los brazos y se colocó en guardia de pelea.

 

Valentina ignoró lo dicho por su novio y volvió a ver aquel bulto…analizaba:

 

—Crees que ya ganaste, HĆ©ctor? Crees que eso depende de lo grandes que sean tus mĆŗsculos? Pues no cariƱo… DependerĆ” de tus pelotas, de cuan resistentes las tengas, y cuanto dolor soportes!

 

En la sala, los jóvenes se mostraban uno frente al otro, una orgullosa chica luciendo su semi desnudez y un prepotente varón expresando su cuerpo atlético.

 

—EstĆ”s listo, gran huevón?

 

—Oh! absolutamente mi amor, ya quiero metĆ©rtela!

 

Valentina detalló a Héctor, el alto varón tenía los puños en posición, listo a atacar. Una sonrisa adornaba su cara.

 

—Recuerda, no con los puƱos cerrados…

 

—Cierto!—De inmediato HĆ©ctor abrió las manos, bofetadas serĆ­a lo que Valentina recibirĆ­a de Ć©l.

 

La joven apretó sus puños, ella también estaba en guardia de boxeo.

 

Pero que espera hacer con eso?—Pensó HĆ©ctor al ver los pequeƱos puƱos de Valentina—Realmente crees que le harĆ”s algĆŗn daƱo con esas manos?

 

—DeberĆ­as entregarte a mĆ­ de una vez y nos ahorramos tiempo—Expresó mientras detallaba nuevamente el frĆ”gil y sexy cuerpo de su novia.

 

Pero la burla y el mirar aquel divino cuerpo le mantuvieron distraído, no pudo ver cuando Valentina le atacó con una velocísima patada a sus calzoncillos.

 

El diminuto y descalzo pie de la muchacha aplastó con facilidad las gordas zonas viriles del macho.

 

—AAAhhh!!!—Expresó HĆ©ctor, quiĆ©n abrió los ojos por la sorpresa y el dolor, nunca esperó un golpe de Valentina a sus bolas.

 

El plan de la joven comenzaba con Ʃxito, iniciar con un buen golpe a los grandes testƭculos de su novio. Eso sin duda le dejarƭa adolorido y mermado en sus fuerzas de macho.

 

La muchacha se vanagloriaba en su cabeza:

 

—CreĆ­as que por tener dos bolas de carne entre las piernas me ganarĆ­as?, todo lo contrario, amor. Por tenerlas colgando es que tengo oportunidad de vencerte, sobre todo si ese par no son cosas duras, sino blandas. Bueno supongo que por eso es que les llaman las partes blandas del hombre.

 

El varón se dobló, parecĆ­a en cĆ”mara lenta, no pudo incorporase, el dolor de sus pelotas lo consumó y sus manos fueron a cubrir su virilidad…


…Justo a tiempo porque Valentina le observaba y veĆ­a una oportunidad para volver a patearle aquellos dotados genitales, que como novia conocĆ­a bastante bien.

 

Aun asĆ­, con las manos ocupadas entre sus piernas, Valentina tenĆ­a vĆ­a libre para continuar su ataque!

 

La chica pudo conectarle un derechazo al rostro, y enseguida un izquierdazo, la joven no golpeaba fuerte, sus puños impactaban la pesada cabeza del varón, apenas moviéndola, pero sin duda causÔndole algo de dolor.

 

Héctor eleva la cara, molesto. Para nada le cayó bien, en dolor y en ego, el ser pateado por su novia en sus partes nobles.

 

Valentina da un tercer puñetazo contra la cara del varón, un golpe con la fuerza de un mosquito pero el impacto hace que Héctor pierda equilibrio y pose una rodilla en tierra. De inmediato se incorpora tomando su mejilla.

 

Apenas recupera toda su estatura, la universitaria vuelve a patearle la entrepierna, una y dos veces, estrellando el pequeƱo pie contra los protectores dedos de la mano derecha de su novio.

 

Héctor estÔ sin reacción, solo puede quejarse del dolor de mano, pero por nada del mundo retirarÔ la protección de sus grandes huevos. A continuación recibe un nuevo derechazo haciéndole caer hacia atrÔs, contra el sofÔ.

 

Valentina se ubica frente al sofƔ, que sirve de descanso momentƔneo para su hombre. EstƔ sonriente a pesar de sobar disimuladamente sus nudillos, porque sƭ que era dura la cara de HƩctor.

 

Se decide a provocarlo:

 

Vamos, dame pelea!, o eres tan dƩbil de las huevas como tu primo Martƭn?

 

Héctor rememoró aquello.

 

Valentina le contó un par de días después de la fiesta universitaria sobre la insinuación de Martín. Tras enterarse, Héctor le reclamó a su primo, pero el asunto sólo terminó en una advertencia junto a un primo pidiendo disculpas y prometiendo alejarse de su chica. Cuando se enteró de la suerte que corrieron las pelotas de Martín no pudo evitar reír, pero ahora no reía, ahora eran sus testículos los golpeados por Valentina.

 

—QuĆ© pasa?, no puedes ni hablar?, sólo fue un golpe allĆ” abajo…vaya! que dĆ©bil resultaste HĆ©ctor…

 

El varón ahora estaba enojado! Casi rebotando se levanta del sillón, y de inmediato y con violencia, lanza un puƱetazo de derecha a su novia, que de darle la hubiera descabezado…

 

…Pero a pesar de la potencia, el ataque es lento, sin duda el dolor de bolas aun afectaba al varón. Valentina se agacha evitando el golpe, la novia vuelve a esquivar ahora un golpe de izquierda, HĆ©ctor se muestra sorprendido, no logra darle!

 

La joven no sabrĆ” pelear, pero tiene mucha agilidad ganada sin duda al asistir a esas extensas jornadas de Boxer Babe y haber sido lĆ­der de porristas en la secundaria.

 

Finalmente Valentina toma distancia y le grita:

 

—Tramposo! es con las manos abiertas!

 

HƩctor se frena por un instante, en su mente piensa:

 

—Tramposo?, tĆŗ eres la que me pateó las bolas, puta!

 

Finalmente parece calmar sus Ć­mpetus y abre sus manos, cumplirĆ” con lo acordado.

 

ParecĆ­a una pausa en la pelea…

 

Valentina retoma el ataque, pero subestima la condición del hombre, quien la recibe con una ahora rÔpida y fuerte cachetada.

 

—AAaiii!! Se queja la joven que cae al suelo.

 

—Se acabó la pelea—Expresó en voz baja un muy serio HĆ©ctor. Su chica estaba en suelo, no se sentĆ­a bien por haberla golpeado, pero ella se lo buscó al enojarlo.

 

Valentina quedó sentada en el piso parecía estar bien, pero se tomaba la mejilla enrojecida.

 

—CARAJO!—HĆ©ctor se sobó los testĆ­culos con una mano mientras se recriminaba por lastimar a su novia.

 

Analizaba lo ocurrido:

 

Ella se lo buscó al pegarme en las bolas. Pero como se le ocurrió patearme… Esa era su idea desde que empezó este estĆŗpido reto, le pateó los huevos y le gano!, que ingenua, yo no soy MartĆ­n.

 

—Ven, perdóname Valentina—HĆ©ctor decidió disculparse, le extendió la mano para ayudarla a incorporar.

 

Valentina dudo en recibirle la mano, pero terminó por aceptar.

 

—Lo lamento mi vida…pero me hiciste enfadar, lo siento mucho…—Expresó arrepentido el macho.

 

Pero apenas Valentina estÔ en pie y pegada a él, le hundió un rodillazo en los testículos.

 

Fue el peor acto de traición en la historia de la humanidad.

 

Héctor no expresó nada, sólo quedó con la boca abierta, algo de saliva alcanzó a caer de sus labios. Se alejó de su agresora y no tardó en caer de rodillas al piso. La agonía del varón es intensa! Sientes como si tuviera los huevos en la garganta.

 

—Te engaƱƩ, pendejo!—Valentina se jacta a plenitud.

 

Burlado y enojado, HƩctor intenta levantarse, solo dura un instante erguido cuando sus extremidades de gelatina vuelven a fallarle, de nuevo debe permanecer de rodillas. Simplemente sus lastimados testƭculos le han debilitado demasiado.

 

Con su pareja arrodillado y al parecer incapacitado, Valentina se muestra frente a Ʃl y tras tomar su propia entrepierna comienza a burlarse:

 

—Uyy, Uyy, que dolor sienten mis bolitas, jajajaja


—Vaya!, Sinceramente al verte me doy cuenta que eso debe doler mucho, tus pobres huevas, cariƱo mĆ­o… La verdad no creo que te sientas muy bien para hacerme el amor.

 

Héctor sólo la observa sin poder levantarse. La universitaria continuó su burla:

 

—Tus bolas deben estarte ardiendo por dentro, no es asĆ­? Me declaro culpable por eso, Jajaja.

 

Valentina hizo una pausa y le dio la espalda…comenzó a menear su linda cola.

 

—MĆ­rame HĆ©ctor.

 

El dolido macho levantó la mirada, quedando impresionado con la retaguardia de la bella, era lindísima en esas pantis azules.


Te gusta mi cola, verdad?, siempre te gusto, Adelante! Si me vences podrĆ”s metĆ©rmela por el culo…te animas? Nunca te he dejado por ahĆ­…y te informo que mi ano es virgen…quieres desvirgar mi culito?

 

Tentarlo era la nueva estrategia de la universitaria.

 

Como era natural, el varón Chalón se dejó llevar por el deseo, su pene comienza a pararse, desea ese traserito.

 

—Vamos…ven por mĆ­!

 

Las enormes ansias de penetrar a su bella novia, le incitan a levantarse! lentamente lo intenta hasta lograrlo.

 

—Vamos bebĆ©, vamos— Le anima Valentina.

 

HƩctor estƔ de pie, pero su propia debilidad le deja con la entrepierna descubierta, ante una universitaria que espera una abertura para castigar sus testƭculos.

 

Esta vez Valentina si aprovecha su oportunidad, propinando un fuerte puntapiƩ en el saco de huevos de su novio.

 

—AArrgg—Ruge el varón que aprieta los dientes y contrae al mĆ”ximo los mĆŗsculos de su cuello.


HƩctor se dobla y estƔ a punto de caer, pero evita besar el suelo. Es cuando Valentina no le tiene piedad y le conecta una patada en la mandƭbula.

 

Cae pesadamente sobre la alfombra!


Valentina cesa por fin su agresión, observando cómo su pareja ubica una mano en su mandíbula dolida y la otra acunando sus pelotas, el novio prÔcticamente estÔ a su merced.

 

HƩctor logra incorporarse al darle Valentina un par de minutos. La novia quiere tenerle en pie para conectarle mƔs golpes a voluntad.

 

Al dar una vez mƔs el frente, se le viene encima una Valentina que toma impulso y le mete otro potente golpe de pierna en los testƭculos, HƩctor los tenƭa bien protegidos con sus manos, pero igual el impacto le alcanza a resentir las ya de por sƭ torturadas pelotas.

 

El impacto le deja de nuevo inclinado ante la universitaria.

 

Valentina inicia una seguidilla de impacto sobre la humanidad de HƩctor, un gancho de derecha la cara, un puƱo al musculoso vientre y nuevamente otro y otro. Los puƱos de la novia no hacen mucho daƱo, pero si mantienen a HƩctor bajo un intenso bombardeo.

 

Dos puƱos mƔs a la cara, seguidos de tres impactos al abdomen, y un nuevo gancho a la quijada. Mientras HƩctor se cubre el rostro desprotege las partes bajas, Valentina le da una veloz patada a sus testƭculos!

 

Fue un ataque mĆ”s rĆ”pido que fuerte, HĆ©ctor arruga el rostro y retrocede buscando como escapar de los incesantes ataques de su delgada y dĆ©bil novia…

 

…Pero la universitaria finalmente se cansó del juego y lo quiere acabar YA!

 

Una vez mÔs le conecta un puño a la quijada sin protección, se repite la reacción del varón y su entrepierna una vez mÔs estÔ descubierta.

 

Esta vez Valentina con fuerza y rabia le patea los testículos. El pie de muchacha se estrella en todo la masa escrotal del varón Chalón, Héctor se eleva casi 10 centímetros y estalla en un alarido:


—AAAAAAAHHHH!!!!

 

El varón cae al suelo de rodillas, para lentamente irse al piso en posición fetal.

 

Valentina finaliza su ataque con una patada a la quijada del macho, incluso quedando su bello pie adolorido.

 

El macho ve por un instante todo blanco!...Pero perderĆ”?. CLARO QUE NO! Se dice a sĆ­ mismo.

 

HĆ©ctor estĆ” realmente enojado, su novia no ha parado de atacarle las bolas desde que inició el reto, casi parece querer dejarle sin futuros hijos…sus huevas le duelen como el infierno!…ya estĆ” harto de tantas fauleadas!, no se dejarĆ” ganar! Saca las fuerzas que le quedan en el cuerpo y para sorpresa de la mujer se logra levantar…De inmediato avanza con enfado contra ella.

 

La asombrada universitaria le observa venir, puede ver sus mĆŗsculos y sobre todo su bulto expuesto…


…Entonces lanza una patada contra sus testĆ­culos, pero el varón se la esquiva y levanta el puƱo cerrado, la mujer se ve sin salida y retrocede asustada, le va a daƱar la cara!

 

Valentina cierra los ojos, pero nada sucede! Los abre para encontrar a su novio en frente con cara de extrema seriedad. Es cuando la toma de la cintura y la lleva contra ella, puede ver la ruda barbilla de su novio a milĆ­metros de ella

 

Ahora entiende, HƩctor detuvo su ataque, la joven le agradece.

 

Sabƭa que no serias capaz de hacerme daƱo de verdad, eres un caballero y eso siempre me ha gustado de ti.

 

HƩctor le mira con seriedad y la insta a decir algo.

 

Dilo…

 

Valentina sabe a quƩ se refiere, voltea la cara a un lado.

 

—Dilo, Valentina.

 

Ante la insistencia, la joven se muestra avergonzada… Finalmente cede.

 

—TĆŗ ganas HĆ©ctor, me rindo, serĆ© tuya toda la noche.

 

Por fin una sonrisa asoma en la boca del varón.

 

Héctor la besa y Valentina responde al beso, pudo darle un nuevo rodillazo en los testículos de haberlo querido, el varón lo sabía pero no se cubrió la entrepierna.

 

La agitada fémina terminó el beso y le sonrió.

 

De ti tambiĆ©n me gustan tus bolas —La mano de la universitaria acarició el paquete del macho Chalón.

 

—Perdóname por habĆ©rtelos golpeado, te prometo que esta noche te voy a retribuir todo el dolor causado.

 

El falo de HƩctor estaba a punto de romper su calzoncillo.

 

—Te deseo tanto Valentina….te….te deseo...te…

 

El macho no dejaba de balbucear…Te deseo.

 

—Me deseas? Eso lo sĆ© desde que dĆ­a en que nos conocimos…pero ya no me importa, pendejo!

 

Y es que todo lo último era una alucinación del seminconsciente Chalón. La última patada a la quijada le dejó casi inerte y soñando maravillas con su deseada Valentina.

 

—QuĆ©…quĆ© pasa? — HĆ©ctor, todavĆ­a en el piso, pareció recobrar un poco la plena conciencia.

 

—QuĆ© pasa?, que estoy enterada de que te chupó la polla esa puta de Mariela!

 

Y es que Valentina ya se habĆ­a enterado del sexo oral entre ellos dos.

 

Recordemos que en la fiesta de final de semestre, mientras la bellísima joven rechazaba a Martin Chalón con un rodillazo en los testículos, Héctor recibía un maravilloso sexo oral por parte de Mariela. Al final del evento, Luciana (amiga de Mariela) le dice al oído a Valentina que se pregunte dónde había estado el pene de su novio aquella noche.

 

Una vez confirmó el suceso, la joven planeó su venganza para esta noche…Ese era el motivo de este reto contra HĆ©ctor.

 

—Valentina…yo—ParecĆ­a que la mente del derribado hombre volvĆ­a a enfocarse— Mi vida, deja que explique…

 

Valentina se enojó mÔs ante las incipientes excusas.

 

—ExplĆ­cale a esto! —La joven tomó impulso y propinó una patada a la cara de HĆ©ctor con todas sus fuerzas! La pesada cabeza del varón se sacudió de un lado a otro, dejĆ”ndole sin conocimiento.

 

JactÔndose, la chica expresó:

 

—Ya te fuiste a tomar tu merecida siesta? eso veo gran pendejo!, entonces lo lamento mucho, pero parece que no habrĆ” acción en la cama hoy, bebĆ©.

 

Valentina comenzó a vestirse, miró una vez mÔs a su novio.

 

—Eso obtienes por aflojarle el pito a esa “Tiburona de dientes mal arreglados”, Cuando despiertes sabrĆ”s que me perdiste cómo novia, estĆŗpido!

 


Ya a punto de marcharse, una idea rondó en su cabeza.

 

—Los Chalón son unos idiotas, aunque…Acuerpados y muy bien dotados…—Se saboreó los labios—No sĆ©!, tal vez si le haga caso a MartĆ­n Chalón…Por supuesto si el huevón no me cogió miedo con el rodillazo que le dĆ­. En fin, esperaremos a ver si se me vuelve a insinuar…

 

Sonriente y orgullosa, la joven abandonó el apartamento de su ahora expareja.

 

 

FIN.

 

 

***

 

 

 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Pages