EL RETO DE VALENTINA. - Las Bolas de Pablo

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3 jun 2021

EL RETO DE VALENTINA.

HOLA, anteriormente les habĆ­a anunciado para hoy primer viernes del mes, la tercera y Ćŗltima parte de MUJERES POLICƍAS, Pero he tenido retrasos al escribir este relato, asĆ­ que he realizado un cambio… Hoy verĆ”n el relato EL RETO DE VALENTINA, inicialmente programado para el Ćŗltimo viernes de junio.

MUJERES POLICƍAS 3, se publicarĆ” el 25 de junio, asĆ­ tendrĆ© mĆ”s tiempo para terminarlo…Se ha vuelto un relato largo!

El resto de los relatos programados se publicarƔn en el orden anunciado.

Es curioso porque escribĆ­ de primero los Ćŗltimos relatos del mes y ahora tengo problemas para terminar el que serĆ­a el inicial…De hecho actualmente estoy escribiendo algunos relatos de JULIO! AsĆ­ que la causa del retraso no es por falta de tiempo, simplemente mĆ”s y emocionantes ideas han nacido y las he querido desarrollar antes.

 

                                                                             ***

EL RETO DE VALENTINA.

 

CONTIENE BALLBUSTING F/M.

 

Relacionado con el relato LA FIESTA UNIVERSITARIA.

https://lasbolasdepablo.blogspot.com/2021/04/LA%20FIESTA%20UNIVERSITARIA..html

  

HĆ©ctor no podĆ­a creer lo que su bella novia Valentina le acababa de decir apenas ingresĆ³ a su apartamento…


—HĆ©ctor, quieres que te abra las piernas esta noche?

 

—Por supuesto, mi vida. —Se entusiasmĆ³ el atractivo y orgulloso miembro de la familia ChalĆ³n.

 


—Pues tendrĆ”s que ganarte mis favores.

 

—A que te refieres, Valentina?

 

—Una pelea aquĆ­ mismo… si ganas me llevas enseguida a la cama… y cuantas veces tĆŗ quieras, HĆ©ctor…

 

—Una lucha en la cama?—Se emocionĆ³ HĆ©ctor a quiĆ©n le parecĆ­a excitante someter a su chica en la alcoba.

 

—Nada de eso, una pelea de verdad, a golpes!

 

—EstĆ”s hablando en serio?

 

—AsĆ­ es, es un reto!…El reto de Valentina, asĆ­ lo conocerĆ”s…Pero si tĆŗ pierdes, tendrĆ” que consolarte con la mano, y por dos semanas enteras.

 

…El joven no sabĆ­a que decir ante lo expuesto por Valentina, pelearse con su novia? Que buscaba con todo esto?, o es que simplemente se habĆ­a vuelto loca?

 

—QuĆ© pasa?, —ExpresĆ³ Valentina ante la falta de respuesta—Tanto miedo me tienes?

 

La retadora frase no tuvo efecto en HĆ©ctor, quiĆ©n estaba excitado sĆ³lo de pensar en las deliciosas horas que tendrĆ­a por delante, su novia nunca le habĆ­a dado la libertad de decidir la cantidad de veces que harĆ­an el amor.

 

Es hora de ponerte mĆ”s presiĆ³n, querido HĆ©ctor—PensĆ³ la joven, quien comenzĆ³ a desvestirse, pronto mostraba su diminuta y costosa ropa interior color azul imperial.



HĆ©ctor quedo boquiabierto al verla, su pene dio un potente brinco dentro de su pantalĆ³n, la chica notĆ³ el movimiento en la entrepierna de su novio, era lo que esperaba, excitarlo y asĆ­ tenerle distraĆ­do.

 

La varĆ³n la admirĆ³: Valentina a sus 19 aƱos, era la chica mĆ”s linda de la facultad de ComunicaciĆ³n Social y tal vez de la universidad, no solo por su bellĆ­simo rostro, sino por su cuerpo, adoraba sus piernas largas, su extrema delgadez y sus pequeƱos senos, que ahora lucĆ­an en aquel sostĆ©n azul.

 

Para un prepotente y machista espĆ©cimen de la familia ChalĆ³n, asĆ­ debĆ­an ser las mujeres, bonitas, curvilĆ­neas y delicadas. AdemĆ”s para HĆ©ctor, Valentina tenĆ­a la personalidad perfecta: Deseosa de atenciĆ³n, excesivamente dependiente de su fĆ­sico envidiable y siempre apoyada en un hombre…

 

…Y literalmente asĆ­ era ella, porque cada vez que estaba en pĆŗblico con HĆ©ctor no se separaba de su fornido brazo, y tambiĆ©n sucedĆ­a en la cama, dĆ³nde tras terminar el sexo, siempre buscĆ³ el fuerte pecho del macho para dormir sobre Ć©ste.

 

Por todo eso le era tan extraƱo el supuesto reto hacia Ć©l, ¿Que pretendĆ­a en realidad?

 

Pero la joven le hizo saber su impaciencia, asĆ­ que el excitado HĆ©ctor retirĆ³ su pantalĆ³n quedando en un ajustado calzoncillo blanco. Al fin daba una respuesta, aceptaba el reto!

 

—De acuerdo, pero que reglas hay?

 

Valentina observĆ³ el cuerpo de su novio, quiĆ©n se retiraba la chaqueta color azul.  HĆ©ctor de 1.85 cm, tenĆ­a mĆŗsculos cincelados y un cuerpo sano, mirĆ³ el bulto genital del joven ChalĆ³n.


—SerĆ” cĆ³mo en una pelea de hombres brutos, puƱos, patadas y hasta mordidas…si quieres.—Al oĆ­rla, HĆ©ctor no podĆ­a creerlo, cĆ³mo iba a golpear a su chica y menos morderla, mĆ”s bien esperaba que ella sĆ­ usase su lindos dientes, asĆ­ pelean las chicas despuĆ©s de todo, debĆ­a cuidarse de alguna mordida.—Pero eso sĆ­—continuĆ³ explicando la bella— SĆ³lo no me pegues con el puƱo cerrado, eso harĆ” las cosas mĆ”s justas, ademĆ”s no querrĆ”s desfigurarme el rostro.

 

—Claro que no cariƱo, nunca me perdonarĆ­a el lastimar esa bonita cara; Pero estĆ”s segura de seguir con esto? no te quiero hacer daƱo.

 

—Pues no podrĆ”s, te lo aseguro…—La joven concentrĆ³ su mirada en el protuberante saco testicular de su pareja, sus grandes testĆ­culos serĆ­an sin duda sus principales blancos durante esta lucha—…No podrĆ”s hacerme nada HĆ©ctor!


El varĆ³n ChalĆ³n no creĆ­a todavĆ­a el arrebato de su pareja, pero parecĆ­a decidida a hacerlo, incluso ya lanzaba sus puƱos al aire. Le pareciĆ³ gracioso cĆ³mo aquella dĆ©bil chica ponĆ­a en prĆ”ctica sus rutinas de Boxer Babe, un ejercicio tipo Cardio y que era lo Ćŗnico remotamente parecido a una pelea real que Valentina conocĆ­a.


EstĆ” bien! Si quiere que la someta en una pelea, la complacerĆ©.—PensĆ³ el macho.

 

—SĆ³lo un pequeƱo esfuerzo y serĆ”s mĆ­a toda la noche, Valentina.—HĆ©ctor  aflojĆ³ los brazos y se colocĆ³ en guardia de pelea.

 

Valentina ignorĆ³ lo dicho por su novio y volviĆ³ a ver aquel bulto…analizaba:

 

—Crees que ya ganaste, HĆ©ctor? Crees que eso depende de lo grandes que sean tus mĆŗsculos? Pues no cariƱo… DependerĆ” de tus pelotas, de cuan resistentes las tengas, y cuanto dolor soportes!

 

En la sala, los jĆ³venes se mostraban uno frente al otro, una orgullosa chica luciendo su semi desnudez y un prepotente varĆ³n expresando su cuerpo atlĆ©tico.

 

—EstĆ”s listo, gran huevĆ³n?

 

—Oh! absolutamente mi amor, ya quiero metĆ©rtela!

 

Valentina detallĆ³ a HĆ©ctor, el alto varĆ³n tenĆ­a los puƱos en posiciĆ³n, listo a atacar. Una sonrisa adornaba su cara.

 

—Recuerda, no con los puƱos cerrados…

 

—Cierto!—De inmediato HĆ©ctor abriĆ³ las manos, bofetadas serĆ­a lo que Valentina recibirĆ­a de Ć©l.

 

La joven apretĆ³ sus puƱos, ella tambiĆ©n estaba en guardia de boxeo.

 

Pero que espera hacer con eso?—PensĆ³ HĆ©ctor al ver los pequeƱos puƱos de Valentina—Realmente crees que le harĆ”s algĆŗn daƱo con esas manos?

 

—DeberĆ­as entregarte a mĆ­ de una vez y nos ahorramos tiempo—ExpresĆ³ mientras detallaba nuevamente el frĆ”gil y sexy cuerpo de su novia.

 

Pero la burla y el mirar aquel divino cuerpo le mantuvieron distraĆ­do, no pudo ver cuando Valentina le atacĆ³ con una velocĆ­sima patada a sus calzoncillos.

 

El diminuto y descalzo pie de la muchacha aplastĆ³ con facilidad las gordas zonas viriles del macho.

 

—AAAhhh!!!—ExpresĆ³ HĆ©ctor, quiĆ©n abriĆ³ los ojos por la sorpresa y el dolor, nunca esperĆ³ un golpe de Valentina a sus bolas.

 

El plan de la joven comenzaba con Ć©xito, iniciar con un buen golpe a los grandes testĆ­culos de su novio. Eso sin duda le dejarĆ­a adolorido y mermado en sus fuerzas de macho.

 

La muchacha se vanagloriaba en su cabeza:

 

—CreĆ­as que por tener dos bolas de carne entre las piernas me ganarĆ­as?, todo lo contrario, amor. Por tenerlas colgando es que tengo oportunidad de vencerte, sobre todo si ese par no son cosas duras, sino blandas. Bueno supongo que por eso es que les llaman las partes blandas del hombre.

 

El varĆ³n se doblĆ³, parecĆ­a en cĆ”mara lenta, no pudo incorporase, el dolor de sus pelotas lo consumĆ³ y sus manos fueron a cubrir su virilidad…


…Justo a tiempo porque Valentina le observaba y veĆ­a una oportunidad para volver a patearle aquellos dotados genitales, que como novia conocĆ­a bastante bien.

 

Aun asĆ­, con las manos ocupadas entre sus piernas, Valentina tenĆ­a vĆ­a libre para continuar su ataque!

 

La chica pudo conectarle un derechazo al rostro, y enseguida un izquierdazo, la joven no golpeaba fuerte, sus puƱos impactaban la pesada cabeza del varĆ³n, apenas moviĆ©ndola, pero sin duda causĆ”ndole algo de dolor.

 

HĆ©ctor eleva la cara, molesto. Para nada le cayĆ³ bien, en dolor y en ego, el ser pateado por su novia en sus partes nobles.

 

Valentina da un tercer puƱetazo contra la cara del varĆ³n, un golpe con la fuerza de un mosquito pero el impacto hace que HĆ©ctor pierda equilibrio y pose una rodilla en tierra. De inmediato se incorpora tomando su mejilla.

 

Apenas recupera toda su estatura, la universitaria vuelve a patearle la entrepierna, una y dos veces, estrellando el pequeƱo pie contra los protectores dedos de la mano derecha de su novio.

 

HĆ©ctor estĆ” sin reacciĆ³n, solo puede quejarse del dolor de mano, pero por nada del mundo retirarĆ” la protecciĆ³n de sus grandes huevos. A continuaciĆ³n recibe un nuevo derechazo haciĆ©ndole caer hacia atrĆ”s, contra el sofĆ”.

 

Valentina se ubica frente al sofƔ, que sirve de descanso momentƔneo para su hombre. EstƔ sonriente a pesar de sobar disimuladamente sus nudillos, porque sƭ que era dura la cara de HƩctor.

 

Se decide a provocarlo:

 

Vamos, dame pelea!, o eres tan dƩbil de las huevas como tu primo Martƭn?

 

HĆ©ctor rememorĆ³ aquello.

 

Valentina le contĆ³ un par de dĆ­as despuĆ©s de la fiesta universitaria sobre la insinuaciĆ³n de MartĆ­n. Tras enterarse, HĆ©ctor le reclamĆ³ a su primo, pero el asunto sĆ³lo terminĆ³ en una advertencia junto a un primo pidiendo disculpas y prometiendo alejarse de su chica. Cuando se enterĆ³ de la suerte que corrieron las pelotas de MartĆ­n no pudo evitar reĆ­r, pero ahora no reĆ­a, ahora eran sus testĆ­culos los golpeados por Valentina.

 

—QuĆ© pasa?, no puedes ni hablar?, sĆ³lo fue un golpe allĆ” abajo…vaya! que dĆ©bil resultaste HĆ©ctor…

 

El varĆ³n ahora estaba enojado! Casi rebotando se levanta del sillĆ³n, y de inmediato y con violencia, lanza un puƱetazo de derecha a su novia, que de darle la hubiera descabezado…

 

…Pero a pesar de la potencia, el ataque es lento, sin duda el dolor de bolas aun afectaba al varĆ³n. Valentina se agacha evitando el golpe, la novia vuelve a esquivar ahora un golpe de izquierda, HĆ©ctor se muestra sorprendido, no logra darle!

 

La joven no sabrĆ” pelear, pero tiene mucha agilidad ganada sin duda al asistir a esas extensas jornadas de Boxer Babe y haber sido lĆ­der de porristas en la secundaria.

 

Finalmente Valentina toma distancia y le grita:

 

—Tramposo! es con las manos abiertas!

 

HĆ©ctor se frena por un instante, en su mente piensa:

 

—Tramposo?, tĆŗ eres la que me pateĆ³ las bolas, puta!

 

Finalmente parece calmar sus Ć­mpetus y abre sus manos, cumplirĆ” con lo acordado.

 

ParecĆ­a una pausa en la pelea…

 

Valentina retoma el ataque, pero subestima la condiciĆ³n del hombre, quien la recibe con una ahora rĆ”pida y fuerte cachetada.

 

—AAaiii!! Se queja la joven que cae al suelo.

 

—Se acabĆ³ la pelea—ExpresĆ³ en voz baja un muy serio HĆ©ctor. Su chica estaba en suelo, no se sentĆ­a bien por haberla golpeado, pero ella se lo buscĆ³ al enojarlo.

 

Valentina quedĆ³ sentada en el piso parecĆ­a estar bien, pero se tomaba la mejilla enrojecida.

 

—CARAJO!—HĆ©ctor se sobĆ³ los testĆ­culos con una mano mientras se recriminaba por lastimar a su novia.

 

Analizaba lo ocurrido:

 

Ella se lo buscĆ³ al pegarme en las bolas. Pero como se le ocurriĆ³ patearme… Esa era su idea desde que empezĆ³ este estĆŗpido reto, le pateĆ³ los huevos y le gano!, que ingenua, yo no soy MartĆ­n.

 

—Ven, perdĆ³name Valentina—HĆ©ctor decidiĆ³ disculparse, le extendiĆ³ la mano para ayudarla a incorporar.

 

Valentina dudo en recibirle la mano, pero terminĆ³ por aceptar.

 

—Lo lamento mi vida…pero me hiciste enfadar, lo siento mucho…—ExpresĆ³ arrepentido el macho.

 

Pero apenas Valentina estĆ” en pie y pegada a Ć©l, le hundiĆ³ un rodillazo en los testĆ­culos.

 

Fue el peor acto de traiciĆ³n en la historia de la humanidad.

 

HĆ©ctor no expresĆ³ nada, sĆ³lo quedĆ³ con la boca abierta, algo de saliva alcanzĆ³ a caer de sus labios. Se alejĆ³ de su agresora y no tardĆ³ en caer de rodillas al piso. La agonĆ­a del varĆ³n es intensa! Sientes como si tuviera los huevos en la garganta.

 

—Te engaƱƩ, pendejo!—Valentina se jacta a plenitud.

 

Burlado y enojado, HĆ©ctor intenta levantarse, solo dura un instante erguido cuando sus extremidades de gelatina vuelven a fallarle, de nuevo debe permanecer de rodillas. Simplemente sus lastimados testĆ­culos le han debilitado demasiado.

 

Con su pareja arrodillado y al parecer incapacitado, Valentina se muestra frente a Ć©l y tras tomar su propia entrepierna comienza a burlarse:

 

—Uyy, Uyy, que dolor sienten mis bolitas, jajajaja


—Vaya!, Sinceramente al verte me doy cuenta que eso debe doler mucho, tus pobres huevas, cariƱo mĆ­o… La verdad no creo que te sientas muy bien para hacerme el amor.

 

HĆ©ctor sĆ³lo la observa sin poder levantarse. La universitaria continuĆ³ su burla:

 

—Tus bolas deben estarte ardiendo por dentro, no es asĆ­? Me declaro culpable por eso, Jajaja.

 

Valentina hizo una pausa y le dio la espalda…comenzĆ³ a menear su linda cola.

 

—MĆ­rame HĆ©ctor.

 

El dolido macho levantĆ³ la mirada, quedando impresionado con la retaguardia de la bella, era lindĆ­sima en esas pantis azules.


Te gusta mi cola, verdad?, siempre te gusto, Adelante! Si me vences podrĆ”s metĆ©rmela por el culo…te animas? Nunca te he dejado por ahĆ­…y te informo que mi ano es virgen…quieres desvirgar mi culito?

 

Tentarlo era la nueva estrategia de la universitaria.

 

Como era natural, el varĆ³n ChalĆ³n se dejĆ³ llevar por el deseo, su pene comienza a pararse, desea ese traserito.

 

—Vamos…ven por mĆ­!

 

Las enormes ansias de penetrar a su bella novia, le incitan a levantarse! lentamente lo intenta hasta lograrlo.

 

—Vamos bebĆ©, vamos— Le anima Valentina.

 

HĆ©ctor estĆ” de pie, pero su propia debilidad le deja con la entrepierna descubierta, ante una universitaria que espera una abertura para castigar sus testĆ­culos.

 

Esta vez Valentina si aprovecha su oportunidad, propinando un fuerte puntapiƩ en el saco de huevos de su novio.

 

—AArrgg—Ruge el varĆ³n que aprieta los dientes y contrae al mĆ”ximo los mĆŗsculos de su cuello.


HĆ©ctor se dobla y estĆ” a punto de caer, pero evita besar el suelo. Es cuando Valentina no le tiene piedad y le conecta una patada en la mandĆ­bula.

 

Cae pesadamente sobre la alfombra!


Valentina cesa por fin su agresiĆ³n, observando cĆ³mo su pareja ubica una mano en su mandĆ­bula dolida y la otra acunando sus pelotas, el novio prĆ”cticamente estĆ” a su merced.

 

HƩctor logra incorporarse al darle Valentina un par de minutos. La novia quiere tenerle en pie para conectarle mƔs golpes a voluntad.

 

Al dar una vez mƔs el frente, se le viene encima una Valentina que toma impulso y le mete otro potente golpe de pierna en los testƭculos, HƩctor los tenƭa bien protegidos con sus manos, pero igual el impacto le alcanza a resentir las ya de por sƭ torturadas pelotas.

 

El impacto le deja de nuevo inclinado ante la universitaria.

 

Valentina inicia una seguidilla de impacto sobre la humanidad de HƩctor, un gancho de derecha la cara, un puƱo al musculoso vientre y nuevamente otro y otro. Los puƱos de la novia no hacen mucho daƱo, pero si mantienen a HƩctor bajo un intenso bombardeo.

 

Dos puƱos mƔs a la cara, seguidos de tres impactos al abdomen, y un nuevo gancho a la quijada. Mientras HƩctor se cubre el rostro desprotege las partes bajas, Valentina le da una veloz patada a sus testƭculos!

 

Fue un ataque mĆ”s rĆ”pido que fuerte, HĆ©ctor arruga el rostro y retrocede buscando como escapar de los incesantes ataques de su delgada y dĆ©bil novia…

 

…Pero la universitaria finalmente se cansĆ³ del juego y lo quiere acabar YA!

 

Una vez mĆ”s le conecta un puƱo a la quijada sin protecciĆ³n, se repite la reacciĆ³n del varĆ³n y su entrepierna una vez mĆ”s estĆ” descubierta.

 

Esta vez Valentina con fuerza y rabia le patea los testĆ­culos. El pie de muchacha se estrella en todo la masa escrotal del varĆ³n ChalĆ³n, HĆ©ctor se eleva casi 10 centĆ­metros y estalla en un alarido:


—AAAAAAAHHHH!!!!

 

El varĆ³n cae al suelo de rodillas, para lentamente irse al piso en posiciĆ³n fetal.

 

Valentina finaliza su ataque con una patada a la quijada del macho, incluso quedando su bello pie adolorido.

 

El macho ve por un instante todo blanco!...Pero perderĆ”?. CLARO QUE NO! Se dice a sĆ­ mismo.

 

HĆ©ctor estĆ” realmente enojado, su novia no ha parado de atacarle las bolas desde que iniciĆ³ el reto, casi parece querer dejarle sin futuros hijos…sus huevas le duelen como el infierno!…ya estĆ” harto de tantas fauleadas!, no se dejarĆ” ganar! Saca las fuerzas que le quedan en el cuerpo y para sorpresa de la mujer se logra levantar…De inmediato avanza con enfado contra ella.

 

La asombrada universitaria le observa venir, puede ver sus mĆŗsculos y sobre todo su bulto expuesto…


…Entonces lanza una patada contra sus testĆ­culos, pero el varĆ³n se la esquiva y levanta el puƱo cerrado, la mujer se ve sin salida y retrocede asustada, le va a daƱar la cara!

 

Valentina cierra los ojos, pero nada sucede! Los abre para encontrar a su novio en frente con cara de extrema seriedad. Es cuando la toma de la cintura y la lleva contra ella, puede ver la ruda barbilla de su novio a milĆ­metros de ella

 

Ahora entiende, HĆ©ctor detuvo su ataque, la joven le agradece.

 

Sabƭa que no serias capaz de hacerme daƱo de verdad, eres un caballero y eso siempre me ha gustado de ti.

 

HĆ©ctor le mira con seriedad y la insta a decir algo.

 

Dilo…

 

Valentina sabe a quƩ se refiere, voltea la cara a un lado.

 

—Dilo, Valentina.

 

Ante la insistencia, la joven se muestra avergonzada… Finalmente cede.

 

—TĆŗ ganas HĆ©ctor, me rindo, serĆ© tuya toda la noche.

 

Por fin una sonrisa asoma en la boca del varĆ³n.

 

HĆ©ctor la besa y Valentina responde al beso, pudo darle un nuevo rodillazo en los testĆ­culos de haberlo querido, el varĆ³n lo sabĆ­a pero no se cubriĆ³ la entrepierna.

 

La agitada fĆ©mina terminĆ³ el beso y le sonriĆ³.

 

De ti tambiĆ©n me gustan tus bolas —La mano de la universitaria acariciĆ³ el paquete del macho ChalĆ³n.

 

—PerdĆ³name por habĆ©rtelos golpeado, te prometo que esta noche te voy a retribuir todo el dolor causado.

 

El falo de HĆ©ctor estaba a punto de romper su calzoncillo.

 

—Te deseo tanto Valentina….te….te deseo...te…

 

El macho no dejaba de balbucear…Te deseo.

 

—Me deseas? Eso lo sĆ© desde que dĆ­a en que nos conocimos…pero ya no me importa, pendejo!

 

Y es que todo lo Ćŗltimo era una alucinaciĆ³n del seminconsciente ChalĆ³n. La Ćŗltima patada a la quijada le dejĆ³ casi inerte y soƱando maravillas con su deseada Valentina.

 

—QuĆ©…quĆ© pasa? — HĆ©ctor, todavĆ­a en el piso, pareciĆ³ recobrar un poco la plena conciencia.

 

—QuĆ© pasa?, que estoy enterada de que te chupĆ³ la polla esa puta de Mariela!

 

Y es que Valentina ya se habĆ­a enterado del sexo oral entre ellos dos.

 

Recordemos que en la fiesta de final de semestre, mientras la bellĆ­sima joven rechazaba a Martin ChalĆ³n con un rodillazo en los testĆ­culos, HĆ©ctor recibĆ­a un maravilloso sexo oral por parte de Mariela. Al final del evento, Luciana (amiga de Mariela) le dice al oĆ­do a Valentina que se pregunte dĆ³nde habĆ­a estado el pene de su novio aquella noche.

 

Una vez confirmĆ³ el suceso, la joven planeĆ³ su venganza para esta noche…Ese era el motivo de este reto contra HĆ©ctor.

 

—Valentina…yo—ParecĆ­a que la mente del derribado hombre volvĆ­a a enfocarse— Mi vida, deja que explique…

 

Valentina se enojĆ³ mĆ”s ante las incipientes excusas.

 

—ExplĆ­cale a esto! —La joven tomĆ³ impulso y propinĆ³ una patada a la cara de HĆ©ctor con todas sus fuerzas! La pesada cabeza del varĆ³n se sacudiĆ³ de un lado a otro, dejĆ”ndole sin conocimiento.

 

JactĆ”ndose, la chica expresĆ³:

 

—Ya te fuiste a tomar tu merecida siesta? eso veo gran pendejo!, entonces lo lamento mucho, pero parece que no habrĆ” acciĆ³n en la cama hoy, bebĆ©.

 

Valentina comenzĆ³ a vestirse, mirĆ³ una vez mĆ”s a su novio.

 

—Eso obtienes por aflojarle el pito a esa “Tiburona de dientes mal arreglados”, Cuando despiertes sabrĆ”s que me perdiste cĆ³mo novia, estĆŗpido!

 


Ya a punto de marcharse, una idea rondĆ³ en su cabeza.

 

—Los ChalĆ³n son unos idiotas, aunque…Acuerpados y muy bien dotados…—Se saboreĆ³ los labios—No sĆ©!, tal vez si le haga caso a MartĆ­n ChalĆ³n…Por supuesto si el huevĆ³n no me cogiĆ³ miedo con el rodillazo que le dĆ­. En fin, esperaremos a ver si se me vuelve a insinuar…

 

Sonriente y orgullosa, la joven abandonĆ³ el apartamento de su ahora expareja.

 

 

FIN.

 

 

***

 

 

 

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