LA FIESTA UNIVERSITARIA. - Las Bolas de Pablo

Lo mƔs nuevo

29 abr 2021

LA FIESTA UNIVERSITARIA.

 

LA FIESTA UNIVERSITARIA.

 

 

 

Contiene Ballbusting F/M y M/M. TambiƩn Sexo Oral heterosexual.

 

 

Aquel miƩrcoles se celebraba en un club privado la fiesta de despedida del semestre universitario.

 

Muchos estudiantes de la Universidad Hispanoamericana asistieron con sus mejores galas, el ambiente era de prepotencia pura, dĆ³nde hombres y mujeres exponĆ­an ante sus compaƱeros de estudio sus respectivas parejas, era una inmadura y pomposa competencia para ver quienes habĆ­an conseguido los mejores partidos durante el semestre.

 

De entre quienes llamaban mĆ”s la atenciĆ³n estaban HĆ©ctor y Valentina.

 

Se escuchaba sobre Valentina:

 

—Valentina tiene 19 aƱos y estudia comunicaciĆ³n social, es una engreĆ­da que usa su belleza fĆ­sica para obtener todo, no es que tenga mucha inteligencia la niƱa, sĆ³lo mira su cara de tonta, sĆ­! es muy linda de cara, pero hay que tener algo en la cabeza, no?



Con respecto a HĆ©ctor:

 

—HĆ©ctor ChalĆ³n es un papacito, tiene 20 aƱos y estudia Derecho, tengo entendido que su padre tambiĆ©n es abogado. Es la estrella de la selecciĆ³n de atletismo de la universidad.


Las anteriores descripciones las exponĆ­a Mariela a su amiga Luciana.

RecordarƔn a Mariela, protagonista femenina del relato UNA VISITA A LA FARMACIA. https://lasbolasdepablo.blogspot.com/2021/03/normal-0-21-false-false-false-es-co-x_12.html


Luciana era amiga de Mariela desde la escuela, ambas eran unidas pero el estudiar en universidades diferentes las alejĆ³, esta noche decidiĆ³ acompaƱar a Mariela para hacerle un favor, ya que su amiga no consiguiĆ³ pareja para la fiesta.

 

—Entonces odias a esa tal Valentina—PreguntĆ³ drĆ”sticamente Luciana.—La verdad si es muy linda.

 

—Odiarla?, no la odio, sĆ³lo me desagrada, y tengo planeado una sorpresita para ella.

 

—De que hablas?

 

—No, sĆ³lo olvĆ­dalo.

 

—Y ese?—Luciana seƱalĆ³ a un joven alto que estaba sĆ³lo y recostado junto a un muro, tenĆ­a un vaso de licor en la mano.

 

—No le conozco—RespondiĆ³ Mariela, aunque se quedĆ³ viĆ©ndole, no estaba nada mal el joven, sin duda era atractivo.

 

En realidad se trataba de MartĆ­n ChalĆ³n, de 17 aƱos, era el mĆ”s joven de los 3 hermanos ChalĆ³n expulsados de la academia de policĆ­a (relato MUJERES POLICƍAS parte 2: https://lasbolasdepablo.blogspot.com/2021/03/MUJERES%20POLICIAS%20Parte2.html ).

 

HacĆ­a poco que estaba cerrada la puerta para ser oficial de policĆ­a, y sus padres le iban a inscribir en la universidad. Lo propio les esperaba a sus otros hermanos, aunque cada quiĆ©n en una instituciĆ³n distinta. 


El joven habƭa sido invitado a la fiesta por su primo HƩctor, despuƩs de todo iniciarƭa estudios en aquella universidad, y era bueno que desde ya se relacionase con el estudiantado, ademƔs le dijo HƩctor:

 

—Quien sabe si desde ya te consigas una buena chica...o tal vez esta noche fornicas con alguna…hay muchos peces en el estanque.

 

Pero quiƩn desde ya le interesaba a Martƭn era Valentina, la novia de su primo.

Era realmente hermosa, con sus 1.75 cm, un cuerpo delgado y pechos pequeƱos que encajaban a pedir de boca en aquel vestido de fiesta. Realmente se veƭa impactante.


Regresando a Luciana y Mariela…

 

—Y porque no viniste con Ernesto?, sĆ© que es gay pero es atractivo, si lo traĆ­as podĆ­as llamar mĆ”s la atenciĆ³n de los aquĆ­ presentes.

 

—Ernesto no pudo venir, tiene una cita…Dice que conociĆ³ a un hombre hace dĆ­as en un bar. SegĆŗn Ć©l es misterioso e interesante a pesar de su edad, supuestamente es empresario de bebidas gaseosas, un directivo importante o algo asĆ­.

 

—Y ese amigo tuyo, el chico lindo del periĆ³dico escolar.

 

—NicolĆ”s?, termino con su novia desde hace un mes, bueno ella le terminĆ³, la muy tonta, pero ha estado muy estresado desde entonces y no creo que me aceptase una cita.

 

—Pero no significa nada el acompaƱarte, serĆ­a como amigos.

 

—Lo pensĆ©, pero hoy iba a un partido de beisbol, es muy aficionado y los miĆ©rcoles juega su equipo.

 

Las parejas avanzaron al centro del salĆ³n iniciĆ”ndose una secciĆ³n de baile, muy juntitos todos, en el centro bailaban HĆ©ctor y Valentina.

 

Luciana detallĆ³ la animadversiĆ³n que sentĆ­a Mariela sĆ³lo de ver a Valentina.

 

—CuĆ”l es tu plan contra esa tal Valentina, te conozco Mariela, cuĆ©ntame…—Casi le suplicĆ³.

 

—De acuerdo! En realidad es un plan simple, buscarĆ© a HĆ©ctor y se la chuparĆ©!

 

—Vaya plan…—Luciana entrecerrĆ³ los ojos

 

—Oye, no seas sarcĆ”stica—Mariela le dio un golpe en el hombro.

 

—Mi querida Mariela, hay algĆŗn chico que se haya negado a que se la chupes?...aparte de Ernesto claro, Ć©l no cuenta por ser gay.

 

Mariela se aguantĆ³ las ganas de golpearla de nuevo, decidiĆ³ responder:

 

—SĆ­, NicolĆ”s.

 

—NicolĆ”s?, tu amigo NicolĆ”s, en serio?

 

Mariela se negĆ³ rotundamente a contar cĆ³mo habĆ­a sucedido aquella anĆ©cdota. Pero la joven de lentes y brackets recordĆ³ aquel dĆ­a:

 

Esa vez habĆ­a ido a casa de NicolĆ”s por un asunto del periĆ³dico escolar y de atrevida ingresĆ³ a su habitaciĆ³n…en ese instante un desnudo joven salĆ­a del baƱo. NicolĆ”s enseguida se cubriĆ³ sus partes nobles.

—No te cubras, que no soy tu amiga?

Sorpresivamente NicolĆ”s no mostrĆ³ timidez y retirĆ³ las manos, Mariela quedo impresionada por la madurez de su amigo y tambiĆ©n por lo bien dotado.

Mariela se le acercĆ³ y viĆ©ndole a los ojos le tocĆ³ los genitales, le gustĆ³ sentir su miembro viril y sus testĆ­culos de buen tamaƱo. NicolĆ”s la mirĆ³ seriamente y le retirĆ³ la mano.

—Te molestaste?

—No, pero yo respeto a mi novia.

—Pero que tal una canita al aire…aunque sea sĆ³lo una chupadita, a todos les gusta.

—JamĆ”s contigo. —NicolĆ”s comenzĆ³ a vestirse.

—Oh! eso duele NicolĆ”s.

—Lo siento Mariela, pero te conozco desde hace mucho, solo eres una impulsiva, sĆ³lo buscas el placer… Y como no buscas nada serio conmigo, entonces olvĆ­date!

El verse totalmente analizada le hizo terminar su intento de seducciĆ³n.

—Me conoces muy bien, me disculpo Nico. No quiero que se daƱe nuestra amistad.

—No te preocupes, nuestra amistad sobrevivirĆ”, ya dejamos las cosas claras entre nosotros.

Mariela se alegrĆ³ de oĆ­rle hablar asĆ­.

Pero por curiosidad quiero saber…Si un dĆ­a te busco para algo serio, me aceptarĆ­as?

NicolĆ”s lo pensĆ³ por un instante y respondiĆ³:

Si tengo novia no, si estoy disponible y siento que lo que buscas es serio….tal vez.

Solo tal vez?

Despierta Mariela, no eres mi tipo, lo siento pero es la verdad.

Al menos me das algo de esperanza.

La amistad entre los dos se reforzĆ³ desde aquel dĆ­a.

 

En ese momento HĆ©ctor abandonĆ³ el salĆ³n, Valentina se quedĆ³ conversando con algunas amigas.

 

—Es mi oportunidad—Mariela se mostrĆ³ lista a ir por el atractivo ChalĆ³n.

 

—No lo sĆ©, amiga—ExpresĆ³ Luciana—No creo que ese chico te acepte…No parece dado a incluir metal en su dieta—La chica seƱalo su propia dentadura, una alegorĆ­a a los brackets de Mariela.

 

Mariela le descargĆ³ un golpe en la cabeza, provocando las risas en su acompaƱante, y se perdiĆ³ tras un pasillo.

 

 

En adelante la “acciĆ³n” se desarrolla en tres escenarios distintos.

 

 

Primer escenario.

 

 

Mariela comenzĆ³ la bĆŗsqueda de HĆ©ctor, quien parece haber desaparecido en una parte solitaria del lugar, tal vez iba por un baƱo.

 

—Hola cariƱo—Se escucha, pero esa no es la voz de HĆ©ctor.

 

La chica voltea y reconoce a Vince, un papanatas y estudiante de ingenierĆ­a.

 

—QuĆ© haces aquĆ­, Vince?

 

—Que solita estĆ”s… te reconocĆ­ en la fiesta—MostrĆ³ una sonrisa perversa—Que te parece si me lustras la polla y me la dejas como auto reciĆ©n encerado.

 

Que patĆ”n era! Pero se debĆ­a a la mala fama que tenĆ­a Mariela desde que entrĆ³ en la universidad.

 

—Vamos querida, aprovechemos este lugar tan solito…Vi que vinisteis sin un macho a la fiesta, que te parece si esta noche sales agarrada del hombro de un hombre.

 

—Eres un descarado.

 

—Mira piraƱa con brackets, no te hagas de rogar, si eres una chupa pollas, y como te gustan.

 

El comentario del joven enojĆ³ a Mariela, quien le dio una sonrisa falsa mientras se preparaba para hundir su rodilla derecha en los testĆ­culos del ofensor.

 

A ver si te quedan ganas de sexo despuĆ©s de que te deje las bolas aplanadas…En adelante vas a creer que la tierra es plana y no redonda.

 

De tener su arma elĆ©ctrica ya le hubiera electrocutado las huevas, pero no la trajo por no creer necesitarla en una fiesta, aquĆ­ a nadie querĆ­a electrocutar…tal vez a Valentina. Pero Vince se enterarĆ­a que tenĆ­a 3 hermanos varones y que de ellos habĆ­a aprendido a defenderse.

 

—Ponte de rodillas, vamos, di que sĆ­!—ExigiĆ³ el sujeto, colocĆ”ndole una mano en el hombro y guiĆ”ndola a inclinarse.

 

—DĆ©jala en paz, imbĆ©cil!—Se escuchĆ³!

 

Mariela no podĆ­a creer lo que observaba. Era HĆ©ctor, quiĆ©n tomĆ³ de la nuca a Vince y lo zarandeĆ³ como un muƱeco.

 

Vince de inmediato se mostrĆ³ asustado, HĆ©ctor le propinĆ³ un puƱo en el estĆ³mago dejĆ”ndole sin aire, pero sin dejar de sostenerle de la nuca.

 

Mariela se alegrĆ³, HĆ©ctor la defendĆ­a de aquel estĆŗpido, eso ayudarĆ­a a su plan de seducirle.

 

—Respeta a las mujeres, cobarde!

 

El hombre ChalĆ³n apuntĆ³ y le metiĆ³ un manotazo en la entrepierna de Vince, la fuerte mano aplastĆ³ las gĆ³nadas.

 

—AAiiii!—Se quejĆ³ el joven.

 

—Muy valiente con las chicas, pero te voy a enseƱar a respetarlas.

 

Otro manotazo se hundiĆ³ en el bulto de sus pantalones, Vince trato de cerrar las piernas, pero un tercer golpe de mano le castigaba los testĆ­culos. HĆ©ctor estaba muy serio.

 

—Espera HĆ©ctor! no le vayas a deshuevar—intervino Mariela, que veĆ­a con lastima al pobrecillo patĆ”n, pero en ningĆŗn momento intervenĆ­a por salvarle de su justo castigo, simplemente querĆ­a que se pudiese largar caminando y dejarla a solas con el atractivo ChalĆ³n.

 

—No te preocupes muchacha—La calmĆ³ HĆ©ctor— este tonto estĆ” por disculparse contigo e irse…No es verdad, tonto?!—Le propinĆ³ otro manotazo.

 

Vince tragĆ³ saliva para soportar el dolor, su piel se veĆ­a pĆ”lida y tenĆ­a cara de estreƱido, sin poder soportar mĆ”s castigo, expreso casi sollozando:

 

—SĆ­…me, me disculpo. Lo siento Mariela, lo siento…

 

Satisfecha, Mariela sonriĆ³ y asintiĆ³, HĆ©ctor le liberĆ³ y tras una patada en el trasero le gritĆ³:

 

—Ya lĆ”rgate, imbĆ©cil!—De inmediato Vince desaparecĆ­a del sitio, cojeando y tomando sus pelotas.

 

Ya a solas Mariela se dirigiĆ³ a su “Salvador”.

 

—Gracias, pero pude defenderme sola.

 

El machista HĆ©ctor desconocĆ­a lo ruda que era Mariela. La observĆ³ con mĆ”s detalle, llamĆ”ndole la atenciĆ³n sus brackets. PensĆ³:

 

—Claro que podĆ­as defenderte, criatura… Una mordida con esa dentadura es terrible...Oh rayos! y si le muerde la verga a alguien, demonios!—La piel se le puso de gallina por un segundo ante aquella idea.

 

—Lo que tĆŗ digas, pequeƱa—A HĆ©ctor le era imposible que una chica de lentes, brackets y que mĆ”s parecĆ­a una adolescente, pudiera sobrevivir en la vida sin un varĆ³n protector a su lado.

 

En vez de entrar en discusiĆ³n, Mariela decidiĆ³ aprovechar su oportunidad, se acercĆ³ a HĆ©ctor y apoyada en su sĆ³lido abdomen le tocĆ³ el paquete.

 

—Vaya, vaya…muchacha…

 

—Es que te quiero agradecer.

 

HĆ©ctor reconociĆ³ a la joven, desde que la vio le pareciĆ³ familiar, ahora recordaba, era aquella chica con fama de chupadora de vergas…Y parecĆ­a que se ofrecerĆ­a a tratarle bien su polla.

 

—Puedo chupĆ”rtela? —Mariela le acariciĆ³ con mĆ”s decisiĆ³n el paquete, tenĆ­a prisa, querĆ­a profanar el exclusivo bocado que disfrutaba la odiada Valentina. Su macho serĆ­a de ella tambiĆ©n.

 

—Vaya, tĆŗ sĆ­ que vas directo al grano.

 

—La vida es mĆ”s simple sin rodeos.

 

—Pues la verdad no tengo mucho tiempo, me pueden extraƱar en la fiesta.

 

—Te la chuparĆ© rico y rĆ”pido, pero no negarĆ”s que te quieres tomar todo el tiempo que sea necesario.

 

—En eso tienes razĆ³n, creo que puedo ausentarme un rato mĆ”s.

 

El varĆ³n no dejarĆ­a pasar una chupada gratis sin importar si era novio de la bonita Valentina.

 

—Te lo adelanto, me la tragarĆ©.

 

—Demonios! Eres muy ardiente, chiquilla.Eres una puta! —fue lo que en realidad le hubiera querido decir.

 

El miembro de la familia ChalĆ³n abriĆ³ el zipper y emergiĆ³ una gruesa polla, Mariela ya estaba de rodillas.

 

Apenas vio el glande se lo metiĆ³ en la boca con desesperaciĆ³n, movĆ­a su cabeza encontrando el Ć”ngulo correcto para dar mĆ”ximo placer a la cabeza del falo.

 

HĆ©ctor sentĆ­a los dientes de la joven que parecĆ­an morder su glande, llegĆ³ a temer alguna lesiĆ³n con el metal en su boca, pero la lengua de Mariela maniobraba el falo alejĆ”ndolo de cualquier peligro, metĆ”lico o dental.

La joven chupaba con velocidad, la cabeza se acercaba y alejaba en un ritmo perfecto, era muy buena chupando pollas, claramente la experiencia la habĆ­a pulido.

HĆ©ctor disfrutaba sin parar, los dedos de Mariela recorrĆ­an el tronco venoso del varĆ³n, le daba caricias y cosquillas al semental. El ritmo se acelerĆ³ y Mariela comenzĆ³ a dejar salir presemen mezclado con saliva, era abundante el lĆ­quido que escurrĆ­a de su comisura labial.

El varĆ³n comenzĆ³ a sentir un cosquilleo y desesperaciĆ³n, no durarĆ­a tanto como quisiese, la chica sĆ­ que sabĆ­a dar placer, era mejor que Valentina, no recordaba en los Ćŗltimos tiempos un oral tan delicioso.


—DĆ©jame consentirte las bolas, quĆ­tate el pantalĆ³n.

 

Mariela quiso desabrocharle la prenda, pero HĆ©ctor la detuvo.

 

—No querida, mis bolas son solo de Valentina, sĆ³lo ella me las consiente, tĆŗ sigue con mi polla, no la descuides un segundo, chica—Ni siquiera la llamaba por su el nombre, sĆ³lo querĆ­a placer fĆ­sico.

 

Por supuesto era falso su argumento, simplemente temĆ­a que aquellos brackets le arrancaran pelos del escroto, serĆ­a doloroso y arruinarĆ­a el momento de placer.

 

La pausa le dio un respiro a HĆ©ctor, que la agradeciĆ³, querĆ­a gozar mĆ”s y mĆ”s.

Mariela retomĆ³ el ritmo de chupada, sacĆ³ el glande y lamĆ­a todo el falo como si fuese una barra de mantequilla derritiĆ©ndose, no queriendo que ninguna gota de presemen cayera al suelo. VolviĆ³ a meterse el glande y lo presionaba con la lengua y paladar

—Oh dios mĆ­o!, me vas a volver loco!

Unos segundos despuĆ©s el pene de HĆ©ctor comenzĆ³ a palpitar dentro de la boca de Mariela, quien enseguida dedujo que era inminente la eyaculada.

Y no se equivocĆ³!

—Diablos! —HĆ©ctor apretĆ³ los dientes y se vino con potencia plena, los chorros de semen golpeaban el fondo de la garganta de Mariela, quien tratĆ³ de alejarse, pero el varĆ³n la tomĆ³ de la cabeza con ambas manos y la mantuvo pegada a su entrepierna.

—Eso es gata golosa— pensĆ³ HĆ©ctor, que jadeaba sin parar—Recibe mi leche y te ahorrarĆ”s la cita de limpieza dental con el odontĆ³logo, puta!.

 

Mariela se vio con las fosas nasales oprimidas contra el pantalĆ³n de HĆ©ctor, querĆ­a aire y no lo conseguĆ­a, hizo mĆ”s fuerza para alejarse pero el agarre del hombre era firme. Fue cuando proyectĆ³ un puƱo justo frente a su barbilla, allĆ­ dĆ³nde dentro del pantalĆ³n estaban los grandes huevos de aquel que eyaculaba.

 

ConectĆ³ uno y dos golpes de puƱo ascendente en los testĆ­culos de HĆ©ctor, no le dio con fuerza, no querĆ­a lastimarlo, sĆ³lo que le diera un poco de espacio.

 

Aauu!, Oouu! Se quejĆ³ el macho ante los golpes ligeros pero bien conectados en su sitio sensible… tardĆ³ un instante en entender lo que querĆ­a la chica y aflojĆ³ el agarre.

 

Te gusta rudo…

 

Mariela alcanzĆ³ a sonreĆ­r aun con la boca llena y manteniendo todo el esperma en su cavidad oral.

 

La chica tomĆ³ mĆ”s aire y comenzĆ³ a deglutir el semen de una boca casi repleta. Tragaba con tanta dedicaciĆ³n que se escuchaba como cada lote de semen bajaba por su esĆ³fago. Finalmente los Ćŗltimos chorros si escaparon a su cavidad y le dieron en el rostro.

 

Por fin terminĆ³ la eyaculaciĆ³n y HĆ©ctor pudo exhalar a gusto, observĆ³ a Mariela, pudo ver el semen en sus lentes y brackets, sonreĆ­a complacida.


Aun despuƩs de recibir todo el abundante lote de semen del joven, Mariela le limpio con delicadeza todo el falo, se saboreaba.

 

LlegĆ³ el final de la jornada y cada quien se arreglĆ³ las vestimentas, fue mucho mĆ”s fĆ”cil para HĆ©ctor, quien apenas guardĆ³ su miembro, sobĆ³ levemente sus bolas y estaba listo para irse. Mariela por su parte debiĆ³ buscar un baƱo para asear el desastre de leche en su cara y boca.

 

Entre los dos no hubo despedida, solo un ligero agradecimiento del varĆ³n, cada uno sabĆ­a desde el principio que el asunto a tratar era solo sexo oral, puro y fĆ­sico. Nada de charlas ni tonterĆ­as sentimentales. Solo fue placer y ya!

 

 

Segundo escenario.

 

 

MartĆ­n se acercĆ³ a Valentina en ausencia de HĆ©ctor, le pidiĆ³ ir a un lugar mĆ”s privado, segĆŗn Ć©l para contarle un asunto importante.

 

Estando en un pasillo bastante lejano y solitario, MartĆ­n le comenzĆ³ a coquetear, confesĆ”ndole que ella le atraĆ­a bastante. Valentina se sintiĆ³ incomoda, para eso la habĆ­a llamado a ese sitio?, sin duda confirmaba una vez mĆ”s lo que pensaba de MartĆ­n.

 

HabĆ­a conocido a MartĆ­n y a sus hermanos en alguna fiesta familiar de HĆ©ctor, eran unos consumados bromistas pesados, y les pareciĆ³ mĆ”s que inmaduros. Hace dĆ­as supo por su novio que tanto MartĆ­n cĆ³mo sus hermanos fueron expulsados de la academia de policĆ­a dĆ³nde estudiaban. Ahora el menor de los 3 hermanos se inscribirĆ­a en esta universidad a ver si asĆ­ maduraba.

 

Pero era un ingenuo y creĆ­do si pensaba que le iba a hacer caso, aparte de ser menor que ella era a su parecer un idiota completo.

 

Valentina se iba a marchar cuando Martƭn la retuvo del brazo y la atrajo hacia Ʃl, sujetƔndola del talle.

 

La bella joven sorprendida por un instante se tranquilizĆ³ y le reclamĆ³:

 

—TĆŗ no puedes hacer esto!

 

—Si puedo, hago lo que quiero, y tĆŗ me gustas.

 

—Yo no te he dado permiso a que me toques, dĆ©jame! —A pesar de la soledad del pasillo y a dĆ³nde apuntaba la situaciĆ³n, Valentina mantenĆ­a la conversaciĆ³n con calma, otra chica estarĆ­a amenazando con gritar ante el atrevimiento.

 

—Entonces el asunto es de permisos, me lo das?

 

—Claro que no, suĆ©ltame, soy la novia de tu primo! —Al fin subiĆ³ un poco el tono, pero muy lejos de pedir ayuda alguna.

 

Vamos! no me salgas con que eres mujer de un solo hombre, porque me echarĆ© a reĆ­r—Quiso decirle MartĆ­n, pero no procediĆ³, eso podĆ­a sonar a que daba por hecho de que era una cualquiera, no querĆ­a enfadarla. PensĆ³ y cambiĆ³ de frase:

 

—Yo te puedo dar lo que Ć©l te da… y mĆ”s! —MartĆ­n la acercĆ³ a su cuerpo, disfrutĆ³ sentir aquella delicada figura femenina.

 

Valentina sintiĆ³ los gordos genitales de MartĆ­n que estaba semierecto, era dotado como su pareja, sin duda por algo eran primos.

 

—De eso no lo dudo—Valentina abriĆ³ levemente su boca, emitiendo un leve gemido, MartĆ­n lo notĆ³ y pidiĆ³ mĆ”s.

 

—Entonces un besito para empezar?, vamos, dame uno…

 

—De acuerdo, pero primero quiero ver como llenas tus calzoncillos.

 

MartĆ­n se mostrĆ³ confundido:

 

—Como los lleno?

 

—AsĆ­ es!, a ver ese bulto…HĆ©ctor tiene las bolas y la polla grande, y me gusta ver como le llenan esos calzoncillos, adoro el bulto de HĆ©ctor!...MuĆ©strame tu bulto, nunca saldrĆ© con un chico cuyos interiores se vean vacĆ­os.

 

MartĆ­n estaba seguro de sus dotes, sonriĆ³, sabĆ­a que la impresionarĆ­a! Y lo mejor es que saldrĆ­a de aquella fiesta universitaria con algo mĆ”s que un beso de labios…estaba seguro que ella era puta.

 

—QuĆ© esperas? —Le apurĆ³ Valentina.

 

El joven se mostrĆ³ de nuevo confundido.

 

—AquĆ­?—Estaban en un pasillo, oscuro y algo alejado, pero si alguien llegase a pasar le verĆ­a con los pantalones abajo. Ɖl esperaba que fuesen a un sitio con puerta.

 

—QuĆ© ocurre?, no me digas que te da pena, o tienes miedo? —ParecĆ­a retarle.

 

—NO, es que…

 

—Es que, quĆ©?, mira bebito a mĆ­ no me gustan los chicos asustadizos, yo solo salgo con hombres!

 

MartĆ­n se sintiĆ³ ofendido, llamarle bebito, Ć©l era un macho de verdad, un ChalĆ³n! Y le mostrarĆ­a lo que valĆ­an sus genitales. Se desabrochĆ³ el pantalĆ³n y estos cayeron a los tobillos.

 

Se iba a bajar los calzoncillos de color negro, pero Valentina le dijo:

 

—No, quĆ©date asĆ­ un instante…dĆ©jame ver tu bulto, ya te lo dije, disfruto observar eso.

 


Sin duda es primo de HĆ©ctor—PensĆ³. La chica elevĆ³ una ceja observando el bulto, mostrĆ³ una sonrisa en su linda boca, finalmente se le acercĆ³.

 

MartĆ­n la recibiĆ³ excitado, su pene latiĆ³ y emitiĆ³ una gota de presemen. Las delicadas manos de Valentina se aferraron a sus fuertes hombros.

 

La chica mirĆ³ hacia arriba, sonriĆ©ndole al alto macho.

 

—Que varĆ³n…puedo terminar con HĆ©ctor por alguien como tĆŗ.

 

MartĆ­n bajĆ³ la cabeza, mirando fijamente aquellos deliciosos labios que se abrĆ­an lenta y sensualmente mientras la chica hablaba.

 

—AAarrrgg!!— Se quejĆ³ MartĆ­n al tiempo que ladeĆ³ la cara arrugada del dolor. Valentina le habĆ­a encajado un rodillazo en los expuestos testĆ­culos! la huesuda rodilla de la hermosa chocĆ³ con violencia contra el bulto en los calzoncillos negros, elevando todo el contenido escrotal… Enseguida le empujĆ³ haciendo a MartĆ­n perder el equilibrio.

 

El joven apretĆ³ la boca para no soltar mĆ”s lastimeros quejidos, terminĆ³ de rodillas con una mano sobre sus pelotas.

 

—Jajaja, lo siento, pero prefiero un hombre de verdad como HĆ©ctor, el tener llenos los calzoncillos no es lo Ćŗnico que te hace un hombre, tambiĆ©n debes comportarte como uno…Y lo lamento, pero para mĆ­ aun eres un crĆ­o!

 

Valentina se fue del sitio.

 

MartĆ­n se apoyĆ³ contra el suelo, estaba rojo del dolor y el enojo.

 

—Maldita sea! —ReclamĆ³, dando un puƱo al suelo.

 

De nuevo le daban en las bolas, recordĆ³ como aquella mujer del aseo en la academia le conectĆ³ otro rodillazo. Pero el golpe de Valentina le dolĆ­a mĆ”s, no solo fĆ­sicamente sino por rechazarlo y burlarse de Ć©l.

 

 

Tercer escenario.

 

Pero mientras Mariela lustraba el pene de HĆ©ctor, a la distancia alguien les observaba. Era Luciana que supremamente curiosa quiso presencia el plan de su amiga con todo y detalles.


Es cuando le tocan la cola por detrƔs, Luciana se sorprende, voltea y se topa cara a cara con un desconocido. Es uno de los asistentes a la fiesta, pero no le conoce.

 

—Quien eres tĆŗ?, y como te atreves!

 

—Vamos, te vi en la fiesta, eres amiga de Mariela, no?. Te gusta curiosear—Por un instante vio a la distancia, dĆ³nde Mariela de rodillas hacĆ­a disfrutar a HĆ©ctor—Porque no imitamos a esos dos…

 

El sujeto daba por hecho que la chica estaba caliente de espiar a aquellos dos en su privado sexo oral, podĆ­a darse que desfogase su ardor con Ć©l.

 

—Desgraciado! ni siquiera te conozco, y para que los sepas yo no soy como Mariela!

 

Luciana le empujĆ³ abriĆ©ndose paso, pero el joven la tomĆ³ de los brazos colocĆ”ndola contra la pared.

 

—QuĆ© haces?, no me toques!

 

—Vamos, sĆ³lo dĆ©jate y todo irĆ” bien, lo disfrutarĆ”s.

 

—Voy a gritar si no me sueltas.

 

—Grita…si puedes…

 

Fue entonces cuando la besĆ³ a la fuerza, Luciana luchaba contra los labios del sujeto, pero lentamente su resistencia mermĆ³ y cediĆ³ al contacto labial.

 

El desconocido disfruto del ahora beso de lengua, la chica se iba a dejar hacer lo que quisiese, lo que quedĆ³ mĆ”s que claro cuando la mano derecha de  Luciana se ubicĆ³ en la nuca del varĆ³n, empujando ligeramente y aumentando la presiĆ³n contra ella…AsĆ­ el contacto entre ambos fue mĆ”s intenso…el  beso parecĆ­a eterno.

 

Unos segundos despuĆ©s, la mano izquierda de Luciana le tocaba los genitales, El desconocido se sintiĆ³ el hombre con mĆ”s suerte de la fiesta…


…Pero cambio de opiniĆ³n cuando la mano femenina se cerrĆ³ con fuerza alrededor de sus bolas.

 

Se escuchĆ³ un crujido.

 

El dolor en los testĆ­culos le instĆ³ a gritar, pero Luciana aplicĆ³ mĆ”s fuerza con su mano derecha, manteniendo su cabeza pegada a ella, en aquella trampa que era ese eterno beso.

 

El joven estaba desesperado, si bien en normalidad tendrĆ­a claramente mĆ”s fuerza que una mujer, el apretĆ³n de pelotas le habĆ­a dejado dĆ©bil, no podĆ­a superar las fuerzas de una chica.

 

Luciana apretĆ³ con mĆ”s fuerzas, el desconocido hizo un sobre esfuerzo y alejĆ³ su cabeza y labios, pero la chica le rematĆ³ por abajo…

 

…TirĆ³ de sus testĆ­culos hacia arriba, con fuerza!, elevando unos centĆ­metros al atrevido.

 

El desconocido parecĆ­a suplicante y la chica por fin libero sus gĆ³nadas.  Enseguida las piernas del sujeto fallaron y terminĆ³ sentado en el suelo.

 

—Ja!, estĆŗpido, nunca me vuelvas a tocar!—Luciana pareciĆ³ limpiarse el olor a pelotas de macho con su vestido, mientras con la otra mano se retiraba la saliva del varĆ³n.

 

Luciana se marchĆ³ con la frente el alto, el desconocido quedĆ³ en el suelo en posiciĆ³n fetal, ni siquiera tenĆ­a aliento para maldecir a la que lastimĆ³ sus huevas.

 

 

 

Tiempo despuĆ©s Valentina es llamada al centro del salĆ³n, tambiĆ©n solicitan a HĆ©ctor. Ambos aparecen sin contar a su pareja lo sucedido. Mariela tambiĆ©n retorna al salĆ³n y Luciana (desde antes ya en el sitio) de inmediato pide le cuente lo sucedido.

 

—El plan fue exitoso, amiga? —FingĆ­a total desconocimiento.

 

Mariela simplemente sonrĆ­e, Luciana desvĆ­a la mirada al alcanzar a ver algo de semen en los brackets de su amiga. Al parecer el aseo del baƱo, se limitĆ³ sĆ³lo a su rostro.

 

—Eso es asqueroso, Mariela!

 

La pareja de moda Valentina/HƩctor, es premiada como la reina y rey del semestre, algo nada mƔs que anticipado. Se les toman fotos sin fin a los atractivos novios.

 

Cerca del final de la fiesta, Valentina se separa del fuerte brazo de su pareja. Es cuando al parecer por iniciativa propia, Luciana se le acerca por la espalda y en voz baja le dice al oĆ­do:

 

—DĆ³nde estaba HĆ©ctor?, parece que en esta fiesta el pito de tu novio estuvo en la boca equivocada. CuĆ­dalo mĆ”s de cerca, querida.

 

Valentina se sorprendiĆ³ ante lo que escuchĆ³. VolteĆ³ a ver a la “informante”, pero habĆ­a desaparecido.

 

 

FIN.

 

 

***

 

 

Parte de la trama continuarĆ” en el relato: EL RETO DE VALENTINA.

 

 

 

 

 

 

 

 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Pages