LA FIESTA UNIVERSITARIA. - Las Bolas de Pablo

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29 abr 2021

LA FIESTA UNIVERSITARIA.

 

LA FIESTA UNIVERSITARIA.

 

 

 

Contiene Ballbusting F/M y M/M. TambiƩn Sexo Oral heterosexual.

 

 

Aquel miƩrcoles se celebraba en un club privado la fiesta de despedida del semestre universitario.

 

Muchos estudiantes de la Universidad Hispanoamericana asistieron con sus mejores galas, el ambiente era de prepotencia pura, dónde hombres y mujeres exponían ante sus compañeros de estudio sus respectivas parejas, era una inmadura y pomposa competencia para ver quienes habían conseguido los mejores partidos durante el semestre.

 

De entre quienes llamaban mÔs la atención estaban Héctor y Valentina.

 

Se escuchaba sobre Valentina:

 

—Valentina tiene 19 aƱos y estudia comunicación social, es una engreĆ­da que usa su belleza fĆ­sica para obtener todo, no es que tenga mucha inteligencia la niƱa, sólo mira su cara de tonta, sĆ­! es muy linda de cara, pero hay que tener algo en la cabeza, no?



Con respecto a HƩctor:

 

—HĆ©ctor Chalón es un papacito, tiene 20 aƱos y estudia Derecho, tengo entendido que su padre tambiĆ©n es abogado. Es la estrella de la selección de atletismo de la universidad.


Las anteriores descripciones las exponĆ­a Mariela a su amiga Luciana.

RecordarƔn a Mariela, protagonista femenina del relato UNA VISITA A LA FARMACIA. https://lasbolasdepablo.blogspot.com/2021/03/normal-0-21-false-false-false-es-co-x_12.html


Luciana era amiga de Mariela desde la escuela, ambas eran unidas pero el estudiar en universidades diferentes las alejó, esta noche decidió acompañar a Mariela para hacerle un favor, ya que su amiga no consiguió pareja para la fiesta.

 

—Entonces odias a esa tal Valentina—Preguntó drĆ”sticamente Luciana.—La verdad si es muy linda.

 

—Odiarla?, no la odio, sólo me desagrada, y tengo planeado una sorpresita para ella.

 

—De que hablas?

 

—No, sólo olvĆ­dalo.

 

—Y ese?—Luciana seƱaló a un joven alto que estaba sólo y recostado junto a un muro, tenĆ­a un vaso de licor en la mano.

 

—No le conozco—Respondió Mariela, aunque se quedó viĆ©ndole, no estaba nada mal el joven, sin duda era atractivo.

 

En realidad se trataba de MartĆ­n Chalón, de 17 aƱos, era el mĆ”s joven de los 3 hermanos Chalón expulsados de la academia de policĆ­a (relato MUJERES POLICƍAS parte 2: https://lasbolasdepablo.blogspot.com/2021/03/MUJERES%20POLICIAS%20Parte2.html ).

 

HacĆ­a poco que estaba cerrada la puerta para ser oficial de policĆ­a, y sus padres le iban a inscribir en la universidad. Lo propio les esperaba a sus otros hermanos, aunque cada quiĆ©n en una institución distinta. 


El joven habƭa sido invitado a la fiesta por su primo HƩctor, despuƩs de todo iniciarƭa estudios en aquella universidad, y era bueno que desde ya se relacionase con el estudiantado, ademƔs le dijo HƩctor:

 

—Quien sabe si desde ya te consigas una buena chica...o tal vez esta noche fornicas con alguna…hay muchos peces en el estanque.

 

Pero quiƩn desde ya le interesaba a Martƭn era Valentina, la novia de su primo.

Era realmente hermosa, con sus 1.75 cm, un cuerpo delgado y pechos pequeƱos que encajaban a pedir de boca en aquel vestido de fiesta. Realmente se veƭa impactante.


Regresando a Luciana y Mariela…

 

—Y porque no viniste con Ernesto?, sĆ© que es gay pero es atractivo, si lo traĆ­as podĆ­as llamar mĆ”s la atención de los aquĆ­ presentes.

 

—Ernesto no pudo venir, tiene una cita…Dice que conoció a un hombre hace dĆ­as en un bar. SegĆŗn Ć©l es misterioso e interesante a pesar de su edad, supuestamente es empresario de bebidas gaseosas, un directivo importante o algo asĆ­.

 

—Y ese amigo tuyo, el chico lindo del periódico escolar.

 

—NicolĆ”s?, termino con su novia desde hace un mes, bueno ella le terminó, la muy tonta, pero ha estado muy estresado desde entonces y no creo que me aceptase una cita.

 

—Pero no significa nada el acompaƱarte, serĆ­a como amigos.

 

—Lo pensĆ©, pero hoy iba a un partido de beisbol, es muy aficionado y los miĆ©rcoles juega su equipo.

 

Las parejas avanzaron al centro del salón iniciÔndose una sección de baile, muy juntitos todos, en el centro bailaban Héctor y Valentina.

 

Luciana detalló la animadversión que sentía Mariela sólo de ver a Valentina.

 

—CuĆ”l es tu plan contra esa tal Valentina, te conozco Mariela, cuĆ©ntame…—Casi le suplicó.

 

—De acuerdo! En realidad es un plan simple, buscarĆ© a HĆ©ctor y se la chuparĆ©!

 

—Vaya plan…—Luciana entrecerró los ojos

 

—Oye, no seas sarcĆ”stica—Mariela le dio un golpe en el hombro.

 

—Mi querida Mariela, hay algĆŗn chico que se haya negado a que se la chupes?...aparte de Ernesto claro, Ć©l no cuenta por ser gay.

 

Mariela se aguantó las ganas de golpearla de nuevo, decidió responder:

 

—SĆ­, NicolĆ”s.

 

—NicolĆ”s?, tu amigo NicolĆ”s, en serio?

 

Mariela se negó rotundamente a contar cómo había sucedido aquella anécdota. Pero la joven de lentes y brackets recordó aquel día:

 

Esa vez habĆ­a ido a casa de NicolĆ”s por un asunto del periódico escolar y de atrevida ingresó a su habitación…en ese instante un desnudo joven salĆ­a del baƱo. NicolĆ”s enseguida se cubrió sus partes nobles.

—No te cubras, que no soy tu amiga?

Sorpresivamente NicolÔs no mostró timidez y retiró las manos, Mariela quedo impresionada por la madurez de su amigo y también por lo bien dotado.

Mariela se le acercó y viéndole a los ojos le tocó los genitales, le gustó sentir su miembro viril y sus testículos de buen tamaño. NicolÔs la miró seriamente y le retiró la mano.

—Te molestaste?

—No, pero yo respeto a mi novia.

—Pero que tal una canita al aire…aunque sea sólo una chupadita, a todos les gusta.

—JamĆ”s contigo. —NicolĆ”s comenzó a vestirse.

—Oh! eso duele NicolĆ”s.

—Lo siento Mariela, pero te conozco desde hace mucho, solo eres una impulsiva, sólo buscas el placer… Y como no buscas nada serio conmigo, entonces olvĆ­date!

El verse totalmente analizada le hizo terminar su intento de seducción.

—Me conoces muy bien, me disculpo Nico. No quiero que se daƱe nuestra amistad.

—No te preocupes, nuestra amistad sobrevivirĆ”, ya dejamos las cosas claras entre nosotros.

Mariela se alegró de oírle hablar así.

Pero por curiosidad quiero saber…Si un dĆ­a te busco para algo serio, me aceptarĆ­as?

NicolÔs lo pensó por un instante y respondió:

Si tengo novia no, si estoy disponible y siento que lo que buscas es serio….tal vez.

Solo tal vez?

Despierta Mariela, no eres mi tipo, lo siento pero es la verdad.

Al menos me das algo de esperanza.

La amistad entre los dos se reforzó desde aquel día.

 

En ese momento Héctor abandonó el salón, Valentina se quedó conversando con algunas amigas.

 

—Es mi oportunidad—Mariela se mostró lista a ir por el atractivo Chalón.

 

—No lo sĆ©, amiga—Expresó Luciana—No creo que ese chico te acepte…No parece dado a incluir metal en su dieta—La chica seƱalo su propia dentadura, una alegorĆ­a a los brackets de Mariela.

 

Mariela le descargó un golpe en la cabeza, provocando las risas en su acompañante, y se perdió tras un pasillo.

 

 

En adelante la “acción” se desarrolla en tres escenarios distintos.

 

 

Primer escenario.

 

 

Mariela comenzó la búsqueda de Héctor, quien parece haber desaparecido en una parte solitaria del lugar, tal vez iba por un baño.

 

—Hola cariƱo—Se escucha, pero esa no es la voz de HĆ©ctor.

 

La chica voltea y reconoce a Vince, un papanatas y estudiante de ingenierĆ­a.

 

—QuĆ© haces aquĆ­, Vince?

 

—Que solita estĆ”s… te reconocĆ­ en la fiesta—Mostró una sonrisa perversa—Que te parece si me lustras la polla y me la dejas como auto reciĆ©n encerado.

 

Que patÔn era! Pero se debía a la mala fama que tenía Mariela desde que entró en la universidad.

 

—Vamos querida, aprovechemos este lugar tan solito…Vi que vinisteis sin un macho a la fiesta, que te parece si esta noche sales agarrada del hombro de un hombre.

 

—Eres un descarado.

 

—Mira piraƱa con brackets, no te hagas de rogar, si eres una chupa pollas, y como te gustan.

 

El comentario del joven enojó a Mariela, quien le dio una sonrisa falsa mientras se preparaba para hundir su rodilla derecha en los testículos del ofensor.

 

A ver si te quedan ganas de sexo despuĆ©s de que te deje las bolas aplanadas…En adelante vas a creer que la tierra es plana y no redonda.

 

De tener su arma elĆ©ctrica ya le hubiera electrocutado las huevas, pero no la trajo por no creer necesitarla en una fiesta, aquĆ­ a nadie querĆ­a electrocutar…tal vez a Valentina. Pero Vince se enterarĆ­a que tenĆ­a 3 hermanos varones y que de ellos habĆ­a aprendido a defenderse.

 

—Ponte de rodillas, vamos, di que sĆ­!—Exigió el sujeto, colocĆ”ndole una mano en el hombro y guiĆ”ndola a inclinarse.

 

—DĆ©jala en paz, imbĆ©cil!—Se escuchó!

 

Mariela no podía creer lo que observaba. Era Héctor, quién tomó de la nuca a Vince y lo zarandeó como un muñeco.

 

Vince de inmediato se mostró asustado, Héctor le propinó un puño en el estómago dejÔndole sin aire, pero sin dejar de sostenerle de la nuca.

 

Mariela se alegró, Héctor la defendía de aquel estúpido, eso ayudaría a su plan de seducirle.

 

—Respeta a las mujeres, cobarde!

 

El hombre Chalón apuntó y le metió un manotazo en la entrepierna de Vince, la fuerte mano aplastó las gónadas.

 

—AAiiii!—Se quejó el joven.

 

—Muy valiente con las chicas, pero te voy a enseƱar a respetarlas.

 

Otro manotazo se hundió en el bulto de sus pantalones, Vince trato de cerrar las piernas, pero un tercer golpe de mano le castigaba los testículos. Héctor estaba muy serio.

 

—Espera HĆ©ctor! no le vayas a deshuevar—intervino Mariela, que veĆ­a con lastima al pobrecillo patĆ”n, pero en ningĆŗn momento intervenĆ­a por salvarle de su justo castigo, simplemente querĆ­a que se pudiese largar caminando y dejarla a solas con el atractivo Chalón.

 

—No te preocupes muchacha—La calmó HĆ©ctor— este tonto estĆ” por disculparse contigo e irse…No es verdad, tonto?!—Le propinó otro manotazo.

 

Vince tragó saliva para soportar el dolor, su piel se veía pÔlida y tenía cara de estreñido, sin poder soportar mÔs castigo, expreso casi sollozando:

 

—SĆ­…me, me disculpo. Lo siento Mariela, lo siento…

 

Satisfecha, Mariela sonrió y asintió, Héctor le liberó y tras una patada en el trasero le gritó:

 

—Ya lĆ”rgate, imbĆ©cil!—De inmediato Vince desaparecĆ­a del sitio, cojeando y tomando sus pelotas.

 

Ya a solas Mariela se dirigió a su “Salvador”.

 

—Gracias, pero pude defenderme sola.

 

El machista Héctor desconocía lo ruda que era Mariela. La observó con mÔs detalle, llamÔndole la atención sus brackets. Pensó:

 

—Claro que podĆ­as defenderte, criatura… Una mordida con esa dentadura es terrible...Oh rayos! y si le muerde la verga a alguien, demonios!—La piel se le puso de gallina por un segundo ante aquella idea.

 

—Lo que tĆŗ digas, pequeƱa—A HĆ©ctor le era imposible que una chica de lentes, brackets y que mĆ”s parecĆ­a una adolescente, pudiera sobrevivir en la vida sin un varón protector a su lado.

 

En vez de entrar en discusión, Mariela decidió aprovechar su oportunidad, se acercó a Héctor y apoyada en su sólido abdomen le tocó el paquete.

 

—Vaya, vaya…muchacha…

 

—Es que te quiero agradecer.

 

HĆ©ctor reconoció a la joven, desde que la vio le pareció familiar, ahora recordaba, era aquella chica con fama de chupadora de vergas…Y parecĆ­a que se ofrecerĆ­a a tratarle bien su polla.

 

—Puedo chupĆ”rtela? —Mariela le acarició con mĆ”s decisión el paquete, tenĆ­a prisa, querĆ­a profanar el exclusivo bocado que disfrutaba la odiada Valentina. Su macho serĆ­a de ella tambiĆ©n.

 

—Vaya, tĆŗ sĆ­ que vas directo al grano.

 

—La vida es mĆ”s simple sin rodeos.

 

—Pues la verdad no tengo mucho tiempo, me pueden extraƱar en la fiesta.

 

—Te la chuparĆ© rico y rĆ”pido, pero no negarĆ”s que te quieres tomar todo el tiempo que sea necesario.

 

—En eso tienes razón, creo que puedo ausentarme un rato mĆ”s.

 

El varón no dejaría pasar una chupada gratis sin importar si era novio de la bonita Valentina.

 

—Te lo adelanto, me la tragarĆ©.

 

—Demonios! Eres muy ardiente, chiquilla.Eres una puta! —fue lo que en realidad le hubiera querido decir.

 

El miembro de la familia Chalón abrió el zipper y emergió una gruesa polla, Mariela ya estaba de rodillas.

 

Apenas vio el glande se lo metió en la boca con desesperación, movía su cabeza encontrando el Ôngulo correcto para dar mÔximo placer a la cabeza del falo.

 

Héctor sentía los dientes de la joven que parecían morder su glande, llegó a temer alguna lesión con el metal en su boca, pero la lengua de Mariela maniobraba el falo alejÔndolo de cualquier peligro, metÔlico o dental.

La joven chupaba con velocidad, la cabeza se acercaba y alejaba en un ritmo perfecto, era muy buena chupando pollas, claramente la experiencia la habĆ­a pulido.

Héctor disfrutaba sin parar, los dedos de Mariela recorrían el tronco venoso del varón, le daba caricias y cosquillas al semental. El ritmo se aceleró y Mariela comenzó a dejar salir presemen mezclado con saliva, era abundante el líquido que escurría de su comisura labial.

El varón comenzó a sentir un cosquilleo y desesperación, no duraría tanto como quisiese, la chica sí que sabía dar placer, era mejor que Valentina, no recordaba en los últimos tiempos un oral tan delicioso.


—DĆ©jame consentirte las bolas, quĆ­tate el pantalón.

 

Mariela quiso desabrocharle la prenda, pero HƩctor la detuvo.

 

—No querida, mis bolas son solo de Valentina, sólo ella me las consiente, tĆŗ sigue con mi polla, no la descuides un segundo, chica—Ni siquiera la llamaba por su el nombre, sólo querĆ­a placer fĆ­sico.

 

Por supuesto era falso su argumento, simplemente temĆ­a que aquellos brackets le arrancaran pelos del escroto, serĆ­a doloroso y arruinarĆ­a el momento de placer.

 

La pausa le dio un respiro a Héctor, que la agradeció, quería gozar mÔs y mÔs.

Mariela retomó el ritmo de chupada, sacó el glande y lamía todo el falo como si fuese una barra de mantequilla derritiéndose, no queriendo que ninguna gota de presemen cayera al suelo. Volvió a meterse el glande y lo presionaba con la lengua y paladar

—Oh dios mĆ­o!, me vas a volver loco!

Unos segundos después el pene de Héctor comenzó a palpitar dentro de la boca de Mariela, quien enseguida dedujo que era inminente la eyaculada.

Y no se equivocó!

—Diablos! —HĆ©ctor apretó los dientes y se vino con potencia plena, los chorros de semen golpeaban el fondo de la garganta de Mariela, quien trató de alejarse, pero el varón la tomó de la cabeza con ambas manos y la mantuvo pegada a su entrepierna.

—Eso es gata golosa— pensó HĆ©ctor, que jadeaba sin parar—Recibe mi leche y te ahorrarĆ”s la cita de limpieza dental con el odontólogo, puta!.

 

Mariela se vio con las fosas nasales oprimidas contra el pantalón de Héctor, quería aire y no lo conseguía, hizo mÔs fuerza para alejarse pero el agarre del hombre era firme. Fue cuando proyectó un puño justo frente a su barbilla, allí dónde dentro del pantalón estaban los grandes huevos de aquel que eyaculaba.

 

Conectó uno y dos golpes de puño ascendente en los testículos de Héctor, no le dio con fuerza, no quería lastimarlo, sólo que le diera un poco de espacio.

 

Aauu!, Oouu! Se quejó el macho ante los golpes ligeros pero bien conectados en su sitio sensible… tardó un instante en entender lo que querĆ­a la chica y aflojó el agarre.

 

Te gusta rudo…

 

Mariela alcanzó a sonreír aun con la boca llena y manteniendo todo el esperma en su cavidad oral.

 

La chica tomó mÔs aire y comenzó a deglutir el semen de una boca casi repleta. Tragaba con tanta dedicación que se escuchaba como cada lote de semen bajaba por su esófago. Finalmente los últimos chorros si escaparon a su cavidad y le dieron en el rostro.

 

Por fin terminó la eyaculación y Héctor pudo exhalar a gusto, observó a Mariela, pudo ver el semen en sus lentes y brackets, sonreía complacida.


Aun despuƩs de recibir todo el abundante lote de semen del joven, Mariela le limpio con delicadeza todo el falo, se saboreaba.

 

Llegó el final de la jornada y cada quien se arregló las vestimentas, fue mucho mÔs fÔcil para Héctor, quien apenas guardó su miembro, sobó levemente sus bolas y estaba listo para irse. Mariela por su parte debió buscar un baño para asear el desastre de leche en su cara y boca.

 

Entre los dos no hubo despedida, solo un ligero agradecimiento del varón, cada uno sabía desde el principio que el asunto a tratar era solo sexo oral, puro y físico. Nada de charlas ni tonterías sentimentales. Solo fue placer y ya!

 

 

Segundo escenario.

 

 

Martín se acercó a Valentina en ausencia de Héctor, le pidió ir a un lugar mÔs privado, según él para contarle un asunto importante.

 

Estando en un pasillo bastante lejano y solitario, Martín le comenzó a coquetear, confesÔndole que ella le atraía bastante. Valentina se sintió incomoda, para eso la había llamado a ese sitio?, sin duda confirmaba una vez mÔs lo que pensaba de Martín.

 

Había conocido a Martín y a sus hermanos en alguna fiesta familiar de Héctor, eran unos consumados bromistas pesados, y les pareció mÔs que inmaduros. Hace días supo por su novio que tanto Martín cómo sus hermanos fueron expulsados de la academia de policía dónde estudiaban. Ahora el menor de los 3 hermanos se inscribiría en esta universidad a ver si así maduraba.

 

Pero era un ingenuo y creĆ­do si pensaba que le iba a hacer caso, aparte de ser menor que ella era a su parecer un idiota completo.

 

Valentina se iba a marchar cuando Martƭn la retuvo del brazo y la atrajo hacia Ʃl, sujetƔndola del talle.

 

La bella joven sorprendida por un instante se tranquilizó y le reclamó:

 

—TĆŗ no puedes hacer esto!

 

—Si puedo, hago lo que quiero, y tĆŗ me gustas.

 

—Yo no te he dado permiso a que me toques, dĆ©jame! —A pesar de la soledad del pasillo y a dónde apuntaba la situación, Valentina mantenĆ­a la conversación con calma, otra chica estarĆ­a amenazando con gritar ante el atrevimiento.

 

—Entonces el asunto es de permisos, me lo das?

 

—Claro que no, suĆ©ltame, soy la novia de tu primo! —Al fin subió un poco el tono, pero muy lejos de pedir ayuda alguna.

 

Vamos! no me salgas con que eres mujer de un solo hombre, porque me echarĆ© a reĆ­r—Quiso decirle MartĆ­n, pero no procedió, eso podĆ­a sonar a que daba por hecho de que era una cualquiera, no querĆ­a enfadarla. Pensó y cambió de frase:

 

—Yo te puedo dar lo que Ć©l te da… y mĆ”s! —MartĆ­n la acercó a su cuerpo, disfrutó sentir aquella delicada figura femenina.

 

Valentina sintió los gordos genitales de Martín que estaba semierecto, era dotado como su pareja, sin duda por algo eran primos.

 

—De eso no lo dudo—Valentina abrió levemente su boca, emitiendo un leve gemido, MartĆ­n lo notó y pidió mĆ”s.

 

—Entonces un besito para empezar?, vamos, dame uno…

 

—De acuerdo, pero primero quiero ver como llenas tus calzoncillos.

 

Martín se mostró confundido:

 

—Como los lleno?

 

—AsĆ­ es!, a ver ese bulto…HĆ©ctor tiene las bolas y la polla grande, y me gusta ver como le llenan esos calzoncillos, adoro el bulto de HĆ©ctor!...MuĆ©strame tu bulto, nunca saldrĆ© con un chico cuyos interiores se vean vacĆ­os.

 

MartĆ­n estaba seguro de sus dotes, sonrió, sabĆ­a que la impresionarĆ­a! Y lo mejor es que saldrĆ­a de aquella fiesta universitaria con algo mĆ”s que un beso de labios…estaba seguro que ella era puta.

 

—QuĆ© esperas? —Le apuró Valentina.

 

El joven se mostró de nuevo confundido.

 

—AquĆ­?—Estaban en un pasillo, oscuro y algo alejado, pero si alguien llegase a pasar le verĆ­a con los pantalones abajo. Ɖl esperaba que fuesen a un sitio con puerta.

 

—QuĆ© ocurre?, no me digas que te da pena, o tienes miedo? —ParecĆ­a retarle.

 

—NO, es que…

 

—Es que, quĆ©?, mira bebito a mĆ­ no me gustan los chicos asustadizos, yo solo salgo con hombres!

 

Martín se sintió ofendido, llamarle bebito, él era un macho de verdad, un Chalón! Y le mostraría lo que valían sus genitales. Se desabrochó el pantalón y estos cayeron a los tobillos.

 

Se iba a bajar los calzoncillos de color negro, pero Valentina le dijo:

 

—No, quĆ©date asĆ­ un instante…dĆ©jame ver tu bulto, ya te lo dije, disfruto observar eso.

 


Sin duda es primo de HĆ©ctor—Pensó. La chica elevó una ceja observando el bulto, mostró una sonrisa en su linda boca, finalmente se le acercó.

 

Martín la recibió excitado, su pene latió y emitió una gota de presemen. Las delicadas manos de Valentina se aferraron a sus fuertes hombros.

 

La chica miró hacia arriba, sonriéndole al alto macho.

 

—Que varón…puedo terminar con HĆ©ctor por alguien como tĆŗ.

 

Martín bajó la cabeza, mirando fijamente aquellos deliciosos labios que se abrían lenta y sensualmente mientras la chica hablaba.

 

—AAarrrgg!!— Se quejó MartĆ­n al tiempo que ladeó la cara arrugada del dolor. Valentina le habĆ­a encajado un rodillazo en los expuestos testĆ­culos! la huesuda rodilla de la hermosa chocó con violencia contra el bulto en los calzoncillos negros, elevando todo el contenido escrotal… Enseguida le empujó haciendo a MartĆ­n perder el equilibrio.

 

El joven apretó la boca para no soltar mÔs lastimeros quejidos, terminó de rodillas con una mano sobre sus pelotas.

 

—Jajaja, lo siento, pero prefiero un hombre de verdad como HĆ©ctor, el tener llenos los calzoncillos no es lo Ćŗnico que te hace un hombre, tambiĆ©n debes comportarte como uno…Y lo lamento, pero para mĆ­ aun eres un crĆ­o!

 

Valentina se fue del sitio.

 

Martín se apoyó contra el suelo, estaba rojo del dolor y el enojo.

 

—Maldita sea! —Reclamó, dando un puƱo al suelo.

 

De nuevo le daban en las bolas, recordó como aquella mujer del aseo en la academia le conectó otro rodillazo. Pero el golpe de Valentina le dolía mÔs, no solo físicamente sino por rechazarlo y burlarse de él.

 

 

Tercer escenario.

 

Pero mientras Mariela lustraba el pene de HƩctor, a la distancia alguien les observaba. Era Luciana que supremamente curiosa quiso presencia el plan de su amiga con todo y detalles.


Es cuando le tocan la cola por detrƔs, Luciana se sorprende, voltea y se topa cara a cara con un desconocido. Es uno de los asistentes a la fiesta, pero no le conoce.

 

—Quien eres tĆŗ?, y como te atreves!

 

—Vamos, te vi en la fiesta, eres amiga de Mariela, no?. Te gusta curiosear—Por un instante vio a la distancia, dónde Mariela de rodillas hacĆ­a disfrutar a HĆ©ctor—Porque no imitamos a esos dos…

 

El sujeto daba por hecho que la chica estaba caliente de espiar a aquellos dos en su privado sexo oral, podƭa darse que desfogase su ardor con Ʃl.

 

—Desgraciado! ni siquiera te conozco, y para que los sepas yo no soy como Mariela!

 

Luciana le empujó abriéndose paso, pero el joven la tomó de los brazos colocÔndola contra la pared.

 

—QuĆ© haces?, no me toques!

 

—Vamos, sólo dĆ©jate y todo irĆ” bien, lo disfrutarĆ”s.

 

—Voy a gritar si no me sueltas.

 

—Grita…si puedes…

 

Fue entonces cuando la besó a la fuerza, Luciana luchaba contra los labios del sujeto, pero lentamente su resistencia mermó y cedió al contacto labial.

 

El desconocido disfruto del ahora beso de lengua, la chica se iba a dejar hacer lo que quisiese, lo que quedó mĆ”s que claro cuando la mano derecha de  Luciana se ubicó en la nuca del varón, empujando ligeramente y aumentando la presión contra ella…AsĆ­ el contacto entre ambos fue mĆ”s intenso…el  beso parecĆ­a eterno.

 

Unos segundos despuĆ©s, la mano izquierda de Luciana le tocaba los genitales, El desconocido se sintió el hombre con mĆ”s suerte de la fiesta…


…Pero cambio de opinión cuando la mano femenina se cerró con fuerza alrededor de sus bolas.

 

Se escuchó un crujido.

 

El dolor en los testículos le instó a gritar, pero Luciana aplicó mÔs fuerza con su mano derecha, manteniendo su cabeza pegada a ella, en aquella trampa que era ese eterno beso.

 

El joven estaba desesperado, si bien en normalidad tendría claramente mÔs fuerza que una mujer, el apretón de pelotas le había dejado débil, no podía superar las fuerzas de una chica.

 

Luciana apretó con mĆ”s fuerzas, el desconocido hizo un sobre esfuerzo y alejó su cabeza y labios, pero la chica le remató por abajo…

 

…Tiró de sus testĆ­culos hacia arriba, con fuerza!, elevando unos centĆ­metros al atrevido.

 

El desconocido parecĆ­a suplicante y la chica por fin libero sus gónadas.  Enseguida las piernas del sujeto fallaron y terminó sentado en el suelo.

 

—Ja!, estĆŗpido, nunca me vuelvas a tocar!—Luciana pareció limpiarse el olor a pelotas de macho con su vestido, mientras con la otra mano se retiraba la saliva del varón.

 

Luciana se marchó con la frente el alto, el desconocido quedó en el suelo en posición fetal, ni siquiera tenía aliento para maldecir a la que lastimó sus huevas.

 

 

 

Tiempo después Valentina es llamada al centro del salón, también solicitan a Héctor. Ambos aparecen sin contar a su pareja lo sucedido. Mariela también retorna al salón y Luciana (desde antes ya en el sitio) de inmediato pide le cuente lo sucedido.

 

—El plan fue exitoso, amiga? —FingĆ­a total desconocimiento.

 

Mariela simplemente sonríe, Luciana desvía la mirada al alcanzar a ver algo de semen en los brackets de su amiga. Al parecer el aseo del baño, se limitó sólo a su rostro.

 

—Eso es asqueroso, Mariela!

 

La pareja de moda Valentina/HƩctor, es premiada como la reina y rey del semestre, algo nada mƔs que anticipado. Se les toman fotos sin fin a los atractivos novios.

 

Cerca del final de la fiesta, Valentina se separa del fuerte brazo de su pareja. Es cuando al parecer por iniciativa propia, Luciana se le acerca por la espalda y en voz baja le dice al oĆ­do:

 

—Dónde estaba HĆ©ctor?, parece que en esta fiesta el pito de tu novio estuvo en la boca equivocada. CuĆ­dalo mĆ”s de cerca, querida.

 

Valentina se sorprendió ante lo que escuchó. Volteó a ver a la “informante”, pero habĆ­a desaparecido.

 

 

FIN.

 

 

***

 

 

Parte de la trama continuarĆ” en el relato: EL RETO DE VALENTINA.

 

 

 

 

 

 

 

 

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